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La venganza de Sara 2

en Dominación

 Aconsejo leer la primera parte, antes de leer esta. Muchas gracias a todos los lectores y a los que comentan y me envian correos. Se admiten sugerencias.

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-          NOOO PIENSOOO HACERLOOOO!!! –

Un grito quizás más alto de lo que Sonia hubiera pretendido resonó en el despacho que aun ostentaba como profesora de la facultad.

Tener en propiedad parecía decir mucho ya que en este momento se encontraba a los pies de la silla donde tantas veces se había sentado haciendo de reposapiés para Sara la cual se encontraba ojeando el correo electrónico personal de su reciente adquisición.

-          ¿qué es lo que no piensas hacer?

-          No pienso dejar a Marc – contesto Sonia rebajando bastante su tono de voz

-          Encima de perrita eres cornuda – sabes perfectamente que te la está pegando con Marjorie la de administración

Sonia se sonrojó al instante, y desde su precaria posición se vio como aun bajaba más su cabeza.

-          Si lo sé pero es tan…

-          Si lo haces por follar no te preocupes que hay muchos penes en el mar.

-          No, ama no es por eso – contesto Sonia. - Es por…

-          Ahhh – contesto Sara, abriendo mucho los ojos comprendiendo la situación. - Es una cuestión económica.

Desde sitio en el suelo, Sonia se sintió más humillada, cazada por su propia ama y por los secretos que atesoraba.

-          Como hoy he decidido ser buena, voy a dejarte seguir viendo a Marc pero con una serie de condiciones por supuesto. En primer lugar, solo vas a quedar con el cuándo yo decida, ya que para eso me perteneces. En segundo lugar vas  dejar tu casa y te vas a mudar a la mía, de tal manera que te tenga controlada y en tercer lugar yo te proveeré de unas pollas para que te animes.

Cada una de las condiciones que fue enumerando Sara, cayeron como un baño de agua fría encima de Sonia que fue bajando la cabeza cada vez más, hasta que con la última sentencia, los ojos se abrieron y la mandíbula se desencajó.

-          No puede hacer eso ama, me convertiré en una puta

-          Ya eres una vulgar ramera, recuerda que estas con quien estas por dinero – replico Sara

-          Ya ama pero… no es lo mismo

En ese momento con un ágil movimiento,  Sara bajo los pies de su descanso habitual en los últimos días y llevó la mano al coñito de Sonia, introduciendo los dedos rápidamente.

-          Ósea – comento Sara riéndose. - No quieres que te follen desconocidos, pero con el solo mencionarlo te empapas.

-          Es que… - comenzó titubeando. - Me tienes sin eso desde hace más de 6 días

Una sonora carcajada proveniente de Sara resonó en el despacho, haciendo que la alumna recordara lo bien que se había pasado esos días.

Todo había empezado el día después de convertir a Sonia en perrita, la había llamado a sus despacho y le había hecho meterse un huevo vibrador a control remoto en el coñito, quedándose ella misma con el control.

Nada más comenzada la reunión de su grupo de trabajo, Sara había comenzado a jugar con el control remoto, haciendo que Sonia diera un respingo cada vez que lo accionaba. Al poco rato, las compañeras le preguntaron que le pasaba, mientras ella se ponía roja y murmuraba unas palabras inteligibles. Su ama mucho más hábil en estas lides comento que tendría hipo. Mientras Sonia se disponía a beber agua, Sara accionó el dispositivo, poniéndolo a tope haciendo que gran parte del contenido del vaso se cayera del mismo.

Posteriormente mientras ella hablaba decidió ponerlo a tope mientras ésta se dedicaba a tartamudear por el placer que le ocasionaba. Sin embargo nunca la dejo correr. Durante las sesiones siguientes siempre que estaba a punto del orgasmo, la vibración se detenía. A veces incluso, cuando se encontraba especialmente cerca del orgasmo se veía como intentaba realizar un movimiento de vaivén con la silla con el mero propósito de llegar al clímax. Esto divertía y enfurecía a Sara a partes iguales. Por un lado veía los infructuosos movimientos que realizaba, y las miradas de sus compañeras y la hacía morirse de la risa. Por otro lado enfadada por querer saltarse las normas de aquel juego que unilateralmente había propuesto ella.

Sin embargo, esos espasmos voluntarios que intentaba hacer para correrse, la legitimaban para el juego maquiavélico que tenía lugar por las tardes.

-          Muy bien profesora Rotenputa – Comentaba Sara con una voz melosa. Vas a masturbarte durante un minuto, sin parar vas a darte 5 azotes en tu coñito y vas a repetir.

-          Si, ama – contestaba Sonia, con un brillo en los ojos ante la posibilidad de llegar al orgasmo.

-          Eso sí, ni se te ocurra correrte. Si te corres tu vida será mucho más difícil.

La resignación cruzaba la mirada de Sonia mientras ésta comenzaba a masturbarse, siguiendo ese maquiavélico plan.

Después de ocho rondas, el aspecto de Sonia era deplorable, sudaba y jadeaba del esfuerzo que había hecho, ya que cada vez que aminoraba el ritmo durante sus “tiempos de masturbación”. Además las piernas le habían empezado a temblar como fruto de la proximidad del orgasmo. En este momento Sonia se encontraba de rodillas

-          Ama, por favor, se lo suplico deje correrme.

-          Uhmmm, creo que no estás los suficientemente cerca del orgasmos. Vamos a girar la llave media vuelta más.

Ante la imposibilidad de que Sonia continuara con el plan, Sara tuvo que tomar las riendas. Le ató las piernas a una silla de tal manera que quedaran atadas. Ahora tenía una perspectiva directa de su coño, el cual se encontraba totalmente empapado. Sara introdujo con facilidad dos dedos, ante lo cual, Sonia soltó un gemido. Después de esto, Sara sacó los dedos ante la dificultad para controlar el orgasmo con los dedos metidos y se dedicó a poner uno de sus dedos bajo el clítoris rojizo e hipersensible de Sonia, sobre el que hizo una leve presión.

Esto mantuvo a Sonia en un estado de excitación extrema de tal manera que la presión no conseguía que se corriera pero tampoco que se enfriara. Después del temblor de piernas,  le siguió un temblor en todo el cuerpo a lo cual se unió un ligero babeo.

Sonia parecía encontrarse en un estado seminconsciente de excitación pero sin capaz de llegar al orgasmo. Después de esto Sara paro pero decidió dejarla atada para que sus manos acabaran lo que las de Sara no habían querido acabar. Esta tortura se había repetido durante los últimos seis días de tal manera que Sonia era capaz de excitarse con cualquiera cosa, como una leve caricia que le hiciera alguien al pasar, o simplemente al subirse el tanga después de ir al servicio, por lo que también se le había prescindido de usar ropa interior para evitar tentaciones innecesarias.

Ante este panorama, la perspectiva de follar con unos desconocidos había puesto a Sonia a mil aunque no quisiera reconocerlo y una gota recorrió su muslo hasta llegar al suelo.

-          Mira, lo vamos a hacer en tu casa de alicante – explico Sara. Ya, que tú, tal como hemos acordado te vas a trasladar a mi casa de Guardamar, así que no hay riesgo. Te quiero preparada para las 7 en punto y no me dejes en mal porque lo lamentaras.

-          Si ama, no la decepcionare.

-          Y ahora perra, como me has puesto cachonda, ya puedes empezar a aliviarme.

Sara se levantó la falda y se retiró el tanga dejando a la vista unos finos labios que a una orden empezaron a ser lamidos con devoción y rapidez, dejando a Sara disfrutando del momento.

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Aquella misma tarde cuando Sonia llego a su casa después de tocar el timbre, no la reconoció ni por un instante, en el salón, los muebles se habían desplazado hacia las paredes dejando un gran espacio en el centro, además de los grandes ventanales que había colgaban unas pesadas cortinas que le daban un aspecto lúgubre a la estancia.

Si con esto no era poco, para acrecentar lo siniestro del lugar, el salón estaba iluminado con multitud de velas que titilaban suavemente.

Sin embargo, lo más inquietante y excitante de la estancia se encontraba en el centro. En el lugar en el que antes había ocupado una mesa de comedor estaban tumbados bocarriba en el suelo 7 hombres encapuchados. La suposición de que debían ser hombres radicaba en que todos se encontraban desnudos a excepción de las capuchas claro y sus vergas enhiestas apuntaban hacia el cielo.

Esta visión acongojaba y excitaba a Sonia a partes iguales que se había quedado parada en la puerta del salón, con la boca abierta fruto del asombro y de la salivación que comenzaba a producirse en su boca y coño.

-          Como ves – Dijo Sara de repente,  la cual había aparecido entre las sombras. – Tal como te prometí,  vas a saciar tu lujuria. Se encuentran encapuchados ya que son alumnos tuyos de la universidad y no estaría bien visto que supieras quienes son. En el momento que comente, a algunos círculos privados que dabas esta fiesta privada, muchos fueron los que se animaron, y tuve que reducir el aforo cobrándoles una pequeña fortuna, que evidentemente me quedare yo.

-          Si ama, es lo más lógico.

-          Así me gusta perrita. Como también puedes observar, los tengo bien duritos para ti, pero no creas que los he tocado. Les he dado Viagra, así que podrás disfrutar más tiempo de ellos. Adelante.

Sonia dudó una décima de segundo, pero al instante siguiente se despojó del vestido y del vibrador que  llevaba, se encaramó a la primera polla y sin más preámbulos se la metió de golpe, que entró hasta el fondo, consecuencia de su gran excitación y con la primera embestida sobrevino el primer orgasmo. Sin embargo el ritmo no decreció sino que fue en aumento. Con cada nueva embestida, la verga se empalaba más y más en el cuerpo de la profesora, que comenzó a jadear cada vez más fuerte. El alumno encapuchado, apenas articulaba gestos o sonido, solo cuando le llego el orgasmo gruñó, arqueó la espalda y se tensaron los músculos, quedándose tendido en la misma posición en la que estaba.

Sonia se levantó y automáticamente cambio de polla, volviendo a empalar hasta el fondo. En seguida comenzó a jadear, haciendo que sus tetas botaran al ritmo de los jadeos. Los orgasmo comenzaron a acosarla a espacios continuos de tiempo, esto unido a las corridas de sus alumnos, hicieron que su coño se llenara de flujos y que por sus piernas se empezaran a deslizar.

Cuando parecía que las fuerzas la iban a abandonar después del esfuerzo, el último de sus alumnos emitió un largo gemido signo indiscutible de su orgasmo y Sonia quedo rendida con la polla de su alumno dentro, sin posibilidad de moverse.

-          Muy bien putita – comento Sara. - Espero que hayas quedado satisfecha.

-          Si, ama. Mucho – Respondió  Sara con pocas fuerzas para más.

-          Sé que estas agotada, pero nuestros invitados no y vuelven a estar duritos.

-          Ama no puedo más.

-          Al menos, como buena anfitriona que eres, deberías dejarles bien limpitos

A Sonia se le cayó el mundo los pies, después de más de una hora follando lo que menos le apetecía era ponerse a hacer mamadas.

-          Ama por favor… - suplico Sonia. – no puedo más.

A Sara no le toco decir una palabra, simplemente hizo un gesto, como el de blandir un látigo y Sonia fue gateando hasta la primera polla la cual se metió en la boca. En seguida el movimiento rítmico de la cabeza se fue alternado con movimientos de succión y alguna que otra arcada. Tal como ocurriera anteriormente el turno de los alumnos fue pasando mientras ellos se iban corriendo en la profesora, a la cual se le había corrido el rímel de las arcadas que había sufrido y tenía semen por gran parte de la cara, mientras las vergas de los chicos quedaba perfectamente limpias. Así termino.

-          Perra como se dice – Pidió Sara.

-          Gracias ama

-          ¿y qué más?

-          Gracias a todos chicos

-          Pues vete a duchar, que no querrás ir así a tu nueva casa

-          Si, ama como quiera ama.