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La hermana de mi novia

en Hetero: Primera vez

Desde luego no fue mi primera vez, porque ya tengo cierta experiencia. Yo perdí la virginidad antes de conocer a Laura, mi novia. Tampoco fue su primera vez, sino la de su hermana. Nuestra relación, que va camino de cuatro años, es muy estable y nos hemos sido fieles. Nunca nos hemos planteado hacer un intercambio ni nada parecido. Yo pensaba que nunca le sería infiel, y bueno... en cierta forma ha sido así.

Mi novia tiene veinticuatro años y es la hermana mayor de Natalia, que tiene dieciséis, catorce cuando perdió su virginidad. La conocía bien porque ellas se llevan estupendamente. Mi novia es guapa y está muy bien hecha. A Natalia le queda crecer un poco más pero se adivina ya que va a ser muy atractiva, más incluso que su hermana.

Laura me hablaba a propósito de ella en cierta ocasión que estábamos solos en el piso que habíamos alquilado, porque ya habíamos empezado a vivir juntos (espero que nos casemos pronto). Limpiábamos la cocina mientras me contaba que su hermana había encontrado novio y estaba muy contenta con él. Todo genial. Sin embargo tenía sus dudas porque el chico quería probar el sexo y ella no se decidía a tener su primera vez... Era éste un tema muy íntimo y no sabía bien qué opinar. Le dije que era absolutamente normal que tuviera miedo.

- Sí, pero yo recuerdo que mi primera vez fue un desastre. Estábamos completamente asustados los dos (era la primera vez para él también) y aquello salió de cualquier manera - me dijo Laura.

- Es normal. A mí me fue algo mejor porque ella al menos sabía qué hacer.

- Bueno, creo que mi hermana también debería probarlo con alguien más experimentado.

- Sí, ya, pero si quiere a su novio no puede dejarle por eso.

Mi novia vaciló un poco antes de responder:

- No sería necesario, es cuestión de que sólo lo hiciera una vez, sin dejar a su novio.

La verdad me sorprendió bastante esa opinión porque Laura es de las que valoran mucho la fidelidad; es un poco celosa, la verdad. Sin embargo, parecía considerar aquello muy importante.

- Pues nada, ahora sólo es cuestión de buscar un semental – bromeé yo.

A ella no le hizo gracia el comentario y me miró con mala cara antes de soltarme con toda seriedad:

- La verdad es que creo que tú serías el más adecuado.

Se me cayó uno de los vasos que estaba colocando. Mientras cogía todo nervioso la escoba para recoger los restos le dije que no estaba para esas bromas.

- Pero tú la has mirado muchas veces con interés... ¿O crees que no me daba cuenta? (en eso tenía razón)

- Ya está bien. No me vengas con celos.

- No son celos. Querría que lo hicieras tú. Se lo he propuesto y ella está conforme.

Era increíble. ¡Así que estaba hablando en serio y lo tenía ya todo previsto! Yo me negué. Su hermana ya he dicho que era una preciosidad, pero yo quería a mi novia y quería serle fiel. Además no me gustaba esa sensación de ser utilizado como un semental...

Sin embargo, el tema volvió a salir más veces y la última vez se puso realmente drástica. Me lanzó un ultimátum: o accedía a hacerle ese favor a su hermana o me dejaba. No creía que fuera a hacerlo pero estaba harto de este tema y acabé cediendo.

La noche convenida nos quedamos solos en casa su hermana y yo. Ella estaba muy nerviosa y yo muy irritado. No era un buen comienzo. Le pregunté si sabía lo que quería su hermana que hiciéramos. Me contestó que sí sin poder mirarme a los ojos. Fue una situación muy violenta cuando entramos al dormitorio y nos sentamos cada uno en un lado de la cama. Me sentía violento con aquel papel que me había tocado y se lo hacía sentir. No hice nada por tomar la iniciativa y me limité a esperar. Quizás era un poco cruel por mi parte pero es que no me gustaba tener que hacer aquello. Ella se me acercó y me pidió perdón, me dijo que si no le parecía guapa lo entendía y era mejor dejarlo correr...

- No, sí eres muy guapa – le dije con un poco de remordimiento.

Entonces fue ella la que tomó la iniciativa y empezó a desnudarse. Era un encanto desnuda. No tenía las curvas de mi novia pero sus pequeños pechos eran firmes y graciosos. Mi mal humor empezaba a desaparecer y en cambio ahora me interesaba mucho por su cuerpo. La acaricié y noté como temblaba. Parecía tan delicada... Yo no podía irritarme con ella y me desnudé también para meternos a la cama a continuación. Ya sólo pensaba en follar.

En la cama ella pasó su lengua por mis orejas para excitarme. Es algo que me encanta, seguro que se lo había dicho su hermana. Pero yo tenía más práctica con la lengua y la pasé por su cuello, sus hombros, sus pechos... La besé. Seguramente ya se habría besado con un chico pero no como lo hice yo, metiendo mi lengua para remover su boca. Le gustó y ahora notaba también la suya con la mía.

Entonces retiré la manta para que viese mi pene. Quería que viese lo que pensaba meter dentro de ella. Estaba ahora en todo su apogeo y noté su interés.

- ¿Qué? Nunca has visto uno así, ¿verdad?

Ella se limitó a rozarlo con la mano y le anime a que lo cogiese. Lo hizo... y acercó su boca a él.

- Pero, ¿qué haces? – le dije.

- Laura me ha dicho que te gusta mucho que te hagan esto...

Se llevó mi pene a su boca para hacerme una felación. Sí, es algo que he probado con Laura, disfrutando mucho con ello. Su hermana no tenía práctica y sólo me besaba la punta pero me encantaba.

Pero no había tiempo para jugar mucho con el pene ahora... La abrí bien de piernas y la monté para comenzar a penetrarla. Con toda delicadeza, pero no sin energía, la penetré y me vi recompensado con sus gemidos. Ninguna recompensa podía ser mejor que esos gemidos y ver su cara descompuesta. Noté que sus piernas temblaban de placer. Era feliz cuando acabé corriéndome dentro de ella. Disfrutó de verdad porque el gemido final debieron oírlo los vecinos. Ella me abrazó agradecida y encantada por lo que habíamos hecho.

- Ha sido genial... – me dijo cosas así antes de que nos quedáramos dormidos.

Al día siguiente ella no estaba. Se había ido bien temprano. En cambio estaba mi novia.

- ¿Qué tal todo ayer? Natalia me dijo que estuviste increíble. No esperaba menos de ti. Te has portado muy bien. Yo no tuve tanta suerte como ella mi primera vez.

Me fastidio un poco su tono de eres un buen semental.

- Eso sí. No se te ocurra repetir. – añadió con un tono más serio que no dejaba dudas.

Yo no pude repetir y durante una temporada no volví ver a Natalia. Laura me dijo que era mejor así, que no nos viéramos por un tiempo. Cuando volvimos a encontrarnos le pregunté, en un momento que estábamos a solas, qué opinaba de lo ocurrido. Ella me dijo que había sido muy bonito y que no podría olvidarlo pero que era mejor dejarlo estar. Me puse bastante triste con su respuesta. Supongo que tenía razón pero no me hubiera disgustado intentarlo...

FIN

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