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El Virus VR (46)

en Grandes Series

   Se recomienda la lectura de los episodios anteriores para una mejor comprensión de la historia.

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   Habían pasado unos días tras el atentado y la pérdida del helicóptero, me encontraba bien y más relajado que antes, mi rubia me mimaba y daba cariño no permitiendo apenas que me levantara de la cama, con la excusa de la luxación de tobillo me estaba mal acostumbrando a una rutina digna de cualquier luna de miel, por la mañana me despertaba mientras ella me mamaba con ganas, aquello solía acabar como imagináis con Cecilia desayunando un buen trago de leche calentita, aunque ya sabía cómo se las gastaba mi chica con mi verga en su boca sin condón, pues alguna vez antes me lo había hecho, debo reconocer que había mejorado su técnica ó tal vez yo estaba ahora menos tenso, pues disfrutaba mas de las dotes de mi rubia en su faceta de mamona.

Luego me tiraba el resto de la mañana haciendo planes en casa de Julián, mas tarde a la hora de la siesta nos montábamos un 69 o la hacía una buena comida de coño, a ella le encantaba sentarse sobre mi cara y dejarse hacer diabluras, yo por mi parte aproveche bien esos días para saborear bien el sabor de su flujo, cosa que como sabéis no había podido hacer sin plástico transparente hasta el momento, ella por su parte disfrutaba una barbaridad con la experiencia y me lo pedía  frecuentemente, a partir del tercer día salíamos por la tarde y paseábamos lentamente por culpa de las muletas saludando al personal, aproveche dichos paseos para supervisar las instalaciones de los “Barrios de guardia” antes de que llegara el crudo invierno, luego cenábamos en el comedor comunitario con todo el mundo y después volvíamos a nuestro apartamento, allí mi chica me montaba de nuevo empalándose en mi verga.

Mi Ceci se iba soltando y charlaba más a menudo, tampoco se cortaba a la hora de gemir o gritar de placer, aquella noche acababa de clavarse mi verga dentro, cuando se inclino hacia delante haciéndome sentir el dulce peso de sus tetas contra mi pecho, sus caderas iniciaron un seductor bamboleo que me ponía a mil, bese su cuello y tome sus pechos en mis manos los dedos acariciaban los pezones tiesos en cada caricia, ella estaba empapada y caliente gemía contra mi oreja sin dejar de follarme agitando arriba y abajo sus caderas, el ritmo fue aumentando se la notaba cachonda perdida.

En aquel momento me dio un mordisco en el cuello fue flojito pero note sus dientes perfectamente, la respondí de la misma forma a la vez que impulsaba mi vientre contra su cuerpo, aquello la hizo gritar de placer y se abrazo a mí con más ganas, la di otro mordisco y pareció volverse loca de gusto, su cuerpo se acelero y botó contra mi verga clavándosela a fondo en cada estocada, jadeaba ruidosamente junto a mi oreja y me la chupó con vicio, yo seguía agitando mis caderas y nuestros vientres se acompasaban velozmente, supe por sus gemidos y contracciones el momento exacto de su corrida, yo intente retenerme pero no pude pues mi chica me estrujaba el miembro con sus espasmos vaginales, sin dejar de meter y sacar mi verga me la estrujaba tanto que me corrí sin poder evitarlo, llenando su interior de espesa leche que ella acogía entre gritos de placer, nos quedamos casi quietos besándonos en la boca con pasión.

Si digo casi quietos porque a veces como esta noche no parábamos, mis dedos seguían acariciando sus pechos, sus pezones seguían erguidos bajo mis dedos, su vientre temblaba con mi verga aun dentro y por el tallo de esta resbalaban hilillos de esperma, que se unían en la raíz de mi polla a los restos de flujo emitidos por ella y que formaban un circulo blanco alrededor, como decía aquella noche los temblores y besos me volvieron a calentar y el miembro no perdió  apenas dureza, Ceci rompió el beso para mirarme con sus ojos de gata y sonriendo preguntó:

-         ¿Más aun… toni?

-         Si amor mío, dame mas de todo, te amo.

Aquello fue suficiente para que se pusiera de nuevo en marcha, sus caderas volvieron a agitarse estrujándome el rabo, acaricie sus pechos con más firmeza y tironee de sus pezones, Ceci maullaba de placer contra mi oído a la vez que se movía mas rápido, no tardo en incorporarse y flexionar las rodillas saltando como una amazona sobre mi polla, yo no soltaba sus pechos y veía desde abajo la expresión de placer en la cara de mi rubia, intenté moverme para cambiar de postura pero ella me retuvo y siguió cabalgándome, sus gritos de gusto resonaban en la habitación:

-         Sii clávame, damelo todo… aaahh… sii.

-         Me gustas a rabiar ceci… toma mi polla.

-         Aahhh daaa…me sii asiii mas.

No podía dejar de disfrutar con su cuerpo joven y macizo, aquella mujer divina que me gustaba a rabiar me calentaba con sus gemidos mientras estrujaba mi rabo con su chochete, las acometidas por ambas partes se hicieron mas rápidas, sentí mi esperma resbalar de su coño mojándome las pelotas mientras una nueva carga se preparaba para rellenarla de nuevo, pero esta vez me propuse aguantarlo un poco mientras ella disfrutaba, su orgasmo no tardo en llegar y mi hembra se convulsiono y jadeo mientras se corría en plan bestia, cayendo hacia delante contra mi pecho, sollozando de gusto y presa de temblores mientras yo la seguía barrenando con ganas impulsando mi rabo en su interior, no aguante demasiado y aunque intente que se corriese de nuevo pudo más el placer que sentía, me corrí de nuevo dentro de Ceci y ella se encabritó al sentir la descarga dentro, me beso con pasión y nos relajamos, aquella no sería la primera ni la última vez que nos dormíamos totalmente agotados, en la misma postura.

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Unos kilómetros más allá en el bosque, la pareja formada por “soldado” y Mara también había mejorado, tras aquel polvo ante la chimenea las cosas se habían desbocado un poco, el hombre al no ser rechazado asentó su confianza, Mara por su parte nunca había sentido nada parecido por un tío, este la daba todo sin pedir nada a cambio más bien parecía casi suplicar su atención, lo cual teniendo en cuenta la envergadura del hombre podía parecer chocante, efectivamente la dura máquina de matar que era el capitán Lillo se volvía pura crema cuando se trataba de estar con Mara, a veces sala a cazar y volvía con un conejo muerto en una mano y un ramillete de flores en la otra, aquello desconcertaba a la morena pero como mujer querida la agradaba.

Ella inicio un juego, cada vez que le veía ocupado haciendo algo le llamaba con nombres que empezaban por J, quería saber su nombre y solo sabia la inicial, así que fue probando con Juan, Juanjo, José, Jaime, Julio, Julián etc. Fue el tercer día de iniciar aquel juego cuando él se giró de golpe al oír su nombre, ella lo repitió y el hombretón dejo lo que estaba haciendo para acudir a su lado el nombre era Jonás, ella le dio un beso en la boca y al acabar le abrazó diciendo en voz alta:

-         Encantada de conocerte Jonás, te llamas como mi abuelo, el único hombre que me ha querido de verdad sin egoísmos. – una lágrima de alegría bajaba por su mejilla.

Desde entonces todo había ido a mejor, ella le daba cariño pero también se enojaba y le gritaba en ocasiones, el no gritaba… bueno realmente no decía casi nada, pero ayudaba en la casa y cazaba para ambos, también partía troncos para la chimenea con un hacha que encontraron en el granero, en esos momentos ella le miraba desde la ventana contemplando su fuerte pecho y se excitaba como una jovencita, no recordaba haber estado así de caliente por un tío desde su época de cría, otra cosa que mejoró fue el tema del olor corporal, los baños en el rio con jabón encontrado en la casa fueron rápidamente asumidos como una costumbre diaria, no se decidió a afeitarle la barba pero si la recortó así como sus largas greñas, Jonás permanecía más o menos quieto mientras la mujer se movía a su alrededor tijera en ristre cortando aquí y allá, lo de más o menos quieto viene a que sus manos no paraban de acariciarla mientras se dejaba hacer.

Después de aquella primera vez el siempre la buscaba para hacer sexo, Mara le contenía las primeras veces pues le seguían doliendo las heridas, el no solía insistir haciéndose cargo del dolor y de echo trabajaba mucho para que ella descansara, pero como ya mencioné, cuando ella dijo su nombre algo pareció cambiar en la mujer, su cuerpo aun no estaba bien pero ella aceptaba mas los encuentros sexuales, la ultima vez por ejemplo hacia solo unas horas de aquello, el volvió de cazar y subió a la habitación encontrándola de pie pero muy inclinada, metiendo unas ropas ya limpias en un armario, Mara se había acostumbrado a andar por casa con vestidos más o menos largos, heredados de las antiguas propietarias de la casa en lugar de usar el uniforme, como decía, Jonás entro en la habitación guiado por el ruido y casi lo primero que vio fue el atractivo culo de Mara frente a sí.

Antes de que Mara pudiera levantarse ya le tenía detrás, acariciándola y levantándola el vestido blanco con rayitas azules, ella intentó huir pero sin mucho entusiasmo pues las manos del hombre sabían ser suaves, antes de poder protestar demasiado sintió la dureza del miembro contra su culo y aquello la pudo, en verdad el bueno de Jonás tenía una buena herramienta algo delgada pero larga, el hombre levantó el vestido y aparto la braga que se empezaba a mojar, enseguida la morena sintió el prepucio abriéndose camino entre los labios de su chochete, se mordió los labios para no jadear mientras se agarraba con ambas manos a uno de los estantes del armario, el hombre empujo suavemente pero hasta el fondo como sabia que a ella le gustaba.

Las arremetidas del capitán en el chochete se fueron haciendo mas rápidas, las manos del hombre en sus caderas le servían de apoyo para impulsar la polla en aquel cálido coño, Mara casi inmóvil con medio cuerpo dentro del armario solo podía jadear de placer, mientras intentaba sujetarse de los fuertes vergazos desordenaba las sabanas que acababa de colocar, el placer aumentaba al rimo de la verga que la taladraba desde atrás, Mara jadeó contra la madera del fondo donde su cabeza chocaba al compas de las envestidas, sus pechos se bamboleaban rozándose contra la ropa colocada desordenándola, ella no se podía creer que se la estaba tirando en un armario y el morbo de la situación fue un acicate mas, por su parte “soldado” no perdía de vista los atractivos mofletes del culo de la morena, ni su ligero undular de izquierda a derecha mientras la penetraba cada vez con más ganas, ella gimoteó desde el armario:

-         Capi sigue… me voy a correr… no parees.

-         Nn…oo pa…

-         Siiigueee, bestia miaaa…. Usameee

-         Sssii.

-         Me voyyy… animal, me… corroooo… todaaa.

Los estremecimientos de la morena fueron tremendos, ella mordía las sabanas entre sollozos de placer,  la temblaban las piernas pero no dejaba de oscilar y mecer el trasero, haciendo disfrutar a la verga que sin descanso continuaba taladrándola, aquello fue demasiado para Jonás que se corrió sin dejar de mirar aquel blanco culo que tanto le atraía, varios chorros de leche caliente llenaron la vagina de la morena, pero ella no se detuvo hasta alcanzar un nuevo orgasmo propio, para entonces varios regueros blancos resbalaban del chochete hacia sus rodillas.

Ese había sido de momento su ultimo polvo, Mara a veces se resentía por el dolor y entonces se proponía dejar de follar hasta estar bien, pero en su fuero interno sabía que no podía resistirse a aquel macho fuerte y algo salvaje, su experiencia profesional le valía de mucho a la hora de encontrar posturas mas cómodas, con lo que a veces era ella la que se montaba sobre la verga y daba a “soldado” una larga y lenta cabalgada, en ocasiones el intentaba moverse rápido o cambiar de postura, pero ella le convencía con palabras cariñosas, a la vez que rotaba sus caderas y presionaba su verga con los músculos de la vagina, generalmente ella alcanzaba uno o dos orgasmos antes de que el acabase, también solía sacarse la verga del chochete cuando él estaba a punto y masturbarlo hasta hacerle eyacular contra su vientre o pechos, a Mara le gustaba mucho sentir la potencia del esperma saliendo disparado y que chocara contra la parte baja de sus tetas, después generalmente se untaba toda la zona del vientre y acababa masturbándose con el liquido mientras le miraba con vicio, solo había algo que la inquietaba y era beber el semen de este hombre, a veces deseaba hacerlo pero algo dentro de si la retenía misteriosamente, ella se excusaba pensando que era por el dolor de su mandíbula o por los dientes rotos durante la caída, pero en su fuero interno sabia que solo lo haría como una muestra de amor cuando él estuviera repuesto del todo.

Ella tenía esperanzas e ilusiones, confiaba en “domesticar” en breve a Jonás pues este la gustaba en serio como pareja, de la misma manera que Toni lo había hecho con Cecilia, es decir a base de sexo y cariño mutuo, esa sería la única manera en que creía que el hombre fuera admitido en la comunidad, estaba harta de su vida anterior, no quería seguir puteando y de fracaso en fracaso con chulitos de medio pelo, Mara deseaba mirar al futuro con los ojos de una nueva mujer, así pues decidió que este nuevo hombre seria su pareja, estaba dispuesta a no repetir los errores de sus pasados amoríos, de esta manera ambos sin rencores, sin historia, sin pasado y sin recriminaciones podrían ser más o menos felices.

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Entretanto el tiempo pasaba, mi pierna se curó tras la semana de reposo, nos llegó la autorización para efectuar el viaje de exploración hacia el sur y se nos dijo que el UAV, daría una batida minuciosa por la ruta que seguirían, solo teníamos que coordinar las fechas de salida de la expedición, el informe meteorológico daba lluvias para los siguientes dos días y luego un periodo más tranquilo pero con bajada de temperaturas,  se decidió que sería en esas fechas cuando saldría la expedición, dado que solo seria de exploración y recogida de comida y combustible no esperábamos tardar más de un día, pues los objetivos no estaban lejanos.

A la hora de seleccionar al personal, hubo sus mas y sus menos pues casi todos querían ir de excursión, estaban hartos de monótonos turnos de guardia y labores de acondicionamiento, finalmente se decidió que irían solo doce milicianos, yo estaría al mando con Julián como segundo, los cabos Artemio y Lucy, Luis el abogado con su inseparable AK se ocuparía de la radio, estaríamos apoyados por Braulio el más joven de los dos francotiradores, el sanitario Romero seria el médico del grupo, Paula la mujer de Dani y Marisa se ocuparían de la única MG-3 que llevaríamos, los tres milicianos restantes serian Pedro el mecánico, Paco y Oscar el chileno, usaríamos tres todo terrenos y el camión pequeño cargado con barriles vacios, para rellenarlos en la gasolinera del otro pueblo a fin de no agotar las reservas de la más cercana.

Los días de lluvia pasaron monótonos, al día siguiente el UAV dio su pasada de inspección y tuvimos luz verde para salir, pues en las imágenes recibidas solo se veían unos pocos infectados en el pueblo más lejano, la expedición partió a las nueve de la mañana y no encontramos supervivientes en el recorrido inicial, revisamos las granjas que encontramos hallando pocas cosas útiles, en la aldea por fin tuvimos algo más de suerte y fuimos de casa en casa guiados por Artemio, que conocía bien la zona de su época de peón, especialmente los caserones con las bodegas mejor surtidas, gracias a que estas solían estar bien cerradas hallamos algunas con bastante comida y bebida aun aprovechable, estas provisiones en su mayoría en latas y tarros de conservas, fue cargada sin demora en uno de los todo terrenos, tanto Braulio como yo vigilábamos los alrededores con los fusiles de precisión mientras se realizaba el trabajo, acabado este y con el vehículo cargado casi hasta los topes decidimos dejarlo allí bien cerrado para recogerlo a la vuelta, ya que en las imágenes del UAV no se había apreciado movimiento en esa zona, nos pareció inútil exponer esa preciada carga a averías o incidentes y no quise separar mis pocas fuerzas enviando parte del grupo de vuelta con el vehículo mas otro de escolta.

Seguimos pues el camino con los vehículos restantes, el número de coches abandonados en la carretera comarcal aumentó según nos acercábamos al pueblo, así que tuvimos que parar frecuentemente a retirarlos para dejar paso libre, de pasada se miraba en su interior en busca de bolsas con comida aprovechable o combustible, haciendo una marca a los coches que aun tenían gasolina por si debían recuperarla, por fin tras dos horas de penosas marchas y detenciones llegamos a las cercanías del objetivo, ordene una parada en una colina que dominaba el lugar, desde allí usando los prismáticos y la mira de los fusiles de precisión contemplamos el objetivo.

El pueblo nunca había sido gran cosa, estaba asentado en un cruce de caminos y básicamente, solo eran dos largas filas de casas que se unían en una plaza de medianas dimensiones, calculé que a duras penas podrían haber vivido allí más de quinientas personas, ahora se veían solo una docena y todas infectadas andando torpemente de un lado a otro, desde su puesto teníamos los blancos a unos quinientos metros, le dije a Braulio:

-         Carguémonos a esos, no tengo ganas de sorpresas mientras rellenamos los bidones.

-         Me parece bien, además si hay mas en las casas saldrán al oír el ruido de los disparos.

-         Espera que aviso a Julián, pondremos la MG-3 en posición por si las moscas, ahora vuelvo.

En un momento estaba todo listo y la milicia distribuida para evitar sorpresas, la ametralladora cubría la entrada del pueblo, Braulio desde un lado y yo desde otro nos dispusimos a cazar infectados pero Julián me detuvo llamando mi atención y tendiéndome los prismáticos diciendo:

-         Mira allí, al otro lado del pueblo en la carretera, ¿ves lo que hay cerca del chopo caído?

Cogí los prismáticos y me fije en la zona mencionada, no tardé en ver un camión de butano lleno de las típicas bombonas de color naranja, estaba lejos pero parecía en buen estado al menos las ruedas parecían en condiciones, le contesté:

-         Parece estar bien, pero no sabemos si esas bombonas tendrán gas o estarán vacías, además no podremos llevarnos muchas.

-         Llevémonos el camión Toni, en el pueblo tenemos estufas de gas, cada casa tenía al menos una antes de esta mierda, nos ayudaran a pasar el invierno en condiciones.

-         Julián ese camión lleva ahí parado como todos los demás coches año y medio, es decir desde que la gente huyó de sus casas, estará oxidado y sin batería dudo que funcione.

-         ¿Intentémoslo vale? Mira Toni lleva más de cien bombonas, con que solo tuvieran carga la mitad ya sería estupendo para el pueblo, además si es por batería le ponemos las pinzas con nuestro camión y asunto resuelto.

-         Tendríamos que entrar en el pueblo, apartar los coches que estorben para pasar de vuelta con el camión de butano, no digamos si además debemos llevar el nuestro para ponerle las pinzas como dices, todo eso en un lugar donde no sabemos cuántos infectados quedan, ¿crees que se quedaran quietos mientras despejamos las calles y les quitamos el camión?

-          ¡Vamos Toni! te los vas a cargar igualmente, seguiremos tu plan y cargaremos combustible, también teníamos que limpiar parte de las calles para meter el camión hasta la gasolinera.

-         Lo se Julián pero este nuevo plan dobla y casi triplica nuestro trabajo, esta era una misión rápida de rapiña de gasolina, no de limpieza completa de un pueblo pues somos pocos, en verdad no esperaba despejar tanto trecho de carretera y el trasto ese está al otro lado del condenado lugar, hummm… está bien amigo mío lo intentaremos, mira de momento nos cargaremos a los de las calles y luego haremos algo de ruido para sacarlos de sus casas, podremos con ellos pero manteneros atentos alrededor pues pueden salirnos del bosque, luego bajaremos y despejaremos el trecho hasta la gasolinera para cargar los bidones.

-         Ya entiendo, el camión puede estar sin batería pero también sin combustible.

-         ¡Premio para el caballero! no tendría sentido llegar a él para descubrir que no tiene caldo, mientras vosotros cargáis los bidones en la gasolinera cubiertos por Braulio, nos acercaremos Lucy, Pedro, Oscar y yo a ver qué tal esta el camión de butano y si es aprovechable su carga, en caso de que lo sea volveremos y tras despejar la calle todos juntos nos lo llevaremos a casa, ¿conforme?

-         Estoy de acuerdo jefe, tu mandas.

Julián y yo nos movimos entre los componentes de la milicia, contándoles nuestros planes y dándoles instrucciones precisas, seguidamente tras hacer una señal a Braulio nos adelantamos a mitad de la cuesta y comenzamos nuestra cacería particular; como ya mencione en el relato de la batalla del torreón el muchacho tenía una puntería excelente, nuestros fusiles de precisión despejaron la calle en pocos minutos, incluso los infectados más alejados de nosotros fueron abatidos sin problemas, mi último blanco venia hacia el pueblo desde el extremo opuesto, había visto caer a la última víctima del joven y se acercaba rápidamente, aparentaba más de treinta años y vestía una camisa clara que en algún momento había sido blanca y pantalón oscuro, centre la cruceta en la parte alta de su pecho casi en el cuello, sabiendo que el proyectil impactaría casi una cuarta más abajo por efecto de la gran distancia y la gravedad, compensé a ojo la velocidad del viento gracias al movimiento de unos arbustos cerca de mi víctima y disparé, el balazo destrozo su corazón haciéndole caer hacia atrás como un fardo, vi por la mira como sus dedos se engarfiaban en el aire como intentando aferrarse a la vida, antes de caer flácidamente sobre su ensangrentado pecho.

Tras cinco minutos sin más blancos hice la señal convenida a Julián, este fue al primer vehículo e hizo sonar el claxon de forma intermitente durante dos minutos, acudieron una veintena de infectados a la llamada, la mayoría salieron de las casas del pueblo y no costo casi nada eliminarlos con certeros disparos, solo cuatro o cinco surgieron de los bosques cercanos a la carretera comarcal, dado que venían por detrás nuestros compañeros se ocuparon de ellos, Luis se cargo a uno con el AK y las chicas a otro con la MG-3, el resto cayeron por disparos de los fusiles de Paco, Oscar y Lucy.

Repetimos la llamada con el claxon pero no se presentó nadie más en los diez minutos siguientes, entonces comenzamos la siguiente fase del plan despejando la carretera mientras nos acercábamos a la gasolinera, nos llevo media hora llegar con el camión hasta allí, me adelanté con Pedro el mecánico comprobando los depósitos y activando las bombas con ayuda de un grupo electrógeno que había en dicha gasolinera, estábamos de suerte pues había de sobra para rellenar los bidones que venían en el camión, además volveríamos con los depósitos de los todo terrenos debidamente rellenos así como las latas de reserva.

Cuando llegaron los demás se pusieron manos a la obra rellenando vehículos y bidones, Braulio con su fusil y las chicas con la MG los cubrían sin descuidarse, entretanto los cuatro elegidos salimos campo a través bordeando el pueblo hasta donde estaba el camión de butano, llegar a él nos tomó veinte largos minutos afortunadamente sin tropiezos.

Mantuvimos la posición alrededor del camión mientras Pedro hurgaba en el motor, su dictamen era esperanzador pues dijo que solo le faltaba batería y dar un par de toques aquí y allá, yo entretanto inspeccione la carga descubriendo que la mayoría de las bombonas estaban llenas de gas, naturalmente hice bastante ruido pues los que habéis oído alguna vez al butanero ya sabéis el fuerte ruido que produce, el típico ¡CLANG-CLANG! de las bombonas chocando, esto no resultaba precisamente tranquilizador en aquellos parajes y rodeados de infectados que acudirían a cualquier sonido, pese a todo desalojamos del camión 27 bombonas vacías que tiramos a los lados del camino.

Informamos por el walkie al resto de la patrulla, entre todos tardamos una hora larga en despejar la calle lo bastante para unir los dos grupos y poner las pinzas al camión, un momento después el motor de este rugía y lo mantuvimos en marcha cargando batería mientras tomábamos un tentempié, también dimos una batida rápida por las casas del lugar pero salvo algunas conservas en el colmado local había poco aprovechable, recogimos lo que pudimos y tras embarcarlo en los vehículos salimos del lugar.

No fuimos molestados en casi todo el camino de vuelta, naturalmente paramos en la aldea intermedia a recoger el todo terreno cargado, por allí no había aparecido nadie y este permanecía intacto, Pedro se puso al volante y se integró al convoy de vuelta al pueblo, durante todo el camino nos acompaño el sonido como de campanas de las bombonas de butano entrechocando a cada bache, a mi me parecía que estábamos llamando a los infectados para la cena y llevándolos hacia nuestra casa.

Continuara…

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Bien amigos he puesto algo más de sexo y algo de acción en este episodio, espero que el morbillo del armario os haya gustado, uno hace lo que puede. Con respecto al botín encontrado tampoco se puede pedir más, combustible para los grupos electrógenos y vehículos, también butano para estufas y cocinas, esto dará para pasar un invierno confortable, así como más comida para todos, esta “excursión” parece haber sido provechosa.

Respecto a la serie, como algunos ya predijisteis esta próxima a finalizar, calculo que en el capítulo 50 ó 52 pues pretendo dejarlo todo bien atado, pero no os cortéis a la hora de dejar ideas o sugerencias pues como siempre digo ayudan al guionista.

¡Sed felices!

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