miprimita.com

Que placer que me da

en Hetero: General

El sudor me caía por la frente ya de forma continua. La espalda la tenía empapada, mientras mi chica se intentaba aferrar a ella, resbalándosele las manos continuamente. Tenia sus pechos pegados a los míos y notaba su agitada respiración en mi cuello, mientras yo la cogía del culo para darle unas embestidas a cual mas profunda y placentera.

Teníamos nuestros cuerpos bañados en húmedo sudor, mientras nos palpábamos alocadamente, como si nos faltara tiempo, a pesar de tener toda la noche para nosotros. Yo le veía su cara de placer, los ojos cerrados, sus dientes mordiéndose esos carnosos labios, sus gemidos excitantes, sus turgentes pechos bamboleando frente a mi, cuando todo ello provocó una oleada de placer que nació desde lo mas profundo. Y no lo pude controlar. Llevábamos 20 minutos follando de forma alocada. Bañé todo su interior con mi semen, mientras me decía al oído “dame mas, dame más”. Eyaculé más que en mi vida. Le dio tiempo a salirse, y a tomar mi polla en su boca, tragándose los últimos latigazos de semen que escupía mi polla.

Cuando acabé, ella siguió chupándomela, alrededor del glande, de una forma tal que me excitaba de manera especial, mientras yo jugueteaba con mi semen conforme le goteaba por su sexo. Mis movimientos la fueron animando, entrando en una excitación extrema, corriéndose en mi mano sin remisión. Que gusto notar sus movimientos pélvicos incontrolados al llegar al orgasmo. ¡Cuanto placer era capaz de tener! Mientras tanto, ella seguía afanosa en mi polla, y como devolución del placer, me hizo una mamada solo con la boca, mientras se sobaba sus empitonados senos, de tal forma que hizo correrme nuevamente. Ahora era yo quien no podía controlar los movimientos de mi pelvis.

Cuando acabó, me miró pícaramente, como sabiendo que había conseguido un éxito: hacerme correr dos veces seguidas sin que perdiera ni un ápice de dureza mi polla.

Se acercó a mi oreja, y muy sensualmente me dijo: no hay dos sin tres.

Empezó a decirme a oído momentos de sexo desenfrenado que habíamos tenido juntos, en un autobús, en unos probadores, en la playa…

A la que me di cuenta tenía mi polla dura como una roca. Me tumbó en el suelo, me ató las manos al sofá y se sentó sobre mi polla, apoyando las manos en mi pecho, mientras movía las caderas rapidísimamente, de forma que notaba cada rincón de su vagina. Tenía mi polla aprisionada en su interior, cuando solo le dio tiempo a decirme: que me corro cariño. Tuvo tres orgasmos consecutivos. Yo flipaba, entre otras cosas por que es muy escandalosa, y yo creo que nos oyó hasta los de la finca de enfrente.

Era súper excitante ver frente a mí, aquella hembra en celo, maciza, de pechos enormes y duros, duros como sus piernas y culo, dejándose llevar por el momento. No pude aguantar más cuando, acelerando más si cabe el movimiento, y mirándome a los ojos me dijo: córrete dentro de mí. Quiero que tus líquidos rieguen mi interior.

Todo esto ocurrió en 1 hora. Siempre había pensado que eran unos capullos los tipos que presumían de correrse 3 o 4 veces en una noche. A partir de entonces cambié de opinión. En esa noche hizo correrme 7 veces. Pero más increíble fueron sus incontables orgasmos.

Placer infinito

relatostos@hotmail.com