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Caro y su protector 2

en Hetero: General

  Me sentía como una niña traviesa con un juguete nuevo… Bueno, si se le puede llamar juguete a un hombretón como Adri… 

  El calor del agua burbujeante, el calor de mi cuerpo, mil sensaciones me aguijoneaban, mi rajita enviaba mensajes a mi cerebro, anulándolo, solo pensaba en el placer que me proporcionaba mi protector…

  Me senté frente a él, yo sonreía maliciosamente al acariciar sus atributos con mis pies, bajo el agua… Por fin logré arrancar una sonrisa de mi serio acompañante. Y me llevé el premio gordo. Tras sentir como crecía aquella maravilla de la naturaleza, entre mis piececitos, que lo acariciaban, vi como cerraba los ojos, me abalancé sobre él, coloqué mis rodillas alrededor de sus caderas y  me empalé en aquel tronco maravilloso. Mi excitación crecía de forma exponencial. Sentir aquel trozo de carne maravillosa entrando en mi cuerpo, despacio, subía y bajaba, saltaba sobre su falo hasta sacarlo de mi cuerpo para dejarme caer insertándolo hasta sentirlo en lo más profundo de mi ser… Los besos, las caricias de sus manos en mis pechos, mis manos sobre sus poderosos hombros… Mi clímax no se hizo esperar, me alcanzó tan brutalmente que caí sin fuerzas sobre su cuerpo, donde me acurruqué, besando, abrazando y acariciando su torso… ¡Me sentía tan bien en sus brazos!

  Un agradable sopor me invadió. Quedé adormilada en sus brazos, como una nena. Como me quedaba con Rafa, el amigo de mi padre, después de nuestros lujuriosos juegos…

— Caro, están llamando al portero electrónico. Voy a abrir… — Me había quedado dormida sobre Adri, el burbujeo del agua, el orgasmo… Mmmm.

— Sí amor, abre… Será María con sus chicas que se ha adelantado… Me quedaré un ratito más…

  Me interrumpe el baño un griterío de chicas, en tromba, desnudándose y dejando la ropa tirada de cualquier forma en el suelo, invaden el jacuzzi, chapoteando y gastándose bromas.

  María, una mujer de cuarenta y cinco años, se asoma sonríe y desaparece, internándose en el salón.  Las chicas acariciándose, besándose, haciéndose deditos…

  Una de ellas, Alicia, muy joven, casi una niña, de piel blanca y suave, grandes ojos, naricilla respingona y labios perfilados en una boquita pequeña; se sienta en el borde del jacuzzi, se abre de piernas mostrando un chochito como un arañazo, totalmente depiladito, lo abre con sus manitas mostrando el interior rosado, brillando por los jugos que segrega y otra chica, Laura, entierra su cara entre sus muslos. Lamiendo, besando, chupando el coñito que debía ser delicioso. Alicia acaricia los cabellos de su compañera… Son pareja, se aman, el brillo de sus ojos cuando se miran las delata… El culito de la chupadora estaba a mi alcance, paso mi mano por la grieta que se me ofrecía, Laura se gira, me mira y sonríe… Acepta mi caricia…  Paseo mis dedos por su rajita y alcanzo su clítoris, lo masajeo… Beso el culito, mi lengua en el ano, mis dedos frotando sus labios… La tensión aumenta hasta provocar el orgasmo casi simultáneo de las dos… La otra chica, Lorena,  miraba y se pajea pellizcándose los pechos… Es la más bella del grupo, alta, un cuerpo con curvas de infarto… Es modelo de pasarela, pero ya la llaman poco debido a la edad, veinticinco años y los tres o cuatro kilitos de más.

  Ya no me apetece seguir a remojo, salgo y cubriéndome con un albornoz me dirijo al salón… María y Adri hablan… Sus semblantes, serios, me inquietan…

— ¿Habéis llegado antes de lo previsto no?… ¿Qué pasa, María?… ¿Adri, ocurre algo??— Pregunto preocupada.

  Al mirarme sonríen forzadamente…

—  ¡No, que va a pasar!… Estábamos comentando lo que vamos a hacer mañana… — Responde Adri con semblante serio…

— Sí, Caro. Hemos adelantado el viaja para estar más descansadas mañana… — Responde María.

— Voy a vestirme. Adri, prepárate que nos vamos a cenar por ahí… — Le digo, detecto  un gesto fugaz de disgusto en Adri… Pero acata la propuesta y se interna por el pasillo en busca de su ropa.

  La cena, en un pequeño restaurante junto a la arena de la playa, transcurre casi en total silencio. Me siento triste, frustrada… No entiendo qué está pasando. Adri sigue hermético, inmutable. No logro averiguar que ocurre.

— Adri, ¿Porqué este cambio? Lo que ha ocurrido hoy entre nosotros ha sido…

— ¡No, Caro! No sigas por ahí. Lo que ha ocurrido hoy no debía haber sucedido y no debe cambiar nuestra relación. Soy tu acompañante, protector, conductor… Pero nada más. Cumpliremos con lo acordado con Gerardo y cuando termine esto volveremos a nuestras vidas…

  Se formó un nudo en mi garganta que me impedía casi respirar. Un profundo sentimiento de pena atenazó mi corazón, se llenaron mis ojos de lágrimas y no pude articular palabra…

— ¡Vámonos…Dame las llaves del coche…! — Le dije cuando pude controlarme.

  Me levanté y me dirigí al BMW. Pulsé el mando. Adri me alcanzó, sujetó mis hombros… Su aliento acariciaba mi nuca…

— Dame las llaves, Caro… No estás en condiciones de conducir… — Susurró, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Le entrego la llave y ocupo el asiento del acompañante.

  María está sola en la casa.

— ¿Y las chicas maría? — Pregunta Adri.

— Han salido a dar una vuelta y cenar… No tardarán. — Responde la mujer.

— Me voy a dormir, estoy cansada — Les digo dirigiéndome al dormitorio que he elegido.

— Buenas noches — Me dice María

— Buenas noches — De Adri… Su frialdad me producía un hondo dolor.

  Me cuesta conciliar el sueño… ¿Qué coño me había imaginado? ¿Qué pensabas Caro? Me decía  a mí misma. ¿Que Adri caería en tus brazos y seríais eternamente felices? Estúpida, ilusa. Te has lanzado en sus brazos… Te has ilusionado, te creías enamorada, vana ilusión… Aterriza Caro… Aterriza… Deja de soñar en el príncipe azul…

……

— Vamos Caro. Vístete que nos vamos al aeropuerto y aún tengo que alquilar la limusina…

  Adri me zarandeaba… Me levanté y entré en el baño a darme una ducha rápida. Bajo el chorro de agua recordaba lo acontecido la noche anterior. ¿Qué le pasaba a Adri? No era el mismo de ayer… Intenté dejar de pensar en todo eso y centrarme en mi misión…

  Adri ya había localizado la empresa que le facilitaría la limusina. Pasamos por el centro de Málaga. Adri acordó con los propietarios que él mismo conduciría. Dejamos mi BMW para que uno de los conductores de la empresa lo llevara hasta la casa; mientras nosotros nos desplazábamos hasta el aeropuerto.

  Tras casi dos horas de espera, por fin, aparecieron por las puertas de internacional tres hombres. Uno de unos cincuenta años, canas y pronunciada barriga y dos más jóvenes, alrededor de los treinta y cinco… Altos, de complexión fuerte. Parecían los guardaespaldas del primero.

  Me extrañó que se dirigieran a Adri. Se suponía que yo era quien actuaría como enlace, pero no. Tuve la sensación de que se conocían, sobre todo el de mayor edad. Se saludaron y se presentaron.

— Hello. My name is Yuri, they are Vanya and Vladimir.

— Hello. My name is Carolina. Caro, they are Adrian. Adri…  Follow me.

— Adri, te esperamos en la puerta de llegadas. Trae la limusina… — Le ordeno. Se cruzan miradas entre Adri y los recién llegados.

  Adri trae dos carros para transportar las pesadas maletas de los viajeros. Después se dirige al aparcamiento donde dejó la limusina para acercarla a la puerta de llegadas. Adri carga los bultos en el maletero, Adri conduce, yo entro con los tres recién llegados en la parte de atrás.

  Apenas tengo tiempo de sentarme, me manosean los muslos, dedos inquietos se introducen bajo los hilos del tanga para penetrar mi intimidad que, ante la rapidez con que se ha producido el ataque, no ha dado tiempo a lubrificar. Resulta molesto, hasta doloroso, pero no es la primera vez que sufro estas agresiones. Es parte de mi trabajo… Con saliva en mis dedos acaricio mis labios vaginales y suavizo la penetración. Manos que desnudan mi cuerpo, pellizcan y golpean mis pechos, mis nalgas, me desnudan completamente… Los cristales tintados impiden la visión desde el exterior, pero, aún así, tengo la sensación de estar desnuda ante la gente que nos rodea…

  Lo que sigue es casi una locura. Yuri, el mayor se sienta a mirar como Vanya y Vlad se desprenden de los pantalones y exhibiendo sus atributos proceden a penetrarme sin miramiento. No son de gran tamaño. Menos mal…

— ¡¡With condom please!! — Grito sin lograr que me hagan caso. Pensarán que para esto pagan, pueden hacer lo que quieran.

  Vanya me sienta sobre su verga clavándomela en el coño, mientras Vlad introduce un dedo, dos, en mi culo… Escupe y me  mete su miembro, empalándome en una doble penetración sumamente desagradable. Yuri se coloca a mi lado y agacha mi cabeza hasta  situar su pene en mi boca, forzándome a practicarle una felación… Me provoca nauseas la penetración profunda en mi garganta. Deben percibir mi disgusto pero no les importa, siguen bombeando los tres sin prestar atención a mis quejas. Es más, tengo la sensación de que les excitan mis lamentos balbuceantes. Siguen y siguen hasta acabar dentro de mi vientre, en mi boca…

  Por un instante veo a Adri que me observa desde la cabina del conductor, a través del cristal que nos separa. Impasible, sin reflejar ninguna emoción… Cuando acaban me dejan tirada en uno de los asientos, dolorida, magullada y muy dolida, sobre todo por la expresión de Adri…

  Al llegar a la casa, sigo desnuda. Adri entra hasta el aparcamiento del interior de la casa. Se apean los cuatro sin prestarme la más mínima atención. Me encuentro mal, muy mal. Una sensación que he vivido en dos o tres ocasiones en mi vida como puta… Sí, es lo que soy, una puta rastrera, soy basura, así me siento ahora, usada como un clínex y arrojada al cubo, como una inmundicia…

  Las chicas salen a recibir a los recién llegados, presentaciones, abrazos, besos, manoseos… En un momento están medio desnudas a disposición de los recién llegados…

— ¡Te han dado bien ¿Eh?! — Espeta María al ver mi estado, con una sonrisa burlona….

— Sí, venían con ganas de follar y me tenían a mi cerca… — Respondo con acritud.

  Desnuda, como estoy, me dirijo a la habitación para arreglarme un poco y suavizar con crema las erosiones de mis orificios.

  Los dos acompañantes de Yuri sacan de sus equipajes unos aparatos, que creo reconocer, para detectar señales de radio en la casa. Recorren todas las habitaciones, previa desconexión del sistema wifi. Están buscando micrófonos o cámaras ocultos.

  Me voy al dormitorio y entro directamente en la ducha. Tras refrescarme me dirijo al salón,  donde han preparado una mesa con viandas, que ha suministrado un restaurante cercano. No me preocupa la ropa… Voy desnuda, como todos en la casa, por orden expresa de Yuri, excepto Adri, que se mantiene expectante, serio…

  Entrantes de jamón ibérico, queso manchego… Bandejas con bogavantes, langosta, cigalas, carabineros, ostras, almejas… Otras con carnes a la brasa… Chuletones de buey, brochetas de cerdo a la brasa. Piedras calientes para las carnes… Dos latas redondas de caviar que traían los rusos… Vinos blancos y tintos de distintas procedencias. Cava, champagne… Bandejas con frutas de todo tipo… Bandejas con dulces… Un banquete para cubrir los más variados gustos… Una mesa para amantes del buen comer.

  Los tres viajeros, desnudos, las chicas, alternando con ellos, desnudas, se ofrecen para ser manoseadas, folladas en los sofás, en el suelo…

  No tardan en sentarse a la mesa, donde continúan los juegos alternándolos con la ingesta de los manjares que se les ofrecen…

  Me siento junto a Yuri, quien no se digna mirarme siquiera… Intento un acercamiento, pongo mi mano sobre su verga y me rechaza de un manotazo… Adri se ha sentado en una mesita en un rincón de la enorme sala, está comiendo solo… Me mira fugazmente y vuelve a fijar sus ojos en el plato que tiene delante.

  No tengo apetito. Me asquea ver como comen los cerdos con las manos, que luego pasan sobre los cuerpos de las chicas, lamen su piel pringada de comida. María, bebida,  ríe y se despatarra sobre la mesa para pasar un trozo de bogavante por su vagina para después comérselo. Los demás siguen su ejemplo, pasando las viandas por los coños de las chicas antes de llevárselas a la boca. Beben y comen… Me asquea… Les dejo en su “Grande bouffe”, la gran comilona. No me siento bien y me retiro a mi habitación, me dejo caer en la cama y trato de dormir un poco…

……

  Un movimiento a mi espalda me despierta, me giro. Es Yuri quien se ha tumbado a mi espalda, quien me palmea las nalgas, quien introduce un dedo en mi ano… Lo dejo hacer. Toma posición y coloca su verga en la entrada del culo para, poco a poco, clavarla hasta el fondo. Siento su pubis en mis nalgas, se mueve, no siento nada, mi cuerpo es usado como recipiente de una penetración que no me produce ningún placer. Debe haber bebido mucho, se mueve torpemente, su pene se afloja y lo saca, se vuelca boca arriba. Poco después ronca…

……

  También me he dormido. Al despertar veo a Yuri mirando y acariciando mi cuerpo…

— You are very beautifull… Pity… — Susurra sin apercibirse de que estoy despierta. Me ve bella pero ¿Lastima? ¿Por qué?

— Why pity? — Pregunto ¿lastima porqué?

— ¡You are awake! — Se sorprende porque estoy despierta, pero no me responde…

— Why pity? — Insisto.

— It`s not important… — Responde abalanzándose sobre mí y colocándome a cuatro patas sobre la cama.

  Me preparo para una nueva penetración, esta vez… Vaginal, y luego anal y luego… Alterna mis orificios, pellizcando mis pezones y dándome palmadas en las cachas del culo. No aguanta mucho tiempo… En unos minutos descarga, en mi recto, y se deja caer de espaldas sobre la cama…

  Me levanto para ir al baño, pero me lo impide. Coge mi mano y me indica que le limpie su fláccido pene con mi boca. No consigo enderezarlo de nuevo, tampoco insisto demasiado… Me levanto y me doy una ducha. El correr del agua sobre mi piel es gratificante… Un roce me hace abrir los ojos y mirar atrás. Vania Y Vladimir han entrado en la ducha y buscan hacer un sándwich conmigo, como en la limusina…

  Sonrío y me dejo hacer. Es Vladimir, frente a mí, quien con sus brazos me levanta en vilo, y me deja caer, deslizando mi rajita sobre su duro miembro. Con mis brazos rodeo su fuerte cuello y dejo que me suba y baje penetrándome una y otra vez. Vania, detrás, coloca su herramienta en mi agujero y aprovecha los movimientos de su compañero para follarme el culo. La situación empieza a calentarme… Están fuertes los cabrones, no dejan de culearme, parezco una muñeca hinchable entre los dos. De nuevo la idea de ser una niña, ahora en manos de ogros peludos; bestias salvajes que solo buscan su satisfacción, sin importarles que lo que tienen en sus manos es también una persona, con sentimientos… ¿Pero qué sentimientos? Me están follando y a pesar de todo me gusta… ¡Si joder! ¡Me gusta!… Es por esto que soy una puta… ¡Porque me gusta!… Vania se agarra a mis tetas que ya necesitaban un toque, los pezones duros como piedras, las dos pollas entrando y saliendo de mi cuerpo, el agua de la ducha regándonos…

— ¡¡AAAAHHHHGGG!! — Soy yo la primera en alcanzar un arrollador orgasmo.

— ¡¡ Это шлюха закончились!! — (La muy guarra se ha corrido) No comprendo lo que dicen, pero lo imagino.

  Siguen con el mismo ritmo arriba, abajo, arriba… ¡Joder me corro otra vez! Y así es. Un nuevo orgasmo sigue al anterior, o no, tal vez es el mismo orgasmo que sube y baja de intensidad…  Hay quien dice que no existen los orgasmos encadenados… He llegado a experimentar seis o siete orgasmos seguidos, quizá tengan razón y sea un solo orgasmo con seis o siete altibajos… ¡Pero qué altibajos!…

— ¡Y qué gusto coño! ¡Qué gustooooo! — Ahora sí… Con las contracciones de mis esfínteres provoco la corrida, casi simultánea de los dos musculosos hombretones que me están follando… Y se acabó…

  Como la primera vez, en la limusina, me dejan tirada en el suelo de la ducha y se marchan. Me quedo unos minutos tiritando, sentada en el suelo de la ducha, temblando;  pero del placer que me han proporcionado…

  Cuando me repongo salgo al salón…

— ¡Joder, como os lo montáis! ¿Qué os habéis tomado? — Exclamo sorprendida al ver a los tres rusos follando con las tres chicas de María y a esta de mamporrera, acariciando y guiando pollas a los nidos de amor de sus pupilas… Actúa como la organizadora de las posturas de los participantes…

  Vania penetra a la jovencita Alicia por delante mientras Vladimir intenta hacerlo por detrás. La chiquilla grita desgarradoramente, llora; su compañera, Laura, intenta calmarla besándola y acariciándola; trata de frenar a las bestias que poseen a la chica…

  Yuri se entretiene con Lorena. Esta, con más experiencia, lo camela y lo lleva por donde quiere, chupando, lamiendo y logrando que se corra en sus tetas…

  Vania y Vladimir descargan en el vientre de la pobre Alicia, sacan sus miembros de la chica y se dejan caer desfallecidos en los sofás… Laura calma amorosamente a su querida que muestra llorosa y maltrecha sus orificios de donde salen goterones de semen sanguinolento… Es demasiado joven y delicada para este trabajo; no entiendo como su amante le ha permitido venir. Voy a ver como se encuentra. Me sorprende que al llegar a su altura se abrace a mi cuello y deje a Laura. Siento verdadera ternura por esta chiquilla de apenas dieciocho años, pero de constitución débil.

  María se acerca, la arranca de mis brazos y se la lleva al baño seguida de Laura… Al parecer los rusos han colmado sus apetitos… Duermen en los sofás del salón.

  Adri está apartado del desordenado grupo. Me acerco a él…

— ¿Cómo te encuentras Adri? ¿Se te ha pasado el enfado? — Me mira con una expresión extraña.

— No estoy enfadado, Caro… Es simplemente que este es un trabajo que se está complicando y…; procura quitarte de en medio…; no puedo decirte más — Sus crípticas palabras me intranquilizan…

— ¿No puedes o no quieres decirme nada…? — Yuri, follando ahora a María,  mira hacia nosotros; hace un gesto extraño y Adri se aleja de mí…

  ¿Qué está pasando?…  Intento comer algo… Desde luego no pruebo el alcohol, debo estar serena.

  Adri recibe una llamada por el móvil, responde. Le hace una señal a Yuri, que deja a María tumbada sobre la mesa. Donde la estaba fornicando y se acerca a Adri. Hablan los dos; cuchichean. No puedo saber que dicen pero por los gestos parece que es algo importante. Quizá es lo que estaba esperando…

  Hay cosas que me desconciertan. ¿Adri habla con Yuri y los otros rusos? ¿En ruso? Aquí hay cosas que no encajan. Esto es algo muy gordo Caro… Me digo a mi misma…

  Yuri grita en ruso, los dos hombres se despiertan y buscan su ropa para vestirse…

— Chicas, vestíos que vais a salir a dar una vuelta. Tú también Caro… ¡Vamos! — Ante la imperativa orden de Adri todas vamos corriendo a las habitaciones para buscar la ropa que ponernos.

  En mi móvil busco un número de Whats App y envío un mensaje. Esta dirección y una palabra clave…

— ¿Qué estás haciendo Caro? ¡Vamos vístete! — Doy un respingo. Adri me ha sorprendido…

— Voy… Adri… Buscaba algo que ponerme — Intento aparentar tranquilidad…

— ¡Vamos, fuera! — Grita crispado.

   Ante su actitud salgo del dormitorio sin ponerme los zapatos, a medio vestir… El bolso, las llaves del BMW y me voy pitando…

  Las chicas se marchan en el coche de María, que me dice que la siga a un determinado chiringuito a orillas del mar, en el Paseo Marítimo. Pero en una de las calles, con un semáforo que ellas pasan y me detengo… Las pierdo.

  Callejeo un rato… No las busco; no quiero ir con las chicas y me voy sola… De vuelta a la casa, pero aparco dos calles más allá y me acerco con cuidado para no ser vista…

  Espero casi media hora, hasta que veo aparecer dos vehículos todo terreno con varios hombres. Se abre el portón de la casa y entran, cerrándose tras ellos. La reunión es importante… Está claro que no son simples turistas. Toda esta movida de las chicas era la tapadera de algo gordo que están tramando.

— ¿Caro? — La voz de Adri me sorprende de nuevo, pero esta vez lleva una pistola en la mano… — ¡Venga…! ¡Tira pa`lante!

— Adri, por favor ¿Quieres explicarme qué pasa? — Intento dialogar.

— Eso mismo te iba a preguntar. ¿Qué pasa? ¿Quién eres? O mejor ¿Qué eres?… La has cagado Caro… Te dije que te marcharas. Te di la oportunidad de desaparecer y tú metes la patita donde no debes… Ahora tendrás que apechugar con las consecuencias…

  Abre con un mando a distancia la puerta peatonal de la casa y entramos los dos. Al llegar al salón nos reciben, además de los tres rusos, cuatro hombres de aspecto sudamericano…

  Yuri se dirige a Adri en ruso, no entiendo nada, pero Adri sí. Y le responde en su mismo idioma… Lo miro sorprendida y asustada…

  Yuri se acerca y me da un brutal bofetón que me tira al suelo… Me deja casi sin sentido… Unas manos me levantan en vilo y me llevan a un sótano que yo desconocía; a través de una trampilla disimulada en el suelo del salón, bajo una alfombra. Una escalerilla y se accede a una sala grande con extraños artilugios en las paredes. Parecen instrumentos de tortura… Un escalofrío recorre mi cuerpo.

  Vania y Vladimir me inmovilizan en una mesa articulada en forma de X, piernas y brazos atados con brazaletes. Arrancan mi ropa a tirones y cortándola con un cuchillo de apariencia militar. Me dejan desnuda, mueven la mesa de forma que quedo casi en pie, con un saliente entre mis piernas que se me clava en las ingles. Antes de irse me meten los dedos de la mano en la vagina, golpeando y follándola violentamente; la sensación es horrible. El miedo me hace temblar espasmódicamente, no puedo evitar evacuarme, siento caer los calientes orines por mis piernas y forma un charco en el suelo, bajo mis pies… Los dos hombres me miran se ríen a carcajadas se limpian las manos del pis en mis tetas y se marchan.

— ¡¡¡SOCORROOOO!!! ¡¡¡AYUDA!!! ¡¡POR FAVOR NO ME HAGÁIS DAÑO!! ¿POR QUÉ ME HACÉIS ESTO? — Grito desesperada…

— No te oye nadie, Caro… Este sótano está insonorizado… Preparado para esto… Te aconsejo que les cuentes todo lo que sabes. Y aún así, no creo que pueda librarte de lo que te espera… No debías haber venido… Ahora ya no tiene remedio… Lo siento por ti — Adri me hablaba mientras acariciaba mis mejillas mi pecho; cubiertos de lágrimas y orines…

  Yo no podía hacer nada, excepto llorar y rogar porque mi mensaje hubiera llegado donde debía.

— Adri… Me has engañado… No eres quien decías ser. Tu… Tu mujer, tu trabajo como boy, como guardia de seguridad…

— No Caro… Yo no te he engañado, todo lo que te dije era verdad; lo otro, simplemente…; no te lo dije. Soy de origen ucraniano; no conocí a mis padres biológicos, con pocos meses de vida me adoptaron un matrimonio español y aquí crecí. Pero cuando cumplí quince años me enviaron a mi país de origen para que conociera mis raíces… Allí aprendí el idioma; estuve tres años, después me hicieron regresar para el entierro del que había sido mi padre adoptivo y seis meses más tarde, también falleció mi madre. Me quedé solo y fue cuando empecé a trabajar como boy…; con Gerardo; que también me hablo de negocios para los que necesitaba un hombre de confianza que hablara ruso. Hicimos algunas operaciones juntos; después te conocí a ti y trastocaste todos mis planes. Me enamoré… Si Caro, me enamoré como un adolescente y seguí contigo sabiendo que eso sería mi perdición… Ya lo has visto; Gerardo me dijo que teníamos un topo en la organización… Y resultó que el topo eras tú…

— Pero yo también te quiero Adri… Lo que pasó ayer era real, no fingía. Me hiciste sentir lo que nadie nunca y…; yo no sé nada de nada; no sé qué está pasando ni quienes son esa gente ni a que han venido…; ni me importa… Adri… Ayúdame… Por favor… Te lo suplico…

— Lo siento Caro… Ya no puedo hacer nada… Lo que se está negociando es el trueque de coca colombiana por armas, simples operaciones de compra venta, en las que se mueven cientos de miles de euros o dólares. Tú no eres nada para ellos… — La tristeza de Adri era palpable…

— ¡Cierto Adrian!… Ella no es nada… Ni tu tampoco… ¡Levanta los brazos! Domingo… Cachéalo… ¡Atalo! — La irrupción de dos de los colombianos nos sorprende a ambos…

  Bajo la amenaza de una pistola. Adri se deja cachear; le quitan una pistola y un cuchillo y atan sus manos de una cadena que cuelga del techo.

— ¡Diosss! Adri… ¡Lo siento! ¡Lo siento! — Ante la imposibilidad de hacer nada solo me quedaba el recurso de llorar… Llorar amargamente porque tenía la seguridad de que no saldríamos vivos de aquel antro…

— ¡Vaya! ¡Vaya! La parejita, por fin juntos… Ya te dije que no era buena idea Adri… ¿Te lo dije? ¡Donde tengas la olla… no metas la polla! — La aparición de María me desconcertó…

— ¿Tu también estás en esto? — Pregunté a la mujer.

— Pues claro idiota, creída, pija de mierda… Nos mirabas a las demás por encima del hombro y no eras más que una puta y además soplona… — Me abofeteó; me pellizcó los senos hasta hacerme gritar de dolor; la muy cerda disfrutaba… Yo lloraba…

  La llegada de los rusos me sorprende; hablan con Adri.

— ¿Qué pasa ahora Adri? ¿Qué dicen? — Adri me mira apenado…

— El motivo por el que no acaban conmigo ahora mismo es que les tengo que traducir lo que digan los colombianos… Les sirvo como intérprete, pero en cuanto se acabe este asunto… — Su mirada era suficientemente expresiva…

— ¿Nos matarán? — Digo con un hilo de voz.

— A mi desde luego… Lo tuyo será peor. Harán contigo las barbaridades que se les ocurra y, por lo que he oído, te llevarán a un prostíbulo de mala muerte hasta que acaben contigo… Lo siento Caro; de verdad lo siento…

 

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