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La Fiesta Pijama

en Lésbicos

Día 1 - 16 horas

 

Después de meses de investigación para el trabajo de Psicología Social y algún que otro soborno, me dispongo esta tarde, por fin, a adentrarme personalmente en el objeto de estudio: la fiesta pijama.

 

Compruebo que tengo todos los utensilios que me permitirán pasar inadvertido, ser una más y extraer valiosas conclusiones del trabajo de campo.  En mi caso, ha sido necesario conseguir una melena de abundantes rizos pelirrojos, ya que las entradillas hubieran resultado sospechosas.  En primera opción opté por el rubio pero no me favorecía en absoluto.  El pelirrojo, en cambio, me da un aire noreuropeo que hace creíble la proporción de mi nariz y mi estatura bastante por encima de la media femenina española.

 

Un buen afeitado es del todo indispensable.  He apurado lo apurable y aún repasaré antes de la hora D.  Para disimular los poros y la barba naciente del día después, maquillaje compacto aplicable a cualquier hora con esponjita incluida.  Me ha supuesto días y días de experimentación encontrar el tono adecuado.  Mi más sincero agradecimiento a Ana por su colaboración y experiencia en el sector.  Sus clases de maquillaje me han ayudado a conseguir un efecto natural y poco recargado a pesar de requerir de una hora de trabajo intensivo.

 

El afeitado de las piernas, como en un principio se dispuso, hubo de cambiarse por depilación a la cera en un centro especializado.  A petición mía, con el costo correspondiente, fui sometido a anestesia local.  Espero se tenga en cuenta el sacrifico económico y fisico en la nota final.

 

Para terminar, una sesión de compras en el centro comercial me ha abastecido de ropa interior, un camisón y un conjunto ocasional de falda amplia y blusa.  Ana utilizó el adjetivo de hortera para describirlo pero mi opinión que, aunque masculina, no es menos válida, sugiere feminidad y dulzura, ambos aspectos muy importantes para conseguir un engaño efectivo en los sujetos a tratar.

 

Sin más dilación, preparo la mochila, a la que he añadido colgantes de frutas y ositos para mayor credibilidad, y me dispongo a iniciar la aventura.  Estoy nervioso, en parte porque la docena de huevos que he ingerido no me ha aclarado la voz como al lobo con los siete cabritillos, lo que demuestra que la sabiduría popular no siempre lleva la razón.  

 

A pesar de mi agnosticismo, rezo cuatro frases incoherentes antes de salir de casa.   Que Dios o lo que sea que esté allá arriba me guarde del fracaso porque temo perder algo más que un aprobado.  Amén.

 

......................

 

 

Día 1 - 18 horas

 

Llamo al timbre del portero automático, estoy nervioso... nerviosa... Debo concienciarme con el género de los adjetivos.  Me abren la puerta.  En el rellano me encuentro cuatro chicas charlando que esperan el ascensor.

 

    - ¿Entramos todas? - dice una.

    - Sí, nos apretamos un poco -dice otra.

 

Y sin comerlo ni beberlo me obligan a entrar en el ascensor con ellas. ¡No sé dónde poner la manos!  Por lo pronto me sitúo la mochilla delante de la falda por si acaso.  ¿Por qué va tan lento?  Charlan, ríen, comentan algo del peso...

 

    - Un par de kilos.

    - ¿En serio?  No se te notan

    - Oh, sí, mira los pechos, me han crecido.  De la copa C a la D en un año, esto es una ruina - he los aquí aplastados contra mi brazo.

    - No te quejes, yo pagaría por tenerlos así.

    - Y yo por poder ir sin sujetador como tú - es cierto, no lleva, casi puedo sentir la rugosidad del pezón por encima de la manga de mi blusa...

 

Ay, me está subiendo la temperatura.  Si sudo, notarán el olor, que sin duda es más fuerte que el de las cuatro juntas.  Parada al fin.  Tengo que tratar de relajarme a toda costa, esto no ha hecho nada más que empezar.

 

    - ¡Habéis llegado todas a la vez! - exclama la anfitriona que ha salido a recibirnos y reparte besos hasta que sólo quedo yo -.  ¿Eres la amiga de Ana?  Todavía no ha llegado.

    - Sí... ejem... sí - trato de poner la voz lo más aguda posible, tal y como he estado ensayando-.  Soy Olivia - ¿por qué se ha hecho silencio de golpe?

    - Perdona - se disculpa la anfitriona-, es un nombre muy original.  Tu madre debe ser una mujer muy romántica.

    - Ajá, yo también lo soy, me he leído todas las novelas de Danielle Steel - de nuevo silencio.

    -Vaya, eso debe equivaler a una licenciatura en novela rosa.

    - No seas mala, a ti bien que te gusta Crepúsculo y te seguimos queriendo igual - le dice la chica de las tetas grandes mientras se acerca y me da dos besos -.  Soy Carmen, bienvenida al club.

 

Roto el hielo se me presentan todas y voy tomando notas mentales.  Después del curso intensivo de series femeninas con ocho temporadas de Sexo en Nueva York y cinco de Mujeres Desesperadas, no tengo problemas para identificarlas.

 

Sujeto A - Asia (la que no lleva sujetador).  De origen oriental, no muy alta, algo tímida, de modales finos.  Debe ser la sentimental y romántica del grupo, en busca de un príncipe azul.

 

Sujeto B- Bea (la anfitriona).  Mujer alta de constitución fuerte, cariñosa pero algo tosca.  Sin duda se trata la matrona feminista e independiente que odia a los hombres.

 

Sujeto C- Carmen (la de las tetas grandes).  Simpática y coqueta, habla abiertamente de temas íntimos.  Debe ser la cachonda y promiscua con algún affairlésbico ocasional .

 

Sujeto D- Desiree.  Una chica femenina e inteligente de aspecto fashion, viste con falda y tacones y va ligeramente maquillada.  ¡Es Carrie de SNY!  

 

Sujeto E- Eli.  Aparentemente poca cosa.  Indefinible.

 

Entramos en el piso y me acompañan a la cocina donde vamos dejando lo que hemos traído para cenar.  Ana me encargó las bebidas pero... pero... ¿combinará el rosado con las Pringles, los aritos de cebolla, los rellenitos de fresa, las nubes...?  ¿Y esto?  ¿Picatostes? Miro a mi alrededor, no estoy cometiendo ningún acto ilegal, no se trata de una fiesta pijama de instituto, todas tienen entre veinte y treinta.

 

    - Uy, qué tonta, me he olvidado la Coca-Cola...

    - Que sea light- me responden todas a la vez.

 

Suena el teléfono y Bea atiende.

 

    - ¿Vienes o qué?

    - ….

    - Qué putada, nena.

    - …

    - Sí, aquí está (es un poco rara)

    - …

    - La cuidaremos bien, jajaja.

    - …

    - Vale, un beso, guapa, que te mejores.

 

Y Bea nos da la mala noticia.

 

    - Ana no puede venir, ha pillado la gripe.

 

¡No! ¡Socorro! ¡Abortar misión! ¡Abortar misión!  

 

..............

 

Día 1 - 19 horas

 

Llevo una hora en la calle con la excusa de comprar la cola en el super.  Maldita sea, si abandono ahora, habré perdido meses de trabajo.  Hablé con Ana hace un rato por el móvil y no me pareció muy enferma.  ¿Me la habrá jugado?  ¿Por qué motivo? Valor, voy a subir, siempre puedo inventarme la excusa de la regla para largarme e irme a dormir a casa si las cosas empiezan a ponerse feas.

 

La puerta está abierta.

 

    - Olivia, cierra la puerta, estamos aquí en el salón.

 

Ya lo creo que están.  En bragas y sujetador probándose ropa.

 

    - ¿Del mercadillo?  Pues me encanta - dice Desi.  Personalmente no creo que un jersey de red sea su estilo, le quita elegancia.

    -  Además no tiene talla, seguro que también le cabe a Carmen - sujetos A y D ríen malévolas, será la envidia de las planas.

    - Bah, con el tipo de Carmen no habría quien me pusiera freno, ya me gustaría.  Luego le decimos que se pruebe este corsé de los chinos, seguro que lo luce - sujeto B sale en defensa -.  Olivia ¿te gustan las lentejuelas?

    - Eh, no, yo estoy bien así, gracias, jeje.  Voy al lavabo... ¿es por aquí? Ajá, gracias.

 

La luz encendida, qué derroche.

 

    - ¡Ah!

 

¡Mayday! ¡Mayday! ¡Sujeto C en bolas sentada en la taza del water!

 

    - Uy, perdona, es que como aquí nos tenemos todas mucha confianza... ¿Te molesta?

 

Respira, respira... La desnudez es algo natural, no hay por qué asustarse.

 

    - No, no, tranquila...  - y me acerco al lavamanos haciendo que me retoco el cabello mientras espero que acabe.  A través del espejo puedo verla con sus dos... menudas dos, nunca he estado con una chica que las tuviera así de grandes, son como las de una actriz porno sólo que no tan bien puestas.

    - Vengo directamente del curro y no me ha dado tiempo a ducharme.

    - ¿Ah, sí?  ¿De qué trabajas?

    - Soy auxiliar de enfermería en el Hospital Clínic.

    - Parece duro - para duro yo.

    - Sí, pero me gusta y gano suficiente para mantenerme.

 

Se calla unos momentos, tal vez trata de concentrarse.  Y mientras ella se centra en lo suyo, yo intento descentrarme y no pensar en nada.

   

Pssss psssssssss

 

No puedo evitarlo.  Me pongo disimuladamente de puntillas para verla mejor.  Dios... con las piernas así abiertas se lo veo todo.

 

Psssss psssssss pssssss

 

Metería la mano debajo y chof-chof y luego se lo agarraría todo y … Se limpia, se levanta, tira de la cadena y se mete en la ducha.  Ahora me toca a mí.  Tal vez sea un mito urbano pero he oído que hay hombres que mean sentados.  No conseguiría hacerlo sentado ni de pie tal y como está el asunto pero me siento para no resultar sospechoso.  Así, apretada contra el estómago y con la blusa encima.  A ver si baja.  Está tibio el asiento... es el calor de su culito... Mira que si ahora se asoma se va a llevar un buen susto. Tal vez le guste y salga a probarla con la boca...  Mmm... toda tuya, nena... Voy a tener que descargar si quiero salir de ésta.  El ruido de la ducha, papel a mano, si lo hago con cuidado no se dará cuenta.

 

    - ¡Buf!

    - ¿Decías algo, Olivia?

    - ¿Eh?  No, ejem, que si vives sola.

    - Comparto piso con una amiga - sí, sí, amiga, seguro que las muy guarrillas se desahogan juntas y se van turnando los ligues.  Aquí hay palote para las dos...

    - ¡Buf!

    - ¿Estás haciendo algo más serio?

    - ¿Cómo?

    - Me sabe mal haberte metido en un apuro.  Tú tranquila, aunque huela , por mí no te preocupes.

    - No, no... Esto... ¿Y cómo haces para traerte chicos a casa?  ¿No le molesta a tu amiga?

    - No quiero una relación en estos momentos.

    - Ah, claro, mejor sólo sexo.

    - No, tampoco.  Estoy intentando aprender a estar sola.

    - No lo entiendo, con lo bue... con el tipo que tienes no te deben faltar hombres.

    - Todavía no he superado mi anterior relación.  Fue difícil, tenía una fuerte dependencia hacia él.  Follaba muy bien ¿sabes?  Podíamos estarnos toda la noche, era algo increíble - estuvo liada con Supermán, mal lo tenemos.

    - ¿Qué pasó?  ¿Se acabó el amor? - se le agotaron las pilas.

    - Le dejé yo, no era bueno para mí.

    - ¿Infiel? - dejó de contar con su pareja para montarse los tríos.

    - …. - no habla, tal vez he sido indiscreto -.  Me trataba mal.

    - .... - no quería que bajara... ha bajado de golpe, qué mal rollo -.  Vaya, yo... lo siento...

    - ¿Tú?  ¿Por qué?  No has hecho nada.  Si acaso la culpa sería mía por haber dejado que llegara tan lejos.  Ahora, poco a poco, voy recuperando la autoestima pero todavía no me siento preparada para estar con alguien.  Me aterra que vuelva a pasar.

 

¿Y cómo le contestó yo a eso?  Anda, Olivia, mea y calla que está visto que en la vida real no pasa como en las pelis porno.

 

    - Ya salgo, vigila no vaya a mojarte.

    - Espera, salgo yo, he acabado.

 

Se asoma justo cuando estaba subiéndome las bragas.  Por poco.

 

    - Oye, son buenas chicas, no te asustes con sus comentarios.  Sobretodo ella, que ya he visto como te mira.  No pasa nada, que le gusten las mujeres no significa que le gustemos todas, jeje.

    - Jeje, sí, gracias.

 

¿Ella?  Efectivamente hay una lesbiana en el grupo, mis anotaciones preliminares no iban tan desacertadas.  En cualquier caso:

 

Sujeto C - promiscua (tachado).

 

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Día 1 - 20 horas

 

Picoteo de antes de la cena, aunque mucho me temo que no habrá cena con todo lo que se está comiendo aquí.  Tengo un problema.  Desde mi encuentro con Carmen en el baño, estoy algo salido.  ¿Se sentían así de intimidados los sultanes cuando entraban en su harén?  No, simplemente daban la orden:  Desi, cómeme; Asia, come a Desi; Bea, a cuatro patas; Carmen, baila.

 

Por un lado no puedo quitarme estos pensamientos obscenos de la cabeza pero por otro me siento culpable de estar abusando de su confianza.  Quam tristis exsistentiam est, ayer era un estudiante modelo, un hombre de provecho, hoy soy un proyecto de viejo verde, tal vez mañana me dé por frotarme contra las chicas en las aglomeraciones.  Está bien, me olvido del harén, ellas mandan, seré su esclavo.  Ama Desi, mire cómo muevo la colita de felicidad si se levanta la falda; ama Asia, me comeré toda la crema, la del rincón también, arf arf; ama Bea, no, no me obligue a metérsela por el... ¡Basta!  No puedo quedarme ni un minuto más en esta casa.

 

    - No me encuentro bien, creo que me ha venido la regla, mejor me voy...

    - ¿Crees?  ¿Y te vas a ir así sin ponerte nada? - sujeto D va a por su bolso y extrae un paquetito alargado -.  Yo te presto.

    - ¿Eh?  Es que no uso...

    - En el armario del baño hay compresas de sobras, no tienes de qué preocuparte - dice a su vez sujeto B -.  Yo tampoco soy de tampones.

    - Y siempre nos queda el paqui de la esquina abierto hasta medianoche - sujeto A se une a la conversación menstrual.

    - ¿Ibuprofeno? - hasta el sujeto E tiene algo que decir al respecto.  ¡Dejadme marchar en paz!

    - Pues son muy cómodos (los tampones), será que no te los colocas bien - sujeto D defiende sus métodos -.  Mira, vienen con aplicador.  Te pones así de pie, levantas la pierna y apoyas el pie en la taza del water.  Luego lo introduces bien profundo... - no más, por favor -…  aprietas el émbolo y ya lo tienes dentro.  Puedes meterte los dedos para asegurarte... - oh - … y empujar si ves que no...  ¿Olivia?

    - ¡Olivia!  ¿Estás bien?  ¡Traed un poco de agua!

 

Qué calentón más chungo...

 

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Día 1 - 23 horas

 

No me dejaron marchar a casa después del sofoco.  Se pusieron a mover muebles, tarea en la que no me permitieron intervenir, a colocar colchones en el comedor y me prepararon un diván a base de cojines.  Mis amigos de toda la vida jamás han tenido tantas atenciones conmigo.  Todavía recuerdo aquella vez en la disco que me dio un ataque de alergia y, pensándose que iba pedo, me dejaron en un rincón y entre pitos, flautas y ligues, acabaron por olvidarme.  Suerte del segurataque me encontró al encenderse las luces y me pidió un taxi, no sin antes apropiarse de un billete de 50 en concepto de las molestias ocasionadas.  Estas tías no me conocen de nada y se han volcado a ayudarme aunque, no nos engañemos, me echarían a patadas e insultos si supieran quien soy en realidad y las mentiras que llevo contadas.  Pero no voy a dejar que me descubran, ya más calmado, tumbado boca abajo, vuelvo a recuperar mi confianza.

 

Pensé que sería momento de colocarse los camisones y poner una película romántica pero llevan tres horas hablando sin parar.  ¿De dónde sacan tantos temas?  Ana no es tan parlanchina, por lo menos no conmigo.  Cuando nos tomamos el café de la mañana en el bar de la uni, en diez minutos ya hemos hablado de todo lo importante y hasta nos da tiempo para un chiste verde.  Ellas, en cambio, no se cansan.  Empezaron con la regla y sus molestias, continuaron con embarazos, métodos anticonceptivos (la píldora perdió 5-0 contra el condón), saltaron sin sentido a lo bueno que le queda el arroz con setas a Desi (resulta que es vegetariana), hicieron un pequeño escarceo en la depilación (a lo que presté especial atención), siguieron con pelos, esta vez de la cabeza, ropa, estudios, libros, series, informática, sobrinos, curros, viajes, mascotas... hasta que por fin tocaron el tema que llevaba esperando toda la noche: sexo.

 

    - Mucho paquete pero no vale nada en la cama - Rodri quedo sentenciado y sepultado sin compasión.  No hubo mejor suerte para Carlos, Tino y el mozo del super.  Sergio se ganó un aprobado justito mientras Luis pareció triunfar por su habilidad digital.  Floro fue tratado cruelmente de lápiz,  Iván de conejo y a Nacho no se le dio la oportunidad por cerdo.

 

Material radiactivo.  Información que va pasando de mano en mano femenina sin llegar a salpicar a ninguno de los afectados.  Comentan delante de nuestras narices y no nos enteramos, como si hablaran en alguna especie de ultrasonido sólo audible por las hembras.  Seee, esto es bueno, tengo que acordarme de incluirlo en mi trabajo.

 

Asqueado por la peste a azufre y tragándome la frase que tenía llenándome la boca y que me hubiera delatado como espécimen enemigo: “chicas, el tamaño no importa”.  Me entretengo morbosamente en localizar a la lesbiana.  El sujeto A, la dulce Asia, ha resultado ser extrarromántica, tanto que relata con descaro como tiene cuatro amantes a los que quiere mucho por separado.  Juntos no porque, aunque cada uno sabe de la existencia de los otros, no están preparados para una reunión familiar de esas características.  ¡Pero bueno!  ¿Qué les dará la chinita para que aguanten situación semejante?  Está pensando en un quinto amante y le gustaría que fuera una chica para probar.  Bea la trata entonces de frívola y de bisexual de pacotilla.  ¿Será el sujeto B mi objetivo?  Parece que no, va loca por encontrar un hombre con el que sentar la cabeza pero no tiene suerte, los chicos que le gustan tontean primero con Asia y la dejan a ella como segundo plato.  El reproche brilla en su mirada pero no saltarán las chispas.  Carmen pone paz en esa guerra silenciosa defendiendo la independencia sentimental, Bea le responde que ya está harta de tanta libertad y que lo que quiere es un maromo que le caliente la cama todas las noches y sólo tenga ojos para ella.  Me gustaría decirle que, aunque los hombres posemos primero los ojos en las chicas guapas como Asia o Desi o en las exuberantes como Carmen, lo que nos hace quedarnos con una tía es precisamente el calor en la cama y bien felices y contentos si nos dan alpiste varios días a la semana, que solteros se pasa mucha hambre y eso sí que jode.

 

Desi sonríe y no comenta nada sobre su vida sentimental.  ¿Será ella?

 

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Día  2 - 01 hora

 

¡Guerra de almohadas!

 

¡Qué locura!  Todos los sujetos en pijama, camisa o camiseta dando brincos de un colchón a otro empuñando una infalible almohada.  Me han respetado bastante por creer que estaba delicada pero he sido yo la que no he podido resistirme a la acción.  Almohadazo aquí, almohadazo allá, reparto disimulando mi risa, no sea que vaya a sonar un jo jo jo demasiado grave.  Saltan, saltan y salta todo.  Agarro a Asia por la cintura, cuidado, niña, que te vas al suelo.  Tropiezo sin querer, lo juro, con las carmencitas una y otra vez, la derecha, la izquierda...  De Bea, en cambio, huyo, es excesivamente guerrera, acabará por desmontarme la peluca.  Desi se cae sobre mí... ¡Alerta!

 

Excitadas, jadeando, nos tumbamos al fin y nos vamos pasando las botellas de rosado para quitarnos la sed.  Al cabo de un rato, a media luz y a media voz, van surgiendo las confidencias.  Si creía que lo había oído todo, me equivocaba, faltaban las historias de terror.  Ni en las convivencias del instituto, con las pesadas bromas sobre la bruja de Blair, recuerdo haber pasado tanto miedo.  Hombres de falsa sonrisa acechando en el metro, amigos de mamá que se pasaban de cariñosos, encierro y acoso en el baño del colegio y, por supuesto, no podía faltar el ex de Carmen, capaz de convertir las peores pesadillas en realidad.  Quiero destruir sus monstruos, abofetearlos, darles patadas... Sin embargo, no puedo hacer nada más que escuchar, asentir y mostrar empatía.  Esta impotencia me deja alicaído y completamente frágil para lo que Desi tiene que mostrar:  sendas cicatrices en las muñecas.  No fue ningún monstruo, fue ella misma durante el primer año de derecho, harta de citas con desconocidos a cambio de dinero para ropa, las fotos profesionales, las clases en la academia de modelos, los falsos castings...  Tenía un sueño y el sueño acabó con ella.  Tras sobrevivir, lo dejó todo y ahora trabaja en una guardería.  Sonríe al final de su historia, es feliz y yo estallo en llanto.

 

Todas se vuelcan a consolarme, me abrazan, me achuchan, Desi me da un beso en la mejilla... Pienso que si tan sólo ayer alguien en clase me hubiera comentado en cotilleo que una chica como Desi  se vendía en el pasado, me hubiera acercado a ella y le hubiera ofrecido un billete de cincuenta a cambio de una mamada.  Lloro más fuerte todavía y empiezan a contarme chistes y a hacerme cosquillas.  ¡No, cosquillas no!  Ja ja ja.  Y me dejan tranquila.

 

Siguen hablando un poco más, esta vez de temas más superficiales, hasta que, poco a poco, van cediendo al sueño.  La primera en caer es Asia, tan pequeña y cómo ronca.   Reímos por lo bajini.  Al menos no destacaré mucho si se me escapa algún ronquido atronador.  Eli, de la que prácticamente sólo sé que por eliminación debe ser la lesbiana, duerme a mi lado.  No me había fijado en ella en un principio por encontrarla muy común pero ahora siento que es la única que podría entenderme.  ¿Se excitará con las otras?  ¿Se excitará conmigo creyendo que soy una chica?  Mira que si me mete mano mientras duermo...  Podría pensar en ello toda la noche pero urge una visita al lavabo.

 

Solo en el pasillo con la casa en silencio.  Parecerá una locura pero me siento diferente, más vivo.  El inodoro para mí solo, libero a Willy... ah, mucho mejor...

 

    - ¡Eres un tío!

 

Eli de pie frente a mí...

 

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Día 2 - 03 horas

 

Me quedo sin palabras.  Guardo al pájaro con la esperanza de que la chica esté medio dormida y no se haya guipado... demasiado.

   

- ¡Joder, eres un tío!

 

Si me pongo a llorar ¿la conmoveré?  Puede.  La mueca de mi boca con el carmín algo corrido, el rimel que también se fue al traste acentuándome las ojeras y estas endiabladas cejas despeinadas de mala manera, deben darme un aspecto tan lamentable que Eli siente lástima.

 

    - Perdona... quería decir que Ana no nos había contado que eres una chica especial.  De haberlo sabido... no sé....  O sea, no es por ti pero es mejor conocer este pequeño detalle para evitar desastres.  Mira, si llega a ser Asia la que hubiera abierto la puerta, de la patada que te da, te envía directa al hospital - glups -.  Ella es de las que primero reacciona y luego pregunta.  Podría imaginarse que eres un voyeur o algo así... - Algo así.

    - Yo... yo... - qué difícil mirarla a los ojos -.  Yo mejor me voy y mañana se lo cuentas a las chicas.

    - Oh, no, no.  No puedes hacer eso después de lo lejos que has llegado.  ¿Vas a huir, rendirte a la primera de cambio? - bueno, la patada en los huevos de Asia ha sonado suficiente contundente -.  Les caes bien, es tu oportunidad para ser tu misma fuera del gheto.

    - Me voy y...

    - No vas a ningún lado.  Charlemos un rato en la cocina y veamos si podemos arreglarlo -no sé cómo lo hacen pero en esta casa carezco de autoridad.

 

Enciende la tenue lámpara de la campana extractora y nos sentamos las dos frente a frente en silencio, midiendo las palabras.  Empieza ella contándome como fue su experiencia en el ambiente, sintiéndose que no encajaba en ningún lugar, hasta que conoció a Asia en un garito acompañada de uno de sus novios de entonces buscando chica para un trío.  No llegaron a tanto porque Eli le comentó que primero debían conocerse más y entre salidas, cines y cafés, Asia comenzó a verla como una amiga y ya no se sintió capaz.  Así entró Eli en el grupito.

 

    - Si me han aceptado a mí, también lo harán contigo.

    - No sé... es diferente.

    - Que no, mujer.  Al principio les puede parecer raro pero se acostumbrarán -sonrío con tímida sonrisa, estoy aprendiendo rápido a utilizar la fragilidad como arma de contraataque -.  ¿Ves qué guapa?  Aunque tendremos que arreglarte un poco, estás algo destartalada.

 

¿Qué hace?  Me pasa el dedo por los labios llevándose el poco carmín que quedaba.  Se acerca... ¡Se acerca!  

 

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Día 2 - 03:35 horas

 

Se para cuando la tengo a un palmo de mi cara.  Cierro los ojos porque de mirarla tan de cerca me bizquean y, sin saberlo, activo la señal.  Con su aliento encima, ya no me atrevo a abrirlos.  ¿Me va a comer la boca?  Se limita a acariciarme con la mejilla, la nariz...  Me gustaría preguntárselo pero no quiero herir sus sentimientos.  Parece tan tierna y protectora que, de mostrarme yo más activo, tal vez la sorprenda y se sienta avergonzada.  No entiendo qué espera de mí.

 

Ay, eso eran sus labios. Sí, sí que lo son.  Me acarician y se alejan.  Vuelven con sumo cuidado, como pidiendo permiso.  No te vayas, quédate.  ¿Cuál sería la señal correcta ahora?  Suspiro.  Era eso y se quedan quietos rozando los míos.  Vamos, Eli, méteme la lengua hasta el fondo, soy todo tuyo.  Pero no tiene prisa, me mordisquea con tiento midiendo el grosor de mis labios.  Huele a menta y vino.  Con gusto le cogería ahora la mano y la llevaría al paquete.  Mira cómo me tienes.  Pero no puedo hacer eso ¡Estoy encerrado en el cuerpo de Olivia!  Quedándome con las ganas de sacar otra cosa, me limito a asomar la puntita de la lengua.  Siento su risa dentro cuando intenta atraparme.  ¡Buf!  Y saca también la puntita para seguir tanteándome.  Si será largo el beso que todavía no hemos empezado.

 

No está cómoda, se separa.  ¿He hecho algo mal?  Me levanto.  Por Dios, otra señal inconsciente y me acorrala contra la mesa pequeña de la cocina.  Vuelve a mi boca, esta vez más directa, pero evita el contacto de nuestros cuerpos.  Su lengua buscándome, encontrándome, calentándome.  ¿Qué haría yo en esta situación?  Girar la tortilla, valga la redundancia, bajarle los pantalones, las bragas, todo en uno... la metería de golpe... humf... y no duraría mucho más.  ¿Qué haría Olivia?  ¡No tengo ni idea!  Ayúdame, Eli, estoy volviéndome loco.  Una mano en la teta, tal vez consiga que esto avance hacia algún lado.  Uh, qué blandita, su pezón me responde... Paso la mano por debajo de la camiseta, la agarro, la amaso... No, eso no ha tenido una buena respuesta, su cuerpo parece haberse enfriado una décima de segundo.  ¡Lo he notado!  Trataré de concentrarme, así, con cuidado, caricias suaves, la electricidad pasa a través de las puntas de mis dedos.  Necesito tenerla en la boca, está de acuerdo, me libera del beso y allá voy.  No, más despacio.  Bien, gime al fin.  Cuando parece haberse acostumbrado, decido bajar hasta su ombligo para que no se aburra.  El recorrido con la lengua la enloquece.  ¡Sí! Creo que voy a pasar al siguiente nivel.  ¿Me dejas?  Tengo la mano ya colándose... No, no me deja.  Sujetándome la cabeza hace un gesto para que me incorpore pero yo quiero esto, snif.

 

Resulta que ahora me toca a mí estar en el bando receptor.  Me abre la camisa despacio, sabiendo lo que va a encontrar pero dándome tiempo a sentirme segura.  Me desabrocha el sujetador con super- relleno.  Nota mi duda.  Forma parte de mi identidad actual.  ¿Y si no le gusta lo que encuentra debajo?  Está bien, me dice.  Cierra los ojos y me acaricia por debajo del sujetador, sin llegar a quitármelo.  No tiene prisa, se humedece el dedo y sigue.  Siento la electricidad por todo el cuerpo, de la cabeza a los dedos de los pies, pasando por... Willy, que se está asfixiando con la goma de la braga.  Resiste...

 

    - Ah... ah... no he traído condones... -digo entre gemidos,

    - ¿Lo qué? - Ay, me parece que se ha enfriado de golpe.

 

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Día 2 - 03:55 horas

 

    - Olivia... - Eli me toma la cara entre sus manos, preferiría tener esos dedos lejos de mis ojos -.  No has encontrado nadie que te entienda, pobrecita...

 

Y se deja caer hacia delante para abrazarme, inconscientemente protejo a Willy de un posible ataque sorpresa pero, luego, al sentir su cuerpo presionándose contra el mío me relajo y llevo las manos a su culo... Aunque desvío la trayectoria a tiempo y las dejo en su cintura.

 

    - Pobrecita, pobrecita... - y mientras va repitiendo la palabreja, va perdiendo la voz entre jadeos y besos.  No la he tocado, lo juro, pero está caliente.  Será mi rodilla, ahora me fijo que está enganchada a ella.  Es raro que esa parte de mi anatomía a la que nunca había dado importancia haya tomado el protagonismo sexual.

 

Eli se frota y va perdiendo el control.  Y yo no puedo más, a pesar de que lleva puestos los pantalones cortos del pijama puedo sentir todo su... todo hinchado, quemándome la piel... Me volveré fiera de un momento a otro, la lanzaré contra la mesa y le abriré las piernas sin miramientos.  Luego ya pediré perdón y saldré corriendo, huiré a otra ciudad si es preciso pero a esta me la follo como que me llamo...

 

    - Olivia... por favor... tócame...

    - Sí, sí... - permiso concedido, allá voy.

 

Meto la mano como puedo entre los pantalones, las bragas... Oh... ¡Está empapada!  Nunca había visto tanta agua junta y mira que he estado con muchas chicas... em... algunas... sólo dos pero sigue sin parecerme normal.  Resbala contra mis dedos.  Quisiera hacer algo más pero no tengo maniobra... espera... sí, tal vez... ah... adentro  ¿Serán suficientes dos?  Qué blandita, quema... siento, siento...  La siento...

 

    - Eli... - qué me pasa, yo también estoy jadeando pero Willy sigue abandonado a su suerte.  

 

Todo sucede muy rápido.  Eli se incorpora un momento y se quita toda la ropa, para volver a mi pierna, desnuda también.  La busco desesperadamente con la mano, quiero recuperar la fiebre dulce.  Tocándola, mi imaginación se dispara y siento lo que debe sentir ella.  Ahora soy una gruta de paredes esponjosas, el agua caliente fluye y me inunda mientras sus dedos buscan el punto culminante de mi placer.  Ya lo tengo, aquí es más fuerte.  Me llama, la llamo.

 

    - Ven a mí... Dámelo... - lo deseo tanto que duele en el pecho.  Ella no responde, sólo jadea, ciega, enloquecida, como poseída -.  Dámelo... por favor...

 

Ya llega... ah... es grande... me cubre por entero... es para mí...

 

............

 

Todavía tardamos un buen rato en separarnos.  Disfruto de su palpitar en mi tacto y ella parece haberse encariñado con mi muslo.  Cuando recobra la capacidad de hablar, mimosa, apoyada en mi hombro me mira y pregunta:

 

    - ¿Estás bien? - y recoge una lágrima atrapada en mis pestañas.

    - Sí, de maravilla.

    - Me refiero a si tienes ganas

 

¡Willy!  Me había olvidado del goloso pero míralo, está dormido y esta noche no creo que dé más la tabarra.

       

    - Estoy bien - es la verdad.  No sé cómo explicarle que me he corrido sin correrme, pero no hace falta, creo que me entiende -.  Te quiero...

    - ¿Lo qué?

 

.................

 

 

Conclusiones.

 

No me sentí con ganas ni la suficiente cara dura para exponer a mis amigas a la crítica mordaz del profesor.  Posiblemente me hubiera ganado un excelente por haber encontrado un grupo tan heterogéneo y haber llegado al fondo de todas ellas... sigh... Pero no hubiera podido soportar que un sabiondo clasificara de ninfómana a Asia, desequilibrada a Bea, traumada a Carmen, con síndrome de juguete roto a Desi y de identidad confusa a Eli.  Patrones de comportamiento acordes a las vivencias e influencias sociales que afectaron a los sujetos, me hubiera dicho, y yo le hubiera roto la nariz.

 

Cambié el tema del trabajo y me apliqué a contrarreloj en la Teoría Queer.  Un suspenso como una catedral, básicamente el profesor criticó la incoherencia de mis afirmaciones y de que no se entendía nada.  “Aclare primero su cabeza antes de querer aclarar la de los demás”.  Fue duro pero tenía razón, no sé quien soy, aunque tal vez no tenga importancia.  Sólo busco sentirme aceptado por mi entorno.  En la uni y con los colegas me va bien como tío enrollado, con Ana... por cierto, no lo sabíais, me pidió para salir el mismo lunes después de la fiesta pijama y yo acepté, me sentía vulnerable.  Eli, de vez en cuando, por sorpresa, deja caer que hubiera preferido para mí una chica menos hetero.  “¿Alguien más cómo tú?” - le pregunto un poco herida.  “Olivia, preciosa, si no tuvieras los pezones tan pequeños ni el clítoris tan grande, con gusto te adoptaba como novia” - me responde ella irónica pero acompañada de una dulce sonrisa, que al momento me devuelve la alegría de seguir disfrutando de su compañía.  No hemos vuelto a intimar como aquella noche pero no se me escapa la forma en que tiene de mirarme las manos.  Y si me relamo los dedos después de zamparme un donut de azucar, se le suben los colores y me llama mojabragas.

 

Como iba diciendo, con Ana soy el compañero y amante que espera, aunque no se toma bien que utilice su pintalabios de melocotón brillante efecto húmedo cuando salgo con las chicas.  Me sienta mejor a mí pero no quiero  herirla en su feminidad, bastante de los nervios la pone que compartamos las amigas.  Si quedamos todas juntas para cenar o para alguna otra fiesta pijama, se toma la libertad de organizar una quedadamasculina con mis amigos para la misma noche, aunque consigo escabullirme del plan cervecero y calzarme mis sandalias de tacón con cristales swarovsky número 45 que con tanto sudor y pateada de zapatería en zapatería me costó conseguir.

 

Con mis amigas soy y quiero ser siempre Olivia.

 

 

Fin.

 

By ReinaCnl

 

 

 

 

 

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