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Los exilios pueden ser placenteros. Cap II

en Gays

PRIMER DIA DE CURRO

Para entender bien el relato aconsejo leer la primera parte…

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Todavía en shock por escuchar nombrar a mi hermano después de 16 años… Allí seguía de rodillas y con la polla palpitando pidiendo la atención que el macho cincuentón le había negado durante la impresionante follada de boca… las gotas de semen que resbalaban por mi cara hasta mis labios me sacaron del estado de trance en el que me encontraba. Ya tendría tiempo de pensar más adelante… ahora solo se podía hacer una cosa: lamer la lefa de ese macho cabrón y pajearme hasta correrme. Mi polla estaba durísima, la agarre con la mano derecha, y con la otra iba recogiendo la lefa que tenía en todo el rostro. Joder, como sabía… de las mejores corridas que me había tragado, entre dulce y amarga muy olorosa y bien espesa de la que hay que paladear antes de tragar. No tarde mucho en correrme a lo bestia, puff vaya orgasmo de esos que te deja temblando y teniendo espasmos… no pude resistir limpiarme mi corrida que se había quedado en la mano a lametazos (si me encanta la leche, incluso la mía… algo muy útil cuando no tienes papel a mano jejeje).

Decidí que era necesaria otra ducha, sobretodo para quitar los restos de leche de macho que no pude recuperar de mi pelo y barba. Una ducha bien caliente me vendría de lujo antes de dormir y paras recuperarme del viaje. Mientras me secaba me di cuenta que el cabronazo del cincuentón se había olvidado sus gayumbos tirados en el suelo. Mañana tenía que enterarme de quien era, pero de momento me llevaré de recuerdo sus calzoncillos. Al recogerlos vi que no se los había olvidado, se había limpiado la leche que le había quedado en la mano y la polla (no me dio tiempo a limpiársela bien como un chico agradecido) y los había vuelto a tirar. Vamos que el señor quiere seguir jugando… pues jugaremos. Los olí y lamí los restos de leche que estaba todavía húmeda. Joder tenía un olor embriagador, no podía dejar de olerlos con los ojos cerrados apreciando los distintos olores, precum, sudor de huevazos, leche, sudor de ese culo tan peludo, orina, pufff…

-          Quien anda ahí. – Un ruido me había sacado de mi trance. Escuché el ruido de una persona irse aceleradamente. Mierda!!!, alguien me había visto embobado oliendo unos gayumbos usados. Vaya inicio de estancia…

Decidí que era el momento de irme a dormir, entre la follada de boca de más de media hora y la ducha reparadora era muy tarde. Entre despacio en la habitación para no despertar a Antonio, mi sorpresa fue encontrar su cama vacía. No eran horas de hacerse preguntas con lo que decidí meterme desnudo tal como estaba en la cama, al no estar Antonio y el calor que hacía era la mejor opción. Siempre me ha gustado estar desnudo, encima como tenía que dormir tapado con al menos una sabana (manías que tiene uno) Antonio no se iba a enterar... Me di cuenta que todavía tenía los gayumbos de mi inesperado amante en la mano. No pude evitar cerrar los ojos y olerlos, y tal como estaba en menos de un minuto caí en los brazos de Morfeo.

Ni me había acordado de poner el despertador, de repente note que alguien me agitaba de manera bastante brusca. Abrí los ojos y vi el rostro angelical del Antonio.

-          Venga tío, despierta que vas a llegar tarde el primer día. Tenemos 10 minutos para desayunar e ir a la oficina. No te da tiempo a ducharte, Fernando es muy estricto con la puntualidad. – Antonio se estaba ya calzando. Era un torbellino este chaval.

-          Wooooaaahhhh… Joer como me cuesta despertarme, lo siento Antonio estaba muy cansado. Gracias por despertarme.

-          No te preocup... Joder vaya rabo cabrón. – Hostia me había levantado desperezándome sin darme cuenta de que estaba desnudo, le había puesto mi rabo a 10 cm de la cara.

-          Uy perdona tío, no me acordaba de que estaba en bolas jajaja.

-          No te preocupes Juan, y encantado de conocerte a ti también. – Esto último lo dijo cogiéndome el rabo y simulando una presentación. – Te veo en el comedor Juan, y salido corriendo.

Yo estaba flipando y me entro la risa. Vaya personaje el Antonio, pero se le ve muy buena persona. Me vestí rápido y fui a desayunar… bueno a beber un café del trago y comer una magdalena por el camino a la oficina. Por suerte Antonio me estaba esperando, las instalaciones eran grandes y mi orientación como sabéis es bastante mala. Fuimos a la oficina casi corriendo. Joder, si vamos así de rápido a todos lados nunca me aprenderé el camino… vaya estrés de lugar. Antonio me enseño mi escritorio, al lado del suyo, ambos éramos ingenieros mecánicos y trabajaríamos mucho juntos. La verdad una suerte, porque este chaval se desvivía por ayudar a la gente. Había encendido el ordenador y ya tenía el primer problema, no tenía las claves. Me puse a mirar a ver si me las habían mandado mi correo personal o estaban apuntadas en algún lado.

-          Creo que estas buscando esto. – Me giré y tenía al lado a un chaval de unos 25 años, muy atractivo.

-          Ah, pues si tío. Muchas gracias. – Joder que guapo era, alto, fuerte sin exagerar, castaño oscuro pero con una barba pelirroja que lo hacía muy atractivo. Y unos ojos muy claros al igual que su piel. Que pasa en este lugar nadie tiene los ojos oscuros.

-          Soy Lito, y tu creo que eres el nuevo. – Me dijo dándome la mano. La cual sostuve un poco más de lo debido. Me había impactado este tío.

-          Encantado, yo soy Juan.

-          Encantado Juan. Si me devuelves la mano podré configurarte el ordenador.

-          Uy si perdona. – Otra vez rojo como un tomate. Aunque follando soy un tío muy seguro, sobretodo cuando tomo el rol de dominante, en la vida de diario soy un poco tímido y mi piel blanca facilita que me ponga rojo enseguida.

Lito se sentó en mi escritorio y se puso a explicarme cosas básicas para mi trabajo, el correo, como funcionaba la base de datos, me conecto los discos duros que necesitaría, etc. Yo aproveche para ponerme cerca de él y aproveché para olerle. Dios, olía de lujo a limpio con un leve resto a jabón, pero se notaba su masculinidad a cada bocanada de aire que aspiraba por la nariz. No creo que usase desodorante al igual que yo, cosa que me encanta de un tío. Y su voz era preciosa, grave, muy masculina. Se notaba que le gustaba su trabajo, explicaba muy bien.

-          Bueno creo que eso es todo por hoy. El próximo día o cuando tengas dudas de algo me llamas. Yo estoy en el piso de arriba al fondo, con los informáticos frikis.

-          Ok tío, muchas gracias. Fijo que necesitaré tu ayuda, soy un zote con los ordenadores.

-          Pues no abuses, cada tres consultas cobro un zumo en la cantina. Cobraría en cerveza pero aquí escasean. – Ahora fue el que mantuvo agarrada la mano más de lo debido y me miró directamente con esos ojos azules tan claros y una bonita sonrisa.

-          No te preocupes, pagaré mis deudas gratamente como tú prefieras. – Joder como podía soltar esas frases así de primeras.

-          Ok, Juan. Tomo nota. – De la que se iba pude apreciar durante unos segundos sus espaldas y un culazo de impresión. De los levanta camisetas, como me gusta llamarlos. Creo que los que nos gusta mirar un culazo de macho saben a lo que me refiero.

Me puse a currar, sin saber muy bien por dónde empezar. Antonio se había ido, y no me apetecía ir a ver al borde de mi jefe. Y como no, tomé la decisión equivocada.

-          El primer día y ya estás haciendo el mangante. – Mierda, ya la había cagado. – En tu antiguo trabajo tenía que ir tu jefe a tu sitio el primer día. Esto no es el colegio. Ven a mi despacho ahora mismo.

-          Sí, señor, perdone… - No me dio tiempo a decir nada más porque aquella mole de músculos se había girado e iba a toda caña a su despacho. Yo cogí un boli y un papel y salí a toda hostia tras él.

Ya en su despacho me estuvo explicando varias cosas, de las cuales no entendí mucho, pero anote lo que pude. El que curre en ingeniería sabrá que no hay quien se entere con las putas siglas, que se utilizan para todo, y los términos en ingles que tampoco es mi punto fuerte. Tras encargarme varios temas para resolver hoy (que no sé como haría), me indico que faltaba un minuto para la reunión semanal de avance de obra. O sea que corriendo otra vez para una sala de reunión.

-          Buenos días a todos. – Fernando saludo a todos los presentes, al menos 15 tíos de las distintas disciplinas que ya estaban sentados con sus portátiles. Y yo con un boli y un papel… muy bien Juan, lo estás haciendo genial todo pensé irónicamente.

-          Hola buenos días a todos, yo soy…

-          Juan Corral, el nuevo supervisor mecánico. – Me giré al reconocer la voz seca y cortante, con un tono de ironía y reproche que debía ser habitual. El que entraba no era otro que el cincuentón que me había follado la boca a lo bestia. – Ya harás amiguitos en otro momento. Empecemos la reunión, que ya es tarde.

-          Perdona Fernando, quien es? – Pregunte en un susurro.

-          Ja, joder chaval no te enteras de nada. Es Carlos Vega, el director del proyecto. Venga cállate y siéntate. Y no se te ocurra abrir la boca.

Bueno, al menos ya sabía que el que me había dado su leche era el mandamás del lugar. La reunión transcurrió de forma bastante rápida y efectiva, yo tomé todas las notas que pude y vi como actuaba el resto de la gente. Daban sus informes de manera rápida y eficiente, sin enrollarse. Yo miraba a Carlos de vez en cuando, muchos le miraban con algo de temor y todos con mucho respeto. Sus ojos claros te taladraban, su presencia imponía mucho. A mí ni me miró en toda la reunión, como si no estuviese. Dio por finalizada la reunión y todos nos levantamos. Al pasar a mi lado se acerco disimuladamente.

-          Son cómodos mis gayumbos chaval? – Yo me quede mudo, como sabía que llevaba puestos sus calzoncillos. Joder, con las prisas de la mañana, y el morbo no voy a negarlo, me había puesto los gayumbos usados y lefados del cincuentón… bueno de Carlos. Pero como lo sabía… - Fernando a mi despacho. – Dijo que manera imperativa Carlos al pasar su lado.

Yo me fui a mi escritorio, con el rabo morcillón pensando en los calzoncillos de mi nuevo Director, y pensando que debería ir a cambiármelos en algún momento. Había sido una mala idea, pero mi mente de sátiro que había actuado instintivamente. Fijo que olían a lefazo y por eso se había dado cuenta. Me puse a currar como un animal para intentar tener todo lo que me había pedido Fernando, por suerte mis compañeros me estaban ayudando mucho.

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Mientras tanto Carlos y Fernando entraban en el despacho del primero. Era un despacho grande con un gran escritorio y un ventanal en el que se podía ver la obra. Era el típico cristal que desde fuera se veía oscuro y que no dejaba pasar el calor del desierto al despacho. Sorprendía que no tuviera cristalera a las oficinas, lo cual le daba una total intimidad. A parte del escritorio había varias estanterías llenas de papeles, un gran plano de la obra en la pared y una pizarra de rotuladores. A la izquierda de la puerta había una mesa de reuniones de madera, con 8 sillas a su alrededor. Carlos se sentó en su escritorio separado de la mesa.

-          Que haces todavía vestido. – Carlos dijo esto mientras acomodaba sus fuertes brazos tras la cabeza.

-          Pensé que teníamos reunión en 35 minutos con lo marroquís. – Dijo Fernando mientras se quitaba la camiseta.

-          Y es que no quieres esto antes… - Carlos se había sacado el rabo ya morcillón, se veía medio capullo al ir retirándose la piel al coger tamaño, y un hilo de precum brillaba de lo más apetitoso hizo que Fernando se relamiese al verlo.

Fernando se desnudo en un minuto, y se dirigió directo a Carlos. Carlos lo miraba con cara de vicio. Por más que lo follaba seguía excitándose como el primer día que se lo follo a lo bestia. Ese cuerpo enorme, peludo, puro musculo. Sus piernas  eran tan fuertes que tenía que andar un poco abierto. El único pero era su polla, normal de tamaño pero que en ese cuerpazo parecía pequeña. Pero a Carlos poco le importaba eso.

-          Tan caliente estas que no puedes esperar a la tarde… - Dijo Fernando mientras se acomodaba entre el espatarrado Director. Cogió su polla casi dura y la olio profundamente. Olía a macho a precum, a orín… y tenía un cierto olor rancio… - Huele a leche seca… No te duchaste después de romperme el culo ayer… - Fernando decía esto mientras daba pequeños lametones a la ya dura polla, disfrutando su sabor y su olor, oliendo sus huevos que había sacado también fuera de la bragueta.

-          Jajaja… si que me duche, pero tuve un encontronazo con el nuevo. – Fernando se saco el capullo que relamía delicadamente dando círculos con la lengua, y miro con sorpresa e ira al enterarse de aquello. Se quedo unos segundos inmóvil sosteniendo la mirada, lo que molesto a Carlos. – Vaya, se te ha olvidado comer un pollón o tengo que explicarte como se hace.

-          Claro, que no. – Fernando atacó con ganas al rabazo de Carlos, tragándolo hasta los huevos, mamadas profundas y rápidas a la vez que succionaba. Iba a demostrarle que nadie comía pollas como él. Con una mano jugaba con sus huevos, apretándolos y tirando de ellos como le había enseñado y con la otra curraba sus pezones bajo la camiseta. Estrujaba los pezones de Carlos con sus manazas y apretaba el pectoral entero cuando Carlos cogía su cabeza y no le dejaba sacar su pollón de la garganta durante segundos dejándolo sin respiración al encajar su gran capullo en la garganta.

-          Wooooaahhhh, pufff es imposibles que te superen… Eres el mejor jodeeeeeeer. – Carlos se retorcía de gusto y follaba a ratos la boca, o le dejaba que se la follase él solito. Fernando era un mamón ideal, habían sido años de práctica y conocía la polla de Carlos mejor que la suya. Básicamente porque la suya no le importaba en absoluto.

-          Ummm… Gracias señor… - Fernando dijo aquellas simples palabras con los ojos llenos de lagrimas y la barba de sus propias babas debido a las arcadas que era imposible no tener con ese pollón. Pero en su rostro se reflejaba el orgullo del que da placer a un semental, de saberse que es mejor que las otras putas que intentan robarle a sus machos. Y se lanzo otra vez a por el pollón que tan bien conocía.

-          Pssss, donde vas? No hay tiempo para seguir con esto. – Carlos lo agarro del cuello, fuerte, y se levanto… haciendo que el grandullón fuera levantándose con la boca abierta intentando coger aire.  Cuando lo tuvo a la altura de su cara, le soltó un lapo en toda la boca, que recibió con gusto… Y Carlos no pudo contenerse a darle un morreo para compartirlo. Un morreo bien húmedo, cerdo con mucha lengua…

-          Follame por favor… follame. _ Fernando utilizaba el poco aire que tenía para suplicar polla… Mientras Carlos lo guiaba a la mesa de reuniones.

-          Claro que te voy a follar perro. – Carlos lo tumbo en la mesa y agarro sus fuertes piernas que colocó sobre sus hombros. – Quieres rabo, perro? – Decía esto mientras jugaba con su capullo en el peludo ojete de Fernando.

-          Si por fav…. Diooooossss. – No le dejo terminar su petición y ya tenía esos 22 cm bien gordos clavados hasta los huevos. Y empezó a bombear fuerte, sacándola casi entera y clavándola con rabia, sabiendo que tenían poco tiempo.

-          Joder que culo tienes… mil veces mejor que el coño de mi mujer.

-          Gra…. ci… as… Se… ñor…. Ummmm dios… - Fernando casi no podía hablar de la follada tan bestia que le estaba metiendo. Por más que lo follase seguía teniendo el culo apretado y sentía cada centímetro y cada vena de ese pollón. Carlos aceleró mas las embestidas y Fernando sintió como la polla de Carlos se hinchaba más y el comenzó a tener un orgasmo anal que solo su director le provocaba tan fácilmente.

-          Aaaagggrrrr. – Carlos empezó a soltar trallazos en el culo de Fernando que se retorcía mientras Carlos le tapaba la boca para que no lo escuchase toda la oficina… Sabía que Fernando tenía unos orgasmos anales bestiales y que no podía contener sus gemidos.

Cuando recuperaron la respiración Fernando empezó a levantarse de la mesa, mientras Carlos lo miraba con superioridad apoyado en el escritorio.

-          Me voy a la ducha. – Dijo todavía agitado Fernando dirigiéndose a la puerta que había a la derecha del escritorio de Carlos.

-          No hay tiempo para eso. Llegamos ya tarde a la reunión. – Carlos dijo esto mientras buscaba algo en el escritorio.

-          Pero… me has preñado a lo bestia… voy a manchar todo el pantalón.

-          No te preocupes, Mohamed me trajo un reglo hace una semana para estos casos.

Carlos tenía en la mano un pequeño plug, que tenía como función retener la lefa que había soltado en el culazo de Fernando. La cara de vicio que puso Carlos y la sonrisa de Fernando decía mucho de la relación de estos dos machos.

-          Sois unos cabrones jajaja. – Dijo Fernando mientras se apoyaba en el escritorio mostrando el culo a su macho. – No me dejará el culo abierto eternamente llevar esa mierda toda la reunión.

-          Jajajaja, tranquilo… es pequeño. Mohamed lo compro especialmente para retener leche de macho. Para darte placer ya tenemos nuestras pollas. – Carlos le puso el plug y recogió los restos de su leche que se habían escapado con los dedos… dándoselos a limpiar a Fernando, que lo recibió con glotonería. – Mierda, me ha llenado el pantalón de babas otra vez. Vete al vestidor a por otros.

-          Si claro, perdona. – Fernando andaba algo raro entre la follada y el plug… y Carlos no pudo evitar reírse…

-          Serás cabrón… - Susurro Fernando entre risas. – Andando como un pato al vestidor y cogiendo los pantalones de su jefe que ya estaba desnudo de cintura para abajo.

-          Anda límpiame la polla y vístete rápido. – Algo que Fernando hizo con verdadero placer y eficiencia.

Mientras se vestían en silencio Carlos comenzó a hablar como si nada hubiese pasado en ese despacho.

-          Y donde está ahora Mohamed?

-          Esta en Rabat resolviendo temas de visados de los trabajadores. – Dijo Fernando, cuyo rictus se había transformado en un gesto serio y ausente.

-          Si claro, y follándose a tu mujer.

-          No sé. – Dijo algo cabreado.

-          Yo si lo sé. De cuanto está embarazada Salma? – A Carlos le encantaban esos juegos y putearle.

Fernando quería a su esposa a pesar de lo que hacía, y de saber que no podía cumplir con ella como le gustaría. No es que fuera impotente, pero no disfrutaba del placer de su polla desde hace años, justo los que conocía a Carlos y pocos meses después de conocerla a ella… ya hace 10 años. Y aunque conseguía follarla y correrse utilizando artimañas como pensar en las folladas que le daban o viagra, no disfrutaba en absoluto. Ya tenían un hijo de casi dos años, y estaba embarazada del segundo.

-          Esta de casi 3 meses.

-          Vaya, vais rápido, el pequeño no tiene ni dos años. Que tal esta Carlitos? – Dijo Carlos con una sonrisa de cabrón en los labios.

-          Genial. – Fernando cada vez estaba más serio, sabía por dónde iba su jefe.

-          Vale, vale… Solo soy educado. Por cierto, sigue teniendo los ojos como tan claros como los míos. – Fernando, se giro y encaró a su jefe durante una decima de segundo… pero enseguida bajo la mirada y siguió atándose los zapatos. – Te he hecho una pregunta. – El tono de Carlos había cambiado y eras serio y autoritario.

-          Si. – Dijo Fernando sin mirarlo a la cara.

-          Me alegro… Esperemos que este no te salga con ojos de Bereber. – Dijo irónicamente Carlos. Lo cual ignoró Fernando que sabía que era la mejor opción cuando el Director se ponía tocahuevos.- Vamos a la reunión ya vamos diez minutos tarde.

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Gracias por las buenas puntuaciones y sobretodo por los comentarios, animan a seguir escribiendo. No me esperaba esta acogida con mi primer relato.