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Con Cris

en Jovencit@s

Soy Sergio, médico, ginecólogo y amante de Marta, y de su hija Lu, y de las amigas de Lu, y de todas las que han aparecido. Hoy quiero contarle lo que pasó con Cris, una de las amigas de Lu.

Cuando Lu me contó que Cris quería probar conmigo, porque aunque llevaba un tiempo cogiendo con su novio nunca había sentido lo que su amiga le contó que era un orgasmo, yo le dije que a esa pendeja sólo me gustaría hacerle el culito, que era su mejor atributo.

Cris era una chica de 19 años más bien flaquita, con un hermoso rostro, tetas pequeñas, caderas bien marcadas, y un bello culito resaltado por los vaqueros que usaba siempre, morena y de pelo largo, sus ojos resaltaban de entre el conjunto. Y Lu insistía en que su amiga no era feliz con su novio y que quería aprender. Yo casi no daba más con Marta, la madre de ella, con Lu, con su amiga Sammy, y con Mónica, la novia del hijo de Marta. Las cogía a todas en los pocos días que estaba en Buenos Aires. Tomaba más viagra del recomendado, pero estas cosas no se me presentan muy seguido, y no era cuestión de dejar pasar las oportunidades.

Así que un día le dije a Lu que arreglara las cosas con Cris, volví a pedirle el departamento a mi amigo, y allí fuimos en esa tarde. Cris se apareció maquillada como una puta nochera, aunque eran las dos de la tarde, y con los jeans más ceñidos que le había visto. Lu la miraba y me decía ¿no está muy linda?, y yo le contestaba que siempre me había parecido una hermosa mujer. En el ascensor le planté un beso a Cris con toda mi lengua, respondió bien, con algo de sabiduría para su edad.

Ya en el lugar las desnudé a las dos, Cris traía un conjunto de ropa interior super sexy, se había preparado, un corpiño que le destacaba las tetitas, levantándolas, y una tanga mínima que se le metía en la raya del culo desapareciendo, y dejando ese culito como desnudo. Lu, que era sólo ayudante y partenaire, estaba como siempre. Me saqué mi ropa hasta quedar sólo en slip, mostrando mi erección total, las dos pendejas se acercaron a mi verga parada y la acariciaron sobre la delgada tela, me sacaron el slip y se quedaron contemplando el pedazo que se iban a comer. Le pedí a Lu que le enseñara a su amiga a mamar una pija; Cris ya lo había hecho con su novio, pero no le hallaba el gusto, Lu la fue aleccionando y entre las dos me hicieron una hermosa mamada, mi poronga cambiaba de boca, y cada una se esmeraba en hacerlo mejor.

Cris me contó de la experiencia con su novio, él la desvirgó en un pasillo, y la siguió cogiendo, siempre a escondidas, en cuanta oportunidad se les ofrecía, le hizo chupar su pija que a Cris no le gustó. Y el relato era el de siempre con las pendejas y sus novios, el mismo que oí tantas veces en mi consultorio: mocosos apurados que piensan sólo en ellos y no en su pareja, ¡pobres! Se pierden el placer de sentir un orgasmo de la mujer que tienen en ese momento.

Con la charla y mis caricias Cris ya estaba muy caliente. Lu la llevó al baño y le hizo la consabida enema, mientras yo ponía un filme XXX en la video, cuando regresaron nos tiramos los tres en la cama, y mientras Lu se apropió de mi pija en su boca, yo le chupaba la concha a Cris, mi lengua recorría los labios inferiores, hasta encontrar el botoncito del placer, iba y venía. Estaba tan caliente que le pedí a Lu que parara con su mamada porque iba a acabarle en la boca. Seguí con la concha de Cris hasta sentir su primer orgasmo, la mocosa se estremeció como si le hubieran dado corriente eléctrica. Tiempo después me confesó que había sido el primer orgasmo de su corta vida.

Pasé de su concha a su culo, lo besé, lo lamí, lo chupé como a la mejor golosina, era una golosina. Allí acudió Lu, experta asistente, con el imprescindible gel. Cris preguntó qué le iba a hacer. Le respondí que ella ya sabía, que la iba a coger por el culo. Miró mi verga y se estremeció. Me dijo que era muy grande, y le respondí que ella ya sabía las condiciones, que Lu le había contado todo, hasta el tamaño de mi pija, y que a Cris le quería estrenar el culo en primer lugar. Asintió y le unté el anito con gel y le metí primero un dedo y luego dos y tres. Miraba ese culito virgen y mi poronga se ensanchaba cada vez más caliente. Se la metí un poquito en la concha, y se la saqué antes de que acabara, la di vuelta, con la ayuda de Lu, la puse boca abajo, con una almohada bajo el vientre, su culito turgente se me ofrecía, se ofrendaba a mi verga ávida de carne joven. Con Lu le untamos el culito con gel, y le metimos los dedos para dilatarlo. En el momento adecuado le apoyé la punta de mi verga contra el anillito de su ano, Cris se asustó, pero ya era demasiado tarde. Empujé de a poco, con trabajo, ese culito virgen no era fácil de penetrar, y menos para una verga como la mía, algo más grande que lo normal, me decía que le dolía mucho, que se la sacara, Lu le hablaba al oído aconsejándole que aguantara, que era sólo al principio. Y la pendeja se la fue aguantando hasta tenerla toda adentro.

Lu estaba pasiva, yo gozaba con mi verga toda adentro de ese culo tan apretado, y con las manos, las dos, le estimulaba la concha y en especial el clítoris que se ofrecía a mis dedos como un botoncito duro y caliente. Estuve un largo rato bombeando en ese culo delicioso. Cris tuvo un par de orgasmos que sentí, y yo terminé con una acabada monumental dentro de ese culito que llené de mi leche. Luego de un rato sintiendo mi verga apretada por ese culo delicioso, se la saqué de a poco, Lu insistió en que las dos me la limpiaran a lengüetazos.

Ducha y whisky volvimos los tres a la cama, ahora Lu quería su parte, y Cris quería que se la pusiera en la concha, lástima que tengo una sola verga, les dije que tendría que ser por turno, y que sería primero Lu que no había recibido nada más que en la boca. La acosté boca arriba y le abrí las piernas, tanteé con un dedo y la encontré totalmente mojada, me coloqué en posición y se la metí entera de un golpe, la pendeja se arqueaba y acababa a cada momento, igual que la madre, la levantaba tomándola por el culito para pegarla más a mi verga, la concha de Lu siempre me resultó deliciosa, me apretaba la pija como una mano bien cerrada. Cris miraba arrodillada en la cama al lado nuestro, y se tocaba rítmicamente su concha, al mirarla a los ojos y ver su ansiedad me derramé dentro de la concha de Lu.

Debía esperar un tiempo para lograr otra erección, Cris me contaba su experiencia con el novio, el pibe la tenía mucho más chica que yo, además nunca se había preocupado por calentarla antes de cogerla, se la ponía en seco, y a pesar del escaso tamaño le hacía doler por falta de lubricación, me dijo que nunca la había cuidado como la cuidé yo, aún para hacerle el culo. Toda esa charla me fue calentando y mi verga recuperó su estado ideal, se la hice chupar un poco y me dispuse a regalarle el mejor polvo de su vida. Bajé hasta su concha y le estimulé el clítoris con la lengua hasta sentir su orgasmo, estaba empapada y yo sorbía todo el delicioso juguito. Fui subiendo y le apoyé la punta de la pija en su entradita, empecé a presionar, tenía la concha muy estrecha, me costaba meter mi instrumento, Cris se quejaba pero me decía que siguiera, gritaba que la quería toda adentro, yo seguía lentamente mientras le mordía suavemente los pezones. Mi verga entraba con un enorme placer para mí, y creo que para Cris también, sentía como si esa concha me succionara; cuando la tuve toda adentro me dejé estar un rato antes de comenzar a bombear furiosamente. Cris gemía de placer y gritaba - Qué lindo, qué bueno es tener tu pija adentro, es enorme y me encanta, dale lléname con tu leche -. No tardé en darle el gusto, luego me dijo que nunca había gozado tan salvajemente, que se había sentido llena de mi pija, que le gustaba que la cogiera por el culo o por la concha.

Y así fue el inicio con Cris.

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