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La miss

en Jovencit@s

LA MISS

Lo que voy a relatar sucedió hace unos años, apenas arribado a una capital de provincia en Argentina.

La instalación de mi clínica estaba ya iniciada, y atendía en un consultorio céntrico que alquilaba. La necesidad de hacerme conocer me impuso viajar a las localidades aledañas a la capital, donde también atendía en consultorios o dispensarios, a veces cobrando honorarios y otras sin ellos; que si bien se trataba de una región de alto poder adquisitivo también tenía nichos de extrema pobreza.

En una localidad, la más lejana a la capital de todas las que atendía, el dispensario estaba a cargo de una especie de sociedad benéfica. Las señoras que la integraban practicaban una extrema discriminación. En un modesto y escasamente equipado consultorio atendía a las pacientes sin recursos en forma gratuita. En otro consultorio, sofisticado y equipado, y en otros días y horarios, atendía a las pacientes que abonaban los honorarios estipulados, que eran repartidos por rigurosas mitades entre la sociedad y yo (un verdadero robo).

Demás está aclarar que mi comportamiento público y privado era allí absolutamente escrupuloso, entre mis pacientes contaba a las propias señoras de la sociedad benéfica y a sus hijas. Mi prestigio crecía y casi me consideraba un integrante destacado de esa comunidad.

Así llegó el día en que la Sra. Susana (ficticio) esposa del propietario de dos de las tres pistas de esquí con que contaba el lugar, me hizo una original propuesta.

Doctor, el mes próximo inauguramos la temporada, habrá una gran fiesta con la elección de la Reina del Turismo . Y hemos pensado en usted como jurado.

Pero señora, no conozco nada de la realeza.

No me haga chistes Doctor, todos pensamos que es usted quien más entiende de mujeres por esta zona. Y sonrió con picardía.

Pronto llegó el momento en que tendría que oficiar de jurado junto con una modelo capitalina y una diseñadora de ropa de Buenos Aires.

Me instalé en el hotel del marido de la señora Susana el día anterior al gran acto. Cené con los anfitriones y mis compañeras del jurado. Al día siguiente me levanté temprano para salir a esquiar. Luego de los consabidos revolcones en la nieve desistí y regresé a descansar.

Por la tarde, vestí mi impecable terno oscuro y me dispuse a la tarea de determinar cuál de ocho jovencitas era la más adecuada para ser Reina del Turismo. Y no iba todo en la estricta belleza, había que evaluar cultura, personalidad, simpatía y otros items detallados en un adjunto que nos proporcionaron. La diseñadora de modas y la modelo me adjudicaron la evaluación de la cultura de las aspirantes, tema extraño para ellas.

Con el salón lleno transcurrió la primera pasada en ropa de calle. Allí pude captar que la más bonita era la N° 7, una belleza de pelo castaño, ojos claros, espigada y de excelentes formas.

Luego de la pasada en traje de fiesta venía un intervalo en el cual se harían las otras evaluaciones, para culminar después de la cena de gala, con la pasada en traje de baño y el veredicto del jurado.

Me instalé en un saloncito del hotel a recibir a las participantes y mantener algún tipo de diálogo con ellas intentando apreciar su formación cultural.

Cuando entró la N° 7 algo se estremeció en mí, era mucho más bonita de lo que aprecié en mi primera mirada. Supe que se llamaba Karina (ficticio) y era la hija del propietario de otros dos hoteles y una pista de esquí.

Doc, necesito ganar este concurso, les hace falta a mis padres para promocionar los hoteles y la pista. Y yo quiero salir en las revistas de Buenos Aires, sueño con ser modelo profesional.

Bueno Karina, será una elección reñida, son ocho chicas muy lindas.

Pero usted puede volcar la elección en mi favor, esas otras dos del jurado son bastante tontas.

¿Y qué te hace pensar que lo haría?

Es que yo se lo estoy pidiendo.

Lo estás haciendo abiertamente, las demás pueden estar haciéndolo en su fuero íntimo, sin expresarlo.

Pero seguro que ninguna le va a ofrecer lo que le ofrezco yo.

¿Ah, y qué será eso que ofreces?

Si salgo elegida Reina, esta noche misma me meto en su habitación y no salgo hasta que me lo diga. Me ofrezco yo entera.

No pude dudar ante este ofrecimiento. En la reunión del jurado previa a la cena desplegué todos mis argumentos para imponer a Karina, y como efectivamente la modelo era tonta total y la diseñadora estaba ya de acuerdo conmigo en que era Karina la que debía ser elegida, tuve la unanimidad aún antes de la pasada en traje de baño.

El reloj parecía haberse detenido, apenas probé bocado en la cena. El desfile de las aspirantes se me hizo eterno, pues Karina puso en evidencia mis sospechas. Una malla de dos piezas, bastante discreta, no ocultaba la perfección de su cuerpo. Tetas grandes sin ser enormes, bellos hombros y brazos, cintura estrecha y caderas amplias, un culo para admirarlo durante una semana sin parar, y piernas esculturales, bien formadas y llenas, muslos espléndidos y macizos.

Anuncié el fallo del jurado "GANADORA LA ASPIRANTE N° 7". Hubo risas y llantos, felicitaciones y corridas.

Cuando le colocaba a Karina la banda que la instituía Reina del Turismo me susurró al oído que la esperara más tarde en mi habitación.

Me aseguré de que hubiera champagne en el refrigerador, y dispuse dos copas. Luego intenté descansar un rato.

Era ya tarde cuando se abre la puerta que había quedado sin llave y entra Karina en ropa deportiva.

Me costó escapar de mis padres, querían festejar hasta la madrugada. Y menos mal que mi novio está en EEUU.

No me habías dicho nada de tu novio.- le dije mientras la ayudaba a quitarse el abrigo.

Es un accidente en mi vida, no lo mencionemos más.

Se acercó a mí y me abrazó con ternura, su boca se me ofrecía y la tomé con mis labios, nuestras lenguas viajaban por el interior de nuestras bocas que ardían.

La calefacción y el deseo hicieron que nos fuéramos quitando la ropa entre caricias.

Sabés Sergio, desde que te vi me gustaste. No me animé a ir a tu consultorio, hubiera sido muy evidente que iba aunque no tenía nada.

Karina ya estaba en soutien y tanga, un soutien que sólo sostenía, sin ocultar. Y una tanga brevísima, por delante apenas tapaba su concha depilada casi del todo, sólo se transparentaba una triángulo de vello, y por detrás se perdía totalmente entre la gloria de esas cachas.

Yo con sólo mi slip puesto me dediqué a admirar la belleza que se ofrecía a mi vista, sin ocuparme en ocultar la erección de mi verga que hacía esfuerzos por escapar de su prisión.

Fue ella quien tomó la iniciativa, se quitó la ropa interior y se me acercó cimbreando su figura hasta pegarse a mi. No debí agacharme mucho para juntar mi boca a la suya y acariciar su lengua con la mía. La lengua de Karina era de una avidez poco usual, recorría todo el interior de mi boca, iba de lado a lado sin detenerse.

Mi mano izquierda apretaba su culo, y la derecha su teta izquierda.

Sus manos no perdían tiempo, con las dos bajó mi slip y se apoderó de mi verga enhiesta.

Mi vida que hermosa poronga, es el doble de la de mi novio. ¿Estás seguro de que me va a entrar toda?

Divina, no sabés la capacidad de adaptación de una concha. Claro que te la voy a meter entera.

Nos acariciamos con cada vez más ahínco durante unos veinte minutos, allí parados en el medio de la habitación. Cuando me disponía a acercarla a la cama se arrodilló, tomó mi tranca entre sus manos, descubrió el glande y comenzó una excelente mamada. Yo a mil tomé su cabeza con las dos manos y le cogía la boca con mucho gusto. Cuando venía mi eyaculación se la saqué y bañé sus tetas con mi leche.

Fue a lavarse al baño, al regresar me halló tendido boca arriba en la cama y se acostó a mi lado. No perdí tiempo para devolverle el favor, me puse entre sus piernas y le comí la concha. Con mi lengua dura separé sus labios mayores invadiendo su vagina. Hallé su clítoris duro e inflamado por el deseo y lo apreté entre mis labios arrancándole grititos de placer. Mi lengua iba y venía por el interior de su concha empapada de jugos. Su primer orgasmo no se hizo esperar. Acabó entre gritos de gozo.

AYYYYY no pares amor, me hacés gozar muchísimo. AGGGGGG UUUUUUUUU cómo me hacés acabar. Jamás me pasó esto. Estoy en el cielo.

Arqueaba su cuerpo sostenida en la cabeza y los talones, y vibraba entera, se sacudía en espasmos continuos. No se si fueron varios orgasmos seguidos o un solo orgasmo muy largo.

Quedó exánime tocando sus tetas con ambas manos.

Serví dos copas de champagne y brindamos, por la nueva Reina del turismo y por nuestros orgasmos.

De sólo verla desnuda mi poronga recuperó su estado de erección y me dispuse a penetrarla.

Tené cuidado Mi Vida, no me hagas doler.

Trataré de hacerlo de la mejor forma para los dos.

Abrió sus esculturales piernas, me coloqué entre ellas, estaba bien lubricada. Ella misma se apuntó mi glande a su agujero y no tuve más que empujar poco a poco. Su vagina se resistía a la penetración. Pero la paciencia siempre ha sido mi virtud máxima y la verga fue entrando, entre quejidos de dolor y gemidos de placer. Tardó bastante en tenerla toda adentro, pero lo logramos. Me sentía muy bien con mi tranca apretada por esa vagina exquisita. La comencé a coger suavemente, sin ningún apuro.

Karina gozaba como pocas veces he visto del lento mete y saca que le estaba dando.

AYYYYY dale más fuerte. Nunca tuve algo así adentro. Sos fantástico Sergio. Cogeme bien, soy tu hembra. Lllename de verga. Acabame adentro yaaaaaaa.

Despacio chiquita, esto tiene que durar.

Sentí otro orgasmo de ella, parecía eterno, que no iba a terminar nunca. Karina gozaba a pleno de mi penetración. Se la saqué para darla vuelta y penetrarla desde atrás arrodillada en la cama. Y su orgasmo no se interrumpió, seguía estremeciéndose y vibrando entera. Mi control mental pugnaba por retardar el lechazo, hasta que el control se fue al demonio y acabé en su interior con más gritos de placer, esta vez de ambos....

Continúa en la próxima entrega......

Sergio

glupglup71@yahoo.com

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