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Librojuego - Melania - Capítulo 26

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Capítulo 26

La mente de Héctor se veía mover sus engranajes. Que se enterara la policía ponía fin a su posible carrera, sin embargo el dolor, era una cosa que podía tolerar.

 

Párteme la mano — dijo aguantando una mueca de dolor y tendiendo la mano izquierda.

La derecha listillo

Héctor puso la mano derecha en el suelo apoyando parte del cuerpo en ella. Melania sin más miramientos soltó una patada tremenda y al segundo siguiente el chico se encontraba en el suelo gritando de dolor y agarrándose el brazo con su otra mano.

 

SERAS PUTA, MIRA LO QUE HAS HECHO, ME HAS PARTIDO EL BRAZO.

 

Melania perdió la paciencia, soltó un puntapié a la cabeza de Héctor que lo derribó en menos de una milésima de segundo, al siguiente segundo Melania lo tenía agarrado por los pelos y le ponía el cañón sobre uno de los carrillos. El chico miraba alternativamente el cañón y a Melania, la cual tenía un enfado que salía por todos sus poros.

 

Hijo de puta, ahora sí que la has cagado —Melania respiraba entrecortadamente debido al enfado que tenía —con que soy una puta ¿Eh?, pues mira por donde tú vas a chuparle la polla al señor revolver. Abre la boca.

 

Héctor fue poco a poco abriendo la boca y cuando la apertura fue lo suficientemente grande, Melania introdujo casi a la fuerza el cañón del revolver. Melania hacía un movimiento hacia dentro y hacia afuera mientras que el chico se encontraba demasiado preocupado por el arma como para hacer nada más. Llegado un momento Melania la saco y la dejo a escasos centímetros de sus labios

 

Recorre la lengua por el cañón como si fuera un prepucio

 

Sacando la lengua de la boca Héctor empezó a dar pequeños lametazos al cañón del arma y luego se la volvía a meter en la boca, para al momento volver a lamer el cañón deleitándose con lengüetazos

 

Muy bien perrita, ahora los huevos

 

Con esta orden confusa, Héctor bajo la boca hasta la zona del disparador y temblando de miedo fue chupando el disparador junto con el dedo de Melania. Volvió otra vez a meterse el cañón en la boca, sin embargo esta vez, la castaña empezó a meterlo más y más, alcanzándole hasta la garganta, provocándole una generosa arcada y moviéndola adentro y afuera cada vez más deprisa.

 

Melania se había colocado la pistola cerca de su cadera y acompañaba cada movimiento de penetración con un movimiento de cadera y comenzaba a gemir sonoramente. Estaba ahora follándole la boca literalmente. Conforme iba follándose mas rápido la boca de Héctor, mas iba gimiendo Melania hasta que PUUMMM.

 

Melania había simulado un disparo, pero lo había hecho tan realista que el chico solo había podido mearse en los pantalones y tirarse al suelo llorando como una autentica madalena. La sonora carcajada que Melania dio, se oyó en todo el callejón.

 

Venga ahora tú, el que quería romperme el culo. ¿Sigues queriendo?

Si, —comentó con una mirada de desafío en los ojos. Se le había pasado el miedo inicial a que le hiciera algo—y sé que no tienes cojones para dispárame sino ya lo habrías hecho. Es más cuando te quite el arma te voy a follar el culo de zorra que tienes.

¿Ahh si? —dijo Melania golpeando con la culata del arma en la cabeza, que hizo que se callera para atrás.

 

Sin embargo después de asimilar el golpe intento levantarse con furia para encararse con su atacante cuando una patada en los huevos le dejó sin aire. Como pudo, se encogió y unas lágrimas empezaron a brotar de los ojos. No podía apenas moverse y el pene empezaba a tomar un color morado, eso sí, la erección que tenía se le había reducido al instante.

 

Mira maricón de mierda, —dijo agarrándoles del pelo —la próxima vez que intentes jugar conmigo te vuelo un huevo, así que cuidadito. Y visto que ya no puedes follar, —echando una mirada elocuente hacia su miembro —vas a hacerle una mamadita a tu amigo.

 

Después de este conato de rebelión, Israel volvió a suplicar, temblando brevemente, sin embargo esas suplicas no aplacaron a Melania, que con un gesto indico a Héctor, que estaba gimoteando con el brazo que le había partido, que se bajará los pantalones dejando a la vista un pene que para lo flácido que estaba, tenía un tamaño decente.

 

Las suplicas, se sucedieron, pero con un amago de darle otro culetazo en la cabeza y llorando como una madalena empezó a acercase de rodillas y poco a poco fue metiéndose la polla de su amigo en la boca.

 

A pesar de las suplicas, los llantos y la técnica poco depurada de Israel, la polla de su amigo empezó a crecer irremediablemente y entre sollozos empezó a ejercer un movimiento de caderas, que hizo que su compañero pusiera una cara de asco.

 

Mira que bien, las dos putitas que quieren violar tías, resulta que son maricas — dijo Melania que se había subido un poco la falda y había comenzado a masturbarse intensamente.

 

Se apoyó en la pared intentando tener algún apoyo para que llegado el momento del orgasmo no le fallaran las pierna, mientras seguía apuntando a los dos chicos con el arma, que ya si ajenos a todo lo demás parecían que estaban disfrutando al menos Héctor que prácticamente le estaba metiendo el miembro hasta la garganta.

 

La mamada se prolongaba durante varios minutos debido a la falta de técnica de Israel y a la previsible falta de excitación de Héctor. La que sí que estaba disfrutando era Melania la cual cada vez se masturbaba más y más rápido. Cuando se percató que la respiración de Héctor se hacía más intensa, dejo de apuntarles con el revólver y presa de la excitación comenzó a introducírselo por el coño, que acto seguido le provocó un gemido, por lo que acto seguido empezó a meter el arma más rápida y más profundamente. En pocos instantes sobrevino un orgasmo brutal que le hizo perder el equilibrio y acabo corriéndose cuando ya se encontraba sentada en el suelo.

 

Cuando consiguió recuperar las piernas la respiración y el habla vio que un gran chorro de esperma salía de la polla de Héctor y se estrellaba en la boca de Israel, el segundo en la cara y el tercero en las gafas. Cuando los dos chicos quisieron darse cuenta de que todo había acabado, Melania ya hacía varios minutos que había cruzado el callejón en dirección a su casa.

 

 

Fin