miprimita.com

Desafio de galaxias (capitulo 9)

en Grandes Series

 

 

 Este relato está publicado también en:

http://las-historias-del-calvo.lacoctelera.net/

                                                     

                                                            * * * * *

Todo estaba preparado y hacia dieciséis horas que con expectación esperaban la apertura del portal. Estaban dentro del periodo de tres días en que se podía abrir. Marisol mantenía la calma, pero era una pose exterior. Hacia un par de horas que se había retirado a un camarote a dormir. El puesto de mando estaba instalado en un transporte de tropas, y desde él, y gracias a los cientos de sensores y cámaras instaladas en las inmediaciones del portal, todo estaba controlado. En Edyrme, la capital federal, el presidente Fiakro junto a sus ministros y un buen número de cancilleres y altos funcionarios, aguardaban, también con expectación, en la sala de control instalada para la ocasión.

— Anahis, despierta a la general, —dijo Loewen con una sonrisa. La mandoriana salio rápido, casi corriendo, hacia el cercano camarote. Un par de minutos después regreso con ella.

— ¿Qué ocurre?

— La emisión de energía se ha multiplicado por dos en los últimos minutos, —informo Loewen con su suavidad característica—. Creo que la apertura definitiva está próxima.

— General, —exclamó Clinio desde otra consola— la emisión vuelve a aumentar.

— Confirmado, la emisión es ingente.

— ¿El señuelo corre peligro? —preguntó Marisol alarmada.

— Por ahora no, pero si no tuviera los escudos de energía estaría frito, —respondió Clinio.

— Si es necesario hazle retroceder.

— La emisión se estabiliza, los sistemas ópticos muestran que el portal se ha formado, —informo Loewen. Efectivamente, en la imagen se veía claramente un poco del interior del corredor.

— General, la boca del portal tiene un diámetro de 696 metros, —dijo Marión consultando su consola.

— Eso significa que no tienen naves exageradamente grandes, —razono Clinio—. Los acorazados federales no entrarían por el túnel, tenían 1.600 metros de largo y 480 de ancho. Demasiado justo.

— Algo es algo. Clinio, aproxima el señuelo a 500 Km —el general comenzó a operar con los controles automáticos. El señuelo era un viejo carguero comercial, destinado al desguace, que habían adaptado en Raissa. Se le habían instalado escudos de energía, una batería láser de tiro rápido de alto rendimiento y varios lanzadores de misiles. La intención de Marisol era hacerlo pasar por una unidad de batalla para atraer la atención del enemigo—. ¿El regalo sigue en la zona de espera?

— Afirmativo, sigue oculto en la zona de asteroides, —intervino Loewen.

— Pues solo queda esperar, —afirmo Marisol con resignación—. Coloca uno de los satélites de observación delante del portal y manda una sonda al interior, quiero saber hasta donde recibimos telemetría.


 

Durante tres interminables horas esperaron. La tensión era evidente, pero Marisol, sentada en su taburete y su taza de café negro entre las manos, mantenía una calma tensa. Parecía que toda la vida se había enfrentado a una crisis de está magnitud.

— ¡Mi general! Hay actividad en el túnel, —exclamó Loewen con cierta ansiedad. Dicho esto, una nave comenzó a emerger por la boca e inmediatamente disparo contra el satélite de observación. Tenía una configuración parecida a una punta de flecha rechoncha. De un tamaño similar a una fragata federal, estaba totalmente erizada de agujas dándole un aspecto de erizo. Detrás de la primera, apareció una segunda y luego una tercera. Definitivamente, los Bulban habían llegado.

— Que avance el señuelo, —ordeno Marisol—. A máxima velocidad, directo al centro.

— Señuelo a máxima velocidad.

— Señuelo a 400 Km.

— El enemigo nos ha detectado. Nos interceptan.

— Señuelo a 200 Km.

— Clinio, prepara el regalo.

— Regalo preparado.

— Señuelo a 70 Km.

— Misiles. Batería 1. Fije blanco.

— Blanco fijado.

— ¡Fuego! Todo a estribor.

— Misiles fuera.

— Todo a estribor.

— Las naves enemigas varían el rumbo, nos siguen.

— Artillería, tiro continuo. ¡Fuego!

— El enemigo nos dispara. Los escudos aguantan.

— Clinio, activa el regalo y directo a la entrada, —ordeno Marisol. El regalo era un asteroide de hierro macizo, de 460 metros de diámetro y 400 millones de toneladas, al que los zapadores españoles habían instalado cuatro grupos de propulsores químicos, un emisor de escudo para reforzarlo, y en el interior, justo en su centro, un artefacto termonuclear de 500 megatones de potencia.

— Regalo activado y en rumbo.

— Misiles. Batería 2. ¡Fuego!

Las naves bulban lo persiguen disparando con sus baterías mientras el señuelo responde con su artillería haciendo blanco en el enemigo, pero casi sin efecto.

— General, las naves enemigas no tienen escudos, —dijo Marión—. Tienen un blindaje muy grueso y esos pinchos que tiene el fuselaje es para impedir impactos directos.

— Diez segundos para cortar el empuje de los reactores del regalo. Rumbo correcto y velocidad estable a 8 Km. por segundo.

— Misiles. Batería 3. ¡Fuego!

— El enemigo concentra su fuego contra el señuelo. Los escudos no aguantan.

— Sigue disparando mientras puedas.

— El enemigo ha detectado el regalo. Varias naves cambian de rumbo y se dirigen hacia él.

— He perdido el control del señuelo, —informo Clinio mientras veían por la pantalla como los impactos eran constantes en el vehículo. Finalmente, estallo en una explosión colosal—. He detectado algunos daños en las naves perseguidoras.

— Esas son buenas noticias.

— El enemigo dispara armas contra el regalo. Los escudos aguantan.

— 20 segundos para entrar al portal.

— Todas las naves enemigas disparan al regalo.

— Seguimos en rumbo. 10 segundos al portal.

— ¡Dos naves enemigas se han estrellado contra el regalo! Intentan hacerle cambiar de rumbo.

— Variaciones mínimas… no hay efecto. Seguimos en rumbo.

— Estamos dentro.

— Tenemos imagen. El corredor está lleno de naves enemigas, las estamos arrollando.

— Hemos perdido la imagen.

— Listos para activar dispositivo, —ordeno Marisol.

— Dispositivo listo.

— ¡Fuego! —ordeno Marisol al tiempo que hacia un elocuente gesto cerrando el puño.

La colosal explosión, iluminó momentáneamente un gran tramo del corredor exteriormente, para desintegrarse totalmente.

— ¡El portal ha desaparecido! —exclamó Marión exultante de júbilo—. No hay emisión de energía mística.


 

Todos en el centro de mando gritaban y se abrazaban mientras Marisol permanecía imperturbable. Por los comunicadores llegaba también el júbilo desde la capital federal.

— ¿Cuantas naves enemigas han pasado por el portal? —preguntó.

— Quedan catorce, general, —contestó Loewen.

— Activa un cronómetro en regresión, 62 días a partir de este momento. Informa a Karahoz y ábreme una línea con el general Opx.

— El general Opx en la pantalla principal, —dijo Loewen al tiempo que la figura de Opx aparecía.

— ¡Enhorabuena! —exclamó—. Ha sido una gran victoria mi señora. Y no te quites meritos, hace un par de meses, cuanto todo esto empezó, una victoria como está era impensable. Y tú eres la artífice. —todos los presentes en el centro de mando se pusieron a aplaudir.

— ¡Bueno, bueno! Señores, por favor, —dijo Marisol levantando la mano para cortar los aplausos—. Tenemos catorce problemas ahí fuera.

— Permiso para poner en marcha la tercera fase, mi señora.

— Adelante, lo tienes. A partir de este momento estáis solos, —y mirándole fijamente, añadió—. Te prometo que os sacaré de ahí. Tienes mi palabra.

— Lo sé mi señora. Aguantaremos todo lo que sea necesario. Opx fuera.


 

Las naves enemigas permanecían agrupadas. La comunicación entre ellas era incesante, pero los sistemas federales no lograban descifrar el contenido de las conversaciones. Supuestamente intentaban aclarar que había pasado.

— Anahis, avisa al teniente Gómez, —ordeno Marisol. Un par de minutos después estaba ante ella.

— Mi señora.

— ¿Ves esas naves de ahí? —le preguntó señalando la pantalla. Ante la respuesta afirmativa del teniente, continuo—. Antes de que rescatemos a los defensores de Karahoz, quiero que tus fuerzas especiales asalten una y la apresen.

— ¿Solo quiere una mi señora? —bromeó el teniente.

— Por ahora si, —le respondió sonriendo.

— Cuenta con ello.

— Lo sé, J. J. —dijo Marisol dándole una palmada en el hombro.


 

En Karahoz, el general Opx puso en marcha la 3.ª fase del plan estratégico diseñado por la general Martín. Cuatro trasbordadores, armados con cañones de partículas y una batería de misiles, partieron del santuario para hostigar a las naves enemigas y atraerles al planeta. No esperaban un ataque de ese tipo y los pillaron por sorpresa. Atacaron conjuntamente la popa de una de las naves y la inmovilizaron provocando una enorme explosión en la zona de propulsores. Después, huyeron a toda velocidad perseguidos por la flota enemiga. Llegaron a Karahoz y se refugiaron en las instalaciones del monasterio protegidas por el escudo de energía, mientras la unidad de defensa planetaria abría fuego contra las naves enemigas en la orbita. Los bulban comenzaron a disparar infructuosamente contra el escudo de energía, que se iluminaba con tonos fantasmagóricos con cada impacto. Mientras se producía el bombardeo, dos naves enemigas, con una configuración distinta a las demás, más grandes y compactas, aterrizaron a diez kilómetros de monasterio y de ellos comenzaron a bajar largas filas de soldados enemigos. Eran de una estatura similar a la humanoide, e iban ataviados con una especie de mono ajustado de color gris oscuro, con protecciones rígidas negras. La cabeza estaba totalmente cubierta por un casco integral también oscuro. Como armamento, llevaban un rifle extremadamente largo que más parecía una lanza gorda, que una carabina. Avanzaron rápidamente por el terreno llano a cuerpo descubierto, hasta llegar a los limites de las defensas de largo alcance del monasterio. Cayeron a miles, fue una autentica carnicería. Comenzaron a sonar sonidos como de trompetas y el enemigo se retiró en desbandada hacia posiciones más seguras.

— Quiero ver esas armas, —le dijo Opx a uno de sus lugartenientes—. Manda alguien que recoja algunas y las traiga… y alguno de los cascos… ¡Qué cojones! Que intenten traer algún cadáver.

Un par de horas después, el cadáver enemigo estaba en una sala del hospital militar instalado en el monasterio. Opx hizo una indicación al médico, que con la ayuda de una enfermera comenzó a quitarle el uniforme.

— Parece que está claro de donde han evolucionado, —comento Opx mirando la piel escamona del bulban—. Parecen reptiles.

— ¿Qué opinas? —preguntó el médico a la enfermera.

— Yo me inclinaría por los anfibios, —contestó la enfermera que resulto ser aficionada a la biología—. No son escamas de queratina, aunque lo parezca es piel. Es un individuo joven, todavía le quedan restos de branquias.

— Realicen una autopsia completa y transfieran todos los datos al mando central, — y dirigiéndose a su ayudante, añadió—. Que un ingeniero desmonte sus armas y que haga lo mismo.


 

En la madrugada del día siguiente, la artillería terrestre enemiga comenzó a disparar por debajo del escudo de energía. Los impactos contra los gruesos muros que fortificaban el monasterio, eran terribles. Enormes masas de escombros y piedras saltaban en todas direcciones y caían sobre los defensores de las trincheras exteriores que se guarecían como podían. Dos horas después, sonaron las trompetas bulban y su infantería comenzó a avanzar lentamente, protegiéndose con los accidentes del terreno. Los puestos de avanzada empezaron a disparar con un ritmo frenético, pero inmediatamente comenzaron a recibir directamente el fuego de la artillería enemiga. Ante la imposibilidad de mantener las posiciones, Opx, ordeno evacuarlas y que se replegaran a la segunda línea defensiva. Desde allí, con el apoyo desde la parte alta de los muros, hicieron frente a las oleadas enemigas que una a una se fueron estrellando contras sus defensas. A media tarde, las vanguardias bulban estuvieron a punto de rebasar las líneas federales, pero sus defensores, calando bayonetas, salieron de la protección de la trinchera y se enfrentaron cuerpo a cuerpo con el enemigo, con el apoyo, desde la parte alta de los muros, de tiradores españoles. Finalmente, los bulban se retiraron dejando una alfombra de cadáveres sobre el terreno.

— ¿Cómo va la cosa? —preguntó Marisol por video enlace a un agotado general Opx al término de la primera tarde.

— Mejor de lo que esperábamos, pero ha sido muy duro, —contestó—. Hemos perdido 123 soldados, pero la buena noticia es que ellos, han caído a miles. La Princesa tenía razón, no combaten bien en tierra. Cargan con miles de efectivos e intentan arrollarnos.

— He recibido el informe de la autopsia, y coincidimos con vosotros, evolucionaron desde los anfibios. Como no sudan, no toleran bien el calor. Pensamos que el traje que llevan les ayuda en esa función.

— Pues eso no me ayuda mucho, aquí, calor no hace precisamente, —Opx esbozo una sonrisa.

— Ten mucho cuidado.

— Si mama gallina, lo tendré.


 

Al día siguiente, a primera hora, despertaron al general Opx para que se presentara en el centro de mando.

— ¿Qué ocurre? —preguntó cuándo llego mientras terminaba de abrocharse la guerrera.

— Una de sus naves se ha puesto a tiro de los misiles que tenemos escondidos en las cuevas y continua acercándose.

— Parece que está reconociendo el terreno. Posiblemente para un ataque desde este lado.

— Perfecto. Pues dejémosles acercarse, no quiero que fallemos el disparo, —ordeno Opx.

— Objetivo a 3.000 metros.

— No activéis el radar de tiro hasta el último momento.

— Objetivo a 2.000 metros.

— Vamos a disparar con dos baterías completas. No quiero que escape.

— Objetivo a 1.000 metros.

— Activa el radar de tiro y fija blanco en la zona de reactores.

— Blanco fijado.

— ¡Fuego! —grito Opx. Los doce misiles partieron al mismo tiempo que la nave enemiga, que en el último momento debió detectar el radar federal, intentaba esquivar la andanada. No lo consiguió, y todos los misiles hicieron blanco en la popa de la nave que como una piedra cayó descontrolada contra el suelo estallando con un fogonazo tremendo.

— ¡Buen tiro! —exclamó Opx—. A ver si con un poco de suerte mandan otra nave a investigar lo que ha pasado.

— General, otra nave se aproxima, —informo uno de los oficiales un par de minutos después. La nave enemiga comenzó a disparar contra la falda de la montaña desde demasiada distancia como para hacer blanco con las baterías que quedaban.

 — Están fuera de tiro, general. Están disparando aleatoriamente.

— La nave enemiga se acerca.

— He perdido la señal con una de las baterías, solo queda otra operativa.

— La nave enemiga está a tiro y se sigue acercando.

— Continua bombardeando la falda del monte.

— Dejemos que se acerque más, —ordeno Opx—. Si disparamos ahora pueden esquivarnos con facilidad.

— Objetivo a 1.500 metros.

— Activa radar, fija blanco y ¡Fuego!

La nave enemiga viró en redondo y ofreció la proa a la descarga de misiles que hicieron blanco. Expulsando gas, la nave comenzó a ascender vertiginosamente.

— ¿Está a tiro de la batería de defensa planetaria? —preguntó Opx.

— No, pero si sigue ese rumbo en diez segundos lo estará.

— Prepara la artillería, y dispara cuando este a tiro sin esperar la orden, —ordeno apremiante.

El oficial comenzó a disparar haciendo blanco en la renqueante nave bulban que cayo al suelo convertida en una bola incandescente. El resto de la flota enemiga se situó en la órbita, alejada del radio de acción de las defensas planetarias y comenzaron a machacar la montaña.

— Informa al cuartel general, de que hemos destruido dos naves enemigas, —ordeno Opx—. Continua la batalla.

 

Mas de calvosexxx

Anita de tus deseos (capitulo 17 ultimo)

Entrega total (capitulos 1 a 7)

Anita de tus deseos (capitulo 16)

Anita de tus deseos (capitulo 15)

Anita de tus deseos (capitulo 14)

Anita de tus deseos (capitulo 13)

Anita de tus deseos (capitulo 12)

Anita de tus deseos (capitulo 11)

Anita de tus deseos (capitulo 10)

Anita de tus deseos (capitulo 9)

Anita de tus deseos (capitulo 8)

Anita de tus deseos (capitulo 7)

Anita de tus deseos (capitulo 6)

Anita de tus deseos (capitulo 5)

Anita de tus deseos (capitulo 4)

Anita de tus deseos (capitulo 3)

Anita de tus deseos (capitulo 2)

Anita de tus deseos (capitulo 1)

Confuso despertar

Estación espacial Toledo-23

Desafio de galaxias (capitulo 82 y ultimo)

Desafio de galaxias (capitulo 81)

Desafio de galaxias (capitulo 80)

Desafio de galaxias (capitulo 79)

Desafio de galaxias (capitulo 78)

Desafio de galaxias (capitulo 77)

Desafio de galaxias (capitulo 76)

Desafio de galaxias (capitulo 75)

Desafio de galaxias (capitulo 74)

Desafio de galaxias (capitulo 73)

Desafio de galaxias (capitulo 72)

Desafio de galaxias (capitulo 71)

Desafio de galaxias (capitulo 70)

Desafio de galaxias (capitulo 69)

Desafio de galaxias (capitulo 68)

Desafio de galaxias (capitulo 67)

Desafio de galaxias (capitulo 66)

Desafio de galaxias (capitulo 65)

Desafio de galaxias (capitulo 64)

Desafio de galaxias (capitulo 63)

Desafio de galaxias (capitulo 62)

Desafio de galaxias (capitulo 61)

Desafio de galaxias (capitulo 60)

Desafio de galaxias (capitulo 59)

Desafio de galaxias (capitulo 58)

Desafio de galaxias (capitulo 57)

Desafio de galaxias (capitulo 56)

Desafio de galaxias (capitulo 55)

Desafio de galaxias (capitulo 54)

Desafio de galaxias (capitulo 53)

Desafio de galaxias (capitulo 52)

Desafio de galaxias (capitulo 51)

Desafio de galaxias (capitulo 50)

Desafio de galaxias (capitulo 49)

Desafio de galaxias (capitulo 48)

Desafio de galaxias (capitulo 47)

Desafio de galaxias (capitulo 46)

Desafio de galaxias (capitulo 45)

Desafio de galaxias (capitulo 44)

Desafio de galaxias (capitulo 43)

Desafio de galaxias (capitulo 42)

Desafio de galaxias (capitulo 41)

Desafio de galaxias (capitulo40)

Desafio de galaxias (capitulo39)

Desafio de galaxias (capitulo 38)

Desafio de galaxias (capitulo 37)

Desafio de galaxias (capitulo 36)

Desafio de galaxias (capitulo 35)

Desafio de galaxias (capitulo 34)

Desafio de galaxias (capitulo 33)

Desafio de galaxias (capitulo 32)

Desafio de galaxias (capitulo 31)

Desafio de galaxias (capitulo 30)

Desafio de galaxias (capitulo 29)

Desafio de galaxias (capitulo 27)

Desafio de galaxias (capitulo 26)

Desafio de galaxias (capitulo 25)

Desafio de galaxias (capitulo 21)

Desafio de galaxias (capitulo 20)

Desafio de galaxias (capitulo 16)

Desafio de galaxias (capitulo 15)

Desafio de galaxias (capitulo 13)

Desafio de galaxias (capitulo 11)

Desafio de galaxias (capitulo 10)

Desafio de galaxias (capitulo 8)

Desafio de galaxias (capitulo 7)

Desafio de galaxias (capitulo 6)

Desafio de galaxias (capitulo 5)

Desafio de galaxias (capitulo 4)

Desafio de galaxias (capitulo 3)

Desafio de galaxias (capitulo 2)

Desafio de galaxias (capitulo 1)

La seño

MATILDA, la guerrero del espacio (epilogo)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 32)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 31)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 30)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 29)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 28)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 27)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 26)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 25)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 24)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 23)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 22)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 21)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 20)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 19)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 18)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 17)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 16)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 15)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 14)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 13)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 12)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 11)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 10)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 9)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 8)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 7)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 6)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 5)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 4)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 3)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 2)

MATILDA, la guerrero del espacio (Capitulo 1)

La venganza

Paraiso tropical.

Mi madre, mi amante, mi esclava

Combate

Su primera vez.

Feliz conejilla de laboratorio (y 4) Final

Feliz conejilla de laboratorio (3) Carol

Feliz conejilla de laboratorio. ( 2 )

Feliz conejilla de laboratorio

El refugio

ESTHER (capitulo 42 y ultimo)

ESTHER (capitulo 41)

ESTHER (capitulo 40)

ESTHER (capitulo 39)

ESTHER (capitulo 38)

ESTHER (capitulo 37)

ESTHER (capitulo 36)

ESTHER (capitulo 35)

ESTHER (capitulo 34)

ESTHER (capitulo 33)

ESTHER (capitulo 32)

ESTHER (capitulo 31)

ESTHER (capitulo 30)

ESTHER (capitulo 29)

ESTHER (capitulo 28)

ESTHER (capitulo 27)

ESTHER (capitulo 26)

ESTHER (capitulo 25)

ESTHER (capitulo 24)

ESTHER (capitulo 23)

ESTHER (capitulo 22)

ESTHER (capitulo 21)

ESTHER (capitulo 20)

Una tarde de putas.

ESTHER (capitulo 19)

ESTHER (capitulo 18)

ESTHER (capitulo 17)

ESTHER (capitulo 16)

ESTHER (capitulo 15)

ESTHER (capitulo 14)

ESTHER (capitulo 13)

ESTHER (capitulo 12)

ESTHER (capitulo 11)

La portera de mi casa

ESTHER (capitulo 10)

ESTHER (capitulo 9)

Antonia, o nadie es perfecto.

ESTHER (capitulo 8)

ESTHER (capitulo 7)

La abducción de Servanda

ESTHER (capitulo 6)

ESTHER (capitulo 5)

Mi amante es fria

ESTHER (capitulo 4)

ESTHER (capitulo 3)

ESTHER (capitulo 2)

ESTHER (capitulo 1)