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El Virus VR (14)

en Confesiones

Recomiendo la lectura de los capítulos anteriores para una mejor comprensión de la historia.

   Miré en el interior forrado de seda roja de la caja y descubrí el motivo del numero 023 de la combinación del candado, ¡Joder con la guardia Macías! dentro había varios juguetitos sexuales pero lo que más destacaba era una enorme verga de látex, parecida a la piel humana de veintipocos centímetros de larga y del ancho de un buen chorizo de almendralejo… e igual de pelado ya sabéis, estaba algo doblada para que cupiese en el interior de esta.

Seguí hurgando y hallé unas bolas chinas de esas que parecen dos pelotitas metálicas unidas por un cordelito, un vibrador blanco más pequeño y que parecía por su forma un misil de unos 15 Cm de largo, pero del grosor de un rotulador gordo y por ultimo un cacharro que jamás había visto, era todo rojo y parecía una linterna con una ruedecita delante de tamaño medio, esta ultima tenía a su alrededor pequeñas lengüecitas de goma fina y blanda, al pulsar su interruptor la ruedecita se puso a girar despacio sin hacer apenas ruido, acerque mi dedo sintiendo el rítmico y suave roce de las lengüetas contra la yema,  era una sensación agradable pero algo… floja, me fije en el interruptor y vi que tenía tres velocidades así que las fui probando y el chisme aumento un poco el sonido, así como la velocidad de la ruedecita hasta que lo desconecte, mire en el fondo de la caja y vi un completísimo folleto en Inglés, Francés y un Español macarrónico, en forma de mala fotocopia de una única página plegada con una foto algo borrosa, que me indico que aquello se aplicaba al clítoris y daba una sensación de lameteo en dicho órgano sexual, pudiendo variar la intensidad de la caricia mediante el interruptor del mango.

Me conozco de sobra y sé que en aquel momento debía tener cara de salidillo, solo de pensar en aplicar casi todo aquello a Ceci, digo casi todo porque el miembro de kunta kinte de momento se iba a quedar guardadito, por aquello de que las comparaciones son odiosas, así que deje aquel arma de destrucción masiva en la caja de cartón y me lleve la de madera con su contenido al servicio, donde armado con alcohol y abundante jabón hice una buena limpieza a aquella colección de juguetes, asimismo cambie sus pilas por algunas de las que había cogido de la gasolinera semanas atrás pues seguían precintadas y a tope de carga, en aquel momento pensaba solamente en resarcir a mi amiga por los cuernos que la había tenido que poner por guardar las apariencias, antes de  que nos rechazasen a ambos por sospechas de follarme a una infectada.

Salí al comedor y me acerque a ella situándome detrás viendo lo que pintaba, el dibujo lo coloreaba bastante parecido al modelo y bien centrado cada color en sus huecos correspondientes, me felicite de haberla traído aquello pues la estaba ayudando ya que sus trazos eran firmes y se fijaba bastante, aparté su pelo y la di un beso en la nuca que agradeció con un murmullo, la deje acabar de pintar subiendo a la azotea a ver qué maquinaban los nuevos infectados y de paso tendí la ropa de la lavadora.

No había nadie a la vista y ya no se oían tiros, al cabo de un rato casi a mediodía subió a buscarme Ceci con el dibujo en las manos y muy orgullosa de cómo la había quedado, lo mire y me maraville de lo bien que estaba hecho había acertado de lleno con aquel regalo pues ella mejoraba, tanto en atención como en coordinación y respecto al habla, su vocabulario de silabas empezaba a aumentar lentamente, la mire a los ojos y la felicité de palabra, mientras mi mente se perdía en el verdor de sus ojos de gata.

Bajamos al patio a dar otro paseo y tras hacerlo la metí en su celda, pues quería eliminar algunos infectados atrayéndolos al cocinar, mientras andaba entre cazuelas pensaba en cuantos habrían llegado en estos dos días y cuantos vendrían durante nuestra salida de pasado mañana, me aterraba pensar que tal vez a la vuelta del “paseo” habría tantos que no pudiéramos entrar en el bloque de Julián o en el torreón.

El olor a cocido efectivamente los atrajo, eran más de treinta y subí a la azotea con el rifle del 22 con mira telescópica y dos cargadores de 20 proyectiles, me senté en la silla encarando hacia ellos el rifle y busque mis blancos favoritos, es decir los más rápidos.

Más de un tercio eran nuevos en la zona o al menos yo no los había visto nunca, tal vez solo habían estado al otro extremo del pueblo y por eso no me sonaban, me tome mi tiempo apuntándoles a los ojos para que el proyectil les llegara al cerebro ó zonas donde el pequeño proyectil del 22 no hallara mucho hueso que lo desviase, los disparos de munición subsónica apenas producían un chasquido fuerte junto a mí al salir, en cambio el proyectil que los impactaba no lo oían llegar ni alertaba a mas infectados de los alrededores, como hubiera ocurrido con el Remington o el cetme viejo de 7,62.

Tras abatir a seis de sendos tiros en un ojo, baje a controlar la olla sacándola del fuego y puse la mesa para comer, volví a asomarme despacio observando que si bien algunos estaban en la muralla otros ya estaban dando cuenta de sus muertos recientes, me llamo la atención uno medio calvo de mediana edad vestido de guardia civil con chaleco antibalas, que salía de la arboleda en dirección a un muerto reciente lucía un desgarrón en un brazo que parecía negro y gangrenado, aun tenía sus trinchas puestas con varios cargadores de cetme dentro y la funda vacía de su pistola, llego a un muerto que estaba a unos 70 metros de la muralla y se arrodillo a comer, yo cogí el 22 y espere unos minutos hasta que el guardia quedo en una posición favorable para mi, entonces disparé aunque me repugnaba hacerle eso a un compañero, la bala le entro por detrás de la oreja directamente al cerebro tras romper el hueso de su cráneo, una vez perdida la potencia inicial en el impacto estos proyectiles se deforman, quedando sin la fuerza suficiente para volver a traspasar el hueso y salir por el otro lado, con lo que rebotan ahí dentro hasta quedarse parados destrozando el cerebro en el proceso.

El guardia cayo de cara sobre la caja torácica que estaba mordiendo, dejaría que el resto se los comiera y esta noche saldría a recoger aquellos cuatro cargadores y lo que quedara del chaleco, es decir 120 balas que me vendrían muy bien para la excursión.

Llame a Julián y le pregunté si podríamos adelantar el viaje un día, me preocupaba la cantidad de gente que estaba llegando y le expuse mis temores de no poder volver por acumulación de infectados en las calles, se mostro de acuerdo y quedamos para hablar esta noche con una respuesta definitiva, metería prisa a su gente para poder salir de madrugada.

Baje a por Ceci y subimos a comer, en ese momento solo la dejaba usar la cuchara o el tenedor basto de madera, nada de cuchillos ni tenedores metálicos, si había carne se la cortaba yo antes de ir a buscarla a la celda, la hable durante todo el tiempo mientras comíamos y se notaba que intentaba contestarme, después la hice pasar a la habitación y la ayude a probarse el vestido que había pertenecido a Macías, era de un par de tallas mas grande pero la sentaba bastante bien, cuando la molesto e intentó quitárselo la rodee la cintura con mis manos, sin dejar de mirarla la dije:

-  Te queda precioso Ceci, estas muy guapa vestida de blanco con el color bronceado de tu piel contrastando con la tela.

-  To…ni ¿yo gua…pa?

La di un beso en el cuello y seguí hablando:

-  Si pero que muy guapa, ya sé que te queda un poco grande pero ven, mírate en el espejo lo guapa que estas.

La hice sentarse en una silla que había ante un espejo y aparté su pelo rubio pegando mi mejilla a la suya, buscando  el contacto visual en el espejo, cuando nuestros ojos contactaron en la superficie de cristal me reveló sus sentimientos sin decir nada, la gustaba que estuviera pegado a ella y si no era cariño lo que expresaba, se le parecía bastante.

Mi deseo hacia ella aumentó al sentir su calor, Ceci debía estar calentándose tan rápido como yo pues no cesaba de rozárseme, aprecie como se la erguían los pezones tensando la tela del vestido sobre sus pechos, así que me levanté y la ayude a quitárselo para que no se arrugase pues esta noche debía llevarlo puesto, su precioso cuerpo desnudo fue surgiendo de aquella tela blanca y me hizo desear poseerla con urgencia, la tome de la mano y fuimos al baño donde la di una lavadita de bajos rápida, seguidamente la lleve a la habitación de la cama de matrimonio, la hice tumbarse mientras me desnudaba contemplando su hermoso cuerpo.

Busque condones en la mesilla sacando la primera goma que encontré y procedí a enfundarme el miembro, Ceci olfateo en dirección al plástico del condón y luego se arrodillo acercándose a mí, me di cuenta pero no demasiada pues estaba sentado de lado poniéndome los guantes de látex, a continuación sentí sus labios en mi pene y casi me caigo de la cama por la impresión, su boca era tabú para mí por los gérmenes y la infección evitaba siempre su saliva, por no mencionar sus dientes tan igualaditos y blancos pero a la vez tan peligrosos, la emoción del peligro me hizo mirar lo que hacía sin decirla nada pero atento y acojonado a partes iguales, la frase “En las fauces de la muerte” tomo sentido para mí.

Cecilia acariciaba con su cara mi erecto miembro, le daba besitos y al no sentirme protestar le soltó un par de lamidas intensas de abajo arriba saboreándolo.

-  Uuuff que bien Ceci –Exclame.

Fui dejándome caer un hacia atrás atravesándome en la cama y apoyándome en los codos, tenía los pies en el suelo y ella estaba arrodillada a mí derecha sentía sus pechos rozándome el costado, la vigilaba irguiendo la cabeza pero el placer me hacia entrecerrar los ojos, la dije que lo besara y lo metiera despacio en su boquita, advirtiéndola:

-         No muerdas ¿vale? Si muerdes no nos podremos querer mas, chúpalo bien y mételo despacio hasta donde puedas, luego sácalo despacio y sin morder, ¿entiendes Ceci?

Ella asintió y se lo metió un poquito en la boca, lo chupaba y relamía muy golosa yo alucinaba sintiendo sus labios y lengua en mi prepucio, entonces de refilón mire a la mesilla y entendí el porqué de esa glotonería, el condón que había cogido no era normal sino de sabores y por el color debía ser de fresa, me prepare a disfrutar como un loco pues entendí que su boca disolvería el saborcillo paulatinamente haciéndola bajar cada vez más por lo que fuera quedando hacia la base de mi columna de carne.

No tenía ni idea de las vergas que se habría comido mi nena en su vida anterior ni me importaba, pero se estaba revelando como una maestra de la felación, alternaba sus chupadas con gemiditos de satisfacción  y sonidos húmedos tragando saliva con sabor a fresa, guie sus manos a sus propios pechos temiendo que si la dejaba masturbarme rompiera la goma y estire una de las mías hasta alcanzar su clítoris el cual acaricie y presione con los dedos intentando devolverla el placer que me daba, desde mi punto de vista veía como se acariciaba frenéticamente los pechos, su cara se ponía colorada y mantenía los mofletes hinchados, mi verga estaba casi hasta la raíz metida en su boca y sentía su lengua recorrerla por dentro, sus labios apretaban y soltaban rápidamente mientras la cabeza oscilaba y subía a intervalos.

Mis dedos toquetearon al principio solo su clítoris, pero no tarde en recorrer su rajita y enviar un par de estos dentro de ella iniciando una rítmica penetración que la hacía saltar de placer, empalándose ella misma en ellos gozaba sin parar empapándome la mano con su primera corrida a los pocos minutos, saco mi polla de su boca gimiendo al correrse y gritando:

-  Toniiii. Siiii gustooo.

-  Sigue cariño, correte nena disfruta.

-  Aaagggh masss aaaaa.

Aquello acabo conmigo, la veía correrse su cuerpo retorciéndose en convulsiones placenteras junto a mí, veía como se tironeaba de los pezones gimiendo, un poco más allá su cara era el reflejo del placer que sentía intensamente, volvió a chuparme entre gemidos y me corrí llenando el depósito de la goma de una gran cantidad de leche caliente, atine a decir:

-  Si tomaaa ceci, te quierooo.

Ella aun suspirando y gozando sintió en sus labios como la goma se hinchaba y la saco de su boca, permaneció un rato mirando cómo me vaciaba ante ella pero en aquel recipiente, separo una mano de su pecho y me cogió el miembro agitándolo suavemente, debía recordar algo ¡no lo sé! pero a mí me ayudo a acabar bien agostito.

Estábamos sentados en la cama tras darnos unos besos en la mejilla, nos acariciábamos mutuamente con cariño sin dejar de mirarnos, me había quitado la goma y nos habíamos limpiado con un papel que ella había olisqueado, he de reconocer que al sacarme la goma moje un dedo con esperma y se lo ofrecí, Ceci olisqueo y luego lo chupo y saboreo con gusto como una golosina, quería ir acostumbrándola para que cuando estuviera bien repuesta del todo la gustase acabar las mamadas como dios manda, no quería exponerme a una pareja egoísta de las del tipo “cómemelo todo, pero yo a ti no, porque me da asco” por eso cuidaba este punto de su formación, así podríamos ambos desayunar o cenar en la cama cuando quisiéramos.

Quería seguir en la cama y hacer feliz a mi chica, deseaba jugar con ella y penetrarla a fondo después, incluso quería metérsela por detrás alguna vez, si llegaba a asociar aquello con placer y no con dolor, (conseguirlo lo tenía jodido, pero aun no lo sabía) afortunadamente el sexo anal no era una de mis obsesiones imprescindibles.

Pero la realidad se impuso en mi mente, los farmacéuticos la reconocerían y harían pruebas mañana cuando nos fuéramos, de expedición a Llo… y una cosa es que no supieran si ella se masturbaba en su celda, pero otra es que no distinguieran un polvo con goma y ademas reciente cuando hasta el ginecólogo más tonto si lo hace, dado que no podían saber seguro si teníamos sexo para aceptarnos a ambos decidí que ya follaríamos a la vuelta, además yo tenía un montón de cosas que preparar, permanecimos como dos enamorados media hora más en la cama y luego me levante.

Subí a llamar a Julián el cual me confirmó que podíamos salir al siguiente amanecer, todo estaba ya preparado y le dije que bajaríamos a eso de las 23:00 en mi todo terreno, aquello alertaría a los infectados que al vernos entrar en el garaje se quedarían un buen rato en los alrededores de los bloques, entretanto dormiríamos y antes del amanecer cuando hubiesen vuelto a sus guaridas, saldríamos hacia Llo… sin apenas riesgos.

Pase al despacho y estudie la ruta que seguiríamos y al menos dos alternativas, apuntando en mi agenda los puntos de paso y lugares de riesgo como puentes, pasos a nivel, aldeas y cuestas pronunciadas ó desfiladeros, descarte una de las rutas por demasiado accidentada y busque alguna mejor, compararía notas con la gente de Julián al llegar.

Prepare mi ropa y armas, recordé salir a recoger las municiones del guardia muerto y me asomé a ver cómo estaban los alrededores, no se veía a nadie así que decidí que era un buen momento, me vestí y baje hasta el portón apartando un poco el coche, abrí el portón y me asome despacio dando un buen vistazo, no había moros en la costa ni infectados mas acá de la arboleda, cerré y me dirigí andando como si fuera otro infectado más hacia el guardia muerto, estaba a la derecha y unos 70 metro de la muralla, solo llevaba mi pistola en la mano para poder correr si fuera necesario, pero o no había ninguno cerca o realmente me tomaron por uno más, vencí mis nauseas y asco al llegar junto a lo que habían dejado del cuerpo arrodillándome junto a él y apartando algunas moscas verdes, si alguno me vio le debí parecer un colega comiendo, casi tres inquietantes minutos tardé en quitarle el chaleco y las trinchas con sus cuatro cargadores de 30 proyectiles intactos, en sus bolsillos de muslo encontré dos cargadores para pistola con 15 proyectiles en cada uno, así como una porra extensible y un walki en su funda pero con la batería gastada, también cogí su cartera con la documentación, me incorporé y volví al torreón andando.

Paseamos y duche a mi Ceci, luego cenamos y la ayude a ponerse el vestido, nos sentamos muy juntos mientras el tranquilizante la hacía efecto queriendo conservar sus rasgos en la memoria, cuando se quedo dormida la puse su antibiótico y la deje dormir mientras me vestía y pertrechaba de mis armas, así como de la pequeña mochila que use en la salida a la farmacia con una ración de comida y el pequeño botiquín, metí en ella tres walkis y seis pilas ya cargadas de recambio, de este modo cada coche iría comunicado con los demás por si nos separábamos.

A las 22:30 abrí el portón y saque el todo terreno con las luces apagadas, antes de meter a Ceci en el asiento trasero me había pasado media hora sentado en la terraza asegurándome que no se movía nada por los alrededores, ahora tras sacar el vehículo me apee y cerré el portón con llave volviendo rápido al coche y partiendo hacia el pueblo dando el acostumbrado rodeo.

En las calles del lugar no se veía un alma, Llame a Julián mientras conducía diciéndole que estábamos llegando, metí el coche en el garaje sin problemas pero atraídos por el ruido del motor y el sonido de la puerta al abrirse enseguida se fueron juntando algunos infectados por la zona, Julián dio instrucciones para controlarlos pero no molestarlos pues no queríamos cuerpos estorbándonos la salida al amanecer, una vez en el interior me saludaron los allí presentes y Julián me volvió a presentar a David, un chico de unos 19 años vestido con un chándal que había trabajado al lado de una tienda de comunicaciones en Llo… recordé que me había hablado de él, a su lado estaba Mara vestida con un mono verde cuya cremallera llevaba abierta hasta el inicio del escote, que me guiño un ojo con picardía a la vez que decía:

-  Bienvenido Toni, te hemos echado de menos,

-  Igualmente Mara, gracias espero que Lucy este bien.

-  Te envía recuerdos, dice que cuando quieras ya sabes dónde subir…

Julián cortó la conversación presentándole a Roberto y a Lucas, los dos eran jornaleros y se habían recorrido toda la zona durante años, trabajando en las granjas y huertos de la comarca por lo que serian unos buenos guías, ambos hombres eran chaparros pero fuertes como robles tendrían unos 50 años, Lucas llevaba camisa de franela a cuadros azules y rojos tenia barba y boina, Roberto lucia una camiseta negra de los Iron Maiden con un llamativo dibujo del esqueleto de un casaca roja y la bandera inglesa en la cabeza lucia una gorra algo gastada de la selección de futbol.

A continuación me presentó a José Luis, era un hombre de unos 40 años era abogado y le veía decidido, de complexión media y pelo moreno y muy corto, era quien se quedaría al cargo del complejo de viviendas en ausencia de Julián, lo salude con cortesía pero observe que no cesaba de mirar hacia el todo terreno donde aun estaba dormida Cecilia, mirándole a la cara le dije:

-  Usted se queda a cargo de todo ¿cierto?

-  Si Toni, -Respondió el aludido- mientras Julián este ausente mando yo.

Algo no me gustó en el tono en que lo dijo así que  le contesté:

-  ¡Volverá, no se preocupe por eso! le doy mi palabra de que lo traeré de vuelta, hablando de palabras de honor ¡quiero la suya de que a Cecilia no la pasaran cosas extrañas en mi ausencia!

-  Si claro se la doy, no se preocupe…

-  ¡Dígalo bien abogado, palabra de honor!

-  ¡Le doy a usted Don Antonio Lope, mi palabra de Honor, esa mujer estará bien en su ausencia!

-  Mejor así, gracias José Luis, ella es importante para… todos, puede que su sangre sirva para una vacuna o algo así.

-  Lo entiendo así, no se preocupe.

Sacaron Roberto y Lucas una camilla que tenían preparada y cargamos a Ceci en ella, le dije a Dani que si sabia donde estaban las vuvucelas metiera una en cada monovolumen que usaríamos también le di los walkis y las cargadores de repuesto con las mismas instrucciones, el muchacho salió rápidamente a cumplir mi sugerencia, los demás subimos en uno de los ascensores que habían conectado a propósito hasta la casa de los farmacéuticos, allí nos esperaba una pareja ya de cierta edad que se presentaron como Ernesto y María Ruperez, me mostraron la habitación que ocuparía Cecilia, solo tenía una cama con barrotes en el cabecero y en los pies habían colocado allí unas anchas correas por si había que sujetarla, yo había traído a la joven con su bola y sus guantes de boxeo atados por delante de su cuerpo, la pusimos en la cama y salimos al comedor tras cerrar el dormitorio con llave, allí me explicaron que la joven permanecería sedada al menos 24 horas, así la harían las pruebas y análisis necesarios sin problemas.

Tomamos unas copas y nos fuimos a dormir, al día siguiente nos pondríamos seis personas de camino a lo desconocido, las esperanzas de 43 habitantes del complejo y las de Ceci dependían de nosotros seis.

Continuara…

Bueno parece que el contenido de la caja es interesante, además hemos descubierto una habilidad de Ceci (golosona) pero ¿Qué descubrirán los farmacéuticos en los análisis? Y el viaje ¿saldrá bien, descubrirán mas supervivientes en la zona? Ya veremos, entretanto:

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