miprimita.com

La puta de Johana y el asador del amo Andrés 1

en Dominación

Parte uno.

Los clientes.

Soy Andrés, tengo 40 años de edad; soy un hombre muy fino y dedicado a los negocios,…casi siempre visto de apariencia austera; pero no pueden dudar de mi buen gusto en el atuendo que uso todos los días, soy como todo un caballero, me encanta andar a la moda.

Hoy me vine a la ciudad para cerrar un trato; hace tiempo un viejo amigo me recomendó un lugar secreto, pero a la vez muy atestado aquí en la ciudad, por hombres de negocios, como Yo.

Coexistimos como fieras salvajes, los hombres de mi club, pero todos somos hombres de abolengo, muy finos empresarios, y casi siempre camaradas, como el comprador elegante que te sabe lo mismo de bebidas caras y exóticas, que de finanzas empresariales de alto vuelo, el que sabe lo que quiere y no paga por tenerlo,… lo arrebata, ja, ja, bueno a veces lo pagamos pero casi siempre bastante tarde, usualmente siempre nos dan crédito… je, je; a, sí… soy lo que estás pensando, un cabron, un sinvergüenza, pero no soy un ladrón.

Todos nosotros pertenecemos a un club muy distinguido, muy especial, de gente honesta, gente bien, je, je; por eso a veces cuando nos avisan que hay alguna buena oferta de carne joven y fresca como hoy, no dudamos en tomarla, esto es como el viernes de plaza; ja,ja; por algo somos hombres de negocios, si las hembras se exhiben en paños minúsculos para ser usadas, porque no comprarlas; no nos regalaron esta posición; quizás nos digan abusivos, o malnacidos, je, je; o unos desgraciados,  pero por lo que voy a platicarles, no pueden decir que a todos los hombres no les encantaría poder clavarse a diario a una vieja distinta, sí; es verdad, todos nosotros tenemos a nuestras esposas y familias, incluso yo, que tengo en la cama a una rubia sensual de familia adinerada de piel muy blanca, unas tetas preciosas, y un pelo rubio de mechones cenizos de cara angelical, nada vulgar y unas nalgas frondosas y pecosas espectaculares, y que además nunca dejo que salga sin mí a la calle, a ningún lugar, la tengo prácticamente presa como una reyna en una jaula de lujo, sola, ansiosa esperando a un cabron para revolcarla durante toda la noche, mientras yo me cojo a otras viejas, en cambio ella siempre está esperándome todas las noches en finas lencerías rosas, casi siempre baby dolls o teddys, y sin calzones, como le he ordenado como su marido que soy desde la primera noche en que nos casamos; y le ordene firmemente lo que podía usar y lo que no podía usar en mi presencia, cuando yo estoy en la casa ella no puede usar calzones por si me apetece cogérmela a cualquier hora, hasta la fecha o me obedece o le pego una cachetada en su carita de alteza mimada, o incluso le escupo en la cara, ella sumisa acepta y se va caminando sensualmente a la cama moviendo sus finas y desnudas nalgotas.

Ella es 20 años menor que yo, y cuando nos casamos le hice creer a la mama que yo era muy rico para que no vacilara en dármela como mujer, la pendeja de inmediato acepto como buena zorra vieja, y a los tres meses nos casamos, todavía recuerdo esa noche en que la hice mi mujer, yo de 40 años y ella apenas una chica putita de 20, era toda una salvajada, la forma en que me la cogí durante horas y todo un fin de semana entero, ya recuerdo…me la cogí en todas las posiciones posibles, las más humillantes, y le deje las nalgas como tomate de rojas, hasta que terminaba en orgasmos deliciosos a base de firmes y sonoras nalgadas, mientras sus tetas aplaudían

cada embiste furioso, gimiendo como loca, aullando y gritando de placer, para deleite de los demás hombres en las recamaras contiguas del motel donde la lleve cual toda puta, toda la noche la nalguee a placer y la monte a pelo, le hice unos chupetones de escándalo, es una delicia morderle las nalgas blancas a una mujer, y mejor aún morderles sus chichis, hasta que no puedan más, eso les encanta.

Algo que a mí me fascina de las mujeres cuando me las cojo, son dos cosas, lo pendejas que se ven de patitas paradas en mis hombros, descalzas o sin zapatillas puestas;  y como al compás de la cogida mueven sus patitas y sus piernitas a los lados como viles animales, o como se ven acostadas boca abajo alzando sus nalgas bien buenas, sometidas en cuatro patas levantando el culo en pompa casi en mi cara, y las nalgas totalmente expuestas, exhibiendo el orto y la panocha por detrás; rendidas ante los hombres, como bajan su cabeza y aceptan sumisas se penetradas al capricho de su macho.

Pero aparte de tenerla a ella, en mi cama sometida y esperando a que llegue y me la folle; de vez en vez, a nosotros los hombres nos encanta también el ardor de la aventura y escapamos un poco de la rutina usual, gozar de la vida, esas pequeñas cosas lujosas en color carne de hembra, que solamente nos podemos dar unos cuantos…

Aquí, en este club en especial al cual hoy asisto, nos hemos dedicado a la importación de carne extranjera, así que hemos puesto unos cuantos clubs de desnudistas, de putas vulgares. Las chicas podrían estar siempre guardadas, pero bueno a las más buenas las tienen regadas por toda la ciudad, para ver si recogen algún cliente y llevarlo a nuestro club, eso sí a la zona popular.

A diario reclutamos hembras de todos los lugares que os podéis imaginar, la mayoría, son chicas putisimas que están en esto por placer, y al llegar a nosotros las enviciamos de lo rico a base de sexo y dulces tonterías, hasta que están hasta las manitas por nosotros, para después abusar de ellas sistemáticamente, y cuando la puta ya está grande o madura la vendemos alguna familia adinerada para que sirva como servidumbre o incluso la canalizamos a algún bar de mala paga.

Antes que ser reclutadas por nosotros, estas putas desde muy jóvenes ya han probado el encanto de una verga entre las piernas, y son ganado de exportación de sus respectivos países, y muchas veces ya no pueden vivir sin sexo, les encanta la polla endurecida entre la cuevita de sus chochas hermosas y bien depiladitas, o incluso que hoy día la mayor parte de las putas ya se han hecho adictas a que se las enculen por el orto sin piedad, hacen como que lloriquean entre gemidos lastimeros, lo mismo da si son jovencitas, hembras infieles, que mujeres casadas o putas de crianza.

Aquí abundan las mujeres de todo tipo, las hay putas desde chicas o golfas que han sido violadas por sus padrastros, o inclusive por falsos enamorados, y que las han hecho sus putas, que les prometieron una vida de lujo en el extranjero y terminaron seducidas y abandonadas.