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Compartiendo piso con mi sobrino VIII

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COMPARTIENDO PISO CON MI SOBRINO VIII

Jon tardó una semana en hablarme, casi no paraba por casa, con lo que evitarnos fue fácil. Y el tiempo que estaba se lo pasaba follando a Ben en su habitación como un animal. Yo andaba también liado con mis planes para solucionar mi vida y de paso jodérsela a mí ya casi exmujer. Mi mujer quería divorciarse cuanto antes, y yo tuve que hacer mi papel de hombre derrotado para que todo fuera rápido sin resultar sospechoso.

El silencio de mi sobrino terminó una noche, después de follarse a saco a Ben, se vino a nuestra habitación. Desde que nos peleamos dormía con el irlandes (aunque dormían poco, la verdad). Al verlo entrar serio, algo alicaído, yo me eché a un lado dejándole hueco. Tardamos un rato en hablar, dejé que fuera él quien empezase. Olía de lujo, había venido de correr y llevaba dos horas follando, tenerlo al lado así, sudado, oliendo a sexo, llevo de babas de Ben (que podía estar horas lamiéndole el sudor), me la puso casi dura. Encima tenía los brazos tras su cabeza dejando ver sus sobacos que tanto me atraían. Daban ganas de meter la cara en ellos y perderse horas.

-          Tío, no quiero estar así contigo. – Empezó a hablar sin mirarme.

-          Ni yo Jon, sabes que eres lo más importante de mi vida. No quise hacerte daño, pero el tema de tu padre a veces me supera.

-          Por qué? Porque te pusiste así?

-          Soy muy posesivo con tu padre, el es especial en muchos sentidos. Y eso me hizo que tuviera que ser especialmente atento con él, por decirlo de alguna manera. Es difícil de explicar…. Y además, es tu padre.

-          Y tú hermano.

-          Es distinto.

-          En que es distinto tío, explícamelo.

-          Yo empecé a follarme a mi hermano para salvarle de si mismo, tu lo que quieres es vengarte y no voy a dejar que le hagas daño. – Jon guardó silencio un tiempo.

-          Tienes razón, el otro día no debí decir eso. Me jode lo que hizo a Ben, pero me jode más estar así contigo. Te echo de menos…

-          Te vas a poner romanticón… - Bromeé con él haciéndole reír.

-          Serás capullo. Sabes a lo que me refiero. Quiero compartirlo todo contigo, a mis perros también. Sabes que tengo un par nuevo?

-          Serás cabrón, no pierdes el tiempo. Quienes?

-          El padre del parque y el ya exnovio de Naia.

-          QUUEEE!!! Pero qué clase de monstruo he creado? – Me descojoné de la risa.

Jon me contó con detalle todo lo que pasó, yo me sobaba el rabo y me reía de la situación. Por lo visto el tal Aitor estaba pilladísimo de Jon, o mejor dicho de su rabo, y se pasaba el día buscándolo para que lo reventase en la universidad.

-          Por eso Ben está tan raro, buscándote aunque tenga el culo destrozado.

-          Jajaja, si está un poco celoso y eso que cumplo de sobra con los dos, pero nota que vuelvo con el rabo oliendo a culito y se vuelve loco.

-          El otro día vino a que le curase el culito el pobre, y luego te pegaste dos horas dándole rabo sin que rechistase. – Le confesé a mi sobrino. – Deberías dejarle descansar un poco, es muy novato.

-          Ya lo sé, pero viene buscándome y no puedo resistirme. Me pone burrísimo. Y el Aitor, diosss…, tiene el culo como un coño pero sabe apretarlo cuando quiere… y es tan caliente pufff, me quema la polla. Tienes que probarlo, encima es una bestia, no sabes cómo sienta reventar a un tío el doble de grande que tu.

-          Y Naia que dice?

-          Pues sale escopetada en cuanto nos ve juntos. El otro día lo preñe entre clase y clase y nos vio salir del baño, los dos nos empezamos a descojonar al ver su cara. No creo que nos hable más en la vida. Aitor es un buen tío, y puro morbo, tienes que follártelo, a este le podemos hacer doble sin romperlo.

-          Ya sabes que yo no me follo culos de tíos. Solo el de tu padre.

-          Pues no lo entiendo, te crees menos marica por eso, no sabes lo que te pierdes.

-          No es por eso Jon, es otra cosa. Tu padre es… bueno es especial.

-          Joder con lo que es especial. Ben quiere que perdone a mi padre y que me arregle contigo. No le gusta verme así. Pero si no me explicas porque mi padre es tan “especial”, pues no voy a poder hacerlo.

-          Quieres que siga con la historia? – Jon asintió.

Volví a relatar la historia de mi vida y la de mi hermano.

Como ya te había contado después de múltiples palizas de mi padre a Iñaki, decidí tomar cartas en el asunto. Y como no veía otra opción le di de mamar mi pollón a mi propio hermano, lo cual recibió con gusto. Ese día se despertó algo en mí, un lado dominante, que siempre había tenido, pero que no había desarrollado. Como te decía, aquella noche no pude dormir, tu padre dormía en pelotas en la cama de al lado, como un bebe que acaba de saciarse con el pecho de su madre. Pero yo no estaba saciado, mi polla seguía dura, estuve así horas, mirando al techo. Hasta que tu padre dio una vuelta y se destapó medio cuerpo dejando su culo al aire. Lo miré un rato, mi polla empezó a babear… recordaba como ese culo tragaba las pollas enormes de mi tío Juan y su hijo.

Me levanté, y me quité la camiseta que es lo único que me quedaba puesto. Mi cuerpo adolescente, casi sin vello, pero en el que se intuía lo que iba a ser, avanzó hasta la cama de mi hermano. Le cogí del cuello y lo giré dejando su culo a mi disposición.

-          Shhh cállate… a partir de hoy serás mío.

Tu padre no pudo hablar, mi mano lo aprisionaba contra la almohada. Le clavé mi polla a dolor, sin dilatar. Ya tenía un buen rabo, aunque nada en comparación a la bestia que tenía mi primo Rubén entre las piernas, con lo cual lo soportó. Lo follé a lo bestia, sin control, se podría decir que lo violé, aunque el no opuso resistencia, solo agarraba las sábanas con rabia cuando mi polla le llegaba lo más dentro que podía. Cuando me corrí, conteniendo los gemidos para que tus abuelos no me escuchasen, me relaje, por fin solté la cabeza de tu padre y caí sobre él. El respiraba agitado, inmóvil.

Yo me sentí mal, había violado a mi hermano, sin que el lo pidiese, sin darle opción. Me levanté confuso, dudado, mi polla estaba llena de lefa y con restos de sangre. Me tumbé mirando a la pared, no quería ver a mi hermano. No entendía lo que había hecho. Al rato sentí a mi hermano acercarse a mi cama. Pensé que me iba a pegar, a recriminar que lo tomase sin permiso. Lo que hizo me sorprendió. Se puso a los pies de mi cama y empezó a besarmelos, yo me giré boca arriba y lo miré sorprendido, concentrado en sus movimientos. Me besaba con adoración, estaba muy hermoso, sus ojos claros brillaban con la poca luz que entraba por la ventana. Subió por mis piernas, besándolas, hasta llegar a mi polla que ya miraba al techo. La limpió con mimo, con devoción… y poniéndose a horcajadas se sentó a plomo, provocándose dolor, como hizo con el tío Juan aquel día en el establo. La cama hacía ruido en cada bote, por lo que lo cogí como pude y lo tiré al suelo, me lo folle otra vez con rabia. Esta vez viendo su cara de dolor y placer. Cuando me corrí una lágrima cayó por su mejilla.

Yo lo miré preocupado, el sonrió y solo dijo “gracias”, yo lamí su lagrima y lo bese. Dormimos juntos, pero muy poco, tu padre me despertaba clavándose mi polla en el culo o mamándola para ponerla dura. Me corrí cuatro veces dentro de él, pero el seguía queriendo más. Tu padre nunca tenía bastante, y yo se lo daba con gusto a diario.

-          O sea que os pasabais el día follando. – Preguntó Jon, ya empalmado.

-          Si.

-          Y en que hacía eso especial a mi padre. Aitor, también tiene siempre ganas y nunca se cansa de rabo.

-          Tu padre transformó el amor que tenía por Juan en obsesión por mí.

-          Bueno, pero tú lo hacías por placer.

-          Si, tu padre me daba mucho placer y descubrió mi lado dominante. Pero yo también quería una vida normal, y con él cerca no podía tenerla.

-          Por qué? Mírate tío… eres un puto dios, mira que polla. – Dijo cogiendo mi pollón que miraba al techo.

-          Tu padre es el hombre más insaciable que he conocido. Y me quería solo para él. En cuanto tenía novia, sus celos eran insoportables. Me amargaba la vida, incluso amenazó con matar a alguna de esas niñatas con las que salía. Me iba a buscar a la salida del instituto, si salía de fiesta me seguía.

-          Joder… no me imagino algo así.

-          Además, tu padre necesitaba algo más… Que yo no supe darle.

-          A que te refieres?

-          No sabía ser Rubén.

-          Pero mi padre estaba enamorado del tío Juan, no de Rubén.

-          Sí, pero en realidad necesitaba a los dos. Un hombre que lo amase y un Amo que lo usase sin ningún tipo de remordimiento. Rubén es un verdadero macho, un tío que le gusta provocar dolor, humillar y follar como una bestia.

Mi sobrino se quedó pensativo. Yo le había dicho, más de una vez, que se llevaría muy bien con su primo Rubén.

-          Se lo que estás pensando, pero yo nunca he dicho que Rubén sea mala persona.

-          Ya pero… no se… todavía me rallo cuando me pongo tan cabrón. El otro día casi ahogo a Aitor con mi polla follándole la boca. Acabó vomitando y mi reacción fue hostiarlo y seguir follándosela.

-          Y el se quejó?

-          No, se corrió sin tocarse.

-          Pues entonces no te ralles. Tú eres la mejor persona que he conocido, Jon. Quieres mucho a Ben, lo proteges igual que hago yo con tu padre. Y le das a tus perros lo que necesitan, qué más da si disfrutas con ello… mucho mejor para ti.

-          Ya, pero todavía me cuesta entenderme a mí mismo. Me siento como dos personas.

-          Anda ven aquí. – Lo abracé fuerte contra mi pecho.

-          Oye tio… para que te perdone del todo, puedo pedirte un favor.

-          Serás chantajista… miedo me dan tus favores.

-          Es que desde que me follo culos de machos, me flipa el olor y el sabor de un culazo peludo. Es tan distinto el sabor de Ben y de Aitor. Y no dejo de pensar en el día que Ben te dio el masaje. Tenía la cara mojada de babas cuando entre, y cuando entraste al baño andabas más salido que un  quinceañero. Te estaba comiendo el culo, verdad?

-          Jajaja… pero te estás escuchando. Eres un puto salido. Te has follado a Aitor en la uni, llevas dos horas dando rabo al pobre Ben, que encima tiene el culito casi roto… y tu pensando en si me comió el culo aquel día.

-          Te lo estaba comiendo, o no?

-          Siii, me lo estaba comiendo – Dije resignado, sabiendo que si no le contestaba se iba a enfadar.

-          Y me lo dejas comer a mi?

-          Tú estás loco chaval, no te voy a dejar acercarte a mi culo.

-          Venga tío… déjame solo olerlo.

-          Ni de coña, encima no me he duchado después del gym.

-          Mucho mejor… - Jon puso más cara de vicio, si cabe.

-          Serás cabrón, no me mires así… Ni de coña voy a dejar que me folles.

-          Ya lo sé, tu tranquilo… Venga date la vuelta.

Yo le hice caso aunque a regañadientes. Mi sobrino empezó a olerme el culazo, metía la nariz lo más profundo que podía y aspiraba hasta llenar sus pulmones. Estuvo un rato así, concentrado, oliendo a lo largo de la raja de mi peludo culo.

-          Hostia tío, es el mejor que he olido. Como se nota la diferencia de olor del culo y los huevazos. Encima tan peludo… pufff casi como el de Aitor.

-          Pues si que debe ser un osazo el tal Aitor, porque tengo la raja bien peluda.

-          Ufff y el ojete lo tienes muy claro, rosita… como el de Ben. – Dijo Jon separando mis fuertes nalgas.

-          Ehhh esas manos lejos de mi ojete.

-          Joder tio, es que con este culo tan duro no puedo ver bien si no las separo.

-          Para oler no hace falta ver nada… - Dije en tono divertido.

-          Pero es que ahora quiero lamer. – Dijo Jon totalmente salido y siguiendo el juego.

-          Ni de coña… encima me duele la polla, la tengo durísima y me la estoy apachurrando.

-          Eso tiene fácil solución.

Jon salió corriendo de la habitación, y volvió con un somnoliento Ben al hombro, al que lanzó en la cama.

-          Ben, tienes que hacer el ultimo servició de la noche. Tio, tu date la vuelta.

Me puse boca arriba sin saber muy bien lo que quería hacer Jon. Aunque nada bueno por lo salido que estaba. Me cogió de las piernas y me aproximo al borde de la cama, lenvantó mis piernas dejando mi ojete expuesto.

-          Que coño haces… - Me quejé al verme en esa posición indefenso ante el monstruo que yo mismo había liberado.

-          Ben ocúpate de su rabo. – Ben ya despierto se lanzó a por mí pollón y para mejorar la orden de su amo puso su culito al alcance de mi lengua.

-          Ese es mi nene. – Le dijo Jon acariciándole la cabeza como un cachorrillo.

Jon hundió la cabeza en mi culo y se puso a lamer como un loco. Después se serenó y empezó a ir más despacio, cambiando de ritmo y jugando como le había enseñado. Respetó que yo fuera un macho y no intentó nada más, ni con sus dedos ni con su pollón, solo comía como un puto dios. Era la mejor comida de culo de mi vida y llevaba unos días follando con tíos, vaya potencial tenía el chaval, se notaba que disfrutaba lo que hacía. Ben también había mejorado mucho, aunque todavía se quedaba a mitad de polla. Sus babas tenían que bajar hasta mi culo cuando le follaba la boca provocándole arcadas. Lo que ya me puso a mil fue el empezar a notar la leche de Jon en el culo Ben. Empezó a salir y no paraba, el cabrón de Ben debió de apretar bien el culito para que no se saliese la ultima descarga y dormir con ella bien dentro.

-          Que tal el culito de mi perro, tío? – preguntó Jon.

-          Pufff joder sobrino, lleno de lefazo. De donde sacas tanto?

-          Te la estas comiendo?... Muy mal, tiene orden de dormir siempre lleno de lefa.

-          Pues ya poca le queda. – dije con vicio metiendo mi lengua al máximo en aquel culito ya dilatado.

-          Yo estoy seco, tendrás que llenárselo tú. – Jon cogió a Ben, con intención de clavarlo en mi pollón.

-          Jon, por favor… es muy… AGGGGHHHH… - Jon ensartó al irlandés en mi rabazo y calmó su grito con un morreo muy cerdo.

-          Shhh, no quieres hacerlo por mi, nene? – Ben asintió con gesto de dolor. Mi polla era bastante más larga que la de Jon y su culo estaba sufriendo mucho estos días. – Joder como le sabe la boca a tu polla.

-          Te gusta como sabe mi polla? – Dije jadeando sintiendo ese culo tan estrecho.

-          Prefiero tu culo. – dijo Jon dándome un morreo. – Destroza a mi perro. – Me susurro al odio mientras se iba a comer culazo y ver la follada en una perspectiva nueva.

Yo agarré a Ben y lo pegue contra mi pecho. Y empecé a follarlo como un conejo, a toda hostia. Ben mordía mi pecho para no gritar. Y Jon metía su cara como podía y lamia mi ojete sacando la lengua y aprovechando mis movimientos de pelvis. Estaba tan cachondo que lo preñe en menos de 5 minutos. Ben seguía tirado en mi pecho y Jon lo empujó un poco hacia arriba para que mi pollón se saliese de ese maltratado culo. Yo miré a Ben para ver qué tal estaba, me sonrió como repuesta, hasta que su cara se volvió de gusto cuando la boca de Ben empezó a devorar mi lefa directamente de su culo.

-          Puff que abierto lo has dejado… se le va a salir toda. Mañana habrá que castigarte por no cumplir mis órdenes. – Dijo Jon trepando por nuestros cuerpos y tumbándose a mi lado.

Nos empezamos a besar con Ben todavía recuperándose encima de mi pecho.

-          Ese es mi sitio, tú puedes dormir a mis pies.

Ben obedeció y se acurrucó en lo poco que quedaba de cama, teniendo en cuenta nuestra altura, mientras Jon se acomodaba en mi pecho.

-          Ahora ves porque digo que tú y Rubén os llevaríais bien? – Jon solo sonrió y puso su pie sudado en la cara de Ben, que empezó a lamerlo y besarlo con devoción.

-          Y tú no te has dado cuenta que ya te has follado un culo de macho que no es el de mi padre?

No supe que contestar. Ni me había dado cuenta, el vicio y la naturalidad del sexo con mi sobrino me hizo obedecer a sus morbos y deseos. Llevaba toda la vida evitando follar con otros hombres, en parte porque con follar a Iñaki siempre había tenido de sobra, es insaciable. Por otro lado, para no ponerlo celoso. Era tan posesivo que podía hacer cualquier cosa, incluso hacerse daño a sí mismo.

-          Tu padre no puede saber nada de esto. – Dije algo asustado.

-          No te preocupes por eso. Mañana terminarás de contarme la historia y hablaremos con mi padre.

-          No, todavía tengo que arreglar unos temas antes de que podamos hablar con mi padre.

-          Por lo menos ya hablas en plural. Vamos a hacer esto juntos. – Yo asentí.