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El Virus VR (15)

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Se recomienda la lectura de los episodios anteriores para una mejor comprensión de la historia.

   Desperté a las cinco y media de la madrugada, mientras me vestía apareció Julián deseándome buenos días, el alcalde vestía como si fuera de caza con un pantalón color mostaza y camisa verde del ejército, bajo ella se adivinaba una camiseta gruesa, enseguida se sentó a la mesa mientras su mujer calentaba el café para los seis que nos teníamos que juntar allí y sirvió algunas magdalenas caseras.

Los demás fueron llegando al piso, Mara y Dani entraron sonriendo y haciendo chistes, Lucas entro tres minutos después y finalmente tras diez minutos, entro Roberto con ojos legañosos y pintas de haber subido corriendo la escalera, mientras desayunábamos me fije en que todos excepto Julián llevaban la misma ropa de ayer noche, confiaba en que llevasen mas ropa debajo para evitar o al menos amortiguar las posibles mordeduras, una vez acabamos de desayunar expuse mi plan poniéndome en pie y diciendo:

-  Bien damas y caballeros (Juana se había quedado con nosotros) para empezar os hare una pregunta, habéis oído hablar del ¿Flautista de Hamelin?

Asintieron todos excepto Dani que bajando la cabeza negó como avergonzado, le explique rápidamente aquel cuento popular en que un flautista sacaba las ratas de una ciudad atrayéndolas con el sonido de su flauta, el asintió y al acabar la historia dijo:

-  Por eso las vuvucelas en los coches.

-  En efecto amigo mío, ¡te has ganado un caramelo! bueno los demás no lo sabíais, pero ayer le dije a este muchachote que pusiera una Vuvucela en cada coche, así como un walki y una pila de recambio para poder estar en contacto permanentemente.

-  ¿Qué has estado maquinado? – Inquirió Julián.

-  Mi plan es doble, para comenzar saldremos de aquí e iremos a la gasolinera a repostar los monovolúmenes, una vez hecho esto y antes de salir hacia Llo… iniciaremos la segunda fase y llamaremos a los infectados con las vuvucelas, todos sabemos ya como se ponen de locos cuando las oyen, así que es de esperar que acudan velozmente hacia el sonido y eso los sacara del pueblo, así daremos seguridad a estas familias.

-  En la siguiente fase nos vamos hacia nuestro punto de destino parando tres minutos cada dos kilómetros para darles otro “concierto” con lo cual nos vendrán siguiendo hasta aquí. Mi dedo señalaba un ponto en el plano.

En la ruta que originalmente había descartado por muy accidentada, había un punto distante diez kilómetros del pueblo y 27 de Llo… se llamaba la cazuela del lobo y la conocía porque sus vistas eran impresionantes, mucha gente pasaba por allí (incluido yo mismo) solo para sacar fotos del lugar, tenia forma de C muy cerrada, los dos extremos apuntaban a Llo…  pero nosotros entraríamos por la parte posterior de la letra, allí la carretera tenía una bajada peligrosísima dado el agudo ángulo de sus paredes de 90 metros de altura, dicha bajada era una sinuosa carretera vieja de un carril por cada lado y sin arcenes, mas parecía un conjunto de escalones inclinados con cerradas y estrechas curvas en sus extremos.

-  ¡pero nos seguirán y bajaran por la carretera! – dijo Lucas.

-  Como bien sabes amigo Lucas la carretera hace un giro cerrado a la izquierda, flanqueando una terraza que es donde dejan los coches los que vienen a tirar fotos, pero dicha carretera sigue hacia la izquierda cien metros contorneando el borde del barranco antes de torcer a la derecha de nuevo para comenzar la bajada, hasta el fondo y tras cruzar la hondonada por su fondo de medio kilometro de largo sale entre las patas de la C hacia Llo…

-  Ya entiendo –Dijo Julián- ¿pero y si nos evitan o nos rodean?

-  ¡No lo harán cuando les demos un concierto de Vuvucela! Una vez abajo pararemos y tocaremos desde el fondo durante 10 minutos, veremos cómo saltan desde el palote de la derecha intentando cogernos, incluso si bajan por la zona de la carretera no seguirán el trazado de esta, bajaran corriendo y saltando en línea recta hacia el sonido, se caerán, rodaran, se romperán tobillos, brazos, piernas, costillas e incluso algunas cabezas en esos barrancos.

-  Vendrán de todas partes, - Decía Mara- incuso por la salida de la C.

-  Si pero el pueblo grande esta a 27 kilómetros allí no nos oirán, los que vengan por ahí serán los pocos de los caseríos y aldeas cercanas, e incluso algunos de las zonas altas pero estos vendrán por el otro palote y se unirán a los que caigan, creo que podremos con los que vengan de frente sin problemas.

-  Y después ¿volveremos a parar? –pregunto Julián.

-  No caballero, seguiremos sin conciertos ni pausas hasta Llo… si lo vemos jodido retrocederemos por algún camino rural 2 kilómetros y daremos otro concierto para sacar a los infectados del pueblo, volveremos a la carretera plagada de rotondas que lo rodea y entraremos por el lado contrario a un pueblo grande cuyos habitantes lo abandonan furibundos buscándonos por la esquina opuesta.

-  Es una locura.-Dijo Roberto- es tan de locos que hasta podría funcionar.

Los demás estaban conformes en lo descabellado del plan, discutimos un poco pero les hice ver que al menos sus familias estarían a salvo y si fracasábamos, al menos habríamos alejado el peligro y eliminado a un montón de infectados al coste de solo seis vidas.

Todos permanecimos en silencio unos minutos dándole vueltas al plan pero finalmente dijeron que de acuerdo y que fuéramos a por ellos, nos levantamos y cogimos las armas y bajamos al garaje, Julián tenía un rifle de caza mayor y bastante munición, Mara y los demás tenían escopetas semiautomáticas apodadas “pajilleras” con cargador de 6 cartuchos de postas, dos cananas de munición cruzaban sus pechos, yo tenía mi cetme corto y una pistola pero había traído mi Remington en el todo terreno, lo recogí de camino a los monovolúmenes.

En la puerta del garaje nos aguardaba José Luis el abogado, junto con cuatro hombres y otra mujer, protegerían la entrada del garaje mientras salíamos en los vehículos, se los veía nerviosos por la espera y la impaciencia nos despedimos de ellos estrechándonos la mano, el abogado me dijo:

-  Antonio… Toni perdona, vete tranquilo que nada la pasara a Cecilia, yo era amigo de sus padres.

-  Me lo imaginaba, confió en usted pero si no volvemos intente cuidarla.

-  Mejor ni me lo planteo, seguro que esto sale bien ¡Buen viaje!

Los tres vehiculos eran de distintos colores, Blanco donde viajarían Lucas y Dani, Verde donde irían Julián y Mara, y por último, Negro donde Roberto conduciría y yo haría de copiloto, por el walki solo diríamos colores en vez de nombres, las modificaciones eran similares para los tres, habían sacado los asientos que no hacían falta y metido un bidón para combustible vacio dentro y detrás del asiento del conductor para que estuviera protegido, para llenarlo bastaba meter la manguera por la ventanilla, también habían colocado un cajón grande y dos medianos para almacenar lo que fuéramos consiguiendo por el camino sin que estuviera suelto y botando por todo el vehículo, la comida y municiones que llevábamos colgaba en una mochila del respaldo del asiento del acompañante, los parachoques habían sido reforzados con chapas metálicas en forma de rastrillo y habían soldado rejillas metálicas sobre las ventanillas, nos despedimos de los que se quedaban atrás preocupados y nos pusimos en marcha.

Dos hombres abrieron la puerta metálica, el resto del grupo de protección salió a la rampa observando los amenazadores edificios frente a ellos, José Luis hizo la señal de adelante y los vehículos salieron a la calle con los faros apagados, primero el negro con Roberto al volante y Toni de copiloto, detrás el blanco conducido por Dani con Lucas apuntando su arma hacia las sombras, seguido por el verde con Mara al volante y Julián sentado en la zona trasera asomando su rifle por la ventanilla, apenas salir nosotros el grupo de protección se replegó y cerraron, solo entonces encendimos las luces y recorrimos las calles del pueblo a buena velocidad, de algunas puertas salían infectados que corrían detrás de los coches.

Aceleraron bastante al salir del pueblo para coger ventaja, nada más parar en la gasolinera Toni salto de su coche y se metió en el edificio conectando las bombas de los surtidores, Roberto estaba en uno de ellos y Dani en el otro abriendo los depósitos y metiendo las mangueras, el tercer monovolumen estaba parado  a una distancia prudencial y Julián vigilaba la carretera, el repostaje no duró mucho pues solo habían de repostar los depósitos de los vehículos, ya llenarían los bidones en otra gasolinera más lejana para no agotar esta o en el peor de los casos lo harían a la vuelta.

Recorrieron medio kilometro y se pararon a ver amanecer, un rato más tarde usaron las tres vuvucelas y las hicieron sonar alternativamente durante tres minutos, en breve el ruido de un tumulto avanzando entre gritos y rugidos de cólera les llego desde todas direcciones, por el walki se escucho la voz de Julián que estaba en la cola del convoy:

-  ¡Joder, joder lo que viene por ahí, dadle caña tíos parece la salida de un estadio!

-  Vamos, vamos, - Dijo Toni a Roberto- sal pitando y sin parar en dos kilómetros.

Se pusieron en marcha acelerando rápidamente y dejando atrás a la masa de infectados, en  el último vehículo Julián estaba pálido y tembloroso, le dijo a Mara:

-  ¡Nos ha ido de un pelo Mara, estoy acojonado de ver tanta gente podrida.

-  Si que ha estado cerca, si tuviera huevos me los estaría sacando del la garganta ahora mismo, pero tu estate atento ahí atrás ¿vale?

-  Si de esta no me da un infarto, llego a los cien años.

Un kilometro y pico después tuvieron que aflojar la marcha pues la carretera estaba bastante llena de obstáculos, entre coches abandonados y maletas tiradas por todas partes había tramos en los que apenas podían pasar, en esos casos bajaban Toni y Dani a quitar el freno de mano y empujaban el coche al arcén para dejar libre la pista, otras veces lo empujaban con el parachoques pero todos se daban cuenta de que perdían ventaja, una de las veces Dani encontró una bolsa llena de latas de conservas y la metió en su cajón trasero, pero no podían perder tiempo en revisar cada coche abandonado, dos veces les salieron infectados con ganas de jarana por los arcenes pero los eliminaron rápidamente.

A tres kilómetros del pueblo pasaron al lado de un choque de un camión con un turismo, que al parecer había sido el causante del atasco y a partir de ahí la carretera aparecía despejada, se detuvieron y dieron su segundo concierto de Vuvucela del día, el barullo de gente se escuchaba más próximo pero igualmente acojonaba lo suyo, el monovolumen verde cambio su puesto con el blanco, ahora Dani y Lucas irían en la cola y Mara y Julián en el centro del convoy, en cuanto Dani comunico que veía una masa de gente se pusieron de nuevo en marcha.

Las dos siguientes etapas las recorrieron más veloces al no encontrar obstáculos por el camino, se detuvieron a un kilometro del barranco que formaba la cazuela del lobo y repitieron su concierto, Toni se había puesto de pie sobre el monovolumen blanco de Lucas y Dani, tenía su Remington colgado a la espalda y observaba por unos prismáticos, exclamo:

-  Madre de dios ¿Qué hemos hecho?

-  Que pasa –dijo Mara que se había bajado a estirar las piernas- ¿qué estás viendo?

-  No te lo ibas a creer si te lo cuento nena, así que toma y mira porque el infierno al completo viene a comértelo todo. – Toni salto al suelo y la tendió los prismáticos, ella los cogió advirtiendo que la mano de este temblaba ligeramente.

Llevó los prismáticos a sus ojos y ajusto la ruedecilla hasta tener una imagen nítida, vio polvo, mucho polvo a lo lejos desde unos 100 metros a la izquierda de la carretera hasta otros 100 a la derecha de esta, de la nube de polvo surgían sombras oscuras, 2, 5, 12, 50, finalmente la fila de sombras surgió de lado a lado de la nube y las sombras se hacían más grandes, empezó a vislumbrar siluetas y después caras, ropas y cuerpos, ojos, bocas abriéndose y gritando, manos tendidas intentando agarrar, dientes que mordían al aire, cientos de cabezas mas se fueron haciendo visibles tras las primeras caras repitiendo su movimientos y dentelladas, Mara sintió que temblaba de pies a cabeza sin poder apartar los prismáticos de sus ojos, el mono verde a la altura de su entrepierna y muslos tomo un tono más oscuro al orinarse encima por la impresión y el miedo.

-  Julián conduce tu, - Dijo Toni quitando los primaticos a la mujer y dándola un cachete para que se recuperase de la impresión- Mara no puede ahora mismo.

El otro no respondió simplemente se puso al volante mientras Julián metía a la mujer en el vehículo y la colocaba el cinturón de seguridad, volviendo al suyo tomo el walki y dijo:

-  Vamos que nos vamos, sin paradas hasta el fondo de la cazuela.

Bajaron algo rápidos pero no tuvieron percances, en el fondo de medio kilometro de largo por cuatrocientos metros de ancho, la carretera seguía paralela a un arroyo alegre y cristalino con dos palmos de agua de profundidad que brotaba de una grieta en el acantilado, Toni salto del coche se agacho y bebió ávidamente con sus manos ahuecadas, siendo inmediatamente imitado por todos los del convoy.

-  Vamos a acercarnos a 100 metros de la salida haremos una formación en flecha, negro delante, verde algo retrasado a la izquierda y blanco lo mismo pero a la derecha, vamos.

Lo hicieron y bajaron de nuevo de los coches, al frente se veía la salida de aquella ratonera, un estrecho camino flanqueado de arboles cuyas ramas frondosas, azotadas por el viento formaban un túnel de sombras sobre la carretera, de día impresionaba sí, pero él había pasado por allí de noche y sabia que la impresión de claustrofobia que provocaba era enorme y aterradora.

-  Bueno vamos con el concierto otra vez a ver cuántos caen,  Dani saca las armas y cubre el frente, Roberto la espalda, los demás a tocar que voy a dar una vuelta.

Todos obedecían sin pensar, le vieron alejarse hacia la entrada contando pasos mientras sacaba el cuchillo de su funda, se paró a los 50 metros y cavo el cuchillo en el suelo retorciéndolo, lo saco y metió en el hoyo una rama de casi un metro de larga que encontró cerca, siguió andando y repitió la operación a los cien metros, las vuvucelas empezaban a sonar cuando volvió hacia ellos, tomo mas ramas y repitió la operación tres veces más en distintas direcciones, cuando volvió ya empezaban a verse a los infectados en el borde del acantilado, Toni les hizo gestos para que parasen un momento y cuando se hizo el silencio dijo:

Bien coged vuestras armas y municiones, ¿veis las ramas a 100 y 50 metros que he clavado? Mas allá las escopetas no hacen demasiado daño así que cuando vengan solo dispararemos Julián y yo, si alcanzan los palos más lejanos disparadles y hacedlo un poco más alto de sus cabezas pues las postas se dispersan y caen muy rápido, si alcanzan los palos más cercanos meteos en los coches porque saldremos zumbando y no esperaremos, ¿entendido todos?

-  Oye Toni ¿Por qué se han parado en el borde y no siguen? – Preguntó Dani.

-  Porque son los que venían delante y tienen ojos, saben por instinto que no es bueno seguir, pero ahora tocaremos más fuerte aun que antes y los que vienen detrás chocaran con ellos pues no pueden ver el acantilado, esos solo ven gente parada e intentaran cogernos empujando lo que tengan delante, así que venga, ¡leña al mono y a tocar fuerte!

-  Julián dispara a algunos a la barriga para que se agarren o tropiecen con los demás en la cima, además así vendrán con más ganas pues el ruido los atraera.

Fue dicho y hecho, entre el ruido y los tiros empezaron a despeñarse figuras, primero dos o tres luego según aumentaba el ruido y los gritos se sumaron cada vez más al mogollón de carne, el griterío de los que caían se sumaba a la cacofonía del lugar, hubo un momento en que parecía que la catarata de cuerpos despeñándose se abalanzaba hacia ellos, algunos caían sobre otros reventando con su peso al de abajo, sobreviviendo al golpe unos instantes hasta que se les venía encima otro cuerpo que al impactar le rompía los huesos, incluso los que bajaban por la zona de la carretera no lo hacían zigzagueando por la misma sino corriendo cuesta abajo en línea más o menos recta hacia el origen del sonido, estos vencidos por la velocidad y la inercia caían rodando, rebotando en las rocas una y otra vez incluso cuando dejaron de tocar los instrumentos seguían escuchando el sonido de los huesos al partirse con ellas.

Al pie del acantilado se formaba un alargado montón de cuerpos, eran cientos de cuerpos amontonándose y seguían surgiendo mas en el borde, algunos se arrastraban aun vivos  o cojeaban fuera de aquel pavoroso montón de carne hacia ellos, por detras de los coches Lucas dio un voz de aviso:

-  ¡Dios mío! Mirad aquí.

Se volvieron y vieron a decenas de cuerpos avanzando sangrantes por la carretera en dirección a ellos, se veían docenas de personas arrastrándose y cojeando, se veían huesos partidos y articulaciones destrozadas asomando bajo sus ropas, con las caras desgarradas por las ramas durante su caída por la zigzagueante carretera aquella legión de infectados se dirigía hacia los coches como podían, el lugar resonaba con sus terribles gritos de dolor mezclados con rugidos de furia asesina, el fuego del infierno parecía lucir en sus ojos y una rabia feroz los empujaba hacia ellos.

-  Vamos a los coches, salgamos de aquí – Gritó Toni-  ya hemos cumplido.

Se giraron y entraron en los vehículos poniéndolos en marcha, Toni vio que por el camino de entrada frente a ellos surgían figuras humanas, miro con los primaticos viendo que eran unos treinta infectados mas, debían de ser de alguna aldea cercana ó caseríos de la zona, tomo el walki de la guantera y habló:

-  Vamos a por estos, tenemos que cargárnoslos si queremos coger ese camino, seguidme haremos una curva amplia a la izquierda y después otra a la derecha rodeándolos, luego directos al camino entre los árboles, disparadles con lo que tengáis a mano, ¡si nos detiene aquí estamos fritos así que espabilad! el Verde detrás de mi y el Blanco cerrando atrás la línea, ¿entendido? Vámonos ya.

Los monovolúmenes salieron de la carretera haciendo la curva que había dicho Toni, cogieron los 40 por hora y vieron que los infectados de la salida corrían hacia ellos, Julián les disparaba por el hueco de la ventanilla con su rifle, el coche de Dani se dejo adelantar y Lucas a su lado preparo su escopeta para tirarles cuando pasaron a su lado, en el coche de cabeza Toni empuño el cetme tras comprobar el cargador y les disparo en tiro a tiro apuntándoles al pecho, usaba la táctica de los comandos haciendo dos disparos casi seguidos y buscando un nuevo blanco, cuatro infectados se desplomaron en rápida sucesión, Julián le dio a otros tres a distancia, Lucas esperaba a pasar a su lado y dispararlos a bocajarro con la escopeta de corredera que apodaban “la pajillera” por el movimiento de recarga que tenía que hacer con su mano derecha, disparo los seis cartuchos y cazo a otros tantos individuos, en lugar de recargar dejo su escopeta en el asiento y cogió la de Dani que seguía cargada.

Consiguieron meterse en el camino y aceleraron, dejando atrás aquel escenario de horror y muerte que a partir de ese momento no llamarían “La cazuela del lobo” sino “la fosa común” no tenían bajas y habían dejado limpias las inmediaciones del pueblo, ahora con más esperanzas y la moral por las nubes se dirigían a Llo…

Continuara…

Bien amigos esta vez solo sangre y tiros, en el siguiente episodio llegaran a su destino ¿Qué encontraran? Ya veremos entretanto y como siempre…

¡Sed felices!

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