miprimita.com

El emputecimiento de Shauna

en Dominación

Hola, soy Shauna, soy una pobre chica de 19 años; se puede decir que soy una mujer quebrada, hace un año mi papi murió; y en casa las cosas cambiaron demasiado, al estar mi padre ausente.

Yo estaba acostumbrada a gastar como niña mimada y usar ropa de marca, pero a raíz  de lo de mi papi, mi vida cambio; el solo me dejo puras deudas, y en su testamento,  al parecer un viejo gimnasio que era lo único que le quedaba.

Intente buscar trabajo, pero no conseguía nada, que creyera yo merecer, así que me quede desempleada mucho tiempo, hasta que conocí a Gerardo y a su compañero de trabajo Orrantia.

Como ya les dije apenas cumplí 19 años y, bueno tengo un tipo de nena fina y muy elegante, soy muy linda, rubia, de piel muy blanca y figura estilizada, aunque la naturaleza me doto con un par de chichis que rondan los 90 cm, y unas nalgas rotundas que pasan los 100 cm. fácilmente; por lo que a veces me dicen piropos, muy pesados, en la calle; sobre todo cuando ando caminando sola, contrario a lo que pudieran pensar, a pesar de mi situación he podido conservar la elegancia y los modales de toda una dama, o una aspirante a reyna como mi padre me decía.

Aun me visto con lencería de marca, principalmente uso tangas ya que por el tamaño de mis nalgas, es la prenda más cómoda que puedo usar, también uso brasieres blancos con mucho encaje, y de esos que levantan y muestran los senos entre el escote, como ofreciéndolos.

Contrario a muchas mujeres que conozco, a mí no me gusta usar pantalones de mezclilla, y uso solamente, minifaldas muy chiquitas o vestiditos completos arriba de la rodilla, ya que me agrada verme muy femenina.

Debido a mi situación que les platicaba, decidí por fin asistir al gimnasio que me había dejado mi papa; sobre todo para ver en qué condiciones estaba.

Esa mañana me bañe muy bien ya que quería dar una excelente impresión en el gimnasio, y lave muy bien mis partes íntimas a conciencia, incluso metí un dedito en mi ano, con mucho jabón, y repase mi depilado; me puse un conjunto de lencería, de brasiere y tanga rosas, con muchos encajes, y olancitos en las pompas.

No pude evitar verme en el espejo, y este me devolvía la imagen de una nena hermosa, de apenas 19 años, pero ya convertida en toda una mujer.

Me maquille en tonos de leopardo, y acomplete mi ajuar, con un chiquivestido rosa muy fino, y muy pegado abajito de las pompas, me puse unas zapatillas de plataforma de esas que están de moda, y deje mi cabello rubio completamente suelto, sobre mis hombros, y mi espalda.

No era mi intención verme provocativa, sino solamente verme muy bien arreglada aunque después no estuve muy segura de la decisión tomada.

Tuve que llegar al gimnasio caminando entre calles poco transitadas, ya que al buscar la dirección, vi que estaba prácticamente en las afueras de la ciudad.

Cuando por fin llegue, vi que se trataba de un lugar maloliente y muy viejo, adentro había puros tipos feos, y por la facha se veía que no tenían ni en que caerse muertos, todos los aparatos estaban muy viejos, y de inmediato comprendí que ese sitio no dejaba ganancias.

Los hombres se me quedaban viendo a mi cuerpo, con ojos de deseo, desnudándome con la mirada, incluso por un momento trate de salir corriendo de allí, pero al voltearme me encontré con una chica; si una chica como yo, o al menos eso parecía; aunque bastante fea y desarreglada, su nombre después me dijo era Carla.

-Hola ¿qué haces, le pregunte?

-Que no ves, les llevo agua fría, a los que están por allá, mira, entrenando.

Voltee de inmediato y pude ver a un par de Hombres como de treintaitantos años, completamente bañados en sudor y con unos cuerpos enormemente musculosos, los dos eran morenos y debían medir más de 1,90 de estatura.

-¿Qué te pasa?, qué ¿te gustaron?, ja, ja; rio la muchacha.

-No es que, cuando voltee a ver, la muchacha se había ido, y al regresar la mirada vi nerviosa como un tipo de ellos se acercaba a mí con decisión, solo vestía un short pequeño con tenis y arriba una camisetita de tirantes que no le tapaban nada.

Yo me sentía chiquita con mi 1,60 cm. de estatura, y ese hombrón acercándose a mí, con tanta seguridad.

Todos sus músculos se veían impresionantemente grandes y sus venas se marcaban saltadas, empapado en sudor.

-¿Tú debes ser Shauna verdad?

-Si musite quedito.

-Tenía tiempo que te esperábamos, después de lo de tu papa, mira yo soy Gerardo, y ese de allá le decimos Orrantia.

Dijo señalando a su amigo, el otro físico culturista, al tiempo que sin ningún disimulo comenzó a verme de arriba abajo todo mi exuberante cuerpo.

-Hueles delicioso Reyna.

-Gracias, le conteste risueña.

Yo no pude evitarlo, y termine viéndole la entre pierna como se le marcaba su verga.

-creo que se dio cuenta.

-¿Y aquí trabajan? pregunte tontamente melosa, claro princesa, pero desde que tu padre no esta este lugar es un caos, ah por cierto veo que ya conociste a Carla,

-Si le dije,

-Creo que ella debería ser la gerente de aquí, por lo menos creo que ella es la única que tiene cerebro en este lugar.

-Perdón no quise decir…

-No te preocupes princesa, ya entendí dijo al tiempo que el famoso Orrantia se acercaba a mi cuerpo.

Las piernas me comenzaron a temblar.

-Mira Orrantia ¿qué te parece si le damos un tour a esta muchacha?

-Claro camarada, y ambos rieron comenzando a caminar hacia un cuarto lejano.

-Ven preciosa, dijo Gerardo, jalándome de la manita, casi me caigo con mis zapatillas de plataforma.

-No quiero que te vayas a perder, y rio nuevamente.

Cuando llegamos solo vi un cuarto obscuro,

-espera, espera preciosa deja prenderte la luz, mira.

Y lo único que vi fue un cuarto de baño, al parecer para hombres por los mijitorios, al tiempo que de manera brusca y acelerada, el cabron de Gerardo me pegaba una sonora, nalgada

-Mira nada más pinché vieja que culona estas.

¡Pero qué te pasa! apenas alcance a protestar cuando de inmediato Orrantia se acercó a mi boca y la tapo  con salvajismo y aires de grandeza,

-Mira putona aquí las cosas se van a hacer como nosotros digamos ¿entiendes?

-¡No!!! Alcance a gritar y el cabron me pego un manazo en la boca

-Cállate con una chingada.

-No eres más que una puta como todas las demás.

-Que ¿te creías una princesa de verdad, con esa ropita de marca?

Y Gerardo por la parte de atrás comenzaba a levantar mi falda quedando a su mirada mis predicadas nalgas expuestas, y viendo que solamente usaba una tanga.

-¡Vamos pendeja de rodillas!, grito Gerardo

No sabía que hacer, estaba completamente asustada y me imagine que esos dos iban a violarme me resistiera o no.

Sus cuerpos eran fuertotes y yo apenas si llegaba a 1,60 de estatura y soy una mujer pensé,

¿Qué puedo hacer?,

-Y zas Orrantia me pego una nalgada

-Ayhhhhhhhhhhhhhh cabron, chille.

Y otra nalgada me golpeo en mi pompa derecha.

-Al suelo y de rodillas

-Anda, mientras Orrantia masajeaba mis nalgas desnudas y me tenía bien fajada contra su verga sudorosa.

-no, papi. Le decía a Gerardo.

-Al suelo y de rodillas

No tuve más remedio que ponerme de rodillas ante él; mientras entre esos dos brutos me despojaban a tirones de mis pocas ropas que llevaba, en medio de burlas y escupitajos que caían exactamente encima de mi cara, y del resto de mi cuerpo.

-Parecían dos bestias en celo, pensé.

-¡Pero es que son unos brutos! les grite avergonzada.

-Háganmelo con amor, por favor.

-Ja,ja,ja,ja,ja.claro que es con amor mi reyna.

-Ja, ja, siguieron riéndose a carcajadas, mientras terminaban de quitarme el brasiere y la tanga dejándome completamente encuerada a su merced.

Ellos también pude ver como se desnudaban y lo que tenía frente a mi eran dos obras maestras, de anatomía humana,

Sus cuerpos perfectamente esculpidos, como si fueran parte de una efigie epicúrea, retrataban el hedonismo de la más perfecta sensualidad decadente hermosa de mis sueños más eróticos de fantasía jamás revelados; que siempre había tenido, y ellos los superaban.

-Qué te pasa pinche zorra ¿te gusta lo que ves?

Dijo  Orrantia mientras terminaba por quitarse los bóxer y dejaba al descubierto una preciosa polla de cerca los 20 cm de largo, y muy gruesa, su compañero también ya se había desnudado y su polla no se quedaba atrás en medidas, eran prácticamente igual de grandotas y gruesas.

-No por favor ¿qué van a hacerme?

-Vamos a cogerte mamita, mira si serás pendeja con una chingada, carajo; y después creo vamos a divertirnos bastante tiempo contigo, ya que veo que eres muy modosita, dijo Gerardo.

-Ja, ja; rieron juntos los cabrones

-Si yo creo que te vamos a nombrar reyna del gimnasio dijo Gerardo

-¿porque no? dijo el otro cabron de Orrantia,

-¿te gustaría princesa?

Apenas no sabía que decir cuando uno de ellos me jalo de los cabellos y me repitió con voz sádica

- incada puta, incada, y las manitas atrás, así me gustas más, y saca esas pinches nalgotas que Dios te dio, vamos.

-A ver te vamos a dar tu comidita,  abre la boca, a ver haz a,aaa,aaaa, ja,ja, reía Orrantia.

Sin poderlo evitar con mis ropas desgarradas junto a mí, abrí mi boquita y comencé a mamar la verga de Orrantia que me la dejo ir hasta el fondo de mi boca, con mucho gusto, como si la vida se me fuera en ello, ya que no quería hacer enojar a esos dos hombrones.

Y poco a poco comencé a disfrutar, de ese sabor a macho.

-Mira si será  buena la putota, ya le gustó la idea de ser nombrada reyna, igual y hacemos un calendario, ja, ja, ja, ja, ja, y de nuevo muchas risotadas se dispararon como tocadas en ese viejo lugar.

Mientras yo hacía lo mío y le dedicaba unas mamadas deliciosas y muy amorosas a esa verga tan preciosa que tenía entre mis labios.

Después de unos minutos de estarme nalgueando a placer, y darme a mamar de uno a otro sus vergas y sus guevos peludos, le dije a Gerardo con la boca llena de la polla de Orrantia:

-Jamás, pensé que esto terminaría así,

-No seas mal educada pendeja no debes hablar con la boca llena y de nuevo se reían a carcajadas de mí.

-¡Sigue mamando culona!, me decían mientras iban escupiendo sin piedad sobre mi cara.

Mientras seguía mamando, completamente desnuda, humillada con la cara llena de escupitajos y totalmente sudada, entre gemidos y sonidos guturales que lanzaba mi garganta a horcajadas, mirando directamente a los ojos a Orrantia, como el me lo había ordenado so pena de cachetearme fuertemente ahí mismo si no lo hacía y con la boca llena de su polla.

Le pedía a Gerardo que ya me dejaran ir.

-Cállate pinche puta y sigue mamando a mi compa Orrantia.

Dijo Gerardo al tiempo que con mi propio celular que ya había sacado de mi bolsita, tomaba fotos de mi rostro mamando verga y se la mandaba a todos mis conocidos y mis familiares, desde mi propio celular,

-quiero que vean que no eres tan santa.

-¡Dios mío! Grite, ¿Qué haces? Alcance a protestar entre sonidos guturales, pues la polla de Orrantia me llenaba toda la boca y me provocaba vulgares, arcadas,

-¡Calla puta! y una serie de nalgadas escandalosas interminables cayeron sobre mí ya mancillado cuerpo, sin cesar.

-Ay,…ay,…ay,… ay, …ay; gritaba una y otra vez cada que las manotas grandes, fuertes y callosas, de esos brutos se estrellaban contra mis voluptuosas carnes blancas tan delicadas como las de una rosa.

Y mi cuerpo era sostenido solo por la verga en alto del hermoso Orrantia.

Mientras mis nalgotas recibían ese delicioso castigo mi boca y mis manitas se agarraban con acurrucos amorosos, a las piernas peludas de Orrantia y mi carita se la restregaba en su verga y sus peludas y malolientes bolas, una y otra vez como minina buscando amorosa su calor.

Con el rabillo del ojo y mordiéndome los labios como gatita sexy miraba extasiada los movimientos de mi verdugo.

Gerardo se dirigió a las regaderas, y abrió la llave del agua hirviendo, y dejo completamente cerrada la fría.

Mi cuerpo comenzó a temblar.

-Ahora vas a ver lo que es ser una puta de verdad, pinche zorra.

Dijo Gerardo, mientras me jalaba bruscamente, llevándome a gatas así como estaba  completamente encuerada hacia  las regaderas del vestuario de los hombres, mis chichis se movían vulgarmente como si fueran ubres, y mis nalgas temblaban a cada caderazo.

-No cabron ¿qué vas a hacerme?

Llegue a gatas hasta las regaderas.

El agua hirviendo de las regaderas  la habían colocado estratégicamente mis dos verracos, para que solamente yo recibiera el agua hirviendo sobre mis nalgotas blancas de forma directa, y ellos permanecieran fuera del  agua hirviendo,

-Ven acá preciosa y me colocaron con las manos abiertas agarrándome de los tubos sin cortina que separaban los cubículos, y me obligaron a ponerme de puntitas, con las piernas abiertas, finalmente me dijeron que me inclinara con la cabeza hacia abajo y parara mis nalgas, lo más que pudiera hacia atrás.

-Este ejercicio, fortalecerá tus piernas pendeja, y de nuevo se rieron a carcajadas de mí.

Al tiempo, que Gerardo jalo mi cabeza de los cabellos y tras gritarme que abriera la boca carraspeó profundamente y escupió dentro de mi boca, con abundancia y luego me beso como lamiendo mis labios y metiéndome la lengua hasta adentro.

-Trágatelo zorra, me ordeno,  yo con cara de fuchi termine tragándomelo todo.

Uno de ellos creo que fue Orrantia por su voz me seguía dando de nalgadas diciéndome que además de ponerme de puntitas sacara mi culo al máximo y arqueara mis caderas hacia arriba, para recibir verga.

El agua calientísima comenzaba a caer sobre mis nalgas, provocando que pegara grititos interminables, al sentir el agua hirviendo sobre mi culo, pues por momentos sentía que se me iban a escocer las pompas.

Pero no me dejaban moverme.

Gerardo a la vez era el hombre que tomo mi culo como de su posesión exclusiva, sometiéndome con una mano en la cintura y otro jalando mis mechones rubios, o bien propinándome sonoras nalgadas.

Apenas bajaba un poco las nalgas y otro manazo caía sobre mis húmedas y castigadas nalgas

-¡Toma puta!, zassssss,

Otra nalgada sobre mí ya enrojecido culo, y de nuevo volvía a parar las nalgotas blancas a todo lo que daba, mostrándole una vista esplendorosa de mi culo a mi atacante, que me veneraba como a una diosa.

¡Zassssss!, otra nalgada, al tiempo que su verga se posaba entre mis nalgas, justo en la entrada de mi ojete, y comenzaba a meterlo lentamente, pero sin detenerse, apenas sacaba el chupón de su cabezota de mi culo, y lo retiraba de mis intestinos solo para situarse justo donde mi culo trataba de oponer una inútil resistencia, y a el le gustaba jugar con eso unos segundos mientras escupía sobre mis refinadas nalgas, ahora tomadas por un vulgar empleado de mi propio gimnasio.

Jugaba con mi ano como parecía que se iba a cerrar y de nuevo lo apuntalaba con su cabezota; solamente para dejármela ir de golpe, de una sola vez, y provocar mis aullidos, mis gemidos, como una putita loca.

Al tiempo que agachaba mi delicado rostro y musitaba inútilmente.

-despacito, amor.

- Zassssss, Otra nalgada aún más fuerte.

No pude evitarlo y comencé a llorar como toda una nena

-Así me gusta puta que llores para que sepas que aquí mandamos los hombres.

Decía Gerardo mientras mis gemidos de mujer se confundían con mis gimoteos y chillidos,

-Chilla cerda, chilla, como la cerda que eres y otra nalgada me recordaba quien me estaba cogiendo.

Al mismo tiempo a base de nalgadas, mis dos machos me obligaban a permanecer de puntitas en el suelo de la regadera, y con mi colita bien parada.

Apenas cambiaba tantito mi posición para descansar y de inmediato sentía otra nalgada fuertísima sobre mi culo, obligándome a regresar a mi posturita de perra en celo, pero con las piernas bien paraditas en puntitas.

El cabron de Gerardo colocándose detrás mío me abría las nalgas blancas y sacaba toda su verga, admirando mi rosado ano bien abierto, solo para después de un solo golpe volver a metérmelo.

Gerardo me cogía brutalmente, dejándome ir hasta el fondo su vergota morena en mi adolorido y rosadito culo, provocándome lanzar un  grititos vertiginosos hasta que aullé en forma de gemidos, sin parar, en una mezcla de placer y dolor, llenando toda la habitación de lujuria.

El cabron de Orrantia solo veía lo que pasaba riéndose, y masturbándose, mientras el desgraciado de Gerardo, sin darme  tiempo a reponerme de la brutal acometida comenzaba un fuerte mete y saca, que me provocaba , gritos de placer, y de dolor al mismo tiempo, con un frenesí constante, interminable, inagotable; mis ojos comenzaron a llorar, sus manotas estaban perfectamente marcadas en mi culo de yegua blanca, y mi boca no la podía cerrar por tantos gemidos que lanzaba, cosa que aprovecho Orrantia para escupir en mi boca y después obligarme a tragarlo todo y me daba una cachetada, insultándome por ser tan puta.

-Ahora me toca  a mi dijo Orrantia quitando bruscamente a Gerardo de mi nalgatorio, y de inmediato me empalo con fuerza en mi depilada panocha provocando que me cayera  sobre la pared, pero de inmediato a base de nalgadas y tomándome de  la cintura por Orrantia volví a asumir la posturita de puta en la que estaba, volviendo a soportar el peso de la montura de carne que me follaba viva como a una cerda, sus pelos asquerosos rozaban mis hermosas nalgas que vibraban turgentemente a cada metida de polla, mientras de mi boca comenzó a salir un ineludible y lastimero gemido de rendición absoluta diciendo quiero más.

Orrantia no tuvo más compasión que Gerardo,  al contrario; se mostró mucho más macho que su compañero, propinándome, tantas nalgadas como jamás había recibido en la vida y probó varias veces mi chocho, pasando a mi culo y después me pedía que se la chupara y regresaba a mi culo para finalmente venirse abundantemente dentro de él.

Su compañero veía la escena y seguía dándome a mamar al mismo tiempo, viniéndose en un orgasmo feroz sobre mi cara, mi boca, y mis chichis.

Cuando pensé que terminaban, los cabrones, me dijeron

-¿lista para la segunda vuelta mamita?

Y de inmediato me volvió a penetrar Gerardo, ahora por la panochita, mis ojitos ya estaban llorando sin parar, y mis gemidos eran continuos e interminables, estaba completamente empapada, rendida a sus pies, finalmente cerraron el agua hirviendo y me dejaron colocarme como perra en el piso de las regaderas, realmente estaba yo agradecida de estar a cuatro patas, y que me estuvieran cogiendo asi, como a una perra, por mi culo y por mi depilada chocha.

-Como vez Orrantia se me hace que a esta puta nos la vamos a hacer un delicioso emparedado de carnita, blanca ja, ja rieron otra vez esos degenerados.

Mientras Gerardo se colocaba abajo de mí y me obligaba a montarlo por mi chochita mientras se dedicaba a chupar mis tetas y succionar mis pezones como bebe hambriento, y me tomaba con firmeza por la cintura quedando mi culo vulgarmente al aire,

-yo te la meteré por atrás princesa, me decía Orrantia y me clavo certeramente por las nalgas horadando mi culo sin ninguna delicadeza,

-Uich, cabron que me estas partiendo el culo ¡cabron!

Al tiempo que me musitaba en la orejita

-este es solo el comienzo princesa te vamos a emputecer hasta la saciedad.

-Con esta puta nos vamos a cobrar lo que su viejo nos hacía trabajar de más verdad tú

-Así es camarada.

-Pero ustedes… trabajaban aquí decía yo sollozando entre gemidos

-Así es puta, pero ahora seremos tus instructores, ja, ja,ja.; y tal vez tu trabajes para nosotros.

Después de cabalgarme durante más de 2 horas y cambiar de posición varias veces, se vinieron abundantemente dentro y  fuera de mí , dejándome bañada en leche, llenándome de mordidas el cuerpo y chupetones por todos lados, yo gritaba como una loca, de placer y de un gozo exquisito como nunca había experimentado.

-Esta putita va a trabajar para nosotros le dijo Gerardo a Orrantia.

Yo solamente los miraba extraviada.