miprimita.com

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 10)

en Grandes Series

Capitulo 10

— Capitán, salimos de Cayely, —informo Daq desde el timón de la nave—. Entramos en la Nébula de Petara, por decir algo.

— ¿A que te refieres? —preguntó Matilda acercándose a él y poniéndole la mano sobre el hombro.

— A que en esta zona, las dos nébulas están como mezcladas, —respondió Moxi—, y no me preguntes como es posible, porque no tengo ni idea.

— Bueno, esperemos que ya hayamos pasado lo peor.

— Un antiguo dicho de Mandoria dice que cuando crees que todo está muy mal, siempre es susceptible de empeorar, —intervino Ushlas guasona.

— ¡Ja, ja, ja! Me parto de la risa, —y después de pensarlo unos segundos, añadió—. Neerlhix, mira a ver si se pueden redoblar las medidas de precaución.

Durante dos días, la navegación siguió sin incidencias, eso si, a paso de tortuga, y eso ponía a Matilda de los nervios. La flota avanzaba en formación de rombo con la Tharsis en vanguardia. En el segundo periodo de noche, Matilda y Ushlas estaban en el camarote, queriéndose y amándose. Las caricias dieron pasos a los besos apasionados de dos seres que se aman y se desean. Sus lenguas se separaron y buscaron sus anheladas vaginas. Suspiros, jadeos, gemidos entrecortados, y cuerpos sudorosos, hasta que llego la explosión final. Las dos siguieron abrazadas mientras la cola azul de Ushlas acaríciala suavemente el cuerpo de Matilda. Una fuerte vibración hizo estremecerse la nave, mientras las alarmas se disparaban.

— ¡Capitán al puente, capitán al puente! —tronó el comunicador del camarote. A medio vestir, las dos amantes salieron disparadas rumbo al puente de mando de la Tharsis.

— ¿Nos están disparado? —preguntó Matilda entrando en el puente.

— No lo sabemos, pero tenemos un impacto en la sección 19. He parado maquinas capitán, —respondió Neerlhix.

— Las avanzadas no han detectado naves en la zona capitán, —informa Moxi—. El Hagi ha sufrido también un impacto, en la sección 14.

— Son impactos frontales, ¿Hemos chocado con algo? —preguntó Matilda, mientras su asistente la ayudaba a terminar de vestirse.

— Los instrumentos no detectan… —Moxi enmudeció un par de segundos—. Capitán, estamos en una zona de minas. Tienen dispositivos de camuflaje visual. Las he detectado al efectuar un barrido de ultrasonidos.

— ¡Mierda! ¿Sabemos la extensión de la zona?

— Estamos rodeados. Las minas llegan más allá del alcance del sensor. Además, son automáticas, 37 se han colocado a nuestra retaguardia. No podemos retroceder.

— Que la avanzada regrese y se unan al perímetro, —ordeno Matilda—. Puente a ingeniería.

— Capitán, los daños no son graves, —se oyó a Camaxtli por los comunicadores—. Pero no quiero más impactos. Recomiendo magnetizar el casco para impedir que esas cosas se peguen a la nave, porque entonces sí que estaremos jodidos.

— De acuerdo, —respondió Matilda, y mirando a Ushlas la ordeno—. Informa a la flota que magneticen los cascos. ¿Podemos abrirnos paso con los turboláser?

— Negativo. Sin control de tiro dispararíamos a ciegas, —Neerlhix guardo silencio unos segundos y añadió—. Además, hay cierto patrón de control inteligente sobre esos ingenios, por eso nos han cerrado la retirada.

Matilda se aproximó a la consola de Ushlas y por la espalda se inclinó sobre ella para hablarla al oído, mientras con el índice de la mano la acariciaba el borde de la azulada oreja.

— Como me vuelvas a decir un refrán de tu planeta, te tapo la boca con un esparadrapo una semana, —la dijo mientras su hermano la miraba con los ojos como platos. Después, dirigiéndose a todos los presentes dijo—. Señores, señoras, estoy totalmente abierta a sugerencias.

— Podemos salir ahí fuera con los trajes de combate en ambiente y destruirlos a mano, —sugirió la Princesa que acababa de llegar—. Podemos utilizar nuestra artillería portátil.

— ¿Cuántas minas tenemos al frente, —preguntó Matilda.

— Más de 1.000, capitán, —respondió Moxi.

— Descartado, además se mueven.

— Y además son invisibles, —apunto Neerlhix.

— Si no se movieran, podríamos mandar un pulso con los deflectores principales, —dijo Daq pensativo—. Crearíamos una especie de ola que empujaría las minas.

— Bien, vamos a pensar en la…

— Capitán, contacto en los sensores de corto, —la interrumpió Moxi—. Una nave pequeña se aproxima a nosotros por nuestra proa.

— Rápido Moxi, haz más barridos de ultrasonidos para saber por donde entra.

— Reiniciando barridos, —exclamó Moxi y unos segundos después añadió—. Las minas se apartan delante de la nave y se cierran a su paso.

— ¡Mierda!

La nave desconocida siguió aproximándose lentamente hasta que finalmente quedo inmóvil a escasos doscientos metros de la proa del Tharsis. Parecía una pulga frente a una ballena tardaniana.

— Envía saludos en todas las frecuencias, —ordeno Matilda intentando estudiar a la exótica nave. Tenía una configuración extraña, o por lo menos fuera de lo lógico en una astronave. Sus formas eran redondeadas creando huecos incomprensibles a lo largo del casco, rodeados por unas espirales que le daban un aspecto estrafalario. Cuatro largos brazos, dos a cada lado, sujetaban unos grandes paneles solares que refulgían bajo la luz de las estrellas.

— Está claro que no es una nave de guerra, —afirmo Matilda frunciendo el ceño con impaciencia.

— Capitán, no contestan a ninguno de nuestros mensajes, —Moxi seguía accionando controles infructuosamente.

Durante más de dos horas, la nave extraña siguió inmóvil y en silencio. Matilda, sentada, tamborileaba impaciente con los dedos sobre el brazo del sillón.

— ¡Atención! ¡Atención! —una áspera voz de oyó por la megafonía del puente—. Han entrado sin autorización en zona del Imperio Nebular de Pétara. Sus naves serán confiscadas, y los tripulantes apresados. Cualquier intento de resistencia, provocara una respuesta contundente de los sistemas de defensa imperiales.

Todos los tripulantes del puente de la Tharsis se miraron entre si, salvo Matilda, que sin demostrar la más mínima emoción seguía mirando a la pantalla principal.

— Capitán, envían intrusiones para que les sigamos, —informa Daq—. Las minas se apartan de la ruta marcada.

— Orden a la flota. Avante a un cuarto, —y Matilda añadió—. Maquinas. Camaxtli, acude al puente.

— Ya estoy aquí, capitán, —dijo la jefa de maquinas entrando al puente un par de minutos después.

— ¿Has oído la transmisión? —y ante el gesto afirmativo de Camaxtli, añadió—. Es vital que recuperemos los escudos y los sistemas ¿Como podemos hacerlo?

— No podemos, —afirmo contundente—. Además, ahora estamos peor. Para reforzar los escudos con energía del núcleo místico, tenemos que desmagnetizar el casco, y si lo hacemos y se adosa alguna mina al casco, una explosión barrería al menos cuatro secciones y varias cubiertas. Con los sistemas de armas no hay nada que hacer. A no ser…

— ¿A no ser qué? —la interrumpió impaciente Matilda deseosa de oír por fin una buena noticia.

— Puedo construir un dispositivo que emita una señal, lo suficientemente potente, para que los sensores de armas la detecte. En ese caso, podríamos disparar con absoluta precisión todas nuestras baterías principales. Siempre y cuando, podamos colocar los dispositivos en los objetivos.

Matilda de levantó del sillón y obligando a inclinarse a Camaxtli, la besó en la boca mientras la sujetaba la cara con las manos.

— ¿Sabes que te quiero? —la impresionante ingeniera respondió afirmando con la cabeza—. Pues hoy te quiero más. Ponte inmediatamente a construir esos dispositivos, ¿Con cuántos puedo contar?

— Con todos los que quieras, son fáciles de construir. Pondré a todos a trabajar.

— Genial, pues manos a la obra. Ushlas, el puente es tuyo, —y salio disparada del puente en dirección al hangar de infantería.

Estuvo mucho tiempo reunida con la Princesa Súm, hasta que requirieron su presencia de nuevo en el puente.

— ¿Qué ocurre? —preguntó entrando en el puente—. ¿Hay novedades?

— Nos aproximamos a un planeta, capitán, —informa Ushlas—. Los sistemas ópticos detectan luces en la superficie. Parece una ciudad. Está habitado.

— Nos ordenan entrar en órbita, capitán.

— Establece una orbita sobre la vertical de la ciudad y paramos maquinas. Transmite la orden al resto de la flora.

— Capitán, detecto una red de estaciones de defensa planetaria en la orbita del planeta, —dijo Neerlhix—. Son sistemas automáticos, artillería muy poderosa. El patrón tecnológico coincide con el de las minas, pero no tiene nada que ver con la tecnología de la nave que tenemos delante.

— ¿A que te refieres?

— Que los que han construido esa nave, no han construido las minas ni las estaciones de defensa. Hay una diferencia tecnológica de varios cientos de años, si no miles.

— Interesante, —exclamó Matilda pensativa.

— Capitán, —dijo Ushlas—. Envían un emisario para informarnos de los términos de la rendición.

Una pequeña nave auxiliar, salio de la nave extraña y se dirigió hacia el hangar principal de la Tharsis que abrió sus compuertas. Matilda se dirigió hacia allí para recibir al emisario. Un grupo de soldados tomaron posiciones en torno a la nave mientras la Princesa se colocaba detrás de Matilda. Cuando se abrió la puerta de la nave, dos mujeres salieron por ella. A pesar de la sorpresa que la causo, Matilda aguantó el tipo sin mover un solo músculo. Las dos estaban desnudas, totalmente depiladas, y eran de color verde, aunque una era de un tono más claro. Estaban muy delgadas, pero eran muy atractivas. Estaban unidas entre si por una cadena sujeta a sus collares metálicos. De la parte de atrás de estos, salía hacia abajo una tira de hierro donde se sujetaban los brazos de las dos mujeres con grilletes. Claramente debían llevar muchos años en esa posición, porque estaban atrofiados, y faltos de desarrollo por la inactividad. De los pezones de sus pechos, y unidos a las argollas que los perforaban, colgaban cascabeles que sonaban al más mínimo movimiento. En los pies, calzaban botas altas con unos tacones extremos. En la cabeza, una de ellas llevaba unos auriculares de aspecto obsoleto, de donde salía un micrófono.

— Soy Matilda, comandante de esta flota, ¿Quiénes son ustedes?

— Eso no es importante, —dijo la de los auriculares después de percibirse un murmullo procedente de ellos—. Depositaran todas sus armas en este hangar…

— Eso es mejor que lo hablemos en otro lugar, —la corto Matilda—. No tengo por qué hablar estas cosas delante de mis subordinados.

— Muy bien, de acuerdo.

— Acompáñenme, —las invitó Matilda señalando la puerta con la mano. Las tres salieron del hangar y entraron en una estancia contigua. Durante más de media hora estuvieron en el interior, después, salieron, regresaron a su nave y partieron hacia la nave principal.

— ¿Cómo ha ido todo? —preguntó con cierta ansiedad Matilda cuando se reunió con la Princesa Súm—. Esa nave es muy pequeña.

— Hemos podido meter a dos, pero con mucho trabajo. La capsula no estaba tripulada, difícilmente esas dos mujeres hubieran podido hacerlo.

— Prepáralo todo como hemos hablado. Voy a contárselo a Ushlas y a mi hermano, y vuelvo corriendo antes de que les dé un ataque. En media hora tenemos que partir.

Y así fue. Después de una descomunal bronca con su hermano y Ushlas, que se oponían tajantemente a dejarla abandonar la nave, Matilda y la Princesa Súm abandonaban la Tharsis en un transbordador rumbo al planeta. Escondidos en el doble casco de la nave, seis soldados equipados con sus corazas de ambiente, viajaban con la misión de marcar todos los objetivos principales de la ciudad.  Aterrizaron en un puerto junto al palacio imperial y a un anfiteatro. Rodeando a estas edificaciones había una decena más de construcciones de grandes proporciones que debían ser instalaciones gubernamentales. El resto de la ciudad se extendía a su alrededor con construcciones de no más de dos plantas, de calidad muy inferior a los edificios principales.

— Me da la impresión que estos se encontraron por casualidad con toda esta tecnología, —comento la Princesa mientras completaban el aterrizaje—. Aprendieron a usarla, pero no son capaces de desarrollarla.

— Si, pero con lo que saben nos pueden destrozar.

Salieron del transbordador, armadas solo con sus espadas, y después de cachearlas para comprobar que no llevaban armas de fuego, las escoltaron por un largo corredor hasta el gran salón del trono. Este era de piedra, de talla tosca, aunque eso si enorme. Sentado en él, un hombre bastante pequeño, casi un enano, ataviado con un uniforme blanco lleno de adornos dorados y condecoraciones que le cubrían la mitad izquierda del pecho. A sus pies. Tiradas en el suelo dos mujeres inmovilizadas como las que subieron a la Tharsis, pero de color carne, se retorcían en un orgasmo continuo por un estimuladores que tenían adosado a sus vagínas. De sus collares metálicos salían sendas cadenas que terminaban en su mano. A su derecha, detrás de él, un macho de una especie desconocida permanecía de pie. Estaba desnudo, y llevaba una mascara que le tapaba totalmente la cabeza. Unos grilletes sujetaban sus muñecas a una correa que rodeaba su cintura. Su descomunal pene, estaba atravesado por pasadores metálicos a modo de remaches que en erección le provocarían unos dolores terribles.

— Soy el pretor imperial de Pétara, y todo lo que entra en mis dominios es mió.

— Saludo humildemente al pretor imperial de Pétara, —comenzó a hablar Matilda con toda la diplomacia de la que era capaz—. Somos conscientes de nuestro error, y pedimos disculpas. Nuestra presencia aquí, se debe…

— ¡No me interesa a que se debe su presencia! —la corto el pretor—. Sus naves serán confiscadas y sus tripulaciones serán mis esclavos. En cuanto a vosotras dos, pasareis a formar parte de mi harén, —y mirando a la Princesa con lascivia, añadió—. Nunca he tenido una concubina azul.

La Princesa permaneció impertérrita mirando fijamente al pretor.

— ¿Por qué siguen teniendo esas espadas? —preguntó a los guardias. El que los mandaba, se acercó a Súm para quitárselas, pero en rápido movimiento, desenvaino y le corto el brazo de un tajo, mientras el resto de los guardias se abalanzaban sobre ella. Matilda, desenvainando a Eskaldar, activo su escudo de energía y se interpuso ante la Princesa protegiéndola.

— Bueno, bueno, tranquilos todos, —exclamó el pretor haciendo un gesto con la mano a sus guardias para que se retiraran—. Podéis conservarlas… por ahora. Sabéis, he cambiado de opinión, sentaros en esa mesa de ahí y disfrutad del espectáculo. Luego iremos al anfiteatro, que seguro que os interesara.

Las dos se sentaron en la mesa y les sirvieron una bebida que no probaron. El espectáculo, con un muy alto contenido erótico, continuo. A los pies del pretor, pasaron todo tipo de representaciones sexuales a cual más pintoresco o depravado. Bestialismos, zoofilia, brutalidades físicas de todo tipo, incluso un par de asesinatos. Dos o tres horas después, finalizo el espectáculo. El pretor se levantó y llevando a las dos mujeres de la cadena como si fueran perras, salio de la sala, seguido por Matilda, Súm y toda su corte de degenerados. Por una pasarela llegaron al anfiteatro. Allí se separaron del pretor y las condujeron por un oscuro pasillo hasta un portón por el que accedieron a la arena. Allí, desde el centro del anfiteatro, vieron como varias decenas de miles de ciudadanos de Pétara, rugían de fervor cuando apareció la diminuta figura del pretor.

Mas de calvosexxx

Anita de tus deseos (capitulo 17 ultimo)

Entrega total (capitulos 1 a 7)

Anita de tus deseos (capitulo 16)

Anita de tus deseos (capitulo 15)

Anita de tus deseos (capitulo 14)

Anita de tus deseos (capitulo 13)

Anita de tus deseos (capitulo 12)

Anita de tus deseos (capitulo 11)

Anita de tus deseos (capitulo 10)

Anita de tus deseos (capitulo 9)

Anita de tus deseos (capitulo 8)

Anita de tus deseos (capitulo 7)

Anita de tus deseos (capitulo 6)

Anita de tus deseos (capitulo 5)

Anita de tus deseos (capitulo 4)

Anita de tus deseos (capitulo 3)

Anita de tus deseos (capitulo 2)

Anita de tus deseos (capitulo 1)

Confuso despertar

Estación espacial Toledo-23

Desafio de galaxias (capitulo 82 y ultimo)

Desafio de galaxias (capitulo 81)

Desafio de galaxias (capitulo 80)

Desafio de galaxias (capitulo 79)

Desafio de galaxias (capitulo 78)

Desafio de galaxias (capitulo 77)

Desafio de galaxias (capitulo 76)

Desafio de galaxias (capitulo 75)

Desafio de galaxias (capitulo 74)

Desafio de galaxias (capitulo 73)

Desafio de galaxias (capitulo 72)

Desafio de galaxias (capitulo 71)

Desafio de galaxias (capitulo 70)

Desafio de galaxias (capitulo 69)

Desafio de galaxias (capitulo 68)

Desafio de galaxias (capitulo 67)

Desafio de galaxias (capitulo 66)

Desafio de galaxias (capitulo 65)

Desafio de galaxias (capitulo 64)

Desafio de galaxias (capitulo 63)

Desafio de galaxias (capitulo 62)

Desafio de galaxias (capitulo 61)

Desafio de galaxias (capitulo 60)

Desafio de galaxias (capitulo 59)

Desafio de galaxias (capitulo 58)

Desafio de galaxias (capitulo 57)

Desafio de galaxias (capitulo 56)

Desafio de galaxias (capitulo 55)

Desafio de galaxias (capitulo 54)

Desafio de galaxias (capitulo 53)

Desafio de galaxias (capitulo 52)

Desafio de galaxias (capitulo 51)

Desafio de galaxias (capitulo 50)

Desafio de galaxias (capitulo 49)

Desafio de galaxias (capitulo 48)

Desafio de galaxias (capitulo 47)

Desafio de galaxias (capitulo 46)

Desafio de galaxias (capitulo 45)

Desafio de galaxias (capitulo 44)

Desafio de galaxias (capitulo 43)

Desafio de galaxias (capitulo 42)

Desafio de galaxias (capitulo 41)

Desafio de galaxias (capitulo40)

Desafio de galaxias (capitulo39)

Desafio de galaxias (capitulo 38)

Desafio de galaxias (capitulo 37)

Desafio de galaxias (capitulo 36)

Desafio de galaxias (capitulo 35)

Desafio de galaxias (capitulo 34)

Desafio de galaxias (capitulo 33)

Desafio de galaxias (capitulo 32)

Desafio de galaxias (capitulo 31)

Desafio de galaxias (capitulo 30)

Desafio de galaxias (capitulo 29)

Desafio de galaxias (capitulo 27)

Desafio de galaxias (capitulo 26)

Desafio de galaxias (capitulo 25)

Desafio de galaxias (capitulo 21)

Desafio de galaxias (capitulo 20)

Desafio de galaxias (capitulo 16)

Desafio de galaxias (capitulo 15)

Desafio de galaxias (capitulo 13)

Desafio de galaxias (capitulo 11)

Desafio de galaxias (capitulo 10)

Desafio de galaxias (capitulo 9)

Desafio de galaxias (capitulo 8)

Desafio de galaxias (capitulo 7)

Desafio de galaxias (capitulo 6)

Desafio de galaxias (capitulo 5)

Desafio de galaxias (capitulo 4)

Desafio de galaxias (capitulo 3)

Desafio de galaxias (capitulo 2)

Desafio de galaxias (capitulo 1)

La seño

MATILDA, la guerrero del espacio (epilogo)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 32)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 31)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 30)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 29)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 28)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 27)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 26)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 25)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 24)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 23)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 22)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 21)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 20)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 19)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 18)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 17)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 16)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 15)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 14)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 13)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 12)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 11)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 9)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 8)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 7)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 6)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 5)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 4)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 3)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 2)

MATILDA, la guerrero del espacio (Capitulo 1)

La venganza

Paraiso tropical.

Mi madre, mi amante, mi esclava

Combate

Su primera vez.

Feliz conejilla de laboratorio (y 4) Final

Feliz conejilla de laboratorio (3) Carol

Feliz conejilla de laboratorio. ( 2 )

Feliz conejilla de laboratorio

El refugio

ESTHER (capitulo 42 y ultimo)

ESTHER (capitulo 41)

ESTHER (capitulo 40)

ESTHER (capitulo 39)

ESTHER (capitulo 38)

ESTHER (capitulo 37)

ESTHER (capitulo 36)

ESTHER (capitulo 35)

ESTHER (capitulo 34)

ESTHER (capitulo 33)

ESTHER (capitulo 32)

ESTHER (capitulo 31)

ESTHER (capitulo 30)

ESTHER (capitulo 29)

ESTHER (capitulo 28)

ESTHER (capitulo 27)

ESTHER (capitulo 26)

ESTHER (capitulo 25)

ESTHER (capitulo 24)

ESTHER (capitulo 23)

ESTHER (capitulo 22)

ESTHER (capitulo 21)

ESTHER (capitulo 20)

Una tarde de putas.

ESTHER (capitulo 19)

ESTHER (capitulo 18)

ESTHER (capitulo 17)

ESTHER (capitulo 16)

ESTHER (capitulo 15)

ESTHER (capitulo 14)

ESTHER (capitulo 13)

ESTHER (capitulo 12)

ESTHER (capitulo 11)

La portera de mi casa

ESTHER (capitulo 10)

ESTHER (capitulo 9)

Antonia, o nadie es perfecto.

ESTHER (capitulo 8)

ESTHER (capitulo 7)

La abducción de Servanda

ESTHER (capitulo 6)

ESTHER (capitulo 5)

Mi amante es fria

ESTHER (capitulo 4)

ESTHER (capitulo 3)

ESTHER (capitulo 2)

ESTHER (capitulo 1)