miprimita.com

LAS HORMONAS DE LA JUVENTUD 7_y ultima

en Amor filial

No dije ni media palabra. Estaba rojo como un tomate. Miré al suelo, y me encaminé hacia la puerta. Mis primas se apartaron y traspasé la puerta de mi vergüenza dejando a mi madre, hermana y dos primas en el interior del baño. Nadie dijo nada. Cerré la puerta y me apoyé en ella con mi espalda. Quería que se me tragara la tierra. No habían pasado ni diez segundos cuando oí una conversación entre ellas en su interior que me dejó a cuadros.

-          ¿Bueno chicas, cuando ibais a decirme el pedazo de polla que tiene Toni?, -decía con tono autoritario mi madre. Le siguió el silencio. – ¿Nadie me responde? Añadió.

-          Te lo íbamos a decir, tranquila. –oí como decía mi hermana.

-          ¿Qué pasa que la estáis disfrutando vosotras  a solas? –siguió diciendo mi madre.

-          Tía, yo todavía no he hecho nada. Pero que te digan ellas, las muy zorras. –Dijo mi prima Maria. Y añadió: -por que según me han dicho, llevan unos cuantos días a tope.

-          ¿Es eso verdad Mar y Sonia? –dijo mi madre.

-          Bueno si, -dijo Sonia. –Pero es que no queríamos que pasara como con el tito Roberto, que solo hacías que follartelo tu. Claro una mujer con experiencia, y a nosotras no nos tocaba nada!!! – prosiguió.

-          Solo queríamos que se acostumbrara a nuestro ritmo para que cuando entraras tu pudieras darte el gran festín, mama. –le dijo mi hermana Mar.

Yo flipaba en colores. Por lo oído hasta ahora mi familia era peor que Sodoma y Gomorra. Una casa de vicio y perversión filial. Aquello me estaba superando por momentos. Pero solo plantearme lo que podía suceder a partir de ahora, había hecho que mi polla adquiriera de nuevo un tamaño importante. Seguí escuchando tras la puerta,  mientras empezaba a tocarme la polla con mi mano.

-          Pues niñas, ya sabéis a quien le toca ahora disfrutar de todo ese pedazo de polla que tiene Toni, porque solo en pensarlo me estoy poniendo cachonda. Mirar lo mojada que ya estoy. –Dijo mi madre.

-          Pues eso habría que solucionarlo tía, -dijo María.

Lo siguiente fue oír los gemidos de mi madre y los evidentes sonidos de chupar, por lo que intuí que mi prima Maria, la que pensaba que era una mojigata, le estaba comiendo el coño a mi madre.

-          Pues yo me voy a duchar que el día de hoy promete. –Dijo Sonia, mientras se oía como caía el agua de la ducha.

-          Pues yo voy a mear que es a lo que he venido, y luego me uno al festín, mami. –dijo mi hermana.

Ya me estaba imaginando la situación, mi madre tumbada en el suelo con las piernas abiertas mientras mi prima Maria le estaba comiendo el coño. Sonia en la ducha donde seguro se estaba masturbando con la visión que había ahí dentro, y mi hermana Dios sabe que estaría haciendo. Igual se estaba tocando tras mear en el inodoro.

Aquello debía ser una situación increíblemente paradisiaca, por lo que no pensé mucho más y me dispuse a entrar en aquel baño que se había convertido en el centro de la lujuria. Me bajé los calzoncillos, los dejé a un lado, y me cogí con fuerza la polla, ya tiesa mientras abría con la otra mano la puerta. Mi corazón iba a mil. Nadie se dio cuenta de mi presencia. Ahí estaba yo, totalmente desnudo, empalmado mientras empezaba a masturbaba por la visión de aquel baño. Sonia estaba de espaldas, con la cabeza hacia arriba, aplicándose el chorro de la regadera en su sexo, mientras por los movimientos de su brazo derecho se estaba masturbando. Mi madre tumbada en el suelo con los ojos cerrados mientras Maria se afanaba en chuparle su coño. Y Mar sobre la taza del wáter, con una pierna levantada metiéndose dos dedos en su coño. Para que se percataran de mi situación cerré de un golpe la puerta, momento en que las cuatro se giraron y clavaron la mirada en mi. Se quedaron paralizadas, sin saber bien que hacer, que decir. Así que animado por la conversación que había oído anteriormente rompí el silencio:

-          ¿Pero es que nadie se va a aprovechas de mi polla, o que? – pregunté con cara de pícaro.

-          Creo que Toni quiere su merecido, -dijo Mar, mientras dirigiéndose a mi madre le decía: - Bueno mami, ahí lo tienes, empieza tu, que ya te tocaba.

Se levantó mi madre muy despacio, totalmente desnuda, con los pezones erectos e inmensos, mientras yo seguía con la vista el bote de sus tremendas tetas, mientras ella no me quitaba ojo a mi polla y con su mano se tocaba su coño. Se puso frente a mi, y se arrodilló mientras oía como decía en tono maternal: “pero mi pequeño, ¡¡cómo has crecido!!”

Me retiró mi mano de mi polla, la cogió ella y le retiró de un golpe la piel del prepucio, dejando mi glande al descubierto, hinchado, palpitante. Se introdujo mi polla hasta la garganta y mas allá. Notaba como tocaba con la punta de mi polla mas allá de la campanilla de su boca. Se mantuvo así casi veinte segundos, momento en que empezó a sacársela lentamente mientras succionaba con su boca de forma que me llevaba a un placer que en la vida había experimentado. Repitió esa acción dos o tres veces, pensando que me iba a correr de un momento a otro. Mientras mi hermana y mis primas miraban la acción atentamente. Aquello era superior a mí. De inmediato empezó mi madre a hacer movimientos con su boca rápidos, mientras me estrujaba los huevos con una mano. Se estaba autofollando la boca con mi polla. No tenía que hacer nada. La experta de mi madre hacía todo. No había pasado ni dos minutos de esa maniobra cuando me vinieron irremisiblemente los movimientos de la eyaculación. El glande se hinchó más si cabe mientras me palpitaba. Mi madre se dio cuenta y se la ubicó de tal forma que me hacía movimientos en mi glande con su garganta, vertiendo dos tremendos chollos de semen directamente en su esófago camino del estomago, para luego sacársela hábilmente y succionar con los labios sobre mi glande provocando cuatro o cinco nuevos chorros de lefa que le llenaron su maestra boca. A todo aquello ella emitía sonidos de placer que me hacia ponerme más burro todavía. Se retiró y abriendo los labios me enseñó su boca llena de mi semen, al tiempo que le eché dos nuevos chollos sobre su cara y le bajaron chorreando hasta las tetas. Sonrió y se tragó todo el contenido de su boca con inmenso placer.

Se levantó y me dio un cariñoso beso en la boca. Me cogió de la mano y saliendo del baño se dirigió a mi hermana y primas y les dijo que durante la siguiente hora yo era solo para ella. Mis primas y hermanas protestaron. Pero se quedaron en el baño mientras nosotros nos dirigíamos a su habitación.

Lo que pasó en el interior de esa habitación que había espiado yo hacía breves momentos, fue algo todavía a día de hoy recuerdo. Se encuentra grabado en mi mente a fuego y placer. No sé si fueron 1 ó 5 horas, pero puedo asegurar que en la vida se repitió. Perdí de cuenta las veces que me corrí, y por su puesto las veces que se corrió mi madre. No había descanso. Yo pensaba que correrse dos veces seguidas ya era un esfuerzo sobrehumano. Cuando me masturbaba alguna vez lo hice y me había costado horrores. Pero con todo lo que me llegó a hacer, sentir y experimentar mi madre, fue muy sencillo.

Desde aquel día nada en mi casa volvió a ser como antes. Las orgías fueron plato habitual en las vacaciones familiares. Toda la familia participaba del festín, con orden, cariño y lujuria.

Todo lo que quería contar de los inicios de mi experiencia sexual está dicho. La serie la doy por acabada. No sé si algún día la retomaré.

Salud y mucho sexo.