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La entrevista de Trabajo.

en Sexo con maduros

Hola mi nombre es Tania, tengo 18 añitos, hace poco entre a trabajar a mi primer empleo; la verdad es que no tengo ninguna experiencia pero después de llevar mi currículo a una empresa muy grande de construcción que trabaja para varios gobiernos, casi de inmediato me llamaron por teléfono:

-Quiero hablar con la señorita Tania Uscanga.

-¿Señorita Tania Uscanga?

-A si es.

-Mire usted solicito el puesto para secretaria de presidencia, sin embargo veo que su experiencia es algo limitada, seguramente tendrá usted alguna experiencia señorita, Tania.

-No, no tengo experiencia.

-Además, veo que es usted muy joven, recién acaba de cumplir 18 años la semana pasada.

-Si así es.

-Mire, el Señor Raymundo, está muy interesado en verle, al parecer quiere darle una oportunidad, preséntese mañana viernes a las 21 hrs.

-Pero a esas partes de la ciudad ya es muy tarde, ya no encontrare abierto el tren subterráneo de regreso.

-No se preocupe señorita, seguramente eso se lo soluciona El Sr. Raymundo., Ja, Ja.

Se rio, la muy perra, no sé de qué.

Sin pensarlo Dos veces, me desnude y me metí a la ducha, acaricie mi piel lentamente, usando mucho shampoo, les platico como soy, soy chaparrita 1,69 de estatura, de senos tengo unos 80 cm., de cintura unos 61 cm. y de nalgas tengo 99 cm., si estoy nalgona y bastante piernuda, definitivamente siempre uso tangas, o culottes de encajes, pues es más cómodo y me veo más sexy.

Mi piel es muy blanca, tengo el cabello muy negro y largo hasta media espalda, medio ondulado; mis tetas están coronadas por un par de pezones rosaditos, y con el pezón muy ancho, la verdad ya estaba muy caliente pensando en que iba a hacerme Raymundo a cambio del empleo; y mis pezones se empitonaban al menor roce del agua, mis manos ansiosas tocaban mi delicada piel completamente depilada, y se posaban en mi entrepierna, metiendo medio dedito en mi joven puchita, casi tengo un orgasmo pensando en las cosas que un hombre maduro podría darme a parte del trabajo, las gotitas de agua tocaban mi piel de durazno y resbalaban coquetas por las sinuosas curvas de mis nalgotas, mulléndose en mis posaderas que parecían, un par de almohadas.

Al salir de la ducha, descalza, decidí maquillarme así desnuda como estaba, y me dirigí al tocador, saque toda mi colección de pinturitas, y decidí maquillarme en tonos muy cargados, quede pareciendo una golfita, me puse una base muy clara, y finalmente me pinte de un rojo intenso la boca, y muy vulgarmente me dispuse a aplicar un gloss en los labios.

Me aplique pestañas postizas, y arregle mis manos, decorando mis uñas con pinturitas de florecitas, muy vulgar.

Me puse una tanguita roja muy linda que ajustaba perfecto entre mis nalgotas y me puse un bra de esos que levantan las tetas en lo alto y las juntan, como si se tratara de exhibir un par de frutas frescas al mejor postor.

Me coloque una loción de puta barata a propósito, pues sé que eso enloquece a los hombres, mi conchita está casi depilada, solo le deje una rayita en medio muy sexy, en forma de triangulito hacia abajo, como señalando la entrada a las vergas, del hombre en turno.

Encima de mi conjunto rojo de lencería, me coloque una mini faldita rosada a medio vuelo que alcanzaba a cubrir mis pompas, con el propósito de que se me vieran las nalgas al menor movimiento.

Y me puse un top rosado medio transparente que dejaba ver mis senos atrapados por ese brasiere tan obsceno.

Arregle mi pelo dejándolo medio ondulado, reposando sobre mis hombros, y decidí no usar medias, pues así mis piernas tan bien torneadas y gorditas; sabía que hacían enloquecer a los machos, me decante por usar unas zapatillas rojas altísimas con unos tacones de aguja de unos diez cm.

Me vi en el espejo y este me devolvía la imagen de una nena encantadora de ojos grises, cabello negro a media espalda, y una pinta de prostitutita vulgar de 18 años recién cumplidos, voy a ser el delirio del Sr. Raymundo, pensé.

Para llegar a la empresa tuve que subirme al tren subterráneo que a esas instancias del reloj iba atestado de hombres, sobra decir que me fueron repegando sus vergas en las nalgas todo el tiempo, y casi todos apestaban a sudor de hombre, pero no puedo decir que no me excitaba bastante la idea de ir siendo toqueteada, por todas partes, hasta un cabron se atrevió a darme una nalgada, y yo solita me hacia la disimulada, sin embargo en una parada un cabron se agarró duro de mis caderas y aprovechando el tumulto del tren se afianzo fuerte con su verga entre mis nalgas; yo podía sentir como la vergota de ese extraño iba creciendo entre mis nalgotas, y las restregaba con fuerza hasta, que de pronto sentí como ese potente falo endemoniado, se froto tan fuerte en mi nalgatorio, que se rompió mi minifalda, sintiendo en mi desnudez el falo de ese varón desconocido, al tiempo que ese extraño jinete se venía con gran abundancia esparciendo su semilla en todas mis nalgas, y mis piernas, provocándome un escalofrió, que rápidamente recorría todo mi juvenil cuerpo.

Cuando alcance a moverme pude darme cuenta que tenía todas las nalgas empapadas de su semen, y olía a semen fresco; sin embargo cuando voltee, el extraño ya se había ido.

Como diablos termine así pensé; como permití que esto pasara, tengo que llegar a la empresa; cuando por fin llegue, vi el reloj; exactamente las 21 hrs.

Subí al piso de la presidencia, y aunque prefiero usar las escaleras, esta vez tuve que usar el ascensor, pues tenía prisa.

Por atrás, la mini dejaba ver parte de mis nalgas con semen fresco y la tanga de encajes roja que llevaba, finalmente toque la puerta del Sr. Raymundo.

Estoy aquí,

Alcance a decir con la voz más

femenina y coqueta que pude.

El Sr. Raymundo estaba de espaldas sentado en una silla finísima de especial e incógnita fabricación, entre dos pedestales, y el respaldo a rayas horizontales, la mejor de todas las sillas supuse, él debe ser el más rico de la región pensé; incluso algo leí acerca de su familia en los periódicos.

Estaba un poco nerviosa.

El hombre sin voltear a verme me dijo.

Hola Tania tengo meses siguiéndote por Internet

-¿Cómo?

Cállate puta.

Yo te conozco bien, Tania; conozco tus novios incluso he visto las fotos de tus noviecitos donde te están cogiendo, los cabrones te han estado tomando fotos y videos mientras te cogen y a ti te gusta, ¿no es así?

….este, sí.

-¿Quieres este trabajo?, la paga que te daré es excelente andarás presumiendo putita.

-Si Sr.

-Desnúdate puta

-Las piernas me temblaban su voz era tan varonil que tan solo de imaginar lo que allí pasaría me encharcaba la vagina.

De inmediato me desnude por completo, y descalza camine hacia él; mi juvenil cuerpo de 18 años avanzo hacia el despacito, mis nalgas turgentes de piel suave, y tierna y casi sin usar, vibraban con mis caderas bamboleándose promiscuas, mis senos libres parecían aplaudir mi ferviente y sumisa entrega a lo que sería mi destino.

-¿Qué haces puta?

-Híncate, y a gatas, como una gatita en celo

Me pareció bastante humillante pero si eso tenía que hacer para ganar su aprobación, lo haría,

Me hinque, puse mi rostro pegado al piso de mármol finísimo, y flexione mi cintura arqueando mis caderas, lo más que pude, dejando mis hermosas bolas de carne blanca fresca hacia arriba, con la hendidura de mi panocha rebosante y depilada mostrando con mis piernas unas formas de beba inquietante e ingenua, que enloquecerían a cualquier hombre.

Ahora encontraras una venda en el piso, tómala.

Que venda, alcance a decir

-Si puta ahí está una venda; póntela en los ojos, no veas, lo que voy a hacerte.

Atarantada me coloque una venda en los ojos, y espere resignada.

De pronto, sentí sus manos fuertes afianzarse en mis caderas y sin ningún preámbulo, lentamente sentí como una cabeza enorme rosaba mis pompis como queriendo abrirse paso.

Sus manos parecían las de un pulpo, pues podía jurar que las sentía tocándome por todo mi cuerpo, mi espalda, mis senos, formando remolinos en mis pezones, su voz era fuerte y me susurraba al oído toda clase de obscenidades, de pronto con sus manos levanto mis nalgas en vilo, y pude sentir como su pene gigantesco se habría paso en mi vagina de hembra, comenzando un mete y saca delirante con muchísima rapidez, sus manotas golpeaban sin piedad mis nalgas, que indefensas se bamboleaban en el aire, su voz elegante y varonil representaba la voz de un hombre de más de sesenta años; que me gritaba toda clase de obscenidades, como puta, golfa, serás mi cerda; y me escupía saliva caliente sobre mi pelo, mis nalgas continuaban recibiendo sus azotes de sus manos sin parar, en mis tan castigadas nalgas.

Con fuerza insospechada mi maduro y extraño amante, me estaba penetrando como ninguno de mis noviecitos lo había hecho antes, más aun el tener la venda en los ojos provocaba un calor en mi vagina cada vez que su falo entraba potente, una y otra vez mi panocha era colonizada por mi extraño amante y estrenaba mi tierna panochita.

Yo perdí la noción del tiempo y al tiempo que sentía como su verga se alternaba entre mi vagina y mi culo provocando un hueco y otro hueco, mi ano lo sentía totalmente abierto.

Mi Varonil Amante se enterró con fuerza en mi vagina, juro que su verga es tan grande que sentí como tocaba mi útero por dentro; y de un momento a otro el viejo cabron, se empezó a venirse dentro de mí vagina, y en todo mi cuerpo de una chica de tan solo 18 años, mojando mis nalgas con su néctar divino, a chorros interminables de esperma hirviendo que me parecía eterno, provocándome un orgasmo delirante en una fiesta de gemidos eternos.

Ay, ya papi, ay yaaaaaaa; En medio de una lluvia de gemidos y nalgazos en el vientre de ese cabron, y en medio de los azotes que recibían mis nalgotas, estaba escuchando con voz grave:

-Listo, ya estas contratada Tania.

-Serás mi asistente personal.

Pd.-Espero les haya gustado.