miprimita.com

Veranos 3

en Amor filial

Joan esperaba en el interior de la habitación a oscuras. Cuando entró, durante breves instantes encendió la luz, y pudo observar una habitación bastante austera, solo disponía de una cama de gran tamaño en el centro de la pared de enfrente, con una colcha, sin cabecero. A ambos lados de la cama en una posición que le resultó ridícula a Joan por lo bajas que estaban había colgados dos cuadros, y bajo ellos una pequeñas mesitas con un cajón. El suelo era de madera, por lo que oía el leve crujir de sus vetas a su paso. La lámpara central, si así se podía llamar solo tenía una bombilla que colgaba de los cables que salían del techo.

Se sentó en la cama, comprobó que la firmeza era buena. Retiró la colcha. El tacto del cubre colchón le pareció bueno. Estaba todo bastante limpio. A los pies de la cama había unas especies de tensores, que supuso eran para unir entre las patas de la cama para evitar que se movieran. Se acomodó en el centro de la cama, como había entrado, en calzoncillos. Entonces se acordó que habían dicho que se quedaría totalmente desnudo. Se quitó el calzoncillo y se noto excitado. No estaba empalmado pero ya la tenía muy morcillona. Apagó la luz y dijo el voz alta el “ya” que les indicaba a sus chicas que estaba preparado.

La puerta por donde había entrado disponía de una amplia tela cogida del techo de forma que cuando alguien entrara, debería apartar dicha tela y de esa forma se evitaba la entrada de luz del exterior y era imposible ver quién es la persona que entraba. Pensó en la utilidad fuera del “juego” de aquella tela. Pero no quiso comerse la cabeza. En ese instante notó una leve entrada de luz y observó cómo alguien quedaba entre la puerta y la tela. Se cerró la puerta y se hizo otra vez la más absoluta oscuridad.

Notaba como se aproximaba alguien por el crujir del suelo, que aunque no era exagerado, si denotaba la existencia de alguien presionando la madera del piso y acercándose hasta la posición de Joan. Notó como alguien palpaba la cama, hasta que se topó con la rodilla de Joan. Este se encontraba totalmente tumbado, con sus manos bajo la nuca, esperando que le hicieran. Aquella mano subía por su muslo hacia su cadera, sin detenerse en su pene, que a estas alturas la estaba bastante crecidito, sin llegar a tener el tamaño máximo. Aquella mano paso de largo, subiendo hacia su vientre y pecho. Al instante notó otra mano en la otra pierna. Ahora una estaba jugando con su vientre y la otra con su pierna. Mientras una subía, acariciando lentamente su piel, la otra bajaba. Todo transcurrió de forma muy lenta, a Joan se le hizo eterno. La chica dueña de aquellas manos quería recrearse con la situación.

Notó como si una corriente le recorriera el cuerpo cuando ambas manos llegaron a su sexo. Una tocando sus duros testículos, juntos, apiñados fruto de la excitación y la otra, tras atravesar el frondoso bosque de pelos, notara la base de aquella polla que se alzaba majestuosa sobre el cuerpo juvenil de aquel mozo. Intentó rodear el tronco de la polla con una mano, al no poder lo hizo con las dos, soltando un pequeño suspiro, seguramente fruto de la excitación ante semejante tamaño de falo. Con las dos manos rodeando aquel tronco, fue subiendo lentamente. Ella pensó que aquello nunca se acababa. De vez en cuando notaba movimientos en la polla de Joan, notando en cada uno de ellos como si aquello se volviera más grande, más enorme. Cuando llegó a la altura de su glande notó como palpitaba. Aquello al tacto era enorme. Tiró la piel del prepucio hacia atrás, quería tocar el glande. Se ayudó de las dos manos para dejar el glande totalmente al descubierto. Se chupó la palma de la mano para acariciar aquel prodigio de la naturaleza, aunque a aquellas alturas si se hubiera pasado la mano por su coño seguro que hubiera mojado más su mano. Estaba excitadísima solo con tocar aquella polla. No lo pudo remediar, y aunque eso no era parte del plan ni de las normas puestas, pero se acercó a su glande y empezó a chupárselo y a intentar metérselo en su boca. Joan se desconcertó, pero cuando comprobó que se la entraba chupando, y aunque las normas decían que él no podía tocarla, al ver que ella se las estaba saltando, empezó a acariciar el cuerpo desnudo de la chica que le estaba chupando la polla. Sobre todo era por interés de saber quién era de las cuatro. En cuanto le puso la mano en la espalada y bajó a su culo pudo comprobar que era Luisa. Ese pedazo de culo no podía ser de otra persona. Enseguida llevó las manos a sus tetas, aquellas curiosas tetas que había visto que aunque eran pequeñas, disponían de una gran aureola y unos pezones enormes. En cuando los tocó con su mano confirmó la primera impresión. Era Luisa. Tenía los pezones más duros que nunca hubiera tocado, aunque ciertamente habían sido pocos en su vida.

Se dio cuenta que se había metido todo el glande en su boca y estaba jugando con la lengua en su frenillo, cosa que le estaba dando mucho placer. En ese momento se oyeron las voces de las féminas desde el exterior que gritaban: “diez minutos, tiempo, tiempo….”

Aquello quería decir que se tenía que salir la afortunada y debía dejar sitio a otra de las chicas. Gruñó sin dejar soltar un sonido claro, pues las reglas decían que no podían hablar. Dejó aquella enorme polla y se dirigió  hacia la puerta, momento en que la oyó volver corriendo y pegarle un último lametón a la polla de Joan. No pudo evitar soltar una carcajada el chico. Tras ese último arrebato salió de la habitación.

Desde el interior de la habitación oscura Joan podía escuchar los gritos de las chicas, intuyendo algunas de las cosas que se decían, como: “es enorme”, “lo vas a flipar, no solo es larga, sino gordísima” o “es increíble”, fueron algunas de las frases que pudo discernir desde su cama.

En apenas dos minutos se hizo de nuevo el silencio, y se abrió la puerta de nuevo. Joan estaba muy excitado. Tenía el mástil pletórico y se la tocaba con sus manos esperando impresionar a otra de las chicas. Notó como se aproximaba a la cama, y nuevamente como palpaba la cama desde los pies hasta que tuvo contacto con su rodilla, de forma que ya la guiaba en su palpamiento. En un segundo se dirigió a la polla, sin rodeos, como sin dejar pasar ni un minuto de los que tenía para conocer esa polla tan enorme. Casi pegó un grito al tocarla, al intentar abarcarla con sus dos manos y apenas rodearla. Reconoció de inmediato que era Celeste. Esta inspeccionó todo su sexo, desde el glande, que estaba ya al descubierto, hasta los huevos. Simulaba una paja rodeando la polla con sus dos manos. En un momento dado se subió a la cama, posicionándose entre las piernas de Joan. Le tocaba los huevos, se los amasaba y subía hasta la punta de su polla con ambas manos. La notaba dura, enorme, increíble. Joan notaba como se acercaba cada vez más, hasta que noto en un momento dado algo raro, pero placentero. Notaba como estaba sobando su polla en el coño de ella misma. Notaba la humedad de su sexo, y como se dirigía la punta de su polla hacia su cueva, e intentaba centrarse en su clítoris. Entonces él la cogió por la cintura y ella abrió las piernas, de forma que ella tenía las piernas a ambos lados del cuerpo de Joan, y su sexo totalmente en contacto con la polla del chico, que por la postura ahora se encontraba recostada sobre su vientre. De esta forma ella empezó un movimiento de pelvis de adelante y atrás, sobando toda la longitud del falo en su excitado y chorreante coño, y mientras Joan empezó a sobarle las grandes tetas de Celeste presionando en sus duros pezones. Empezó a oír respirar mas agitadamente a su amiga, por lo que intuyó que iba a tener un orgasmo. En ese momento la levantó ligeramente y acercándose a su oído le dijo: “69”. Ella rápidamente se posicionó en un perfecto sesenta y nueve de forma que se empezaron a chupar sus sexos al unísono. Celeste intentaba tragar lo máximo de esa tremenda polla, mientras que Joan se centró en su excitado clítoris, dominante fuera de su capuchón, palpitante. No tardó ni medio minuto en sacarle un orgasmo a Celeste, que muy placenteramente empezó a chupar con más velocidad y a hacerle una gran paja, de forma que le hizo venirse en una espectacular corrida que parte ingirió y parte le caía por sus pechos. Apenas se habían recuperado cuando ya daban el toque de queda desde el exterior de la habitación.

Celeste, orgullosa, se acercó a Joan y le dio un beso en la boca, que a este le supo a semen, pero que le respondió introduciéndole la lengua en su boca. Se dio la vuelta y tocó su aparato de sexo por excelencia desde ese momento, y se dirigió a la puerta. Joan estaba tumbado en la cama, agotado y expectante de ver lo que le depararía las siguientes visitas. Por descarte le tocaba a alguna de sus primas. No creía que repitiera Luisa.

Se encontraba ensimismado en sus pensamientos e hipótesis cuando oyó unos gritos escandalosos y risas en el exterior de la habitación. Seguro que le habían pillado restos de semen o les estaba contando la corrida que le había propiciado a ese falo enorme con el que se encontró.

Joan estaba notando como su miembro se estaba viniendo abajo, ya que tardaban un poco en decidirse en entrar, aunque un pequeño respiro seguro que le iría bien. Aún oía voces en el exterior, aunque no diferenciaba esta vez lo que decían, por lo que no le pareció extraño. Aun tuvo que esperar casi cinco minutos para que se creara el silencio y acto seguido se abriera la puerta que tapaba aquella tela negra, y entrara en la habitación alguien. Por el crujir de la madera, intuía que eran más de una persona, por lo que supuso que eran sus dos primas, que les había gustado la sesión que se dieron los tres en casa de su abuela, y buscaban repetir. Se acomodó en la cama, con sus manos tras la nuca, esperando los tocamientos de las chicas.

En un principio solo le tocó una. Le acariciaba las piernas y paraba en el momento que se adentraba en sus ingles. En un pierna y en otra. Una y dos y tres veces. Y vuelta a empezar. Cada vez subía un poco más. Unas veces hasta tocarle los huevos, otras hasta llegar hasta su vientre. Todos aquellos tocamientos le empezaban excitar, sobre todo cuando les rozaba los huevos. Ya solo se centraban en ellos, con las dos manos, le amasaban sus dos testículos mientras su polla todavía parecía inactiva. A pesar de ello, con una buena longitud, la recorría con la parte posterior de la mano, casi con las uñas en dirección ascendente y con la parte interior de los dedos en dirección descendente, hasta que acababa amasando nuevamente los huevos y alguna que otra vez intentaba introducir un dedo hasta el orificio de su ano, cosa que desconcertó un poco a Joan, pero como chico bueno, se dejaba hacer.

En un momento dado, mientras esas dos manos jugaban a revivir su pene, otra mano se dirigió a su brazo, haciéndole sacar sus manos de debajo de su cabeza, y le paso lo que parecía un pañuelo por ellas, tensándoselo en su muñeca. Lo mismo hizo con su otra mano. Algo extraño tuvo la sensación que pasaba, pues fue muy rápido todo y ahora notaba sus manos estiradas en cruz, con algo que le presionaba las muñecas y sin poder moverlas. No había salido del asombro de ello, cuando, a la vez, le cogían sus pies y le hacían la misma operación en los tobillos. Eso quería decir, aparte que lo habían dejado inmóvil de pies y manos, que en la habitación había al menos tres chicas. Creía que era el momento de decir algo, no estaba asustado, pero aquello como juego quizás se estaba pasando un poco.

-       A ver chicas, ¿no creéis que esto es demasiado?

-       Shssssss, -fue la única respuesta que obtuvo.

-       Pero si puedo moverme seguramente nos lo pasaremos todos mejor. –dijo Joan.

-       Shsssss, -se volvió a oír.

En ese momento pudo contar hasta seis manos encima de su cuerpo, dos en las piernas, dos en sus huevos y dos en su pecho. No podía decir ni hacer nada, estaba claro, por lo que se dejó hacer. Las caricias le recorrían todo el cuerpo, desde los dedos de los pies hasta la cara y boca. Le parecía muy excitante cuando le metían los dedos a su boca y jugueteaban con su lengua. Al igual que las cosquillas que le proporcionaban en los pies, y como nos, en su polla. Esas manos estaban ya haciendo revivir de nuevo su polla. Y para terminar de rematar la jugada, notó como alguien se subía en la cama, y al instante notó como le habían posicionado en su boca el coño de alguna de aquellas juguetonas amigas de noche. No sabía distinguir cual podía ser. El de su prima Ruth no pues lo notaba con mas vello que el que sabía que tenía ella. Pero tampoco era tan abundante como el de Andrea. Por descarte solo quedaba Celeste o Luisa, por lo que intuyó que era el de Luisa, pues le pareció notar los labios del coño mas salidos que los que acababa de chupar a Celeste. Se centró en un inflamado clítoris, de tacto suave y gustoso, mientras se iba empapando de fluidos toda su boca y barbilla. Enseguida confirmó que era Luisa, en cuanto empezó a gemir como una perra en celo, acelerando los movimientos de su pelvis sobre la boca de Joan.

Mientras tanto, su polla ya estaba rígida y dura, y las cuatro manos restantes le tocaban a la vez cada centímetro de su polla y huevos. Joan no tenía tanto tiempo como para razonar todo lo que estaba pasando, un coño en su boca, y una paja a cuatro manos. Pero eso solo sería el principio, pues en ese momento notó como le estaban chupando el glande. Era imposible saber quién. Y cuando más concentrado estaba en todo lo que ocurría, otro coño se posicionó de forma que una de sus manos lo pudiera sobar a gusto. Aunque las tenía cogidas por la muñeca, si tenía juego con los dedos de la mano para proporcionarle placer a aquella niña  juguetona. En ese momento cayó en que debían ser las cuatro las que estaban en la habitación, pues tenía un coño en la boca, otro en la mano, una boca en su polla y otras dos manos haciéndole una paja y masajeándole los huevos……bueno, en ese preciso instante también una boca succionando uno de sus huevos. Pero esa boca pertenecía claramente a las manos que le pajeaban, pues estaban muy coordinadas.

La mente de Joan le iba a estallar de tanta asimilación de posturas, manos y sonidos, por lo que se dejó llevar y se centró en dar y recibir placer al máximo. Entonces se percató del tiempo que llevaban así, y lo que estaba durando sin eyacular. Seguramente fruto de la corrida hacia pocos minutos con Celeste. En cualquier caso se notaba la polla a reventar, y la paja que le estaban haciendo era realmente salvaje. Dejó de pensar en su polla y se centró en la chupada de coño que estaba haciendo a una de las chicas. Esta le cogía su cabeza por los pelos y le hacía presionar en su húmedo coño. Le metía la lengua hasta no sabía donde de su raja, quedándose breves segundos sin respirar por la presión que ejercía aquella ninfa zorrona en su cabeza hacia su propia sexo. Cuando le liberaba de la presión succionaba el hinchado clítoris como si no hubiera un mañana. El chico ya le había contado dos corridas, por sus gemidos y por la humedad que embadurnaba la boca y cara de Joan. Al tercero la chica que estaba posicionada en la mano de Joan se le escapó un “qué zorra”, por lo que pudo comprobar que era Andrea. Entonces se percató que con todo el ajetreo, había dejado un poco de lado aquella mano, y por tanto aquel coño que pedía guerra, por lo que se afanó por sacarle una buena corrida a su prima. No tardó en venirse entre movimientos espasmódicos de cadera, notando un chorro de liquido caer sobre su mano. Como ya la regla de no hablar parecía que se había dejado un poco atrás, entre tanto gemido y corrida, Joan propuso que dieran la luz para poder verse las caras y los cuerpos. Un poco le vino de alivio para recuperarse, pues notaba que se iba a correr de un momento a otro, y con aquella petición las chicas dejaron su actividad y se reunieron en una zona, por los cuchicheos que oía, y transcurridos escaso un minuto, encendieron la luz de la habitación.

Joan recordará siempre esa imagen. Se vio atado de pies y manos, desnudo, sobre aquella cama, con la polla tiesa como un mástil, roja y brillante, descapullada, y frente a sí, observándolo, las cuatro chicas, totalmente denudas, con sus cuerpos hermosos e imperfectos, para Joan perfectos y sensuales, con cara de no haber roto un plato, a la vez que excitadas y algo avergonzadas, pero con la lujuria en sus miradas mientras intercambiaban miradas y gestos y ellas posaban sus ojos sobre el falo guía de su Eros. Luisa con las manos en jarra, pudiendo ver sus curiosas tetas, con la aureola inflamada de la excitación y los pezones erguidos, y los labios de su coño totalmente salidos, delgada pero excitante. Ruth con una mano en la boca, fingiendo vergüenza, y con su escultural cuerpo destacando sobre las otras chicas, con el pelo alborotado, dándole un aire más de zorrona que le encantaba a Joan. Andrea con una mano en su sexo, tapándoselo, pero con una amplia sonrisa y Celeste tocándose las tetas mientras miraba la polla del joven.

-       Adelante chicas, a ver qué sabéis hacer. –dijo casi con tono altanero y brabucón Joan.

-       Estas muy valiente, tú, no? –dijo Ruth son sonrisa pícara.

-       Bueno, eso me lo dices después, a ver si te he sido valiente, o no? –respondió Joan.

-       Jajaja – risas entre las chicas.

-       Pero eso sí, si queréis que os dé bien vuestro merecido, quitarme estas cosas de las manos y pies, que nos lo pasaremos mejor. –dijo Joan, a ver si colaba, pues aunque la experiencia le había excitado, tenía ganas de tocar y sobar libremente a las chicas.

-       Eso te lo tendrás que ganar….. –dijo Luisa, mirando a las chicas.

-       Más todavía? –replicó el chico.

-       Bueno….a ver, chicas, ¿qué os parece a vosotras que hagamos? –dijo Luisa.

-       Pues le desatamos, que se ponga las botas también él. –dijo Andrea, mirando picarona a Joan.

-       Ok. –dijo Luisa.

Cada una de ellas le liberó de una de sus extremidades. Joan, ya libre, admiró a aquellas cuatro chicas que con la mirada le estaban diciendo que tenían ganas de guerra. Se sentó en el borde de la cama. Delante de él estaba Andrea y Ruth, mientas que Celeste y Luisa se habían sentado una a cada lado, y Luisa ya tenía puesta una de sus manos sobre la polla semierecta de Joan. Intentando recuperar la gran forma fálica que tanto les gustaba. Joan miraba de reojo a sus primas mientras se fundía en un beso húmedo con Celeste, que posicionaba una de sus manos en los huevos del chico. Éste le sobaba una de sus tetas, mientras con la otra le metía la mano entre el culo y la sabana de la cama, buscando su humedad sexual, y encontrándola fácilmente al facilitarle ella la labor levantando una de las piernas. Ruth observaba la escena, mientras parecía maquinar algo. Joan miraba fijamente a los ojos de su prima, que mientras hacía y le hacían no quitaba la vista de Ruth. Fue entonces cuando, ante la perplejidad de su hermana Andrea, se posicionó lateralmente a ella, y haciendo un semi-baile de gogo, se restregó toda la pierna de su hermana en su sexo, acachándose  y volviendo a subir,  mientras con las manos se sobaba el cuerpo a su hermana. Todo ello sin quitar la mirada Ruth a su primo. Éste se empalmó en una décima de segundo, y más aún cuando al terminar el movimiento de subida, le metió tal morreo a su hermana que le introdujo la lengua hasta la campanilla. Andrea abrió los ojos como platos. Estaba siendo morreada por su hermana, siendo sobada por las manos de su hermana y restregado todo el sexo húmedo de su hermana en su pierna. Aunque ya se había besado con ella en aquella primera noche de juegos con Joan, esto era distinto, no estaba su polla de por medio, y fue algo totalmente premeditado por parte de su hermana. Se dio cuenta que tenía mucho vicio, y tras decirse mentalmente un “por qué no”, correspondió al beso de su hermana y a sus caricias plantándole la mano en su sexo, e iniciándole un dedo que Ruth acogió con agrado, abriendo las piernas mas para facilitar su labor.

En todo aquellos momentos no se habían dejado de mirar Ruth y Joan, por lo que tras unos segundos, ella se acachó y se introdujo lo que pudo de su polla en la boca. Su posición era de pie, con las piernas rectas y abiertas y su cuerpo doblado hacia la polla de Joan. Andrea se había posicionado ya en cuclillas bajo su hermana y le continuaba el dedo, ahora alternándolo con lametones. Por su parte Ruth se introducía el inflamado glande de Joan en la boca, todo lo que podía, momento en que Joan se dejó caer hacia atrás, mientras seguía besando a Celeste. Solicitó a Luisa que se acercara y empezó a succionarle las tetas, poniendo más duros sus pezones en su boca, mientras Celeste acariciaba la espalda desnuda de Luisa.

Ruth estaba chorreando, por lo excitada de meterse esa grandiosa polla en la boca, y por los tocamientos que le estaba haciendo su hermana. Por lo que no aguantó más y se dio la vuelta, levantando a su hermana del suelo y dándole un cariñoso beso en la boca de reconocimiento de su trabajo, mientras se posicionaba entre las piernas de Joan, y con mucho cuidado, y guiándose con su mano que se la había metido entre sus piernas y había cogido la polla de Joan, se la orientó hacia la entrada de su vagina, no sin antes darse unos cuantos restregones con ella por su húmedo coño y su dilatado clítoris. Poco a poco y facilitado por la humedad de sus fluidos, el glande se fue haciendo camino en el interior de Ruth,  mientras ésta mantenía los ojos cerrados como degustando cada centímetro de polla que se iba insertando en su interior. Su hermana Andrea observaba con estupor y algo de envidia la maniobra de su hermana, viendo como se debía ensanchar los labios vaginales de su hermana para albergar aquel grotesco tamaño de polla. Ante aquella visión ya se había empezado a hacer un dedo, mientras con la otra mano le sobaba los pechos a su hermana.

Por su lado, Luisa ya se había posicionado sobre la cara de Joan, y éste había empezado a hacerle una buena comida de coño a su amiga. Luisa se había posicionado de forma que se apoyaba en el pecho de Joan con las manos, por lo que pudo ver como Ruth estaba intentando introducirse la polla del chico en su coño. Le iba a decir algo a Ruth, cuando tuvo que cerrar los ojos al insertarle Joan el dedo índice en su ano mientras le succionaba sus salidos labios vaginales. Al estar tan empapada no opuso apenas resistencia su esfínter, de ahí que el chico se animara a insertarle dos dedos, cosa que incrementó el placer de la joven muchacha y ésta empezó a pellizcarse sus pezones con el afán de conseguir mayor placer al que ya estaba siendo sometida.

Celeste en ese momento se encontró un poco desubicada, pues todos los miembros de Joan estaban ocupados, por lo que contemplando la imagen que tenía ante sí, a saber, su amante comunitario tumbado en la cama con el culo al borde de la misma, donde su amiga Ruth estaba introduciéndose el pollón en su sexo, de pie, medio asentada en la polla, de espaldas al chico, mientras su hermana se estaba haciendo un dedo descomunal por la brutalidad de sus movimientos mientras le tocaba las tetas a su hermana, y su amiga Luisa, sentada sobre la boca del chico, degustando un cunnilingus y una perforación del orto con los dedos del muchacho, no le quedó otra que recostarse sobre la pared, abierta de piernas, perpendicularmente al muchacho, de forma que era una voyeur perfecta de toda la escena y empezó a hacerse un dedo impresionante. Debido a la humedad de su sexo, y que esta se había recorrido hasta su ano, mientras con una mano se acariciaba el clítoris, con la otra empezó a meterse primero uno y luego dos dedos, hasta conseguir incluso meterse tres, fruto sin duda de la tremenda excitación en la que se encontraba. No tardó en llegarle el primer orgasmo, que coincidió en momento, forma, lugar y gritos con los de Andrea. Eran casi alaridos de placer, mientras se derrumbaban fruto de la flojedad que les entraba en sus cuerpos por el orgasmo sufrido. Casi al acabar estas le vino un tremendo orgasmo a Luisa, que bañó la cara del joven. En ese momento Ruth ya había conseguido introducir todo el glande y parte del tronco de la polla en su interior, gozando como una perra de aquel falo impresionante.

Al ver Joan los gritos de Celeste y los dedos metidos en su culo, recordó la historia que contó de que le habían desvirgado el culo y la cogió de la mano y haciéndole un gesto a Ruth, ésta se apartó y posicionó de la misma manera a que estaba Ruth a Celeste, pero guiando su polla a su ano, que se encontraba bastante dilatado y humedecido. Tras varios intentos, no pudo introducir el glande en su totalidad, pero a Celeste, pese al dolor inicial, le pareció a gloria. Era una mezcla de dolor casi de desgarro con placer intenso. Las otras tres chicas observaban la escena absortas, unas centradas en lo que esa polla era capaz de abrir el ano de Celeste, como Luisa, y otras viendo la cara mezcla de placer y dolor de su amiga mientras intentaba introducirse semejando falo por el culo.

Transcurridos unos minutos, Luisa dijo que le tocaba a ella, y abriendo un cajón de la mesita sacó un bote con un líquido espeso transparente, y que el olor le gustó a Joan, y se lo untó en los alrededores de su ano y le aplicó bastante en la polla del joven. Las chicas observaban atentas la operación, al igual que Joan. Cuando acabó, Luisa dejó el bote en la mesita, pudiendo comprobar las chicas que era vaselina, y se posición de la misma forma que sus predecesoras. Cogió el falo de su amante y se lo dirigió a su ano, embadurnando previamente aun más la zona con el montón de vaselina que había puesta en la punta del glande del chico. Empezó a presionar la polla en la entrada de su ano, haciendo como que se sentaba sobre ella, mientas la vaselina iba haciendo efecto, y sorpresivamente para los ojos de las chicas, el ano se iba dilatando y engullendo aquel espectacular grosor de polla, mientras Luisa iba soltando gemidos de dolor y placer a partes iguales. Ya tenía todo el glande en su interior, y se tomó un respiro en sus movimientos, mientras dirigiendo su mano a su sexo se lo frotaba con ímpetu, arrancándose un orgasmo que Joan notó al presionar el esfínter en su ano por las contracciones que le producía el orgasmo. El chico pensó que Luisa tenía mucho vicio, mientras con las manos le acariciaba la parte baja de la espalda y las caderas, acabando en esos dos prodigiosos glúteos que remataban con parte de su polla tragada literalmente por su orto. Luisa seguía con el movimiento de sube baja, acompañado por las manos de Joan es sus caderas, mientras seguía tocándose su coño, y de vez en cuando acariciaba los huevos de Joan. Tenía incrustado en sus intestinos prácticamente la mitad de la polla, y las chicas no cabían en su asombro ante tal barbaridad. Cuando le vino un  nuevo orgasmo a Luisa, por lo que volvió a apretar el esfínter de forma incontrolada, mientras Joan casi le obligaba a mantener el movimiento de sube baja, se oyeron dos gritos de placer del chico a la par que le regaba el interior de su culo con incontables chorros de semen, dejando exhausto al chaval. Luisa entre los ardores de su dilatado ano, sintió el calor del líquido eyaculado por Joan en su interior. Cuando pareció que había acabado se sacó lentamente la polla, y dándose la vuelto observó cómo le salía una gota mas de semen en la punta de su glande y con gran cariño se la limpió con la lengua, mientras las chicas, observaban el dilatadísimo ano de su amiga, del cual empezaba a salir un hilo continuo de semen, que le recorría la parte interior del muslo derecho. Las chicas observaban la escena anonadadas, impresionados por la abertura tan brutal del ano, y por la excitación que todo aquello, que les superaba en cierta medida, a pesar de ser ellas las protagonistas.

Los cinco se tumbaron en la cama, Joan en el centro, que ya estaba tumbado, Luisa junto a él, con su mano derecha sobre su pecho. Celeste detrás de ella, muy pegada, en posición de cuchara, mientras acariciaba el cuerpo de su amiga, y en el otro lado Ruth y Andrea, en posición similar a Luisa y Celeste, pero Ruth con su mano jugando con los huevos del chico, mientras poco a poco se iba haciendo más pequeña aquella gran polla que tanto placer les estaba dando.

En esa postura, entre risas y cometarios subidos de tono comentando lo ocurrido, poco a poco se fue haciendo el silencio y se fueron sumiendo en un sueño los cinco chicos, agotados por la experiencia que acababan de tener, mientras poco a poco iba transcurriendo la noche y haciéndose un nuevo día.

Un día nuevo……pero eso será otra historia.