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Las hormonas de la juventud 3

en Amor filial

Sonia me miraba desde el fondo de la habitación, mientras a mi me estaba entrando un sueño enorme tras la comida. Me estaba quedando dormido mientras mi mente volaba hacia esos momentos tan excitantes vividos con mi prima. Se acercó muy seria hacia mí, y me dijo que teníamos que hablar, que nos subiéramos a las habitaciones, y si quería luego me podía echar la siesta.

Su cara estaba preocupada. Nada que ver con la cara que pocas horas antes tenía en nuestro encuentro en los vestuarios. Se me fue el sueño de inmediato. Nos subimos y entramos en su habitación. Su hermana se había quedado dormida en uno de los sofás, por lo que no subiría a molestarnos. Entonces Sonia empezó a hablar:

-          Primo, le estoy dando vueltas a la cabeza y no sé si lo que estamos haciendo está bien. –me dijo muy apesadumbrada.

-          Yo no veo que hagamos nada mal, Sonia, le dije.

-          Claro es muy fácil decirlo desde la mente calenturienta que tenéis todos los tíos, - me increpó.

-          Perdona Sonia, ¿me estás diciendo que soy como todos? Si hicimos algo fue porque los dos queríamos. ¿o acaso no te gustaba a ti?.- dije de forma seria y rotunda

-          -

-          Sí, bueno,…. perdona. Es que estoy hecha un lio. – Dijo mientras acachaba la cabeza.

-          Mira Sonia, yo lo que quiero es que entre nosotros todo esté bien. Si no quieres que hagamos nada, pues no lo hacemos y punto. –a lo que añadí de forma jocosa para sacarla de esa cara de seriedad que tenia: “ahora ya sé que cuando me apetezca me toca hacerme una pajilla!!” – reí para intentar contagiarla.

-          Ella sonrió iluminándose su carita como siempre.- Que tonto eres, - me dijo.

-          Mira, no quiero que te comas la cabeza por eso. Lo que pasó, pasado está. Lo hemos disfrutado, y mucho, te lo aseguro yo, - hice una pausa y continúe, - y creo que tu también. Pero si eso te va a crear malos rollos, no se volverá a repetir. –Le dije mientras le pasaba la mano por su espalda, a modo de consuelo.

-          Muchas gracias, primito. – Se me acercó y me dio un gran abrazo. Notaba todas sus grandes tetas clavándose en mi torso, y ella no paraba de apretar. Eres muy bueno conmigo, -acabó diciendo.

Permaneció abrazado a mi casi dos minutos, durante los cuales ninguno de los dos dijo nada. Tras esto, y sin dejar de apretarme contra ella, empecé a notar como estaba llorando. Me asusté un poco. La retiré un poco para poder verle la cara.

-          ¿Qué te pasa? – le pregunté.

-          Pues que todo esto es una mierda!!!!,-dijo Sonia.

-          Explícate, por favor, - le dije.

-          Pues que esto es muy difícil. Te estoy diciendo que esto no puede ser, que no podemos volver a hacerlo, que esto no está bien, y tengo un no sé que en la barriga y un costilleo ahí abajo,….. y creo que estoy súper húmeda por mi coñito, igual que cuando empezaste a besarme y tocarme en los vestuarios. –Me dijo mirándome a los ojos.

Yo no daba crédito. No sabía qué hacer. Si tirarme encima de ella y quitarle esa camisetita y su biquini o hacerme el duro, por si era una prueba a la que me estaba sometiendo. Opté por la segunda opción, muy a mi pesar. Pero la cogí de los hombros, y muy seriamente le dije que así no podremos cumplir lo dicho. Que si no queremos que se repita tendremos que ser fuertes y no caer.

Reconozco que era difícil decir lo que estaba diciendo, sobre todo en esos momentos que tenía la polla a cien, y me acababa de decir mi Diosa que estaba húmeda. Pero lo tenía que hacer. Lo tenía que decir. Le dije que nos quedáramos tumbados, que echáramos la siesta y cuando nos despertáramos seguro que veíamos las cosas de otra forma. Así lo hicimos. Ella sin decir nada se acurrucó a un lado de su cama, y yo me quedé en el centro, cogiendo una postura fetal, para que no se me notara el hinchazón bajo el pantalón.

No se el tiempo que había pasado, pues todavía estaba bajo un sueño increíble que no me dejaba despertar, pero noté unas risas desde la puerta, y me pareció ver a mi hermana mientras decía algo. Yo estaba sobre la cama, boca arriba, y tenía una de las manos de Sonia sobre mi pecho y una de sus piernas sobre las mías. Rápidamente me giré porque noté que estaba empalmado, por lo que supuse que mi hermana se reía de eso, pero como no podía con mi alma, seguí durmiendo.

Cuando desperté del todo estaba yo totalmente en el borde de la cama y Sonia pegada a mi culo y espalda, y uno de sus brazos sobre mis caderas, dejando caer su mano sobre mi paquete, que gracias a Dios no lo tenía empalmado. Me recorrió un calambrazo todo mi cuerpo. Notaba los pitones de sus pechos en mi espalda y el calor de su sexo en mi culo. No me podía mover porque seguro la despertaba. Pero lo que se estaba despertando era mi polla, que estaba empezando a coger un tamaño importante, y por la posición de la mano de Sonia, conforme crecía se iba acoplando mejor a su mano semiabierta. Ella hizo un movimiento con la mano palpándomela, pero me sentí aliviado cuando la retiró y la subió a mi vientre, acariciándomelo. Lo hacía todo mientras dormía, y yo no podía ni moverme. Giré la cabeza y la vi totalmente dormida, con respiración acompasada. Me quedé más tranquilo.

Pero de repente la situación paso a otro punto. Igual que había subido su mano a mi vientre ahora bajaba y la introdujo debajo de mi pantalón corto, que estaba sin anudar, por lo que fue fácil, y como me había quitado el bañador para que se secara, su mano entró en pleno contacto con mi polla tiesa. “Tierra trágame”, pensé. Acomodó su mano al perímetro de mi polla tan bien que dudé si estaba dormida. Permaneció así unos instantes, pero en breve empezó un movimiento con su mano sobre mi ya glande al descubierto que me hacia estar en la gloria. Ella empezó a respirar mas agitadamente, por lo que supuse que estaba soñando. Movía sus caderas como si estuviera excitada, mientras no paraba de sobarme mi aparato. Yo no sabía qué hacer, porque me estaba dando un gusto de la muerte. De repente me dije, “mierda”. Me estaba llevando al orgasmo y me iba a correr. No sabía qué hacer. No me dio tiempo a más. Cerré los ojos y disfruté de la intensa corrida. Me salieron seis o siete chorros de semen. Llené su mano de semen, mi pantalón corto, mis pelos púbicos. Cuando terminé de correrme, a pesar de que ella seguía con los movimientos, me separé un poco y pude sacar su mano de mi paquete, lo que hizo que ella se girara inconscientemente, y dejara toda su mano pringada de mi semen junto a su cara, sobre la almohada. La imagen era para verla, pero no me podía entretener. Me fui al servicio y cogí papel higiénico y antes incluso de limpiarme yo, fui corriendo a la habitación y le limpié la mano, e incluso la mejilla, pues se había tocado con la mano en la cara. Tras eso volví al servicio y terminé de limpiarme, meter el pantalón bajo el agua y ponerme otros pantalones cortos, ahora sí, con calzoncillos.

Cuando volví a la habitación Sonia estaba empezando a despertarse. Me tumbé a su lado, justo en el momento en el que se giró y apoyando su mano previamente manchada de mi semen en mi pecho me dio un besito en la mejilla mientras me decía: “uf, me he quedado como una marmota. No sé ni el tiempo que he dormido”. Tras una pausa dijo: “primo, tenemos que abrir las ventanas que el ambiente está un poco cargado, ¿no crees?”. A lo que le contesté afirmativamente mientras me levantaba con una sonrisa en los labios y abría la ventana.

El resto de día pasó de lo más normal. La actitud de mi prima fue como siempre, sin darme a entender que sabia perfectamente lo que había ocurrido en la siesta, por lo que deduje que  ni se había enterado. Salimos por la tarde a dar una vuelta con los colegas y nos pasamos dos días sin ningún acercamiento. Es más, parece que cuando yo quería forzar una situación más íntima, ella me rehuía. Parece que estaba poniendo en práctica lo de que aquello no podía ser.

Después de unos días sin ninguna novedad, en el fin de semana que estaban todos nuestros padres, nos fuimos a pasar el día a una zona donde hay una especie de merendero con un rio y zona arbolada. Nos metimos en dos coches. Yo iba en el asiento de atrás con mi hermana y con Sonia. Por supuesto, sin cinturones en la parte posterior, como era normal antes. Estaba en el centro, por lo que a mi derecha tenia a Sonia y a mi izquierda Mar, mi hermana. Mi hermana iba con la parte de arriba del biquini y una faldita, y mi prima con una camiseta sin mangas y muy holguera, y unos pantalones cortos como los mios. Como salimos pronto pues estaba a mas de una hora, nos tuvimos que levantar mas pronto de lo habitual, y teniendo en cuenta que mi hermana salió la noche anterior y se acostó aun mas tarde que Sonia y yo, estábamos con sueño. Mi hermana en cuanto partimos dijo que se iba a dormir, y se acomodó apoyándose en mi hombro. Pasados unos minutos, y supongo, por la incomodidad, cogió mi brazo y lo levantó para acomodarse más en mi pecho, por lo que mi brazo se me quedó un poco “tonto” sin saber bien donde apoyarlo, pues si lo bajaba le tocaría seguro las tetas. Al final pude acomodarlo, quedándose a la altura de su tripa. Nunca había tocado a mi hermana, la verdad. La podía haber visto en sujetador, jugado a las ahogadillas en el agua, etc. Pero nunca había tocado su piel como si fueran caricias. Y ahora, con el movimiento del coche, tenía mi mano en su vientre, y notaba una piel muy suave, por lo que empecé a jugar ligeramente con su ombligo y sus caderas. Veía que se le erizaban los vellos de la piel, por lo que suponía que no le desagradaba. Además comprobé que tenía los pezones duros y se le marcaban en el sujetador del biquini. Paré por unos instantes porque todo aquello me estaba empezando a poner a mí un poco excitado, y no era plan de empalmarse en el coche, con mis padres en los asientos de delante.

Por su parte Sonia se había acomodado de forma que podía ver a través del hueco que le quedaba de la camiseta y su cuerpo, bajo el brazo, y pude comprobar que iba sin sujetador ni parte superior de biquini. Le veía perfectamente su pezón izquierdo y su aureola, desafiantes a la gravedad. Aquello fue demasiado, y mi pene empezó a coger forma. Ahí estaba yo, en el medio, con mi hermana a un lado sobada y acariciando sus caderas y vientre, y con Sonia al otro divisando perfectamente uno de sus preciosos pechos.

Al cabo de unos minutos Sonia, ya dormida, cambió de posición y se acurrucó de forma que su cabeza se apoyaba en mi hombro, por lo dejé de divisar sus preciosas tetas, pero sus manos las puso sobre mis piernas. Una de ellas cayó sobre mi paquete, por lo que palpó perfectamente la dureza de mi miembro. Y supongo que no fue por casualidad porque encima de mis piernas tenia la mochila con los bocatas, por lo que tuvo que apartarla ligeramente. Levantó la cabeza, con los ojos casi cerrados de sueño, y me dijo al oído: “joder primo, siempre estás a punto…”, y volvió a apoyar su cabeza para seguir durmiendo. La mano que  previamente había tocado mi pene sobre el pantaloncito corto, la quitó y la bajó hasta mi pierna. Pero estaba muy cerca del borde del pantalón, por lo que con pequeños movimientos, casi imperceptibles, y ayudado del movimiento del coche en alguna curva, introdujo un dedo por debajo del borde del pantalón, lo que hizo que tocara directamente uno de mis testículos. Me lo acariciaba muy lentamente, en círculos. Por la postura que tenia y por lo empalmado que estaba, la piel del escroto estaba muy tensa, y noté como todos los poros se me erizaban. Lógicamente mi prima se estaba haciendo la dormida pero no lo estaba. Por lo que hice nuevamente el gesto que había tenido que hacer con mi hermana, y levanté mi brazo derecho para que su cabeza se apoyara mejor en mi pecho, y mi brazo lo pasé por encima de ella, dejándolo caer, a conciencia, sobre su vientre, pero tocando con la parte que une la mano a la muñeca su pecho derecho a través de la telita de la camiseta. Tenía el pezón duro, y mas que se lo ponía yo con el roce que hacía con mi mano. La situación era más que excitante. Fui más allá y metí mi dedo gordo por la holgura que le quedaba en la camiseta por debajo del brazo, por lo que pude acariciar directamente su pecho. Ella ya había metido dos dedos por mi pantalón y estaba jugando con uno de mis testículos, y como por la posición del pene, estaba erecto paralelo a la posición de mis piernas, con un poco más pudo comprobar la humedad de mi glande por el líquido preseminal. Acarició los escasos milímetros de glande que pudo, capturando la humedad que pudo. Acto seguido sacó los deditos y se los llevó a la boca. Yo estaba a cuadros. Levantó su cabeza y me susurró al oído: “hummmm!! Ya casi había olvidado tu sabor”. Se incorporó y esperezándose como si hubiera estado durmiendo preguntó a mis padres si quedaba mucho para llegar.

En escasos diez minutos llegamos a nuestro destino. Era un bonito lugar con un merendero grande con bancos y un rio que a esa altura formaba una especie de lago, Al otro lado del rio había monte de pinos en una montañita que se veía. Yo les dije a mis padres que me iba a inspeccionar el lugar, a lo que se me unió rápidamente Sonia y cuando nos alejábamos se vino también mi hermana y María, la hermana de Sonia.

Mas arriba del merendero se estrechaba el rio y había una especie de paso, por lo que cruzamos a la zona de monte. Tras andar unos diez o quince minutos mi hermana dijo que no seguía y se volvió con María hacia el merendero. Yo y Sonia seguimos, y para nuestra sorpresa encontramos una zona preciosa, pequeña y semiescondida entre unas rocas y la arboleda, un pequeño lago formado por el rio, al otro lado de la pequeña montaña. El agua estaba clara y yo le dije a mi prima que me iba a bañar. Ella  me intentó convencer de que no lo hiciera, pues dice que se había dejado en el coche su mochila con el biquini y no podría meterse. Yo le dije que si no se metía era porque no quería. Me quedé totalmente desnudo para incitarla a meterse y me introduje en el agua. Esta estaba menos fría de lo que me parecía, pues al formar una especie de estanque, se calentaba por el sol. Ella se acercó al borde y me dijo que era muy listo. Que conociéndonos, meternos en el agua desnudos era una provocación. Me reí y le dije: “si lo estas deseando, Sonia”. Ella no dijo nada y se empezó a quitar la ropa. No sin antes hacerme prometer que no intentaría nada.

Se despojó de la toda la ropa y se introdujo en el agua. Nadamos un poco. Hacíamos pie en todos los sitios, aunque fuera de puntillas. Yo muy obediente no intenté nada. Me metí en un recoveco que formaba las piedras donde también había agua y donde se podía salir de la misma, estando casi oculto del exterior. Ya de por si el lugar estaba oculto por las piedras y la vegetación, por lo que ahí dentro era casi imposible que te vieran. He hecho me metí inspeccionando el lugar mientras Sonia nadaba, y cuando paró no me encontró, llamándome algo nerviosa. Yo la podía ver si me tumbaba a ras del agua, bajando mi cabeza de la piedra donde estaba, hasta casi tocar el agua. La veía ya muy nerviosa, por lo que no quise hacerla sufrir. La llamé y le dije por dónde meterse. Cuando salió del agua, dentro de la pequeña gruta o recoveco, me reí de ella, diciéndome que era un payaso por haberle dado ese susto. Me tiré al agua junto a ella mientras me reia.

-          Prima te has puesto nerviosilla, eh!! – le dije. ¿Que te pensabas que me había trabajo el agua?

-          Pues no tiene gracia, tonto.- me dijo.

-          Si es que no puedes vivir sin mí,- le decía mientras me reía y me acercaba a ella pegándome totalmente.

-          Que tonto eres Toni, -me increpó. No es eso, solo que al no verte me he asustado,- me dijo mientras se daba la vuelta y quedaba apoyada su espalda contra la roca y a escasos centímetros de mi cuerpo.

-          Bueno vale, - le dije acercándome más todavía. –Pero no te pone este lugar, aquí, los dos solos, desnudos, escondidos, oyendo el agua, notando el agua en nuestros cuerpos. –Ya le estaba hablando casi susurrando en el oído.

-          Uffff!!!!! –dijo con los ojos cerrados. –me estoy poniendo a cien, primo, pero sabes que es mejor que no, - volvió a decirme.

-          Venga ya prima. Si lo deseas tanto como yo. O lo que has hecho en el coche cuando veníamos, ¿a qué se debía? –le dije seguro de mi, mientras me pegué totalmente a su cuerpo, tocando sus tetas con mi pecho y acariciándole la espalda desnuda.

-          Si ya lo se, primo, que no tengo excusa. Supongo que fue un momento de debilidad, -dijo apesadumbrada. Pero sus dos manos ya estaban tocando mi empalmada polla y mis huevos.

Nos fundimos en un beso largo, mientras con sus piernas  me rodeaba mi cintura y se colgaba con los brazos en mi cuello. De esa forma, con mi polla notaba como le daba golpecitos bajo el agua en el culo abierto. Tras unos minutos la alcé y la saqué del agua, apoyando su espalda en la repisa que formaba la piedra, con sus pies metidos en el agua, por lo que tenía una visión perfecta de su precioso coño. Le besé las piernas mojadas y rápidamente llegué a si coño, mientras con mis manos estiradas le tocaba las tetas. Ella se tapaba la cara con sus manos, ocultando el maravilloso placer que le estaba dando. No tardó ni dos minutos de mi comida de coño para tener un orgasmo espectacular. Se le notaba que lo estaba deseando. Pero tras ese corridón, me dijo que no parara, que tenía ganas de mas, por lo que no paré. Le succionaba el clítoris, le chupaba su coñito empapado, le metía un dedo. Incluso le empecé a tocar su ano con el dedo, momento en que se puso como una loca, fuera de si, diciéndome cosas como “que es lo que me haces”, “como me gusta, sigue y no pares” o “que cabronazo eres, como sabes darme placer”. Yo me quedaba a cuadros. Nunca había visto a mi prima tan fuera de si. Mi polla estaba que reventaba. Poco a poco le fui metiendo un dedito en el culo. Tenía el orificio calentito y super apretado. Le follaba el culito con el dedo muy despacio, y ella reaccionaba como si fuera su punto g. Tras varios minutos con esa maniobra, junto a mi lengua en su coñito, le vino otro espectacular orgasmo que tras varios minutos para recuperarse se transformó en una gran sonrisa en su preciosa cara,  mientras me decía que era mi turno.

Se metió en el agua y empezó a hacerme una mamada bajo el agua. Salió tres o cuatro veces a tomar aire. Era una sensación extraña pero muy placentera. Tras esto me senté en la roca, por lo que mi polla se quedaba muy accesible estando ella metida dentro del agua, y siguió chupándomela. Hizo que me tumbara igual que estuvo ella minutos antes, por lo que empezó a acariciarme toda mi zona erógena llegando incluso a mi ano. Fue una sensación extraña para mí, pero como estaba metido en el placer que me estaba dando con su comida de nabo, me deje hacer. Tras unos minutos introdujo su dedo índice en mi culo. No negaré que me gustó, pero no me sentía cómodo la verdad. Solo en el momento que me vino la corrida, con su dedo metido en el culo, a la vez que soltaba el primer chorro de semen en su boca, me insertó la totalidad de su dedo, haciéndome experimentar algo interiormente que hizo que me salieran más de diez chorros de semen con una fuerza espectacular, que le costaba tragar a Sonia, saliéndosele por los dos lado de la boca. Me había vaciado totalmente. Había experimentado algo nuevo y no estaba nada mal.

Nos tumbamos los dos en la roca, y nos quedamos algo dormidos acariciándonos. Me despertó Sonia con una mamada que me estaba haciendo. Estaba sobre mí, en un 69, ofreciéndome su increíble culo y su ya palpitante sexo. Le cogí por  las caderas y me sumergí en sus mares de placer, chupando cada centímetro de su sexo, de su culo y de sus muslos. Estábamos tan extasiados el uno con el otro que no nos dimos cuenta de lo que pasaba. Solo oímos el ruido del agua y como emergía de ella, y ya en el interior de la pequeña cueva, la cabeza de mi hermana Mar, por lo que pudo comprobar de primera plana el espectacular 69 que nos estábamos dando Sonia y yo. La miramos estupefactos, los dos y a la vez, observando la cara de circunstancias que se le quedó a mi hermana.