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La vida de Mohamed. Cap. II

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LA VIDA DE MOHAMED (Cap. 2)

Tras su entretenido paso por el hamman,  padre e hijo empezaron a recuperar el tiempo perdido. Esa fue la primera de las muchas noches pasarían juntos. Siguieron besándose mucho tiempo, hasta que ambos cayeron rendidos, Mohamed teniendo como almohada el fuerte pectoral de su padre y disfrutando de su olor que a pesar de haber sido bañado hace una par de horas olía otra vez a macho. Ese olor no lo olvidaría en su vida y le tranquilizaba como el mejor de los placeres.

Esta fue una segunda juventud para el padre, su vida sexual volvió a ser como la de un quinceañero salido que tenía ante sí una oferta sexual que nunca se había imaginado. Se convirtió en un maestro sexual para su hijo, que demostró ser un semental… y que disfrutaba especialmente cuando su padre le instruía en los placeres de la dominación. Aunque su padre no era un amo dominante en todas las ocasiones, disfrutaba el juego de roles tanto como retozar con su hijo y otro joven de manera más relajada. En esos juegos Mohamed demostró que tenía dentro de sí a un amo de verdad, duro pero preocupado en el disfrute de sus esclavos o perros. Mohamed no pudo evitar obsesionarse con el macho que era su progenitor. Quería ser  como él, oler como él, tener un pollón mayor, superarlo en las luchas que siempre perdía aunque con menor desventaja según iba desarrollando su cuerpo de adulto y mejorando en la técnica de la lucha… Un día tras una de esas luchas en la que los dos acabaron con un empalme considerable, su padre le dijo que ir al hamman como hacían todos los viernes. Ahora normalmente sin la presencia de Alim y Abdul, que tenían preferencia por las mujeres aunque no hiciesen ascos por un buen culito apretado de vez en cuando.

-          Padre, podemos ir directamente a la habitación con los jóvenes del hamman? – Su padre lo miro extrañado y divertido intentando adivinar que tramaba su hijo.

-          ¿Por qué quieres eso? – Mohamed miraba al suelo algo avergonzado. Todavía era un adolescente dando sus primeros pasos en el mundo adulto y sexual.

-          Me gusta como huele sudado…

-          Jajajaja… que vicio tienes, ya sé que me hueles por las mañanas cuando crees que estoy todavía dormido.

-          Te haces el dormido… - Mohamed se enfurruño viéndose descubierto en el que pensaba que era un secreto.

-          No te enfades… me da mucho placer verte empalmado y como me rozas con tu pollón baboso solo por oler a tu padre. –Su padre lo cogió y forcejearon un poco más con su hijo aunque esta vez jugando. Y lo beso… guiando a su hijo a su peludo sobaco que este olió sonoramente sabiendo que ya no había nada que ocultar. – Ven vamos.

Cogieron las toallas para salir hacia sus aposentos, aunque poco hacían para tapar sus férreas pollas que miraban al techo. De camino se cruzaron con una de las criadas ante la que se pararon para darle instrucciones de que los chicos del hamman fueran a su habitación con lociones para un masaje en una hora. Antes de irse el padre soltó la toalla del hijo que se quedó totalmente desnudo ante la joven criada, que se quedó asombrada ante el potente miembro del joven que no había bajado ni un ápice en dureza.

-          Ya sabes cuál es su habitación… - Le susurró el enorme macho a la joven y empezó a caminar dejando petrificada a la joven que todavía no había asimilado ni la información ni el atractivo cuerpo del joven.

-          Que le ha dicho, padre? – Mohamed corría divertido tras su padre con el rabo dando botes y la toalla en la mano.

-          Nada, pero hoy no duermes conmigo.

-          Pero porque? – Su hijo no entendía porque su padre no quería su compañía después de pasar prácticamente todas las noches que este pasaba en casa.

-          Quiero comprobar cómo eres de atractivo para las mujeres, jajaja. Ya me contarás mañana. – Mohamed no replicó más, vio en su padre ojos de lujuria con lo que sabía que esa noche sería entretenido aunque no estuviese con él.

Su padre no quería que su hijo dejase de lado la heterosexualidad por una decisión que el había tomado tras la muerte de su madre. El no aceptaba estar con otra mujer, y esa decisión le abrió de par en par las puertas de la sexualidad sin complejos, la cual ya había probado con su hermano mayor con el que se había masturbado durante la adolescencia en múltiples ocasiones y al que un par de veces había mamado el rabo. Recuerda esos momentos con nostalgia, su padre (el abuelo de Mohamed) había desheredado a su primogénito después de que este violase a una criada de apenas 14 años. La decisión fue dura, pero no lo dudó un momento. Para ese hombre el respeto a la mujer era primordial y no pensaba dejar todo su pueblo en manos de un hombre que podía hacer tremenda salvajada. Y a pesar de que no se le había pasado ni por asomo dejar sus juegos sexuales con su hijo y empezar a experimentar todo lo posible junto a él, no quería que dejase de filtrear y tirarse todas las jóvenes que quisiese.

Al llegar a la habitación los dos hombres dejaron caer sus toallas y se empezaron a besar con pasión… estaban muy excitados y sus grandes vergas se restregaban y manchaban con precum sus cuerpos que se mezclaban con el sudor. El padre fue a poner el aire acondicionado, pero Mohamed lo agarro por detrás bajando la mano en la que tenía el mando.

-          No padre… no ponga el aire, quiero que sude todo lo posible.

-          De acuerdo hijo, hoy tu mandas… de momento. – Una sonrisa socarrona apareció en la cara del adulto que veía como por primera vez aparecía la personalidad dominante que había intuido en su hijo cuando follaba con otros hombres. No era imitarle lo que movía a su hijo, era puro instinto, era un macho alpha y sus rasgos dominantes empezaban a florecer.

Mohamed empezó a oler a su padre, empezando por el cuello… levantando sus brazos para admirar y oler durante varios minutos sus peludas axilas. El adulto se dejaba hacer, entretenido y excitado ante la actitud de su hijo, que se le veía concentrado y excitado a partes iguales, como queriendo diferenciar los diferentes matices que tiene el olor de un hombre dependiendo de la parte de su cuerpo y memorizarlos para siempre. Mohamed solo tocaba a su padre para tener acceso a alguna parte de su musculado cuerpo. Este notaba la respiración y el calor se su hijo a centímetros de su piel, a veces milímetros, y su excitación era cada vez mayor. Notaba el rabo de su hijo golpearle y mancharle con sus babas, estaba durísimo y muy mojado a pesar de que su hijo no le prestaba atención en esos momentos. Ahora tenía a su hijo arrodillado delante de su pollón, le retiró el pellejo del pollón y el olor a polla se intensificó en la habitación, ambos soltaron un suspiro. El padre pensaba que le iba a comer su enorme polla, lo deseaba más que nada… pero Mohamed como hizo con el resto de su cuerpo solo lo olió, no se vio tentado a lamer la gota de precum que caía lentamente al suelo para unirse con el resto de líquido que brotaba en cantidades exageradas del enorme rabo de su progenitor. El joven tras varios minutos deleitándose con el olor del rabo y los huevos de su padre le pidió darse la vuelta. Este obedeció, abriendo las piernas, sabiendo que parte quería oler su hijo. Su hijo se apoyó en sus fuertes muslos, y puso una mano en la espalda para que su padre bajase el tronco exponiendo más su culo. Las fuertes nalgas se abrieron ligeramente dejando ver un culo peludo, con una raja la cual el pelo negro y rizado rellenaba totalmente. Mohamed seguía con su ritual casi idolatrando cada aroma que su padre desprendía. Entonces el hijo agarró con sus fuertes manos las nalgas de su padre y aspiro intensamente a lo largo de la raja rozando con la nariz la pelambrera haciendo cosquillas a su padre, que no pudo evitar el gemido de placer. Mohamed estaba de cuclillas con los ojos cerrados extasiado. Su padre lo miraba de reojo, y se fue a tocar la polla. No sabe cómo pero su hijo lo notó a pesar de tener los ojos cerrados y le cogió la mano llevándosela a donde estaba apoyada anteriormente. Repitió ese proceso hasta 5 veces oliendo profundamente, y tras admirar todos los matices de la última olida abrió más las nalgas de su padre y sopló para poder admirar el precioso ano de su progenitor. Más claro que su piel, muy cerrado se cerró más al sentir el aliento del joven. Entonces el adolescente hundió su nariz en el culo del adulto. Clavándola, aspirando intensamente, descontrolado. Y no pudo evitar sacar la lengua y lamer ese fantástico hoyo.

Ahí empezó la locura, se rompió el sosiego que el joven había llevado hasta el momento, realizando un acto casi ceremonial. Su lengua lamia, intentaba penetrar en ese hoyo que no cedía a sus intentos, restregaba su cara por ese  culazo de macho, olía intensamente, gemía, decía palabras inteligibles y mordía las nalgas de su padre. Este solo podía gemir y apretar la cabeza de su hijo contra su sudado culo. De repente un gemido les hizo salir del trance. Alim estaba de pie junto a la puerta, con los pantalones bajados y los dos jóvenes del hamman lamiendo su negro pollón.

-          Vaya Alim, estáis celosos o qué coño hacéis aquí? – Dijo el padre de Mohamed algo cabreado ante la interrupción de aquel momento tan mágico e intimo.

-          Usted les mandó venir y les he tenido que dar paso. – Decía el hombre de confianza del patriarca con los ojos entrecerrados. Un joven se tragaba todo su rabo mientras el otro lamia sus huevos grandes y pegados al tronco de la polla.

-          Ya lo sé, pero dentro de… una hora. – Esto último lo dijo mirando el reloj y sorprendiéndose de que su hijo y el llevaban más de una hora en ese proceso de excitación olorosa.

-          Jajaja… veo que has perdido la noción del tiempo… llevamos más de 15 minutos mirando. Y estos chicos se aburrían… pufff joder como tragan. – El padre de Mohamed se dirigió hacía el trío que se había colado en sus aposentos y cogió a los dos jóvenes del cuello como si fueran dos muñecos. Estos con gesto de dolor caminaban agachados guiados por el enorme macho y fueron arrojados a la cama sin miramientos.

-          Si tanto os aburrís vamos a entreteneros un rato. Cual quieres Mohamed? – Su hijo cogió a uno por la pierna lo arrastro hasta el borde de la cama poniéndolo a cuatro patas.

-          Me pido a este que tiene el culo más cerradito. – Su padre hizo lo mismo con el otro joven y lo puso pegado al juguete de su hijo.

-          AHHHHHHGGGGG… - Los dos jóvenes gritaron al unísono.

El que penetraba Mohamed hundió la cabeza en el colchón y mordió las sabanas ahogando los gemidos de las fuertes penetraciones del adolescente. Aunque tenía una boca prodigiosa todavía sufría cuando le penetraban sin una dilatación previa. Pero Mohamed disfrutaba todavía más cuando veía que el sumiso sufría antes sus envestidas pero no intentaba escapar… sabiendo que no había a donde ir y que el macho es que decía cuando parar. Al que follaba su padre era el más experimentado, sufría normalmente las dobles penetraciones y sabía manejar a la perfección su culito. Apretando esos grandes rabos cuando ya estaban dentro y relajándolo cuando esos enormes machos lo usaban sin ningún tipo de preparación. La polla del patriarca lo llenaba al máximo y rozaba su próstata produciéndole un placer enorme desde la primera estocada. Arqueaba la espalda y gemía, gritaba, nombraba a Ala… el macho lo follaba sin compasión. El padre de Mohamed aprovecho la cercanía para besar a su hijo, y guiarlo a su sobaco y sus pezones. Esto hizo que el joven perdiese algo el ritmo y sus penetraciones fueran menos duras, por lo que el otro joven dejó de morder las sabanas y ya más relajado se unió al concierto de gemidos de su compañero.

-          Tu dónde vas? Haz callar la boca a estos o se va a enterar toda la casa de lo que pasa aquí. – Alim se estaba yendo de la habitación pensando que su señor se había cabreado por entrar sin permiso. La sonrisa de su mejor amigo, a pesar de su rango, le hizo ver que tenía pista libre para unirse y no tardo ni un segundo en estar alternando la boca de los jóvenes. El que se quedaba libre lamia al brillante macho, que empezaba a sudar de manera copiosa.

-          Joder… que calor hace. Porque no ponéis el aire. – Decía mientras se quitaba la camisa. Y se sentaba en la cama para que los jóvenes le quitasen las botas y lamiesen sus sudados pies.

-          Ideas del jovencito. - Mohamed levantó la cabeza del pezón de su padre, al cual estaba pegando una currada que aumentaban los gemidos de este, y sonrió pícaramente.

-          Esta hecho un cerdaco, en breve pedirá polla jajaja. – La broma no gusto nada al joven que se irguió mirando a Alim agresivamente. Si no hubiese sido su maestro, esa mirada seguro que hubiese sido un puñetazo.

-          Jajaja… tranquilo pequeño. Que equivocado estas Alim, este nos acabará follando a todos a este paso. No lo conoces bien. – Y besó a su hijo compartiendo abundante saliva que hizo olvidar al joven el inapropiado comentario de su maestro.

Siguieron dando rabo a los dos jóvenes durante más de una hora, hasta que cada uno de los machos se corrió un par de veces. Decidieron cenar en la habitación mientras los jóvenes lamian el sudor de sus machos, Alim se ausento a cenar con su familia. Cuando ya los jóvenes se habían ido y los dos machos reposaban tendidos desnudos en la cama sintieron que la puerta se habría lentamente. El padre sabía de quien se trataba, la cabeza del pequeño Amine apareció por la rendija que abrió para ver qué pasaba ahí dentro. Traía unos morros que le llegaban al suelo y caminó hacia la cama dando fuertes pisotones. Esta actitud le divertía muchísimo a su cariñoso padre que lo cogió y lo tiro encima de él haciéndoles cosquillas.

-          Qué te pasa pequeñajo? No te ries? – Amine intentaba escapar de las manos de su padre y evitar la risa que le provocaban sus cosquillas.

-          Dejameeee, estoy enfadado con vosotros.

-          Qué te pasa enano… no sabes pasar ni un día solo. – Mohamed miró al padre con complicidad, ambos sabían que tenían descuidado al pequeño Amine. Sobretodo el padre que había pasado de estar todo el tiempo libre que tenía jugando con su hijo menor a dedicar la mayoría del tiempo a disfrutar de la lujuria con su ya adolescente hijo.

-          Hoy he tenido que cenar solo con las criadas. Y no dejaban de hablar de ropa y cosas de mujeres. – Amine se revolvía para colarse entre los dos hombres desnudos para ser el centro de atención y separar su abrazo.

-          Pobrecillo… te has aburrido mucho? – El niño asintió. – Si quieres te puedes quedar a dormir si nos perdonas. – Mohamed miró con sorpresa a su padre, sabiendo que la diversión se había terminado si estaba el pequeño. – Tu no me mires así, que si no recuerdas el que no duerme aquí hoy eres tú.

-          Pero padre…

-          Shhhhuuuhhh. Vete, ya me contarás mañana.

-          Ok, pero un día serás mío, tú mismo lo has dicho - el joven le susurró muy serio estas últimas palabras y se fue desnudo hacia la puerta. No le gustaba que le mandasen ni aunque hubiese la opción de que le visitase una hermosa joven.

-          Vas a ir así. - El joven se giró esta vez sonriendo.

-          La mayoría de la casa ya han visto la mercancía… y les ha encantado jajajaja.

Su padre miró orgulloso a su hijo mayor que era ya casi un hombre. El pequeño Amine no tardo ni un minuto en trastear y empezar a pelear con su padre. Que se divertía con el delgado niño que se le ponía encima y sacaba bíceps como si lo hubiese vencido. Una vez cansado de pelear… sobretodo el padre, el pequeño se acurruco bajo el enorme brazo de su padre rodeándolo con sus piernas.

-          Papa hoy hueles mucho a sudor.

-          No te gusta. – El pequeño subió los hombros como gesto de indiferencia. Le encantaba dormir con su padre y estaba acostumbrado a su fuerte olor a hombre. - Creo que a partir de ahora no nos vamos a duchar todos los días.

-          Bieeen… - el niño que no era muy amigo de terminar los juegos para ir al baño diario, saltaba en la cama alegre por la noticia.

-          Serás cerdete… - el padre lo cogió y empezó otra guerra de cosquillas con el pequeño. Pero su mente estaba en otra parte… pensando en su hijo mayor, en como disfrutaba oliéndolo descubriendo una faceta nueva en ese ya impresionante ejemplar de macho. Esa noche durmió pensando en las palabras que le había susurrado al oído… riendo por la ocurrencia del joven.