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Despedida de soltero

en Hetero: Infidelidad

 

                        Despedida de soltero

Una despedida de soltero con final inesperado

 

            Bib… bib… Bib… bib… Bib… bib… Bib… bib…

            El teléfono fijo sonaba sin parar. Lucas se apresura a cogerlo antes de que se corte la llamada.

            —Lucas, tengo preparada tu despedida, pero no encuentro una puta para ti. Cuando les digo que somos diez participantes se asustan y se echan para atrás…

            —Joder Luis, ya te dije que no quería putas, solo cenar, tomar unas copas y cada uno a su casa…

            —¡Que cobardica eres! Seguiré buscando…

            —No me compliques la vida, Loli es muy celosa y si se entera que he estado con una pilingui es capaz de dejarme…

            —No se va a enterar de nada, déjalo de mi cuenta… Ciaooo.

            El móvil de Luis suena con una moderna melodía. Responde…

            —¡Hola!, me han facilitado este número y me han dicho que buscan chicas para una despedida de soltero… ¿Es cierto…?

            —Sí, bueno… Es para este viernes noche y somos diez colegas que queremos alegrar la despedida de un amigo.

            —De acuerdo, serán mil euros y solo me tocará el novio, ¿Esta conforme?

            —¿Es un poco caro para un polvo no?

            —Lo tomas o lo dejas… En estas celebraciones no se sabe nunca lo que puede pasar…  Diez chicos borrachos… Corro un riesgo y no quiero problemas… Tengo que pagar a un hombre que me acompañe y defienda de posibles agresiones… Pero no debéis preocuparos por él. Me lleva y se queda en el coche hasta que termino.

            —¡De acuerdo! ¿Cómo contactamos?

            —Dame la dirección de la celebración y el nombre del novio… Y tú, ¿cómo te llamas?

            —Lo celebramos en el local de un amigo… Pol. Ind. XXXX Calle XXXX núm. 23. El viernes a las diez de la noche…  El novio se llama Lucas y yo me llamo Luis… ¿Y tú nombre?

            —Me llamo Lisa. Por cierto, mi show consiste en bailar alrededor del novio. Lo tenéis que preparar atándolo y tapándole los ojos con una venda. Lo mejor es que lo inmovilicéis en una silla antes de que yo entre. Yo llevo un DVD y un pendrive, con los temas musicales.  Te llamaré a este número desde la puerta para dártelos, dejas la puerta entreabierta  y cuando suene mi música será la señal de que puedo entrar. El novio debe estar ya preparado ¿okey?…

            —Vale, Lisa, lo haremos como tú digas…

            —De acuerdo Luis… A las diez… Allí estaré.

            El personal del catering dejó todo preparado en el local. Por fin había llegado el día en que Lucas celebraría su última fiesta con sus amigos como soltero. Luis, el organizador, les pagó  lo estipulado y se marcharon, dejando las viandas, bebidas, cubiertos, platos y copas, dispuestos para ser usados.

            Los chicos llegaban a la fiesta poco a poco. Al ser fin de semana algunos venían ya de tomar copas de la salida de sus trabajos…

            Tal y como iban llegando se acercaban a la larga mesa donde se habían colocado los aperitivos y comenzaron a comer acompañando con la cerveza, del tirador, contratado al efecto  con un barril de cincuenta litros.

            Las bromas, los chistes, amenizaron el inicio de la velada. A las nueve ya estaban todos y poco después llegó Lucas, lo que despertó una algarabía de gritos y vivas al que pronto perdería su libertad. Cerramos la puerta.

            Tras tomar unas jarras de cerveza Lucas, que aguanta poco la bebida, estaba casi grogui. Eran ya las diez menos cuarto cuando les hice una seña a Fernando y Roberto, a quienes les había puesto al corriente de lo que pretendía hacer y con palmaditas en la espalda llevaron a Lucas hasta el centro de la sala, lo sentaron en una silla y mientras dos lo sujetaban otro le ataba los brazos a la espalda y al respaldo de la silla. Después los tobillos a las patas delanteras y le cubrieron los ojos con una tira de tela que yo había traído para este fin.

            Apenas habían terminado, soportando los insultos y los tirones de Lucas, las risas de los demás… Sonó el móvil de Luis. Vio que era Lisa y no tuvo que responder, directamente fue a la puerta a recibirla. Luis se sorprendió que vistiera una gabardina roja de látex que entallaba un cuerpo de infarto. Unos zapatos de tacón altísimo, también rojos y las medias del mismo material. Pero también que llevaba una máscara que simulaba la cara de un halcón.

            —¿Y la máscara? — Pregunté extrañado.

            —Olvidé decirte que trabajo así. Estoy casada y no puedo arriesgarme a que cualquier amigo tuyo me reconozca en la calle y me busque un problema. Pero no te preocupes. Todo saldrá bien…

Le dio el DVD y el pen. Se quedó solo con el pendrive ya que el equipo de música que tenían lo soportaba. Dejó a Lisa en la entrada tras cerrar la puerta. La mayoría no sabía que ocurría, solo los dos amigos más allegados a Luis estaban en el secreto.

            Puso la melodía que sonaba a música oriental y Lisa hizo una entrada que dejó sin habla y con la mandíbula caída a todos los presentes, incluido Luis. Sin la gabardina pudieron admirar a una mujer con un cuerpo de infarto. De curvas alucinantes… Pero lo más curioso es la indumentaria, cubierta con un mono de látex rojo, de una pieza desde la parten superior de los senos hasta los tobillos, dos triangulitos negros sobre los pezones y un tanga cubriendo el pubis y parte de las nalgas.

            Sus movimientos sensuales los tenían pendientes de sus curvas, las caderas se movían  con un ritmo creciente. Los pechos con los pequeños cubre pezón con flecos que ella hacía girar en un movimiento hipnotizante… Se acercó a Lucas y le bajó la venda de los ojos. La cara del novio era de una sorpresa mayúscula. Se quedó ojiplático.

            La música bajaba el ritmo y cambiaba a otro más sensual si cabe. Dos temas después vieron, con sorpresa como cogía entre sus dedos los flecos de sus pechos y tiraba de ellos, arrancándolos y lanzándoselos a Lucas a la cara. El pobre dio un respingo. Pero mayor fue el de los chicos. Sus pezones quedaron al descubierto a través de unos recortes circulares en el mono de látex. Pero no contenta con eso acercó un pezón a la boca de Lucas que se apresuró a mamarlo como un bebé hambriento. Le cambió el pezón y continuó mamando, pero lo mejor era que la postura, inclinada sobre Lucas, nos permitía apreciar las curvas de sus caderas y nalgas en su máxima belleza.

            La chica seguía el ritmo de la música, que ahora se hacía más lenta, suave, erótica, muy… muy sensual. Se separó de Lucas y en uno de los giros tiró de los cordoncitos que colgaban en sus caderas y se desprendió del tanga negro.

            Lo que descubrió fue alucinante. A Lucas se le salían los ojos de las órbitas, era el que más cerca estaba, el que mejor visión tenía de aquellos deliciosos belfos que, al estar oprimidos por el látex de los laterales, sobresalían formando dos montículos que invitaban a acariciarlos, a comérselos, a hacer de todo con ellos. Pero no contenta con ello, en uno de los giros, bailando, se agachó, doblando su cintura, manteniendo las piernas rectas. Giró. Para que todos pudiéramos admirar la belleza de su ano rosado sobre los labios de su vagina.

            Se acercó a Lucas que alucinaba. Arrodillada a sus pies desabrochó el cinturón del chico, desabotonó y bajó la cremallera del pantalón. Con sus manos buscó en el interior bajando el bóxer y extrayendo una verga dura y erecta. Con una sonrisa maliciosa se encorvó y la besó para introducirla en su boca e iniciar una felación que apenas duró unos segundos. La extrema excitación hizo que Lucas se derramara en la boquita de Lisa que, absorbió y tragó todo.

            Su postura invitaba a la penetración por detrás. Uno de los chicos inició un movimiento, que Luis esperaba y antes de llegar lo frenó.

            —¡Chicos, esto es solo para Lucas! Es el acuerdo entre Lisa y yo. ¡Nadie debe tocarla! — Gritó Luis

            Lisa se levantó de pronto y lo miró… Le hizo un gesto tranquilizándola y continuó con su serpenteante danza.

            La verga de Lucas se enderezaba de nuevo y la chica se acomodó, dándole la espalda para introducirla, con una lentitud intolerable hasta chocar los testículos en sus ingles.

            El espectáculo no podía ser más lujurioso… Apenas tres o cuatro subidas y bajadas y Lucas gritaba como un energúmeno que se corría… Con los ojos en blanco e intentando empujar a la chica con sus caderas. Ella se levantó, se giró y depositó un beso en la boca del pobre que se había quedado fuera de juego.

            Pero la situación era insostenible. Los muchachos, con el badajo fuera de los pantalones se masturbaban furiosamente y miraban a la chica con lujuria, fruto de su excitación. Luis intentó oponerse, pero la naturaleza desbordada era imparable.

Dos la sujetaron por los brazos mientras otros dos le separaban las piernas. Otro le quitaba la venda del cuello a Lucas, le colocaba su propio tanga en la boca y lo sujetaba con la venda con la que taparon los ojos a Lucas.

 La máscara se le desplazó a Lisa en la refriega, Luis se la colocó de nuevo y le quitó la mordaza, sin poder evitar que uno tras otro violaran a la muchacha que, tras tres o cuatro descargas en su sexo, dejó de resistirse. Las lágrimas bañaban su rostro.

            Desataron a Lucas. Lisa estaba en aquel momento intentando levantarse del suelo. Sus intimidades a la vista, a través de los orificios en el traje de látex. Lucas aprovechó la posición para insertar su pene en la maltrecha vagina de la muchacha que se giró suplicando con la voz rota por el dolor.

            —¡No, no… por favor, no más!

            Lo que no fue óbice para que Lucas sujetara con fuerza las caderas de Lisa, sacara su verga de la vagina y la introdujera, de un golpe seco, en el ano de la chica, que hasta el momento no había sido hollado por ninguno de los presentes.

            El grito fue desgarrador, aun así no dejó de penetrarla con fiereza, con saña animal… Lucas era una auténtica bestia.

            Una vez todos, excepto Luis, habían pasado por su vagina la dejaron tendida en el suelo.

            Cuando ya el cansancio y el alcohol habían derrotado a los participantes estos se acoplaban donde podían. En los sillones, en el suelo… El olor a sexo y alcohol impregnaba el ambiente.

Luis la ayudó a levantarse. Le buscó y le puso la gabardina. Ella se giró y miró a Lucas tendido, roncando, con su pene asomando por su bragueta a medio cerrar.

Las lágrimas se deslizaban por su cara, bajo la máscara.

            —Lo siento Lisa. No he podido evitarlo. Toma.

            Y depositó en sus manos tres mil euros. Todo lo que los chicos habían aportado para la despedida. Cogió el dinero, le dio un beso a Luis.

            —Gracias Luis. Tú te has portado como un caballero. Gracias.

            Luis acompaño a la chica que apenas podía andar, hasta la calle. Lisa intentaba recuperarse de lo ocurrido

            —Te acompaño al coche…

            —¡No, Luis! Déjame aquí. Iré yo sola…

            La vio alejarse hasta que la perdió de vista tras girar la esquina.

Una semana después se celebraba la boda de Lucas y Dolores, Loli.

            La ceremonia en la capilla del  pueblo, donde había nacido Loli. Muy sencilla. El desplazamiento a un hotel cercano donde estaba preparado el convite. Los entrantes, en el césped que rodeaba el lugar. El día magnífico, algo de calor, pero soportable. Los novios cortaron la tarta y se subastó una liga de la novia.

            —Lucas, por favor, no sigas bebiendo, sabes que no soportas el alcohol… — Recomendaba Loli a Lucas.

            —¡Déjame Loli! ¡Ya vas a empezar a mandar!…

            Al baile de rigor, siguieron las copas. Ya era tarde, los invitados se iban marchando, quedando solo los recalcitrantes.

            Lucas fuera de combate… Sentado junto a Loli con la cabeza sobre la mesa… Dormido.

            —Loli, déjame ayudarte a llevar a Lucas. Está tronco perdido…

            —Si por favor, Luis, yo no voy a poder sola. — Loli con cara de circunstancias.

Luis ayuda a Loli a llevar a Lucas a la habitación donde pasarían la primera noche como marido y mujer.

            En la suite dejaron a Lucas tendido en la cama. Totalmente dormido. Luis miró a Loli…

            —¿Qué miras Luis?

            —¿Qué miro? Veo a una mujer maravillosa y a un hombre que no la merece…

            —¿Por qué dices eso Luis? es mi marido y…

            —Tengo que decirte algo Loli…

            —¿Qué?

            —La despedida de soltero de Lucas… Fuiste tú ¿Lisa?… Lo sé. En uno de los movimientos se te desplazó la máscara y te vi. Te la coloqué para que los demás no se dieran cuenta. Además, estaban muy borrachos… Mira… — Luis le mostró unas imágenes en su móvil.

            En ellas se veía a Loli con la cara desfigurada por l angustia siendo penetrada por un chico mientras otros la sujetaban.

            En otras aparecía empujando, buscando la profundidad de la penetración, gritando de placer, dejándose llevar por los orgasmos que se repetían uno tras otro y que la hacían retorcerse de goce en manos de aquellos jóvenes violadores.

            Ahora lloraba, cubriendo su rostro, avergonzada.

            —¿Por qué lloras Loli?

            —Me da mucha vergüenza. Lo hice en un arranque de rabia, al saber que llevarías a una chica para que Lucas se la follara.  Oí la conversación que tuvisteis antes, en la que le decías que no encontrabas chica y se me ocurrió hacerme pasar por show girl sin que lo supiera. Pero me salió mal la jugada. No calculé las consecuencias de excitar a un montón de jóvenes  y dejarlos sin desfogar. Mi intención era hacer lo que hice con Lucas y marcharme de allí, pero…

            —¿Dime la verdad, Loli, disfrutaste? Porque yo te vi retorcerte de gusto mientras te follaban los chicos…

            —Fue horrible Luis… Comprendí lo que significa una violación. Por qué me violaron, Luis. Y no le deseo a ninguna mujer que pase por esa experiencia. Lo que tu interpretaste como placer era solamente una forma de minimizar los efectos de la agresión. Esos tíos se comportaron como auténticas bestias y hoy he estado bailando con algunos de ellos…

            —Ahora ya no me importa decirlo, seguramente todos sabrán que se follaron a la novia de Lucas…

            —Te equivocas Loli… Solo lo sé yo…  Y jamás lo sabrá nadie por mí; puedes estar segura.

            Loli llorando se abrazó a Luis.

Sentados en los pies de la cama, donde Lucas roncaba como una bestia, consoló y acarició el rostro de Loli que, se dejó llevar por la emoción del momento para besar en los labios a su acompañante.

            —Tú fuiste el único que no… ¿Por qué?

            —¿Qué no te follé?… Cierto…  No por falta de ganas. Eres una mujer preciosa y me atraes mucho, más de lo que te imaginas, pero no soy capaz de violar a una mujer. Me gustas y me encantaría follar contigo, pero no por la fuerza. Me lo tendrías que pedir tú…

            —¿Y si te lo pido ahora? ¡Quiero que me folles, que me hagas gritar de placer! ¡Que me…!

            Sobraban las palabras. Luis estrecho entre sus brazos a Loli que, cerrando los ojos se abandonó a la lujuria, al beso lúbrico que unió sus labios y les hizo penetrar con sus lenguas la boca del otro. Se dejaron caer en la cama abandonando sus cuerpos a la lujuria.

            Luis se puso en pie, le dio la mano a ella que se dejó levantar, Luis la rodeó con sus brazos por la cintura desde atrás besando su cuello, sus lóbulos… Loli sentía erizarse todo su cuerpo con las caricias. Pronto sobraron trajes, vestidos, ropa… Luis desnudo y Loli solo cubierta con el liguero, las medias blancas y el sostén que le era innecesario ya que sus pechos desafiaban la gravedad, con unos pezones que ya Luis había podido ver, sonrosados, con una areola abultada, sobresaliente del montículo del seno. En la fiesta los vio pero pensaba que su abultamiento se debía a la compresión del látex, pero no, era natural y eso le excitaba sobremanera.

            Arrodillado ante la mujer acercó la boca a su sexo, aspirando, como queriendo sorber por la nariz y boca la maravilla de su aroma. Ella acarició su cabeza y empujo, suavemente, como queriendo introducirlo dentro de su ser.

            Con las dos manos, suavemente, deslizó la braguita hasta sus pies. Ella, con delicadeza, desplazó un pie para alejarla, separó los pies y ofreció su sexo, ya empapado, al macho que en breve la poseería con su marido dormido a su lado.

            Luis saboreaba el suave interior de Loli, el néctar de su flor; ella cerrando los ojos, se abandonaba al placer que le proporcionaba su partenaire. Inesperadamente una fuerte descarga recorrió su cuerpo. A Loli se le doblaron las piernas ante la avalancha de sensaciones que Luis le provocaba.

            En pie, frente a ella, abrazó a su, ya, amada, para depositarla con delicadeza en el lecho. Subido sobre la mujer Luis buscó con su pene la grieta que lo acogería. No tuvo que indagar mucho.  El calor, la humedad, la suavidad atrajeron su falo que, insertándose en la intimidad de la mujer y moviéndose con delicadeza la llevó a las más altas cimas del placer.  Su clímax, arrebatador, imparable… coincidió con un atronador ronquido de Lucas.

            Luis se detuvo, respetó el periodo de máxima sensibilidad. El hombre acarició suavemente los pechos, los hombros, pasando sus manos tras la nuca de ella, la atrajo para devorar sus suaves y carnosos labios… Ella bajo los efectos del orgasmo, apresó con brazos y piernas a la persona que le brindaba tanto placer. Su pasión la impelía a arañar la espalda del  hombre que la poseía… Sus talones golpeaban al hombre los glúteos duros en un arrebatador impulso, mientras un gutural alarido rasgaba el ambiente y llegaba a los oídos de las personas cercanas a la habitación de los novios.

 A todos les hacía gracia escuchar los gritos de la novia en su noche. Era lo normal…

            Luis continuó golpeando su pelvis contra la de Loli. La mujer no tardó en alcanzar un nuevo clímax al percibir las contracciones del falo de Luis descargando en lo más profundo del vientre de Loli.

Después se dejó caer a su lado, respirando agitadamente hasta que ambos se normalizaron.

            —Loli… ¿Puedo decirte algo? — Luis miraba a Loli con dulzura.

            —Adelante Luis, después de esto no creo que necesites mi permiso para hablarme…

            —¿Sabes? Lucas y yo te conocimos al mismo tiempo… Hace ya cuatro años…

            —Síi… ¿Y?

            —Me enamoré de ti. Llevo cuatro años amándote con auténtica locura. Pero sin poder decir nada por respeto a mi amigo, tú marido… Pero sabiendo que él no te merece… Hasta hoy…  Ya no podía soportarlo más. Tenía que decírtelo. Después de lo que ha ocurrido hoy me apartaré de ti y me marcharé lejos. No podría soportar tenerte cerca y saber que tú y Lucas… Lo siento, pero en el corazón no se manda…

            —Luis… ¿Por qué no me lo dijiste antes? Yo siempre esperé que te decidieras a dar el paso. Al final pensé que no te interesaba y acepté a Lucas… Pero en fin… este no es el fin. Me he dado cuenta de que no amo a Lucas, cuando vi su expresión su fiereza al ultrajar mi… Lo detesto…Y lo que siento algo por ti, que no sé cómo llamarlo, pero debe ser… Sí, Luis, creo que te quiero. Si me acompañas… Si me ayudas… Voy a separarme de Lucas, la forma en que me hizo lo que… tú sabes, me convenció de la naturaleza de su persona. Y quise devolverle la pelota, sin que él sepa que me lo hizo, pero humillándolo divorciándome al día siguiente a la boda. Después estaré libre y si tu estas a mi lado… Ahora ¿te gusta mi pompis? Me lo… Pero con delicadeza, despacio…

            —Intenté evitarlo, pero me sujetaron e impidieron que detuviera a Lucas. Y sí… Me encantaría, si tú quieres…

            —Claro que quiero…

            Loli se colocó sobre sus rodillas y brazos, descansando la cabeza en la cama, mirando a Lucas que seguía bufando como… Un toro.

            Luis se aprestó a pasar su lengua por el sonrosadito ano de Loli, besándolo y acariciando con sus dedos el clítoris, para introducir un dedo empapado en las secreciones que salían de la vagina de Loli que a su vez se pellizcaba los pezones duros como piedras. Poco a poco, Luis, fue girando y penetrando uno, dos, tres dedos en el ano de la chica, con toda la delicadeza del mundo.

            —¡Métela, Luis… Ahora… Métela! ¡Rómpeme el culo!

            Luis empujó con su carne el delicado esfínter hasta que entró el glande. Al observar un movimiento de dolor en Loli, se detuvo…

            —Tranquila, pararé cada vez que me digas que te duele.

            —Sigue, Luis, no te detengas… ¡Empuja al fondo! Te quiero entero dentro, aunque la tengas más grande que este cabrón, quiero que me empales. Tienes mi permiso, lo deseo… Ahhggg ¡Sigueee!

            Luis continuó hasta que sus testículos golpearon los labios de la chica. Después lo fue retirando y empujando con suavidad hasta que los movimientos penetrantes y el masaje en la vagina se concretaron en un orgasmo atronador de Loli, seguido de la descarga de Luis en lo más profundo del intestino de la chica.

            Tras la tormenta, la calma. Se quedaron dormidos, en un amoroso abrazo, con sus labios en contacto.

            —Luis… Luis, levántate, tienes que marcharte. Nos hemos dormido, mi vida…  

            —Buff… Sí, tienes razón amor, es tarde…

            Luis se vistió y besando a Loli se apartó de ella para asomarse al pasillo. No vio a nadie y se marchó con dolor por tener que apartarse de su amada.

            Loli se dispuso a perpetuar su venganza. Desnudó a Lucas y lo colocó de espalda sobre la cama. Se colocó en cuclillas sobre su sexo y descargó los fluidos suyos y los que en su intimidad había dejado Luis. Embarró su pene… Le dio la vuelta y separó sus piernas. En su neceser llevaba un bote de laca espray con forma de pene, que ella misma había utilizado para masturbarse. Separó las nalgas de su marido y fue introduciendo el bote en su ano. Los líquidos que había depositado en su pene y escroto habían resbalado por su perineo y ayudaban a la penetración. A pesar de la borrachera, se quejaba, pero Loli no se arredró. Lo insertó hasta verlo desaparecer en casi su totalidad.

            Era de día, se dio una reconfortante ducha, se vistió y se fue a la cafetería del restaurante. Casualmente se encontró con Luis y se sentaron en una mesa a desayunar. La noche había sido movida y necesitaban recuperar fuerzas. Al terminar se levantaron y se marcharon en el coche de Luis.

            Al despertar Lucas se encontró incomodo hasta que averiguo la razón. Un bote de laca insertado en su trasero… Lo sacó con una mueca de dolor. Se vio la pelvis empastada de semen reseco, sonrió ufanándose… Llamó a Loli y al no recibir respuesta se levantó buscándola. Vio unos papeles en la mesa escritorio que le llamaron la atención. Los leyó y su sorpresa fue mayúscula al comprobar que se trataba de la petición de separación y divorcio.

            Seis meses después se celebraba la boda entre Loli y Luis. No hubo despedida de soltero.

           

           

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