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Compartiendo piso con mi sobrino VII

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COMPARTIENDO PISO CON MI SOBRINO VII

Al día siguiente Jon se despertó en la cama de Ben abrazándolo, Ben jugaba embobado con su gran polla, descubriendo el capullo y jugando con las babas con sus dedos. Jon lo miro y sonrió, pasaría un minuto hasta que el joven irlandés se diese cuenta. Al ver a Jon mirándole solo sonrió sin soltar su polla.

-          Por fin la tocas?

-          Tenía muchas ganas.

-          Y porque no lo hacías?

-          No me lo ordenaste.

-          Ben, sabes a lo que estamos jugando? – Ben asintió. – En breve ya no será un juego.

-          Lo se.

-          No se que esperas, pero no soy gay, bueno no se lo que soy… Pero no vamos a ser novios, ni amantes, ni nada parecido. Pero vas a ser mío.

-          Eso quiero.

-          Serás mi… perro, mi sumiso? – A Jon todavía le resultaba raro pronunciar esas palabras.

-          Para eso naci. Ayer defendí mi culo para ti, sino fuese porque me acordé de ti, tu padre me hubiese violado.

-          Lo hubiese matado si no fuese mi padre. – Ben se ruborizo al escuchar a su amigo decir eso. Jon juntó su frente con la de Ben y los dos se miraron a los ojos y luego miró a su polla babeante. – No quieres probarla?

-          Claro, pero es muy grande.

-          Tendrás que entrenar mucho, o sea que empieza.

Ben bajo besando el musculado pecho de Jon y llegó a su gran polla, empezó a besarla y lamerla recogiendo el precum que salía de ese pollón.

-          Venga, cométela.

-          Es mi primera polla.

-          Me da igual, demuestra que la quieres. – Jon ya tenía esa cara de cabrón que saca lo peor de él… o lo mejor depende de como lo veas.

Ben, empezó a comer con ganas, metiendo todo lo que podía, Jon le empujaba, ya le entraba media polla con facilidad. Jon le ayudaba con lapos que entraban en la boca muy abierta de Ben por cuya barbilla caían espesas babas.

-          Vas a tragártela entera. Pufff… así hasta los huevos. – Ben estaba todo rojo, tenía arcadas y vomitaba babas muy espesas sobre la polla de Jon, las cuales bajaban por su rabo.

Jon se irguió y cogió a Ben de la cintura, lo giro en el aire como si fuera un muñeco y lo puso a horcajadas sentado en su pecho dejándole su pollón dispuesto para seguir lamiendo y con el culo del irlandés que tanto deseaba a su disposición. Jon se lanzó  a lamer el culo de Ben que tras un gran suspiro se tragó la polla de Jon hasta provocarse el mismo más arcadas.

-          Así, así … sácate lubricante natural que hoy este culo va a ser mío.

Jon siguió comiendo como un loco el culo, mientras Ben se ahogaba con su rabo. Le metía sus dedazos y jugaba con ellos dentro. Ben se quejaba y suspiraba. Los pelirrojos pelos que rodeaban su rosado año estaban empapados y se veían más oscuros igual que las nalgas blancas que tenían dos grandes manos marcadas en un rojo casi carmesí de las nalgadas y manoseos que le daba.

Un gran grito me despertó… Mierda Ben, habrá vuelo mi hermano… Salí corriendo al dormitorio. Lo que vi me la puso dura al instante. Jon había clavado a Ben en su pollón, se ve que sin mucho cuidado debido al grito desgarrador que soltó. Ninguno de los dos me hizo caso a pesar del portazo que di al entrar. Me quedé de pie en medio de la habitación viendo a mi sobrino echado sudando y con la barba llena de babas, tenía al irlandés literalmente ensartado en su pollón, que se apoyaba en el pecho de Jon concentrado para que el dolor pasase..

-          Muévete… que te muevas! – Grito a un pobre Ben que no podía soportar semejante verga. – Tú lo has querido.

Mi sobrino empezó a bombear el culo de Ben a mil por hora, el irlandés gritaba como si lo estuviesen matando. Pero Jon no tenía intención de parar.

-          Tío, quieres hacer el favor de callar a este perro. – Jon me miró sonriendo, sabiendo lo que se hacía.

-          Claro sobrino.

Me subí de pie a la cama y poniéndome con las piernas abiertas encima de Jon le empecé a follar la boca de Ben ahogando sus gritos. Los dos bufábamos como toros y Ben tenía la cara llena de babas y lagrimas. Saqué mi polla y Ben ya gemía entre el dolor y el placer, cuando sacó la lengua pidiendo más polla supe que no me equivocaba con el. Después de un lapo bien espeso que casi tuvo que masticar seguí follando a lo bestia su boca, todavía no podía tragarla entera, teniendo muchas arcadas que llenaban el pecho de Jon de babas.

-          Joder que vista… pufff no voy a aguantar mucho. Tío dale el desayuno a mi perro. – Me dijo Jon sabiendo que podía controlar mis corridas de una manera inusual.

-          Claro… ahí te va perraco.

Mi follada de boca se intensificó hasta que con un grito descargué una buena lefada en la boca del guiri que no dejó ni gota. A la vez mi sobrino clavó su pollón lo mas hondo que pudo descargado toda su esencia dentro soltando un grito que se unió al mío. Yo me apoyé en la pared y Ben cayó desplomado encima del pecho Jon el cual buscó su boca y empezaron a morrearse con pasión aunque agotados. Cuando la polla de Jon se salió, Ben bajo a limpiársela. Yo ya recuperado me dispuse a irme de la habitación.

-          Dónde vas tío, tu no desayunas? – Me dijo Jon señalándome con un gesto el culo chorreante de lefa de Ben.

-          Serás cabrón. – Me reí y me agaché a comer ese culazo del que salía lefa mezclada con un poco de sangre.

Cuando estuvo bien limpio, me levanté y ya me fui guiñándole el ojo a mi sobrino. Volvía a tener el rabo morcillón, tendría que llamar a Kevin para que se viniese a entrenar con Carmen esta mañana. El vestuario de monitores estaba muy concurrido últimamente.

-          Venga Ben, deja de lamer que ya está bien limpia. Estás bien?

-          Más que bien.

-          Vamos a la ducha.

Al rato entraron los dos muy sonrientes en la cocina, yo seguía con el rabo morcillón y lleno de babas, sobretodo los huevazos debido a las arcadas que provoqué al irlandés. Ben, cogió un par de bollos y se fue corriendo.

-          Donde va tan rápido, el no suele entrar a estas horas.

-          Hoy empieza a trabajar en cocina, tiene que ir antes para que le enseñen como va.

-          Joder, no tenía ni idea.

-          Ni yo, era una sorpresa, pero con lo de mi padre… - A Jon se le oscureció la mirada al recordarlo.

-          Bueno, tranquilo, ya es tuyo… por fin le has roto el culo… literalmente, jajaja.

-          Tú crees que me he pasado?

-          Na, tranquilo algún desgarro muy pequeño, fijo que se recupera rápido.

-          Se me va la pinza cuando me pongo cabrón… no se que me pasa.

-          No te pasa nada… eres puro morbo… eres un Ocaña. Acéptalo. Te llevarías muy bien con tu primo Rubén, jajaja.

-          Hostia, es verdad, tío tienes que terminar la historia.

-          No tienes clase?

-          Si… pero da igual.

-          No da igual. Vete y seguimos de noche.

-          Por más que lo alargues cuando me termines de contar todo voy a ir a por Papá y me vengaré… y le voy a romper el culo para que recuerde lo puta que es.

Un chip saltó al escuchar esas palabras y me lancé contra Jon. Lo empotré contra la pared clavando mi antebrazo en su cuello.

-          Ni se te ocurra hablar así de tu padre. Tu padre no es ninguna puta, es mi perro… MIO… lo entiendes? Y nadie va a tocarlo sin mi permiso. – Al ver la cara de Jon roja, volví a entrar en razón  y lo solté. – me voy a la ducha.

Dejé a Jon tosiendo en la cocina, al poco escuche un portazo proveniente de la entrada mientras me relajaba en la ducha. Mi reacción no fue la correcta, pero Jon todavía tenía mucho que aprender.

Salí de la ducha más tranquilo aunque sentía cierto arrepentimiento. Llamé a Kevin para que le dijese a Carmen que viniese a entrenar, me apetecía reventar a esa puta para descargar tensiones. Además tenía que hablar con los tres, para ver si ya se habían pensado mi propuesta. La follada en el vestuario fue la caña, me pase bastante con la pobre Carmen, lo que encantó a Kevin sobretodo. Robert también se lo pasó de puta madre, sobretodo cuando le hicimos la doble uno por el culito y otro por el coño. La fiesta se acabó cuando intentamos una doble anal con nuestros pollones... A Carmen le acabo sangrando  el culo, y Robert se compadeció de ella y paramos. Ya la verdad es que ese día estaba especialmente cabrón. Acabamos con un bukake, llenando de lefa a esa zorra. La pobre acabó con la cara llena, y Kevin le arrastraba con su pollón los restos de su cara hasta su boca.

-          Tu zorra, te vas sin ducharte por dejarnos a medias. – Carmen jadeaba tocándose su dañado culito, mientras Kevin se descojonaba y le lanzaba la ropa en la que además se limpio los restos de lefa y babas de su polla.

-          Carmen, vete… vosotros dos quedaros. – Carmen se fue sumisa aunque cabreada. La verdad es que tenía el pelo lleno de lefa, y todo dios se daría cuenta por el olor y las pintas.

-          Joder, como te pasas con la pobre chavala. – Dijo Robert regañándome aunque sonriendo.

-          No pasa nada, a que le gusta Kevin?

-          Claro, seguro que hoy vuelve a mi casa a por más. Aunque parezca que se cabrea se moja toda. Sobretodo con el Sr. Ocaña.

-          Bueno, vamos al grano que se que tenéis lio y llevamos dos horas follando. Os habéis pensado lo que os he propuesto?

-          Yo ya sabe que haré lo que diga Sr. Ocaña – Dijo Kevin sin ningún atisbo de duda.

-          Y Carmen y su hermano están de acuerdo?

-          Carmen tiene dudas, su hermano hará lo que yo diga. Pero ya sabes que podemos convencerla. – Dijo agitando su pollón todavía duro.

-          Robert, solo quedas tu.

-          No se… es mucho dinero, pero es gente poderosa. No me gusta meterme con esa gente.

-          Robert, no me jodas. Confía en mí.

-          Ya le he hablado a la tu exmujer de ti, y está deseando tener un entrenador personal. – Dijo el joven jardinero jugando con el rabo gordo y totalmente oscuro del sudafricano.

-          Como te gustan las pollas chaval, no serás maricón?

-          Sabes que no, pero me gusta admirar a machos pollones.

-          Bueno, dejaos de mariconadas. – Corte a mis dos colegas, estaba ansioso por conseguir el si de Robert y seguir adelante con mi plan. – Que dices Robert, el gym te da para vivir, lo que te propongo te cambiaria la vida.

-          Venga, de acuerdo. – Contestó el negrazo.

-          De puta madre, muchas gracias tíos, no os arrepentiréis. – Los abracé a los dos efusivamente. - Y ahora para las duchas, que olemos a tigre cabrones.

Jon estaba en la cafetería de la universidad, eran ya las 8 de la tarde pero no le apetecía volver a casa y encontrarse a su tío. Para colmo, entra el nuevo novio de Naia con un par de colegas del equipo de rugby. Se notaba que venían de entrenar, todo sudados y sucios de barro y verdín. El tío era una bestia, casi dos metros y pesaría tranquilamente 140 kilos. El típico tío grandote, no estaba gordo, aunque si que tenía una barriga abultada y pinta de ser muy dura. Jon le miró las piernas, eran bestiales, fuertes y muy peludas. Escucho como sus colegas se despedían y el dijo que cenaría algo allí, que estaba muerto de hambre. Jon disimulo y se puso a leer los apuntes que llevaba toda la tarde intentando memorizar, sin ningún éxito. Al rato le sonó el teléfono, un número desconocido apareció en la pantalla.

-          Si?

-          Hola… - Dijo una voz algo tímida al otro lado.

-          Si, quien eres? – Dijo Jon sin mucha paciencia.

-          Q tal… bueno soy el tío… el tío de los geles del parque.

-          Anda, coño, no pensé que no llamarías. Te gusto la mercancía que te di? – Jon se sorprendió al descubrir que era el buenorro del parque que le comió las pollas a su tío y a él.

-          Si, la verdad es que me gustó mucho.

-          Y quieres más?

-          Si, si pudiese ser ahora, voy a con el coche me puedo acercar donde digas. Si quieres te pago.

-          Se te ve ansioso, tranquilo el precio ya lo pactaremos. Aunque me gusta más cobrar en favores.

-          Ok, como digas.

-          Estoy en el campus, en la cafetería, sabes donde es?

-          Si, claro.

-          Te espero aquí. Aunque hoy solo tengo una dosis. Te será sufieciente?

-          Si por supuesto, ya sabes que todavía me cuesta tomarme una dosis entera.

-          Bueno, te irás acostumbrando. Cuanto tardas?

-          Yo creo que 10 minutos.

-          Ok, te veo aquí.

Jon habló despreocupadamente, sin darse cuenta de que Aitor, el novio de Naia, prestaba mucha atención a su conversación. El tío del parque no tardó mucho en llegar. Estaba muy nervioso venía de traje y corbata, seguro que salió de trabajar y le llamó.

-          Hola que tal? Soy Alex, por cierto.

-          Yo Jon – dijo con una sonrisa mi sobrino.

-          Vamos a algún sitio con mi coche?

-          Tranquilo, se de un sitio perfecto, sígueme.

Jon lo condujo a una zona de clases, donde ya no había nadie, Alex caminaba detrás de el observando el cuerpo del joven y la seguridad con la que andaba como si nada, lo cual contrastaba con el nerviosismo que él tenía.

Aitor, miro como llegaba un tío trajeado y como se daban la mano. Vio que el hombre del traje estaba muy nervioso y decidió seguirlos. En cuanto los vio enfilar el pasillo, ya supo donde iban. Nunca pensó que Jon se dedicase a trapichear con algo. Decidió pillarlos infraganti fijo que de algo le serviría en el futuro esa información.

Jon y Alex entraron al baño de minusvalidos, que nadie usaba, y menos a esas horas.

-          Desnúdate. – Dijo Jon quitándose la camiseta y dejando su pecho y sobacos bien peludos al aire.

-          Tío, solo quiero mamar. – Dijo nervioso Alex.

-          Aquí quieres lo que yo diga, desnúdate. – Jon le cogió la cabeza y le dio un morreo, luego subió el brazo y metió la cabeza del treintañero que empezó a lamer totalmente salido. – Así me gusta más. – Alex se desnudaba sin dejar de lamer, solo cuando Jon le cogía la cabeza y abriéndole la boca escupía dentro.

-          Por favor, déjame oler tu polla.

-          Jajaja, sí que me has salido puta. Arrodíllate.

Alex se arrodilló y sacó su lengua, como un buen perro, como hacían en tantas pelis porno de sumisión que veía a escondidas de su mujer. Jon sonreía, se sentía muy poderoso. Restregó la cabeza de su nuevo mamón por su paquete, mientras bufaba con el pollón ya al 100%.  Cuando la sacó Alex se lanzó a por su polla, limpiando el capullo de aquel elixir transparente que no se iba de su mente desde el día del parque. De repente apareció Aitor, que se esperaba encontrar al hombre trajeado metiéndose alguna sustancia, pero no se esperaba que fuera un pollón enorme en la boca.

-          Joder…

-          Mierda, quien es este… dijiste que era un sitio tranquilo. – Dijo Alex mientras se buscaba de rodillas su ropa.

-          Tu estate quieto. – Dijo Jon con tal seguridad que este no se movió más. – Y tu que coño haces aquí Aitor?

-          Pues pensé que pasarías María, o algo así, pero joder… Así que es verdad que eres maricón.

-          Eso no es asunto tuyo. Pírate de aquí que estamos ocupados. – Dijo Jon sin que se le quitase la cara de seguridad y de cabronazo.

-          Bueno, pensé que iba a sacar algún porro de gratis, pero no puedo irme sin sacar nada a cambio de mi silencio. – Dijo tocándose el rabo.

Jon, se giró, su polla seguía igual de dura y fue hacia Alex que seguía de rodillas mirando. Tu come, le dijo y Alex empezó a mamar sin mucha convicción mirando al gigantón que echaba es pestillo a la puerta y se acercaba sobándose el rabo por encima del pantalón corto.

-          Con ganas joder. – Y soltó una torta a Alex que se puso todo cachondo y empezó a tragar provocándose una pequeña arcada. – Así mejor… cuanto te queda por aprender. – El treintañero lo miraba mientras comía, como una verdadera puta.

-          Joder, que espectáculo.

Aitor se quitó la camiseta dejando a la vista un cuerpo muy fuerte y peludo, con algo de pelo en la espalda y los hombros. Se puso al lado de Jon y empezó a sobarlo.

-          Tío, trátalo mejor… normal que no puedas… has visto que polla tienes? – Dijo Aitor admirando el grosor de la polla que intentaba engullir Alex sin ni siquiera acercarse a conseguirlo.

-          Te gusta?

-          Joder, claro. – Aitor sobaba el pecho y el pollón de Jon.

-          Y mi sobacazo no te mola? – Dijo Jon levantando el brazo y mostrando su sobaco muy peludo.

-          Joder, no te has depilado nunca. – Dijo el jugador de rugby, todo cachondo acercándose a olerlo. – Pufff… puta pasada.

Jon intuyó que no era el primer macho con el que estaba aquella bestia por la familiaridad con la que se comportaba.  Bajo la mano por su espalda y la metió por debajo de la goma del pantalón corto. Se encontró que llevaba suspensorio, lo que excitó a mi sobrino. Busco su ojete entre la maraña de pelos húmedos de sudor, y lo encontró palpitando, muy húmedo. En cuanto presionó el dedo entro como la mantequilla. Jon se sorprendió… será cabrón el puto gigante, ese culo se había tragado muchos rabos.

-          Puff que hijoputa. – Aitor solo sacó la cara del sobaco de Aitor y sonrió. – Ponte a mamar y enseña a esta puta novata como se hace.

Aitor se quitó el pantalón quedándose con suspensorio, no hizo ni amago de tocarse más la polla. Se veía que disfrutaba más mamando que dándose placer a su rabo. Se arrodilló, quitó la polla a Alex que no quería soltar su premio. La agarró por los huevos grandes y colgones con su gran mano y la engulló entera sin problemas. Le empezó a dar una mamada bestial, rápida a veces, siempre muy profunda, y otras ahogándose con el capullo encajado en el garganta. Como siguiese así Jon se iba a correr muy pronto, y después de probar esa mañana el culo de Ben quería más… y quería ver como era de tragón el culo del novio de su ex.

Lo puso de rodillas quitándole la polla a duras penas, y hundió su cara en aquel culazo enorme, sudado y muy peludo. Que pasada, olía a macho… Jon empezaba a notar los matices que tiene el olor y el sabor del sudor de un macho, sobretodo el del culo era algo especial para él. Aitor gemía como un cabrón, insultando a Jon mientras Alex se pajeaba como un mono viendo la escena, hasta que Aitor lo pilló como si fuera un muñeco poniéndolo delante de él, cogió sus caderas, lo subió dejando el culo de Alex accesible y hundió su cara en el pequeño y fibrado culo del treintañero. Jon sonrió al escuchar a Alex gemir y hablar maravillas de la lengua del jugador de rugby, que se hundía en su culo como nunca antes había hecho.

-          Tío, me lo puedo follar, por favor. – Me  pregunto Aitor casi suplicando de lo cachondo que estaba, es su culo ya entraban 3 dedos sin problema.

-          Si, pero con cuidado que es virgen.

Alex nos miraba asustado, sudando tirado en e suelo. Aitor se levantó quitándose el suspensorio haciendo que una pequeña polla de unos 15 cm y de grosor normal saltase contra su barriga. En ese corpachón quedaba algo ridícula, pero se veía que el tío no tenía ningún complejo. Cogió Alex en brazos, que lo rodeó con las piernas y se empezaron a morrear. En esa postura la pequeña polla rozaba el ano empapado de saliva de Alex. Jon se acercó a compartir el morreo.

-          Queréis polla los dos? – Ellos solo asintieron besándose. – Alex, hoy te follará Aitor, cuando estés listo te haré mío… vale? – El asintió algo asustado. Y nos dimos un tierno beso.

Aitor lo apoyó contra el lavabo, y le fue clavando la polla lentamente. Empezó a moverla, besándose todo el tiempo, estos dos habían hecho muy buenas migas, pensó Jon. Se puso detrás del grandullón y la clavó de golpe. A pesar de la experiencia y el trabajo previo de Jon, su polla gordísima hizo que Aitor gritase de dolor, aunque su grito quedó ahogado en la boca de Alex que no dejaba de besarle. Jon empezó a reventarle el culo, prácticamente se follaba a los dos, ya que Aitor se la clavaba a Alex debido al brío de mi sobrino. Aitor se corrió muy rápido por el grosor del pollón de Jon que hacía que sintiese cada vena. Jon siguió ante lo que nadie se quejó… solo el culo irritado de Aitor. Jon se corrió como un bestia y la sacó sin ningún cuidado provocando las quejas del jugador de rugby.

-          Q pasa… no te ha gustado. – Dijo Jon con chulería.

-          Claro que si tío… pero nunca me habían follado con un pollón tan gordo. Encima joder… eres un puto toro.

-          Tú que haces ahí parado con tu novio… ven a limpiarme la polla. No viniste a por eso? – Dijo Jon a un Alex que los miraba agotado cubierto del sudor de su enorme amante.

-          Claro, perdona. – Y se puso a lamer aquel rabo lleno de lefa hasta que Jon se lo quitó y se puso a vestirse. – El resto ya sabes donde está.

Los dos me miraron con vicio y Alex se lanzó a por el gran culo de Aitor del cual ya goteaba algún resto de lefa. Jon se vistió y buscó en la mochila de Aitor su móvil.

-          A partir de ahora sois mis putas. – Alex dejó de comer para mirar a su nuevo amo. – Hay ciertas normas que hay cumplir… Solo follareis conmigo o con quien yo diga. Si pillo algo por una puta como vosotras os mato a hostias. Tu claro que te puedes follar a tu mujer… joder seguro que lo dejarías de hacer si te lo pido. – Jon se rió, porque sabía que lo haría.

Me acerqué a Aitor y lo cogí del pelo para que me mirase.

-          Para ti hay otra norma. Llama ahora mismo a Naia y déjala o no volverás a ver mi polla. – Jon dejó e móvil sobre el lavabo y se fue.

Por el pasillo pudo escuchar a Aitor hablar… “Naia cariño, lo siento pero tenemos que dejarlo…”. Jon sonrió… Ahora tenía que seguir pensando en que pasaría con su tio.