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Mi hermana y la paja (relato 5)

en Amor filial

El móvil empezó a sonar. Era mi despertador. Me levanté como pude y lo apagué dejándolo otra vez en la mesita de noche. Era sábado, con lo que la alarma había sonado porque no me acordé de desactivarla. Me giré para seguir durmiendo y me topé con mi hermana.

Seguía en mi cama, durmiendo.

- Shh, despierta.-

- Déjame – Remugó

- Estás en mi cama, como venga mamá y nos vea nos mata

- Que me dejes – cogió la manta y se tapó la cabeza.

Me levanté despacio, comprobé que estaba vestido, salí al pasillo y rebusqué por toda la casa. Estaba vacía. Mi madre no había ido por casa como había dicho Laura y por la hora que era ya no aparecería hasta después de trabajar.

Me volví a mi cuarto y me metí otra vez en la cama con mi hermana. Me volví a dormir un rato.

Noté que algo se movía en la cama y me desperté. Laura se estaba despertando también. Bostezó y estiró los brazos. Gruño y se desperezó. Abrió los ojos y me miró.

- Buenos días le dije –

- Hola- Contestó

Me acerqué para darle un beso y ella se apartó.

- ¿Qué haces?-

- Pues darte un beso ¿Por?-

- Ya pero ¿Porque me das un beso?

- Bueno nose, por... nose... ¿Por lo de ayer quizá?

- Ya bueno, pero no, mejor no – Me contestó

- ¿Echamos uno mañanero? – Le dije mientras sonreía de oreja a oreja.

Laura puso los ojos en blanco y le levantó de la cama.

- ¿No te cansas nunca?

- NO – dije sonriendo

Estando tumbado no pude dejar de mirarle el culo mientras ella andaba a bandazos dormidos hasta la puerta de mi cuarto, salió y se perdió hasta el baño.

A lo largo del día me encontré otra vez con la indiferencia de mi hermana. Yo no lo entendía, echábamos un polvo y ella como si nada. Era mi hermana y como si nada. Así que tuve que seguirle el juego ya que no daba pie a nada más.

Pero volvió la rutina de siempre, salvo con una puntualización. El comportamiento entre nosotros dos había cambiado un poco. Ya no nos puteábamos ni hablábamos mal. Ahora simplemente nos tratábamos bien, nos empezamos a ayudar y a darnos las gracias. Cosas que antes no hacíamos. Empezamos a portarnos bien mutuamente.

Pocas tardes después me encontraba en un momento del día algo extraño, me apetecía hacerme una paja pero a la vez me daba mucha pereza. Aun así nunca se puede desperdiciar un rato de paja. Me bajé los pantalones y los calzoncillos, mientras que con la mano izquierda me masajeaba lentamente los genitales, sin llegar a pajearme, simplemente me tocaba, con la derecha, moviendo el ratón buscaba videos porno cerdos.

Sí, es una manía mía y unos gustos un poco raros, pero me daban mucho morbo. Encontré uno de un par de asiáticas. Unas japonesitas muy monas pero que ponían cara de que las estaban violando y lo único que hacían era tocarse un poco el coño. Lo quité y seguí buscando. Apareció uno de un bukkake sadomaso donde a la chica se la cepillaban entre un montón de hombres musculosos por todos lados.

Mejor eso que nada. Rebusqué en el timeline del video y lo dejé justo cuando empezaban a hacerle una doble penetración y le tapaban la boca con otra polla. Dejé el ratón empecé a masturbarme.

- Y aun me sorprende la capacidad y facilidad que tienes para las pajas – Laura me dijo apoyada en el marco de la puerta.

- ¿Cuánto llevas ahí?

- Un buen rato, pensé que dejarías el video del travesti, pero al final as optado por este- Y se acercó junto ama

- El transexual era un poco feo-

- Excusas, excusas, -Puso las manos sobre el respaldo de mi silla y como era giratoria la giró.

- ¿Qué quieres? – Le dije sin soltarme la polla.

- No llego a coger una caja de arriba del armario de mi cuarto, ¿Me la bajas?- Dijo poniendo su cara más angelical posible

- ¿Ahora?

- Sip, venga – Me ofreció la mano y al final acepté. Al tener los pantalones bajados lo más cómodo era dejarlos ahí, junto a los calzoncillos para no parecer un pingüino andando. Fui a su cuarto sin pantalones.

-La caja roja del fondo. – Me dijo

- Yo tampoco llego.- Cogí la silla de su escritorio, me subí en ella con cuidado y empecé a rebuscar en el altillo de su armario. – Aquí tienes – Le dije pasándole la caja roja.

- Gracias – La cogió y la puso encima de la mesa del escritorio. Me ofreció la mano y me ayudó a bajar

- Gracias – Le dije yo esta vez.

- ¿Crees que hoy mamá tardará en venir? – Me preguntó

- No lo sé, últimamente se está pasando con el desfase de sus salidas.

- En el caso entonces de que no salga que tenemos… ¿Casi una hora?-

- Si ¿Para para qué? –

- Bueno. ¿Te apetece uno repito?- Dijo mientras se rascaba el brazo.

- ¿Ahora?-

- Si-

- Bueno venga, vale.

- Túmbate ahí anda. – Y me señaló la cama. Me tumbé encima y esperé.

Se quitó los pantalones y el Tanga que llevaba, se quitó la camiseta y el sujetador de una forma poco sensual. Como si se desvistiera para meterse en la ducha. Entonces por primera vez pude contemplar el cuerpo de mi hermana desnuda. Ni un pelo en el coño, una piel blanca, con sus curvitas como a mí me gustaba y pechos a lo Veruca James.

- De verdad que te pareces mucho a Veruca James –

- Y eso cómo me lo tengo que tomar, bien o mal – dijo a la vez que se subía a la cama, ponía el culo entre mis piernas y pasaba las suyas por encima de las mías.

- Bien, es un cumplido-

- Pues gracias – Me sonrió.

Me cogió la polla un poco flácida y empezó a masajearla. Enseguida revivió. La meneó un poco más para asegurarse que no decaía. Escupió en su mano, se restregó la saliva por el coño y se subió encima de ella. Me cogió la polla, apunto a su coño y lentamente fue sentándose encima.

Su piel caliente allí donde hacia contacto con la mía provocaba en mi cosquillas y gustito. Al final se sentó por completo. Empezó a moverse adelante y atrás con mi polla rellenándole el coño de carne de primera calidad. Su clítoris se frotaba con los pelos de mi miembro. Laura echó la cabeza hacia atrás a la vez que respiraba más profundamente.

Yo aproveché para acercar las manos a sus tetas bamboleantes y agarrar cada una con una de mis manos. Se las apreté ligeramente. Ella no reaccionó, pero a mí me gustaban su tacto.

Apenas notaba nada en la polla. Había mucha humedad ahí abajo y el movimiento que hacía apenas me producía placer. Pero ver a mi hermana disfrutar con mi polla hacia que no decayera.

Apreté un poco más sus tetas y me apartó una de las manos con una mano libre. Se inclinó hacia adelante obligándome a soltárselas. Su pelo le cayó por encima y tapó su rostro. Empezó a moverse muy rápidamente y con fuerza. Yo ya si que no notaba nada, tenía que concentrarme y hacer fuerza para mandar sangre y que estuviera erguida. Pero entonces se paró. Resopló unos segundos y se levantó.

- ¿Qué haces? –  Le dije

- Ya está. - Me afirmó.- Ya está, yo ya he terminado.

- Ya bueno pero yo no.

- Y que quieres que haga yo, es tu problema – Me increpó.

- Yo que sé, pero me vas a dejar así?

- Hazte una paja o algo – cogió su camiseta y se la puso rápidamente mientras salía de la habitación camino al baño

Me incorporé de un salto y me fui corriendo tras ella. Entre en el baño y estaba ella  mirándose al espejo retocándose el pelo.

- ¿Qué quieres? – Me dijo mirándome a través del espejo.

Me puse tras de ella, puse mis manos en sus nalgas y le estrujé el culo.

- Venga, para- Movió su trasteo a la vez que me rechazaba.

Mi polla se puso dura al momento, Agarré la camiseta de mi hermana con fuerza, me cogí la polla y la metí entre las pierna de mi hermana con cierta fuerza haciéndole apoyarse en el lavabo.

- No venga, no lo hagas – Pero no se resistió.

Mi polla encontró el huevo húmedo de su coño usado y se la metí. Laura jadeó.

La agarré por la cintura y empecé a pegarle pollazos con fuerza. Cada pollazo llegaba hasta el final, mi pelvis chocaba con sus nalgas, y al tener ella las piernas separadas mis huevos le rebotaban en el clítoris.

Me chupé el pulgar y lo llené de saliva. Le separé las nalgas y empecé a frotar el agujero del culo.

- No, no, venga por el culo no. – Hice caso omiso, y empujé el pulgar hacia dentro.

- Coño que no- se movió bruscamente, se libró de mi girando en redondo, mi polla salió de su coño brillante de jugaos y me la encontré mirándome cara a cara con rabia.

- ¿Porque no?

- Porque así no joder. Así no.

- Venga solo un poquito.

- No-  e intento salir del baño. Lo impedí agarrándola del brazo, entonces vi que se contenía la risa.

- Entonces puedo o no? – Le pregunté riéndome.

- Otro día, pero ahora no, ya te diré yo.

-- Vaaaaaalee. ¿Y qué hacemos con esto? Le dije señalándome mis partes.

Laura puso los ojos en blanco y se puso de rodillas. Abrió la boca y se comió el rabo. Empezó a meterse polla en la boca hasta la garganta a la vez que con una mano me pajeaba y con la otra me masajeaba los huevos.

Cerré los ojos y disfruté lo que pude de la mamada

- ¿en la boca? – Le pregunté

Ella afirmó sin dejar de chupar. Pocos segundos después le avisé dándole unos golpecitos en la cabeza. Ella hundió más la polla en su boca y solté mi chorro. Tragó todo lo que escupí en su boca. Tragó, relamió el tronco con la lengua y besó la punta del capullo.

Se levantó y se fue sonriente

- ¡Me debes un anal! – Le grité por el pasillo

- ¡Calla gilipollas! – Fue su contestación.