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La vida de Mohamed

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LA VIDA DE MOHAMED

Mohamed era un niño afortunado, vivía en una pequeña aldea del Sureste de Marruecos cerca de la frontera con Argelia. Su pueblo en origen era nómada, pero desde hacía años se habían asentado y prosperado gracias a la inseguridad de la zona. Su origen guerrero se podía discernir por la fortaleza de sus hombres, altos y anchos, de tez oscura y ojos verdes los hacía reconocibles y temidos en toda la región. El bisabuelo de Mohamed, un hombre de gran autoridad y muy respetado, vio la posibilidad de asentarse y dedicarse a la seguridad de los mercaderes. Posteriormente, la posibilidad de los proyectos energéticos crecientes en la zona hizo que este en principio humilde modo de vida se transformase en un negocio prospero.

Debido a la inteligencia de su bisabuelo, Mohamed pertenecía a la familia más respetada del poblado y su padre era actualmente el patriarca y presidente de la empresa de seguridad de la que vivían todos sus lugareños. Su padre era un hombre alto y fuerte de tez morena y ojos verdes claro que era un signo diferenciador de su familia, y Mohamed era su viva imagen. Desde pequeño sobresalió sobre sus compañeros debido a su fuerza y su facilidad para meterse en peleas… y ganarlas, incluso con niños que le sacaban dos o tres años. Su madre era una mujer de origen francés, muy bella de cuerpo menudo pero proporcionado, rubia de ojos azul claro, que decidió quedarse en Marruecos a los 17 años al enamorarse perdidamente del padre de Amine. Fue un matrimonio que no fue bien recibido, y por el que su padre tuvo que enfrentarse a su abuelo y a parte del poblado. La llegada de Mohamed fue tranquilizadora, sobretodo porque no confiaban en que aquella mujer débil y enfermiza pudiese dar un buen heredero al patriarca del poblado. Durante años, el matrimonio intentó tener más hijos, pero estos no llegaban. Mohamed no dejaba de preguntar cuando iba a tener un hermanito, y este llego finalmente cuando él tenía 6 años. La llegada del nuevo hijo se cobró un alto precio, la vida de su madre. La madre de Mohamed no soportó el duro parto y su frágil salud cedió a los pocos días de dar a luz. Amine en cambio era un niño sano, alegre al que todo el mundo adoraba. Su tez era más clara de lo normal y sus rasgos recordaban enormemente a su madre excepto por los ojos verdes que todos los varones del clan heredaban. A pesar de crecer sin madre, el padre de Mohamed les dio todo el cariño que necesitaban y tuvieron una infancia feliz.

Todo cambió cuando por presiones del resto del poblado el padre de Mohamed y Amine tuvo que casarse con una de las hijas de una de las familiar poderosas del poblado y que desde hacía años intentaba quitar el poder a la familia de Mohamed y Amine. El padre de Mohamed accedió tras varios meses de presión y se casó con una joven mujer, sana, hermosa y bella, y por desgracia también con mucha ambición. La gran sorpresa de la joven fue la noche de bodas, tras cumplir con su función y consumar el matrimonio el padre de Mohamed y Amine le indicó lo siguiente:

-          Esta es tu única oportunidad de darme un hijo. Yo no quería este matrimonio y no volveré a yacer contigo en mi vida. Respetaré a mi mujer el resto de mi vida y ya tengo los hijos que ella me dio. A ti no te faltará de nada, vivirás como siempre has querido.

-          Pero nunca seré madre. – La mujer le miró con odio desnuda desde la cama. El se giró y le miró con una gélida mirada.

-          Me he informado de cómo eres, se que tu interés no es ser madre, tu quieres un heredero de tu sangre. Y espero que no lo tengas, no quiero tener que temer por la vida de mis hijos debido a tu ambición. – Ella no pudo soportar más la mirada de ese hombre, viéndose descubierta y realmente desnuda en sus intenciones.

El siguiente mes la abuela de Mohamed siguió a todas horas a su nueva nuera, vigilando que no tuviese relaciones con otros hombres. Cuando tuvo el periodo se lo comunicó a su hijo que por fin pudo dormir tranquilo. Desde entonces, la familia de Mohamed vivió más o menos tranquila, aunque su padre desde entonces siempre era acompañado por un hombre de piel azabache y que llevaba ligada a la familia desde hacía años. Alim Era su hombre de confianza, y tenía un hijo de la misma edad que Mohamed que se llamaba Abdul.

Mohamed al crecer cada vez era más rebelde y, su rebeldía creció debido a que no aceptaba que su padre se hubiese vuelto a casar. En cambio Amine creció al lado de su padre, del que recibía todo el amor que su padre no podía dar a su madre. Mientras que Amine era un niño aplicado, estudioso y travieso pero sin grandes maldades; Mohamed era todo lo contrario siempre en peleas y líos de faldas. No tenía mucha relación con su hermano menor al que consideraba débil y aburrido. Mohamed siempre iba acompañado de Abdul, que siendo su mejor amigo siempre se mantenía en un segundo plano debido a la posición de su padre y la personalidad arrolladora de su amigo. Desde los 13 años se volvió un rompecorazones, y se inició en el sexo muy pronto debido a que su desarrollo era de un chico de 15 o 16 años. Esto le conllevó muchos problemas, ya que no respectaba a las chicas con novio o casaderas y le encantaba desvirgar a chicas que eran prometidas. Siempre había sido muy posesivo y era su forma de mostrar que cualquier mujer podía ser suya.

A pesar de que la relación con su padre se había enfriado, él era su referente. Siempre lo había respetado y admirado tanto por su físico como por el trato respetuoso que tenía con todo el poblado. Lo seguía y espiaba en múltiples ocasiones. Su padre casi siempre se daba cuenta, pero no decía nada. Con 14 años empezó su preparación para ser el próximo patriarca. Aunque no le hizo mucha gracia, Mohamed empezó a asistir a las reuniones que diariamente tenía su padre, le acompañaba siempre en un segundo plano mientras Alim le explicaba los entresijos de la empresa familiar, de las peleas entre los distintos clanes del poblado, a la vez que recibía clases especificas de economía. Aunque la relación con su padre era más cercana, todavía no le había perdonado el volver a casarse mancillando la memoria de su madre.  La parte que mas disfrutaba Mohamed eran los entrenamientos de defensa personal con su amigo Abdul. Alim era su instructor y su padre participaba los viernes que no tenía otros compromisos. Los entrenamientos solían ser desnudos, Alim decía que es como deberían luchar siempre los hombres. Y solían terminar con una pelea en la que el maestro analizaba los progresos de su hijo y pupilo. Según pasaban los meses cada vez le costaba más vencerlos, sobretodo a Mohamed que tenía a sus casi 15 años prácticamente el cuerpo de un adulto.

Mohamed disfrutaba especialmente los días que iba su padre, admiraba su cuerpo fuerte y definido. Los años se iban notando y ya no tenía los marcados abdominales que tenían los jóvenes, pero su fuerza y destreza eran muy superiores. Mohamed también se fijaba en el gran miembro de su padre, que incluso relajado le doblaba el tamaño al suyo. Durante la pelea a veces Mohamed se excitaba y acababa con una erección de la que se burlaba su padre… aunque su miembro también terminase más grande que al inicio del combate. Tras la pelea siempre se iban a los baños termales de los que disponían la casa. Eran similares a un hamman pero para su uso privado, en los que jóvenes aseaban y masajeaban a su padre y Alim. Mohamed se enfadaba porque él y su amigo tenían que lavarse ellos solo. Y sobretodo cuando llegado cierto momento su padre los echaba y se quedaba a solas con Alim.

Mohamed cumplía la orden a regañadientes, hasta que un día era tal la curiosidad de lo que hablaban su padre y Alim a solas que decidió espiarlos. Se coló por la puerta del servicio, chantajeando a una de las jóvenes sirvientas con la que ya había tenido sexo varias veces y se escondió tras una de las columnas. Desde allí no veía nada pero podría escuchar. La sorpresa fue que no estaba hablando nadie, solo se escuchan ligeros gemidos. Mohamed pensó que Alim y su padre estarían follándose a alguna de las jóvenes del servicio, su sorpresa fue mayuscula al ver la gran verga de su padre atravesando a uno de los jóvenes que les aseaban tras los entrenamientos. El chico tenía una cara de éxtasis que no podía disimular y su padre lo subía y bajaba clavándole su pollón como si fuera un muñeco sentado en el borde de la pila de agua. Alim se encontraba de pie follando la boca del otro joven que tenía la cara llena de lágrimas y babas de las arcadas que el provocaba el vergón del macho azabache y le introducía varios dedos de su gran mano en el lampiño culo del efebo.

-          Pufff… no me extraña que te guste follar a estos niñatos… tragan más que la más puta del pueblo jajajaja. – Alim decía esto mientras metía ya los 5 dedos en el culo del entregado joven.

-          Te lo dije… no hay nada mejor… pufff como traga y como gime… este se va a correr sin tocarle ya lo veras. – El padre de Mohamed agarro el chico por debajo de las rodillas y se levanto dejando al chico agarrado a su cuello y la polla clavada hasta el último milímetro. Como si no pesase nada empezó a mover las caderas haciendo que el joven subiese y bajase por su pollón explotando en un orgasmo bestial ante las risas de los dos machos. El joven quedó casi desfallecido con los ojos en blanco y la cabeza hacia atrás, sujetándose al ancho cuello del bereber que disfrutaba como un niño destrozando culitos de jóvenes ávidos de polla.

-          Tu crees que le entrarán dos? – Alim tenía su negra polla toda babada mirando al techo y agarraba la cabeza del joven que abría la boca y sacaba la lengua pidiendo que volviese a ella el manjar que le acababan de arrebatar.

-          Todo es problarlo jajaja. Seguro que sí. – El joven abrió los ojos como platos saliendo de su trance, mirando a su señor con cara de pánico. – Shssss tranquilo, lo vas a disfrutar, y si te duele muérdeme. – La cara de pánico del joven se transformo en vicio y recibió los anchos labios del padre de Mohamed que lo atrajo hacia él para exponer el culo a su hombre de confianza.

-          AGGGHHHH – El chico ahogaba sus gritos en la boca de su señor, que había dejado de besar al joven para sonreír sintiendo sus gritos y gemidos de placer directamente en su boca.

-          Diooooossss que apretado… noto tu pollón, a tu lado la mía parece pequeña jajaja – Alim disfrutaba ante los nuevos placeres que su vicioso jefe le iba descubriendo.

Mohamed estaba tan centrado en el espectáculo que le brindaban que no se dio cuenta de que el otro joven que había quedado sin macho al que dar gusto le estaba observando con vicio. Mohamed se sintió observado y giró la cabeza, se vio descubierto, tenía medio cuerpo fuera y la polla tan dura que iba a romper la ligera tela que la cubría. Inconscientemente su mano acariciaba su polla, que si bien todavía tenía mucho que envidiar a la de su padre ya rondaba los 18 cm en erección.

-          Si hablas te mato. – Mohamed únicamente vocalizó estas palabras, que el joven entendió perfectamente. Lejos de asustarse el joven le sonrió, se levanto y caminó hacia los dos machos que estaban destrozando a pollazos a su compañero. Y empezó a lamer la espalda del padre bajando hasta su peludo culo que empezó a comer con gula.

-          Buuuuaaaahhhh putos niñatos como saben dar gusto estos cabrones. – El padre de Mohamed abrió más las piernas dejando que el joven profundizase más en su culo. Alim al verlo se rió y siguió clavando la polla en el ya casi desmayado joven, que sujetaban entre los dos. Si no fuera por sus gemidos y en como abría la boca recibiendo los lapos de esos machos se diría que estaba muerto… Donde se encontraba era en el cielo.

Mohamed al ver como su padre disfrutaba de esa profunda comida de culo se fue cabreado. No podía ser, su padre era un maricón que besaba hombres y dejaba que le comiesen el culo como a una hembra. Su joven cabeza no estaba preparada para entender por si sola los placeres del sexo sin límites. Esa noche Mohamed no durmió, y las siguientes tenía sueños húmedos en los que follaba al chico del hamman y se unía a su padre y Alim en una orgía sin límites.

Por el día Mohamed estaba todo el día buscando mujeres y jóvenes a las que follar para demostrarse que era un hombre. Las follaba de forma brusca buscando más demostrar su hombría que su placer. Muchas se quejaban e intentaban escapar del descontrolado joven. Abdul tuvo que intervenir en una ocasión que casi viola a la hija de una cocinera. Intentó hablar con él para saber que le pasaba, pero solo recibió un puñetazo como respuesta.

Alim notó que algo le pasaba a su pupilo, pero prefirió esperar al viernes para que su padre tratase directamente con su incontrolable hijo. Durante ese día Mohamed estuvo muy serio, sin hablar hasta que llegó el momento de la lucha con su padre. El joven se adelantó a la señal de inicio del combate y golpeó de refilón a su padre que no pudo evitar el puño de su hijo a pesar de sus reflejos. El descontrolado ataque hizo que Mohamed no prestase atención a la defensa, y su padre lo atrapó con una llave y lo inmovilizó retorciéndole el brazo y agarrándole fuertemente el cuello.

-          Qué coño te pasa? No sabes luchar con honor? – Mohamed se intentaba revolver pero el dolor de su brazo le impedía zafarse de la llave de su experto padre.

-          Cuando se lucha con maricones no hay honor que valga. – Mohamed estaba casi llorando, tenía los ojos húmedos y brillantes. En esos momentos odiaba a su padre.

-          Como te atreves a de….

-          Cállate Alim… Idos fuera. Tengo que hablar con mi hijo. – Alim y su hijo Abdul se fueron sin rechistar.

-          Por qué dices eso hijo?

-          Os vi… os vi a ti y a Alim follando con esos maricas del hamman. – Las lágrimas caían por la cara de Mohamed. Su padre aflojo la presa de su hijo más tranquilo.

-          Ok, de eso hablaremos luego. Ahora vamos a luchar. – El padre de Mohamed sabía que en ese estado no podía explicar esos temas a su hijo. Debía desahogarse y luego podrían hablar.

Ese día la pelea fue más larga de lo normal. Mohamed luchaba con toda su fuerza y su padre no hacía movimientos que terminasen pronto con el combate. Quería que su hijo soltase toda su furia aunque se llevase más de un golpe. La lucha acabo cuando el padre de Mohamed lo vio exhausto. Lo atrapo e inmovilizó en el suelo, con todo su peso sobre su hijo, vio que este se encontraba excitado, y lo vio avergonzarse de ello. Esta vez su padre no hizo ninguna broma.

-          Vamos al hamman, hoy lo tenemos más que merecido. – Ambos se levantaron del suelo y caminaban dirigiéndose al merecido descanso de las aguas termales. El padre agarro a su por encima de los hombros, todavía le sacaba algunos centímetros y lo atrajo hacia él. – Ahora vamos a hablar y te lo contaré todo.

Al entrar el padre hizo un gesto a los jóvenes que se retiraron y los dejaron totalmente solos.

-          Hoy te has merecido que te asee yo, Mohamed. – El padre empezó a asear al joven admirando lo fuerte que estaba para su edad. Los marcados abdominales y unos brazos que ya empezaban a ganar volumen. – Mohamed, pregúntame lo que desees.

-          Padre eres maricón? – Mohamed no miraba a su padre, seguía serio y con la cabeza agachada mirando el agua caer por sus fuertes piernas.

-          No hijo, no soy maricón, pero me encanta el sexo y no le pongo límites. – El padre elevó la cabeza de su hijo para que le mirase a la cara. – No debes avergonzarte por lo que viste, no es malo disfrutar de los cuerpos de hombres y mujeres.

-          Y porqué no follas con mujeres? Te gustan más los hombres?

-          Por respeto a tu madre.

-          Pero si te volviste a casar. – La rabia de Mohamed se notaba en esas palabras.

-          Me volví a casar, pero no comparto cama con tu madrastra. Solo consumé el matrimonio la noche de bodas y desde entonces no he vuelto a estar con ella. Ni nunca volveré a estar con una mujer por respeto a tu madre. - Mohamed miró a su padre y lo abrazó, como hacía años que los rencores infundados no se lo permitían. Ambos machos se emocionaron.

Como muestra de respeto Mohamed aseo a su padre, lentamente con devoción, admirando cada parte de ese macho perfecto al que esperaba igualar en algún momento de su vida. Luego se sentaron en la gran pileta a descansar en las calientes aguas.

-          Me han dicho que estabas muy alterado esta semana. Y que has tenido mucha actividad sexual jajaja. Que he pasa Mohamed, tanto te alteró verme en esa situación?

-          No solo eso padre.

-          Y qué es? – Mohamed volvía a parecer ese niño que ocultaba en un cuerpo de hombre.

-          Tenía sueños, y pensaba que yo también era maricón.

-          Qué tipo de sueños? – El padre hizo un gesto al joven que había recibido las dos enormes pollas hacía una semana y que observaba desde hacía unos minutos a los dos machos esperando que llegase ese momento.

-          Sueños sexuales… en los que follábamos con hombres. – El padre acariciaba el pezón de su hijo al que había apoyado en su hombro rodeando su cabeza con su enorme grazo. El adolescente tenía ya su polla asomando por el agua.

-          Y a quien nos follábamos? – Mohamed había cerrado los ojos disfrutando de las caricias de su padre.

-          Al joven que penetrasteis tú y Alim. Ahhhhhhh – El joven se había metido en el agua silenciosamente y acariciaba la polla y los huevos del joven.

-          Ven levántate…– Mohamed se levanto con su padre detrás acariciando todo su cuerpo. - Tienes la polla de un adulto, sabes… La tendrás enorme cuando seas mayor.  - El joven del hamman engullía la durísima polla del adolescente que empezaba a gemir.

-          Pufff se la traga entera padre… las chicas del pueblo solo me lamen la cabeza. – Mohamed miraba asombrado como el joven tragaba sin problema su polla y aguantaba mirándole con vicio cuando le agarraba la cabeza para que no se la sacase.

-          Lo tengo entrenado jajajaja. – Su padre arrimó su rabazo casi duro al culo del joven.

-          Joder padre… su rabo es bestial. – El padre se puso a un lado y su lado, su rabo sobresalía junto a la cadera de su hijo que aprovechó para tocarlo y admirar todo su tamaño, sus venas rugosas que lo atravesaban y un gran capullo rosáceo que soltaba abundante líquido.

-          El tuyo crecerá más hijo… solo tienes 15 años.

-          Casi 16 – Rectificó el joven entre gemidos con los ojos cerrados.

-          De acuerdo casi 16… Este va a ser mi regalo de cumpleaños, te voy a enseñar los placeres del sexo. Hijo, vas a aprender que no todo es el tamaño, tienes suficiente polla para que este niñato lo pase mal comiéndotela. -Su hijo se giro hacia su padre, ambos tenían los ojos llenos de lujuria.

-          Enséñeme padre. – Su padre totalmente pegado a él, restregando su pollón por sus nalgas empezó a susurrarle lo que tenía que hacer.

-          Agárrale la cabeza y empieza a follarle la boca como si fuera un coño… no tan rápido… cambiando de ritmo, que no se acostumbre, alterna la fuerza, la profundidad, la rapidez… - El joven había pasado de dar una placida mamada al robusto joven a empezar a sufrir ligeras arcadas y a producir babas en gran cantidad que caían por su barbilla y los huevos todavía pequeños del joven.

-          Ufff siga padre… enséñeme más. – Su padre le daba besos y mordiscos en el cuello, estaba tan excitado como el joven aunque no recibiese mayor estimulo que el calor del cuerpo de su hijo y la visión de verlo hacerse un hombre.

-          Encaja tu polla en la garganta, no le dejes respirar, haz que te mire… que sepa quién manda. – El joven tuvo que sacar la polla de la boca, que se sentía poderoso al ver “sufrir” a su mamador por aguantar la follada de boca que le estaba dado. – Dale pollazos en la cara mientras coge aire… mira como desea más polla… no se la des cuando él la quiere… espera, restriégale sus babas por la cara… ahora clávasela fuerte… aprieta que no escape… sácala y escúpele mientras coge aire.

-          Dioooos padre… que gusto… no voy a aguantar más. – El joven estaba tenso intentando contener el orgasmo que se avecinaba.

-          Clávasela fuerte, que sienta tu semilla en la garganta… y luego sácala un poco, que la saboree, que reconozca el sabor de su macho. – Mohamed soltó 5 trallazos que le hicieron temblar durante medio minuto… su cuerpo se hizo hipersensible ese tiempo, su padre le acariciaba los pezones que estaban duros, tiraba de ellos haciéndole sentir cosas únicas en su joven vida. – Ahora déjale que te limpie la polla, que agradezca a su macho tanto placer, la generosidad que mostramos al usarles para nuestro gozo.

Mohamed se tuvo que sentar en el borde la piscina, las emociones habían sido muy fuertes. Su padre se quedo de pie ante el joven que tenía un empalme imposible de bajar. Se empezó a acariciar la polla observando al macho que tanto placer le daba. Una torta le saco de su mundo, en el que solo existía ese hombre. No fue fuerte, pero si lo bastante para asustarlo. Mohamed también se sorprendió ante el golpe al joven que tanto placer le había dado.

-          Quien te ha dicho que te puedes tocar. – El gesto del padre de Mohamed era duro, pero con vicio. Le gustaba que supieran quien manda. Cogió la barbilla del joven y apretó hasta que la abrió. Soltó un lapo que el joven degustó antes de tragar. – Quieres polla. El joven asistió rápidamente, estaba deseoso. – No te oigo.

-          Si Amo, debe su enorme polla, se lo suplico.

-          Las manos atrás. – El joven obedeció rápidamente, y el poderoso macho avanzó hasta introducir su enorme y nervudo rabo en la boca del hambriento veinteañero.

Mohamed observaba con la polla ya dura, no se la quería tocar porque sabría que se volvería a correr. Su padre usaba al joven, provocándole grandes arcadas, poniéndole rojo, escupiéndole, golpeándole. Parecía que el joven no podría aguantar, tosía y las lagrimas y babas cubrían todo su rostro. Si no fuera por la polla dura del joven, que seguro que si no estuviera en la pileta se la vería babear igual que la de suya o más, se podría pensar que lo estaba pasando mal. Pero era todo lo contrario, la sumisión del joven encendía más a ambos, que lo disfrutaban sabiendo el papel de cada uno. El padre tras varios minutos de bestial cogida de boca, levanto el culo del joven que se tuvo que apoyar en las fuertes piernas de su amo.

-          Hijo, clávale tu polla. – Mohamed se aproximo al lampiño y blanco culo del joven, lo admiro, rosado, cerrado, le parecía imposible meter ahí su rabo.

-          No tengas miedo, de golpe. – Mohamed obedeció, tenía la polla empapada de todo el líquido que había soltado viendo la escena que le brindaban su padre y el joven del hamman. La polla entró con cierto dolor, pero nada comparado con el que podía producirle el pollón del progenitor, al que estaba más que acostumbrado.

-          Uffff… dios que gusto. Es muy apretado y caliente. – El padre se rió y recordó el primer culito que probó, ese lacer nunca se olvida.

-          Sácala toda y vuélvela a clavar… así fuerte, ahora lento… - Su padre le fue dando indicaciones hasta que decidió que el joven ya tenía bastante y le dejó ir hacia su segundo orgasmo. El también aceleró la follada de boca, quería correrse a la vez que su pequeño. Ambos gemían usando al pobre joven que disfrutaba igual o más que ellos. El padre cogió del cuello al hijo, que lo imitó juntando las sudadas frentes, respirando los gemidos del otro.

-          Padre… - Mohamed hablaba entre gemidos – Besar a otro hombre… es de maricas… - Su padre sonrió.

-          No hijo… es de machos. – Y se fundió en un morreo en el que predominaban los gemidos hasta que ambos se corrieron llenando al joven. Que tras unos segundos se separó de esos machos que se fundieron en un abrazo en el que continuaban besándose y respirando agitadamente, compartiendo la mayor de las intimidades.