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Orgia en la calita (7: Aurora y Nacho)

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-Estás tremenda… -fue todo lo que acertó a decirle cuando, por fin, pudo mirarla a los ojos después de pasar segundos disfrutando sus curvas.

-Sí que está tremenda… -repitió Aurora llamando mi atención y la de Nacho que dejamos de mirar hacia la orilla.

Aurora se sentó sobre Nacho, que estaba agachado dentro del agua, pegando la espalda contra su pecho y abriendo las piernas sobre las suyas. El comenzó a sujetarla por las caderas para, después, comenzar a hacerle caricias en la tripa y el ombligo. Luego las dos manos fueron subiendo hacia su pecho y comenzaron a amasarlo, tirando del bikini hacia afuera para sacarle las tetas. Ella me miraba mientras contoneaba su cuerpo y yo quería seguir mirando pero, antes, necesitaba saber qué estaba haciendo Natalia y qué hacían los demás.

Eché un vistazo rápido a la orilla y, en apenas un par de segundos, controlé la situación. Mi mujer seguía hablando con Toño y Lucía y Jorge, desde sus sillas, les observaban como si ya formaran parte de la conversación. Estrella ya había salido de la tienda y estaba en bikini unos pasos por detrás de Toño pendiente de la escena pero sin entrar en ella. No parecía tener cara de estar molesta por la enorme carga sexual que rodeaba a su novio sino que, por el contrario, parecía excitarle. De momento todo parecía estar en orden y rumbo hacia una noche inolvidable, así que ya podía volver a disfrutar del espectáculo que Aurora quería ofrecerme dentro del agua.

Había mirado a la playa conmigo y volvimos a cruzar las miradas al cabo de esos dos segundos mientras que Nacho no había parado de sobarle las tetas que ya asomaban por completo por fuera del bikini. Me cogí la polla con los dedos y empecé a menearla mientras la miraba de arriba abajo. Estaba ya muy excitado…

Aurora comenzó dejándose caer hacia Nacho para besarle la boca mientras que llevaba sus manos hacia la espalda para que le desabrochara el bikini. Luego las manos de Aurora se cogieron el pecho mientras que Nacho le desataba el nudo del cuello. El sujetador cayó sobre el agua y se quedó flotando en el interior del pequeño círculo que formábamos. Nacho comenzó a acariciar la cintura y el contorno de las tetas de Aurora y ella seguía mirándome a la par que movía las caderas para restregar su culo contra el paquete de Nacho.

Sin dejar de mover las caderas, Aurora bajó sus manos desde las tetas hasta la cintura para cruzar los dedos con los de Nacho y, a continuación, continuó bajando hasta llevarlas a su espalda para comenzar a quitarle el bañador a su novio. Se lo sacó de la cintura y la bajó hasta las rodillas apareciendo así, bajo las abiertas piernas de Aurora, la erecta polla de Nacho.

A continuación llevó sus manos a la entrepierna y comenzó a acariciarse los muslos, colando un dedo por debajo del tanga justo por encima de sus labios. Me seguía mirando y, desde ese momento, también comenzaba a mirarme la polla y como me acariciaba de vez en cuando. Sin sacar el dedo del tanga, con el resto de la mano Aurora cogió la polla de Nacho y se la apretó contra el coño. Entonces se echó la tela hacia el lado y, finalmente, sintió el tacto de piel contra piel. Esa fue la primera vez que Aurora cerró momentáneamente los ojos, claro que a la vez también se mordió el labio.

Cuando volvió a abrirlos fue para empezar a quitarse el tanga. Se lo cogió por la cintura y tiró de él hacia abajo hasta dejarlo a la altura de sus rodillas. Entonces cerró las piernas y las estiró apuntando con sus dedos hacia mí y me guiñó el ojo invitándome a que terminara de sacárselo del todo. Me acerqué lentamente y posé mis manos sobre sus muslos empezando a deslizarlas hacia las espinillas para llevarme el tanga conmigo. El tacto de las piernas de Aurora en mis manos me excitó tanto que no pude evitar levantarme un poco para que mi polla se rozara con sus pies. Al adivinar mi intención y sentirla en sus talones, la saludó sujetándola entre sus puentes.

Mis manos llegaron con el tanga hasta los tobillos y apreté sus pies para sentir mutuamente la presión. Disfruté la sensación durante unos segundos y, finalmente, volví a separarme un poco de ellos quedándome el tanga conmigo.

Aurora volvió a abrir la piernas para dejarlas caer sobre las de Nacho y aprovechó para volver a llevarse una mano a la entrepiernas mientras que con la otra se sujetaba apretando a Nacho del culo. Estaba totalmente depilada y, bajo la luz de la luna, entre sus piernas tenía una preciosa almeja completamente abierta. Sus dedos jugueteaban con los labios exteriores y con el clítoris delicadamente, excitándola cada vez más hasta el punto de que se soltó de Nacho para poder pellizcarse los pezones.

Nacho la sujetó entonces con una mano cogiéndola de la cintura para, con la otra, embocarle la polla hacia la penetración vaginal. Al sentirla, Aurora arqueó la espalda y giró la pelvis para que el considerable miembro de su novio fuera entrando todo lo que pudiera. Una vez bien encajada Aurora comenzó a cabalgar sobre Nacho sin dejar de acariciarse el clítoris y mirándome cuando podía, porque la excitación le hacía cerrar los ojos cada vez con más frecuencia.

Nacho y Aurora estaban echando su primer polvo de la noche y me lo estaban ofreciendo, exhibiéndose como si eso formara parte del juego del placer. No cabe duda de que verles me tenía a cien y, visto lo visto, estaba claro que a ellos les gustaba que les mirara e, incluso, es probable que esperaran que me sumara al polvo de alguna manera. Yo no hacía más que centrar la vista en los atributos sexuales de Aurora. Sus tetas, sus piernas abiertas y esa polla entrando y saliendo al antojo de sus movimientos de cadera, su mirada lasciva… Quería acercarme y participar pero no me parecía correcto intervenir sin que Natalia también lo hiciera o, al menos, sin que me diera su consentimiento. Con las ganas de fiesta que mi mujer tenía no era plan de que yo la empezara sin ella. Así que me quedé absorto disfrutando de la escena sexual de mis amigos, sin dejar de masturbarme, a la espera de que ellos continuaran tomando la iniciativa.

Nacho, que era el único de ellos que tenía los pies sobre la arena, se fue acercando hacia mí sin sacar la polla del interior de Aurora que, plácidamente, continuaba con su movimiento de cadera para seguir follándose a su novio. Se acercó tanto que sus rodillas alcanzaron mis piernas y se colaron hasta la mitad del muslo, de manera que mis rodillas se rozaban con las abiertas piernas de Aurora. Estábamos tan pegados que Aurora solo tuvo que alargar un poco el brazo para poder cruzar sus dedos con los míos alrededor de mi polla.

Apretaba el puño para incrementar la presión en mi erecto miembro mientras que, pausadamente, lo meneaba de arriba abajo. Después fue elevando las caderas para que Nacho saliera de su interior y, por último, flotó en el agua para salir de entre nosotros dos y quedarse fuera del círculo pero entre ambos. Cogió la polla de Nacho con la otra mano y empezó a masturbarnos a los dos.

-¿Llevas los bañadores a la silla? –Preguntó Aurora a Nacho.

-faltaría más –respondió melosamente él.

Se incorporó sin prisas después de besar a Aurora y nos dio la espalda cuando comenzó a caminar hacia la orilla. Le seguimos con la mirada en la misma posición en que nos habíamos quedado ella y yo y, al alejarse, la visión de la escena cambió por completo porque el resto del grupo también pasaba a formar parte de la misma. Y, fuera del agua, parecía que la cosa también se había empezado a poner calentita.

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