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Otra versión

en Hetero: Primera vez

OTRA VERSIÓN

Mi relación erótica con Lu, la hija de mi amante, sigue viento en popa. La mocosa está creciendo y cargando un cuerpo de locura, más alta, con mejores muslos y el culo más grande.

Cogemos muy seguido cada vez que estoy en Buenos Aires. Y Lu se ha hecho mi cómplice y confidente, al punto que le he mostrado los relatos que publico en la web. Y adoptamos la sana costumbre de leer algo erótico para calentarnos antes de coger.

Así Lu conoce mucho de mi vida sexual, sabe que me he cogido a su tía y a su abuela. De sus hermanas no sabe nada aún, prefiero que se entere por un relato que contárselo personalmente. Y de las novias de su hermano, no sólo lo sabe sino que cree que Carlitos lo tiene merecido por boludo. También ignora la historia de su primo gay.

Cuando leyó el relato que la involucra en su primera vez se enojó por la descripción física que hago de ella. Hasta que le hice ver que era real, aunque iba mejorando cada día.

Quiero escribir un relato propio.

Sí mi amor? y sobre qué?

Contar lo que contaste vos de mi primera vez, pero desde mi punto de vista.

Escribilo, yo no te voy a ayudar en nada, tenés que hacerlo sola, cuidate de no repetir demasiado.

Se lanzó a escribir y en unos días me mostró su relato terminado. No se atrevió a registrase en la página, por lo que al relato lo envío yo con mi nick. Pero sepan los lectores que todo el crédito es de Marilú (Lu).

MI VERSIÓN DE "CON LA HIJA MENOR DE MI AMANTE" por Lu.

No les voy a contar lo que ya les ha contado Sergio. Pero deberán saber algunas cosas más de mí.

Desde que Sergio apareció en la vida de mi madre empezó a atraerme, tiene buena pinta, y el aplomo de los hombres mayores. Además mi madre cambió tanto con esa relación que supuse que su amante debía tener algo más de lo que se podía apreciar a simple vista.

Mi vieja estaba alegre, lo esperaba ansiosa; ya no sufría sus intensos dolores de cabeza; dormía bien, y hasta le mejoró el cutis.

Yo sentía bastante envidia, mi vida sexual no era precisamente brillante. Llevaba casi seis meses de novia con Javier y seguía siendo virgen contra mi voluntad. Al amparo de la liberalidad de mi madre pasaba horas en mi cuarto con mi novio, a puertas cerradas.

Tirados en mi cama nos besábamos y nos tocábamos enteros. Javier metía sus manos entre mis ropas y ningún rincón de mi cuerpo se privaba de sus caricias.

Me tocaba las tetas, el culo y la concha, con poca pericia, pero con mucha pasión.

Yo sobaba su pija que se le ponía muy dura y caliente.

Cogeme Javier por favor, estoy muy caliente.

No me animo Lu, ninguno de los dos lo ha hecho nunca. Tengo miedo de hacerte daño.

Este diálogo se reiteraba casi a diario en los dos últimos meses. Nos confesamos que ambos nos aliviábamos con soberbias pajas, sin animarnos a masturbarnos mutuamente, ni siquiera juntos. Pero mi calentura básica no disminuía nunca.

Lo que sucedió con Sergio no fue premeditado, creo que por ninguno de ambos. Él me atraía sin que yo lo hubiese advertido. Y las circunstancias se acumularon para provocar el desenlace que sobrevino.

Sergio en casa y mi madre de viaje.

Tres horas de franela con Javier en mi cuarto. Cuando se fue lo acompañé hasta la puerta.

Un filme terminaba en el televisor y me senté a ver ese final. Estaba vestida muy de entrecasa, con un short y un top, ambos muy breves, y descalza.

Le pedí que me convidara con lo que estaba bebiendo, nunca había probado el whisky y no me desagradó, era un tanto amargo pero se sentía cómo bajaba por mi garganta y luego subía hasta mi cara y mi cerebro, haciéndome más valiente y atrevida.

Él cambió la peli que había concluido y le pedí otra copa, ya había apurado la primera.

Era muy evidente que estaba alterada, él lo advirtió y me preguntó un par de veces qué me pasaba.

Había ido al baño, a la cocina y de vuelta me había sentado cerca de Sergio, en el mismo sofá.

Cuando insistió con la pregunta sobre qué era lo que me pasaba me largué a confiarle.

Es que soy virgen, y estoy muy triste por eso. Javier no se anima a desvirgarme, aunque nos matamos franeleando

Ay pequeña, Javi también debe ser virgen.

Él sí, pero vos no. Vos debés saber cómo se hace para estrenar a una mujer.

¿No estarás insinuando que querés que te coja?

Con suavidad y audacia pasé mi mano por su pierna.

¿Por qué no? ya soy una mujer, cumplí los diecinueve.

Pero es como si fueras mi hija.

Sabés bien que no soy tu hija. Vos cogés con mi mamá, eso es todo. Y además creo que se te está parando.

Me acerqué más a él; asombrada de mi desfachatez, era tal mi calentura que hubiese hecho cualquier disparate con tal de que me cogiera. Intentó alejarme y me pegué más.

Me abrazó y me besó en la boca, yo había ganado, me iba a coger con seguridad.

Nos abandonamos a nuestras caricias. Sus manos me recorrían. Desprendió mi soutien y se aferró a mis tetas, yo sabía que eran mi mayor atractivo, medianas pero bien formadas y firmes.

Mis manos no estaban inactivas, palpaban su pija sobre la ropa. Era mucho más grande que la de Javier.

Se abrió la bragueta y me dejó llegar hasta ese hermoso pedazo de carne que ya estaba a punto.

Me pidió que se la besara, y luego que la lamiera y la chupara.

Estaba experimentando tantas cosas nuevas, nunca me habían acariciado así, dando con los puntos exactos de mi deseo. Nunca me habían chupado las tetas de esa manera, lamiendo y mordisqueando mis pezones que se habían puesto duros.

Me di cuenta de mi acierto, Javier era un simple aprendiz al lado del hombre experto que se disponía a cogerme.

Me enseñó con paciencia cómo se chupaba una pija, y puse todo mi empeño en hacerlo bien.

Me llevó en brazos hasta la cama de mi madre. Se tendió a mi lado en calzoncillos y comenzó a quitar mi ropa.

Me tocaba la concha por sobre mi tanga, mi clítoris estaba a reventar de tan duro y caliente. Yo volaba de deseo.

Me sacó la tanga y me chupó la concha que estaba empapada de jugos. A Javier jamás se le había ocurrido hacerme esto que me daba tanto placer. Eran sensaciones inéditas, un placer incomparable, mil veces mayor al que sentía cuando me pajeaba. Sabía, en teoría, qué era un orgasmo, pero no relacionaba los conocimientos que me impartió mi madre con el placer inmenso que estaba sintiendo en ese instante. Mi ingenuidad ignoraba que todavía faltaba lo mejor.

Le pedí por favor que me cogiera, estaba desesperada por aventar cuanto antes mi molesta virginidad.

Sus dedos sabios hacían su trabajo en mi concha, me puso gel lubricante, me penetró con sus dedos abriendo mis labios vaginales y luego la propia vagina. Al hacer esto no podía evitar rozar mi clítoris, lo que me provocaba un intenso placer.

Volví a pedirle que me la metiera, la sentía tan grande al tocarla que pensé que no me iba a entrar. La tenía muy dura y muy caliente.

Me abrió delicadamente las piernas y apoyó la punta de su pija en la entrada de mi concha. Empujó con suavidad; yo sentía que me partía en dos, lo atribuí a mi falta de experiencia, luego comprendí que en realidad era que Sergio la tiene muy grande.

Me dolía mucho, pero no pensaba dejar escapar ni un sonido que delatara mi dolor, me aguantaba y lo alentaba para que me siguiera penetrando. Mi himen casi lo detuvo, le rogué que siguiera entrando. Me sentí desgarrada pero satisfecha, ya no era virgen, tenía una pija bien grande adentro.

Mi dolor era grande, Sergio no se movía, apenas me tenía su pijota metida en la concha y me decía palabras dulces.

Mi nena que conchita dulce que tenés. Es apretada y calentita. Me gusta guardar la verga en tu cuevita.

Poco a poco me fui relajando y el dolor comenzó a ceder. Insinué un movimiento de mis caderas que me trajo cada vez más placer.

Sentir esa pija en mi concha era lo máximo, mucho mejor que cuando me la chupó, mucho mejor que cualquier cosa que pudiera imaginar. Yo gozaba sin parar, en oleadas, el placer bajaba y subía manteniéndome siempre con un nivel de satisfacción que me hacía vibrar entera. Sergio acompañaba lentamente mis movimientos que ya eran casi frenéticos.

En lo mejor de la función me sacó totalmente la pija.

No NOOOOO me la saques, quiero más. Malo, ya no me dolía y me gustaba mucho.

Lu, no quise acabarte adentro por temor a embarazarte. Ya acabaste varias veces. Ahora es mi turno.

Me tocaba el culito y me untaba gel en el ano. Había oído algo del coito anal, pero si tener semejante pija en la concha me costó un triunfo, recibirla por el culo podía ser terrible.

Seguimos con el whisky, me dijo que me relajara todo lo posible. Me penetró el culo con un dedo, luego dos y tres. Me dolía y se lo dije.

Me duele con tus dedos. Cuando me metas la pija me dolerá más.

Nena, ¿no querías ser toda una mujer? ¿no querés darme algo de placer a mí?. Aguantá que es sólo al principio.

Me arrodillé al costado de la cama. Siguiendo las indicaciones de Sergio me abrí las nalgas y recibí poco a poco su pija entera en mi culo. El dolor era insoportable, no lograba disimular mis quejidos. Pero él fue implacable empujó hasta metérmela toda. Allí al igual que con la concha se quedó quieto dejando que mi culo se adaptara. Yo me sentía empalada, no podía moverme.

Pero él sí empezaba a moverse, lo notaba muy caliente. Me besaba el cuello, gemía y babeaba. Con sus dedos me tocaba el clítoris, dándome satisfacción en medio del dolor. En esa oportunidad fue la única vez que fingí gozar para no desilusionarlo, pero la realidad fue que el culo me dolió por una semana. Con el tiempo y la práctica llegué a gozar con la verga de Sergio en el culo, en la boca y en la concha alternativamente.

Hoy, a pesar de coger también con Javier, sigo prefiriendo la pija de Sergio a cualquier otra. Bueno, confieso que sólo conozco esas dos.

Continúo, quería sentirlo gozar y movía mi culo gimiendo de mentiritas para que pensara que me gustaba.

Lo que sí me gustó fue sentir la descarga de su leche en mi culo, eso casi me hace acabar. Me llenó el culo de leche tibia y espesa.

Nos lavamos y volvimos a la cama. Me dijo que me iba a comprar unas pastillas para poder llenarme la concha de leche sin temor a embarazos. Yo me dormí prendida de su pija que estaba otra vez parada; pero Sergio me dijo que mejor por hoy no lo volviéramos a hacer, sin duda sabía que tanto mi concha como mi culo estaban muy sensibles.

Tarde en la mañana me desperté, él dormía aún. Levanté las sábanas y miré, la tenía bien erecta.

No pude resistir la tentación y me la metí en la boca. Fue la primera vez que me tragué toda su leche.

Lu.

Hasta aquí el relato de Lu, espero que lo hayan disfrutado; a mí me pareció un excelente debut en estas lides.

En verdad la pendeja es una maravilla, le encanta coger, y sé que conmigo hace mil cosas que no hace con su novio. En mi cama suelta toda su vena de puta (privada). Hasta me ha permitido tomarle fotografías desnuda a sabiendas, porque sin que lo sepa he filmado algunos de nuestros encuentros.

Los relatos ligados a este, por si alguien quiere hacerse una mejor idea del conjunto, son:

Con la hija menor de mi amante

Con las amigas de Lu, la hija de mi amante

El trío esperado

La puertita posterior de Sammy

Con Cris

La tercera amiga de LU

Espero comentarios a mi correo.

Sergio.

glupglup71@yahoo.com

Mas de Mango

La tía de Marilú

Violador serial 2

Violador serial 1

Los Vengadores Anónimos (2)

Casi Cincuenta (2)

Los Vengadores Anónimos

Casi Cincuenta

Me lo contó un colega

Sólo penas en mi vida

La mujer del bioquímico 2 (2 - final)

La mujer del bioquímico 2 (1)

Las chicas del colegio 5: Malena 1

Dos amantes de excepción

La mujer del bioquímico

La torre izquierda

Los Tríos de Lu (5: Simbiosis sugerente)

Hago lo que puedo

A Rosa con mi gratitud

La gloria de Gloria

El regreso de Sergio

La depresión de Sergio

Por el culo ¡NO! que me duele

Las chicas del colegio 4: Fátima, la madre de...

Las chicas del colegio 3: Un polvo no se le niega

Las chicas del colegio (2: Zulma)

Los Tríos de Lu (4: La madura esposa del General)

Las chicas del colegio

Un sábado con Marta

Los trios de Lu (2)

Los trios de Lu

¿Pasante o modelo?

La que faltaba, la hija mayor de Marta

La primera vez de Sergio (Mango)

El campo (3)

El campo (2)

El campo (1)

Más historias de Lu (3)

Más historias de Lu (2)

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La mucama de Marta

Otra hija de Marta

De nuevo a las andadas

Lo que cuesta vale (2)

Lo que cuesta vale

La miss

La madre de Estela

La miss (2)

Mi primera suegra

El secreto de Carlitos

La nueva novia de Carlitos

Un culo postergado

Mi secretaria privada

La mujer del kioskero

Yolanda mi ama de llaves o de.....

Ana

La becaria Venezolana

La madre de Marta

La mucama de la noche

Penas y alegrías de una crisis

Una paraguayita muy especial

Jefe de guardia

Historia de Sonia

Insensible por una violación

La hija de Sonia

En mis comienzos

Con Cris

La tercera amiga de LU

Con Lucrecia, la hermana de mi amante

En mi consultorio

El trío esperado

La puertita posterior de Sammy

Con las amigas de Lu, la hija de mi amante

Con la hija menor de mi amante

Conociendo a Marta

Con la novia del hijo de mi amante (2)

Con la novia del hijo de mi amante