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La vida de Mohamed. Cap. V

en Gays

Esa noche a Youssef no le tocaba trabajar pero decidió ir a la discoteca, tenía que distraerse y tomar alguna copa. Estuvo un par de horas tonteando con una de las camareras, que a pesar de tener novio ya había pasado por su cama un par de veces. Su único objetivo era beber gratis, desde que vio a Mohamed sus problemas sexuales habían ido a peor, no conseguía excitarse con ninguna mujer. A pesar de eso se había pasado noches enteras pajeandose oliendo los calzoncillos del joven bereber y que guardaba debajo de su almohada. Era una cerdada que nunca se le hubiese ocurrido hacer, pero era superior a él, se pajeaba con ellos y se limpiaba sus abundantes lefadas con esa preciada prenda. Más de un día se los había puesto para ir al gimnasio o ir a correr intentando que su olor venciese al de Mohamed, pero sus esfuerzos eran infructuosos.

-          Qué te pasa machote? hoy estas muy pensativo… Y no me has mirado casi las tetas jajajaja. – La joven camarera que llevaba un escote de vértigo e intentaba calentar al atractivo portero.

-          Nada, hoy tenía que tomar una decisión que podía cambiar mi vida.

-          No me digas!!! Y de que se trataba? Una oferta de trabajo?

-          No exactamente…

-          Ummmhhh, una propuesta de matrimonio de una de esas viudas nórdicas que tanto les gusta un buen macho árabe.

-          Jajajaja… No estaría mal pero no.

-          Joer que enigmático estas estos días.

-          Todos tenemos nuestros secretos… - No pudo evitar pensar en el macho que le había jodido la vida.

-          Pues el tuyo tiene que ser bien grande… Porque estás atontando hoy, y ya has rechazado a tres pibones que venían a por rabo de toro, como dicen los españoles. Hace un mes te las habrías follado en el baño directamente.

-          Jajaja, y tan grande que es mi secreto… - Youssef se rió de su propia ocurrencia ante la mirada de no enterarse de nada de la joven, que no entendió el doble sentido de la frase.

-          Bueno, y que has decidido al final?

-          No me ves en esta mierda de sitio, o esas tetazas te tapan la vista. – Contestó groseramente.

-          Pues que estés aquí solo implica que la oportunidad era peor que estar aquí o que eres un puto cobarde. Me voy a trabajar. – Dijo la joven cabreada ante la respuesta del musculoso joven.

Youssef se tomó un par de copas más, tranquilamente, pensando y abstraído de la música la gente y las mujeres y amigos que venían a saludarle a los que no daba mucha conversación. A la dos de la mañana decidió que ya no pintaba nada allí y se fue a casa. Se desnudo e intentó dormir aunque sin conseguirlo. Recurrió como esos últimos días a oler los gayumbos de Mohamed, tenían mucha lefa suya encima y cada vez era más difícil distinguir el olor de Mohamed… aunque él lo conseguía o al menos creía hacerlo. Su polla se puso dura enseguida, pensó que quedarse era lo mejor… aunque no podía olvidar al joven. La decisión ya estaba tomada, ahorraría algo de dinero y se iría a Europa a trabajar en la seguridad privada. Tenía algún contacto y aunque necesitaría mejorar en idiomas en Francia no tendría problemas para empezar, ventajas de la colonización francesa. Se llevó los calzoncillos a la cara y aspiró profundamente,… se empezó a pajear pero no quería terminar tan pronto. Empezó a jugar con sus huevos y a acariciar y presionar su perineo y ano… Últimamente el placer de jugar con esa zona prohibida hasta hace poco para un macho como él era superior al de jugar con su polla. Cuando el placer le llevaba casi a climax pasó a jugar con su polla y en un par de sacudidas explotó en un potente orgasmo, manchándose el pecho y la barbilla. Se limpió la espesa y blanca leche del pecho con los calzoncillos ya amarillentos y lamio la que había quedado en sus dedos. Tras recuperar la respiración se levantó al baño, meo si agarrarse la polla todavía morcillona, miró los gayumbos que todavía tenía en su mano y los lanzó a la cesta de la ropa sucia. Había que pasar página.

Tras una larga ducha se sentó desnudo y mojado al ordenador, le hizo gracia comprobar que el quinceañero que vivía en frente lo estaba espiando y se hacía un buen pajote en su honor pensando que la oscuridad lo protegía. Ya lo había pillado varias veces, pero no había cambiado su hábito de andar desnudo por su casa. El pelo del pecho que llevaba tiempo sin recortar se le pegaba al pecho y absorbía las gotas de agua que intentaban bajar por su corpulento cuerpo. Encendió el ordenador y busco… Vuelos Paris. La suerte estaba echada.

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Mohamed se levantó esa mañana algo decepcionado, la noche anterior terminaba el plazo que le había dado a Youssef y aunque estuvo esperando hasta la 1 de la mañana este no había aparecido. Tenía que admitir que las cosas no serían como él creía, estaba muy acostumbrado a que todo le fuera fácil pero su padre le estaba haciendo ver que no todo se podía conseguir. Tenía claro que había escogido a Youssef porque era imposible que un macho de ese calibre se volviese un perro al servició de un adolescente que no llegaba a los 18.

-          Buenos días, donde está mi padre y Alim? – Mohamed miraba por el gimnasio en el que solo estaba Abdul realizando ejercicios de calentamiento y estiramientos.

-          Hoy no puede venir, le ha surgido un problema en Rabat y han tenido que irse esta mañana. Me lo ha dicho mi madre esta mañana, ni siquiera lo sentí irse.

-          No me extraña, duermes con una marmota. Joer, hoy me apetecía estar con mi padre.

-          Bueno tio, no es pa tanto… tranquilo que yo te puedo dar una paliza, que últimamente estas estancado. – Abdul que hacía unos meses tenía todavía cuerpo y cara de niño había cambiado mucho, ya tenía una buena mata de pelo en los sobacos y rodeando su polla de buen tamaño. Desde niño había sido pura fibra y poco a poco iba ganando volumen.

-          Jajaja, ya te gustaría chaval… te puedo ganar con una mano a la espalda. – Abdul se levantó y fue hacia una de las esquinas del gimnasio donde guardaban el material.

-          Cual quieres, la derecha o la izquierda? – Dijo con una cuerda en la mano y una gran sonrisa dejando ver sus dientes que parecía que brillaban ante el contraste de su oscura piel.

El entreno fue más entretenido de lo que hubiesen imaginado al principio. Todos los ejercicios se volvieron una competición y los dos jóvenes se esforzaban al máximo por ganar.

-          Vale, vale me rindo. – Mohamed tenía agarrado a Abdul con sus fuertes piernas y le rodeaba del pecho apretando fuertemente y sujetando los brazos de su oponente.

-          Te lo dije… Te iba a ganar hasta con una mano a la espalda. – Mohamed se levantó muy sudado, al no poder usar las dos manos tuvo que esforzarse al máximo para vencer a su mejor amigo.

-          No te jode, es que pesas 25 kilos más que yo. – Dijo Abdul herido en su orgullo. Aunque en varias ocasiones había conseguido hacer llaves que podrían haberle dado la victoria la diferencia de fuerza era demasiado grande para poder hacer que su amigo se rindiese.

-          Pues come más renacuajo.

-          No vienes al hamman? – Dijo Abdul al ver que su amigo se dirigía a la salida desnudo y sudando copiosamente.

-          No tío, tengo cosas que hacer. – mintió ya que prefería estar solo ese día.

-          Ok, tío… pero podías coger al menos una toa… Nada este tio siempre en bolas por la casa, un día matará del susto a alguna visita cuando vean ese trabuco jajaja. – Abdul se dirigió al hamman donde esperaban los dos jóvenes. – Nada chicos… hoy tendréis que conformaros limpiándome a mi solito. Espero que os esmeréis.

Mohamed se dirigió a su habitación notando el sudor cayendo por su cuerpo. Le encantaba sentirse sudado, lo que para él era fácil, con su peso y corpulencia sudaba al mínimo esfuerzo. Al entrar se sorprendió al encontrar a un hombre de espaldas mirando por la ventana.

-          Que haces aquí? – Youssef se giró mirándolo, aunque su mirada no pudo evitar pararse en su gran miembro. Su piel brillaba y gotas de sudor caían hacia sus grandes pies recorriendo ese majestuoso cuerpo sin casi vello.

-          He venido… - Youssef no sabía continuar la frase y bajo la mirada.

-          Es tarde, creo que sabias mirar un calendario.

-          Si, lo sé, lo siento… pero… - Mohamed estaba a un palmo de distancia de él y lo miraba desafiante. No pudo evitar aspirar ese olor a macho que tanto extrañaba.

-          Pero que… No hay pero que valga. Puedes irte…

-          No puedo… lo he perdido todo por tu culpa. – Youssef lo miraba ahora con rabia, le había jodido la vida, le estaba ofreciendo su alma y ahora lo echaba por una tontería de llegar tarde.

-          Sabes que lo que te ofrecía es lo mejor para ti. – Mohamed se dio la vuelta y se dirigía al baño.

-          Me ha costado entenderlo, pero sabes que soy tuyo. – El joven sonrió y se giró… por fin había conseguido doblegar su voluntad.

-          Estas seguro de lo que has dicho. Sabes lo que esto va a implicar?

-          Si.

-          Desnudate,… Despacio- El musculoso joven tiró al suelo la camiseta que se había quitado apresudamente. Mirando al suelo se quitó las botas y empezó a desabrocharse los pantalones y tiró de ellos a la vez que los calzoncillos. – He dicho despacio. - Sintió vergüenza al bajar su pantalón y mostrar que llevaba los gayumbos totalmente lefados de su ahora Amo.

-          Vaya… veo que recibiste mi mensaje y lo usaste bien. – La polla de Mohamed ya miraba al techo ante la vista de ese macho. Seguía igual de fuerte aunque algo más descuidado, sus abdominales no se marcaban tanto como antes, pero seguía siendo una bestia. Su piel morena y cubierta de pelo contrastaba con el usado calzoncillo, en el cual se veían múltiples manchas amarillentas y un borrón de tinta en donde antes ponía la fecha en la que debía haber venido a entregarse. – Ven.

Youssef caminó hacia al macho que desde hacía un mes era una obsesión para él. Miró su cuerpo, su imponente polla… la deseó y la temió… sabía lo que iba a pasar ese día y no tenía claro que pudiese dar todo el placer que se merecía ese macho.

-          Sabes lo que va a pasar. – Mohamed se acercó hasta que su polla chocó con abdomen de su nuevo perro.

-          Si.

-          Sí, que?

-          Si… amo.

-          No te he oído.

-          Si Amo. – Mohamed sonrió.

-          Sé que debería ser todo más despacio, pero a partir de ahora los dos tendremos que aprender mucho juntos.

Mohamed y Youssef empezaron a besarse con pasión, sin límites, como dos machos que llevaban deseando ese momento mucho tiempo. Se tocaban cada centímetro de piel, Mohamed se separaba tirando del pelo a su perro que le buscaba desesperado y escupió en su boca y jugaba con sus babas. De repente Mohamed levantó en vilo agarrando por debajo de las nalgas al peludo árabe y lo tiró en la cama que crujió quejándose  bajo los más de 100 kilos de macho.

-          Esto sobra. – Dijo arrancándole sus propio calzoncillo. – Sabes lo que viene ahora?

-          Si. – Youssef sujetaba las piernas bajo sus rodillas dejando sus piernas abiertas y un peludo culo dejaba ver a duras penas un ojete muy cerrado.

-          Va a costar y a doler mucho. – Mohamed no podía contener que el vicio se apoderase de él al ver la entrega con la que esperaba ese macho que cualquier mujer desearía.

-          No me importa… llevo toda la semana deseándolo. – Mohamed escupió varias veces su pollón que estaba ya empapado de precum. Y se acercó a oler y escupir ese majestuoso culazo. – Ya habrá tiempo para eso… ahora quiero que seas mio. Apoyó la polla en ese cerrado ojete, que no cedía al empuje de la férrea barra de carne.

-          AAAGGGGGHHHH – Youssef gritaba y cerraba los ojos.

-          Te hará falta esto. Mírame… quiero verte los ojos mientras te hago mio-Cogió sus gayumbos totalmente currados y los metió en la boca de Youssef que los acepto sumisamente y vio como su Amo lo acariciaba para tranquilizarle.

-          AAAAGGGGRRR… - El culo empezó a ceder poco a poco…

El macho aguantaba estoicamente ante un sonriente Mohamed que no cejaba en su empeño de estrenar ese culo. Cuando media polla ya estaba dentro, Youssef casi se desmaya pero aguantó… Soltó sus piernas y con ellas rodeó el sudado cuerpo de Mohamed. Con ellas apretó contra él su cuerpo, dando la señal a su orgulloso Amo que entendió que ya había llegado el momento. Clavó la polla de una solo empujón… rasgando el cerrado ano. Que empezó a sangrar… Youssef aguanto… y una lágrima cruzó su cara aunque seguía mirando a su Amo como le había ordenado. Mohamed lamio la lagrima y le quitó el calzoncillo de la boca notando la respiración agitada de su amante.

-          Ahora ya eres mío.- Juntando sus frentes empezó a bombear fuertemente, sentía sus respiraciones, como su perro apretaba su cuerpo con sus piernas, queriendo que se metiera enteramente dentro de él.

-          Dios… soy tuyo… haré todo… lo que quieras… AAGGGhhhhh – Youssef sufría y disfrutaba por partes iguales… El enorme dolor que sentía le hacía sentirse extrañamente orgulloso, como si fuera una ofrenda para su amo. A partir de ahora el sería su razón de ser. Se sentía feliz, aunque todavía no entendía por qué.

-          Si eres mío, y nunca te separaras de mi. Te haré muy feliz. – Mohamed no pudo aguantar más, la violenta follada a un ritmo endiablado y con esa excitación provocó un orgasmo que llenó el culo de Youssef de abundante y espesa leche.

Los dos machos cayeron rendidos, aunque Youssef seguía apretando las piernas para que Mohamed no saliese de él… aunque este no tenía ni la más mínima intención.

-          Tranquilo perrito, que no me voy a ningún lado.- Mohamed giró  sobre si mismo dejando el pesado cuerpo de Youssef sobre el suyo.

-          No te salgas por favor… - Youssef todavía jadeaba… no se había corrido, el dolor no lo había permitido y su polla empezaba a tomar vida.

-          Ven déjame ver tu culito y límpiame la polla. – Youssef obedeció… la polla todavía dura salió de su dañado culo, que sangraba. Se giró y se puso al lado de su amo, que admiró el ojete lleno de lefa y sangre. – Ufff te he hecho mucho daño.

-          No me importa. – Su perro lamia la potente polla, limpiando los restos de lefa y sangre. Al intentar tragarse la polla rozó con los dientes el gran pollón de su amo.

-          Cuidado perro. – Dio una nalgada en ese impresionante culo. – Te queda mucho por aprender…

-          Lo siento. – Siguió lamiendo la ya casi limpia polla.

-          Ven anda… ya lamerás más tarde… huele a tu amo… y deja que te huela.

Los dos machos empezaron un juego en el que se olían cada parte de su cuerpo. Youssef recibió un par de correctivos al lanzarse a lamer los sobacos y el culo de su amo… que no le gusto que tomase la iniciativa. Lo cual apuntó en su memoria, cada golpe era una nueva lección que agradecía. Se sorprendía que para ambos fuera tan natural ese papel… como aceptaba su posición de sumisión y como Mohamed era un dominante natural… Un macho Alpha que mostraba en su actitud y que inspiraba que los demás quisieran complacerle. Mohamed alargó la mano a la mesita y buscó algo en ella.

-          Te lo has ganado… - Mostró un collar de cuero negro, que asemejaba al de un perro, aunque un poco más discreto. Por dentro tenía grabado el nombre de su amo.

-          Gracias Amo. – Youssef sonrió ante la ocurrencia del joven, que miraba con ilusión la reacción de su perro. Mohamed se lo puso a su orgulloso perro y le mostró dos manguitos de cuero para sus potentes brazos.

-          Estos son para mí, son de la misma pieza de cuero. – Youssef los cogió y se los colocó a su amo con devoción. – Crees  que aguantarás otra follada?

-          Amo, sabes que no debes preguntármelo.

-          Tienes razón… Tenemos mucho que aprender los dos. –  Y ambos machos se fundieron un pasional beso…