miprimita.com

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 19)

en Grandes Series

— Capitán, los grupos de asalto están en el interior de los acorazados, —informa Nicci desde su control—. Las claves de acceso han funcionado.

— ¿Cómo va la infantería? —preguntó Matilda.

— Todavía no han aterrizado. Llegan por la zona oscura del planetoide, y como estaba previsto no los han detectado.

La flota federal, con el grueso de los cruceros, estaba oculta al otro lado de la estrella del sistema. Matilda la había organizado en cinco grupos. El grupo 1, directamente bajo su mando, con los cruceros pesados, el grupo 2, con los cruceros ligeros, al mando de la almirante Ricé, los grupos 3 y 4, con las unidades menores, fragatas y corbetas, y el grupo cinco, con las unidades de desembarco para el bastión principal.

— Capitán, uno de los acorazados es nuestro, y no ha podido emitir señales de socorro, —informa Nicce con una amplia sonrisa, fruto de su nerviosismo. Es la primera vez que entra en combate—. No hay noticias del segundo.

— Tranquilícese teniente, —la reprendió suavemente Ushlas—. Todavía no hemos empezado.

— A la orden, primer oficial.

— Capitán, la infantería está desembarcando. La Princesa Súm a llegado con la primera oleada. Siguen en la zona oscura, aún no han sido detectados.

— Que toda la flota se prepare para el ataque según los planes establecidos, —ordena Matilda.

— Capitán, el segundo acorazado es nuestro, pero han sido detectados.

— La artillería principal de Ahydim abre fuego contra los acorazados.

— La Princesa Súm ha entrado en combate con el enemigo. Toda la infantería esta en la superficie.

— Los acorazados responden al fuego con sus baterías principales.

— Que comience el ataque, —ordena Matilda.

— La infantería progresa con rapidez en el planeta.

— Los acorazados siguen disparando, pero están demasiado expuestos, intentan retirarse pero son muy lentos.

— Vamos a entretenerles, —dije Matilda—. Orden a los grupos 1 y 2. A mi orden, descarga cerrada. Torpedos, tubos 1 a 10, misiles, tubos 1 a 50. Baterías principales a máxima potencia.

— Grupos 1 y 2, preparados y a la espera. Estamos a distancia de disparo.

— ¡Fuego! —ordena Matilda. La descomunal descarga impacta en el bastión principal y la hace estremecerse.

En el interior, el desconcierto es total, pero se reponen y retoman la batalla. Los acorazados han podido ponerse a distancia más segura, pero continúan disparando con sus baterías principales. Los cruceros ligeros atacan las estaciones auxiliares, pero reciben fuego de artillería desde el planetoide. Finalmente, la Princesa Súm logra acceder al interior de la base y después de un duro combate con la dotación humanoide se hace con el control y silencia los cañones planetarios.

 La almirante Rizé, consigue destruir las estaciones auxiliares y se dirige a apoyar el ataque al bastión, donde los cruceros pesados están recibiendo un duro castigo. Con fuertes perdidas, y con el apoyo de los grupos 3 y 4, la infantería logra penetrar en la instalación y se encuentran con fuerzas de la Guardia Imperial.

— Que todas las unidades disparen únicamente a los grupos de armas de la estación, —ordena Matilda, y llamando a ingeniería pregunta—. ¿Cómo estamos?

— ¡Jodidos! Si seguimos recibiendo fuego enemigo perderemos los escudos principales.

— Infantería a Matilda, —se oye la voz del coronel al mando.

— Adelante coronel,—contesta Matilda.

— Estamos en el interior, —el sonido es muy malo. El ruido de fondo de la batalla es tremendo—. Esto esta repleto de guardias imperiales, repito, esta lleno de guardias imperiales.

— Entendido coronel, —Matilda mira a Ushlas pensativa, y después, como si se iluminara su mente miro a su hermano y se levantó del sillón de mando—. Eso solo puede significar, que alguien de la familia imperial esta en Ahydim.

— Matilda, no… —intento decir Neerlhix, pero Matilda le interrumpió.

— El emperador no se puede mover de Axos, por lo tanto, es la princesa imperial, es Zorralla, —y dirigiéndose a su asistente la ordeno—. Rápido, tráeme a Eskaldar.

— Matilda, no puedes abandonar el centro de mando, —le dijo su hermano.

— Vas a ver como si puedo, —le respondió Matilda—. Ushlas, que la almirante Rizé asuma el mando de la batalla.

Su asistente regresó con la espada, y después de colocársela con la vaina en la espalda, del armero del puente saco un rifle de partículas. Las dos mujeres salieron del puente para abordar una lanzadera.

— ¿Va a servir de algo que te diga que no vengas? —preguntó a su asistente.

— De nada, mi señora.

— Ya lo suponía, —y añadió—. No te separes de mi espalda, es una orden, y esta si la vas a cumplir… y ponte el casco.

— Entendido.

La lanzadera, con la protección de la Tharsis que se había acercado para cubrirla con sus defensas de perímetro, llego al bastión. Rápidamente la llevaron a donde estaba el coronel al mando.

— Matilda, son fuerzas de la Guardia Negra, —la informo el coronel—. Alguien de la familia imperial esta aquí.

— Eso creo yo también. Si son guardias negros, solo puede ser Zorralla.

— Estamos avanzando con muchas dificultades hacia el sector central, donde esta el centro de mando. Los guardias se están sacrificando para pararnos.

— Vamos a abrir otra línea de avance coronel, —le dijo Matilda—. Coja dos escuadrones y avance por los corredores orientales. Yo seguiré avanzando por este sector. No vemos en el control central.

— A la orden.

Mientras tanto, la Tharsis estaba recibiendo el fuego concentrado de las baterías de Ahydim. Los escudos casi no aguantaban, y cuando comenzó a virar para escapar, recibió también fuertes impactos en la zona de reactores.

— ¡Atención puente! —grito la voz de Camaxtli por el comunicador—. Perdemos el reactor principal, dos propulsores inoperativos, y los escudos principales al 15 %. Daños estructurales en toda la nave.

— Evacuación. Primera fase, —ordeno Ushlas sujetándose a los brazos del sillón del capitán para no caer de él con la potencia de los impactos—. Saca energía de donde puedas y redirígela a los escudos.

— El Atlantis se interpone. El Atami y el Hagi se aproximan.

— Hemos perdido otro propulsor, el escudo principal ha caído, brechas en 32 secciones, y tenemos una fuga en el núcleo místico, —la voz de Camaxtli llegaba con interferencias.

— Evacuación. Segunda fase, —ordena Ushlas con lágrimas en los ojos. Unos segundos después, un nuevo impacto sumió el puente en la oscuridad, mientras una nube de polvo lo invadía todo.

Mientras los tres cruceros federales seguían protegiendo a la Tharsis, esta, a velocidad de impulso fue retirándose de la batalla. En la nave, solo quedaban los oficiales mayores en el puente, y un pequeño grupo de ingeniería, que al mando de la maradoniana, intentaba mantener mínimamente la nave.

— Súm a Tharsis.

— Adelante Princesa Súm, —contestó Ushlas tosiendo, que con algunas heridas, se mantenía en su puesto.

— ¿¡Dónde esta Matilda!? —preguntó la Princesa sorprendida.

— Matilda esta en el bastión.

— ¡No me jodas Ushlas! ¿Qué cojones hace ahí?

— Hemos detectado la presencia de alguien de la familia imperial en el bastión. Pensamos que es Zorralla y, como ya te puedes imaginar, no hemos podido disuadirla. Ha trasferido el mando a la almirante Rizé, —y después de un breve silencio, añadió—. He ordenado evacuar. Estamos acabados.

— Dile al Atlantis…

— La teniente Didym ha interpuesto al Atlantis para protegernos. No te lo puedo confirmar, pero creo que también les han dado muy duro, aunque no tanto como a nosotros.

Mientras tanto, en el bastión, las dos líneas de avance federales estaban próximos al control central. En su avance, dejaban un enorme reguero de cadáveres de Guardias Negros, que se inmolaban por su princesa. Volaron las puertas de acceso y entraron en su interior en una vorágine de humo, disparos y gritos. Al fondo, sobre unas escalinatas que llevaban a un control superior, Matilda vio a la princesa Zorralla. Ella, también la vio. Sin pensarlo ni un segundo, las dos mujeres comenzaron a abrirse paso en el tumulto hasta que se encontraron. Esta vez no se pararon para observarse, fue el choque de dos verdaderos colosos.  Durante unos minutos estuvieron propinándose furiosos golpes con las espadas, hasta que finalmente, Matilda la alcanzo en un costado, traspasando el lateral de la coraza y penetrando en su carne. Desde su puesto de mando, la almirante Rizé, al igual que el resto de la flota, veían las imágenes que proporcionaban las cámaras de los cascos de los soldados federales. Vieron como Matilda, con otro golpe de Eskaldar, desarmaba a Zorralla. Después, cogiéndola con la mano izquierda, cruzo las dos sobre el cuello de la altiva princesa imperial, que no mostró temor. La batalla cesó, todos los guardias negros habían caído. Las dos enemigas se miraron con ojos inyectados de odio.

— Matilda, —la llamo la almirante Rizé por su comunicador—. Tal vez, fuera interesante tenerla como rehén, pero solo tal vez. Tú decides, lo que hagas nos parecerá bien a todos.

Matilda, con la respiración agitada y los brazos tensionados para dar el golpe definitivo, miraba fijamente a Zorralla, que a pesar de la herida, no se amilanaba. Lentamente aparto las espadas del cuello de la princesa imperial, y entrego a Eskaldar a su asistente, que en todo momento estuvo cerca de ella, que después de limpiarla la enfundo a la espalda de Matilda. Esta, cogiendo con las dos manos la espada de la princesa, que sin ninguna duda había forjado su padre, la dijo—. Tu no mereces empuñar una espada como esta, zorra.

Varios soldados federales la cogieron por el arnés y la llevaron hasta un rincón, donde un médico militar se ocupó de su herida, que era grave.

— Matilda, tengo malas noticias, —hablo la voz de Rizé—. La Tharsis ha sido evacuada. Ushlas, y los oficiales mayores, permanecen en la nave intentando recuperarla.

— ¿Ha habido bajas? —preguntó Matilda.

— No tenemos toda la información, pero parece que no. Estamos recuperando las capsulas de escape. La flota ha sufrido muchos daños, pero solo hemos perdido seis unidades menores. ¿Quieres trasladar tu bandera de guerra a esta nave?

— Gracias almirante, pero mis oficiales están en la Tharsis, y yo debo estar con ellos. Que trasladen a la princesa a tu nave y comunícate con el Consejo, a ver que quieren hacer con ella.

— A la orden.

Matilda salio del bastión Ahydim en una lanzadera, en compañía de su asistente, que seguía negándose a abandonarla. Antes de intentar atracar, la recorrieron por el exterior para evaluar los daños. Finalmente, lo hicieron en un pequeño atracadero, cercano a la zona de reactores. En ingeniería encontraron a Camaxtli, que con un brazo en cabestrillo, intentaba contener la fuga del núcleo místico. Matilda la aparto tocándola la espalda, se colocó ante la grieta, y desenvainando a Eskaldar, colocó la mano libre ante la grieta. La energía mística comenzó a fluir a través de ella, iluminando su aura. La grieta se fue cerrando lentamente, y cuando finalmente lo hizo, Camaxtli, sello con una pieza el vaso de contención.

— Matilda, lo siento pero no sé por donde empezar, —le dijo Camaxtli con un atisbo de lágrimas en los ojos.

— Tranquila cariño, —Matilda la abrazo consolándola—. Antes de atracar la he inspeccionado por fuera, no hay nada que hacer. Vamos a apuntalarla hasta que lleguemos al puerto más cercano.

— No, no, no, no. Hay que llevarla a Raissa… y los dos acorazados también.

— Mira cariño, comprendo…

— ¿No dices que confías en mí? —la interrumpió—. Pues sigue haciéndolo.

Meneando la cabeza, Matilda salio de ingeniería, seguida por su asistente, en dirección al puente. Recorrer los trescientos metros de distancia que hay entre ambos puntos fue  complicado. Los turbo ascensores no funcionaban, y recorrer los pasillos destrozados, llenos de escombros y solo iluminados por la emergencias, fue laborioso. El puente estaba peor que el centro de mando de Ahydim cuando termino la batalla. El techo se había desplomado, y una impresionante maraña de cables ópticos y tubos colgaban de lo alto. La iluminación era muy deficiente, porque más de la mitad de las emergencias no funcionaban. Sus oficiales intentaban recuperar equipos para poder navegar mínimamente. Ushlas salio de debajo de una consola, con el uniforme destrozado y sangre azul coagulada en la cara y en el pelo. Cuando vio a Matilda se echó a llorar.

— He perdido la nave, Mati. He perdido la nave, —la dijo mientras Matilda la abrazaba.

— Pero yo no te he perdido a ti, mi amor,—la contestó—. Ni a mis amigos, y eso es lo más importante.

Dos meses tardaron el llevar la Tharsis a los astilleros de Raissa, junto con los dos acorazados. Mientras tanto, en una reunión bastante tumultuosa, el consejo decidió trasladar a la princesa Zorralla, al monasterio de Konark, para que quedara bajo la vigilancia de las sacerdotisas. Se decidió embarcarla de incógnito en una fragata, custodiada por un grupo escogido de ocho soldados federales. Llevaban varias horas de viaje, cuando los soldados entraron en el camarote de la princesa. Sin mediar palabra, la sujetaron las manos a la espalda, la destrozaron la ropa, y la encajaron una mordaza de aro que la dejaron la boca totalmente abierta.

— Recordad lo que hemos hablado, —hablo el oficial al mando—. Nada de golpes, nada de brusquedades que la puedan abrir la herida del costado. Si no se os va la mano tenemos diversión durante muchas horas, pero como la vea una sola marca, se acabó todo.

Zorralla, no se resistió, adopto una aptitud estoica. Se la chupo a todos y todos la penetraron. No olvidaron ninguno de sus orificios naturales, Durante muchas horas la estuvieron follando. Finalmente, los ocho se corrieron en su cara, mientras intentaban acertar a través del agujero de la mordaza.

Llevaba unas horas dormida cuando un fuerte estampido la despertó. Seguía atada y desnuda sobre la cama del camarote, tal y como la dejaron sus violadores. Oyó ruido de armas, detonaciones y gritos. La cama retumbaba con los potentes sonidos. Finalmente, la puerta se abrió y un guardia negro entró en la cabina seguido por la humareda que llenaba el pasillo.

— La he encontrado, —dijo por el comunicador. Se echó el arma a la espalda, y se sentó en el borde de la cama. La atrajo hacia su pecho para quitarla la mordaza y con su cuchillo corto las ligaduras que sujetaban sus manos—. Mi señora, ¿podéis andar? —la princesa imperial negó con la cabeza. El guardia negro la puso de pie, se quitó la capa y la cubrió con ella. Con ella en brazos, salio de la cabina, escoltados por varios guardias mas.

En la destrozada Tharsis, Matilda y Ushlas dormían placidamente abrazadas. Habían habilitado una cabina como dormitorio mientras llegaban a Raissa. Sus antiguos camarotes ya no existían. Llamaron a la puerta y se despertaron. Cubriéndose con una sabana, Matilda se levantó y tiro de la puerta.  Neerlhix entro en la cabina y abrazo a su hermana.

— Un comando de guardias negros ha liberado a Zorralla. Ha escapado, —la dijo sin preámbulos. Matilda soltó la sabana y quedo desnuda entre los brazos de su hermano. No lo pudo evitar y se puso a llorar.

— Tanto esfuerzo, tanto sufrimiento, tantos muertos para nada, —dijo al fin mientras su hermano la acariciaba. Ushlas se levantó de la cama y se puso una camiseta.

— ¿Cómo es posible? Era un traslado de máxima seguridad, —preguntó.

— Se está investigando, pero está claro que ha habido una filtración, —respondió Neerlhix—. El Consejo está reunido…

— ¿El consejo está reunido? —grito Matilda fuera de si separándose de su hermano—. ¡La tenía que haber matado!

Neerlhix cogió una guerrera de una silla y cubrió a su hermana con ella.

— Habrá más oportunidades…

— Eso me dijisteis la última vez, —grito muy cabreada. Después las lágrimas volvieron a sus ojos mientras se abrazaba a los dos seres que más quería en este mundo—. Al final, no me voy a poder cargar a esa hija de puta.

Tres semanas después, Matilda, al frente de una pequeña flota que protegía los transportes del 2.º Ejército Federal, lidero la primera gran operación militar a través de los corredores de Evangelium. En una operación rapida y contundente, ataco las fuerzas imperiales que ocupaban Ursalia, el estratégico mundo de la primera oficial del Atlantis. En menos de una semana, había ocupado y liberado todo el sistema.

Mas de calvosexxx

Anita de tus deseos (capitulo 17 ultimo)

Entrega total (capitulos 1 a 7)

Anita de tus deseos (capitulo 16)

Anita de tus deseos (capitulo 15)

Anita de tus deseos (capitulo 14)

Anita de tus deseos (capitulo 13)

Anita de tus deseos (capitulo 12)

Anita de tus deseos (capitulo 11)

Anita de tus deseos (capitulo 10)

Anita de tus deseos (capitulo 9)

Anita de tus deseos (capitulo 8)

Anita de tus deseos (capitulo 7)

Anita de tus deseos (capitulo 6)

Anita de tus deseos (capitulo 5)

Anita de tus deseos (capitulo 4)

Anita de tus deseos (capitulo 3)

Anita de tus deseos (capitulo 2)

Anita de tus deseos (capitulo 1)

Confuso despertar

Estación espacial Toledo-23

Desafio de galaxias (capitulo 82 y ultimo)

Desafio de galaxias (capitulo 81)

Desafio de galaxias (capitulo 80)

Desafio de galaxias (capitulo 79)

Desafio de galaxias (capitulo 78)

Desafio de galaxias (capitulo 77)

Desafio de galaxias (capitulo 76)

Desafio de galaxias (capitulo 75)

Desafio de galaxias (capitulo 74)

Desafio de galaxias (capitulo 73)

Desafio de galaxias (capitulo 72)

Desafio de galaxias (capitulo 71)

Desafio de galaxias (capitulo 70)

Desafio de galaxias (capitulo 69)

Desafio de galaxias (capitulo 68)

Desafio de galaxias (capitulo 67)

Desafio de galaxias (capitulo 66)

Desafio de galaxias (capitulo 65)

Desafio de galaxias (capitulo 64)

Desafio de galaxias (capitulo 63)

Desafio de galaxias (capitulo 62)

Desafio de galaxias (capitulo 61)

Desafio de galaxias (capitulo 60)

Desafio de galaxias (capitulo 59)

Desafio de galaxias (capitulo 58)

Desafio de galaxias (capitulo 57)

Desafio de galaxias (capitulo 56)

Desafio de galaxias (capitulo 55)

Desafio de galaxias (capitulo 54)

Desafio de galaxias (capitulo 53)

Desafio de galaxias (capitulo 52)

Desafio de galaxias (capitulo 51)

Desafio de galaxias (capitulo 50)

Desafio de galaxias (capitulo 49)

Desafio de galaxias (capitulo 48)

Desafio de galaxias (capitulo 47)

Desafio de galaxias (capitulo 46)

Desafio de galaxias (capitulo 45)

Desafio de galaxias (capitulo 44)

Desafio de galaxias (capitulo 43)

Desafio de galaxias (capitulo 42)

Desafio de galaxias (capitulo 41)

Desafio de galaxias (capitulo40)

Desafio de galaxias (capitulo39)

Desafio de galaxias (capitulo 38)

Desafio de galaxias (capitulo 37)

Desafio de galaxias (capitulo 36)

Desafio de galaxias (capitulo 35)

Desafio de galaxias (capitulo 34)

Desafio de galaxias (capitulo 33)

Desafio de galaxias (capitulo 32)

Desafio de galaxias (capitulo 31)

Desafio de galaxias (capitulo 30)

Desafio de galaxias (capitulo 29)

Desafio de galaxias (capitulo 27)

Desafio de galaxias (capitulo 26)

Desafio de galaxias (capitulo 25)

Desafio de galaxias (capitulo 21)

Desafio de galaxias (capitulo 20)

Desafio de galaxias (capitulo 16)

Desafio de galaxias (capitulo 15)

Desafio de galaxias (capitulo 13)

Desafio de galaxias (capitulo 11)

Desafio de galaxias (capitulo 10)

Desafio de galaxias (capitulo 9)

Desafio de galaxias (capitulo 8)

Desafio de galaxias (capitulo 7)

Desafio de galaxias (capitulo 6)

Desafio de galaxias (capitulo 5)

Desafio de galaxias (capitulo 4)

Desafio de galaxias (capitulo 3)

Desafio de galaxias (capitulo 2)

Desafio de galaxias (capitulo 1)

La seño

MATILDA, la guerrero del espacio (epilogo)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 32)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 31)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 30)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 29)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 28)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 27)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 26)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 25)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 24)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 23)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 22)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 21)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 20)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 18)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 17)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 16)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 15)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 14)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 13)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 12)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 11)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 10)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 9)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 8)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 7)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 6)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 5)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 4)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 3)

MATILDA, la guerrero del espacio (capitulo 2)

MATILDA, la guerrero del espacio (Capitulo 1)

La venganza

Paraiso tropical.

Mi madre, mi amante, mi esclava

Combate

Su primera vez.

Feliz conejilla de laboratorio (y 4) Final

Feliz conejilla de laboratorio (3) Carol

Feliz conejilla de laboratorio. ( 2 )

Feliz conejilla de laboratorio

El refugio

ESTHER (capitulo 42 y ultimo)

ESTHER (capitulo 41)

ESTHER (capitulo 40)

ESTHER (capitulo 39)

ESTHER (capitulo 38)

ESTHER (capitulo 37)

ESTHER (capitulo 36)

ESTHER (capitulo 35)

ESTHER (capitulo 34)

ESTHER (capitulo 33)

ESTHER (capitulo 32)

ESTHER (capitulo 31)

ESTHER (capitulo 30)

ESTHER (capitulo 29)

ESTHER (capitulo 28)

ESTHER (capitulo 27)

ESTHER (capitulo 26)

ESTHER (capitulo 25)

ESTHER (capitulo 24)

ESTHER (capitulo 23)

ESTHER (capitulo 22)

ESTHER (capitulo 21)

ESTHER (capitulo 20)

Una tarde de putas.

ESTHER (capitulo 19)

ESTHER (capitulo 18)

ESTHER (capitulo 17)

ESTHER (capitulo 16)

ESTHER (capitulo 15)

ESTHER (capitulo 14)

ESTHER (capitulo 13)

ESTHER (capitulo 12)

ESTHER (capitulo 11)

La portera de mi casa

ESTHER (capitulo 10)

ESTHER (capitulo 9)

Antonia, o nadie es perfecto.

ESTHER (capitulo 8)

ESTHER (capitulo 7)

La abducción de Servanda

ESTHER (capitulo 6)

ESTHER (capitulo 5)

Mi amante es fria

ESTHER (capitulo 4)

ESTHER (capitulo 3)

ESTHER (capitulo 2)

ESTHER (capitulo 1)