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Las hormonas de la juventud 2

en Amor filial

A la mañana siguiente me levanté tarde. Como me había acostado al igual que Sonia mucho mas tarde que los otros primos, ellos ya se habían levantado pero yo no. Me despertó unos besos en mi mejilla que me estaba dando mi prima Sonia. Cuando abrí los ojos allí estaba ella, sonriéndome mientras me llamaba dormilón. Me desperté enseguida. Llevaba `puesto una camiseta ancha a través de la cual se le podía adivinar bamboleando sus enormes y preciosas tetas. Apenas le tapaba el culito, por lo que dejaba a la vista sus estupendas piernas. Ni corta ni perezosa, se metió en mi cama junto a mi, acomodándose a mi lado. Con una mano me acariciaba mi pecho, que como se me había subido mi camiseta tuvo fácil acceso. Menos mal que no me tocó el calzoncillo por que a estas alturas estaba ya con la polla a reventar. Me acercó su boca a mi oreja mientras me decía: “quería que supieras que anoche me lo pasé genial contigo. Y que me quedé con ganas de mas”. Yo no sabía que decir. Solo me faltaba dar saltos de alegría en la cama, pero tenía que guardar las formas, no era plan. Pero a continuación añadió: “pero por otro lado somos primos y creo que eso no estaría bien. Pero no quiero que afecte a nuestra relación, me gustaría que todo siguiera como antes de anoche, que me lo paso genial contigo”. Tras esto, me dio otro beso en la mejilla, pero ahora muy, muy cerca de la comisura de los labios y se marchó. Mientras se iba, como se le había subido la camiseta por detrás, aun me dio tiempo de verle sus braguitas y su culito antes de que se lo bajara con la mano. Me quedé súper chafado. Había pasado de la mayor alegría que a un chaval de 16 años se le podía dar, a la mayor decepción. Habría que admitirlo. No había más. Iba a ser difícil, estando todo el día con ella. Pero mientras tanto, me agarré mi polla y empecé a masajeármela pensando en todo lo ocurrido.

Tras desayunar salimos a dar una vuelta. Íbamos los dos juntos como siempre. Vimos a unos amigos del pueblo que estaban jugando a un juego habitual en aquello época y en ese pueblo. Al escondite por todo el pueblo. Perece a primera vista algo imposible, pero contando que el pueblo no es muy grande y que se va en grupos de dos, se hacía divertido. Además a quien pillaban pagaba una ronda de lo que se beba en la próxima fiesta.

Como no, Sonia y yo nos escondimos juntos. Nos metimos en un solar con restos de muros en ruina que había en el límite del pueblo. Eran dos grupos los que buscaban. Nos acomodamos al fondo, mientras empezamos a hablar de cosas triviales. Ella se levantó porque decía que estaba sucio su sitio, por lo que se acomodó sentándose en mis piernas. Mientras hablábamos yo la tenia rodeada por su cintura, y poco a poco le fui metiendo la mano por debajo de la camiseta que llevaba, acariciándole levemente su cintura y ombligo. Ella hacía como si no pasara nada. En un momento se recostó sobre mi hombro, por lo que dejó caer su cuerpo apoyándolo mas al mío. Evidentemente tuvo que notar mi polla empalmada, por que hizo unos pequeños movimientos con el culo para acomodarse, lo que hizo que mi polla se quedara justo entre sus dos cachetes. En ese momento oímos a dos de nuestros amigos, los que iban buscándonos, pasar por la calle. Nos quedamos parados. Pero ella movía casi imperceptiblemente su culo sobre mi polla, lo que estaba dándome un morbo increíble. Estaba todo en silencio, mientras yo le respiraba en el cuello a Sonia, y le seguía acariciando su estomago, pero esta vez llegaba a tocarle la parte de abajo del sostén del biquini que llevaba, pues como todos los días luego nos iríamos a la piscina. Desde mi posición veía como tenia perfectamente marcados los pezones a través de la camiseta. Me vino a mi mente sus preciosas tetas y como se las había tocado la noche anterior. Empecé a respirar de forma más agitada. Pero ella me sacó del trance, con un casi imperceptible “shisssss”. Nuestros amigos no llegaron a buscar al fondo, pues si no entrabas no te dabas cuenta que había in hueco que era donde estábamos nosotros. Se fueron. Nosotros permanecimos varios minutos en esa posición. Sin movernos. Entonces ella se levantó, y dándose la vuelta se sentó frente a mí, encima mío, con sus piernas abiertas y su coño muy cerca, tocando, mi polla empalmada. Me cogió la cara  mientras me dijo: “primito, que sepas que yo también me pongo muy malita cuando me acaricias así y te noto tu bonita polla tocándome, pero esto no está bien, lo entiendes, no?” Me dio un abrazo que hizo que se estrujaran sus tetas contra mi pecho. Se levantó y me dijo que saliéramos. Yo me levanté con el hinchazón que tenía bajo mis pantalones cortos, que lo hacía mucho más visible, y haciendo un gesto con la mano le dije que yo necesitaba unos minutos para poder salir. Ella se rió pícaramente mientras me la miraba y se acercó mientras me puso su mano sobre mi pantaloncito, pero metiendo un dedo por la zona de mi ingle llegando a tocarme un huevo y me dijo al oído: “joder tío, si no fueras mi primo ahora mismo te la bajaba yo……”. Se dio la vuelta y se pudo a andar hacia la calle mientras me decía: “te espero en la calle primo”.

Yo me quedé ahí, con mas excitación todavía y con mi polla a reventar. No me lo pensé dos veces, aprovechando que estaba bien cerrado el solar por los muros laterales, y que en la puerta estaba mi prima, que si viniera alguien me avisaría, o en el peor (mejor) de los casos me vería, me bajé el pequeño pantalón y mi bañador y empecé a cascármela. Me vinieron a la mente imágenes recientes. Lo hice de forma delicada y dándome mi tiempo. No había pasado ni dos minutos cuando oí a mi prima detrás de mí riéndose mientras me decía que no era mala forma de hacerla bajar. Yo me quedé algo cortado y paré, pero ella me dijo que siguiera, que si podía mirar, y se colocó la lado mío. Allí estaba yo, haciéndome una paja con mi prima al lado mirándome. En un momento dado le dije:

-          “primita, ¿quieres seguir tu?”.

Pero ella me volvió a contestar con una de sus evasivas:

-           “ya te he dicho que no estaría bien”. – me dijo.

-          “vamos. Estás mirando cómo me la casco y dices que no estaría bien?

Le cogí su mano se la coloqué en mi polla. Ella hizo un ademán de quitarla, pero sin mucho énfasis, lo que ayudado con mi mano, empezó a sobármela de cabeza a huevos.

-          Joder primo, la tienes durísima. ¿Siempre es así?- me preguntó

-          Bueno hay de todo, pero no todos los días me la casca mi primita favorita, por lo que estará más dura si cabe.- le dije riéndome.

-          Te la veo más grande que anoche, colega. ¿Es enorme, o me lo parece?.

-          Pero  no te corte primita, cógela bien y acércate, -le dije.

Ella se posiciono delante mío, y se acacho para poder verla bien. Con una mano retiró todo el prepucio dejando el glande a la vista, mientras que con la otra me tocaba el glande, como inspeccionando cada rincón. Lo hacía con dos dedos, pues estaba saliendo un poco de liquido preseminal, lo que favoreció la caricia y el poder recorrer todo el glande.

Cuando después de dos minutos ya había visto a conciencia cada rincón de mi polla, se levantó y poniéndose a mi lado empezó a cascármela, la verdad, de una forma un tanto mala. Le dije como hacerlo, o por lo menos como me gustaba. Ella estaba en mi lado derecho, de lado, de forma que mi hombro quedaba en el canalillo de sus dos tetas, mientas con su mano izquierda la tenia apoyada en mi espalda y con su derecha empezaba a cascármela como yo le había dicho. Yo por mi lado tenía el brazo derecho, donde ella tenía colocada sus tetas que ya se la había metido por bajo de su camiseta y le estaba acariciando su espalda. Bajaba hasta su pantaloncito y  le acaricié el contorno de su culito con mi mano, a lo que ella respondió acelerando el movimiento de la paja que me estaba haciendo. Yo bajé todo lo que pude y le metí un dedo entre sus piernas, supongo que tocando por fuera su sexo. A esto empecé a acelerar mi respiración por lo que ella me pregunto si me iba a salir ya, a lo que le respondí que si. Ella me contestó: “yo lo quiero ver”. Se separó de mi y se arrodilló a mi lado, momento que cogí yo mi polla y realicé los últimos movimientos previos a la expulsión de semen. Mi prima no se perdía detalle, desde mi lado derecho, a escasos centímetros de mi polla. Mi glande se tensó, adquirió más volumen todavía y soltó un tremendo primer chorro que lancé a una distancia extraordinaria. Yo veía la cara de mi prima que estaba iluminada, como cuando alquien ve algo por primera vez que le maravillaba. Solté cuatro o cinco chorros de la misma potencia, mientras mi prima ya se había lanzado a tocarme el glande y tocar por la parte del frenillo las gotas de semen que caían. Me la volvió a coger mientras me decía que quería seguir ella, volviéndome a pajear, recorriendo también mi sensible glande, haciendo que me estremeciera de placer. Cuando acabé y recobré mi respiración ahí nos encontrábamos, yo con la polla fuera, grande, y ella con su mano alrededor de mi polla, manchada ambas con mi semen. Se miró la mano y cogiendo un poco de semen con el dedo índice de su otra mano, se lo llevó a la punta de su lengua, probándola.

-          Pero tia, ¿qué haces?- le dije

-          Jajajaja. Me apetecía probar su sabor, - me dijo.

-          ¿Y te ha gustado, Sonia?

-          La verdad es que no me lo esperaba así,- me dijo. Pero no está mal,- añadió.

-          Pues nada primita, cuando quieras ya sabes………. – dejé la frase sin acabar.

-          Ni lo piensen Toni. – me dijo. Ya sabes que no puede ser. Esto ha sido porque nunca lo había visto y me intrigaba. Pero que te quede claro que no puede ser. –me dijo muy digna ella.

Se dio media vuelta, se limpió la mano con unas hiervas que había crecidas en el suelo mientras me decía andando hacia la calle: “te espero fuera”.

Me limpié como pude y salí tras de ella.

Toda aquellas experiencias que estábamos teniendo me estaba pareciendo de lo mas morboso. Ni en el mejor de mis sueños eróticos había ocurrido lo que estaba pasando aquel verano.

Como ya era la hora en que abrían la piscina del pueblo, nos dirigimos hacia allí. Ninguno de los dos habló palabra alguna. Supuse que al igual que yo, ella estaba recordando cada uno de los instantes que habíamos vivido en esa grandiosa paja que me había hecho.

Cuando llegamos a la piscina todo transcurrió como otros días, solo que yo no podía parar de mirarla y recordar cómo eran cada una de sus formas debajo de su biquini.  Ella actuaba como si no hubiera pasado nada, lo cual me desconcertaba, pero me animaba a actuar yo de la misma manera. Empezamos un juego junto con otros amigos y mi hermana de abrirnos de piernas bajo en agua y pasar por debajo de nosotros buceando. Todo iba bien hasta que cuando le toco el turno a Sonia, y pasar por debajo de mí, no sé si a propósito o por que se quería impulsar colocó su mano en mi paquete bajo el agua. Cuando salió ni me miró, por lo que pensé que fue casualidad. Pero cuando me tocó a mí no sería casualidad. Le di una sobada de culo espectacular, a lo cual ella me tiró una mirada haciendo un gesto con la mano como diciéndome que tenía mucha cara. El juego derivó a una guerra de todos contra todos capuzándonos. Claro está los chicos del grupo hacían ahogadillas a las chicas, lo cual aproveché para sobarle bien las tetas a Sonia, incluso por debajo del biquini, lo cual ella me recriminó haciéndose la digna, pero en cuando me confié, me capuzó bajo el agua, llevando su mano a mi paquete conscientemente, viendo como reía a carcajadas cuando conseguí recuperarme.

Posteriormente estuve nadando un poco en la parte honda de la piscina. Tras un par de largos vi que Sonia estaba también metida en la zona honda, sujeta por las manos al borde. Me acerqué por detrás y la rodeé con brazos y piernas, de forma que ella se quedó pegada a la pared del borde, de espaldas a mí, y yo pegaba totalmente mi cuerpo a su espalda. Estaba guapísima con el pelo mojado. Notar su piel desnuda pegada a la mía me hizo excitar, y entre risas me hizo notar ella que no creía que era el lugar para empalmarme como lo estaba haciendo, pero no podía evitarlo. Disfrazando el momento entre juegos, aproveché para ponerle una mano en uno de sus pechos, e incluso deslizarla por debajo de biquini, a lo que ella llevó una mano hacia atrás y me empezó a sobar mi ya abultado paquete. Transcurridos unos segundos ella se dio la vuelta y me volvió a decir que eso no podía ser, mientras se capuzaba para salir buceando por debajo mío, pues no tenía otra forma de salir, pues la tenia rodeada por brazos y piernas. Cuál fue mi sorpresa que tras esas palabras, y antes de irse de mis “garras”, aproximo su cara a mi paquete y le dio una especie de mordisco a mi polla bajo el agua. Aquella niña me estaba volviendo loco con sus juegos de “no puede ser” y sus tocamientos furtivos.

Se salió del agua y se puso a tomar el sol. Yo permanecí todavía unos minutos bajo el agua, pues tenía que rebajar ese excitamiento en el que estaba inmerso. Cuando salí estaban tomando el sol todos mis primos e incluso mi hermana. Me fijé en esos cuerpos que hasta hace pocos días ni me hubiera fijado. Primero estaba mi hermana, que la verdad, aunque la tenia vista, tenía su punto. Tan delgadita y con unas tetas bien puestas, Como solía hacer deporte tiene unas piernas bien firmes, y cuando se dio la vuelta se le notaba un culo duro y prieto. Justo a ella, charlando con mi hermana y riéndose, estaba Sonia. Sonia era increíble en todos los sentidos, y en biquini más todavía. Con esas tetas que desafían a la gravedad, con esa cintura tan apetecible, pues no es de avispa ni se pasa. En su justa medida, y sentada como estaba, le marcaba unos muslos y unas caderas de infarto. Además la forma de mirarme que tiene desde hace unos días, hace que me active enseguida. Mientras hacía este recorrido visual tenía que taparme con la toalla por que ya se me estaba poniendo morcillona, con su forma de mirarme y reírse mientras le comentaba algo a mi hermana. No se lo que era pero les estaba dando mucha gracias. Junto a Sonia estaba su hermana María, que llevaba un bañador, pero que al estar tumbada boca arriba las grandes tetas que se le veían se desparramaban ligeramente a los lados. No aparentaba vestida ese par de bufas que tenia. Vaya con Maria, pensé. Y junto a ella estaban mis otros dos primos, Carlos y Julia. Julia pese a ser la más pequeña, y no estar del todo desarrollada, tiene unas piernas y un culo respingón increíbles. Pero no le acompaña el cuerpo que pese a empezarse a desarrollar todavía está más cerca de ser el de una niña que el de una mujer.

Me acerqué a ellos y pregunté que quien me hacía sitio. Enseguida Sonia hizo un hueco entre ella y  mi hermana. Me puse boca abajo por si las moscas, pues las veía muy risueñas y podían gastarme alguna broma que si es de tinte erótico, uno se pone palote enseguida. Y ni dejaron pasar un minuto. Mi hermana se me acercó a la oreja, apoyando una de sus tetas en mi brazo y me preguntó al oído:

-me ha dicho Sonia que estás siendo malo. -Y se rió sonoramente. Yo no hice caso.

-¿no me vas a contar que es lo que haces para ser tan malo? – volvió a preguntarme, acomodando esta vez su canalillo en mi brazo.

Yo no daba crédito, mi hermana, la misma que en la vida se había dirigido a mí para nada, está siendo tan morbosa conmigo. Estaba petrificado. No sabía qué hacer ni que decir. Y para poste, cuando miro a María, pues Sonia hacía como que no prestaba atención, se estaba mordiendo el labio inferior mientras me miraba muy seria. Aquello era más digno de los inicios de una película porno del montón que de algo que me estaba sucediendo a mí. Respiré hondo y le respondí.

-¿a que te refieres con ser malo, hermanita?- le dije muy serio

-no se, cuéntamelo tu, -me contestó.

-pues no se a lo que te refieres.- Le volví a decir.

-pues a que te has convertido parece ser en todo un hombretón, por lo que me cuentan.- dijo mientras se acercaba mas a mi. Ahora estaba en contacto conmigo desde su canalillo hasta su pierna derecha, pues la había posado encima de mi bañador.

-pero tu que te creías, que era todavía un crio. Veo que no me prestas atención.- Le contesté muy brabucón, yo.

-que sepas que yo no he dicho nada, primo.- se defendió Sonia en ese momento.

-¿nada de qué? – le increpé yo.

-pues nada de nada – respondió Sonia.

-vamos a ver, hermanito no se qué juego lleváis, pero sé que algún tipo de juego os lleváis entre mano. Solo quiero saber de qué se trata, para saber si quiero entrar a jugar o no.- Dijo muy seriamente mi hermana.

-y yo también quiero saber, eh!!! –dijo la hermana de Sonia.

-Pero estamos locos o que nos pasa, -dije muy seriamente mientras miraba a Sonia a la cara y ella me ponía cara de póquer. –Os estáis haciendo pajas mentales. No se a lo que os referís, pero si queréis algo, hablar claro. Yo me voy. –pero claro, con los tocamientos de mi hermana estaba algo morcillón, por lo que a la vez que me levantaba cogí la toalla y me tapé.

-yo me voy contigo – dijo Sonia mientras se levantaba también conmigo.

Me dirigí a la caseta donde están los vestuarios. Todo aquello me estaba superando. Sonia me seguía callada. Nos metimos en uno de los vestuarios, Sonia y yo, mientras le pedía explicaciones de lo que acababa de suceder. Ella muy seria me dijo que no había dicho nada, que se estaban riendo por que estaban haciendo bromas de mi, pero no de lo que había sucedido entre nosotros. Yo la creí. Estaba siendo sincera. Ella se acercó y me dio un abrazo. Yo también la abracé. Y como es lógico, mi polla también se empezó a poner contenta, lo cual lo notó Sonia y riéndose me dijo que si era insaciable, que siempre estaba preparado para todo. La acerqué a la pared y le contesté que con ella siempre estaba preparado. Le puse mis manos en su cintura y ella cerró los ojos. Sabía lo que me iba a decir, pero antes de que acabara de decir que aquello no estaba bien le di un beso en la boca con lengua que aceptó muy gustosa, a la vez que dirigió su mano hacia mi paquete. Me la sobó por encima del pantalón, pero enseguida me tiró del nudo y dejó caer mi pantalón corto a los pies. Me estaba haciendo una paja muy a lo bruto, sin controlar la fuerza, pero entre la excitación que llevaba y que yo ya le había sacado las tetas del sostén de su biquini, no me importaba. Después de sobarle a gusto las tetas y sus duros pezones le cogí la cabeza y se la dirigí a mi polla. Ella inclinó el cuerpo y se la introdujo en la boca. Me dijo que no le cabía, pero poco a poco empezó se fue acoplando y chupándola muy bien, mientas yo le recorría su espalda con mis manos y le introducía una mano bajo el biquini por la raja de su culo. Llegué hasta su sexo, lo tenía completamente empapado, y le introduje de una manera tremendamente un dedo en el interior. La humedad facilitaba el trabajo. Ella había empezado a hacer un ronroneo de placer, y a mi me estaba viniendo un orgasmo espectacular. Me incorporé echando mi cuerpo hacia atrás, tensándome, lo que hizo que mi polla entrara más en su boca, mientras le decía que me iba a correr. Ella aumentó el ritmo de la paja mientras sorbía con fuerza con su boca, empezando a salir tremendos chorros de semen en el interior de su boca. Ella no paraba de tragar con gran avidez. Para favorecer la tarea se había arrodillado en cuclillas frente a mi, y yo le cogía la cabeza acompasando sus movimientos. No tengo ni idea de la cantidad de semen que saqué de mi interior, pero una vez había acabado ella seguía todavía chupándome mi glande, limpiándolo y dándome más placer. Para entonces me estaba mirando muy fijamente, siguiendo chupando y tocándome los huevos, y yo, desde mi posición, lo observaba. Veía su cara de placer y su mirada cachonda, lo que hacía que me pusiera yo mismo más cachondo todavía. Le podía ver sus tetas fuera del sostén del biquini, veía como seguía chupando y yo notaba como mi polla no perdía ni un ápice de rigidez, por lo que ella mantenía su ritmo de paja con la mano, y chupaba y chupaba sin parar, mientas me veía retorcerme de placer. Pasados escasos dos minutos me vino otra nueva oleada de placer. Fue increíble, dos corridas seguidas en escasos dos minutos. Aquella prima mía era un diamante en bruto. O yo era un salido en potencia. Ella notó la palpitación en mi glande y emitió un sonido mientras me miraba como preguntando si me venía otra vez. Yo la volví a coger por la cabeza y se la inserté hasta la garganta mientas le decía: “sigue bebiendo primita, que me corrooooo”. Volvieron a salir nuevos chorros de semen, menos en cantidad pero los notaba igualmente potentes. Cuando acabé ella levantó la cabeza y abrió la boca, enseñándome todo mi dulce manjar en su boca, mientras dibujaba una sonrisa pícara en sus labios abiertos, lo que hizo que se le saliera alguna gota por la comisura de los labios. Cerró la boca y sin parar de mirarme, se tragó todo el contenido, haciendo gestos casi ostentosos de que se lo estaba tragando. Mi prima era increíble. Me parecía mentira que fuera su primera corrida en la boca, porque había aprendido muy rápido. Haciéndole una broma sobre ello, me respondió que si me creía que yo era el único que veía películas porno. Nos reímos los dos, mientras me dijo que ahora era su turno.

Se tumbó Sonia en la banqueta que había en el vestuario. Ya se había quitado la braguita del biquini. Ahí estaba yo, con mi bañador  en los tobillos, la polla todavía dura, desnudo y delante de mí, tumbada en una banqueta a mi prima Sonia, desnuda con su coño al aire, abierta de piernas, con toda la pelambrera a descubierto y sus grandes tetas igualmente al aire, pidiéndome que le hiciera una mamada. Aquello era increíble. Mi prima, mi querida prima delante de mí, desnuda, pidiéndome marcha.

Entre todo el vello púbico se le clareaban sus labios húmedos, brillantes. Yo no sabía si tirare directamente o primero disfrutar de aquel cuerpo de mujer adolescente, dura, suave y hermosa que tenía frente a mí. Mi polla se había puesto de nuevo a reventar, y más viendo su cara de niña buena y con ese punto de morbosa que le daba la situación. Me arrodillé delante de ella. El suelo estaba frio. Me aproximé y le besé en sus pechos. Sus pezones estaban pitos, erguidos, desafiantes. Me los introduje en la boca alternativamente, mientras le había un masaje por todo el pecho. Ella en silencio me iba diciendo cosas de forma casi inaudible. Pero llegaba a entender cosas como: “sigue así”, “que gustito” o “estoy muy excitada”. Aquello era superior a mí. Seguí durante unos minutos en sus pechos, tras lo cual empecé a acariciarle sus piernas y su vientre. Mi polla me dolía de lo tiesa que la tenía y la excitación que estaba acumulando. No hice muchos preámbulos cuando bajando en dirección a su coño me llegaban oleadas de olor de su sexo, de sus líquidos internos. Le aparté los pelitos que tenía y contemplé en toda su extensión aquel maravilloso fruto de placer, aquellos labios humedecidos y ese clítoris rosadito y palpitante. Yo por entonces sabia poco de la fisonomía de la mujer, lo que nos daban en clase y cuando atendía. Pero me pareció lo mas vello del mundo. Tenía los labios exteriores salidos plegados hacia fuera, acabando en un botoncito que salía de su pequeño capuchón. La humedad le resbalaba hacia abajo, por lo que vi hasta el orificio del ano brillante y limpio. Me acerqué con cuidado, observando donde la hacía mas gustito, para ir centrándome en esos sitios. Primero le pasé la lengua desde casi el culito hasta el clítoris, limpiando toda su humedad. Ella dio un salto en la butaca, como si un calambre le hubiera traspasado el cuerpo. Empecé a pasar la lengua por la piel extremadamente suave que cubría el clítoris. Ahí ella empezó un ronroneo de placer que me hacía suponer que todo iba bien. Cuando le presionaba ella daba un pequeño gemido, por lo que empezaba a alternar esos dos movimientos, pasaba la lengua y a veces le presionaba con ella. Tras esto me metía en la boca sus labios mayores, grandes, suculentos y excitantes. Los sorbía y ella me cogía la cabeza en señal de aprobación. Poco a poco fui metiendo la lengua entre sus labios mayores y descubriendo otro mundo de placer, olor y sentidos. Cuando le introduje la lengua el máximo que pude dentro de su coño, me bastaron tres movimientos similares para que se corriera en el acto. Ella no quería hacer ruido, pero empezó a mover la cadera de forma casi espasmódica mientras se le humedecía increíblemente todo su sexo. Yo claro está, empecé a chupar toda esa humedad. La dejé respirar cambiándome al clítoris otra vez, o eso es lo que creía yo, que la dejaba respirar, pero no fueron ni diez segundo acariciando con mi lengua directamente a su clítoris, que había doblado prácticamente su tamaño, y estaba muy accesible fuera de su capuchón, cuando le vino un orgasmo impresionante, pues casi se cae de la butaca, estaba fuera de si, se le movía la pelvis y las piernas sin control,  y su cara y sus ojos casi en blanco me lo decía todo. Yo casi me asusté y todo, era la primera vez que una mujer, una chica, tenía un orgasmo de esas características delante mia. Le duró bastantes segundos, por lo que yo no sabía si eso era normal. La cogí por sus caderas para que no se callera, mientras la miraba mas que asombrado. Cuando se recuperó, me miró con su cara otra vez angelical y me dijo: “que pasada primo”.

La ayudé a incorporarse. Me miró mi polla tiesa y se acercó y le dio un besito. Luego me lo dio a mi en la boca y se puso el biquini. Yo la observaba en cada movimiento, su precioso culo respingón, sus tetas enormes y puntiagudas, su sexo húmedo y excitante. Se sentó al lado mío en la butaca  mientras me animaba a ponerme el pantalón y salir a la piscina. Lo decía como si no hubiera pasado nada. Yo flipaba. Me habló de un viaje que le había dicho su madre que haríamos el fin de semana y de otras cosas sin importancia, como dado por olvidado lo que acababa de suceder. Yo oía su voz de fondo, porque realmente donde estaba mi mente es en recordar cada uno de los segundos vividos, saboreados, experimentados, olidos y disfrutados. Transcurridos unos minutos y ante la insistencia de Sonia, me puse el bañador. Ya había bajado ostensiblemente la erección. Me cogió de la mano y salimos del vestuario. Quedamos en darnos un baño para “limpiar” nuestros restos de humedad. A mi me vendría bien, pues el contacto con el agua fría terminaría de bajar mi excitación. Así pasó, corrimos al agua como si nada acabara de pasar y empezamos una pelea de ahogadillas, a las que se unieron mi hermana, primos y algún otro amigo.