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La venganza de Sara

en Dominación

Un portazo sonó como si de un estruendo se tratara, aunque nadie lo oyó, pues desde hace varios años viva sola en la casa que su abuela le había dejado en herencia.  Sin embargo el cabreo prosiguió escaleras arriba mientras se dirigía a la habitación a ponerse cómoda. Seguía pareciéndole irracional que esa persona, con sus nulas capacidades y su falta de liderazgo estuviera al frente de aquella asignatura, nada más y nada menos  que análisis de requisitos una de las asignaturas más importantes de ingeniería multimedia.

Se miró al espejo una chica tímida de 24 años le devolvió la mirada, su cara redondeada y su flequillo recto le habían granjeado suspicaces miradas en los pasillos de la Uni eso unido a su cara angelical, su cuerpo cuidado y sus pechos redondeados. Aun así, sus extravagancias habían hecho que pocos fueran los que se le habían acercado a hablar con ella. – mucho mejor- había comentado cuando alguna de sus amigas le había interpelado al respecto.

Se quitó rápidamente la ropa y se puso cómoda luciendo un bonito bikini negro que realzaba sus prominentes senos.

Seguía cabreada, aunque en realidad creía saber porque Sonia que así se llamaba la profesora, había adquirido dicho puesto y es que era un secreto a voces dentro de la universidad que se “beneficiaba” al decano de la facultan, sino que explicación tenía que la misma profesora que le daba clase tuviera un escalón más bajo en el organigrama de una empresa como la Caixa y es que, se sentía muy orgullosa y se lo contaba a quien quisiera escucharla, que semanas atrás la habían ascendido. Se acabó eso de formar parte de los equipos de seguridad de la Caixa, lo que ahora haría sería dirigir su propio grupo de empleados, un despacho propio, jornada flexible y un aumento de sueldo suponían una mejora sustancial.

Todos esos pensamientos surgían en su cabeza mientras bajaba las escaleras y un característico vibrador indicaba que su mejor amiga a quien de cachondeo llamaba Comecositas estaba en la puerta.

Después de unas copas de Jagger, unos masajes en la espalda Sara le expuso el problema a Comecositas.

-          ¿Tú sabes la que nos ha preparado la zorra de la Sonia en el examen final? - Dijo Sara inclinándose de tal manera que los pechos le bambolearon un instante.

-          De esa zorra cualquier cosa- comento levantándose las gafas

-          Resulta que nos pone un examen con el ordenador, y ni siquiera tiene verificado que el programa que se utilice funcione correctamente - .

-          ¿Y no lo podías instalar o algo por el estilo? Ya sabes Sara que yo de ordenadores no controlo.

-          Sí, pero tardé como 3 horas en hacerlo, para cuando quise empezar con el examen, no tuve tiempo de hacerlo- contesto.

-          ¿Y qué piensas hacer? - Pregunto Comecositas.

-          Reclamar pero como no sirve de nada, iré a Julio.

-          ¿Sabes lo que deberías hacer?

-          ¿El qué? – pregunto Sara con suspicacia

-          ¿No es empleada tuya?

-          Está por debajo mía, pero no forma parte de mi grupo de trabajo

-          ¿Y qué? ¿no puedes incorporarla a tu grupo de trabajo?

-          ¿Si claro, pero que estas pensando?

 

Sara se encontraba en su nuevo despacho, aquel día llevaba unos shorts ajustados una blusa y unas sandalias con tacón. Era una suerte que la dejaran vestir como quisiera. En un momento determinado un leve golpeteo en la puerta le indico que había alguien al otro lado.

-          Pasa, ¿Hola Sonia que tal?- Saludo Sara con una sonrisa en los labios. Una mujer de aproximadamente unos 30 años le devolvió una mirada cabizbaja. Aunque ya en la treintena, su cuerpo de gimnasio su ropa cara y su preciosa cara, todavía hacia tambalearse a jóvenes y mayores. Hoy llevaba un traje ejecutivo compuesto por pantalón estrecho, camisa y americana, muy sobrio para los lujosos vestidos que llevaba en las fiestas de la facultad

-          Hola Sara, bien gracias – contesto titubeando

-          Como bien sabrás está ahora en mi grupo de trabajo y espero que…

-          Antes de nada – interrumpió Sonia.  Se lo que ocurrió con tu examen y que yo no pude hacer nada…

-          De lo que no puedes hacer se podrían escribir libros – respondió mordazmente. Sin embargo ahora quiero decirte que ya que estas en mi grupo de trabajo te voy a ascender a secretaria personal, que va a ser algo así como mi putita privada.

-          No puedes hacer eso, no lo voy a permitir – dijo retrocediendo unos pasos para atrás e intentando girarse hacia la puerta.

-          Mira, bobita- dijo levantándose. Todo el mundo en el campus sabe que te lías con el decano, cuando además sepan lo del viaje a las Seychelles pagado con el dinero del decanato a tu amorcito se le va a acabar el chollo y a ti detrás, por lo tanto no te quedan muchas opciones.

-          No, lo tolerare, no puedes hacerme eso.

-          Mira, lo primero que vas a hacer si no quieres perder tu empleo es dejar tus bragas encima de mi mesa

Un enrojecimiento cruzó su cara, un amago de darse la vuelta y un inconfundible cliick de un móvil grabando sucedieron en tan solo un segundo. Un segundo después  viendo que no podía quitarse las bragas con el pantalón puesto, se lo desabrocho, el cual cayó hasta el suelo en un momento. En un ademan intento subirse el pantalón y bajarse las bragas a la vez, todo mientras intentaba cubrir su rosado sexo sin ningún éxito.

Con una mano temblorosa recogió las bragas y las fue a colocar en el escritorio.

-          He cambiado de idea – dijo Sara con una sonrisa en los labios. Para no mancharme el escritorio será mejor que te las metas en la boca.

Una mirada suplicante se puso en la cara de la profesora, para posteriormente introducir su pequeño tanga en la boca.

-          Estabas muy sexi con el pantalón por los tobillos, no nos hagas el feo y vuélvelo a ponerlo como estaba.

Cuando se dispuso a bajarse el pantalón un brillo perlado asomaba en su depilado coñito, signo evidente de humedad

-          Y viendo por tu entrepierna estas disfrutando mucho, vas a desfilar y a lanzar besitos a cámara.

Un poco audible “no por favor” amortiguado por el tanga pareció salir de su boca mientras se dedicaba a desfilar con los andares de un pato y la elegancia de una modelo

-          Muy bien profesora Rotenputa, ahora quiero ver esas grandes tetas.

Resignada se desabrocho la blusa y el sujetador, dejando caer unas considerables tetas, dejando a la vista unos pequeños pezones duros de la excitación.

-          Por lo visto, parece que sigue gustándote – dijo Sara con sorna. Ahora quiero que azotes tus tetas. Pero te lo advierto, cada azote mal dado o mal contado será repetido.

Los diez primeros azotes tuvieron que ser repetidos debido a no darlos correctamente o quejarse en demasía por ello. El undécimo lo dio correctamente en el doce se puso a llorar y tuvo que completar el castigo entre sollozos. Al finalizarlo sus tetas tenían un deplorable aspecto entre rosado y morado lo las lágrimas le caían por la cara y se había babado por llevar el tanga en la boca.

-          Muy bien perrita, espero que la próxima vez no llores tanto, parece mentira, ni que no te hubiera gustado.

Una sonora carcajada resonó en el despacho ya que los muslos de Sonia se encontraban totalmente empapados.

-          Ahora es el momento de que disfrute yo, no vas a disfrutar solo tú.

Sara Ordeno a Sonia que se sacara el tanga de la boca y que se lo metiera en el coñito. A estas alturas los muslos mojados de Sonia, había empezado a temblar y algún que otro gemido se escapó mientras estaba introduciéndose el tanga dentro.

-          Sé que te gusta comprarte zapatos, así que por lo pronto hoy te iras descalza para casa y además tendrás el honor de aprender a lamer unos tacones.

-          No por favor, te lo suplico no me mandes hacer eso, haré lo que quieras por favor, si quieres te pongo un sobresaliente en la recuperación pero no me mandes lamer tus tacones

-          Tienes dos opciones, la primera es hacer lo que te ordeno y la segunda que tu papi el juez se entere de tus andanzas fiscales

-          Vale vale, perdona lo haré

Sonia comenzó a lamer la puntera de las sandalias de tal manera que besaba suavemente los pies de Sara luego fue lamiendo el lateral hasta llegar al tacón que se lo metió rápidamente en la boca. Sara se dedicó a follarle la boca con el tacón provocando carcajadas en la primera arcadas en la segunda.

Sara se descalzo para meterle el pie entero en la boca primero y luego para que luego lamiese la planta del pie. Sonia paso al segundo pie, pasando la lengua por el talón la planta del pie, el empeine, entre los deditos y el dedo gordo que se lo metía y se lo sacaba de la boca

-          Muy bien perrita desabróchame el pantalón y ya sabes lo que hacer.

-          No, por favor, eso no

-          No lo repetiré una vez más.

Después de eso no hubo más escusas, Sonia desabrocho el pantalón medio sollozando y retiro el tanga y el pantalón con cuidado. Al principio dio unas lametadas tímidas en el coñito de Sara que estaba también muy húmedo, para luego empezar a comerlo con muchas más fluideces.  Los sollozos de Sonia se fueron alternando rápidamente con gemidos de Sara.

Sara se levantó del sillón, puso a Sonia en el suelo boca arriba y le mando sacar la lengua, acto seguido Sara se sentó encima de su cara y comenzó un movimiento rítmico a la vez que iba fallándose la boca de su profesora. Ahora solo se escuchaban gemidos procedentes de Sara que iba cabalgando cada vez más rápido la boquita de Sonia, llegado este punto estallo en un éxtasis de placer inundado de jugos toda la boca de Sonia. El ritmo fue haciéndose más lento hasta que Sara se levantó y mando a Sonia limpiarla bien con la boca.

-          Puedes vestirte, pero ni se te ocurra sacarte el tanga del coño y los tacones evidentemente los dejas aquí.

-          Si ama – es lo único que pudo responder Sonia.

Recogió sus cosas y se fue cabizbaja, pero a medida que llegaba a la puerta un temblor de piernas y un orgasmo inundó sus sentidos, haciendo que tuviera que detenerse a unos pasos de la puerta. En esto, Sara sonrió.