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Tres putas en casa (2)

en Orgías

Carolina, ¡déjame pasar!

¿Qué quieres? – contesté.

Sólo quiero hablar contigo. Es sobre lo que has visto antes.

¿Te manda mamá? – pregunté.

No. Ella no quiere hablar de esto contigo por ahora – me explicó – Pero yo tengo que decirte unas cuantas cosas. Abre y deja que te explique …

Vale – dije mientras abría la puerta. Mi hermana entró y se sentó en la cama.

Me ha dicho mamá que nos has visto esta mañana. ¿Es eso cierto?

Sí – contesté con la cabeza agachada.

Mira … no entraba en nuestros planes que te enterases tan pronto de esto – me dijo – Pero yo creo que es mejor así – entonces mi hermana me miró fijamente – Bueno, ¿y cuál es el problema?

¿Qué cuál es el problema? - pregunté escandalizada.

¿Qué pasa? ¿Es que no te ha gustado lo que has visto? – me dijo.

Pues … ¡no! – respondí.

O sea, que no te gustan los tíos, ¿no? – me preguntó.

¡Claro que me gustan! – respondí – Pero lo que he visto es muy fuerte.

¿Fuerte? ¿Por qué? – me respondió.

¿Cómo puedes estar tan tranquila después de lo que has hecho? – pregunté.

Porque me encanta – me contestó – Me gusta follar más que ninguna otra cosa en el mundo. Y a ti te encantaría si lo probaras.

Pero, ¡qué dices! – contesté.

Venga, Carol, ¿me vas a decir que nunca has estado con un tío?

Claro que sí. Pero no he pasado de un rollo – respondí.

¿Y no te hubiese gustado llegar a algo más? – me dijo.

Bueno … sí – reconocí – pero una cosa es eso y otra es lo de esta mañana.

¿Cómo puedes decir que es tan malo si nunca lo has probado? – me preguntó - ¿Crees que mamá dejaría que yo hiciese esto si fuese tan malo como tú crees? – me dijo. Ahí me había pillado. Reconozco que tenía razón - ¿Qué te parece si llamo a unos amigos y pruebas?

No sé … - respondí llena de dudas.

¿Ves como eres una cría? Si no te gusta follar es que aún eres una niñata – dijo levantándose de la cama y acercándose a la puerta.

¡Vale! ¡Voy a probar! – dije – Haz esa llamada.

¡No te arrepentirás! – dijo sonriendo. Luego salió de la habitación y la oí hablar por teléfono con alguien. Después regresó conmigo – Van a venir unos cuantos del colegio. Ya he follado con ellos. Les he dicho que era para que te estrenaras y les ha encantado la idea.

¿Ya has estado con ellos? – pregunté.

¡Sí! En el colegio. Desde hace unos seis meses – me respondió – Te contaré toda la historia mientras vienen mis amigos. Como sabes, siempre les he resultado bastante atractiva a los chicos – yo asentí – Muchos me han pedido rollo desde que tenía doce o trece años. Yo me enrollaba con ellos y ahí quedaba la cosa. Así hasta hace unos seis meses. Estaba liada con un tío del último curso. Me puse muy cachonda con él y lo hicimos. Le comí la polla y me folló el coño y el culo. Para terminar se corrió en mi boca. Aquello cambió mi vida como cambiará la tuya en cuanto lo pruebes. Pues bien, desde ese día no pensaba en otra cosa que en follar. Al principio sólo lo hacía con este tío. Y lo cierto es que me encantaba. El chaval tenía bastante experiencia y aprendí mucho con él. Pero un día, él no pudo quedar conmigo y estaba tan hambrienta de polla que me fui a los servicios de los chicos. Esperé allí, y al primero que entró lo metí en unos de los retretes, cerré la puerta y sin mediar palabra, le bajé los pantalones y le comí la polla con tal ansia y desesperación que en un par de minutos tenía la boca llena de su esperma. Él no sólo me lo agradeció sino que me citó en el mismo sitio y a la misma hora al día siguiente. Yo acepté pero con la condición de que se trajese a un amigo. Al día siguiente apareció con otro chico y les comí la polla a los dos. Al cabo de unos días esas mamadas se convirtieron en algo más y terminé follando con ellos por todos los agujeros. Cuando el otro tío se enteró, me dejó. Pero a mí no me importaba lo más mínimo mientras tuviese un par de pollas para follarme cada día.

Espera – la interrumpí - ¿te gusta que te lo echen en la boca? – pregunté ya que a mí eso me daba un poco de asco.

Eso es lo mejor – contestó – Un buen chorro de lefa caliente en la boca es como beber néctar de los dioses. Bueno, continuando con mi relato te diré que desde entonces he follado todos los días. Sin excepción. He follado en el colegio, en casa, en el centro comercial, en la discoteca, en el servicio de un bar,…

¿En un bar? – pregunté.

Sí. Eso estuvo bien – dijo Alicia – Fue un domingo. Había un examen el lunes y ninguno de los chicos del colegio querían quedar conmigo. Es lo que pasa cuando saben que eres un zorrita que no puede vivir sin sus pollas. Desde ese día decidí cobrarles por ser tan cabrones. Ahí fue cuando descubrí que tenía madera de puta. Pero esa es otra historia – me dijo – Ese domingo estaba muy salida. Me hice varias pajas aquí en casa. Pero no es lo mismo. Necesitaba una buena polla para calmar mis ansias. Una o cuantas más, mejor. Como te digo, estaba desesperada por trincar una buena polla. Me puse mi ropa más provocativa y me fui al bar que hay en la esquina. Entré y automáticamente todos los hombres me desnudaron con la mirada. Me encanta eso – me dijo - Entonces, sin contarme un pelo dije en voz alta: "A todo el que quiera follar conmigo, le espero en el servicio"

¿En serio? – exclamé escandalizada.

Ya ves. Follar es un droga y cuando te falta haces lo que sea por conseguirla – me explicó.

¿Y dio resultado?

Me follé a diez seguidos. Con los últimos tres o cuatro ya casi ni podía, pero ya entonces había aprendido a no rechazar una buena polla. Quedé exhausta pero feliz – me explicó.

¿Y con mamá? – pregunté.

Pues la verdad es que lo de mamá ha sido una suerte – me dijo sonriendo – Resulta que un día, hace unos tres meses, llego a casa y me la encuentro follando con tres tíos.

¿Y qué hiciste? – pregunté.

Me uní a ellos – respondió – Al principio mamá se quedó un poco cortada, pero cuando vio que yo sabía lo que me hacía, dio el visto bueno y les pegamos un buen repaso aquellos tres tíos. Después mamá me contó la verdadera historia de su vida y no la que siempre nos ha contado.

Cuéntamela – dije ansiosa por conocer toda la historia.

Creo que es mejor que te la cuente ella más adelante – me dijo – Si todo sale como es debido, será un placer para ella contártela.

¿Qué quieres decir con "si todo sale como es debido"? – pregunté.

Eso ya lo verás – me dijo.

En ese momento sonó el timbre y mi hermana bajó a abrir. Mi madre había salido como cada tarde. Según siempre nos dijo iba al gimnasio. Al cabo de unos segundos aparecieron tres tíos en mi habitación, acompañados por mi hermana.

Esta es mi hermana Carolina – dijo Alicia.

Sí, la hemos visto por el colegio. Pero no sabíamos que era tu hermana – dijo uno.

Bueno, ¿y qué os parece? – preguntó mi hermana.

No está mal – dijo otro mirándome de arriba a abajo.

Es la primera vez que está con un chico. Así que debéis tener cuidado – advirtió Alicia.

No hay problema. Sabes que haremos lo que tú digas – dijo otro.

Bien – dijo mi hermana – Pues, ¡pollas fuera que vamos a empezar! ¡Tú tranquila, Carol! Antes de todo, mira cómo lo hago yo, ¿vale? – me aconsejó Alicia.

Sí, lo que tú digas – dije esperando que ella me ensañara lo que tenía que hacer. Los tíos se habían sacado la polla y se la meneaban frente a nosotras. Yo estaba muy nerviosa. Nunca había visto una polla tan de cerca.

Primero coges una con la mano y la meneas un ratito – dijo mientras hacía lo que iba diciendo – Después te la metes en la boca. Así. ¡Ahhhhjjjjj! – exclamó mientras la polla desparecía en su boca. Después de unos segundos la sacó y me miró - ¿Has visto? ¡Ahora tú! Procura metértela lo más adentro que puedas.

Vale – dije cogiendo una de las pollas con la mano. Estaba dura. Pero su tacto me agradó. La meneé unos instantes y después la acerqué a mi boca. Cuando la tuve cerca pude apreciar mejor su tamaño. Era grande y pensé que sería imposible metérmela por completo. Sin embargo, había visto cómo mi hermana lo había hecho. Así que abrí bien la boca y me la metí todo lo que pude.

Ahora, ¡chúpala así! – me dijo mi hermana deslizando su boca a lo largo de la polla. Yo hice lo mismo que ella - ¡Muy bien, Carol! ¿Qué tal te la chupa? – le preguntó al tío cuya polla tenía en mi garganta.

Lo hace muy bien – dijo – Se nota que es tu hermana.

Poco a poco empecé a cogerle el gustillo. El sabor y la textura de la polla eran agradables y la situación era muy excitante. Miré a mi hermana de reojo sin dejar de chupar el rabo. Ella chupaba las dos pollas alternativamente. En ese momento me miró y me dijo:

¿Quieres probar con dos a la vez? – me dijo.

¡Vale! – respondí. Alicia acercó otra polla a mí y yo la engullí como ella me había dicho, mientras meneaba la otra. Durante al menos diez minutos estuvimos mamando aquellas pollas. Mi idea sobre mi hermana empezó a cambiar. Si el resto era como aquello yo también me convertiría en una adicta a las pollas.

¡Ya es hora de follar! – exclamó Alicia - ¿Os apetece follaros a mi hermana, chicos?

¡Estamos deseando! – contestaron.

¡Carol, haz lo que te vaya diciendo! – dijo mi hermana - ¡Desnúdate por completo! Mientras, observa cómo me meto una polla por el coño – me dijo. Empecé a desnudarme. Ella se tumbó en la cama y separó las piernas ofreciendo su coño – Que uno de vosotros me la meta para que mi hermana vea cómo se hace – ordenó Alicia. Uno de ellos se puso de rodillas frente a ella y acercó su polla a la raja de mi hermana. Un golpe de caderas hizo que aquel nabo entrase sin ninguna dificultad en el conejo de Alicia - ¡Joder! ¡Qué gustó! – exclamó mi hermana – Llevo sólo unas horas sin follar y mi coño ya me estaba pidiendo a gritos una buena polla. Bueno, – dijo mirándome - ¡ahora tú!

Vale – dije. Me tumbé y me abrí de piernas. Uno acercó la polla a mi coño y sentí el primer contactó. Me gustó. La polla fue entrando poco a poco. Era mi primera vez, pero lo cierto es que no me dolía. Entonces el tipo empezó el metesaca y fue cuando comencé a disfrutar de verdad.

¿Te duele? – me preguntó Alicia.

¡No! ¡Me encanta! – exclamé – Creo que tenías razón. ¡Esto es la hostia!

Ya te lo decía yo – me dijo mi hermana - ¿Quieres una polla en la boca mientras te follan el coño?

¡Sí! – exclamé muy excitada. El tipo empezó a aumentar el ritmo mientras el otro me la metió en la boca. Era una gozada. Estaba en la gloria.

¡Aprendes rápido, hermanita! – me dijo Alicia - ¡Vas a ser tan puta como yo!

Seguimos en esa posición durante un rato más. Después, los chicos intercambiaron sus posiciones ya que los tres querían disfrutar a tope de nosotras dos. Follamos durante unos quince minutos en diferentes posiciones. Yo estaba al borde del orgasmo. Mi hermana lo notó y antes de que me corriera propuso algo nuevo para mí.

Bueno, ¿qué tal si ahora estrenáis su culo? – dijo.

Eso sí que va a dolerme – apuntillé.

No si lo hacemos bien – me dijo – Salió de la habitación y volvió casi al momento con un bote de vaselina – Voy a lubricarte bien el ojete para facilitar la entrada. Ponte a cuatro patas – me ordenó. Yo obedecí y ella comenzó a extender la vaselina por mi ano al tiempo que introducía un dedo. Después metió otro más y, por último, introdujo un tercero – Creo que así será suficiente. Lo tienes bastante dilatado. Pero de ahora en adelante deberás ponerte un enema. No se debe vender el culo si antes no está limpitito. Bueno, pero eso puede esperar. Ya te enseñaré. Ahora, mira como lo hago yo – me dijo poniéndose en la misma postura, es decir, a cuatro patas. Después, uno de los chicos apuntó su cipote a su agujero trasero y entró sin más. Con absoluta facilidad. Se podría decir que el culo de mi hermana había absorbido aquella polla - ¿Ves qué fácil? Y una vez dentro, ¡a follar! – dijo indicando al tío que la diese caña. Él comenzó a bombear con fuerza y ella sonreía de placer – Es incluso mejor que follar por el coño – me dijo - ¡Ahora te toca a tí!

Tengo un poco de miedo – dije.

Tranquila. Cuando la tengas dentro vas a flipar – me aseguró.

La polla comenzó a avanzar por mi ojete. Me dolía un poco pero era soportable. Lo cierto es que tenía dudas de que aquello fuese a gustarme, pero no quería quedar como una niñata delante de mi hermana y de sus amigos. Además, todo lo que Alicia me había aconsejado había resultado muy placentero y excitante. En unos segundos el cipote estaba por completo en mi culo. El tío se movió suavemente durante unos instantes para que la polla se acoplase perfectamente a mi ano. En ese momento el dolor inicial empezó a convertirse en placer.

¡Está empezando a gustarme, Ali! – exclamé.

Entonces, ¡fóllala fuerte! – ordenó al chico. Él comenzó a darme caña y yo creía que me iba a morir de gusto. Mi hermana tenía razón en todo. Aquello era aún mejor que follar por delante. Estaba a punto de desmayarme. Mi hermana se dio cuenta - ¡Para que se va desmayar! Es su primera vez y no está acostumbrada a tanta excitación – dijo. Él obedeció y me la sacó del culo. Pero fue demasiado tarde porque yo ya estaba en pleno orgasmo.

¡Me corro! – grité de placer - ¡Me corroooooo!

Ya me había corrido otras veces. Como ya he dicho, me hacía pajas con cierta frecuencia, pero aquel orgasmo no tenía comparación con nada que hubiese experimentado antes. Ahora comprendía a mi hermana y todo lo que me había contado. Después de correrme me quedé sin fuerzas. Me sentí culpable y sucia por lo que había hecho y me quedé inmóvil con los ojos cerrados mientras oía como mi hermana comentaba algo con sus amigos.

Se ha corrido y no está preparada para seguir follando. Tendréis que esperar a que se recupere – dijo – Mientras tanto quiero que me folléis como Dios manda. Pero no os corráis. Quiero que mi hermanita pruebe vuestra leche.

Seguí unos minutos con los ojos cerrados. Cuando los abrí, mi hermana estaba sentada sobre una polla. Otra la follaba el coño. Y la restante estaba en su boca. Tenía los tres agujeros completos. La cara de mi hermana era poema. Estaba súper excitada y gemía de placer. Entonces advirtió que yo la miraba atónita. Se sacó la polla de la boca y me dijo:

¿Ves? Así folla una verdadera puta. Una polla para cada agujero. Sólo así me siento completa. ¿Quieres probar?

Bueno – respondí pensando que todo lo que mi hermana me propusiese era porque sería realmente placentero.

Pero tendrás que esperar un poco porque estoy a punto de correrme y me gusta hacerlo cuando tengo todos mis agujeros completos – me dijo muy excitada. Volvió a meterse la polla en la boca mientras yo contemplaba la escena. Reconozco que esa misma mañana aquello me había producido cierta repulsión pero ahora, después de probarlo en mis propias carnes, me provocaba una profunda admiración hacia mi hermana. Hacía aquello con una soltura y destreza que no eran propias de una chica de 16 años. Era increíble cómo su coño y su culo daban cabida a aquellas dos pollas que la follaban sin piedad. Todo ello sin desatender con su boca la otra polla - ¡Me voy a correr, cabrones de mierda! ¡Qué bien me folláis! ¡Qué gusto! ¡Ahhhhhhh! – exclamaba mientras se corría. Los chicos sacaron sus rabos de sus agujeros y se dirigieron hacía mí.

¿Cómo me pongo? – pregunté.

Intenta la misma postura que yo – me dijo mi hermana exhausta aún por su reciente orgasmo. Me senté sobre una polla. Cuando noté que estaba totalmente en mi interior, me abrí de piernas y recibí otra en mi coño. Por un momento pensé que me iba a partir en dos. Pero no fue así y volví a sentir que me desmayaba. La sensación era deliciosa. Estaba ensartada por los dos tíos cuando el tercero me la metió en la boca. Mamé su cipote unos segundos y recordé las palabras de mi hermana: "Sólo así te sentirás completa". Una vez más mi hermana tenía razón. Me sentía completa con mis tres agujeros tapados por pollas. Me sentía sucia y guarra. Me sentía como una puta. Pero era una sensación excitante y maravillosa.

¡Alicia! – grité - ¡Me estoy volviendo loca! ¡Cada cosa que pruebo es mejor que la anterior! ¡Me gusta mucho!

¡Ya te lo dije, Carol! – me dijo mi hermana una vez se hubo repuesto del orgasmo - ¡Ahora tienes que controlar el orgasmo! ¡No te corras! Tienes que aguantar para que tu nivel de excitación se mantenga. Cuanto más cachonda estés, más cosas serás capaz de hacer – me aconsejó.

Vale, pero estoy casi a punto – dije – ¡Estas pollas me están volviendo loca!

Deja que te ayude con esa polla – me dijo mi hermana en referencia a la que estaba chupando. Se acercó y se la metió en la boca. La chupó unos momentos y después me la metió en la boca a mí. En aquel momento me sentí más unida a mi hermana que nunca antes. Allí estábamos las dos, compartiendo una mamada mientras a mí me follaban el coño y el culo.

¡Ya casi estoy! – exclamé unos minutos después – Si no me la sacan del chocho y del culo me correré.

¡Dejad de follarla! – ordenó mi hermana. Los dos tipos sacaron sus pollas y se pusieron de pié - ¡Ven, Carol! ¡Arrodíllate frente a ellos! – me dijo. Así lo hice. Los tipos se la meneaban sin parar. Estaba claro que iban a correrse de un momento a otro - Ahora vamos a chupar polla hasta que se corran, ¿vale? El primero que esté a punto que se corra en mi boca para que mi hermana vea cómo debe hacer para que no se escape nada.

Las dos empezamos a chupar aquellas pollas. Me encantaba mamarlas pero eso de que me lo echaran en la boca me daba un poco de asco. Pero si mi hermana decía que era bueno, es que lo era. Después de todo lo que había experimentado bajo sus sabios consejos, bien valía la pena probar aquello.

¡Me corro! – dijo uno de ellos.

¡Rápido! ¡En mi boca! – exclamó Alicia. El tío acercó su polla a la boca de mi hermana. En unos segundos, él empezó a correrse y un potente chorro de semen fue a parar a la boca y a la cara de Alicia - ¡Qué rico! – dijo ella relamiéndose. En ese momento otro de ellos nos anunció su orgasmo - ¡Ahora tú, Carol! ¡Procura que no se escape nada! ¡No te la tragues directamente o no la saborearás!

Como tú digas – dije justo antes de sentir como el líquido caliente de una de las pollas se estrellaba en mis labios. Abrí la boca y recogí todo lo que pude.

¡Mantenla en la boca y saboréala! – me aconsejó. Así lo hice. Estaba caliente y pastoso pero era cierto que tenía un gusto maravilloso - ¡Ahora trágatela! – me ordenó. A medida que aquel líquido llegaba a mi garganta más apetitoso me parecía.

¡Está muy bueno! – dije - ¡Me gusta mucho, Alicia!

Ya te he dicho que no te ibas a arrepentir. ¿Quieres más?

¡Sí! – exclamé. El otro tío también estaba a punto de correrse. Apuntó su rabo hacía mí y me lo echó todo en la boca. Hice lo mismo que antes. Lo mantuve en mi boca y luego me lo tragué. Esta vez me gustó más aún. En aquel momento me hubiese bebido un litro de aquel maravilloso líquido.

Te gusta, ¿eh? Te gusta que se corran en tu boca, ¿verdad? – dijo Alicia.

¡Me encanta! Tenías razón. Esto es lo mejor que he probado – reconocí.

Los chicos se vistieron y se marcharon no sin antes decirnos a mi hermana y a mí lo mucho que habían disfrutado. Me quedé en la cama tumbada intentando asimilar todo lo que había pasado. No había duda de que me había encantado. Pensé que después de aquello me sería muy difícil volver a clase el lunes y reunirme con las chicas del colegio. Chicas que nunca habían experimentado algo igual. Chicas que quizás nunca lo harían. Entonces entendí por qué mi hermana me había tratado como a una niñata desde que ella descubrió el sexo.

Fue entonces cuando volvió mi hermana. Se tumbó en la cama junto a mí y me preguntó:

¿Entiendes ahora por qué estaba tan rara contigo?

Creo que sí – contesté – Oye, explícame ahora eso de que "si todo sale como es debido" que has dicho antes.

Para empezar, ya te habrás dado cuenta por lo de esta mañana de que mamá es puta. Pues bien, ella tenía la ilusión de que algún día sus hijas siguiesen sus pasos. Cuando descubrí que era puta tuvimos una larga charla que también tendrá contigo. Pero resumiendo, la idea que ella siempre ha tenido es convertir esta casa en un una especie de puticlub o casa de citas. Trabajaríamos las tres juntas. Ella piensa que esa es la mejor manera de que siempre permanezcamos juntas además de pasárnoslo muy bien y de ganar mucho dinero – me explicó – Por eso estaba tan ilusionada estos días conmigo, ya que hoy era mi primer día en este trabajo.

¿Y qué pasa conmigo? – pregunté.

Ese era el problema. Ella no quiere influir en nuestras decisiones. Por eso nunca nos ha dicho a qué se dedica. Para mí ha sido una suerte ya que ya había decidido que quería ser puta. Bueno, de hecho ya lo era porque desde ese día que te he contado antes he cobrado dinero por follar con los chicos del colegio. Cuando mamá vio lo puta que yo era, no dudo en contarme su idea. Pero faltabas tú. Ahora ya lo sabes. Lo que tienes que decidir es si el lunes quieres volver al colegio dejando que esto sólo sea una pequeña aventura o si quieres convertirte en una auténtica puta como nosotras.

La verdad es que no creo que pueda vivir sin pollas cerca después de lo de hoy – contesté.

Perfecto. Entonces sólo falta decírselo a mamá – me dijo – Pero creo que antes tienes mucho que aprender.

¿Qué quieres decir? – pregunté.

Cuando se lo digamos a mamá, debes tener más soltura y experiencia. Que vea que eres una zorrita en toda regla – me explicó – La semana que viene es su cumpleaños. ¿Qué te parece si ese día le damos un regalito muy especial? – me dijo sonriendo.

¡Vale! – contesté muy ilusionada.

Hasta entonces te prepararé para que no la decepciones. Te daré algunos consejos muy útiles y te enseñaré a follar como toda una puta – me dijo.

Continuara ...

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