ESCLAVO SEXUAL VI
Por: Horny
CONTINUACIÓN DEL RELATO ESCLAVO SEXUAL V
Las cosas entre Alex y yo habían comenzado a cambiar para bien. Supongo que a el le sorprendió un poco el drástico cambio que tuve de mujer amable a una que le daba órdenes sin ninguna contemplación, aunque fuera para algo tan dulce como un beso en los pies pero con su actitud sumisa y dispuesta ante mis órdenes el había demostrado que también comenzaba a disfrutar todo aquello. Con sus besos me dijo no que lo hacía porque yo se lo exigía, como si fuera un sacrificio el lo deseaba y eso me gustaba pues no me gusta sentir que estoy pagando por obtener placer.
Entretanto, Alex se encontraba en la alcoba de servicio, dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. Había sido un día extraño pero excitante para el. Pensaba que su patrona era muy rara, tremendamente intrigante, a veces pareciera que quisiera algo con el, que lo necesitara de inmediato y con afanes y otras veces que no quisiera ni verlo.
La escena de hace un rato lo había dejado bastante iniciado soñaba con ver a su jefa completamente desnuda y el masajeando todo su cuerpo, no solo sus bellos pies. La veía sobre el, disfrutando de su cuerpo mientras el se dejaba hacer lo que ella quisiera.
Pensando en esto se quitó la ropa interior y se contempló la verga semi-erecta. Tenía los huevos muy cargados pues hacía rato no tenía novia, amante ni nada que se le pareciera y su cuerpo le pedía a gritos algo de acción. Con el pensamiento de su patrona en la cabeza comenzó a meneársela con su mano derecha la cual había humedecido con saliva previamente.
Pensaba en ella, la deseaba, la comparaba con todas y cada una de las mujeres que había conocido y ninguna era ni por asomo como ella, era una hembra en todo el sentido de la palabra, seductora, incitante, todo un misterio, una cajita de sorpresas que el soñaba con abrir para descubrir un mundo de placer sin límites.
Ya estaba completamente empalmado, en pocos segundos, su cuerpo temblaba de deseo pero temía manchar las sábanas con sus fluidos pues su patrona podría darse cuenta y eso le daba mucha vergüenza. Fue entonces cuando ella lo llamó desde su cuarto. El no sabía donde meterse, le había dado un susto de muerte, tan concentrado estaba en su paja se colocó la bata rápidamente.
Con el afán olvido tener en cuenta un "pequeño" detalle: cómo disimular la tremenda erección que tenía. Su verga se notaba en toda su extensión, levantando desafiante la bata de algodón, cosa que yo no pasé por alto.
Lo había llamado porque no lograba conciliar el sueño y tenía una tremenda calentura al igual que el. Para mí no era indiferente el hecho de tenerlo a solo unos pocos metros de modo que solo tenía que alargar la mano para tomarlo cuando quisiera y de la manera que quisiera.
Mi alcoba estaba en semi-penumbra iluminada tan solo por una pequeña lámpara de mesa. El llegó acudiendo a mi llamado, agitado y sudoroso envuelto en la bata y al ver su verga parada ya no miré mas a la cara, literalmente le hablaba a su verga.
Marcela: Sabe una cosa Alex? No puedo dormir
Alex: La verdad yo tampoco doctora.
Marcela: Si, eso veo. Pero usted podría serme de gran ayuda para que yo logre dormir
Alex: Claro, si señora, usted sabe que en lo que yo le pueda colaborar.
Marcela: Precisamente en eso estaba pensando, desde que te conocí no hago sino pensar en todas y cada una de las cosas en las cuales tu podrías ayudarme.
Alex: Que bueno doctora, estoy listo a atender sus órdenes.
Marcela: Tu sabes que mi marido está de viaje desde hace varios días y aún tardará muchos días mas, quizá semanas.
Alex: Si señora.
Marcela: Tu no te imaginas lo difícil que es para una mujer como yo parar tantos días sola te voy a confesar algo pues para mí mas que un chofer estas comenzando a ser un amigo
Con estas palabras los ojos de Alex se encendieron de emoción y su rostro adquirió una expresión mas y mas curiosa.
Alex: Gracias por la confianza doctora.
Marcela: Mi esposo y yo hacemos el amor a diario, incluso varias veces al día y donde podemos, ya te imaginaras lo que ha sido para mi estos días
A estas alturas la cara de Alex estaba completamente colorada pero la erección de su polla se hacía cada vez mas evidente pues a mis palabras se sumaba el hecho de verme en bata perdida entre un mar de cojines en mi cama.
Marcela: Comprenderás que para mí no ha sido indiferente el tener a un hombre como tu todos los días, tan cerca y también se que no te soy indiferente pero quiero oírlo de tus labios Alex
El pobre muchacho estaba hecho un mar de nervios y eso aumentaba mi exitación
Marcela: Contéstame Alex, que te inspiro o es que me equivoqué y si te soy indiferente habla con toda confianza juguemos a las confesiones te parece?
Alex: Pues todo esto es inesperado para mi doctora, no se que decirle usted sabe que no me es indiferente
Marcela: Dime mas Alex, qué sientes cuando me ves?
Alex: No me atrevo doctora, no puedo decirle esto
Marcela: (con una expresión entre sensual y divertida) No seas así Alex, yo te he abierto mi corazón y tu no me dices nada
Alex: La verdad doctora, usted me parece una mujer hermosa y no hago otra cosa que pensar en usted desde el primer momento en que la ví
Mientras el hablaba me fui poniendo en pie lentamente y me interpuse entre el y la lámpara de modo que el podía ver mi silueta desnuda al trasluz.
CONTINUARA