miprimita.com

Mi novia es una extraterrestre

en Fantasías Eróticas

Una noche estrellada, en las afueras de un pequeño pueblo del sur de España, un tiempo tibio y templado con esporádicas ráfagas de aire fresco, no podía encontrarme mejor, tumbado y relajado boca arriba en un mullido prado verde, viendo como cientos de estrellas fugaces iluminaban el cielo mientras ardían para mí, al entrar en la atmósfera, mientras aromas de lavanda y enebro mezclados con el olor de la hierba fresca inundaban mis fosas nasales ¡Dios! Si hubiera que pagar por ese espectáculo de luces, aromas y sensaciones, no habría dinero en todo el mundo para  poder hacerlo.

Pero se podía mejorar, si tuviera una mujer a mi lado, alguien con quien compartir mis cosas, mis sueños, mis dudas, a quien poder agarrar la mano mientras miramos las estrellas, alguien con quien despertar, alguien con quién hacer el amor a la luz de la luna… y por que no, con quien follar salvajemente cuando el cuerpo nos lo pidiera.

A mis veintiocho años ya dudaba de que hubiera alguien para mí, tenía un don, y era el de que las mujeres huían de mí en cuanto me conocían un poco, quizá fueran mis inseguridades, mi timidez, mi incapacidad para hacerlas gozar, o quizá fuera tan sólo la mezcla de un poquito de cada cosa. Una me llegó a decir en una ocasión, que era el peor amante que había tenido nunca, y perdió la virginidad con doce años, con un chaval de su clase, eso lo resumía todo, mi torpeza era total. Y no por dejadez o falta de interés, leía todo lo que podía sobre ellas, compraba sus revistas, sabía todo sobre su cuerpo, su fisiología, pasaba horas en foros femeninos  intentando comprenderlas, pero parece ser que la cosa no funcionaba así, e iba de mal en peor.

Allí estaba yo, con mis reflexiones que no me llevaban a ninguna parte cuando observé que uno de los meteoritos no seguía el camino que esperaba, tras un breve recorrido recto,  como hacen las estrellas fugaces de buena familia, empezó a variar la trayectoria, haciendo ondulaciones extrañas, a veces parecía que volvía a subir, como si se negara a seguir el camino trazado. Danzaba en el cielo erráticamente mientras iba perdiendo brillo, haciéndose cada vez más difícil su seguimiento, ya era un puntito mortecino cuando escuché un sonido que era como una vibración grave, como un motor que no puede mantener el ralentí. A escasos doscientos metros de donde me encontraba, algo impactó contra el suelo levantando una polvareda enorme, no hubo llamas ni explosiones, pero el suelo tembló, perdí las estrellas de vista, como si se estuvieran quedando sin pilas, una niebla de polvo espesa y asfixiante no dejaba ver nada a más de dos metros.

No lo voy contando por ahí, pero una de mis cualidades no es la valentía y mi corazón empezó a latir aceleradamente mientras me esforzaba en intentar penetrar con mis asustados ojos en la niebla, en la dirección en la que había caído el objeto,  vi borrones, una sombra, algo se movía lentamente hacia mí, avanzaba muy despacio y no tenía forma definida, cada vez estaba más cerca, yo estaba aterrorizado, iba a sufrir un ataque de pánico.

Cuando pude ver algo más que sombras, mis ojos se negaban a creer lo que estaban captando, era como una bola de un metro de diámetro, formada de hierba y pequeñas ramas que rodaba hacia mí, menos mal que se detuvo a una distancia de cuatro o cinco pasos. Y digo que era como una bola, porque es lo más parecido que se me ocurre, pero no lo era, se movía y se deformaba como si fuera algo vivo, como si tuviera una conciencia que guiara sus movimientos. De la masa informe salió una especie de vapor rojo que se dirigía hacia mí, extrañamente no tenía miedo, no lo veía como algo amenazador y dejé que me envolviera sin oponer ninguna resistencia, notaba como atravesaba mi cuerpo, una sensación de calidez me envolvía, la nube gaseosa tras atravesarme volvió a la bola que parecía que absorbía la especie de vapor rojo.

La bola fue cambiando de forma y de textura, estirándose y alisándose, ya no parecía que estuviera formada de hierba y ramas sino de una masa grumosa rojiza, iban surgiendo finas protuberancias que crecían rápidamente  para formar ¡Manos y piernas! La cosa estaba formando  una tosca apariencia humana, ¿Por qué no estaba corriendo?, ¿Qué me mantenía ahí?, estaba como hipnotizado viendo como cada vez se parecía más a una persona, era alucinante, pasó por un estado en que parecía un feto, sin rostro, sin rasgos concretos, luego fue aumentando la definición, ya se notaban dedos, músculos, el pelo iba surgiendo, la cara iba adquiriendo rasgos, se formaban los dedos de los pies, empezaba a formarse un pene, mirara donde mirara, me perdía cambios, no podía abarcarlos todos, cuando dirigí mi vista a la cara di un grito de terror, ¡Era mi cara!, la cosa se estaba transformando en mí.

Cuando el ser o lo que fuera acabó de transformarse en un clon exacto de mí, levantó las palmas de las manos haciendo el gesto universal de ir desarmado y dijo en un tono de voz que era el mío.

  -Paz, yo amigo

  -¿Quién eres?-Dije mientras extrañamente me iba tranquilizando-

  -Accidente, solo querer mirar y nave pum.

Empezaban a llegar curiosos y no sé porqué, me llevé a mi doble a casa sin que nos viera nadie. Le ofrecí agua, y las sobras de mi cena, una pizza recalentada, las aceptó, y estuvimos charlando, en cosa de una hora, hablaba el idioma igual que yo de bien.

Era un ser de una raza pacífica, curiosa por naturaleza, no interferían con ninguna cultura, solo observaban y escaneaban para aumentar su base de conocimientos, podían transformarse en cualquier cosa, intentó explicarme como, pero yo no tenía base científica para entender esas palabrejas tan raras, así que le dije que lo dejara, que me fiaba de su palabra.

-He enviado un mensaje, en un par de semanas me recogerán, ya que estoy aquí, enséñame tu mundo.

-Bueno, lo mejor será que nos vayamos a la ciudad, esto es un pueblo pequeño, y sería todo muy complicado, ¿no puedes convertirte en algo que no sea yo? aquí todo el mundo sabe que no tengo hermanos gemelos, y lo verían raro.

-¿Puedes convertirte en ésta maleta?- le dije mientras le señalaba la que había traído para pasar unos días.

El vapor rojo atravesó la maleta, y al momento se había transformado en otra igual, la levanté y tenía el mismo peso y tacto que la mía. La puse en mi coche en el asiento del acompañante y me dirigí a la gasolinera de la salida del pueblo. Allí estaba Mari, una chica explosiva, con la que todo el pueblo había querido tener algo, pero que era lesbiana y pasaba olímpicamente de los hombres, enfundada en un mono de trabajo que iba a reventar por la presión de los globos enormes que se gastaba.

-¿Qué tal Luis, lleno?

-Sí por favor- dije mientras murmuraba en voz baja que no me importaría que ese bombón me acompañara en el viaje.

La maleta debió de oírme, porque vi como el tenue vapor rojo atravesaba a la chica, que no notó nada. 

Pagué y nada más salir de la gasolinera, casi me salgo de la carretera, y pegué un bote al ver que la tenía sentada a mi lado.

-¿Prefieres viajar conmigo que con la maleta verdad?

Era impactante, era Mari, era su voz, su forma de hablar, sus gestos, sus… No pude evitar parar en la cuneta, le bajé la cremallera del mono, y dos pechos enormes saltaron como resortes, los manoseé, y el tacto era buenísimo, no se si serían como los de  la auténtica, porque no había tenido el placer de tocarlos, pero me estaban poniendo cachondísimo. Le pedí que se quitara el mono, cosa que hizo mientras me sonreía, yo estaba babeando, Mari siempre había sido una chica espectacular, pero es que desnuda ganaba muchísimo, empujé su asiento para atrás todo lo que pude e incliné el respaldo, le apoyé los pies en el parabrisas, me puse en medio de sus piernas, y acerqué mi pene a su coño, lo noté seco, muy seco.

-Esto debería de estar húmedo, dije mientras señalaba la vagina, y estos pezones se deberían de poner duros.

- Dame un momento que reviso mis datos -me dijo mientras cerraba lo ojos y se concentraba.

-Ya está, ¿Está todo bien ahora?

Vaya si estaba bien, los pezones habían crecido, y estaban duros como si estuvieran congelados, bajé mi mano a su coño, para rozar sus labios vaginales, y mi mano quedó empapada, me agarré la polla y la dirigí hacia esa entrada chorreante, entro de forma suave, la metí hasta el fondo notando como sus paredes vaginales me abrazaban y empecé a dar embestidas salvajes mientras achuchaba esas tetas impresionantes. Que corrida mas guapa, y que orgasmo más intenso tuve.

-Ha estado bien, pero te falta mejorar, tienes que aumentar la respiración en los momentos finales, y me gusta cuando las mujeres gimen.

-Sin problemas, la próxima vez lo haré mejor. Ha  sido una experiencia muy interesante.

Había encontrado la piedra filosofal, esta cosa era el mejor regalo que me podían haber hecho, y había llegado del cielo sin pedirlo. Empecé a imaginar todas las cosas que me gustaría hacer, y mi imaginación no tenía límites, no dejaban de ocurrírseme  ideas extravagantes. Es que iba a poder llevar a cabo todas mis fantasías.

Me puse al volante y seguí dirección a Barcelona hacia mi casa, habría hecho dos o tres kilómetros cuando pensé que me gustaría llevarme algo del pueblo, di la vuelta y volví sobre mis pasos. Dirigiéndome hacia la iglesia.

-¿Cuántas cosas puedes escanear a la vez?

-No tengo límite, o aún no lo he encontrado, mi capacidad es enorme.

-Estupendo, vamos a entrar en un local, escanea a todas las personas, luego ya veremos cuales son útiles.

-Sin problemas

Entré en la iglesia con chichi convertido en maleta, le había bautizado así, algún nombre tenía que darle, y ese era tan bueno como cualquier otro, en ese momento allí se encontraba todo el pueblo, le dije a chichi que empezara escanear, en unos diez minutos había acabado y tenía en su memoria a todas las personas presentes.

Nos subimos al coche, y fue el viaje más divertido que he hecho nunca, chichi sentado a mi lado, iba alternando los personajes mientras yo conducía, le pedí sólo los femeninos y yo sobaba las tetas de todas, a algunas les metía el dedito en el conejo para ver como era, me llevé muchas sorpresas, había algunos muy cuidados, otros que parecían selvas, algunas maduritas lo tenían estrechito y prieto. La más beata del pueblo me hizo una mamada mientras conducía, era fea pero tenía mucho morbo.

¡Qué viaje!

Llegamos a mi casa, pequeña pero acogedora y necesitaba dormir, le pedí a chichi que fuera a dar una vuelta, y me trajera alguna sorpresa, ya conocía mis gustos.

Al despertar casi me muero, tenía a mi lado una mujer parecida a la beata, totalmente desnuda con pelos por todas partes, con unas tetas caídas que le llegaban al ombligo, era destrempante,

-¿Pero que es esto? Cambia de forma ya, por favor.

Chichi adoptó la forma de Mari desnuda, eso ya era otra cosa.

-Pensé que te gustaría-dijo lentamente.

-Pues no, no me gusta pero no pasa nada, ¿no has escaneado nada más?

-Sí, muchas mujeres, ¿Quieres verlas?

-Ya estás tardando.

Me puse cómodo, apoyé la espalda en la pared y me preparé para el espectáculo, era increíble, fueron desfilando diez o quince mujeres, todas diferentes, todas desnudas, a todas las sobaba un poquito, Hummm, que texturas, que olores, que sabores, cada una tenía algo diferente y luego le decía a chichi: siguiente. Y el pasaba a la siguiente.

Le dije que parara cuando estaba convertida en una jovencita pelirroja muy delgada con unas tetitas pequeñas, nunca había follado a nadie así, la puse a cuatro patas en la cama y apoyé mi polla en sus nalgas, acaricié esas tetitas puntiagudas de chica joven, olía a frutas, a frescura, dirigí mi glande a su conejito mientras hacía movimientos rotatorios para adaptarlo a la entrada, introduje la punta, y aquello apretaba de lo lindo, era una sensación nueva para mí, la metí un poco más, lentamente, disfrutando de sentir como me presionaban mi polla, y noté cierta resistencia, ¡Era virgen!. Nunca había desflorado a una mujer, me quede en la zona donde podía moverme sin romper nada, follando suavemente y en uno de los vaivenes, entre hasta el fondo notando como cedía el himen, tardé poco más en correrme, ¡Que pasada! Había sido sublime, al sacarla observé como chorreaba mi semen, junto con un hilillo de sangre. Había desvirgado un chochito, el primero para mí. Y me había gustado mucho.

-Has visto chichi que esta tenía esta zona diferente -le dije mientras le tocaba la vagina-

-Sí, lo he notado pero no sabía si era bueno o malo, ¿Te gustan así?

-Si, cuando veas de estas, escanéalas por favor.

-Sin problemas.

Los días siguientes fueron una locura, busqué a todas mis ex, que pasaron a la memoria de chichi, les hice todo lo que no me dejaron hacer en su día. Por las mañanas paseaba por las ramblas de Barcelona acompañado de chichi convertido en alguna mujer atractiva  y cuando veía algo que me gustaba, sólo tenía que tocarle levemente el codo, y ella ya sabía lo que tenía que hacer.

Puede entrar en sitios donde ni hubiera soñado poder acercarme, todos los clubes privados estaban abiertos cuando uno llevaba del brazo a una mujer explosiva como chichi, y allí había aún más mujeres alucinantes que pasaban a mi catálogo.

Empecé a ser conocido en ese mundillo, todo el mundo me prestaba atención, pensaban que algo tenía que tener para ir siempre acompañado de esas bellezas exóticas. Casi sin darme cuenta, estaba follando más veces con las auténticas que con chichi transformada.

Pasaron las dos semanas, y llegó la hora de la recogida de chichi, tenía que volver a su planeta.

-Lo he pasado muy bien, te echaré de menos, es una pena que te tengas que ir. Ojalá pudieras quedarte un poquito más conmigo, eres la mejor amiga que he tenido nunca.

-Sin problemas, yo también me lo he pasado muy bien, y te voy a dejar  un regalo.

Ante mis ojos se dividió lentamente en dos chichas idénticas.

-Puedo estar en varios sitios a la vez, una parte de mí se quedará contigo, tus experiencias son muy enriquecedoras para mí.

Esa noche acompañe a las dos chichis a las afueras de la ciudad, una de ellas se fue, en una impresionante nave, pero la otra se quedó conmigo y juntos disfrutamos de mis  perversiones sexuales.