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El Virus VR (31)

en Grandes Series

   Se recomienda la lectura de los episodios anteriores para una mejor comprensión de la historia.

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   Toni se despertó en la cama junto a sus dos bellezas, la luz del amanecer entraba en la habitación por la ventana bañando los cuerpos desnudos,  a su izquierda estaba Cecilia respirando tranquila, el en silencio miró sus bonitos labios entreabiertos y admiro la serena belleza de su rostro, a la derecha la pelirroja Lucy gemía entre sueños, dedujo al mirarla que debía estar soñando pues apretaba los puños y la expresión de su cara no reflejaba paz, nuestro protagonista metió sus manos bajo los cuellos de las chicas y las atrajo hacia su pecho, cada una por su lado se abrazaron a su cuerpo y advirtió que la cara de la pelirroja se relajaba al contacto con su piel, permanecieron así un rato sin moverse mientras Toni pensaba en su futuro.

¿Qué haría con ellas? Recordó las palabras de Lucy “si para tenerte debemos ser tres, seremos tres y punto” jod… la pelirroja le gustaba pero el amaba a Ceci, sentía por ella un cariño que jamás había sentido por nadie en su vida, estaba siempre atento a sus expresiones y se alegraba viéndola recuperarse día a día, sabía que ella le quería y sinceramente deseaba pasar la vida a su lado, por otro lado estaba Lucy y podía ser un buen problema, la mujer le había echado el ojo como vulgarmente se dice, ella combinaba su experiencia en el sexo con el deseo de una enamorada, en la cama con ellos era una fiera desatada, mezclaba sus artes de profesional con un vicio tremendo por Ceci y por él indistintamente, solo de vez en cuando dejaba salir a su autentico yo de mujer buena y sensible, como intentando que no la hicieran daño en sus sentimientos más íntimos.

Decidió dejar que las cosas siguiesen su curso, al día siguiente Lucy podría volver a los bloques y retomar su vida junto a Mara, ella debía tomar sus propias decisiones en la vida, si de vez en cuando quería subir y estar unos días con ellos se lo consultaría a Ceci, pero imaginaba que por ella no habría inconvenientes dado lo amigas que se estaban haciendo, respecto a eso el estaba un poquito celoso después de lo que le contaron, pues al parecer durante aquel día las chicas se habían divertido de lo lindo juntas, el se había acostado con ellas pero dijo que le dolía la cabeza y no habían tenido sexo, naturalmente solo era una excusa pues Toni sabia que solo eran celos, hoy debía salir sin falta pero se prometió a sí mismo, que a la vuelta se centraría en dar y recibir cariño sin celos ni tonterías, por el bien de todos.

Toni se levantó intentando no despertarlas, apago el despertador que no había llegado a sonar por cinco minutos y fue al servicio, tras ducharse y asearse se vistió y se equipó para salir, hoy llevaría su fusil Remington de mira telescópica en lugar del G3, suponiendo que podría cazar a algún infectado de los que les observaban desde el bosque, cambio los cargadores y comprobó su pistola Glock antes de volver a la habitación, parado en el dintel observo los cuerpos de las dos mujeres, en sueños se habían acercado y creían abrazarle, el se acerco procurando no despertarlas y las beso en la cara diciendo:

-         Te quiero nena.

Ambas mujeres dormidas sonrieron un poco y se abrazaron más fuerte, Lucy musito suavemente:

-         Y yo a ti…

Vio como también Ceci movía los labios pero no oyó nada, incorporándose salió despacio de la habitación recogiendo su rifle y bajando la escalera, antes de salir se le ocurrió una idea y paso por los calabozos a recoger la porra eléctrica, se la sujetó al cinturón y salió cerrando la puerta tras él.

Media hora después estaba en los bloques, se dirigió a la casa de Julián y le encontró ya vestido haciendo anotaciones en un block, en la cocina Juana ya estaba preparando el desayuno, saludo a ambos y las dio recuerdos de Cecilia y Lucy, mientras esperaban a los demás se sentó con Julián a estudiar la ruta que seguirían hoy.

-         Mira Toni, nos quedan cuatro viviendas y las cuevas, te propongo hacer todo menos esta de aquí durante la mañana.

-         Bien no están lejos y creo que nos dará tiempo a todo, ¿la última está lejos?

-         Unos 20 kilómetros, es la propiedad del hombre lobo.

-         ¿El hombre lobo? Julián estas mayor para creer en esas cosas.

-         ¡No hombre! Yo no creo en nada, es el mote que le pusieron hace muchos años, el dueño es Iker Aguirre un vasco de vitoria y nieto de indianos que vino aquí de joven, compro este monte de aquí.

Toni miro el mapa y vio una extensión en forma de V que acababa en un desfiladero profundo, por la parte baja de este se veía un rio y una carretera que zigzagueaba entre las patas abiertas de la letra hasta su vértice, Julián había dibujado una mancha grande y cuatro más pequeñas cerca.

-         La marca grande es un antiguo monasterio de la edad media, Aguirre lo compro barato pues estaba semiderruido, las tierras de alrededor estaban en barbecho y echadas a perder, pero como formaban parte de la propiedad se quedo todo el lote, se caso y tuvo cuatro hijos entre todos trabajaron de firme, al final consiguieron una buena propiedad bastante productiva, tienen vacas y cepas de buen vino, e incluso alguna pequeña granja con sembrados y animales, todo ello excepto el trecho de carretera y el desfiladero, está rodeado de bosques espesos donde se comenta que hasta hay osos.

-         ¿Los otros puntos, son almacenes o granjas?

-         ¡No! Aguirre ya es mayor, cuando sus hijos se casaron el les levantó una casa a cada uno y dividió sus tierras, esas son las casas de los muchachos, aunque más que muchachos debo decir hombres pues estarán cerca de los 40 años.

-         ¿Cuánta gente calculas que puede haber ahí?

-         ¡Veamos! El y los cuatro chicos mas sus mujeres hacen diez, pero tuvieron dos o tres chavales y chicas cada uno, así que pongamos otros diez de cerca de 20 años, mas algunos empleados que tenían como ayudantes y pastores pongamos seis u ocho  mas, serán entre veinticinco o como mucho treinta en total.

-         ¿Esto otro más abajo del rio, que es?

-         Una pequeña aldea, gente muy mayor y un grupito de hippies, en total unos veinte.

-         ¿Podrían haberse ido con Aguirre? –Preguntó Toni.

-         En condiciones normales los correría a gorrazos, pero estando las cosas tan mal… no lo sé, la aldea solo está a tres kilómetros del monasterio, es posible que se hayan unido para defenderse mejor.

-         Si se hubieran unido, estaríamos hablando de casi cincuenta personas, debemos investigar si siguen vivos.

-         ¡Perderemos el tiempo, el hombre lobo no dejara sus tierras! Es un cabezota obstinado créeme, aquí todos le conocemos de sobra.

-         Debemos intentarlo, al menos veremos si están vivos y si se quiere venir alguien lo traeremos.

-         Toni amigo mío, si él dice que no ¡correrá la sangre! es un cabezota.

-         Ya veremos, quien es más cabezota, ¿Qué tal los nuevos?

-         Cansados, agotados y deshidratados la mayoría, según el farmacéutico solo unos pocos están en buenas condiciones, les estamos cuidando bien y en una semana o diez días, se recuperaran lo bastante para empezar a trabajar en los invernaderos.

-         Vale cuando se pongan bien aprenderán la mayoría a manejar un arma, incluso meteremos algunos más a la milicia, somos pocos y debemos recorrer todos los alrededores.

-         ¿Mas patrullas aun? -Preguntó Julián.

-         Solo hemos mirado en la zona Noroeste y en un día hemos encontrado casi 30 personas, más los que haya en las casas que hoy visitaremos y en el “monasterio” del hombre lobo. -Toni señalo los alrededores del pueblo en el mapa añadiendo:

-         ¿Cuántos quedaran al sur, al este o al oeste? Son tus vecinos Julián, ¡tanto si son 10 como 100, debemos encontrarlos!

-         Si están tan débiles como estos, no podremos cuidarlos.

-         Llamare al comandante Palacios, solicitare un par de médicos y ATS como ayuda fija, a fin de cuentas nuestro farmacéutico no es médico y podría meter la pata sin querer, somos más de 100 y no nos lo negaran.

Los demás “mandos” fueron llegando, mientras se sentaban a desayunar les pusieron al corriente de sus planes, todos callaban asustados por la responsabilidad pero asentían conformes, a ninguno le hubiera gustado sentirse abandonado por los otros supervivientes.

Desayunaron juntos como el día anterior, haciendo planes y trazando el itinerario que seguirían aquella mañana, después bajaron y revisaron a la tropa como el día anterior, fueron a los vehículos decidiendo dejar a Dani en la patrulla C y sustituirlo por Roberto como cabo de la B también sustituyeron a un par de hombres para que cogieran experiencia, la operativa seria la misma con la patrulla C de reserva y las A y B de batida, a las 08:00 salieron de los bloques.

Al ser más temprano los bosques parecían más silenciosos, el día se presentaba nublado pero no amenazaba lluvia, la carretera en mal estado les hacia botar dentro de los vehículos mientras sus ocupantes se mantenían alerta, veinte minutos después llegaron al desvío donde se separarían las dos patrullas, una tomaría a la izquierda y otra a la derecha, cada una visitaría dos granjas y sus alrededores antes de volver a la carretera, permanecerían en contacto con la radio para ayudarse en caso de apuro.

 Pasaron 15 minutos de traqueteo por una trocha rural, a la vuelta de una curva se distinguió un caserón a unos 400 metros y entre unos árboles, Julián hizo señas a los de su grupo para detenerse y que se mantuviesen alerta, poco después y tras observar la estructura con los prismáticos, el alcalde observo movimiento en una ventana del piso de arriba, poco después vio abrirse otra ventana y a alguien mirando en su dirección, Julián supo que les habían visto y dio orden de seguir adelante, al llegar a la puerta desmontaron y Oscar se acerco abriendo el portalón de la finca, desde esta les hacían señas y vieron salir a dos personas desarmadas en dirección a ellos, les tomaban por soldados y se reflejaba la alegría en la cara de los que venían a recibirles, estos eran Juan y Felipe Fernández eran padre e hijo, les recibieron amistosamente en cuanto reconocieron a Julián y a los demás del grupo, con ellos estaban Patricia la mujer del chico y dos sobrinos de unos 20 años, desgraciadamente la mujer de Juan había muerto el mes anterior de un ataque al corazón durante una “visita” de infectados.

Julián les puso al corriente de la situación y ellos se mostraron conforme de ir a los bloques, apenas les quedaba comida y tenían un coche que funcionaba, naturalmente no sabían nada de ningún otro superviviente, pero dijeron haber escuchado disparos en dirección a la otra granja que debían visitar, el alcalde les dijo que metieran en el coche todo lo que necesitaran y estuviesen preparados para irse mientras ellos investigaban la otra casa, mandando montar a la patrulla y saliendo en aquella dirección.

Por su parte el grupo de Toni no tuvo tanta suerte, descubrieron la casa a la que iban pero esta había ardido un par de días antes, vieron una docena de esqueletos en sus alrededores y supusieron que serian de infectados que atacaron la vivienda, la puerta estaba rota y tirada medio quemada a un lado, dentro de la casa había más esqueletos y restos de gente quemada viva, contaron veinte cuerpos pero no se podía saber cuántos eran defensores o atacantes, supusieron que al ser superados por los infectados,  los defensores prefirieron incendiar la casa antes que ser devorados vivos.

-         ¿Nos da tiempo a enterrarlos? –Pregunto Paco a Toni.

-         No podemos perder más tiempo, si hubiéramos llegado dos días antes esto no habría pasado, vamos a la otra granja a ver si hay más suerte.

En las ruinas de la casa encontraron algunas latas sueltas y cosas así, el poco botín que hallaron se guardó en los vehículos y siguieron hasta su siguiente objetivo.

Por su parte Julián llegó a su segunda granja encontrando a una pareja en muy mal estado, estaban deshidratados y hambrientos, eran una pareja de unos treinta años y únicos supervivientes de un grupo de una docena, que se habían refugiado en la casa al hallar muertos a sus ocupantes originales, los milicianos les metieron con cuidado en el monovolumen y salieron de vuelta a casa de los Fernández.

Había pasado una hora cuando Toni y su grupo hallaron su ultima granja, aquí una gran pancarta hecha con sabanas pintadas proclamaba que necesitaban ayuda, debían haberla puesto al ver a los helicópteros la noche de la batalla, al ver acercarse los vehículos varias personas se acercaron gritando alborozados a recibirles, aquello había sido una casa rural con varios edificios anexos, habían tenido granja y huertos por lo que al principio no pasaron hambre, aparcaron los vehículos y se vieron rodeados por un grupito de personas alegres de verlos.

El dueño de aquello era Isaías Sánchez, el su esposa y tres parejas de mediana edad junto a dos críos, además de su empleado un joven angoleño eran los supervivientes, habían llegado a ser 20 personas pero los infectados redujeron rápidamente su número a los 11 actuales, después de un par de ataques parecieron desaparecer y llevaban meses sin ver a nadie, excepto a una familia cercana con la que intercambiaban comida de vez en cuando, escuchaban la radio y tenían aun provisiones, cuando vieron la semana anterior pasar los helicópteros hicieron fuego y señales esperando ayuda, también informaron de un fuego y tiros en la granja cercana.

Toni les puso al corriente del destino de sus vecinos, informándoles que debían ir con su grupo de vuelta a Villalta donde serian reubicados en los bloques con el resto de supervivientes, tenían una hora para meter sus objetos personales, armas y sobre todo comida en sus vehículos.

-         Tenemos animales ¿Qué hacemos con ellos? –Dijo Isaías.

-         ¿Qué animales tienen? –Respondió Toni.

-         Media docena de gallinas, un par de cabras y una cerda preñada, los demás han ido desapareciendo. -Contesto el otro.

-         Está bien nos los llevaremos vivos ¿Cuántos coches tienen?

-         Mi Land Rover y tres turismos normales de los huéspedes, los meteremos allí como podamos.

-         Meta las cabras en el monovolumen, los demás que hagan el equipaje y recojan todo lo que puedan, no podemos dejar que los infectados nos rodeen y nos ataquen.

Mientras todo el mundo ayudaba Toni volvió al Cherokee, llamando a Julián y enterándose de cómo le estaba yendo, este le informo de todo diciéndole que volverían con un coche de mas y dos personas en mal estado, quedaron en reunirse una hora más tarde en el cruce para regresar juntos a los bloques, ya que formarían una caravana de nueve vehículos en total, algo difícil de proteger entre tanto bosque.

Re reunieron todos mas tarde en el cruce y reemprendieron el camino de vuelta al pueblo, llegando sin novedad a los bloques pasado el mediodía, una vez allí descargaron gente y animales, estos últimos fueron llevados a la zona de granja donde antes estaba la piscina uniéndose a los pocos animales que tenían, la gente se reubicó en pisos libres dejándolos acomodarse a su gusto, el farmacéutico se hizo cargo de los dos deshidratados y hambrientos sumándolos a los que ya tenía, solicitando más ayuda a Toni.

Este subió al piso de Julián y uso la radio para llamar a “Punto seguro 4” dando la novedad e informando de la recuperación de 18 personas, 12 hombres, 5 mujeres y dos menores, entre ellos dos personas en mal estado y aprovechando para solicitar al menos un medico y dos ATS como personal fijo para el pueblo, le indicaron que tomaban nota de la petición y que le llamaría por la noche el coronel Palacios para darle respuesta.

Cuando colgó el aparato se dio cuenta del aumento de grado de Palacios, ¿Qué habría pasado para que le ascendieran de golpe dos grados? No comentó nada con Julián y se dedicaron a asearse antes de comer, los mandos acudieron todos a casa de este y durante la comida hicieron planes para la “excursión” de la tarde, esta vez irían todos a casa del “hombre lobo” pues Toni supuso que le haría falta el respaldo de un grupo numeroso para convencer a un hombre tan cabezota, todos se mostraron conformes en ir pues la fama de obstinado del otro hacía peligrosa la empresa.

Salieron a las tres y media de la tarde, los tres todo terrenos, tres monovolúmenes y la furgoneta Mercedes, todos pintados de camuflaje militar y llevando a los 21 milicianos a bordo, tocaban a tres por vehículo y así se distribuyeron, pese al gasto de combustible y el exceso de coches, Toni les hizo comprender que no sabían si los del monasterio tendrían vehículos, ni cuanta gente habría dispuesta a venir con ellos, por lo que habrían de ir preparados para lo que fuese que hallasen.

Llegaron a su destina casi hora y media después , la carretera estaba fatal y se tuvieron que parar varias veces a retirar arboles caídos y piedras de la calzada, desde el desvió de la carretera se veía la cima del monte con el monasterio reconstruido, a su alrededor y hacia media altura se veían las cuatro casas de los hijos de Iker Aguirre, distaban unos trescientos metros una de otra y constituían a modo de bunkers una línea defensiva, desde ellas hasta la base del camino se alzaban una serie de muretes de piedras, estos median un metro de alto y estaban rematados con setos espinosos, desde los vehículos y usando prismáticos se veían cercas de alambre de espino entre los muretes, mas lejos y en el linde del bosque se apreciaban mas cercas de alambres eléctricos, para que las vacas no traspasaran aquel punto, si bien la corriente que llevasen no era alta los animales habían aprendido a no tocarlas, Toni supuso que los infectados habrían aprendido lo mismo y no les atacarían por ese lugar.

Volvió su atención a las casas y al monasterio, solo se podía subir allá por una estrecha carreterita zigzagueante de al menos un kilometro de larga, la pendiente parecía suave pero era una sensación engañosa, varias zonas escarpadas que vio le recordaron lo que había visto en el plano, la realidad era que desde la cima del monte al fondo del barranco que este tenía a su espalda había una caída casi vertical de 400 metros, recordó que por allí había un desfiladero por cuyo fondo discurría la carretera comarcal y el cauce de un rio.

Vio por los prismáticos un todo terreno de la guardia civil y un patrol marrón llenándose de gente armada que se disponían a bajar hacia ellos, Toni se giro y dio órdenes rápidamente:

-         ¡Ametralladoras a izquierda y derecha cubriendo el camino! proteged los vehículos tras la curva y todo el mundo abajo arma en mano, buscad escondites y protegeos viene gente armada.

-         ¿Qué querrán? –Dijo Julián asustado.

-         ¡Solo vienen a ver quien está en su puerta! Es normal y tu harías lo mismo que ellos, Julián tu le conoces así que quédate conmigo ¡Artemio! al coche y llévanos a la mitad de la cuesta, Lucas quedas al mando si hay problemas ordena fuego de cobertura, si morimos vuelve al pueblo sin pérdida de tiempo, llama al coronel Palacios y que arrase el monasterio.

-         ¡Entendido jefe! –Respondió Lucas.

-         Pero recordad que vamos a dialogar, si no hacen nada agresivo mantened todos los dedos fuera de los gatillos, ¡Entendido!

-         Sii, vale, okey, sii, fueron respondiendo todos, jooo valee. -Dijo Mara algo fastidiada.

-         Tendremos que fiarnos, vamos al coche y subamos un poco, así les daremos un buen blanco a los nuestros si hiciera falta.

El coche avanzo unos cien metros por la carreterita, deteniéndose a esperar a los vehículos que bajaban hacia ellos, uno se paro al lado de una de las casas, el Nissan de la guardia civil bajó hasta ellos parándose a 20 metros y bajando cuatro personas de él.

Mientras bajaba del Cherokee Toni estudio a los hombres que tenía delante, un joven de unos 20 años se quedó al lado de la puerta del conductor, tras el estaba un cabo de la guardia civil con sus trinchas y un fusil de asalto empuñado firmemente, acercándose rápidamente venia un cuarentón alto y moreno con una escopeta de corredera y justo detrás “el hombre lobo” en persona.

Debía tener casi 70 años, pero era impresionante aun a esa edad, media metro noventa y tenia anchas espaldas fruto de toda una vida de duro trabajo, pecho fuerte y extremidades poderosas, sobre su cuello de toro la cabeza lucia melena y una tupida barba grisácea, apenas se le veía la boca pero si su nariz, ancha y desviada a la derecha, sus ojillos reflejaban maldad y parecían poder fulminarte con solo desearlo, vestía botas y pantalón marrón de pana, camisa a cuadros y un chaleco gris pese al ligero calor que hacía.

Julián se dirigió a él diciendo:

-         Buenas tardes Iker, ¿me reconoces? soy Julián el alcalde de Villalta.

-         Claro que te reconozco, no soy tan viejo y a ese de ahí también, es Artemio el peón que venía a ayudar con las vacas, pero a este no le conozco. –La voz del hombre era fuerte y hablaba despacio.

-         Os presentare, es teniente de la milicia local y ex policía, se llama Antonio Lope.

-         Supongo que es usted el señor Iker Aguirre, encantado soy Antonio, -La mano de Antonio pareció desaparecer dentro de la mano que tendía el otro, afortunadamente no apretó demasiado al estrechársela.

-         Si bueno encantado y todo eso, ¿Qué queréis? –Pregunto el hombre lobo con su vozarrón.

-         Vera, tenemos la misión de recorrer los alrededores y…

Toni hablo durante un rato explicándole el motivo de la visita, le enseño la orden firmada por el capitán González de la “Base tranquilidad” en Llo…  y de hecho el cabo de la guardia civil reconoció la firma de su superior, le contaron lo de la batalla y lo de los helicópteros pero el negó que se hubiesen hecho señales desde allí aunque reconoció que los habían sobrevolado, la noticia de que debían evacuar fue mal acogida y el viejo dijo que de allí no se iba nadie, habían sobrevivido durante meses y ni él ni los suyos querían abandonar la propiedad.

El dialogo fue cambiando de tono y paso a ser abiertamente agresivo en poco tiempo, Toni apelaba a la unidad y tiraba de ordenes del mando, el otro se cerraba en banda y con cerril tozudez se negaba a abandonar sus tierras, de hecho se negaba a que la gente que había admitido a protegerse allí, abandonase su “protección” hasta no haber compensado económicamente o con su trabajo los meses de comida y sustento de los que habían “disfrutado” en su propiedad, Toni saco en claro pocas cosas de aquella entrevista, en algún momento de la cual el viejo dijo:

-         ¡Sabes lo que cuesta alimentar 60 bocas cada día!

Esa fue toda la información que consiguió sacarle, el tío seguía erre que erre en que nadie se iría sin pagar, o hasta que dejasen de aparecer infectados por la zona, finalmente tras hora y media de diálogos y gritos salpicados de amenazas más o menos veladas, se despidieron dejando claro que la milicia no sería bien recibida por allí, mientras no trajera dinero o comida y pagara una cantidad por cada persona que se llevasen.

Ambos grupos se separaron, Toni reunió a los suyos y volvieron al pueblo, desde la cima los ojillos malévolos del hombre lobo veían alejarse los vehículos, este ladro una orden a su hijo Damián:

-         Tráeme al idiota de las señales.

-         ¿A Ernesto el zapatero? Si padre ya voy.

Cinco minutos después Damián volvió, arrastraba por un pie a un campesino menudo que lloriqueaba tembloroso.

-         Ernesto, eres un retrasado mental y un traidor… ¿no estás agusto con nosotros?

-         ¡No patrón! Yo no he hecho nada malo… ¡fue otro el que hizo señales…lo juro!

-         Falsario, embustero cabrón… te comes mi comida, me traicionas y ahora… me mientes a la cara.

Hizo un gesto a su hijo, que ayudado por el cabo de la guardia civil levantaron al hombre gimotearte del suelo acercándolo al barranco, Ernesto gritaba y pataleaba intentando soltarse pero se quedo muy quieto al llegar a un metro del precipicio, su cuerpo temblaba de pánico.

-         Levantadle la zurda. –Gruño el hombre lobo, mientras encendía una antorcha y tomaba algo de la mesa cercana.

El guardia levanto el brazo del hombre tirándole de la mano y apartándose un paso para que permaneciera el brazo extendido, el viejo se coloco ante el brazo y movió su mano derecha velozmente, apenas se vio la hoja del machete cuando esta segó el codo izquierdo de Ernesto, este sintió un fuerte dolor pero no pudo caer de rodillas al estar firmemente sujeto por Damián, un chorro largo de sangre salió del muñón hacia el barranco, antes de que el hombre lobo quemase la herida con la antorcha ya preparada, el pobre hombre gritaba horrorizado.

Antes de que se desmayase por el dolor, Damián con cara de sádico le obligo a mirar, el guardia tendió la mano y el antebrazo seccionados al viejo, este ante los ojos de su víctima estrecho aquella mano entre las suyas haciendo crujir los huesos de los dedos mientras los rompía con su colosal fuerza, partió igualmente el antebrazo y tiró por ambos lados hasta que la carne se partió por la muñeca, Ernesto veía horrorizado lo que hacían con su mano recién cortada, el viejo tiro primero el antebrazo al abismo, luego abofeteo la cara del desgraciado con su propia mano mutilada antes de tirarla al vacio, diciéndole:

-         Traidor de mierda, cuando te quieras reunir con tus cosas ¡Salta!

El cabo de la guardia civil, el Hombre lobo y Damián entraron en casa riéndose a carcajadas, dispuestos a tomarse unos vinos mientras aquel pobre desgraciado se retorcía entre dolores dudando en tirarse por el acantilado o no.

Continuara…

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Bueno amigos, ya dije en el primer capítulo que me había basado en parte en algunos libros de Zombis. El autor Max Brooks en su libro “Guerra mundial Z” habla de pasada de personajes como mi “Hombre lobo” son grupos de gente con un líder, solo que este padece el llamado “Síndrome del último superviviente” por lo visto esta gente se organiza sus pequeños “Reinos” privados pensando que al no haber autoridad son semidioses y actuando con total impunidad, ya veremos un poco de pasada a que extremos de maldad pueden llegar ciertas personas.

Como siempre vuestros comentarios serán bien recibidos y tenidos en cuenta, disculpad el retraso en publicar pero el trabajo manda, entretanto y mientras llega la próxima entrega…

¡Sed felices!

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