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Esclavo sexual (5)

en Dominación

ESCLAVO SEXUAL V

Por: Horny

CONTINUACIÓN DEL RELATO ESCLAVO SEXUAL IV

Pocas veces en mi vida había entrado a un sex shop y las veces que lo había hecho no había comprado mayor cosa. Esta vez quería llevar unos cuantos juguetitos porque uno nunca sabe cuando los pueda necesitar… Le dije al vendedor que miraríamos primero antes de escoger.

Marcela: Y bien Alex… qué le parece? Ve algo que le guste?

Alex: Ehhh… esta muy bonito todo…

Marcela: Vamos Alex, no sea tímido, que le parece este vibrador? O estos preservativos tan graciosos?

El muchacho no decía nada, lo notaba algo incómodo, al parecer llevarlo allí había sido contraproducente.

Marcela: Alex, espéreme afuera mientras compro unas cosas y mas bien cuando lleguemos a la casa se las enseño le parece?

Alex: Si señora como usted diga.

Envolvieron todo lo que pedí y de allí de vuelta a la casa cargados de paquetes. Mientras el me ayudaba a desempacarlo todo seguimos conversando. El ya no estaba tan turbado y yo me sentía como una gatita jugando con un ratoncito muy tierno.

Marcela: Lo noto algo tenso Alex, le serviré una copa para que se relaje. Whisky esta bien?

Alex: Le agradezco mucho doctora pero ya debería irme, mi mamá debe estar preocupada y además estoy con la misma ropa de ayer, quisiera cambiarme.

Marcela: Me va a dejar solita Alex? Por su mamá no se preocupe, la llama y listo y por lo de la ropa tampoco, tiene la camisa que le compré hoy. Le prestaré una bata de mi marido. No me diga que no Alex…

Alex: Esta bien doctora, me quedaré.

Pocos minutos después estábamos los dos en la sala, en bata, sentados en el mismo sofá tomando una copa como un par de amigos. Yo comencé a tutearlo incluso.

Marcela: Te das cuenta que quedarte fue una buena decisión?

Alex: Si señora, me siento muy a gusto, esto parece como un sueño.

Marcela: Ahora si te voy a mostrar lo que compré.

Y diciendo esto me levanté y me acerqué a la bolsa del sex shop. Me senté a su lado de nuevo y coloqué la bolsa en medio de los dos.

Marcela: Mira Alex, compré estos aceites y estas cremas, huele… que te parece?

Alex: Huele delicioso doctora. Y eso de las cajitas que es?

Marcela: mmmmm,… eres un curioso, esto te va a gustar.

Y saqué de una de las cajas unas esposas metálicas.

Alex: Y eso para que sirve doctora?

Marcela: Si te lo digo no me vas a creer o te vas a quedar igual de mudo que hace un rato. Hay cosas que es mejor irlas averiguando sobre la práctica. Y esto de la otra caja es un látigo, como ves, eso no necesita muchas explicaciones. Mejor ni te cuento que hay en los demás paquetes porque con la cara que estas poniendo….

Alex: La verdad prefiero seguir mirando los aceites.

Marcela: Te gustaron no? Me harías un masaje?

Alex: (algo nervioso) Un masaje en donde doctora?

Marcela: Que te parece en los pies para comenzar?

Alex: Es algo que nunca he hecho pero si usted me lo pide lo hago.

Marcela: Solo quiero que lo hagas si tú quieres y si lo haces bien tal vez te pida que apliques ese aceite en otra parte de mi cuerpo.

Alex: Haré mi mejor trabajo doctora.

Subí mis piernas al sofá y coloqué ambos pies sobre sus muslos. La bata se me subió un poco de modo que Alex pudo apreciar mis piernas hasta la parte superior casi en límites con mis nalgas. Procuró apartar la vista de tan tentadora distracción y comenzó su labor. Tomó un poco de aceite en su mano izquierda y lo frotó con la otra un poco para calentarlo. Cuando sus manos se posaron en mis pies fue delicioso, me recosté en el brazo del sofá y cerré mis ojos disfrutando de sus manos que se movían por la parte superior de mis pies y luego por la planta y los tobillos. Sus dedos acariciaban uno a uno los míos con infinita delicadeza. Que excitante caricia,… no quería que terminara nunca y el estaba muy concentrado en su labor y sin ninguna prisa. El en un arranque del cual no se arrepentiría mientras viviera, bajó sus labios hasta uno de mis dedos y lo besó. Yo enseguida abrí los ojos, no porque me hubiera molestado sino porque quería más.

Marcela: Y eso que fue Alex?

Alex: Nada señora, fue un impulso, perdóneme… yo…

Marcela: (haciéndome la enojada) Le gustó mucho hacer eso Alex?

Alex: La verdad si señora, pero no volverá a pasar.

Marcela: Pues ya que se atrevió a hacer eso Alex, lo único que le queda es volverlo a hacer.

Alex: Cómo me dijo?

Marcela: No me haga repetirle las cosas Alex, no quiero perder la paciencia, béseme ya.

Sin protestar de nuevo acercó sus hermosos labios a mis dedos de nuevo y estampó en ellos un pequeño beso.

Marcela: Yo se que usted puede hacer algo mucho mejor que eso Alex, no le parece?

Esta vez el muchacho acercó su boca entreabierta y me dio un pequeño chupón en el dedo gordo arrancándome un pequeño gemido el cual lo animó a seguir besando y chupando cada uno de mis dedos empleando para ello primero sus labios y posteriormente su lengua de perrito doméstico.

Marcela: mmmm… así me gusta Alex, eres un buen niño…

Pasaron unos minutos en los cuales me sentí muy bien pero poco a poco comencé a cansarme del jueguito y retiré mis pies bruscamente para sorpresa de Alex el cual ya se veía notablemente excitado por la inesperada situación.

Alex: Pasó algo doctora? No lo hice bien?

Marcela: No es eso Alex, es que de repente me dieron ganas de irme a dormir. Que descanses.

Alex: Hasta mañana doctora, que descanse.

Me levanté y me fui a la cama, había sido suficiente por esa vez, por ahora solo me apetecía dormir.

CONTINUARÁ…

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