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Compartiendo piso con mi sobrino III

en Bisexuales

 

En primer lugar pedir disculpas por un error tan infantil como escribar mal el titulo en la segunda parte. No se en que estaba pensando.

Gracias por los halagos y espero que os guste esta tercera parte.

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COMPARTIENDO PISO CON MI SOBRINO III

El tiempo iba pasando y después de una semana y media yo seguía en la antigua casa de mis padres con Ben y mi sobrino Jon. No había contactado con mi mujer ni mi hijo en ese tiempo. La muy puta alegaba maltrato psicológico para mantener la orden de alejamiento. Y la niñata de la novia de mi hijo le había dicho al pobre chaval que yo había intentado forzarla y que le metía mano cuando no había nadie delante. Vamos, era un paria en mi propia casa. La mierda de paga de 600 euros no me daba para nada, era su forma de dejarme claro que estoy en sus manos. Por suerte no pagaba alquiler y mi vida había vuelto a ser como la de un estudiante de Erasmus, es decir… no hacía nada.

Me levantaba tarde y como mucho iba al gym. Mi único entretenimiento era putear un poco a Ben. El pobre chaval cada día estaba más sumiso. Se le veía muy complaciente ya que no había dado ningún paso más desde que lamio mi lefa del pantalón del gym. La gente se piensa que un esclavo se entrena a base polla, pero yo opino justo lo contrario. Tienen que desearte tanto que hagan cualquier cosa para agradarte y que se lo des. Yo sabía que se pajeaba con mi ropa del gym, y a veces le regalaba un calzoncillo bien lefado de mis pajas casi diarias con mi sobrino. Un día le pille lamiendo un gayumbo mío y le di una buena hostia.

-          Quien te dio permiso puto guiri. – El pobre me miró todo descolocado y avergonzado.

-          Pensé que no le…

-          Pues no pienses. Obedece. – Mi cara de mala hostia, totalmente desnudo y teniendo en cuenta que le sacaba dos cuerpos le hizo empalmarse. Era un puto perro, estaba claro. – Vete a prepararme el desayuno.

El chico fue sin rechistar y me preparó un desayuno de la hostia, seguro que estaba deseando meterse debajo de la mesa a comer pollón. Yo la verdad es que me empalmé con la idea. Tendría que ir a gym a bajar el bacón y los huevos. Fui y me pegué una buena paliza, me dolía todo el cuerpo. Ese día no estaba ni Robert ni la rubia de la recepción, solo un par de chavales que hacían sus funciones cuando ellos no curraban, con lo cual me aburrí bastante. Fijo que el puto negro se la estaba follando por todos lados.

-          Ben? – El chico apareció desde la cocina donde se encontraba limpiando, mientras yo tiraba mi mochila del gym al sofá.

-          Si señor Ocaña. – El chico seguía llamándome así a pesar de los días. A mí me gustaba y yo no le había corregido. Y el parece que le gustaba tratarme con respeto.

-          Estoy molido, necesito un masaje. –Dije mientras me desnudaba e iba hacía su habitación. Mi cuerpo brillaba del sudor, y esa casa sin aire acondicionado no ayudaba. – La ropa lávala después.

-          No soy muy bueno dando masajes.

-          Bueno, tan mal no se te dará.

Me tumbe de espaldas y el chaval se puso manos a la obra. Le costaba por la posición, pero tampoco se le daba mal. Se dedico a la espalda principalmente y fue bajando por mis fuertes y peludas piernas. Con los ojos entrecerrados veía lo que hacía a través de un espejo colocado en la pared lateral de la habitación. Pude ver como miraba mi culo peludo y mis grandes pies y se acomodaba la polla.

-          Que pasa Ben… te gusta mi culo… no dejas de mirarlo.

-          Lo siento. – Ben se puso rojo como un tomate.

-          No pasa nada, estoy bueno… me suele pasar. Veo como me miras todo el rato… y a Jon.

-          Bueno… sois… llamativos. – Puso como excusa.

-          Eres marica?

-          No. – Su rápida respuesta me sorprendió.

-          Y porque le lames los pies y la polla a Robert?

-          Yo no le lamo la polla a Robert. – Dijo algo cabreado.

-          Jajaja, o sea que los pies sí. – Ben no contestó. – Masajéame los míos, pero ni se te ocurra lamerlos. – El chico obedeció, estaba serio pero su empalme era notable. – Joder… que bien lo haces… te gustan los pies de macho?

-          Si.

-          Y los míos? No te da asco el sudor?

-          No… me gusta. – Ben estaba muy concentrado en admirar mis pies. Parecía estar en el cielo… y contestaba sin pensar.

-          Y porque me mirabas el culo?

-          No se… es muy fuerte y peludo.

-          Te estabas preguntando como huele, verdad?

-          No… - Dijo con voz muy baja. – Le di un golpe en el brazo con el pie que tenía libre.

-          No mientas perro. Que te preguntabas…? – Mi tono se puso serio.

-          Bueno… que debe oler muy distinto al mío… tan sudado.

-          Si es que sois todos iguales. Quieres olerlo?

-          Si… - Su tono era tímido.

-          Pero no eres marica… porque quiere olerlo?

-          No se… me excita la idea, tengo muchas dudas, no entiendo porque me gustan ciertas cosas, yo no soy gay. – El chico tenía la mirada concentrada en mis pies como vía de escape.

-          Huélelo…

-          Qué?

-          Que lo huelas. – yo le quité el pie de las manos y abrí las piernas. La mata de pelo que tenía entre las nalgas se vio con más claridad… estaban empapados de sudor pegados a las nalgas.

Ben se acercó lentamente de rodillas sobre la cama hasta que sentí su respiración en mi transpirado culazo. Lo dejé hacer… quería que el deseo le invadiese. Aspiró lento… solo unos segundos. Y hundió su nariz entre mis nalgas aspirando muy fuerte… Me excitó provocar tanto deseo. A los 30 segundos se puso a lamer como un poseso… buscando mi ojete entre tanto pelo. Lo encontró y lo hacía de lujo… sin control… poseído como me gusta a mí el sexo. Joder, ya no recordaba el placer de que te coman el culo como si no hubiese un mañana.  De repente se escuchó la puerta de entrada de casa abrirse. Ben se puso muy nervioso y se levantó.

-          Sigue.

-          Pero es Jon…

-          Que sigas… - Ben volvió a hundir la cara en mi culazo… pero solo un par de segundos.

-          No puede verme así… - Susurró y se levantó justo cuando Jon apareció en la puerta de su habitación. La cara de Ben era un poema, la mía en cambio era de diversión.

-          Pero… que hacéis? – El panorama de verme en bolas tirado en la cama despatarrado y a Ben rojo y nervioso era muy extraño.

-          Nada, Ben se ofreció a darme un masaje porque me dio una contractura en el gym. Los da de lujo el chaval…

-          Ah… no lo sabía. Joder pues a mí no me has dado nunca ninguno. – La ingenuidad de Jon era una de sus virtudes más atractivas.

-          Bueno… cuando quieras…

-          Bueno, me voy a duchar.

Cuando sentí la puerta del baño cerrarse me levanté todo empalmado y cogí a Ben del cuello sin hacerle daño pero lo suficientemente fuerte para que notase que se lo podía hacer si lo deseaba.

-          Me has comido el culo sin que te lo ordenase, y luego has parado aunque te ordene seguir… Quien coño te crees que eres puto guiri? – Ben no sabía que contestar, lo tenía al contrapié todo el rato al pobre chaval.

-          No se… nos iba a pillar.

-          Ese es mi problema. -  Y le di un morreo… que lo dejó sin aliento. Hacía mucho que no besaba a un tío, pero la situación me tenía muy cerdo. – Joder… sí que sabe bien mi culazo. – Me fui directo al baño dejando a Ben con cara de tonto.

Abrí la puerta del baño y mi sobrino estaba bajándose los gayumbos que tenía totalmente sudados en la raja y algo manchados.

-          Me puedo duchar contigo y así ahorramos agua.

-          Claro tío, sin problema tío. – Entre al baño y mi sobrino vio mi pollón empalmado y con una gota de precum colgando. – Joder, tan bien da los masajes Ben?

-          Jajaja… pues si… tiene muchas cualidades ocultas nuestro guiri. Encima llevo una semana y pico sin follar.

-          Bueno descargamos a diario. – Dijo Jon algo avergonzado.

-          Y eso hace que no te folles dos o tres veces a Naia cuando la pillas?

-          También es verdad.

-          Somos iguales sobrino… no solo en el físico, dije agarrando su pollón.

-          Jajajja, la verdad es que si… parecemos hermanos más que tío y sobrino. Si te rapases al cero como yo, con la barba somos igualitos. – Yo llevaba sin afeitarme desde que me echaron de casa. Y aunque tenía una barba más frondosa que mi sobrino, esta hacía que nos pareciésemos todavía más.

-          Vamos a parecer dos batasunos con esas pintas.

-          Venga tío… será divertido, encima te haría parecer todavía más joven que ese peinado de pijo que llevas.

-          Me estás llamando pijo?... Bueno no lo voy a negar. De acuerdo, lo hago por ti.

-          En serio? Te vas a rapar?

-          Que si joder, trae la maquinilla. – Mi sobrino la sacó del cajón.

-          Venga te lo corto yo. – La cara de Jon sonriendo era una de las cosas más bellas que había visto en mi vida. Como quería a ese chaval.

Me puse frente al espejo, mi sobrino se puso detrás de mi desnudo. Y empezó a raparme por la parte de atrás de la cabeza. Notaba su polla morcillona contra mis nalgas. El me sacaba unos 5 centímetros de altura con lo que veía su cara concentrado mientras me rapaba la cabeza. Sonreí al ver que se mordía la punta de la lengua cuando hacía algo que requería concentración, al igual que hacíamos todos los hombres de la familia. Yo de momento solo veía caer mechones de pelo. Notar a mi sobrino tan cerca me excitó aun más, y mi pollón seguía recto haciendo frente a la fuerza de la gravedad y soltando gotas de precum. Cuando toda la parte de atrás estaba bien recortada mi sobrino me miró con la cara de cabroncete que se le ponía de vez en cuando.

-          La parte de adelante mejor córtatela tú. Que yo me ocupo de esto que ya me estás dando pena. – Cogió mi pollón y empezó a masajear el capullo que más húmedo no podía estar.

-          Uffff… trato hecho. – Cogí el cortapelo y empecé a pasarlo por la parte frontal de mi cabeza. Mientras mi sobrino me agarraba fuerte la polla y empezó a menearla. Su polla ya estaba dura clavándose entre mis nalgas. La cara de cabrón que ponía mientras me la meneaba me ponía muy cerdo.

-          Como sigas así me voy a correr cabrón.

-          Es lo que necesitas tío. No es bueno estar así todo el día.

-          Ni que lo digas, aaarrrrgggg. – Con el ultimo mechón de pelo llegó el esperado orgasmo y el espejo lavabo y la mano de mi sobrino quedaron cubiertos de lefa que se mezclaban con el pelo.

-          Joder tío… estabas cargado. De donde sacas tanta lefa?

-          De estos huevazos – Dije apoyado sobre su pecho reponiéndome de la lefada que acababa de soltar. El pasó su mano limpia sobre mi cabeza rapada casi al cero. – Ahora parecemos hermanos. A ver que te arregle un poco esto.

-          Joder sí que nos parecemos. – Me puse frente a el y el repaso la parte de delante de mi cabeza para lo que tuve que agacharla ligeramente quedándome mirando su pollón bien duro. Fijo que tenía el culo lleno de sus babas. – Bueno nos parecemos en casi todo. – Le quité el cortapelo y me agaché delante de su pollón.

-          Pero que haces… - Jon me miraba sorprendido.

-          Pues devolverte el favor. – Cogí su pollón y empecé a recortar la bestial mata de pelo que lo rodeaba. – Abre las piernas… - el se acomodó para dejarme sitio para acceder a los huevos. Una gota de precum caía al lado de mi cara. Lo cogí con la lengua y subí hasta casi rozar su polla.

-          Pufff joder tío…

-          Caya anda. – Jon estaba superexcitado y yo también con el olorazo a rabo que parecía que no perdía nunca.

Cuando acabé de recortarle bien el pelo me puse detrás de él con mi capullo lleno de lefa y pelos de mi cabeza y su polla contra su culo.

-          Ves como se ve mucho más grande. – Se la pajeaba mientras le hablaba mirándole a los ojos a través del espejo. – Parecemos dos putos actores porno… dos hermanos pollones. – Empecé a jugar con el pendiente de su pezón, tirando hasta hacerle daño. Lo que le molaba por los botes que pegaba su pollón.

-          Joder tío… me corroooooo… - Jon gimió como toro sin importarle que Ben estuviese en casa.

El ruido llamó la atención de Naia, que había llegado a casa sin que ellos sintiesen la puerta de la calle. Jon le había dado llaves de casa por si acaso se las dejaba dentro, pero ella las usaba como si viviese allí.

-          Pero qué coño hacéis… - Los dos la mirábamos con cara de gilipollas, Jon apoyado en el lavabo y yo estrujándole la última gota de lefa de su polla que seguía dura.

-          Hostia Naia… no es lo que parece.

-          Que no es lo que parece?... y que coño parece?

-          Son cosas entre tíos… no te mosquees.

-          Serás maricón… puto niñato… vete al mierda. – Naia salió corriendo y Jon detrás… solo sentí un portazo y Jon apareció al minuto.

-          Hostia tío… que cagada. No me acordaba que había quedado con ella. – Jon me miraba con cara de tonto y la polla todavía dura.

-          “Naia… no es lo que parece”- Dije imitando su voz. – Pero qué coño frase de peli cutre es esa? – Los dos empezamos a descojonarnos de la risa por la pillada y la reacción surrealista de mi sobrino. – Anda vamos a la ducha. – Lo cogí de la nuca y nos metimos los dos a quitarnos los pelos y restos de lefa.

Nos estuvimos riendo los dos toda la tarde, incluso al final se lo contó a Ben y le enseño la base de la polla rasurada como prueba. No le contó que se la había rapado yo, ni que nos habíamos hecho las pajas el uno al otro. Aunque a Ben seguro que estuvo escuchando todo el rato tras la puerta.

-          Bueno sobrino, y ya que no vas a follar en una temporada y yo necesito un coñito donde meterla en caliente porque no salimos los tres por ahí y me enseñáis las nuevas zonas de bares.

-          Ok, suena bien… Y diremos que eres mi hermano mayor… a ver si alguna quiere montárselo con los dos.

-          Que salido estas sobrinito. Que te apuestas a que acabamos la noche con mi pollón en un coñito y el tuyo en el culo de la misma tía.

-          Jajaja, pero que dices tío… ves mucho porno.

-          Harás lo que te pida si lo consigo?

-          Jajaja… y que me das a cambio?

-          Tú escoges…

-          Ok… trato hecho. – Y nos dimos un apretón de manos para cerrar el trato.

Cenamos y tras la primera copa en casa para entonarnos nos preparamos para salir de noche. Jon me tuvo que dejar ropa, y la verdad es que me quedaba de lujo, mi nuevo look me quitaba 10 añitos de encima. Ben flipó cuando nos vio a los dos juntos, parecíamos más que hermanos, de lejos pasaríamos por gemelos. Los chavales me llevaron a la zona de garitos universitaria. La verdad es que al principio me sentía un poco fuera de lugar, pero el alcohol hizo su trabajo y enseguida me integré con el grupo. Unas cuantas compañeras de clase de Jon vinieron a preguntarle quién era yo. Fliparon cuando después de un rato de hablar con ellas les confesamos que yo era su tío. No se lo creían, y eso les puso más cachondas. Las chicas se fueron al baño dejándonos solos en compañía de un Ben bastante ausente.

-          Bueno sobrino, a cual quieres reventar el culito?

-          Que dices tío? Estas tías no se dejan dar por el culo, las vascas son unas estrechas.

-          Si vas con esa mentalidad, malo Jon. Eso es que no les han comido bien el culazo.

-          Jajaja… estas grillado.

-          Bueno pues yo me quedo con la morena pequeñita, tiene que ser una zorra. No deja de rozarse con sus tetas y mirar mi pollón.

-          Joder, como se te nota… parece que no llevas gayumbos?

-          Solo lo parece? – me empecé a descojonar de risa de la cara que puso mi sobrino.

-          Oye Ben, vete a por unas copas. – Ben se fue sin protestar.

-          Espera, toma pela… - lo paró mi sobrino. – Ni que fueras rico. Oye tío que rollo te traes con Ben? – Me grito al oído por la música del bar.

-          Porque lo dices?

-          Joder, desde que estás tú nos hace la colada, limpia la casa, te da masajes en bolas… y ahora te paga las copas?

-          Si el chaval quiere hacerlo, no voy a negárselo.

-          Tío… no te aproveches del pobre chaval.

-          No me aprovecho, lo hace porque quiere.

-          No, lo hace por educación… y te estás aprovechando de él. – Dijo algo molesto mi sobrino.

-          Lo que a ti te jode es que lo haga porque se lo digo yo. Y contigo no lo hacía.

-          Porque yo no se lo pedía… yo no soy un jeta como tú. – Mi sobrino se encaró conmigo.

-          Chicos, chicos… que sois familia… - Las chicas llegaron justo a tiempo para que la cosa no se complicase más de lo debido.

-          Venga Jon… no te cabrees. Vamos a ayudar a Ben con las copas.

Rodeé el cuello de mi sobrino en plan de coña y le planté un beso en su cabeza rapada. Y con eso se terminó el mal rollo, Jon  era un buen chaval que se preocupaba por su colega. Aunque me gustó ver un toque de posesión que todos los Alpha tenemos, y Jon tenía que serlo con lo que se parecía a mí.

Ben ya había pedido y un camarero que no creo que tuviese ni los 18 años le servía un whisky cuya marca no había visto en mi puta vida, la resaca del día siguiente sería memorable.

-          Bueno tío… te vas a follar a la morenita? Está deseando pollón de los Ocaña.

-          Jajaja, claro que sí y tú conmigo, recuerda lo que te prometí.

-          Pero que dices tío?

-          Tu por el culito y yo por el coño a la vez.

-          Pero como me voy a follar a Maria, es amiga de Naia. Estás loco?

-          Y qué más da eso… Anda que no me he follado yo amigas de tu tía.

-           Y ahora vives conmigo? – Dijo el avispado Jon que estaba ágil de mente a pesar de la borrachera que llevábamos.

-          “Touche”… pues entonces habrá que buscarse otra zorrita.

-          Pero que dices, si ya la tienes hecha y tienes unas tetas que pufff.

-          Mira sobrino, si una cosa me gusta más que follar es ganar apuestas. Encima ya es hora de que sepas que es tener este pollón en un culito. – Le dije agarrándole el pollón entre la muchedumbre del bar. – A que si Ben?

La pregunta pilló por sorpresa a Ben al cual había ignorado toda la noche y solo me dirigía a el para que fuera a pedirme copas.

-          Si… bueno… ya es hora. – El chaval sabía por dónde iban los tiros. Y más cuando le cogí del culo bien fuerte.

-          Ves, hasta Ben lo dice. Vamos a despedirnos de estas zorras y nos vamos a otro garito.

Tras hablar con las chicas y después de que la morena se restregase contra mi polla para evitar que nos fuéramos, nos largamos de aquel cutre bar de veinteañeros. Yo me empeñe en ir a un bar de música rock al que iba cuando estudiaba derecho convencido de que ese fantástico garito tendría que seguir abierto después de 20 años. Ben y Jon insistían en que no les sonaba ese nombre y que habría cerrado. Y como era de esperar tenían razón, en su lugar nos encontramos delante de un bar de “reggaetón” lleno de sudamericanos con sus novias.

-          Ves tío, te lo estábamos diciendo. Hemos caminado 15 minutos para nada.

-          Bueno, pues ya que estamos aquí, tocará entrar. Fijo que hay alguna morenita que quiere pollón de la tierra.

-          Pero que dices tío… ni de coña entro yo ahí.

-          Ni conmigo, yo me piro para casa. – Dijo Ben que casi no había bebido y se le veía cansado de seguirnos y que lo ignorásemos.

-          Yo también me retiro… se me ha cortado el rollo con tanta caminata. Encima estamos cerca de casa.

-          Jon vas a dejarme así… - Dije agarrando mi rabo que sin gayumbo se notaba bajar por mi pernera derecha.

-          Joder se te marca hasta el capullo. – Dijo Ben.

-          Joder tío… estas fatal. No pienso entrar en un bar de reggaetón, tengo una reputación.

-          Tú decides, pero si te piras pierdes la apuesta.

-          Ni de coña, queda pospuesta.

-          No si yo me follo un culito… y sabes que lo voy a hacer.

-          Serás cabrón. Ok, me quedo pesado. Siempre te tienes que salir con la tuya?

-          Por supuesto, hoy lo verás. – Los dos nos reímos y vi que los tres estábamos empalmados. – Ben seguro que quieres irte? Te dejaremos participar también, aunque hoy el culito es para Jon.

-          No, no… me voy para casa estoy muy cansado.

-          Venga Ben, no me dejes solo con este degenerado. – Jon abrazó a su amigo que pudo aspirar la axila transpirada de mi sobrino. Pareció dudar pero decidió irse a casa.

-          Venga Jon, vamos buscar alguna zorrita.

Entramos en aquel garito de mierda donde el reggaetón sonaba a todo volumen. La gente se nos quedó mirando, básicamente porque no pintábamos nada allí. Dos tiarrones de más de metro noventa rodeados de latinos que bailaban y sobaban a sus chicas. Jon y yo nos dirigimos directos a la barra, no nos costó mucho ya que la gente nos habría paso y se quedaban mirándonos, ellas con cara de zorritas salidas y ellos con cara de cabrones desconfiados.

-          Tío, de aquí nos sacan con un navajazo como intentemos acercarnos a alguna de estas tías. Tú has visto como nos miran?

-          Hacen bien, porque hoy vas a petar el culito de alguna de estas putitas latinas. – Dije mucho más confiado que mi sobrino al cual no veía muy convencido.

-          Bueno… estamos un rato y si la cosa se pone fea nos vamos, no me gusta nada este sitio.

-          Joder, relájate. Les sacamos dos cuerpos a cada uno de estos niñatos.

-          Hola Sr. Ocaña… que hace usted aquí?

-          Hostia… Kevin?

-          Jajaja, si señor… gracias por acordarse de mí.

-          Como para olvidarte. - Los dos nos reímos y chocamos la mano como colegas ante la mirada sorprendida de mi sobrino.

-          Jon, te acuerdas porqué me echó la zorra de tu tía de casa? Pues este es el cómplice del delito.

-          No jodas… tu eres el jardinero pollón?

-          Pues si señor… es su hermano señor Ocaña.

-          Jajaja, te lo dije, parecemos hermanos. Que va soy su sobrino. Puedes llamarme Jon.

-          Encantado señor Jon. – Jon se descojonó al escucharlo llamar así.

-          Sr. Ocaña, tengo una sorpresa para usted.

El joven jardinero de cuerpo menudo puso esa cara de cabrón que tanto me gustó ver cuando nos follamos a la novia de mi hijo. El chaval era un niñato sin desarrollar a sus 19 años pero tenía su atractivo, y eso unido a su pollón y que era un cabrón con las tías le hacía más interesante. Mi sorpresa fue mayúscula cuando vislumbré a una guapa morena de enormes tetas y generoso escote bailando sola a la cual nos dirigimos los tres.

-          Hola Carmen, que sorpresa?

-          Ángel… lo has llamado tu? – Carmen miró a Kevin cabreada y sorprendida a partes iguales.

-          No, ha sido solo una agradable casualidad. – Dije agarrando del culo a la preciosa niñata. Mi mano llego a rozar el ojete sin impedimento de ninguna tela y ella se revolvió y quitó mi mano.

-          Que haces zorra? – Kevin cogió del abultado pezon a Carmen y se lo retorció un poco. Provocando un quejido de la chica. – Habla con respeto al Sr Ocaña. Puede tocar lo que quiera, no lleva bragas, no le dejo llevar ropa interior cuando está conmigo.

-          Veo que no me equivocaba con ninguno de los dos. – Mi mano fue otra vez al culo de la chica, colocando mi pulgar en su ojete y aprovechando el tamaño de mi mano para rozar su coñito con el dedo índice y corazón. Kevin seguía retorciendo el pezón de la joven y Jon solo miraba con cara de tonto esas grandes tetas.- Este culito ya no está virgen, verdad kevin?

-          No señor, siento haberlo desvirgado, pero el otro día tenía la regla. – Todos reímos menos Carmen que solo gimió cuando la punta de mi dedo pulgar entró en su culito. – Pero con el pollón que tiene usted seguro que lo sentirá como si fuera virgen.

-          Seguro que si… aunque va a ser otro quien le reviente el culito hoy. - Y miré sonriendo a mi sobrino, que puso cara de vicio sin límites.

Estuvimos un rato bailando, mejor dicho Carmen estuvo zorreando con los tres ya mucho más relajada, a mi ya se me notaba una mancha de precum en el vaquero y Jon y Kevin iban igual de cachondos. Tal como estaba la cosa decidí que la fiesta iba a continuar en casa, que además estaba al lado.

Llegamos a la casa después de coser la calle de borrachera que llevábamos. Carmen a la cual se le había pasado la timidez y se subía la falda y nos enseñaba su precioso culo que con 19 años estaba en su plenitud. Al entrar armamos mucho escándalo por lo que Ben se levantó en bolas y rascándose los ojos pensando que estaríamos solo Jon y yo.

-          Hola Ben… te cuento un secreto… le voy a romper el culo a esta zorrita. – Jon estaba muy borracho y le costaba hablar, nos reímos todos de la ocurrencia, hasta Carmen que sabía a que había venido a mi casa. Sabía que le iban a caer pollazos por todos lados.

-          Bueno, y si acompañamos todos a Ben y nos ponemos cómodos. – Dije sin más preámbulos. Kevin se quedó en bolas en 10 segundos, antes de que Jon y yo nos hubiésemos quitado ni la camiseta.

-          Joder con el jardinero, sí que es pollón…

-          Gracias señor Jon.

-          Lo has oído Ben, me llama señor Jon… que cachondo el cabrón y que polla tiene. Bueno tu no estás mal Ben… aunque aquí no tienes nada que hacer comparado con nosotros jajaja. – La polla de Ben recta y blanca de unos 17 cm se pegaba casi al ombligo de lo dura que se había puesto en unos segundos. Jon ya sin camiseta le agarró del cuello, plantándole su peludo y sudado sobaco en la nuca lo que hizo que la polla del blanco irlandés diese un bote.

-          Estas cachondo Ben… - Dije ya desnudo mostrando mi pollón babeando lo que atrajo la atención de todos.

-          Joder señor Ocaña… no sé si podré con los 4… ya con usted tendría bastante. – Dijo la muy zorra mordiéndose el dedo índice y con la otra mano rozándose el coñito totalmente depilado y dejándolo a la vista de todos.

Jon fue el último en desnudarse mostrando su perfecto cuerpo de veinteañero. Sus pectorales cubiertos del pelo justo que bajaba pintando una V a través de los marcados abdominales y acababa en un hilo que iba a parar a su gorda polla que había depilado esa misma tarde. Todo ello estaba encuadrado por unos definidos oblicuos que cualquiera de los presentes hubiesen lamido con gusto a juzgar por las miradas.

-          Joder… se parecen en todo. – Kevin se aproximo a Jon y Ben y cogió la polla de mi sobrino y la sobo admirándola y desplazando el pellejo haciendo que el olor a polla nos llegase a todos. – Pufff… más corta pero igualita.

-          Va a resultar que ahora eres marica? – Dijo Carmen para picar a su nuevo amante y parece que su amo de alguna manera.

-          Tu cállate zorra y baila para nosotros.

Nos sentamos Kevin, Jon y yo en el tresillo con mi sobrino en el medio para admirar a la zorra de la novia de mi hijo bailar y despelotarse. Ben fue a sentarse en uno de los sofás libres, pero yo lo interrumpí.

-          Ben, donde vas… Quita la mesa y siéntate aquí con nosotros. Estas dos patorras te harán de sofá - Dije señalando la pierna de mi sobrino y la mía que se rozaban en ese estrecho tresillo para tres machos.

-          Eso colega, ven aquí. – Dijo mi sobrino. Ben apartó la mesa se acercó a nosotros. – Siéntate aquí colega. Joder que culazo tienes Ben… esta zorrita debería estar celosa. – Dijo Jon totalmente desinhibido por el alcohol mientras sobaba su culo con una mano.

Ben se sentó en nuestras piernas y Carmen empezó su espectáculo al que todos prestábamos una atención total… bueno todos menos Ben que solo la miraba de vez en cuando y se entretenía con nuestros rabazos. Kevin sobó el capullazo de la polla de mi sobrino que no dejaba de babear recogiendo el precum y luego restregándolo por su capullo. Mi sobrino ni se inmutaba concentrado en el baile y los movimientos pornográficos de la flexible joven.

-          Vaya zorra se ha echado el primo de novia… Ven aquí zorrita… ¿quieres que te rompa el culito?

-          Quieres romper el culito a la novia de tu primo? – Dijo Carmen sobando la gorda polla de Jon que no dejaba de soltar litros de precum.

-          Claro que si…

-          Pero es muy gorda, no sé si podré… - Carmen la miraba con deseo y miedo. En su pequeña mano el grosor parecía monstruoso.

-          Para eso estoy yo zorrita… yo te abriré ese culo y le enseñaré a Jon como se hace. – Aparte a Ben que vio como hice un gesto a Jon para que me siguiese. Ben y Kevin se sentaron en centro del sofá juntando sus piernas, haciendo contrastar la blancura de la piel del irlandés y la dorada piel del sudamericano. – Zorra ponte a comer polla que nosotros te abrimos el culito.

Me arrodille detrás del pequeño cuerpo de Carmen que se inclinó en un preciosa “ele” dejando su culo totalmente expuesto a nuestra disposición. Una arcada me indicó que el bestia de Kevin ya estaba intentando que la chiquilla se tragase esos arqueados 24 cm.

-          Kevin tranquilo... ya le follarás esa boca  de zorra, ahora deja que se relaje y juegue ella solita. Pon los dos brazos sobre la cabeza que no me fio de ti, encima a Ben le encanta el olor a sobacazo. – Kevin miró con cara de vicio al joven irlandés que no pudo mantenerle la mirada, pero no se apartó cuando el jardinero acercó más su cuerpo haciendo que el peludo sobaco le quedase junto a la cara.

Ya con las cosas tranquilas como requería el momento yo me puse a lamer el culito de Carmen, terso y cerradito ligeramente moreno. Sabia de lujo,  en esa posición su coño quedaba a nuestra disposición también y pegaba largos lametazos que se intensificaban con el roce de la barba. Jon me miraba como mucho vicio y tocándose la polla ligeramente. Yo cogí su precum para lubricar un poco ese fantástico culito y sobretodo para darle gusto a macho. Tanta polla babeando me devolvía a la memoria momentos que hacía mucho que no recordaba.

-          Ves Jon, como se va a abriendo, como gime y como traga pollas cada vez con más ansia. Para que un culito se abra no solo es lubricar, hay que hacer que desee un pollón dentro. Ven acércate.

Le deje hueco y mientras el lamia coñito y le mordía suavemente los labios vaginales yo le trabajaba el culito. Para eso estábamos muy juntos, nos mirábamos de vez en cuando con complicidad. Yo cogía precum de su polla y metía un dedo en el ya hambriento culo, Jon lo imitaba con mi precum en su coño que devoraba cuando notaba mi sabor teniendo que apartarme ya que parecía meter su lengua entera en ese coñito. Nos sonreíamos cuando nuestras lenguas chocaban y lamía con gusto la saliva de los lapos que soltaban en ese culazo y caían lentamente hacia su coño.

-          Ven Jon, ya está casi lista. Mete el capullo y sácalo, y baja a lamer ese culo abierto. – Yo le daba órdenes al oído, colocándome detrás de él con mi pollón entre sus nalgas como esta misma tarde en el baño había hecho el conmigo.

Jon hizo esto un par de veces y a la tercera tras un leve gesto mío le empezó a clavar el pollón, yo lo apretaba contra mi abrazándole con los dos brazos sudando como bestias. Me costaba ver por la diferencia de altura, pero la cara de vicio de Kevin y de deseo de Ben me hacían saber que ya casi estaba toda dentro. Carmen ni hablaba, había dejado de mamar y solo respiraba suave intentando soportar esa verga tan gorda. Un suspiro al unísono de los dos actores principales nos hizo saber que había llegado hasta los huevos.

-          Mantente dentro, muévete en círculos suave, que note cada una de las venas de ese pollón que has heredado. Carmen notas su capullo?

-          Si señor Ocaña… muy dentro, es enorme. Dios me corro… - Carmen tuvo si primer orgasmo anal, aunque no sería el último. Mi pollón encajado entre las piernas de Jon rozaba el coñito de la niñata por lo que notaba su humedad. Si Jon no tuviera esas patorras fijo que le hubiese entrado el capullo.

-          Muévete despacito, sácala casi entera que solo que de el capullo dentro y clávala despacio. – Jon obedeció gimiendo suavemente sintiendo lo que es abrir un culo. No hay sensación más placentera para un macho que sentir la fuerza y el calor que desprende un culito. Como sientes abrirse, adaptarse y apretar tu polla como si quisiera extraerte hasta la última gota de lefa. – Ahora ya entra suave, no? Pues sácala otra vez… y ahora hasta dentro con todas tus fuerzas. – Jon tardó un momento en reaccionar pero le mordí el lóbulo de la oreja y lo hizo sin pensar, hasta el fondo queriendo atravesarla. Carmen gritó, entre la delgada línea del placer y el dolor. Jon se desboco empezó a follarla a lo bestia bufando como un toro cabreado, sudando como un cerdo. – Psss frena bestia… - Lo tuve que apretar fuerte para que parase. – Cambia el ritmo, ahora suave haz círculos, que note tu capullo ahora que tiene el culo abierto y sensible de la follada. Lo notas…

-          Siii. – dijo Jon suavemente.

Carmen solo gemía, no hablaba no pedía más porque el placer era máximo. Ben sacudía el pollón del jardinero que sonreía mirándome a los ojos, sabiendo lo que éramos yo y mi sobrino y donde estaba su sitio. Jon estaba muy excitado no aguantaría mucho y sabiendo que se recuperaría enseguida le dije que la destrozase hasta correrse. Tuve que soltar un poco mi agarre ante su fuerza para que se moviese con tranquilidad, cuando me quise retirar note su mano en mi culo apretándome contra el. Lo volví a abrazar y note de nuevo las gotas de sudor de su espalda cayendo por mi pecho. Y se corrió a lo bestia… con un grito que tuvo que oír todo el edificio. Giró la cabeza y busco mi boca, me invadió con su áspera lengua seca por el alcohol y el esfuerzo y yo le respondí con gusto. Cuando soltó el último chorro de lefa paro de besar, agotado sin separarse de mí, sonreíamos con las bocas juntas notando su respiración agitada.

Continuará…

 Siento cortar en plena acción pero se estaba alargando mucho el relato.