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Como está la cuñadita!! – (versión novia-hermana)

en Amor filial

Yo me llamo Berta, una joven con un novio maravilloso y una familia abierta y liberal.

Mi relación con mi novio de siempre había sido muy jovial e intensa. El era un buen amante y me tenía bien atrapada con su forma de hacer en la cama. Su polla me encantaba y como me lo hacía más. Llevábamos un tiempo hablando nuestra forma de entender el sexo y de hacerlo, para poder sacar el máximo partido a nuestros cuerpos.

Mi hermana era una chica increíble. Me parecía la típica tía buena. Se había desarrollado de forma espectacular. Mi relación con ella de siempre había sido muy abierta y nos habíamos contado todo de todo. Incluso dentro de nuestras largas sesiones de charradas juntas, hablando de chicos, de sexo, etc., una cosa llevaba a la otra y nos habíamos masturbado la una a la otra y alguna cosa más.

Recuerdo aquel fin de semana que nuestros padres se habían ido de viaje, y nuestro hermano estaba en un campamento, que llevábamos horas hablando de nuestros novios y de lo que les hacíamos, de nuestra sexualidad y de la vida en general. Nos quedamos en casa sin salir, viendo una peli. Mientras hablábamos nos habíamos puesto una delante de la otra, tumbadas, pegadas,  mientras veíamos la tele y nos acariciábamos inocentemente. Yo llevaba puesto una camiseta sin nada debajo y mis braguitas. Y ella una camiseta similar, pero como se había duchado no se había puesto nada debajo. Entre nosotras no había secretos. El tema se iba poniendo más picante y mis pezones estaban ya duros como rocas, pegados a su espalda. Yo le estaba acariciando la pierna y subía cada vez más, hasta la cadera. Ella jugaba con la mano puesta hacia atrás en mi culito y el hilo del tanga que se metía por dentro. Creo que se dio cuenta de la dureza de mis pezones cuando me dijo que con el tema de conversación y nuestros tocamientos se estaba poniendo caliente. Lo dijo con tono casi de preocupación. Yo le dije que me pasaba lo mismo. Se dio la vuelta ella y se quitó la camiseta diciéndome que le acariciara por todo el cuerpo. Que nunca había sentido eso con unas manos de mujer. Me reí y me puse a ello. Pero antes me desprendí también de mi camiseta, quedándome solo con el tanga. Nuestros cuerpos estaban pegados y me recorrió un no sé que por el cuerpo. Empecé a acariciarle por la espalda, subiendo y bajando por la columna hasta donde empezaba su precioso culito. Luego pasaba por encima de los hombros  hasta sus enormes pechos, endureciendo aun más sus pezones. Incluso chupé uno de ellos al verlo tan duro y empitonado. Ella soltó un pequeño gemido. Mientras le baje la mano por el ombligo y la cadera hasta sus  muslos para pasar a su pubis depilado. Ella abrió las piernas para facilitar mi masaje. Pude comprobar que estaba totalmente húmeda. Lo que me hizo recapacitar y pensar un mí, comprobando que tenía mi tanga totalmente mojado y mis pechos duros como rocas.

Nos reímos de la situación, me quité el tanga y seguimos esta vez las dos juntas acariciándonos. Juntamos nuestros sexos entrecruzando las piernas, como sabíamos de oídas que hacen las lesbianas. El placer que nos dimos fue indescriptible. Luego y tras la primera gran corrida nos pusimos en un 69 y nos comimos todo nuestros coños. Como siempre nos contábamos todo, sabíamos perfectamente lo que nos teníamos que hacer. Yo me centraba más en su enorme clítoris palpitante mientras le metía un dedito en el culo, haciendo un mete saca constante. Ella mientras me recorría todos mis labios vaginales, sorbiendo toda mi humedad y fallándome con su lengua dentro de mi coño. Mi orgasmo fue de escándalo. Y el de ella ni os cuento. Nunca había visto a una mujer teniendo tantos espasmos incontrolados en un orgasmo. Fue increíble.

Tras eso, como otras varias veces, todo seguía igual entre nosotras. Sabíamos perfectamente que nos gustaban los hombres, pero alguna que otra juerga de este tipo nos habíamos dado. Sobre todo cuando éramos mas jóvenes, y estábamos explorando nuestra sexualidad.

Volviendo al relato origen, sabía que mi novio se había fijado alguna que otra vez en lo despampanante que era mi hermana, por lo que ya había hablando todo con mi hermana para que lo sedujera. Quería saber hasta dónde llegarían.

Aquella mañana me los encontré a los dos haciendo un 69 en la habitación de mi hermana. Me puse súper caliente. Iba con una minifalda y enseguida me metí la mano a mi coño. Mientras Alberto le comía el coño a mi hermana yo me masturbaba desde mi posición privilegiada, sin que me vieran. Estaba viendo como Alberto le comía el coño mientras le metía un dedo por el culo. Le había metido casi todo el dedo y mi hermana se retorcía de placer. Pude comprobar cómo le vino uno de esos orgasmos que tiene algunas veces donde su corrida era espectacular y bañó toda la cara de mi novio. Tras ello, Alberto empezó a emitir pequeños ronroneos, sabiendo yo que era el previo a su corrida. Eso terminó de estallar en mi coño, y entre mi dedo, los sonidos, y la visión de lo que ocurría, me vino un tremendo orgasmo que acallé con una toalla en mi boca. No me tenían las piernas y me metí en la habitación  nuestra y me tumbé en la cama.

Desde la cama oí poco después los gemidos nuevamente de mi hermana. Le estaba dando bien mi Alberto!!. Yo me quité mis braguitas y mi camiseta y sostén, y me subí la mini a la cintura. Y lo esperé en  nuestra cama. Estaba más que cachonda.

Poco después entró Alberto, desnudo y sudando. Se quedó parado en la puerta de la habitación. Tenía la polla ya flácida, y tras unos segundos de duda, al verme mi cara de loba en celo avanzó hacia mí. Mientras intentaba emitir algún sonido por la boca, preso del nerviosismo. Lo que entendí era si había oído o visto algo. Yo le respondí llevándome mi mano a mi coño, haciéndole gestos de que quería una buena comida. Vi como se le reactivaba su polla, adquiriendo un tamaño considerable, para haber tenido faena hacia tan poco tiempo.

Se arrodilló en silencio y me hizo la mejor comida de coño de mi vida. Estábamos los dos extasiados de feromonas, cuando nos sacó del trance mis fuertes gemidos ante el orgasmo que me estaba dando mi chico. Levantó la cabeza y vi de reojo su cara de estupefacción cuando vio que mi hermana estaba al lado mío, con el coño abierto mientras yo le metía tres dedos en su húmedo coño.

Se levantó con la polla totalmente tiesa, mientras nosotras nos reíamos de su cara. Le cogí su polla y me la metí hasta los huevos. Mi hermana se puso paralela a mí y Alberto entendió todo. Nos hizo un mete saca a las dos que nos corrimos varias veces. Mi chico aguantó lo que no está escrito. No sé ni el tiempo que estuvimos follando. Supongo que con la corrida que había tenido con mi hermana, le había hecho durar de mas. Cuando estalló fue cuando mi hermana le ofreció su culito. Le metió al principio el glande, mientras yo lo observaba todo pues me coloqué debajo de ella, haciendo una especie de 69, mientras le chupaba su gran clítoris. Ella me respondió haciéndome un tremendo dedo. Cuando mi chico se corrió dentro de su ano, llegando a insertarle toda la polla, salieron chorros de su semen que cayeron a mi cara, sorbiendo con gusto el manjar que venía de sus entrañas.

Ni que decir tiene que ese día fue un antes y un después en nuestra relación. Desde ese día las reuniones familiares nunca habían sido tan provechosas.

PLACER

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