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Camino a la perdición (3)

en No Consentido

CAMINO A LA PERDICIÓN 3

Por: Horny

Querido lector, para mejor comprensión de este capítulo recomiendo la lectura de "CAMINO A LA PERDICIÓN 1" y "CAMINO A LA PERDICIÓN 2".

 

LAS EVIDENCIAS

A eso de las nueve de la mañana del día sábado después de una noche de copas, los cuatro durmientes de la sala del apartamento de Sebastián comenzaron a despertar. El último en hacerlo fue el propio Sebastián puesto que solo hasta las siete de la mañana se había dormido después de abusar durante varias horas del cuerpo dormido e indefenso de Juana.

Juana como era de esperarse se sorprendió mucho al ver su vestido roto y al encontrarse sin tanga pero una tremenda jaqueca no le permitía razonar demasiado. Inicialmente pensó que había sido Felipe el que había estado con ella y había roto su vestido y él no dijo nada de momento hasta hablar con Sebastián. Felipe intuyó al ver a Juana que algo había pasado.

Cuando Sebastián despertó fue directamente hasta la cocina, casi gateando por lo mal que se sentía. Tenía el estómago revuelto y la cabeza le daba vueltas pero en su interior se regocijaba por todo el placer que había sentido. Felipe lo siguió hasta la cocina mientras las mujeres tomaban una ducha juntas.

Creo saber que fue lo que pasó anoche entre Juana y tu – comenzó Felipe – pero quiero que tu me lo digas. ¿Lo hicieron mientras yo dormía?

Sebastián quedó perplejo por la pregunta. Por fin se daba cuenta del problema en que se había metido y eso que aún no sabía que tan grande podía llegar a ser.

Contéstame – le increpó de nuevo Felipe – ¿ella se entregó a ti?

Si – dijo Sebastián cínicamente – así fue, pero esa mujer no te importa mucho ¿verdad? No te molestará compartirla de vez en cuando con este amigo que tantos favores te ha hecho.

¿Pero tenías que meterte precisamente con ella? – preguntó con disgusto Felipe - ¿Acaso Lucía no era tu pareja de anoche? ¿A qué se debió el intercambio?

Pero cálmate hombre – dijo Sebastián tratando de restarle importancia al asunto – fue un polvo y ya.

A juzgar por el estado en que quedó el vestido de Juana – continuó Felipe – no creo que haya sido un simple polvo.

¿Cuál es el problema? – preguntó Sebastián.

El problema es que me estoy enamorando de Juana – dijo Felipe con un dejo de decepción en la voz – y como un tonto llegué a pensar que a ella le ocurría lo mismo.

Lo siento mucho Felipe – continuó Sebastián – lo mejor será que te apartes, que ni siquiera vuelvas a hablar con ella.

Tienes razón – dijo Felipe convencido – lo mejor es que me vaya de una vez. Dile a las muchachas que tuve algo que hacer.

Y diciendo esto Felipe se fue. Sebastián se quedó muy contento en la cocina pensando que todo había quedado solucionado de esta manera tan simplista. Cuando las mujeres salieron del baño ya vestidas (Juana cubriendo su vestido roto con la chaqueta cerrada) Sebastián les comunicó el recado de Felipe y se ofreció a llevarlas a su casa a lo cual ellas se negaron. Tomarían un taxi.

Así pasó una semana en la cual Sebastián siguió tranquilamente con su vida, mirando ahora su video favorito que era "sexo salvaje entre Juana y Sebastián", el que había hecho aquella noche en que violó a Juana. Mientras más lo veía más le gustaba, se convirtió en su droga. Incluso faltó a la universidad dos días enteros, entretenido en actividades masturbatorias con el mencionado video y soñando con repetir pronto su hazaña.

Lo que Sebastián no sabía era que Juana, extrañada con el comportamiento de Felipe comenzó a buscarlo. Felipe la evitaba creyéndose engañado y claro, ella no sabía lo que había pasado. Ocho días después del suceso del vestido, Felipe y Juana por fin se sentaron a hablar tranquilamente y entre los dos lograron armar parte del rompecabezas con lo poco que ambos recordaban de esa noche. Felipe confió en lo que Juana le decía pues de sobra conocía el modo de proceder de Sebastián, lo creía muy capaz de todo, incluso de haber abusado de ella. Felipe le había tolerado todo a Sebastián en el pasado, pero esto ya era ir demasiado lejos, el no estaba dispuesto a participar de algo tan bajo y menos si había sido perpetrado en la persona de la mujer que le gustaba. Con la mayor calma que pudo reunir se llevó a Juana a un lugar solitario y le contó su teoría: que el hombre que había estado con ella esa noche no había sido él, que muy seguramente Sebastián la había violado. Ella comenzó a gritar y a llorar. Felipe la estrechó contra su pecho y en ese momento estuvo seguro de sus sentimientos hacia ella.

Haremos lo que tú decidas – le dijo Felipe a Juana en tono protector.

Juana continuó llorando un buen rato más de rabia que de otra cosa. Sebastián le producía tanto asco que apenas podía creer que hubiera confiado en él de nuevo después del suceso en el cual intentó hacer un trío con ella y Felipe. Que tonta había sido…. Pero no tenía la culpa, salvo que había sido muy confiada. A pesar de todo era una mujer fuerte y decidida y le comunicó a Felipe que quería denunciar el hecho a las autoridades. Lo hicieron esa misma tarde mientras Sebastián ajeno a todo jugaba sexualmente con su perro Coquito como ya era costumbre todos los días en las tardes.

Dos días después la policía irrumpió en su apartamento con una orden de captura en su contra. No solo pesaba una denuncia contra él sino dos. Lucía también lo había denunciado pues no tenía la certeza de si ella también había sido abusada o no. De padre influyente y para colmo menor de edad (había mentido diciendo que tenía 18 cuando en realidad tenía tan solo 16) lo cual le complicaba más la vida a Sebastián.

En el allanamiento incautaron videos, revistas, fotografías… en fin, un sin número de cosas que solo perjudicaban más a Sebastián aunque la prueba reina fue el video de lo ocurrido esa noche. Su propia película lo delataba. No solo el apartamento sino la vida entera de Sebastián fue revuelta una y otra vez, todo salió a la luz.

Medicina legal practicó las pruebas del caso a las dos presuntas víctimas con el fin de determinar si habían sido objeto o no de abuso sexual. Estas pruebas por lo general son muy contundentes, con un mínimo margen de error. Después de ellas Lucía suspiró aliviada aunque no quiso volver a saber nada ni de Sebastián ni de los otros dos.

Juana por su parte confirmó dolorosamente lo ocurrido y ni siquiera quiso ver el video para no asquearse más. El video perjudicó muchísimo a Sebastián pues en él se veía como había penetrado a Juana varias veces por delante y por detrás, como le había roto el vestido y la había manoseado una y otra vez, como había saludado a la cámara entre otras muchas cosas. Para colmo encontraron la tanga de Juana (la cual ella identificó) dentro de la mesa de noche de Sebastián, completamente llena del producto de las innumerables pajas de él en honor a Juana. Esa prenda también fue parte de la evidencia en contra de Sebastián.

La familia de Sebastián como era de esperarse le retiró todo el apoyo moral y económico y este se vio en apuros para contratar un buen abogado. En últimas tuvo que conformarse con uno de oficio que no pudo hacer mucho por él. Fue condenado a solo seis meses de cárcel, ocho de trabajo social y una multa, pues él alegó que estaba bajo el efecto del alcohol, que no se acordaba de nada y que Juana había ido a su apartamento bajo su propia voluntad. Todo eso en parte era cierto y la cosa quedó así. Juana y Felipe siguieron como pudieron con sus vidas al contrario de Sebastián que después de tenerlo materialmente todo se vio entre rejas.

 

EN LA CÁRCEL

Desde el primer día en la "cárcel modelo de Bogotá" Sebastián supo lo que era sufrir. No sabía que a los violadores a su llegada eran "bautizados" y no precisamente con agua bendita. Dentro de la prisión había una especie de códigos de honor y por desgracia para Sebastián le tocó en uno de los peores patios. Desde que llegó se armaron corrillos comentando acerca del individuo nuevo, la noticia se regó como pólvora, hacía rato no llegaba carne fresca por esos lados. Uno de los presos con mayor poder apodado "el Cacas", lo abordó…. Se decía que había matado a su mujer con sus propias manos.

Así que tú eres el violador de mujeres dormidas – dijo el Cacas – con la mayor propiedad del mundo.

Sebastián muy nervioso no atinó a contestarle nada al enorme hombre con una cicatriz que le desfiguraba el rostro.

Además me salió muda la niña esta – continuó el Cacas mientras reía – se me ocurre que limpies los baños con tu cepillo de dientes.

Y diciendo esto le dio un empujón y lo encaminó hacia los baños. Sebastián trató de resistirse pero lo cogieron entre dos mucho más grandes que él y lo llevaron tomándolo por los brazos hasta los baños. El Cacas los seguía sin perder detalle después de intercambiar señales cifradas con uno de los guardias.

Ya oscurecía, los baños estaban en un lugar apartado y al llegar dejaron caer a Sebastián el cual se golpeó fuertemente en las rodillas. Él era muy cobarde, no toleraba ni medianamente el dolor y nunca había aprendido a defenderse. Arrodillado como estaba se limitó a suplicar que no le hicieran nada, que él ni siquiera los conocía, que lo dejaran ir, que haría lo que ellos dijeran pero que no lo lastimaran más.

El pobre ni siquiera se imaginaba lo que le esperaba. Le propinaron un par de puñetazos en el rostro que lo hicieron sangrar copiosamente por boca y nariz; comenzó a chillar y a gritar. Al echar la cabeza hacia atrás le dieron una patada en el abdomen que lo hizo agacharse, le faltaba el aire, quería morirse y se abandonó a los golpes que llegaron de todas partes. Solo atinó a cubrirse la cabeza con las manos y se desmayó. Le echaron un baldado de agua fría encima y despertó asustado. Todo el cuerpo le dolía, sangraba muchísimo.

Entre los dos secuaces del Cacas lo pusieron en pie y lo instalaron boca abajo sobre los lavamanos. Allí le bajaron los pantalones y la ropa interior hasta los tobillos. Un par de nalgas blancas y redondas brillaron a la luz de la luna en los mugrientos baños.

Sebastián estaba muy mal, todo le dolía pero aún así intentó defenderse sin mucho éxito. Con horror observó que el Cacas se desapuntaba el pantalón para liberar su enorme e inmunda verga y se acercaba a él. Intentó gritar y solo le salían débiles quejidos, casi murmullos. Se miró en el espejo que había sobre los lavamanos y el espectáculo fue lamentable, casi no se reconocía y tras él, el Cacas de pie, desnudo de la cintura para abajo, a ambos lados sus cómplices riendo. Ya no los oía, estaba a punto de desmayarse de nuevo pero no lo dejaron. Supuso que la inconciencia era preferible a la realidad de esa tortura pero los tres hombres querían que sufriera concientemente de todo lo que le iban a hacer.

El Cacas acercó la punta de su verga al culito de Sebastián. El se movió hacia delante pero igual no tenía mucho espacio, su abdomen chocaba contra el frío lavamanos y sus brazos eran sujetados. El Cacas mojó la entrada de su ano con algo frío y pegajoso, hizo lo mismo con su verga y comenzó a clavarlo. Sebastián lloraba, se dejaba hacer porque no podía hacer más, sentía rabia aunque en el fondo sabía que era una manera de expiar sus culpas. Por primera vez se arrepentía de todo lo malo que había hecho en su miserable vida, en especial de lo de Juana.

La gruesa verga entraba y en su mente Sebastián pedía perdón a todos, pedía perdón a Dios, a Juana, a Felipe, a sus padres, a su perro Coquito y en especial se pedía perdón a si mismo.

El Cacas se derramó en su interior, amasando sus nalgas, golpeándolas hasta amoratarlas, incluso rasguñándolo. Luego uno por uno pasaron los otros dos hombres. Sebastián ya no sentía nada, irónicamente por primera vez en su vida se sentía limpio y tranquilo.

Esta última parte me la contó Sebastián con lágrimas en los ojos, hacía poco había salido de la cárcel para iniciar una nueva vida. Sentí mucha pena por él, no justificaba lo que había hecho pero tampoco merecía todo lo que le hicieron aquellos hombres no solo esa vez sino prácticamente los seis meses que estuvo entre rejas.

Después supe que Sebastián por su propia voluntad se sometió a tratamiento sicológico para tratar su adicción al sexo y aprender a querer su cuerpo y su sexualidad. Hoy, 5 años después, Sebastián logró terminar su carrera, tiene una novia y por primera vez una vida.

FIN

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