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Mi hermana y la paja (relato 14) - Precuela 1

en Amor filial

- ¿Cuándo te vas a animar a venir con nosotros? – Me preguntó mi hermana Pilar

- No lo sé. - Respondí

- ¿Tienes miedo o que te pasa?

- Es que… no creo que está bien lo que hacéis.

- ¿NO? ¿Y porque siempre te quedas mirando?

- Bueno son cosas diferentes, solo miro, no participo. - Dije

- Ya te he dicho que no afecta para nada la relación sabes. Esto es solo diversión.

- Ya, pero somos hermanos. Tú tienes novio y Juan Antonio en breve dice que se irá a vivir con la novia.

- Pues por eso hay que aprovechar.

- Le estáis poniendo los cuernos a vuestras parejas.

- Pero ¿Qué dices ahora? Si acaso le estaríamos poniendo los cuernos a Juan y a Jose con los… que vamos que estaban ellos antes de sacarnos novios.

- ¿Y si tenéis pareja porque lo haces?

- ¿Sabes que hemos tenido la misma conversación muchas veces no?

- Pues no me entra en la cabeza que prefieras tirarte a tus hermanos teniendo novio. ¿Acaso no te da lo suficiente?

Pilar se pellizco el puente de la nariz con los dedos.

- A ver. Lo que hacemos nosotros es puramente diversión. Sexo a tope. No tienen nada que ver con relaciones amorosas. A Pedro le quiero con locura. Pero lo que tengo con los dos pazguatos es algo… de otro mundo. Además, con ellos puedo ser yo misma, no tengo que fingir ni enamorarlos ni mierdas varias. Hay confianza suficiente para hacer lo que nos dé la gana. Es más, lo llevamos haciendo desde hace… - empezó a contar con los dedos de la mano - Pues nose, mucho tiempo. Casi el mismo desde que nos espías.

- Yo no os espío.

- Cómo que no, te quedas detrás de la puerta como una gilipollas mirando a medio escondidas.  En serio. Estamos deseando que te unas a nosotros. Todo queda en familia.

- Yo es que... no me atrevo, no sé si podría.

- Pero que tú no tienes novio ni nada. No tienes “compromisos” que cumplir, y no le pondrías los cuernos a nadie.

- Ya, pero…

- Joder, mira ya está. No te voy a insistir más. Si quieres entras, si quieres entras y miras, o participas o te pones con nosotros a follar. Pero no me vengas a ahora con moralidad absurda. Mañana por la tarde papá y mamá no estarán. Por lo que tengo entendido llegarán bastante tarde así que tus hermanos y yo aprovecharemos bien el tiempo. No te lo diré más, será la última vez. Estas invitada a unirte. Entra por lo menos, no te quedes fuera, y luego ya decides si haces algo o no ¿Sí?

Hacía mucho tiempo que no me costaba tanto dormir. Esa noche, a oscuras en la habitación no paraba de darle vueltas al asunto.

Empecé a hablar conmigo misma.

- Entro o no entro a la habitación. La verdad es que me gustaría, pero me da mucha vergüenza. Pero... ¿y si entro pero solo miro? Ellos se enfadarían conmigo. Seguro que esperan algo más de mí. Sobretodo Juan que me mira mucho el escote.  Pero me gusta tanto verlos. ¿Soy la única que le gusta eso?

Empezó a calentárseme el chocho. Miré al otro lado de la habitación. Pude distinguir a Pilar dormida de despaldas. Bajé mi mano y la pasé por debajo de las bragas.

- Solo quiero mirar. Me gusta verlos. No es tan difícil de entender. Me gusta ver a mi hermana atragantarse con la polla. A Juan sudando mientras le da fuerte. A las caras que pone Jose mientras se la chupan.

Cerré los ojos y la imagen llegó a mi mente. Mi mano empezó a frotar suavemente mi clítoris.

A la mente me vino el día en que ellos dejaron la puerta abierta para que yo mirara tranquilamente. Con la luz encendida y sin padres a la vista.

Pilar tenía el moño recogido, la boca y la cara brillante debido a toda la saliva que se había esparcido por ella al chupar polla. Cuando me miró a los ojos pude apreciar el placer en su mirada.

Ese placer me lo transmitió a mi sin tener que participar. Noté el sabor de la polla en mi boca solo con mirarla. Juan que era muy burro, la levantó como un saco de patatas y ella gritó a la vez que se reía.

La puso a cuatro patas en medio de la cama y empezó a follársela salvajemente.

Mi chocho empezó a abrirse solo y a mojarse. Metí mi dedo en él mientras mi mente seguía a lo suyo. Mi dedo se deslizaba entre los labios dándome gustirrinín en cada pasada. Mojándose en cada pasada.

Juan y Jose se turnaban, empotraban a Pilar un rato cada uno antes de cambiarse. Entre cambios venía a mi hermana con la cabeza en el colchón y el culo en pompa reclamando polla.

Metí el segundo dedo que entró con facilidad. Mi otra mano se deslizó por debajo de la camiseta y empecé a jugar con mis pechos.

Los gemidos de Pilar se recrearon en mi cabeza. Los plaf, plaf de las pelvis chocando con cada envestida no hacían más que incrementar mi placer. En mi mente me convertía en Pilar y mi cuerpo podía sentir cada una de los pollazos. Mi chocho podía notar como una polla ficticia se abría paso a través de él.

Empecé a respirar con más dificultad. Mis dedos de deslizaban con rapidez una y otra vez dentro del coño. Desde pequeña había aprendido que el sexo clitoriano estaba muy bien, pero me daba más gustito si entraba y salía algo del coño.

Giré la cabeza inconscientemente, y abrí un ojo. Paré de golpe al descubrir a mi hermana en su cama, tumbada con los ojos abiertos y mirándome directamente.

- No pares por mí – Susurró desde su cama al descubrir que la había visto

Saqué mi mano del coño y me recompuse por debajo de la sábana.

 - Esto.. nono.. ya… siento haberte despertado.

- No importa.

Pasaron unos segundos en silencio

- Continua – Dijo por fin Pilar

- No – Susurré - Ya está.

Pilar se levantó de la cama y se dirigió a la mía.

- ¿Qué haces? - Le dije mirando hacia arriba cuando llegó a mi cama

- Hazte a un lado –

- No –

- Venga

 - ¡Que no! – Le increpé – Déjame

- Venga – Ordenó a la vez que levantaba la sabana de mi cama, ponía un pie encima de ella, pasaba por encima de mí y se ponía detrás. Entre la pared y pegada a mí.

- Venga, no es el mejor momento. – Le dije

- Como cuando éramos pequeñas.

- No estoy de humor.

- Hace 1 minuto parecía que sí. – Y me abrazó. Yo le estaba dando la espalda con lo que ella pegó aún más su cuerpo al mío.

- Hace un minuto no estabas aquí.

- Déjate de hacer la gilipollas ya de una puta vez.  – Me dijo

- Déjate tú de comportarte como tal, que yo no voy a molestarte mientras duermes. – Le increpé

- Masturbase no es dormir.

- Ya, pero ahora que has venido tu tampoco voy a poder dormir a gusto. Las camas son pequeñas y tu ocupas mucho.

Entonces noté como el brazo que me rodeaba se movía y de sopetón me apretaba una teta

- ¿Pero qué haces?  - Le dije mientras giraba un poco la cara para mirarla y a la vez que  le apartaba la mano.

- Déjame - Suplicó

- NO venga vete a tu cama.

Pilar dejó de abrazarme

- A veces pienso que eres una gilipollas.

- Vete a tu cama – Le increpé

De golpe metió la mano por el pantalón apretándome la nalga con fuerza. Yo me sobresalté, intenté quitarle la mano, pero ella bajó aún más intentando tocarme otras partes. Le cogí el brazo y conseguí quitarle la mano del pantalón.

- Joder pilar, ya está bien. Vete a tu cama

- NO me voy a mover de aquí.

- Que te vayas a tu cama ¡Ya!

- ¿Es porque soy tu hermana o qué?

- ¿Qué? ¿Que habals ahora? – Le dije mosqueada

- Eres tan fría, joder vengo aquí para que termines con lo que estabas haciendo. Y me tratas a patadas. ¿NO quieres porque soy tu hermana?

- No me jodas Pilar. ¿No, ahora me vienes con estas? No es que no quiera porque tú seas mi hermana. Es que no quiero porque no te lo he pedido. Si hubiese querido que te metieras en mi cama te lo hubiera dicho. Pero es que ahora no quiero. Joder era mi momento, solo mío. Con mis pensamientos, con mis cosas. Un Momento intimo para que vengas ahora con gilipolleces de esta cortándome el rollo. Yo no voy a molestarte cuando estás ahí con el froti froti.

- No si ya, tu eres más de mirar

- ¿Tienes algún problema con esto? – Dije terminándome de girar para estar cara con cara.

- Es que no le veo sentido. Prefieres mirar a participar. Es un poco rarito esto sabes.

- Raro los cojones. Tu déjame tranquila a mi aire. Yo no te molesto con tus cosas.

- ¿Me vas a decir que prefieres mirar a alguien como se come a una polla a comerte una tu?

- Mmmm…. Si.

- ¿En serio? No me lo creo.

- ¿Pero porque no?, Joder a mí me gusta. ¿Tan dicicil es de entender? Si me das a elegir, prefiero mirar.

Pilar estuvo un rato callada pensando.

- Y si no te doy a elegir. Osea, y si te doy la opción delas dos. De mirar cómo se comen una polla y de comerte una. ¿Las harías?

- ¿Tú crees que soy tonta no?  - Le increpé. – No quiero entrar en tu juego. Estas buscando la forma de que mañana te acompañe. Y si me presionas no lo vas a conseguir.

- ¿Pero por qué? ¿Te da vergüenza?

-Em..

- ¿En serio? ¿Te da vergüenza?  - Preguntó Pilar sorprendida.

- Si,

- ¿Pero el que? Que te miren, hacerlo o..

- Va déjalo. - Respondí

- Nonon, a ver.. contesta, que es lo que te da vergüenza.

- No, para.

- ¡VENGA! – Levantó un poco la voz.

- ¡QUE ME VEAN DESNUDA JODER!

- Pppero que?? Estaá de coña no?

- No. – Agaché la cabeza de vergüenza.

- Venga no me jodas. Eres la puta guapa de la familia, la doña cuerpo perfecto y ¿Tienes vergüenza de que te vean desnuda?

- Yo no tengo el cuerpo perfecto. Y lo sabes.

- Eres gilipollas y no te das cuenta, ojalá yo pudiera tener tu cuerpo. Te lo cambiaba ahora mismo sin dudarlo.

- Tengo poca teta, y caderas con lo que me hace el culo gordo. Los labios de la boca finos, y esta cara de muerta que tengo. Además tengo lo de ahí abajo que.. – Y me callé

- Lo de ahí abajo?

- Nada Nada.

- O me lo cuentas o te ….

- Vale, vale. Te lo cuento, pero es que ya estoy cansada de todo. Y paso de estar 40 minutos aguantando la torra para al final terminar contándotelo. Puessss. Que …. Lubrico mucho.

- ¿Que?

- Pues que lubrico mucho, que cuando … esto… pues que suelto mucho flujo y que…

- Mira, eso es normal, yo también y no pasa nada. Incluso mejor, que no hay nada peor que te intenten meter una polla y estar seca. Cuanto más mejor la verdad. Y con lo de tu cuerpo. Como me llamo Pilar y soy tu hermana. Que haremos de ti una persona con confianza por si misma. Haré que tengas un auto estima de la osita y que puedas ir por la calle en pelota picada.

- No te pases.

- En serio, si me dejas trabajaremos para que se te quite la tontería esa que tienes. Tienes un cuerpo muy bonito, eres preciosa de cara y aun que tienes unos gustos raros para el folloteo, entre las dos, si me dejas haremos que se te quite la vergüenza y te sientas orgullosa de ti misma ¿Si?

- Esto no será rápido.

- Losé, tardaremos tiempo. Pero ese tiempo lo tenemos.

- Venga va, vete a tu cama.

- Vale, pero mañana… te lo piensas.

- Me lo pienso.

Y me lo pensé. Durante toda la noche y toda la mañana. Anduve nerviosa. Quería mejorar mi vida. Tome decisiones internas que me afectarían el resto de mi vida. Esperando que fuesen a mejor.

Pilar me llevaba de la mano, hacia el cuarto de los hermanos. Supuestamente ellos estaban ya esperándonos. Pilar les había dicho que al final me animaría a ir, pero que no me presionaran.

El viaje de habitación a habitación iba a cámara lenta. Pilar me miró con una sonrisa en la cara, se la veía orgullosa de mi. Afirmó con la cabeza, lentamente, como dándome ánimos.

Íbamos vestidas con ropa cómoda. No había sutilezas como la lencería en estos encuentros decía Pilar.

- Si tenemos que follar la ropa interior sobra.  – Dijo mientras nos estábamos preparando en la habitación. – En situación y con las prisas al final siempre hay que estar preparada.

Guardó una especie de consolador con un tubo acoplado a una manguera en el cajón. La miré extrañada.

Al darse cuenta me respondió sin yo preguntar nada.

- Esto es para hacer enemas. Lo conectas a la manguera de la ducha y luego te lo metes en el culo y te limpias por dentro. Así cuando los salvajes estos de aquí al lado se equivocan “sin querer” de agujero pues no manchas nada.

- Yo…. No me he hecho nada de eso. ¿Debería?

Pilar levantó una ceja

- Depende. Si quieres que te den por el culo, sí. SALVO, que te guste manchar de caca las pollas.

- No sé si quiero que la metan por…

- No les dejes, porque estos les das un dedo y te cogen el brazo.

Tras asegurarnos que todas las puertas de casa estaban echadas con llave, dejando una llave puesta y girada para que no pudieran entrar nadie sin avisar. Llegamos a la puerta de la habitación de los chicos.

- ¿Preparada? – me preguntó

Afirmé rápidamente con la cabeza.

Entramos, y ellos nos recibieron desnudos, cada uno en su cama, con la polla tiesa. Todo un esperpento.

- Habéis tardado un montón.

- Lo bueno se hace esperar – Contestó pilar. – Es su primer día. Así que no os paséis. Y lo digo por ti capullo, que eres un burro. Dejadla que ella vaya a su ritmo. Ya conocéis un poco el panorama. Ella se sentará en la otra cama para mirar. Cada uno sus gustos – puntualizó con rintintin Pilar -  Si ella se anima, pues se anima.

- Sin presión. SIN PRESIÓN – volvió a repetir esta vez señalando a Juan.

- Sin presión – Repitió Juan afirmando. – Se lo pondremos fácil. Ven siéntate en mi cama – me dijo dando palmaditas para que me sentara a su lado.

 - Ves – Me ordenó Pilar mientras me empujaba con la mano. Ella se sentó en la otra cama, junto a Jose.

Me senté junto a Juan. Que se masturbaba lentamente.

- Me alegro que estés aquí.  – Me dijo poniendo su mano sobre mi hombro.

Yo le contesté con una sonrisa. El me la devolvió.

Bajó la mirada hacia su polla y luego miró hacia la otra cama. Pilar ya se había quitado la camiseta dejando las tetas al aire, estaba besado a Jose y con la mano le masajeaba los huevos.

Juan a mi lado simplemente se masturabba lentamente disfrutando de la escena.

Juan era el mayor de los cuatro. Yo era la benjamina de los hermanos. Pilar y Jose eran los hermanos de en medio.

 - Cálmate  - Pensé -  Estás nerviosa. Quieres estar aquí. Pero… ¿Y si no les gusto? Y si creen que… - Respiré hondo. – No, claro que no, sé que les gusto. Y si no mira a Juan, que me mira de reojo. Ellos no me van a juzgar. Son mis hermanos y los quiero con locura. A los tres. Y veo que ellos se quieren. A su manera – Vi como Pilar se inclinaba y se metía la polla en la boca de Jose – Muy a su manera. Yo quiero ser como ellos.

Haciendo un esfuerzo, de superación, y tras respirar tres veces…

Uno, dos y …. Me quité la camiseta dejando al aire las tetas.

Juan mi miró, me sonrió y afirmó con la cabeza. Jose me miró y levantó el pulgar en señal de aprobación.

- No… vas con ellos?  Le pregunté a Juan.

- Sí, ahora iré, déjalos que se diviertan un poco ellos. Así luego duraré más. Mas diversión.

Me levanté, me bajé los pantalones cortos y me volví a sentar. Me puse roja como un tomate, pero lo hice de sopetón y sin pensar.

- Muy bien hermanita – Y volví a darme ánimos Juan en el hombro. Pero esta vez no retiró la mano.

Con un poco de vergüenza bajé una de mis manos a la entrepierna y empecé a tocarme muy despacio.

Jose y Pilar se acomodaron en la cama. Mi hermano se tumbó y mi hermana se puso entre las piernas con el culo en pompa.

- ¿Ves eso que acaba de hacer?

- ¿El qué? – Le respondí a Juan

- Eso de poner el culo así, de esa forma. Eso es una provocación premeditada. Mira, mira ¡Ves! Se ríe porque lo sabe.

Efectivamente al fíjame vi cómo sin sacar la polla de su boca pilar no podía ocultar una sonrisa al escuchar a su hermano.

- ¿Y que tiene eso de provocación?

- Pues verás. Aquí cada uno tiene sus gustos. El tuyo… bueno no entremos en detalles

- Oye. Que yo no soy…..

- Nono, no no me mal interpretes. Yo es que quería hablar de mi gusto. Eso que ha hecho Pilar es una provocación para que vaya para allí. A mí es que me pone muy tonto hacer una cosa. Que es bajar las braguitas muuuuuuyyyy despacito así cuando están con el culo para afuera.

 En mi mente se formó la imagen. Me encendí de golpe.

- Y poco a poco vas viendo carne, el culo, las nalgas y luego aparece el chocho. Esos labios carnosos, ese colorcito rojo… mmmmmm, es algo de otro mundo.

Me miré entonces las piernas y vi que no tenía nada puesto. Yo me lo había quitado.

- No te preocupes – Dijo al percatarse de lo que estaba pensando.  – Así está muy bien. La verdad es que le alegras la vista a cualquiera. Eres muy guapa ¿Sabes?

- Gracias. Agaché la mirada avergonzada.

- Eh eh!! Levanta esa cabeza – Dijo mientras él me levantaba la cabeza por la barbilla. – Que se te cae la corona princesa!

- Que gilipollas eres a veces – Le dije al estallar en una mezcla de carcajadas y vergüenza ajena.

-Así está mejor, me gusta verte reír.

- Tu siempre has conseguido hacerme reír.

- Uno que tiene sus dones. Anda ven conmigo – Se levantó y me extendió la mano para que se la cogiera.

Le seguí, dimos 4 pasos y llegamos a la otra cama. A los pies de la cama. Y ahí estaba el culo de Pilar.

- Mira, esto es lo mejor. – Cogió la cintura del pantalón corto, y lo empezó a bajar muy muy muy lentamente. – Mira mira, oh.. que preciosidad. Mira que nalgas tiene Pilar, mira ahora, ahora saldrá el … por el amor de dios. Mira que culo tiene. Lo has visto. El asterisco perfecto. No muy oscuro ni muy clarito, Se distingue bien del resto. No tiena aureola enorme ni muy pequeña. Los pliegues de ano son perf… - Y se me dio cuenta que le miraba con una sonrisa en la cara.

Ralamente si lo estaba viendo, y disfrutando de primera mano.

- Coge de ahí. Lo bajaremos juntos. Y así hice, el cogió por un lado y yo por el otro. Fuimos bajando.

- Y ahora viene el frontón.

- ¿El frontón? – Pregunté.

- Si, esta zona de aquí. - Y con el dedo toco suavemente la zona que acababa de ser descubierta. El trozo de piel que hay entre el agujero del culo y donde empieza el coño. -  Esta zona se llama el frontón porque es donde rebotan las pelotas.

- Venga coño – Le di un puñetazo en el brazo a Juan mientras memoria de risa. – Que gilipollas.

Seguimos bajando y el coño empezó a hacer su aparición. Los labios apretados, un clítoris visible, y finalmente un puñadito de pelos. Juan terminó de bajar el pantalón.

- Esto es casi lo mejor de todo.

- Lo mejor es todo es que te la chupen tontainas – Dijo Jose incorporándose un poco.

- Cada uno disfruta con lo que disfruta – Dijo Pilar incorporándose y girándose. Tenía los mofletes rojos, los parpados medio caídos y toca la boca y barbilla llena de saliva. Volvió a sus quehaceres al terminar de hablar.

Yo sonreía de oreja a oreja, estaba feliz, cachonda, rodeado de seres queridos y me besó.

Juan se había acercado y me había besado en la boca. Sus labios carnosos hacían presión contra los míos. Me resistí un poco. Pero joder.. que gustirrinin da. Me dejé llevar. Le devolví el beso al final.

-Ppp.. perdón, ha sido la emoción – Dijo juan separándose de golpe.

- Nono, está bien. Es que no me lo esperaba

- Lo siento – dijo mientras me ponía la mano en la pierna – ¿Me perdonas?

- ¡Sí, claro que sí! No te preocupes. – Me giré y el culo de Pilar seguía ahí a escasos centímetros de nuestras caras.

- Lo mejor d esto, es que ahora te puedes poner a comer tranquilamente – Dijo Juan intentando cambiar de conversación. Separó un poco las nalgas de Pilar, acercó su cara y empezó a lamer el coño.

Pilar que es poco exagerada, empezó a gemir levemente.

Jose, respiraba profundamente mientras que acompañaba la cabeza de Pilar con las manos en la felación.

Pilar a cuatro patas daba y recibía a la vez. Gemía esporádicamente mientras comía polla. Se atragantaba a propósito de vez en cuando.

Juan sentado hacia mí, se había inclinado ligeramente para lamerle el chocho a Pilar, este con la boca abierta y la lengua fuera hacia ruiditos raros al intentar respirar con normalidad.

Entonces la vi. Ahí plantada como un pinto. La polla de Juan.

Miré alrededor. ¿Esto es lo que quiero yo para mi vida? Pensé. Si, esto es lo que quiero ahora para mi vida. Creo que lo necesito. Y quiero hacerlo. He decidido cambiar, mejorar y disfrutar a tope de todo lo que pueda. Voy a superarme a mí misma. Vencer los miedos y a follarme a estos 3 capullos. Y si a alguien no le gusta, que se joda. Y si a alguien no le gusto, que se joda también. Ellos tres me aceptan como soy. Yo también debo aceptarme como soy.

Me agaché y sin pensármelo dos veces. Me metí la polla de mi hermano en la boca.

Juan pegó un respingo. No se lo esperaba.

- Muy bien- dijo dejando a Pilar y centrándose en mí. Lo haces muy bien hermanita.

Juan se reclinó como pudo en el borde de la cama. Yo me puse de rodillas en el suelo entre sus piernas y noté como su mano se posaba en mi cabeza. El pene, gordo, pero no muy largo me abría la boca de par en par. Protegí los dientes con mis labios y bajé la cabeza. La boca se me llenó de polla. No sabía a nada. Pero saber que comía polla me gustaba un montón. Juan hizo un poco de presión en la cabeza para terminar de meter la polla. Yo me resistí ya que había llegado al final.

- Solo un pelín más.

- NO, déjame a mí. – Le quité la mano de mi cabeza.

Me agaché ahora libre y volví a comerme la polla. Los labios se me arrastraban hacia dentro cuando entraba, intentaba que le llegase lo más profundo y volvía a sacarla.

- Me gusta comer pollas – Pensé. Casi es mejor que ver comer pollas. Y me acordé de la conversación que tuve con Pilar. Empecé anotar un líquido, más espeso, pero insípido. Esto deberá ser el líquido pre seminal.

Levanté la cabeza y vi a juan mirándome a los ojos

- ¿Te gusta? – Le pregunté

- Mucho. – Jadeó.  – Ven, vamos a mi cama

Me levantó en volandas. Me abracé a él, y me llevó hasta su cama. Me dejó suavemente en ella. Quedé tumbada boca arriba. El hizo lo mismo y se puso encima de mí.

Abrí las piernas instintivamente y Juan acomodó la polla encima de mi coño. Con una mano de agarré la nuca, le atraje hacia mí y le besé. Juan sacó su lengua en busca de la mía y la encontró. Nuestras lenguas empezaron a jugar entre ellas al frenético juego del pillapilla.

Empecé a mover la pelvis instintivamente y Jaun correspondió con lo mismo. Empezamos a frotar nuestros genitales, pero sin penetración hasta que él se bajó un poco y empezó a mordisquearme el pezón.

- Shhhhh, suave, no muerdas – Le dije.

Empezó a succionarme el pezón, y con la otra mano me apretaba la otra teta. Yo apretaba su cara contra mis pechos.

Siguió bajando con la lengua, empezó a lamerme la barriga.

- Nono, ahí no que me da cosa – Le dije cuando metió la lengua en el ombligo,

Siguió bajando y empezó a saco a comerme el chocho.

A decir verdad, no era un buen comedor de coños. Se agradece el esfuerzo, pero se centraba a mover la lengua frenéticamente en el botón mágico. Que aun que da gustirrinin, mucho gustirrininm, si te pasas, cansa.

- Sube anda – Le dije animándolo a subir.

Me volvió a besar. Noté en su boca el saber de mi chocho. Sorprendentemente estaba bueno.

Noté como su mano buscaba mi chocho y boom, metió de golpe un par de dedos

- No seas burro – Le increpe. – Suave.

Le cogí la mano, y le guie con la mía como tenía que hacerlo. Sus dedos se abrieron paso en mi interior mojado, se deslizaban con facilidad y delicadeza, junto a los míos. Con la tontería tenia entre tres y cuatro dedos en la vagina. Y me encantaba.

Dejó los dedos y se plantó en medio. Abrí más las piernas, le cogí la polla y la guie hasta mi cueva.

Empujó un poco. Entró el capullo y le miré a los ojos. Movió la pelvis y metió un poco más. El coño se me abría al entrar su polla gorda. Le puse la mano en la barriga para que fuera más lento. El captó el gesto al momento.

Volvió a empujar, pero más suave. El coño me iba a reventar con tanta polla. Noté cada milímetro de barra de chopet que me metía dentro. Cerré los ojos, levanté la barbilla y gemí con un suspiro.

Noté como la pelvis y los huevos hacían pared contra mi chocho. Rodeé el culo de Juan con mis piernas y el empezó el bombeo.

Sacó casi la totalidad de la polla y noté un vacío brutal en mí. Me alegré cuando noté que volvía. Noté que me llenaba, que me abría en canal y la lubricación extra que yo producía ayudaba la penetración.

- Puedes darme un poco más si quieres - Le dije al sentirme preparada y mientras le mordía una oreja.

Juan sin pensárselo dos veces empezó con el bombeo fuerte. Entendí el significado de frontón al instante al notar los huevos de este rebotar en mi constantemente.

Me separó las piernas me las alzó sujetándolas en el aire. Entonces lo que antes era una polla gorda se convirtió en un pollón descomunal ya en esta postura todo se notaba mucho más.

Mis fosas nasales se llenaron de olores. El sudor de Juan, mi sudor, el olor a sexo. Mi piel brillaba por la mezcla de sudores. Solo se oían los bombeos de la otra pareja y entre mis piernas se escuchaba un ppfffft pppffttt debido a mis jugos vaginales. Me encantaba.

Aguanté la respiración con cada envestida. Hasta que no puede más. Me solté me di la vuelta y le ofrecí las nalgas. Juan no desaprovechó la ocasión se arrimó a mí, apunto con la polla y volví a insertarme en el chocho de tal manera que casi me caigo para adelante.

Cuando iba a recuperarme otro empujón termino por tirarme. Dejé que hiciera ya que cada embestida era una abertura de chocho brutal.

Apoyé la cabeza en el colchón y al abrir los ojos vi que Pilar y Jose hacían exactamente lo mismo que nosotros en la misma postura. Pilar me aguantó la mirada. Pero al verla me subió aún más la lívido.

Sus ojos entornados, la boca medio abierta y los pelos medio pegados. Los empujes de Jose sobre mi hermana se sincronizaron con los empujes de Juan.

Entonces noté como me llegaba, me subía por la barriga, Juan me agarró por la cintura y subió el ritmo. Las pelotas de este me golpeaban el clítoris.  Subía y subía y no paraba de crecer. Aguanté la respiración, me concentré en la polla, en las paredes de mi coño y me llegó.

Me lancé hacia adelante soltándome de juan.

No soy mucho de escenificar grandes orgasmo o desmayos como algunos llegan a certificar. Me eché para adelante porque una vez me he corrido durante unos minutos me molesta que jueguen ahí abajo.

Respiré hondo, me di la vuelta y sin dejar a Juan respirar me metí la polla en la boca. Había que complacerlo como él lo había hecho conmigo.

Estaba un poco salada, viscosa y resbaladiza. Tenía un olor y sabor peculiar. Sabia a mi coño.  Sin sacarme el capullo de la boca empecé a moverle rápido la piel de la polla a Juan. Sube y baja. Sin parar.

Me puso la mano en la cabeza y supe que se iba a correr. Aparté la cara. Cerré la boca y los ojos y lo pajeé insistentemente. Pocos segundos después noté el chorrazo en la mejilla. Luego otro.

Juan empezó a restregar la punta por mi cara esparciendo el semen. Tenía el típico olor característico. Es inconfundible el olor del semen. Puedo reconocerlo con los ojos cerrados. No es que me apasione su sabor. Pero me he llevado más de una sorpresa muy amarga que me ha jodido el polvo.

Por eso no me arriesgue a meterlo en la boca. En otra ocasión me prometí a mí misma.

Miré a juan. Jadeaba. Afirmaba con la cabeza, mostraba su aprobación. Giré para mirar a la otra pareja que seguían pegados por las pelvis.

Jose empezó a convulsionar pélvicamente y por lo que acababa de ver. Acababa de inundar el interior de Pilar.

Aguante un par de minutos más mirando a mis hijos follar. Tras recodar lo ocurrido en tiempos pasados. Llegué a mi habitación. Me desvestí y me tumbé en la cama. Era momento de jugar conmigo misma.