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Las Vacaciones de Sandra, última parte

en Orgías

Las Vacaciones de Sandra,

Ultima Parte

Kleizer

1

-Nunca había tenido tanto sexo en mi vida –dijo Sandra a sus amigas, mientras las tres diosas se duchaban juntas, se enjabonaban y acariciaban mutuamente sus curvilíneos cuerpos. Ellas rieron al oír este comentario.

-Yo si pudiera, follaría todos los días… -dijo Erica, y besó a Sandra, quien se sorprendió un poco, pero luego se dejó hacer, derritiéndose con la lengua de su rubia colega.

Viviana abrazaba y besaba a Sandra mientras Erica se había hincado frente a ella para lamerle la concha. Sandra se dejó hacer, incrédula al ver la lengua de Erica haciendo contacto con su sexo, y los gemidos de ella no se hicieron esperar.

-Dios, quise lamerte la concha desde el día que te conocí –le confesó Erica en un suspiro, reanudando sus labores. Sandra casi desfallecía temblorosa, mientras la lengua de la hambrienta Erica desaparecía casi toda dentro de ella y se retorcía en su interior, y Viviana por su parte, sin dejar de paladear la dulce boca de Sandrita, ya iba metiéndole un dedo en el ano…

-Mmmm… me están matando –aulló Sandra, justo antes de correrse sobre el rostro de Erica. Sandra fue manoseada y traveseada varios instantes más por sus amigas.

Al rato, Erica y Viviana salieron de la ducha. Sandra les dijo que pensaba quedarse un rato más en la bañera. Una media hora después, Sandra salió del baño protegida solo con una corta bata blanca. En la cabaña parecía no haber nadie.

Solo estaba Gerardo, mirando la televisión. Sandra le preguntó por los demás. Gerardo se puso de pie y avanzó hacia ella. Dijo que su novia y Erica fueron a caminar por la playa, mientras que Efraín y Walter recibieron una llamada de un socio y habían ido al banco a hacer unas transacciones de emergencia.

-¿Estamos solos, entonces? –dedujo Sandra, sonriendo y sonrojándose mucho. Gerardo asintió y se le acercó. Solo llevaba una camiseta sin mangas y una corta calzoneta. Sandra le miró el bulto sin ningún disimulo. Gerardo le rozó uno de sus gruesos dedos en la boca y ella de inmediato lo empezó a chupar. Gerardo la abrazó por la cintura y la atrajo hacia él, y Sandra se dejó envolver por su calor… ya la habían dejado casi loca en el baño…

-Esta mañana, tú serás mi mujer –le dijo Gerardo.

Sandra le rodeó el grueso cuello con sus blancos y delicados brazos y le dijo:

-Hazme tuya, osito –y se besaron. Gerardo la sujetó de sus nalgas de alabastro y ella rodeó las caderas de aquél con sus largas piernas. Gerardo la apretó contra la pared y se besaron así por unos cuantos minutos. Después, la húmeda bata de Sandra estaba en el piso de madera.

-Te la quiero chupar, amor –le confesó ella, sonriendo y roja como tomate.

-¿A que te gusta mi verga, Sandrita?

-Desde que te conocí… a veces imaginaba lo que sería hacerlo contigo, y lo que Viviana nos contaba, me volvía loca… no quiero desaprovechar esta oportunidad de tenerte solo para mí, Gerardo, no te negaré nada, creo que ya lo sabes –confesó Sandra, atónita de sí misma, y el gigante de piel oscura sonreía complacido, mientras la bella Sandrita se arrodillaba ante él y sus blancas manos ansiosas extraían su excepcional polla de su apretada calzoneta.

-Eres muy caliente, Sandra, te has aguantado mucho… -dijo él, apoyando una mano en la pared.

-Y me arrepiento –contestó ella, y empezó a lamer el capullo de Gerardo, quien suspiró complacido.

Sandra le lamía la pija y lo miraba, ella le sonreía y se la pasaba por la cara, ronroneando como gatita en celo. Estaba totalmente liberada, solo le interesaba dar placer a ese hombretón ante el cual estaba hincada como esclava sumisa. Comenzó a devorar ese pedazo de tibia carne, nada le gustaba más que comer penes, y se preguntó por qué no lo había disfrutado tanto cuando se lo practicaba a Saúl.

Sandra devoraba la pija de Gerardo, succionaba su cabeza, tragaba lo que podía y con sus manos la pajeaba y le acariciaba el bamboleante escroto. A veces Gerardo se la sacaba para dar tenues azotes sobre la hermosa cara de la arrobada Sandra, para luego volver a darle su caramelo. Sandra incluso aprovechó para mamarle las pelotas.

Gerardo entonces, la tomó de las muñecas y la puso de pie. La condujo a su habitación. El corazón de Sandra galopaba dentro de su pecho. Ella se tendió sobre la cama sin que su osito se lo pidiera, ardía en ganas de ser poseída por ese hombre.

-Posa para mí, princesa –le dijo Gerardo, quien de algún lado había sacado una cámara.

-No vayas a poner estas fotos en Internet –dijo ella sonriendo.

-¿Y privar al mundo de tu belleza?

-Bueno, si me dan regalías… -y posó para él de diversas maneras, a cual más provocativa. Gerardo le tomó muchas fotos.

-Ya deja eso, Gerardo, quiero que me cojas… -lo instó ella, haciendo un puchero. Empezó a tocarse y a meterse dedos… Sandra ya no era la misma, había cambiado.

Gerardo se acostó a su lado, desnudo y la abrazó, se besaron con inusitada pasión por varios minutos, ninguna curva de Sandra estuvo prohibida para su momentáneo marido. Sandra le agarraba la polla y se la apretaba. Poco después, se convidaban un caluroso 69, y Sandra devoraba y chupaba muy golosa lo que Gerardo le ofrecía mientras éste desayunaba su húmedo sexo. Sandra llegó a envidiar mucho la buena suerte de Viviana.

-Me gustas demasiado, Sandra –confesó él, con su boca rezumando los jugos de su trémula y bella amante.

-Tú me vuelves loca con este pedazo de verga –le correspondió. Luego, Sandra se subió en Gerardo, sujetando la polla brillante con su saliva a la entrada de su vagina. Primero rozó su cabeza contra sus labios, lo que de nuevo, hizo que Sandra chillara y se convulsionara como una posesa.

Gerardo la aferró de su fina cintura y la ayudó a descender lentamente. Sandra se mordía los labios mientras sentía cada milímetro de ese estilete iba ingresando en su ser, despacio, hasta que su blanca carne se adhirió a la oscura piel de su amante.

-Ya somos uno, mi amor –le dijo él. Sandra resopló, suspirando, casi incapaz de decir algo. Con sus manos se apoyó en el musculoso pecho de su hombre y empezó una lenta cabalgata, deseando que ese instante no terminara nunca. Gerardo pasaba sus manos por las redondas caderas de Sandra, hasta sus nalgas, y por ratos le acariciaba sus bamboleantes pechos.

Sandra lloriqueaba como si la estuvieran matando. Se abrazó a Gerardo y se besaban, él le manifestó que quería reventársela despacio, para saborearla bien. Sandra obtuvo un repentino orgasmo al solo escuchar eso, mientras Gerardo le metía un dedo en el culo… primero la prometida en el baño, ahora el prometido en el lecho de ambos.

-Ay, Gerardo, qué delicia… -exclamó ella, temblorosa. En el espejo de la cómoda, tras ellos, Gerardo podía ver el redondo y perfecto trasero de Sandra subiendo y bajando despacio a lo largo de su gruesa polla, así como su negra mano con su dedo metido en el ano de la quejumbrosa Sandrita.

Después, Sandra se puso sobre cuatro patas y Gerardo la cogía furiosamente, bien aferrado de sus blancas nalgas. Sandra gemía y lloriqueaba muy a gusto, mordiéndose los labios y los dedos, muy loca de placer.

-¡Viólame, viólame! –suplicaba. Gerardo le propinó varias nalgadas y seguía estimulándole el recto, a veces se inclinaba para besarla lujuriosamente o mordisquearle alguna oreja. Gerardo la tomó de los hombros y la arremetía con velocidad, y Sandra gritaba y resoplaba como una bestia, saliéndosele algunas lágrimas y suplicando a Dios que ese momento durara para siempre. Tuvo tiempo de ver su rostro congestionado y enrojecido en el espejo antes de venirse junto a su pareja… la enloqueció el ardor del semen de Gerardo fluyendo dentro de su tembloroso cuerpo.

Gerardo la abrazó y yacieron juntos, acariciándose y besándose como dos sinceros enamorados. El sudor de ambos se mezclaba y el cuarto entero olía a sensual sofocación. Sandra gustaba de chupar la lengua de su oscuro amante.

-Es una experiencia ser follada por ti, osito –dijo ella, muy contenta, arreboladas sus mejillas y respirando dificultosamente-, nunca me podría aburrir de esto.

Se besaron un rato más y luego salieron a almorzar.

2

El almuerzo fue muy extraño para Sandra. Estaban todos en la terraza, pero en esta ocasión, Viviana estaba muy apretujada con Efraín, se besaban con descaro y se tocaban debajo de la mesa; Walter no se quedaba atrás con la deliciosa Erica a su disposición, y Sandra tuvo que acaramelarse con Gerardo… las tres parejas se comportaron como si se amaran totalmente.

A los pocos minutos de la impresión, Sandra ya manoseaba la polla de Gerardo, así como las demás chicas convidaban a sus amigos.

-Esto del intercambio siempre es algo intenso –dijo Efraín-, a uno como hombre siempre lo calienta la posibilidad de mandarse a varias mujeres sin pedir permiso… -y todos rieron-, y lo que hubo de mejor en esta ocasión fue Sandra, definitivamente.

La aludida se ruborizó y quiso saber el por qué.

-Porque a diferencia de Viviana y Erica, aún no habías hecho cosas como estas, el sexo grupal, hacerlo con mujeres o mientras otros observan… venías ingenua y te mandamos a casa graduada… -explicó él.

-Con sobresaliente –añadió Erica, y los demás asintieron, sonrientes.

Viviana y Erica comentaron entonces, lo mucho que les gustó cuando se untaron de aceite y lo que hicieron en ese momento. Sandra confesó a su vez que nunca iba a olvidar el instante en que Efraín y Gerardo la untaron en aceite, siguió diciendo que le fascinó eso.

-Les quiero agradecer por haberme enseñado tantas cosas –dijo Sandra, un poco sonrojada-, a disfrutar tanto… me encantó tener varios hombres a mi disposición –y todos rieron-, me gustó muchísimo hacer tantas locuras, posiciones, en fin, si tienen planeado otro viaje como este, me apunto sin lugar a dudas…

-No será la última vez –le dijo Efraín.

-Quiero pedirles un postre muy especial –dijo Sandra, con su cara roja.

Los demás la miraron, a la expectativa, aguardando la petición.

-Me encantaría chuparles la verga a ustedes tres… yo sola –dijo, con tono bajo. Los hombres se calentaron de inmediato.

-¡Pero qué golosa! –exclamaron Erica y Viviana, muertas de risa.

Así, varios minutos después, Erica y Viviana se hacían un monumental y ruidoso 69 en el sofá, mientras que la preciosa Sandra yacía hincada en medio de sus tres ansiosos sementales. Sujetaba las pollas de Efraín y Gerardo, las pajeaba, mientras empezó mamando la de Walter… Sandra gemía suavemente, muy excitada, de verdad era un gusto para ella tener órganos masculinos en su boquita, luego se turnaba para chuparlas una por una, para lamerlas, en tanto iba calentándose irremediablemente, hasta que intentaba meterse dos a la boca… en un momento dado, Sandra extendió su sedosa lengua y las tres enhiestas espadas se aproximaron para hacer contacto simultáneo con ella, Sandra tenía cerrados sus ojitos y se sentía en el séptimo cielo paladeando esos exquisitos y cálidos manjares.

Después fue el turno de Erica para saborear tres pollas ella sola por un rato y finalmente Viviana, con quien eyacularon, embadurnándole la cara y generosos pechos… de inmediato, Sandra y Erica se abalanzaron sobre ella para limpiarla con sus labios y lenguas… luego, entre las tres, polla por polla las fueron limpiando.

Walter se tendió sobre la alfombra y, sin pedir permiso, tal como había sido durante esa alocada semana, tomó a Sandra de la mano para que se montara en él. Cuando Sandra se hubo encajado el cipote de su Walter, éste la abrazó, apretándola contra su pecho… Sandra sintió una mezcla de violenta lujuria y de terror cuando vio de reojo a Efraín arrodillándose tras ella… la lengua de Erica preparando su ano mediante deliciosos besos negros…

-¡Ay, sssíiii, sí! –musitaba Sandra, ansiosa.

Efraín la penetró despacio y Sandra casi al instante dio rienda suelta a sus irrefrenables lloriqueos… una probadita del cielo, diría después, para describir lo que sentía con dos duras vergas metidas en su cuerpo, puñales de placer emanando su calurosa vida y volviéndola loca. Walter y Efraín comenzaron a moverse con lentitud, mientras Sandra jadeaba y gritaba, clavando sus uñas en los hombros de Walter.

Los dos afortunados hombres fueron encontrando un ritmo adecuado para hacer gozar a la golosa Sandra, cuyos gemidos sonaban más ahogados, debido al tremendo miembro de Gerardo alojado en la boca de ella, quien tenía que abrirla mucho para devorar ese niño. Tras ellos, en el sofá, Viviana se masturbaba y Erica de pie, filmaba todo con una videocámara.

Sandra tenía la cara muy enrojecida, la estaba pasando de mil maravillas, sudando copiosamente, sus bellas nalgas bien separadas, emocionadísima sintiendo esas dos espléndidas vergas moviéndose en su interior… se sentía la más puta del planeta, y le agradó saberlo. Gerardo le sacó la polla de la boca para que chillara a gusto.

-¡Qué delicia de mujer! –exclamaba Efraín.

Sandra aullaba de placer, incapaz de articular palabras, sumisa al embate de dos frentes… rodeó la cabeza de Walter con sus brazos y se besaron… los dos hombres aceleraron sus ritmos y pronto hicieron que Sandra se corriera en varias ocasiones, como pudo percibirlo Walter en su entrepierna. Mientras tanto, Gerardo enculaba frenéticamente a su mujer, quien recibía la carne de su prometido a cuatro patas en el sofá y no era menos escandalosa que la arrobada Sandra.

-¡Oh, por Dios, qué rico! –gritó Sandra, cuando sus dos tensos y satisfechos orificios fueron rellenados de semen caliente, cortesía de sus dos trémulos y sudorosos amantes.

Sandra se quedó acostada sobre la alfombra, muy aturdida pero no menos complacida por su brutal experiencia, su primera doble penetración. Walter estuvo a su lado, acariciándola, manoseando ese escultural cuerpo indefenso y aún convulsivo. Walter le sobaba la vagina y Sandra estaba al borde del llanto… aún no podía creer en tantas oleadas de placer.

3

Como a las cinco de la tarde, Walter y Sandra acababan de hacer el amor dentro del mar. Estaban abrazados y muy acaramelados, Sandra resoplaba todavía, demasiado jubilosa.

-Esta semana solo he existido para follar y ser follada –dijo Sandra, en medio de los besuqueos.

-Eres muy hermosa, Sandra… entre más te veía gozar, más me has gustado –le dijo él.

-¿Es eso cierto, no te pusiste celoso?

-Sandra, en estas vacaciones nosotros tenemos tres esposas, y ustedes tienen tres maridos… esas son las reglas del juego, pero, cuando termine esta semana pienso seguir saliendo contigo, amor –dijo Walter.

-Ay, Walter… nunca te voy a negar nada…

-Yo sé que no, zorrita –y los dos se rieron.

Regresaron a la villa, donde esperaban con impaciencia a la hermosa Sandra. Efraín y Gerardo se apoderaron de ella, y en medio de la sala, Efraín la cargó, haciendo que Sandra lo rodeara con sus piernas… supo lo que esos dos hombres se proponían, y en un santiamén, la gelidez del mar se le disipó. Gerardo se colocó tras ella y los dos sujetos fueron penetrándola, la prensaron entre sus sólidos cuerpos, Sandra jadeó y así, colgada de Efraín, recibió su segunda doble penetración en un mismo día.

-¡Qué rico, a mi me encanta que me enganchen así! –confesó Erica, mirando el bullicioso show.

-¡Aaahhh, aaahhh, sí, sí! –exclamaba Sandra, enloquecida y exhausta de tanta cogedera. Los dos hombres se turnaban para besar sus sabrosos labios y supieron sujetarla mientras la embestían una y otra vez, el miembro de Gerardo le iba dilatando el ano de sobremanera y eran auténticos saltos y escalofríos los que embargaban a Sandra ante cada furibundo puyón de ese gigante.

Walter contemplaba el suculento espectáculo, mientras Erica y Viviana compartían su verga e incluso juntaron sus cuatro pechos para aprisionar la polla de Walter, agasajándolo como nunca nadie lo había hecho, y se besaban los tres.

Efraín, Sandra y Gerardo rugieron casi al unísono entonces, y de la tensa entrepierna de Sandra rezumó abundante jugo vaginal mezclado con el ardiente semen de dos machos. Viviana se arrodilló debajo de Sandra para lamer el batido, y ella supo apreciar las caricias de esa aterciopelada lengua en la zona en medio de su dilatado recto y su demasiado usada vagina.

Sandra estaba casi en estado de shock cuando la pusieron en pie. De alguna manera se las arregló para convidar una cálida mamada a Gerardo, mientras la prometida de éste se tragaba la palpitante pija de Efraín… en el sofá, Erica estaba acostada y Walter le sujetaba ambas piernas, levantándolas y se la cogía despacio, chocando sus carnes como palmadas, Erica tenía sus ojitos bien cerrados y los chorros de sudor decoraban su esbelto y cincelado cuerpo.

Sandra gateó hacia ella para besarla y sobarle los pechos, cosa que ayudó a un pronto estallido por parte de Erica. Cuando Walter eyaculó, lo hizo en la boca de Sandra, quien en lugar de tragarlo de manera egoísta, tuvo la asquerosa y lúdica bondad de compartirlo con Erica, derramando un hilillo de semen de su boca a la de su rubia amiga y finalmente se fundieron en un apasionado beso. La transformación de Sandra estaba completa.

En los días que faltaban, Sandra experimentó otras sesiones de doble penetración. Cada chica fue ofrendad con tan cálido obsequio, además, cada una de las lindas chicas fue filmada teniendo sexo con cada hombre.

EPILOGO

Sandra llevaba una corta blusa blanca y unos apretados pantalones jeans. Acababan de empacar. Cada una se despidió de cada hombre con un caliente beso.

-Adiós, mis amigos, nunca olvidaré todo lo que me hicieron durante estos días –dijo Sandra, muy sonriente, mientras abrazaba a Efraín.

-Y nosotros nunca olvidaremos todo el gusto que nos diste –replicó él.

-Lo que ocurrió en esta villa, se queda aquí, no hay necesidad de andarlo contando –dijo Gerardo.

Sandra se marchó junto con Erica; Gerardo y Viviana se fueron en su carro; Efraín pasó dejando a Walter por el aeropuerto, pues le urgía un viaje de negocios.

De vuelta en la ciudad, mientras compraba algunas cosas en el supermercado, Sandra se encontró con Saúl.

-Hola, Saúl, ¿Qué hiciste en semana santa? –quiso saber ella. A su ex le impresionó la jovialidad de Sandra, y no dejó de percibir una nueva aura de sensualidad y seguridad emanando de ella.

-Pues no mucho, me la pasé aquí, bebiendo y chanzando con los amigos, pero la pasé bien –dijo él, empezando a lamentar haber perdido a ese bombón de mujer.

-No lo dudo, yo la pasé estupendamente –dijo Sandra, riéndose, y de paso coqueteando con un tipo apuesto, entrado en años, en una fila más atrás.

Algunos meses después, Viviana y Gerardo se casaron. La lujuriosa pareja ideó unos candentes planes que involucraban a la esbelta Erica y a la voluptuosa Sandra en su luna de miel, pero eso ya es otra historia…

FINIS.

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