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El Virus VR (51)

en Grandes Series

   Se recomienda la lectura de los capítulos anteriores para una mejor comprensión de la historia.

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   Diciembre…

   Tras la caída de la bomba, la gente del pueblo se mostraba alegre al librarse de la amenaza del “Hombre lobo” y sus secuaces, solo los mandos y yo mismo sabíamos que el peligro mortal de los zombis existía, esperábamos habernos librado de ellos definitivamente.

La alta temperatura liberada por la explosión había convertido toneladas de nieve en vapor, los incendios en el bosque continuaron buena parte de la noche, cerca del amanecer comenzó la lluvia, esta era una lluvia sucia grisácea con restos de cenizas, se dijo a los habitantes que procurasen no salir de casa y se abstuvieran de tocar o beber esa agua durante al menos 24 horas, pues podían quedar en ella residuos del gas que se mezclaba con el aire en el proceso de detonación del artefacto, así pues todo el mundo se quedo en su casa e incluso los centinelas hicieron sus guardias desde el interior de los edificios vigilando a través de las ventanas.

Ceci y yo habíamos dormido en el apartamento de los bloques, bueno “dormido” a ratos, pues la noche había sido bastante inquieta, mi rubia se debatía entre la visión y el recuerdo de su hermana Nina, por otra parte estaba la agitación y nerviosismo de la detonación, si bien la onda expansiva no nos había hecho daño, si que habíamos sentido el impacto del viento caliente y el efecto de rebufo, cuando el oxigeno circundante relleno el hueco dejado por la deflagración, aquello impresionó a todos en el lugar, los chavales se quejaban de dolores en la cabeza y oídos,  Ceci no fue una excepción, se pasó casi toda la noche abrazada a mi cuerpo sollozando, la consolé con mimos y charlamos en la penumbra, la dije que Nina se recuperaría y viviría con nosotros, intente pintarla un futuro feliz pero no creo que la convenciese pues dentro de mi sabía que lo peor llegaría en breve, finalmente nos dormimos abrazados.

El UAV hizo su ronda mañanera y descubrió grupos de infectados confluyendo hacia nuestra zona, la noticia era esperada y el coronel palacios ordenó más vuelos a más distancia para hacerse una idea de la situación general, si la bomba hubiera estallado de día habría pasado mas desapercibida, pero al hacerlo de noche debido al retraso burocrático inevitable, muchos ojos habían visto el resplandor de la detonación y esto provoco un efecto llamada, a mediodía ya sabíamos que desde cien kilómetros a la redonda, se apreciaban grupos más o menos numerosos de gente avanzando hacia nosotros, el número total sumándolos todos oscilaba entre 4000 y 7000 personas infectadas, moviéndose en nuestra dirección desde todos los puntos cardinales y seguían llegando más simplemente siguiendo a los que avanzaban, pues había pueblos grandes y pequeños además de una ciudad en el camino, desde luego habíamos llamado la atención y este era el resultado.

Nos reunimos a las 11:00 el coronel Palacios, el comandante González, el teniente Torres,  Núñez del CSID, Julián y yo en la sala de comunicaciones, montones de fotos del UAV junto con comunicados estaban apilados sobre la mesa y seguían llegando, nos dieron las noticias y nos enteramos de más cosas, los infectados de la zona de Llo… venían hacia el sudeste, los que estaban en la costa bajaban hacia el sur, los demás puestos avanzados de la zona solicitaban alternativamente ayuda o evacuación por movimientos de infectados en sus alrededores, aquello parecía un caos pero los planes comenzaron a surgir.

-         Sabemos que ocurre y donde van, mejor dicho adonde vienen, - Dijo González- la situación no es tan mala pues tenemos un pueblo bien protegido y con defensas.

-         Mis milicianos no son muchos, - Respondí - entre estos y gente que sabe usar armas no somos más de 90, el resto son gente mayor en su mayoría mujeres, ancianos y niños.

-         Yo defenderé mi pueblo, -Dijo Julián – con mis vecinos como debe ser.

-         Bien tomo nota, - Palacios se puso en pie, miró el plano de la zona y añadió. – lo haremos, defenderemos el lugar, pero antes evacuaremos a los civiles mayores, enfermos y niños, los llevaremos a Punto seguro 4 y los reemplazaremos por mis soldados, daré orden de que envíen una compañía por helicópteros, tenga a su gente lista para evacuación a las… digamos 17:00 horas, una maleta por persona y solo con lo imprescindible.

-         Si usted nos autoriza nos quedaremos a defender el pueblo, - Intervino el teniente Torres – estas personas nos han tratado de maravilla y es lo menos que podemos hacer.

-         Gracias teniente ya contaba con ustedes, -Respondió Palacios – ponga una escuadra en cada “barrio de guardia” como apoyo a los defensores, me asegurare de que nos envíen un pelotón de morteros como apoyo los podríamos poner… aquí en el patio del ayuntamiento, es céntrico y tendrían en su radio de acción todos los alrededores, solo con cambiar la orientación gracias a una llamada de radio.

Seguimos con planes y comunicados una hora más, la defensa se reforzaría para frenar a los infectados, incluso se preveía dormir a los primeros para ganar tiempo, acabada la reunión nos dispersamos dando órdenes, Julián debía reunir a los del pueblo y decidir quién se quedaba o marchaba.

¿Sabéis lo más triste? Lo más triste es que podíamos haber defendido el pueblo, podíamos habernos cargado a muchos infectados de un solo golpe, sin tener que salir a buscarlos pues ellos venían solitos, pero no fue así gracias a los políticos y manipuladores de retaguardia.

Media hora después de la reunión se nos llamo de nuevo, Palacios con cara furiosa nos mostró un comunicado que había recibido, el general al mando de la región nos negaba los refuerzos por orden del presidente del país, se nos ordenaba evacuar el pueblo llevándonos personas, animales de granja y toda la comida que pudiéramos, además de equipos, armas y medicinas, se enviarían helicópteros para ayudar en la evacuación pero dado su escaso número disponible no habría tiempo para sacarnos a todos, se proponía que un fuerte contingente huyese por carretera en dirección a “Base tranquilidad” en Llo… utilizando los vehículos que tuviéramos a mano, usando para ello el combustible que teníamos almacenado.

Al parecer las asociaciones de víctimas y las empresas farmacéuticas, habían convencido al presidente de evitar una matanza, además pesaba mucho la opinión del “Gabinete de sabios” del país, el plan era que debíamos dejar que estos infectados se agrupasen en un solo sitio, antes de dormirlos a todos a la vez y mantenerlos sedados con el uso de los UAV “dormilones” dándoles pasadas cada seis horas, intentaban probar así la utilidad del nuevo antivirus en su nueva versión en polvo y fumigar con este a la masa dormida, con la esperanza de que se liberasen del virus en breve.

Aun esta decisión fue discutida por las asociaciones de víctimas, estas afirmaban que hacer dormir durante muchas horas a tanta gente en las calles, les condenaría a muerte por congelación de forma inevitable, hablaban sin parar acusando al presidente de genocidio encubierto, pero la decisión estaba ya tomada y cada cual debía afrontar su destino, se debía actuar sin demora probando el nuevo antivirus.

Resumiendo, la noticia fue un duro golpe para todos, pero era una orden y debíamos cumplirla a rajatabla, contábamos con un par de días más para salir del pueblo antes de que llegase el grueso de los infectados, se nos autorizaba a disparar contra los grupos menores que por su proximidad fueran llegando, pero sin dejar de lado la evacuación en sí misma; juntos de nuevo preparamos nuevos planes con rapidez, discutiendo que sacaríamos antes y quien iría en los vehículos a “base tranquilidad” tardamos un poco pero a la hora de comer ya teníamos un plan factible sobre la mesa, distribuimos las ordenes a los sargentos y cabos para su difusión entre los vecinos, hecho eso nos fuimos a comer pues la tarde se presentaba agitada.

Efectivamente tras la comida todo el mundo se puso a hacer algo, se confeccionaron listas por preferencias para las plazas en los helicópteros, se revisaron coches y camiones poniéndolos a punto, se preparaba a los animales para su traslado, preparamos cajones para la multitud de latas de comidas diversas, desmontamos los invernaderos aprovechando cuanto se podía, repartimos todas las armas y se distribuyó abundante munición a cada miliciano ó voluntario, pues estos deberían quedarse hasta el último momento en que el gran convoy a Llo… saliese, dejando el pueblo vacio.

Tomamos medidas precautorias para el caso de que el convoy se encontrase en apuros, los cuatro barrios de guardia así como los tres bloques y el torreón quedarían cerrados, pero en el interior de cada uno dejaríamos lo siguiente: Un juego de llaves maestras para sus puertas principales, comida en latas, zumos de brik y agua para todo un mes, herramientas diversas, 20 litros de gasolina para los generadores, medicinas básicas y vendajes, dos fusiles y una pistola con cuatro cargadores por arma, una radio de campaña y una pistola de señales con seis cartuchos.

Nos encargamos de que cada hombre recibiera unas instrucciones simples, ya que en caso de apuro volverían al pueblo por sus propios medios, podrían entrar en cada lugar mencionado pues una llave estaría situada bajo una piedra grande a tres metros a la derecha de cada entrada principal, una vez dentro usando las llaves maestras podrían desplazarse a voluntad o cambiar de refugio, dependiendo del número de supervivientes o su necesidad de comida. 

Finalmente al oscurecer me reuní con Ceci, esta no se había movido apenas del botiquín donde estaba su hermana Nina atada al camastro, seguía amordazada por precaución y se la mantenía dormida, el estado de la niña había mejorado pues tenía puesto un goteo de suero, el pronóstico era favorable para la pequeña.

Cecilia acariciaba la cara de su hermana y la hablaba, el médico me dijo que en los escasos momentos en que la joven se había despertado había mirado a mi chica con agresividad, esa actitud se mantenía pero mi rubia no cejaba con sus mimos, me acerque a ella y la di un beso cosa que agradeció incorporándose y abrazándome, vi lagrimas en la cara de Ceci comprendiendo su sufrimiento por la niña.

Cenamos con Julián y los mandos, decidimos volver al torreón acabada la cena pues Mara y Lillo habían estado solos allí ocupándose de la vigilancia de nuestros seis desinfectados a los que recuperamos antes de la detonación de la bomba, deje instrucciones a Dani para que subiera al torreón con tres hombres y dos monovolúmenes al día siguiente, pues debíamos sacar a los presos y bajar material para ser evacuado, durante el viaje de regreso dije a Cecilia:

-         Siento mucho lo que está pasando nena.

-         No es culpa tuya Toni.

-         Cielo me gustaría que nuestra vida de casados hubiera comenzado mejor pero… no ha sido posible.

-         Nos quedan muchos días para ser felices, me lo ha explicado Juana la mujer de Julián.

-         Son demasiadas cosas nena, ahora iremos a otro pueblo o ciudad, veras cosas nuevas y además deberás cuidar a tu hermana.

-         Ya lo sé y creo que lo hare bien pero… oye Toni.

-         Que…

-         ¡Te quiero! Sé que nos irá bien si estas a mi lado.

Detuve el vehículo, me gire en el asiento y bese a Ceci, mirándola a los ojos en la penumbra dije:

-         Rubia ¡Eres lo mejor que me ha pasado en esta vida! te quiero en serio y hare lo que sea por ser feliz a tu lado, es una promesa.

-         Yo te querré siempre.

Nos besamos como sellando nuestro acuerdo, la cosa se animaba pero fuimos prudentes así que nos contuvimos lo necesario para seguir el camino, no tardamos en llegar al torreón, una vez dentro informamos a Lillo y Mara de todo, debíamos recoger y empacar lo que nos llevaríamos, pero estábamos demasiado cansados y se nos hacia tarde, así que decidimos dejarlo para el día siguiente a la mañana y con buena luz.

Charlamos un buen rato los cuatro antes de retirarnos a dormir, en la intimidad de la habitación contemple como Cecilia se desnudaba, yo la imitaba pero apenas despegaba los ojos de su cuerpo bien formado, nos metimos en la cama desnudos pero bien abrazados pues la habitación estaba algo fría, nuestros labios se enredaron en un crescendo de besos a la vez que dejábamos vagar las manos por nuestras pieles, las caricias nos hacían temblar mientras la pasión se abría camino en nuestras mentes, los problemas quedaban aparte pues solo deseábamos disfrutar el uno en manos de la otra persona amada.

Antes de darme cuenta mi erección rozaba la grieta ya húmeda de la rubia, esta abrió los muslos y me dejo entrar a la vez que mordisqueaba mi boca, entré en ella sintiendo su jadeo en mi cara al notarme dentro, sentía las paredes de su vagina rodeándome la verga apretando y pulsando transmitiéndome su pasión y deseo, aumente la velocidad a la vez que ella se agitaba meciendo las caderas, nuestros jadeos y suspiros resonaban en la habitación, sentí sus tetas contra mi pecho a la vez que decía a su oído cuanto la quería, la pasión de mi chica se desbordaba y esta aumento sus jadeos lo mismo que sus caderazos, nuestro ritmo se hizo frenético llevándonos rápidamente a un clímax común, nos corrimos a la vez sintiendo cada uno los espasmos de placer del otro, aquel orgasmo compartido y simultaneo ha sido mi referente muchas veces en los meses siguientes en que añoraba su presencia.

Tras limpiarnos un poco nos quedamos dormidos casi enseguida, yo desperté al amanecer y salte de la cama pasando a la ducha, cuando regresé a la habitación dedique un rato a contemplar a Cecilia durmiendo mientras me vestía, vi el pelo rubio desordenado y su bonita cara con expresión relajada, levantando la manta vi su cuerpo en posición fetal, resaltaba sus rotundas caderas ocultándome a la vez sus generosos pechos, estaba hermosa en aquella pose con su desnudez atrayente, volví a taparla alejándome hacia la puerta mientras me acababa de poner la ropa y el cinturón con mi pistolera.

Fui a la cocina y preparé desayuno para todos sin cortarme de hacer ruido, pretendía así despertar a todo el mundo en el torreón pues teníamos cosas que hacer y poco tiempo para ello, en breve el aroma de huevos fritos con jamón se percibía en el ambiente así como el del café recién hecho, Mara fue la primera en asomar aun abrochándose la bata diciendo en voz baja:

-         Ya sabía yo que al dejarte escapar me perdería algo bueno, ¿despiertas siempre así a Ceci por las mañanas?

-         Solo a veces guapetona, pero este desayuno es para todos, así que venga despierta a Lillo que tenemos cosas y maletas que hacer, además Dani y los demás llegaran a eso de las 10 con los coches.

-         Vale no nos enrollaremos el ya se está desperezando.

Yo pasé a la habitación despertando a mi rubia, pocos minutos después estábamos todos a la mesa desayunando con apetito, mas tarde mientras las mujeres recogían bajamos los hombres a las celdas para dar el desayuno a los seis desinfectados de las celdas, estos parecían estar bien y sanos me recordaban a la Ceci de los últimos meses, no parecían agresivos pero se los veía muy nerviosos pues miraban frecuentemente al ventanuco olisqueando en su dirección y gruñendo suavemente, aquello me llamo la atención y deje a Lillo en las celdas saliendo velozmente al patio y subiendo a las almenas.

¡Infectados! Estaban en la explanada nevada, serian unos veinte de ambos sexos y avanzaban hacia nosotros, baje hasta la puerta tomando el cetme que estaba en el perchero y las municiones, di un grito de alarma a Mara y Salí de nuevo hacia las almenas, mientras cargaba el arma pensando ¿cómo habrían llegado aquellos enfermos tan pronto? la solución me llego de inmediato, debían ser parte del grupo de cerca de cincuenta que habían pasado el invierno cerca de nosotros pero sin incordiarnos, ahora se habían animado a buscar el origen del fogonazo y como es natural eran los primeros en aparecer por las inmediaciones del pueblo.

No podía correr riesgos con Dani y los demás a punto de llegar, no podía exponer a los míos a accidentes o emboscadas con aquellos tíos pululando por delante de mi puerta, así que encaré el fusil y dispare al primero pegándole un tiro en el pecho que lo arrojó de espaldas al suelo, enfoqué a otro tipo y le metí un tiro en la cabeza, estaba disparando a los más cercanos cuando escuche pasos a mi lado eran Mara y Lillo, ella presentaba una imagen extraña con su bata rosa floreada y el fusil ya preparado, vi a Lillo con la pistola “Beretta 92”de su chica empuñada con las dos manos, ambos se colocaron cerca de mí y dispararon hacia las figuras de la explanada.

Mara disparaba en ráfagas de tres disparos, vi como su primera ráfaga hacía doblarse a una joven a la que los impactos hicieron girar antes de caer soltando chorretones de sangre, Lillo por su parte hacia lo que podía con la pistola tomándose su tiempo para apuntar y disparando dos balas cada vez, apuntaba al pecho de los más cercanos y si bien su puntería no era perfecta se le podía considerar un tirador aceptable, supuse que recordaría retazos de cómo disparar dado su pasado militar, así que le di un cargador de repuesto y me alejé de la pareja para controlar el resto de la muralla, efectivamente al doblar la esquina encontré dos infectados mas pegados a la pared exterior, intentaban trepar así que no les di oportunidades, simplemente solté sendos disparos a sus cabezas y contemple como se desplomaban, volví mi atención al resto y procedí a disparar a los más lejanos, cuatro más cayeron en rápida sucesión, aquello duró menos de cinco minutos, al acabar contamos 22 cuerpos a distintas distancias de la muralla, yo había sacado en claro dos cosas, la primera era que ¡SI! podía confiar en Lillo, la segunda era que debíamos apresurarnos o no saldríamos vivos del lugar.

El tiroteo había sido escuchado en el pueblo, por lo que no me extraño recibir una llamada de los bloques interesándose en nuestra situación, di un breve informe de esta y les comunique la presencia de infectados por los alrededores, nos habíamos cargado a medio grupo pero el resto no andarían lejos, ordené que se informara a Dani y los suyos antes de que vinieran para que estuvieran prevenidos; nosotros entretanto preparamos nuestras maletas y paseamos a los huéspedes, tras eso les dimos una ducha y un desayuno, al volver al interior del torreón vi a Cecilia vestida con mi jersey de policía y unos pantalones verdes de faena, se disponía a hacer la cama pero la dije que lo olvidase, simplemente tire del cobertor hacia arriba y la hice salir de la habitación, no podía suponer entonces cuanto ayudó a mi recuperación el hecho de contemplar la huella de su figura en aquella sabana.

Dani llegó con dos hombres más y los dos monovolúmenes a la hora convenida, no habían tenido tropiezos en el trayecto por lo que aquella noticia me animó un poco, en breve habíamos montado a los “renacidos” en un vehículo, las maletas y algo de comida y armas en el otro y finalmente Mara, Lillo y Ceci en el todoterreno, yo cerré bien puerta y ventanas dejando una llave en el barracón de jardinería y otra bajo una gran piedra a tres metros de la entrada tras cerrar esta, montamos en los vehículos y salimos del torreón, tras una pequeña parada para cerrar el portón nos alejamos del lugar dejando en sus inmediaciones 22 cuerpos tirados en variadas posturas.

Ya de vuelta en el pueblo los acontecimientos se precipitan, la actividad era frenética y todo el mundo estaba haciendo algo, la comida de los invernaderos fue recogida y metida en cajones, los animales eran sedados y preparados para su traslado; entre tanto movimiento encontramos tiempo para ir a visitar a Nina a la enfermería, la encontramos desayunando pues la habían retirado el goteo, recuerdo aquella escena nítidamente, la niña sentada en la cama con los brazos sujetos por cintas adhesivas a los barrotes, El doctor Mata la daba con una cuchara metálica una papilla de algo, nosotros entramos en la habitación y Ceci se acerca más de la cuenta para dar un beso a su hermana.

Fue algo muy rápido, vi la expresión de la niña cambiar, vi furia y rabia en sus ojos, un forcejeo rápido y la veo medio incorporarse lanzando una dentellada hacia mi rubia, el instinto de protección me lleva a intentar detener el ataque, meto el brazo para alejar a Cecilia de los dientes de su hermana, ¿sabéis lo que es el seguro de interposición de masas? En un revolver es una pieza que se interpone entre el martillo y el percutor, la diferencia es que el metal no sufre, yo hice el papel de tal seguro y recibí el golpe… más bien el bocado en la muñeca izquierda, sentí los dientes clavándose profundamente en mi carne y el movimiento de la cabeza intentando desgarrarme, el doctor suelta la cuchara y propina un fuerte golpe en la cabeza de la niña que la deja inconsciente en el acto.

Separamos los dientes de la herida y de esta brota un chorro de sangre, el médico me atiende enseguida y consigue cerrarla, duele y escuece a la vez que siento dolor, se que el virus corre por mi cuerpo y no importa lo que el doctor haga, ¡estoy infectado! Cecilia llora como una desesperada sin separarse de mi lado, aguanto el dolor y la acaricio el cabello con mi mano buena, ¿qué será de ella? El destino ha sido cruel pues se que en pocos días Nina expulsara el virus y será una jovencita sana, ¡mi amor! mi rubia deberá cuidar a su hermana la cual acaba de separarnos con un trágico mordisco.

Digo separarnos porque sé que deberé quedarme aquí, sinceramente no confío en salir con vida si caigo infectado en manos de los cómplices de Ana, duraría menos que un chupachups en la puerta de un colegio si me cogen y experimentan conmigo; al terminar la cura de urgencia me visita el coronel Palacios acompañado por Núñez interesándose por mi estado, el pronóstico no es bueno todos lo sabemos, en 24 horas me caeré al suelo y me resetearé, al levantarme solo seré un infectado mas, Núñez dice que moverá hilos urgentemente a fin de evitar que eso suceda, yo por un instante pienso en que debí aceptar la oferta de Ana y haberme puesto la vacuna que me consiguió, me inyectan un tranquilizante y todo se vuelve turbio, no tardo en dormir profundamente.

Al despertarme un par de horas después, el coronel palacios me informa de que está en camino un retrovirus conseguido por mediación de Núñez, al parecer “Mac el chiflado” se recuperaba y estaba trabajando con un tal profesor Dalton, habían sintetizado una formula nueva que se estaba probando en nuestro país, habían conseguido una dosis para mí y la enviaban con uno de los helicópteros que llegarían para evacuarnos, en mi cabeza se agolpaban los sentimientos e ideas, la noticia del retrovirus me daba esperanzas, pero el convencimiento de que no sobreviviría a los cómplices de Ana me martirizaba.

Entretanto el trabajo no cesaba en los bloques, los preparativos y distribución de la gente se desarrollaban con fluidez, los mandos debían salir de inmediato pues no debían correr más riesgos de los necesarios, Julián y el teniente Torres se habían hecho cargo de la defensa durante mi cura, habían preparado y revisado los vehículos para la marcha a LLo… incluso los repostaron, solo restaba ocuparlos y salir pero eso sería lo último que haríamos.

El primer helicóptero se llevo a los seis desinfectados y a los seis prisioneros capturados en el monasterio del “Hombre lobo” escoltados por uno de los sargentos del GOES y su sanitario con la caja de muestras del virus mutado, les acompañaban Núñez del CESID, el coronel Palacios y el comandante González así como parte de sus ayudantes, los siguientes helicópteros se llevaron al resto del sequito y periodistas, también evacuamos a los niños y viejos.

La segunda tanda de helicópteros llego a primera hora de la tarde, los pilotos traían el retrovirus que me fue inyectado sin demora por el doctor Mata, recuerdo la sensación de nausea en mi boca al mismo tiempo que una corriente gélida recorría mis venas, afortunadamente me sobrevino un mareo que me sumió en un estado de semi inconsciencia, escuchaba voces de fondo pues todos me suponían dormido:

-         ¿Funcionara?- preguntó Julián.

-         Debería hacerlo sin problemas, -Respondió el médico- según esta nota adjunta al paquete, pone que los primeros efectos y el resetéo serán casi iguales a los demás, solo los amortigua un poco pero al menos se garantiza que perderá menos neuronas que el resto de infectados, también dice que en las pruebas los sujetos eliminan el virus en un par de meses.

-         Es decir –Contestó Julián- que se recuperara antes y será menos tonto que los demas, eso es bueno ¿pero qué hacemos con él, lo metemos en una celda ese par de meses?

-         No lo sé, -Dijo Mata- dejemos que sea él quien decida cuando despierte sabe el peligro que representa, es lo menos que podemos hacer, no me apetece meter en una celda a un jefe al que debemos tanto.

-         Estoy conforme en eso, -Repuso el alcalde- yo no le encerrare y dudo que nadie del pueblo se atreva a ello, todos le debemos mucho.

Dormí finalmente, el retrovirus entretanto comenzaba su batalla particular dentro de mi organismo, pero pasarían casi diez horas en las que sufrí de todo, calambres y sudor frio seguidos por momentos de calentura extrema, además de dolores desde los pies a la cabeza, no podía imaginar como la situación del pueblo cambiaria durante mi sueño.

Continuara…

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Bien amigos, el relato se ha quedado algo corto pero he decidido enviarlo así tras tenerlo dos semanas en dique seco por culpa del trabajo, he pensado que sería mejor que lo disfrutaseis como estaba, veré de sacar más tiempo y acabar las dos partes que aún me quedan en la cabeza, siento el retraso. 

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