POR PARTIDA DOBLE
Por: Horny
Hoy amanecí con ganas de escribir así que voy a relatar algo que me ocurrió hace unos tres años y medio.
Estaba en casa de mis suegros una anoche en medio de una fiesta poco animada como suelen ser para mi las reuniones familiares. Supongo que debía ser el cumpleaños de uno de mis cuñados pero de momento no recuerdo exactamente, solo se que la casa estaba a reventar de familiares desagradables por lo cual opté por llamar por teléfono para hablar con alguien que estuviera en su casa un sábado a las 9 de la noche cosa poco probable por cierto .
No estaba equivocada; después de varias llamadas me estaba resignando a pasar una aburrida velada cuando llamó mi amigo Pepe al móvil
Pepe: Hola amiga, que hace?
Marcela: Nada Pepe, aquí aburrida en casa de mis suegros en una reunión familiar
Pepe: Pobre la considero . Amiga llamo para pedirle un favor
Marcela: Raro que favor?
Pepe: Es que estoy haciendo un trabajo para el postgrado con un amigo, en la oficina de mi papá y necesito hacer unas programaciones y como se que usted es una dura para eso
Marcela: A esta hora, hoy sábado me va a poner usted a trabajar?
Pepe: Pero mi propuesta suena mejor que estar ahí aburrida o no?
Marcela: Pues digamos que si,
Pepe: Además yo le pago por el trabajo
Marcela: Ya me imagino sus pagos en especie como siempre o me equivoco
Pepe: Jajaja pero en que concepto me tiene . Para que no haya problemas la invito a almorzar el lunes, donde quiera
Marcela: Listo . Entonces pasa por mi?
Pepe: No sea así coja un taxi y yo se lo pago acá si?
Marcela: Aparte de todo me toca bueno nos vemos en veinte minutos me espera en la entrada del edificio bueno?
Pepe: Listo amiga le debo una
En realidad me debía mas de una, pero era mi mejor amigo y con eso mataba dos pájaros de un solo tiro: me libraba de esa aburrida reunión con una buena excusa y le hacía un favor a un amigo. Me despedí de mi esposo el cual quedó algo molesto por mi partida pues nunca le ha gustado ni poquito mi amistad tan estrecha con Pepe y me fui. Cabe anotar que hacía seis meses Pepe y yo éramos amantes
Al llegar me encontré con tremendo relajo que tenía montado Pepe y su amigo en aquella oficina. Los dos estaban tomando hacía por lo menos dos horas a juzgar por la cantidad de botellas vacías de licor sobre una de las mesas. Los papeles del trabajo regados por todas partes, música eso mas que una reunión de trabajo parecía una fiesta.
Me presentó Pepe con su amigo y luego me explicó lo que tenía que hacer. Me senté en uno de los computadores. Me ofrecieron de lo que estaban tomando pero me negué si llegaba a la casa oliendo a licor me delataba, así que me limité a hacer mi trabajo y ya.
Pepe resiste bastante el alcohol así que aún no estaba borracho pero su amigo se veía un poco mal a estas alturas. Pepe se desinhibió un poco y acercó una silla la cual colocó detrás de mí. Comenzó a susurrarme cosas sobre lo linda que estaba y las ganas que tenía de hacerme el amor allí mismo sobre esa silla y frente a su amigo. Procuré no hacerle caso pero era imposible y mas aún cuando comenzó a besarme el cuello y las orejas Acercó la silla mas a mí de modo que casi me rodeaba con sus piernas y me abrazó por la cintura con ambas manos sin dejar de lamer mi cuello.
Marcela: Pepe, por favor déjeme trabajar, no le da pena con su amigo?
Pepe: Marcela, tu eres la que me tiene así, tantos días sin vernos
Marcela: Si, pero tiene que ser en este momento? No pretenderá que armemos una orgía aquí con su amigo o si?
Pepe: No, para nada te quiero para mi solita
Marcela: Espera que casi acabo y miramos que podemos hacer, te parece?
Pepe: Bueno, mientras tanto te doy calorcito
Pocos minutos después terminé, algo nerviosa pues era la primera vez que tenía un testigo de mi infidelidad aunque fuera un desconocido para mí. Pepe le dijo algo a su amigo al oído y se acercó a mi por detrás. Yo estaba de pie, dándole la espalda apagando el computador Me susurró al oído que fuéramos a la oficina de al lado donde había un enorme sofá bastante cómodo.
Este hombre estaba realmente urgido y la verdad yo también, no lo puedo negar, con los besos de hacía un rato en el cuello me tenía casi a punto
Nos colocamos frente a frente aún de pie junto al sofá y comenzamos a besarnos en los labios, ni cerramos la puerta por el afán. Nos dejamos caer sobre el sofá aun vestidos. Metió sus manos bajo mi blusa buscando mis tibios pechos y los apretó con fuerza casi hasta hacerme daño mientras mordía mis labios. Su aliento olía y sabía a alcohol. Sus gemidos entrecortados me decían que estaba desesperado por tenerme
Bajó sus manos por mis caderas y desapuntó mi pantalón. Posteriormente liberó su verga bajando simplemente un poco sus pantalones y ropa interior hasta las rodillas. Hizo lo mismo conmigo me bajó la ropa hasta la rodilla. Mis bragas y mi chocho estaban completamente húmedos cosa que el comprobó metiendo dos dedos en el para luego abalanzarse sobre mi y meterme la verga de golpe. Yo tenía las piernas completamente apretadas, no las podía abrir mucho por culpa de la ropa, pero ni tiempo tuvimos de desnudarnos, no podíamos esperar mas.
A pocos metros de la puerta entreabierta su amigo nos espiaba desde el escritorio. No alcanzaba a ver mucho por la oscuridad y la distancia pero un buen banquete si se debía estar dando con nuestros gemidos y por todo lo que podía imaginar de aquella morbosa situación. Me dio algo de vergüenza, nunca lo había hecho delante de nadie y menos de un desconocido, pero después, no puedo negar que aquello me excito bastante haciendo que me humedeciera aún mas.
Pepe continuó embistiéndome tan solo unos minutos mas antes de derramarse dentro de mi, demasiado pocos para mi gusto pues no alcancé a llegar al tan anhelado orgasmo y Pepe estaba demasiado tomado como para hacerme disfrutar de alguna otra manera. Comenzamos a vestirnos y yo me dispuse a ir al baño a adecentarme un poco antes de irme.
Pepe: No quiero que te limpies vete así, untadita de mi, por dentro y por fuera
Marcela: Suena excitante pero peligroso
Pepe: Te llevo?
Marcela: Si, ya es tarde puedes manejar así?
Pepe: Si, no te preocupes
Me despedí de su amigo y Pepe me llevó de regreso a casa de mis suegros. Hacía rato había terminado la reunión y con mi esposo habíamos quedado en vernos allí para pasar la noche. No tenía llaves así que timbré bastante apenada. Mi esposo me abrió la puerta casi de inmediato y con una cara de reproche terrible.
La casa parecía un cuartel general pues mas de uno había decidido quedarse allí después de la fiesta. Se veía gente acostada por todas partes, en los sillones, incluso sobre el tapete.
Marcela: Hola
Alejandro: Por un momento pensé que no ibas a llegar por qué tardaste tanto?. Es casi la una de la mañana.
Marcela: El trabajo era mas largo de lo que pensaba. Hubiéramos evitado todo esto si tuviera llaves. A propósito donde vamos a dormir?. Por lo visto media familia decidió quedarse
Alejandro: Dormiremos en un colchón junto a la cama de mi hermana.
Marcela: En el piso?. Y en la cama quien está durmiendo?.
Alejandro: Mi hermana y una amiga de ella.
Marcela: Vaya dormiremos bastante acompañados no pasaremos frío hoy
Alejandro: Deja tus ironías que estoy bastante cansado de esperarte, quiero dormir.
Marcela: Nadie te pidió que me esperaras
Aún discutiendo en voz baja fui hasta el baño para orinar. El entró tras de mí reprochándome todavía por la demora.
Marcela: Será que por lo menos puedo orinar tranquila? O es que quieres ayudarme a hacerlo
Alejandro: Hueles a licor y a cigarrillo, Pepe no fuma, parece que hubieras estado en una fiestecita mejor que esta.
Marcela: No tengo por qué darte mas explicaciones, vete a dormir que ya te alcanzo.
Unos minutos después me fui a dormir ataviada tan solo con una camiseta larga, tratando de no pisar a nadie que estuviera por ahí acostado. Mi esposo ya me estaba esperando y me hizo lugar en el estrecho e improvisado lecho.
Debido al poco espacio debimos acostarnos de medio lado, muy juntos, yo dándole la espalda. Con la cercanía de mi cuerpo semidesnudo a mi esposo al parecer se le pasó la rabia y me levantó un poco la camiseta procurando no hacer mucho ruido para no despertar a las que dormían prácticamente junto a nosotros. Yo no desprecié sus caricias a pesar que nuestra relación no pasaba por su mejor momento, pues había quedado bastante iniciada después de mi breve encuentro con Pepe.
Sus tiernas caricias se tornaron después un poco bruscas pues comenzó a apretarme las piernas causándome dolor para luego tomarme por el cuello y acercar su boca a mi oído para susurrarme
Alejandro: Hueles a él, a Pepe no me lo niegues mas, has estado con el, su olor está impregnado en tu piel, puedo sentirlo,
Marcela: No seas tonto, nos sentamos juntos, lo mas lógico es que huela a el
Alejandro: (Pasando las manos por mi chocho) Y tu chocho está tan húmedo que los fluidos se escurren por tus piernas y tienes los pelitos tiesos
Marcela: Qué es esto, un interrogatorio?. No pasó nada con Pepe, es la verdad, es tu problema si quieres creerme o no. Tú ni duermes ni dejas dormir
El no dijo ni una palabra mas, si me creyó o no, nunca lo sabré, solo sé que los celos lo tenían enfermo .
Yo estaba ya semidormida y el separó mis piernas. Mi coño tuvo la segunda irrupción violenta de la noche, lo cual inevitablemente me despertó. Por segunda vez me estaban penetrando y de nuevo había gente cerca que me podía descubrir en cualquier momento.
Desde atrás me abrazó apretándome muy fuerte y pellizcándome el clítoris y las tetas. Me estaba casi violando de una manera sensual pero firme, como si quisiera sacarme de la cabeza a cualquier otro hombre, como si deseara que mi cuerpo fuera solamente suyo. Los movimientos no podían ser muy fuertes porque podríamos delatarnos pero cada empujón de su verga en mi coño era contundente, como una punzada de advertencia dentro de mi que me decía: soy el único hombre en tu vida.
Tuve un orgasmo fabuloso aquella noche a pesar de la situación. Dormí muy bien, con su verga metida entre mis piernas, envuelta en sus brazos.
A partir de ese día nuestra relación mejoró, aunque no fue la última vez que ví a Pepe