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Como está la cuñadita!!!

en Amor filial

COMO ESTÁ LA CUÑADITA!!

De costumbre, los fines de semana y los festivos los pasamos mi pareja y yo en un pueblecito. Allí, como no tenemos casa propia, vivimos en casa de sus padres esos días. Berta y yo llevamos saliendo más de 7 años y casi 3 viviendo juntos en la ciudad. Ella tiene 25 años y yo 27. Somos dos jóvenes normales, ella muy guapa y de figura bonita, con un pelo liso por los hombros, ojos claros, tetas de manzanita bien puestas y una cintura que es una envidia, con un ombligo precioso. Su culito va acorde con su cuerpo, con unas bonitas piernas. Yo pues me considero del montón, figura atlética y creo que buen culito, o eso me dice mi chica.

Mi chica tiene una hermana dos años menor y un hermano 4 años menor. Sinceramente nunca había prestado atención a mi cuñadita hasta hace unos meses, que me pone de lo mas burro.

En su casa, siempre cuando estamos, nos levantamos por la mañana y bajamos al comedor a desayunar, y hasta mitad de mañana no nos subimos a cambiarnos, ducharnos, etc. Siempre había sido así, y nunca me había percatado del espectáculo que allí  había. No sé si porque nunca lo había habido, si porque yo estaba más salido que nunca o por que las actitudes habían cambiado. En el verano pasado, del año anterior, pasamos 3 semanas seguidas en el pueblo. Fue en un desayudo como cualquier otro cuando empecé a fijarme en mi cuñada Susi. Antes la verdad solo me fijaba en mi chica, pues allí tenía un pijamita de pantalón cortito súper ajustado, y una camiseta. Se le marcaban a la perfección su culote, o sus braguitas o su tanga. Incluso a veces según la postura me deleitaba con algún “camel toe” que me ponía a cien. Ella por supuesto siempre lo hacía a propósito para ver mi reacción, pues yo llevaba una pijamita fijo, que aunque ancho, como se me “removiera” mi varonía se notaba enseguida. Además de marcar sus pezones firmes en todo momento. Ella jugaba conmigo alguna mañana que otra, y se reía cuando veía como me cruzaba de piernas. Lo bueno era que alguna de esas mañanas acabamos en el desván, a hurtadillas metiéndonos mano y follando con el morbo de saber que más abajo estaba el resto de familia.

Volviendo a Susi, esa mañana en cuestión llevaba un tipo camisoncito, más corto de lo normal, que apenas le tapaba los cachetes de su culo. Aprecié que tenía unas piernas maravillosas. Los muslos eran perfectos y firmes. Antes se ponía esos camisones pero le llegaban casi hasta la rodilla, y supongo que por eso no me había percatado de tal cosa. Además era un camisón de tirantes, y dejaba una holgura espectacular tanto por delante, dejando ver el principio del canalillo de sus enormes pechos, como por el lateral, debajo de los brazos, dejando ver perfectamente el lateral de sus senos según la posición que adoptara. Aquello y el poder ver en ciertos momentos su culo totalmente al aire, que hasta pensé por un momento que no llevaba nada debajo, hasta que le vi el hilo oscuro que se metía entre sus piernas, hizo que esa mañana fuera espectacular para mí. No sé si me pilló más de una vez mirándola, pero me había dado cuenta de lo buena que estaba mi cuñada. De cara no era más guapa que mi chica, pero de cuerpo no era tan delgadita, era más “maciza”.

Esa mañana tras el espectáculo me subí a ducharme, y me hice una tremenda paja recordando las visiones que había tenido esa mañana. No sé si por la excitación o porque, pero la cantidad de leche que saqué por mi polla fue exagerada. Tremendo orgasmo que tuve, dejando salir por mi boca un ronroneo algo excesivo, que hozo incluso que mi chica me tocara en la puerta para saber si estaba bien. Además me puso mucho mas el pensar que el agua que oía en el baño de al lado era la ducha que se estaba dando Susi, y mi mente volaba pensando que se estaría haciendo un dedo en la ducha.

Hay que decir que los baños de casa de mis suegros no tienen pestillo, por lo que en cualquier momento se puede entrar. Lo cual aun da más morbo al tema.

Dos días después, cuando estaba en la planta de arriba, mi cuñada se estaba duchando con la puerta sin cerrar. Lo cual hizo que se disparara toda mi imaginación y mis ganas de verla totalmente desnuda. Me acerqué a la puerta, intente separarla un poco del marco y como en su baño hay una bañera con una mampara transparente pude ver como se enjabonaba. Estaba totalmente desnuda, con sus pechos firmes y con los pezones en punta, un culo espectacular y unas curvas de escándalo. Me había empalmado en dos segundos. En ese momento, no sé si porque oyó algo dijo:

-Berta, ¿eres tú?. Me podías traer una toalla del otro baño que la que hay aquí la has dejado muy mojada.

-No soy Berta, soy Alberto. Le dije separándome un poco de la puerta.

-Ahh!- dijo. Bueno, pues si me la puedes traer me la tiras dentro del baño.

Cogí la toalla seca, abrí la puerta y le dije:

-Te la dejo sobre el bidet. Entré dentro del baño con todo el morro y se la deje sobre el bidet que estaba al lado de la bañera. Ella se quedó un poco a cuadros. Estaba de espaldas, y girando la cabeza me vio ya dentro del baño. Pude verle su hermoso culo en toda su magnitud. Ella seguía con los brazos sobre sus pechos, de espaldas,  mientras me daba las gracias de forma algo cortada. Como solo giro la cabeza supongo que no se dio cuenta del tremendo bulto que tenia bajo mis pantalones de pijama. Además ya me la había colocado de forma que no se notara mucho, aunque de todas formas se seguía notando.

Salí del baño con una sonrisa en mis labios y me dispuse a ducharme yo. Jugué por unos minuto con el agua en mi polla dura, mientras me recreaba con lo visto minutos atrás. En ese momento oí como alguien entró en el baño. En mi baño hay una ducha pero al contrario que en el que usaban ellas, la mampara era traslucida, y solo se veían las formas. Si te acercabas mucho es cuando se podía ver mejor las cosas. Oí como estaban abriendo el armarito de las toallas. Pregunté en voz alta: “Eres tú, Berta?”. A lo que tras un segundo de silencio contestaron; “No, soy Susi, que estoy buscando una toalla más pequeña para la cabeza”.

Entonces y como me moría de ganas de verla mientras yo mantenía agarrada mi polla, abrí ligeramente la mampara que era de dos puertas correderas y dejando abierta unos centímetros la vi con las toalla que yo le había llevado enrollada al cuerpo, tapándole justo las tetas y el culo, y agachada para poder coger la toalla que buscaba. Le vi perfectamente todo su culo e incluso sus labios vaginales, todo perfectamente depilado. Increíble. Estaba que reventaba.

En ese momento le dije mientras apenas sacaba la cabeza por las puertas de la mampara:

-¿La has encontrado cuñadita?

Ella se levantó de súbito, pues la había asustado por lo visto, y dándose la vuelta me dijo que si, y la llevaba en la mano. Me miró a los ojos y bajó la vista durante un momento, volviéndola a subir mientras de decía que se iba a secar el pelo.

Acabé la ducha, me puse mi bóxer y salí hacia mi habitación. En la suya estaba ella con la toalla enrollada en la cabeza y en sujetador y tanga sentada en la cama. Cuando pasé me llamó desde su cama y me dijo que entrara. Ahí estábamos los dos, en ropa interior mientras entraba en sui habitación. Le dije:

-Dime.

-Oye Alberto, has tenido un poco de morro entrando en el baño cuando estaba totalmente desnuda, no?

-Tú me habías pedido una toalla, Susi. Además, tú también has entrado en mi baño cuando yo estaba en pelotas también. Empate.

-Ya, claro. Pero yo solo me duchaba, y tu, por lo que puede ver, estabas totalmente empalmado. ¿No sería por mí?

Yo no pude evitar ponerme rojo. Me puse a reír, pues no sabía que decir. Y le contesté con todo el morro.

-Vamos a ver. Uno no es de piedra. Si te veo desnuda en la ducha y luego te veo todo el potorro depiladito frente a mí cuando te acachaste a por la toalla, que quieres que haga. Además, no sé si sabrás que estás muy buena. Tienes un cuerpazo de escándalo. Suerte tendrán los chicos de tu pandilla…..

-¿Tu crees que estoy tan buena? A ver, te lo digo de cuñada a cuñado, no por nada.

-Chica, solo hay que verte. –Me acerqué y la cogí de la mano y la puse de pie, mientras le daba una vuelta sobre ella misma. En ese momento comprobé que el sujetador no se lo había abrochado todavía y se le separó del cuerpo dejando ver sus hermosos y grandes pezones, mientras ella se libraba de mi mano y se lo abrochaba con las dos manos en su espalda, dejando apreciar sus dos bultos majestuosos.

En ese momento noté como se me removía mi polla, pero como llevaba la toalla por delante pensé que no se me veía nada. Ella se rió por la situación y se sentó de una en la cama y me dijo.

-Joder cuñado, que morro que tienes. Me has visto ya todo. Y yo, que te puedo ver? – Mientras me separaba la toalla que tenia y dejaba al descubierto mi hinchazón. Yo me retiré hacia atrás. Ella se encanó a reír y me dijo.

-Oye no, no es justo. Tu me has visto todo  y ahora quiero que seas tu quien me enseñe tu polla.

-Que dices Susi.

-Vamos hombre, que somos mayorcitos, que no nos vamos a asustar de nada.

Yo me hice el valiente para ver hasta donde llegaba todo esto, y tiré la toalla a la cama, mientras me acercaba a ella y me bajaba los canzoncillos dejando al aire mi aparato, que sin estar del todo crecido, tenía un tamaño considerable. Estaba ahora mismo a un palmo de la cara de Susi y creciendo. Ella lo miró en toda su extensión y con un “puedo” sin dejar tiempo a contestar lo cogió con una mano y sacó el glande al aire. Aquello hizo que terminara de empalmarse mi polla y se pusiera mirando al cielo mientras palpitaba en su mano.

-guau Alberto. No está nada mal, y mira que he visto pollas en mi vida.

-Te gusta o qué?

-No es que sea muy grande, pero es súper ancha y el glande es enorme.

Todo esto  mientras le pasa el dedo pulgar por la punta del glande y con la otra mano se chupaba los dedos gordo, índice y corazón y me hacia un masaje en el mismo glande que me hizo ver las estrellas. Yo ya estaba ido de mí. Estaba de pie, con su cara a medio palmo de mi polla, viendo sus enormes tetas y sus piernas desnudas con ese tanga de hilo, mientras me estaba masajeando mi polla. Solo deseaba que se la metiera en su boca, con esos labios carnosos succionando sin parar.

Como si lo supiera, se la metió en la boca hasta que le tocó la campanilla, haciendo un sube baja con la cabeza y succionando de tal forma que pensé que a ese ritmo antes del minuto me habría corrido. Me cogió el culo con sus dos manos, y se metía mi polla hasta la garganta como una actriz porno experimentada. Yo no pude más que desabrocharle el sujetador y manosearle las tetas y sus pezones duros y empitonados. Era increíble. Nunca le había puesto los cuernos a mi novia y ahora estaba haciéndolo con su hermana. Y en casa de sus padres, mientras en la planta de abajo estaban todos ellos.

Me tumbó en su cama y de un ágil movimiento se puso en 69, pidiendo a gritos con el gesto que le chupara su sexo. Le retiré el hilo del tanga a un lado cuando vi brillar sus labios mayores de flujos estando estos salidos hacia el exterior un par de centímetros. Había visto en fotos porno coños así, pero nunca uno en directo. Era increíble. Me metía sus labios mayores en la boca, los succionaba y chupaba sin parar, mientras se masajeaba con mis dedos desde el clítoris hasta el ano. El clítoris tenía un tamaño descomunal. Estaba gordito y fuera de su capuchón, rosado y pidiendo que lo chupara. Mientras me dedicaba al clítoris, ella me estaba succionando los huevos mientras con una mano me hacia tremenda paja. El olor de los fluidos y de nuestro sudor hacia que entráramos en un trance sexual impresionante. Mientras le venía su segundo orgasmo casi seguido, por sus gritos ahogados en mi polla y sus movimientos pélvicos incontrolados, le metí el dedo corazón bien untado en sus jugos por el ano. Se notaba que le encantaba. Se movía y emitía unos sonidos increíbles. Yo estaba jugando con mi lengua en su clítoris y con mi dedo corazón en su ano, ya más allá de la segunda falange y el dedo índice de la misma mano y el de la otra mano por el coño. Casi sin dejar pasar 10 segundos le vino un tercer orgasmo, este con un chorreo de líquidos que me lleno la cara, con lo que supuse que fue un “squirt”, mientras ella con la voz entrecortada me decía: “Joder cuñado, como te lo estas currando. Dame otro orgasmo así y me follarás de por vida”.

Ella se meta si cabe más la polla en la boca, notando lo que debía ser su garganta, mientras con la lengua notaba como me tocaba los huevos. Esa estrechez cálida me hacía llegar a un placer indescriptible, notando como me venía una oleada de placer de inmediato. Ella también lo notó y se puso el glande en su boca, succionando sin parar mientras me hacia una paja en el resto de tronco de la polla. Empecé a sacar chorretones de semen a cual más grande y con más fuerza, mientras ella se los tragaba todos con verdadera ansia. Estuve echando semen por la polla un minuto largo. Cuando terminé de correrme, ella siguió chupándome el glande, que al estar hipersensible, me hizo sentir un placer desmesurado. Mientras yo le estaba dando otra ración de placer en su sexo ya hinchado cuando le sobrevino otro tremendo orgasmo que acalló metiéndose mi polla entera en su boca.

Nos quedamos en esa postura dos minutos más, recuperándolos de lo ocurrido. Tras lo cual me levanté, le di un beso en la boca y salí de su habitación, en silencio.

Esta historia es totalmente ficticia….., o no. Espero que os haya metido en la piel de los protagonistas, y os haya entretenido por unos minutos.

Tengo otras situaciones con la cuñada, ficticias (o no), que si os gustan iré compartiendo.

PLACER INFINITO

relatostos@hotmail.com