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Amistad

en MicroRelatos

-Marchando unos güisquitos para la tercera edad –cantaba Paco mientras ponía dos vasos con hielo sobre la mesa y los llenaba.

-No te pases Paco, que a pesar de mi edad, si me dejas a tu hija una tarde, te hago un nieto, y sin cobrarte nada. –Dijo Ramón un poco mosqueado.

-No te la dejo, porque aunque no se te levante, me la llenarías de babas. –respondió Paco mientras se alejaba.

-No sé por qué seguimos viniendo aquí, -dijo Pedro- en nuestro club, si un camarero me habla así, va directamente a la calle.

-Porque nos criamos aquí, porque en aquella esquina casi me mato con la bici, porque en ese banco di mi primer beso, porque aquí conocimos a nuestras mujeres, por eso venimos aquí, porque nos hace sentirnos más jóvenes.

-Si es que hasta el güisqui es malo –dijo Pedro haciendo una mueca.

-Cosas peores hemos bebido tú y yo. –dijo Ramón.

-Si coño, pero hace mil años, cuando éramos pobres. –dijo Pedro.

-¿Recuerdas cuando conocimos a Silvia y a Patricia?, estaban en esta misma mesa. -dijo Ramón emocionándose.- ¿Cuanto puede hacer de eso?

-Buff, no habíamos cumplido los veinte, y ya pasamos de sesenta, cuarenta años por lo menos.

-¡Cuarenta años!, eso es media vida, y lo recuerdo como si fuera ayer.

-Patricia parecía una modelo de élite, nadie se atrevía a decirles nada, se veían tan por encima de la gente de nuestro barrio, y tú te sentaste por las bravas con ellas, te presentaste por todo el morro, me llamaste para que os acompañara, y el resto es historia, -¡Nos casamos con ellas! ¿Quién lo iba a decir?

-¿Recuerdas las primeras citas? Sólo como amigos, los dos tirándole los tejos a Patricia, y la pobre Silvia abandonadita, ja, ja.

-Es que Patricia… era mucha mujer, y sigue siéndolo.

-Hasta que se me ocurrió la idea de jugarnos a las cartas quien se quedaba con ella.

-Porque nos estábamos pisando la manguera, y la situación era complicadísima, ¿Qué hubiera pasado si hubiera ganado yo? ¿Se habría casado conmigo? Supongo que el destino quería que fuera tu mujer.

-Bueno la verdad es que no fue sólo el destino, te hice trampas, tenía la baraja marcada, o nunca te habías preguntado por qué ganaba siempre al póker.

-No jodas, ¿Cómo pudiste hacerme eso?

-En aquel momento lo vi la cosa más natural del mundo, Patricia encajaba mejor conmigo, tú no hubieras podido controlarla, te hice un favor, lo que no me esperaba es que tú siguieras con Silvia, parecía tan poquita cosa.

-Silvia era y sigue siendo un encanto, mucho más manejable que tu Patricia, y me ha hecho muy feliz todos estos años.

-Ya te hubiera gustado disfrutar de Patricia, en el terreno sexual es una máquina.

-Lo se, y ya que estamos sinceros, he de confesarte que hemos tenido algunos encuentros esporádicos.

-¿Qué? ¿sexuales?

-Sí, como tu dices, era y es una máquina, y mucha mujer para un solo hombre, yo si que te he hecho un favor, así no ha tenido que buscar nada fuera, y vuestro matrimonio a sido feliz.

-Te voy a matar, ¿Cuándo fue la primera vez?

-Pues te va a joder la verdad, pero antes que tú, fue cuando aún estabais en la fase de conoceros. Quedábamos por la mañana para follar como animales, y por la tarde iba al cine contigo y te dejaba que le tocaras la tetita, la cosa tenía su gracia.

-Que cabrón, ¿Por qué lo hizo ella?

-A Patricia  le gustabas de verdad, ella sabía que lo vuestro podía llegar lejos, pero necesitaba mucho sexo, y no quería parecerte facilona, yo le dejé claro que podía contar conmigo para esos asuntos, y vaya si contó. La cosa funcionó, al final te casaste con ella y habéis durado hasta ahora.

-Si no fueras mi amigo, te partía la cara. ¿Cuanto duró lo vuestro?

-No te mosquees, pero nunca acabó del todo, ya es hora de que me sincere y te lo cuente, es un peso que tengo.

-¡Si tú ahora casi ni podrás con Silvia!

-Ja, ja, es que últimamente la folla mi hijo, que es más joven y aguanta más, pensamos que era mejor que la cosa quedara en familia, yo ahora una vez al mes, como mucho.

-¿Tú hijo?, pero si es mío, se está follando a su madrastra.

-¿Cómo que mi hijo es tuyo?

-Ja, ja, ¿Tú te crees que podía estar un día tras otro con Patricia, con ese pedazo de hembra, sin poder hacer nada? Quedé un día con Silvia para pedirle consejo, y le dije que lo tendríamos que dejar, que aunque la quisiera, yo sin sexo no podía seguir, ella se asustó, temió que si yo dejaba a Patricia tú te lanzarías a por ella, abandonándola, y me ofreció su cuerpo para que me aliviara, no era muy buena en la cama, pero un chochito es un chochito, y cuando dejaba a patricia en su casa después del cine, me pasaba por la de Silvia que siempre estaba dispuesta a que me corriera en ella y aliviara mi calentón, no era amor ni nada parecido, estaba cuidando sus intereses, de hecho ni me la quería chupar, ni podía besarla, sólo me dejaba tocarle las tetas y follarla. Hasta que la dejé embarazada, era cuestión de tiempo.

-Por eso tanta prisa en casarse, ¡Qué cabrona! Si no fueras mi amigo…

-No nos podemos quejar, hemos triunfado en la vida, los negocios nos han ido bien, tenemos más dinero del que podremos gastar en los años que nos quedan, ha sido una buena vida.

-Parte de tu éxito me lo debes a mí.

-¿Y eso?

-¿Recuerdas el Porsche que compraste con tus primeros ahorros? El que te robaron y quemaron a la semana.

-Si, y espero que no tuvieras nada que ver con eso.

-¡Vaya que sí!, sólo quería darme una vuelta, pero la cosa se complicó, y te hice un favor, porque con lo que te pagó el seguro, fundamos nuestra primera empresa.

-Ja, ja, ¿Recuerdas que te presté el dinero para tu parte?

-Eso no lo olvidaré en la vida, ahí te comportaste a lo grande.

-Pues era lo que saqué del reloj de tu abuelo, que te robé.

-¡Qué malnacido! Era un recuerdo familiar. Si no fueras mi amigo…

-Realmente no hay nada como la amistad.

-Sí, es lo más importante de la vida, tener buenos amigos.

-Brindemos por la amistad.

-Chin, Chin, brindemos.

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