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Historias de Puta y Madre 3

en Sexo con maduros

   Recomiendo la lectura de los episodios anteriores para una mejor comprensión de la historia.

Hola de nuevo amigos, soy Oscar y voy a seguir contándo mis andanzas con Marian la pelirroja, mi compañera de casa y madre de una preciosa niña de pocos meses, como recordareis esta joven se saca un sobresueldo como puta ocasional con los abueletes del parque, también recordareis que la tarde anterior habíamos echado un polvo en el salón de la casa, aquello dio lugar a nueva variante de convivencia.

Aquella madrugada, aprovechando que estábamos solos y la niña dormida, decidimos charlar y poner las cartas sobre la mesa, dije que mi actitud hacia ella había cambiado a raíz de haberla visto chupando la polla al corredor días antes, lo maquillé de forma que pareciese casual y no mencioné que lo tenía grabado, de la misma forma que oculte sus peripecias en el servicio de señoras del parque, ella se quedó callada un momento perdida en sus pensamientos, la vi triste y consiguió darme pena, estaba a punto de decir algo cuando ella se me adelantó hablando en voz baja:

-      Pues si solo sabes eso, no sabes bien de qué va la vaina.

-      Me parece que no te entiendo –respondí poniendo cara de asombro.

-      ¡Pues que no es el único al que me he tirado! pagando claro está, pero… contigo ha sido distinto.

-      A ver Marian, ¡explícate! no te entiendo, ¿haces de puta?

Bueno para abreviar diré solo que me explicó el tema, eso sí, entre sollozos y temblores junto con alguna lagrima, me dijo que el poco dinero que la pasaba su madre no la daba para mucho, al parecer un día que caminaba por el parque, se cruzó con un hombre que la propuso que le masturbase por 10 Euros, ella le dijo que no, pero la petición se repitió varias veces y al final la pelirroja cedió, a partir de ahí le fueron llegando más clientes y la joven fue aceptando las propuestas por la ganancia fácil, añadió que los tíos solo piensan en sexo y la edad es la única diferencia, además el hecho de follar o chupársela a los abuelos la libraba de la tentación de encariñarse o enamorarse, al no ser gente de su edad, se podía permitir el lujo de catalogar a sus clientes como viejos verdes, tenía varios clientes frecuentes y otros solo esporádicos, generalmente eran limpios y de posición o clase media y todos los polvos eran con goma, solo de vez en cuando aceptaba alguno cliente nuevo, pero siempre recomendado por un habitual, últimamente el trabajo se la multiplicaba ¡ahí entraba yo!

En esta fase de la conversación se puso seria, confesare que yo ya no sabía que pensar de esta jovencita, la frase que me venía a la cabeza era “Ángel perverso” por su físico y sus palabras me lo confirmaron al hacerme la siguiente proposición:

-      Tu papel será estar cerca por dos motivos, el primero es protección, si alguno no paga o se pone bruto intervienes, el segundo motivo es mantenerte a corta distancia pero llevando el carrito y cuidando a la niña, no quiero que ella vea ciertas cosas a tan tierna edad, a cambio me follaras cuando quieras, lo siento pero no te puedo ofrecer dinero, aunque saldrás beneficiado en lo otro, lo prometo.

-      ¿De verdad no te da vergüenza ni corte lo que propones? –respondí.

-      ¡Muchísima! pero no me queda más remedio, o eso o me muero de hambre, además ya sabes cómo son algunos tíos… algo violentos, a veces me siento inquieta.

Me encerré en el silencio durante mucho rato, evitaba mirarla, incluso me fui a mi habitación para no estar a su lado y poder pensar, mi parte buena me decía que me apartase de ella, la parte mezquina me decía que por fin me resarciría de tantas pajas y polvos de pago, ¡tendría un chichi gratis! entonces recordé la expresión de mi amigo el del bar diciendo de ella “canelita fina” eso me decidió, ¡coño! yo sería el único del barrio al que follara o se la chupara gratis.

Volví al salón y dije que aceptaba, ella se puso contenta e intentó abrazarme, pero la evite sin brusquedades, solo dije que me diera tiempo para asimilar la situación poco a poco, me senté a su lado y vimos la tele durante un rato hasta que por fin volvimos charlar un poco, aquella noche no pasó nada y algo más tarde nos acostamos cada uno en su habitación.

Al día siguiente (domingo) me desperté a media mañana, me duché en silencio y tras afeitarme fui a la cocina, Marian estaba desayunado con la niña en brazos, tras saludarla me prepare un café y me senté a tomarlo frente a ella, tenía opuesta una batita fina de colores rojo, verde y blanco entrelazados en florecillas y unas zapatillas azules, entre los juegos con la niña y la posturas que adoptaba, el escote se abría mas o menos dejándome ver la tersa carne de la joven, tanto en su escote como en los muslos, las aureolas de sus pezones concretamente parecían estar jugando al escondite con mis ojos, mi calentura aumentó poco a poco, el recuerdo de lo de ayer en el sofá, más su propuesta de que la podría follar a diario por hacer de “protector y niñera” me hacían desearla aún más.

Ella leyéndome el pensamiento se puso en pie y avanzó ante mí con la niña en brazos, permaneció quieta ante mi acunando a la niña pero se desató el cinto de la bata, la cual se abrió enmarcando su esbelto cuerpo desnudo, ¡Dios, estaba buenísima! La tenía un palmo de distancia, su piel olía a gel con aroma de rosas, mis manos parecieron cobrar vida propia, extendiéndolas acaricie aquellos firmes muslos lentamente, fui subiendo sintiendo su calor hasta el culo el cual aferre con ganas, acerqué la cara y bese su ombligo, ella suspiro levemente dejándose hacer, mis manos fueron hacia las lados y tocaron cada centímetro de sus caderas, lentamente las insinué por la cara interna de los muslos, ella se abrió de piernas ligeramente dejándose palpar, mi boca y lengua recorrían su vientre, escuche suspiros de deseo, Marian sin duda recordaba y ansiaba que la comiera el coño otra vez, sus palabra me lo corroboraron:

-      Uuuf, me pones cachonda óscar.

Recorrí su suave pubis con los dedos, presionando contra su raja con el dedo índice advirtiendo su humedad y calor, ella entreabrió las piernas un poco para facilitar mis movimientos, durante dos minutos supe que la haría una paja estupenda haciéndola correrse de pie en la cocina, pero entonces se oyó la llave en la puerta y la voz de Juan el compañero de piso diciendo:

-      ¡Hola familia! ya estoy en casa.

-      Joder que oportuno –exclamé en voz baja, añadiendo más alto- ¡Estamos desayunando en la cocina!

Marian me pasó rápidamente a la niña, se dio la vuelta ajustándose la bata y atándose el cinturón, cuando el inoportuno Juan llegó a la cocina, nos encontro a ambos sentados ante el desayuno con cara de inocentes; no solo no nos dejó solos sino que se preparó su propio almuerzo y se sentó a zamparlo entre  ambos, aquel inoportuno nos había fastidiado a base de bien, yo aún empalmado y Marian mojando su bata nos mirábamos con cierta complicidad, nuestra calentura se fue enfriando mientras el otro charlaba de sus aventuras nocturnas.

Un rato después Marian dijo que iría al parque a dar una vuelta, yo me ofrecí a acompañarla, para guardar las apariencias ante Juan aunque el tema ya estaba concertado entre nosotros, pues la pelirroja tenía cita con el corredor del otro dia para un polvo y me necesitaba para cuidar a la niña a corta distancia, no tardamos en vestirnos cada uno en su habitación y encontrarnos en la puerta de la casa.

Mientras caminábamos la di un buen vistazo, pelo suelto hasta media espalda, camisa azulona vaquera sin mangas y una corta faldita de color marrón claro que combinaba con unas playeras, aquella indumentaria realzaba su culo y piernas, además del escote que mostraba el nacimiento de su pecho e insinuaba algo más, la imagen de la joven era irresistible, como me lo demostraban las miradas de todo tío con el que nos cruzábamos, me sentí algo incómodo aunque envidiado.

Mientras llegaba la hora de la cita dimos una vuelta conversando, de paso saludábamos a gente conocida con la que nos cruzábamos, así poco a poco fuimos acercándonos al banco rodeado de arbolitos, como ya dije tenia forma de letra C, la vegetación aunque poco frondosa, lo hacía un escondite discreto para parejas en busca de un polvo rápido, varias fundas de condones me confirmaron que el sitio era muy popular, suponía que sobre todo por la noche.

Nos sentamos mientras esperábamos al corredor, este no tardó mucho en llegar y se quedó cortado al ver a Marian acompañada, antes de que dijera nada la pelirroja se adelantó diciendo:

-      ¡Hola Juanjo! Mira te presento a Oscar, un buen amigo.

-      Emmm encantado, bueno yoo…

-      Hola que hay, ya me iba. –dije poniéndome en pie.

-      Si gracias, luego te veo en los aseos, -contesto la joven- no tardare mucho.

-      Vale hasta luego, adiós Juanjo hasta más ver.

Me levante y me aleje unos metros por la vereda empujando el carrito, no me interesaba alejarme mucho así que tras detenerme me agache a jugar con la niña, desde mi posición veía el camino para dar el aviso en caso de curiosos, pero no distinguía nada de lo que ellos hacían, afortunadamente la pelirroja me lo contó con pelos y señales más tarde.

Apenas dejarlos solos Juanjo pregunto qué pasaba, Marian le dijo que yo era otro cliente pero de más confianza, solo me había usado para quitarse de encima a la niña durante un rato y así poder dejarse follar más a gusto, aquella explicación convenció al corredor y este se relajó un poco antes de sentarse, seguidamente la intento abrazar pero ella se zafó diciendo:

-      Mira Juanjo, sin cariñitos ni tonterías, no me mola la medio escena de celos que he visto venir, dame el dinero y dime lo que quieres, follamos y punto en plan profesional.

-      Vale guapa llevas razón, esto son solo negocios y quiero un polvo, te pones de pie apoyada en los arboles yo te la meteré desde atrás, así que toma el dinero y vamos al tema.

Por lo que me contó el polvo no fue nada del otro mundo, ella se acercó a un arbolito de la segunda fila para estar más oculta, y se abrió la camisa al tiempo que se apartaba la tirilla del tanga, mientras el hombre magreaba las piernas y el culo; seguidamente ella se agacho y tras abrir el pantalón saco la verga medio erecta de Juanjo, bastaron un par de meneos y una serie de chupadas en el glande para que la verga quedara bien erecta ante su cara, le colocó un preservativo usando la boca para ello y se levantó volviéndose de espaldas, el hombre levanto la falda admirando aquel precioso y firme culo, guio la verga hacia la vagina y aferrándose a las caderas empujó firmemente, su polla entro en la chica algo bruscamente lo cual la hizo gemir, ella se inclinó un poco agarrada al árbol sintiendo el vaivén del miembro entrando y saliendo de su cuerpo, sintió también las manos de Juanjo en sus pechos apretándolos metódicamente, la pelirroja se dejó usar sin miramientos, el placer aumentaba, la gustaba sentirse usada brutalmente, ese era uno de sus tabús, a veces deseaba ser atada y recibir una azotaina mientras la follaban, el hombre pareció entenderlo y sin decir nada la dio varias palmadas en el culo según aumentaba la cadencia de sus embestidas, el placer recorría sus cuerpos, la temblaban las piernas de deseo, de repente Juanjo se paró gimiendo y gozando, ella sintió su última penetración muy dentro temblando, saco la verga y la hizo girarse agachándose de cara al miembro tumefacto, bastaron dos sacudidas de sus blancas manos pera que el semen saliese con fuerza, los chorros la dieron en la boca y la cara, salpicaron un poco antes de resbalar por el cuello hacia los senos, contrastando con la piel pecosa de Marian.

Ella tras saborear lo que había caído en su boca, rebaño lo que quedaba en el miembro y lo  escupió al suelo, luego se limpió el torso con un pañuelo de papel y ambos recompusieron sus ropas, concertaron otra cita para el miércoles y salieron del escondite, yo solo había esperado hasta oír gemidos para alejarme un poco, mantenía vigilado el lugar pero desde lejos para que no me viera Juanjo al salir, cuando le vi reinicie mi camino hacia el servicio público, allí se me unió Marian momentos después, venia contenta y se sentó a mi lado a jugar y hacer cariñitos a la pequeña, me dijo que no tenía más clientes para hoy y que después de comer me daría mi premio.

Continuara…

 Capítulo de transición y explicaciones, el siguiente tendrá mas sexo y morbo, ¡prometido!

Entretanto os contare una breve historia, durante mi relación con una amiga de Talavera, usé su ordenador para escribir varias historias y las publiqué desde allí, las encontrareis aquí mismo, solo buscad Autor: amadre, son 5 relatos, espero que disfrutéis con las andanzas y aventuras de Manoli.

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