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Madre entregada 2

en Amor filial

CAPITULO 2

Pasaron las semanas y María no cabía en sí de gozo. Eduardo  había aprendido muy bien a follar y la proporcionaba muchos orgasmos al cual más dulce.

Un día en que Jacinto estaba trabajando, Sergio estudiando en su habitación pero a Eduardo no le encontró en la suya, por lo que fue a la habitación de Sergio a ver si estaba con él y allí le encontró.

Sergio y él estaban completamente desnudos sobre la cama, Eduardo echado sobre el muslo de Sergio con la polla de éste dentro de su boca, la cual mamaba y chupaba con verdadero deleite al tiempo que con una mano le sobaba los huevos a su hermano. María se acercó a ellos y le recriminó al pequeño.

--- ¿Pero cariño es que ya no te gusta hacerlo conmigo?

--- Claro que sí mamá pero también me gusta chuparle la polla a mi hermano.

--- Pero es que tú sólo me tienes que chupar a mí.

--- Pues ahora también me gusta chuparle a mi hermano.

--- Lo hace porque él quiere mamá --- le dijo Sergio y añadió: ---en vez de recriminarle por qué no le ayudas a chuparme, tengo polla para los dos.

María se agachó sobre el otro muslo de su hijo mediano y se ocupó de lamerle los gordos huevos, mirando de paso a Eduardo que no soltaba la polla de su hermano.

Se la tuvo que quitar de la boca literalmente y mientras masturbaba a Sergio se empezó a morrear con Eduardo, ella adelantó la mano y se apoderó de la polla de su hijo pequeño y también empezó a masturbarle despacio, mientras, Eduardo la morreaba y le sobaba las tetas haciendo las delicias de su madre.

Pasado un rato Sergio le pidió a su madre que le pajeara más rápido, tenía ganas de correrse ya, María aceleró los movimientos de sus dos manos yendo cada vez más deprisa.

Fue Sergio el primero que anunció que se corría, su madre se llevó la polla a la boca a tiempo pues comenzaron los disparos de leche. Siete disparos contados fueron en total y ella se tragó el semen de su hijo, poco después fue el pequeño el que anunció que se quería correr y María procedió de nuevo a meterse la polla de su hijo pequeño dentro de la boca; éste soltó tres disparos de leche que ella se tragó sin problemas.

Acabada la faena, María se alzó para morrearse con Sergio pero éste declinó el ofrecimiento argumentando que le gustaban los hombres. Así supo María que su hijo mediano era homosexual comprobándolo después al ver cómo le morreaba a Eduardo, pellizcándole los pezoncillos de paso. En un momento dado, Eduardo se abandonó al placer y se dejó hacer espatarrándose cosa que aprovechó su hermano Sergio para sobarle los genitales y masturbarle, cundo Eduardo se hubo empalmado, Sergio se colocó a cuatro patas sobre la cama e invitó a su hermano a metérsela por el culo.

Eduardo no perdió el tiempo y se colocó entre las piernas de su hermano, apuntando su polla al culo de éste, se la metió con varios empujones y comenzó a follarle el culo a su hermano.

María viendo eso, se agachó por debajo de Sergio y con la boca se adueño de su morcillona polla y comenzó a mamar y a chupar, sin olvidarse de sus gordos huevos los cuales sobaba con las manos. Pasado un tiempo, Sergio se empalmó, María se puso debajo de él y cogiéndole la polla la dirigió a su vagina, su hijo Sergio se dejó caer sobre ella penetrándola hasta el fondo. Ahora Eduardo cabalgaba la grupa de su hermano y éste montaba a su madre penetrándola completamente hasta el fondo.

En un momento dado, maría se colocó a cuatro patas, su hijo Sergio la ensartó de nuevo con su polla y Eduardo continuó cabalgando a su hermano. Los tres no paraban de gemir y suspirar. Sergio empezó a frotar el clítoris de su madre consiguiendo que en muy poco tiempo ésta se corriera, el clímax que alcanzó María la hizo derrumbarse sobre la cama sin fuerzas para sostenerse. Sergio aprovechó la postura para follar a su madre con mucha rapidez, buscando su propio placer, pero fue su hermano Eduardo el que se corrió centro de su culo y se retiró boca arriba en la cama. Sergio abrazo a su madre y se la folló con ímpetu, hasta que por fin el placer se acumuló en la punta de su glande y comenzó a disparar lechazos dentro de su madre. Los tres acabaron exhaustos.

Cuando llegó Jacinto a la casa, se encontró a sus hermanos en el sillón, viendo la televisión al tiempo que se sobaban la polla mutuamente. Fue a donde su madre estaba sentada y la dio un pico en la boca, se fijó en que sólo llevaba puestas unas braguitas muy sugerentes.

--- ¿Qué pasa aquí mamá, por qué estas sólo con las bragas?

--- Porque hace mucho calor y no tengo ganas de vestirme y sudar.

--- ¿Y estos dos? --- dijo Jacinto refiriéndose a sus hermanos.

--- Pues ya lo ves, están desnudos tocándose la polla, se ve que les gusta.

Jacinto no dijo nada más, se volvió y se fue a su habitación. Salió más tarde para darse una ducha y cuando entró en el salón donde estaban su madre y sus hermanos lo hizo completamente desnudo. María clavó la vista en la gruesa polla de su hijo el mayor tratando de adivinar cómo sería una vez empalmado. También se fijó en cómo le colgaban los huevos, más gordos que los de su hermano Sergio.

Sin mediar palabra, Jacinto se aproximó a su madre y cogiéndola por la cabeza la invitó a que se la chupara pero ella lo rechazó aduciendo que no la apetecía.

--- ¿Has follado con estos dos? ---dijo Jacinto refiriéndose a sus hermanos.

--- Sí, por eso ahora no tengo ganas.

--- Pero yo si tengo ganas.

--- Pues hazte una paja o mejor arrímate a tus hermanos y daros el lote entre los tres.

--- No quiero con mis hermanos, quiero contigo.

--- Ya te he dicho que no tengo ganas, no seas pesado Jacinto.

--- Te repito que quiero hacerlo contigo.

--- Y yo te digo que no tengo ganas.

Sin decir nada más, Jacinto tomó a su madre del brazo y la puso de pie.

--- ¡Eh! Un momento qué quieres hacer.

--- Follar contigo.

--- Te he dicho que no tengo ganas.

--- Me importan un bledo tus ganas.

--- Ya mí me importan una mierda las tuyas.

Jacinto tiró del brazo de su madre y la arrastró hacia el dormitorio de ella. Cuando llegaron a la habitación la tiró sobre la cama.

--- ¡Pero qué coño haces! Estate quieto

--- Quítate las bragas, vamos.

--- No me da la gana y con ellas no puedes follarme, así que olvídate del asunto.

Jacinto no dijo nada, sólo miraba a su madre cada vez más cabreado y para solucionarlo de una vez decidió echarse sobre su madre y con las dos manos tiró de las braguitas hasta que  las rompió y las echó al suelo.

María de espaldas sobre la cama, con las piernas dobladas por las rodillas se sabía vulnerable, no iba a tener más remedio que follar con su hijo mayor.

Jacinto se sentó sobre el pecho de su madre y le arrimó la polla flácida a los labios pidiéndola que se la chupara.

--- Hijo no me apetece chupártela, no insistas.

La contestación de Jacinto fue darle un tortazo lo que enfureció a María.

--- Si me metes la polla en la boca te juro que te la arranco.

--- ¡Abre la boca, venga!

--- ¡Que no quiero, joder!

Jacinto optó por taparle las narices a su madre con lo que ella tuvo que abrir la boca para respirar, momento que aprovechó Jacinto para meterle el glande dentro de la boca, a María no lo quedó más remedio que chupar la gorda polla de su hijo, que a medida que adquiría tamaño se marcaban las venas a cada lado del tronco confiriéndole un aspecto magnífico.

Jacinto al ver que ya tenía la polla dura, se la sacó a su madre de la boca y retrocedió para metérsela por el coño, cosa que logró con dos empujones y se quedó quieto. María bufaba y gemía de gusto pero no se lo decía a su hijo. Éste se echó sobre su madre metiéndole la lengua dentro de la boca. La reacción de María fue morderle la lengua a su hijo, Jacinto la retiró inmediatamente y vio como gotas de sangre caían sobre el pecho de su madre.

--- Me has hecho sangre.

--- No quería morderte tan fuerte.

--- Pues lo has hecho.

--- Ven que te curo.

Jacinto se agachó sobre su madre y la metió de nuevo la lengua dentro de la boca, ella comenzó a chuparla y lamerla sintiendo el sabor acre de la sangre. De esa forma empezaron a morrearse los dos, entonces Jacinto comenzó a follarse a su madre despacio, saboreando con la polla cada centímetro de su interior. Jacinto se apoderó de sus pechos los cuales sobó, estrujó y lamió sus pezones hinchados de placer. La pobre María no paraba de gemir y suspirar, su hijo se había adueñado de su cuerpo, abrazándola con fuerza y la follaba como le daba la gana. Había veces que la agarraba el culo con fuerza y empujaba y empujaba para meterle toda la polla dentro, cuando hacía eso, su madre se volvía loca de placer. Jacinto se la sacó del coño, la colocó de lado sobre la cama y alzándole la pierna volvió a penetrarla profundamente. María se sentía llena de polla, notaba las venas rasparle las paredes de la vagina y se moría de gusto; en una de esas alcanzó un orgasmo brutal que la dejó sin fuerzas.

Jacinto se percató del estado de su madre, se la sacó de nuevo y la colocó de espaldas sobre la cama, colocó las dos piernas sobre sus hombros y volvió a penetrarla, provocando más gemidos y suspiros en su madre.

Pasado un buen rato notó un gusto tremendo en la punta de la polla y supo que estaba a punto de eyacular, se echó sobre su madre, la agarró por los hombros y comenzó a eyacular dentro del coño de su madre, fueron doce espasmos, doce disparos de leche ni más ni menos, cuando acabó se tumbó de espaldas sobre la cama, su madre tenía los ojos cerrados y respiraba rápidamente. Pocos minutos después María abrió los ojos y llevó una de sus manos a la entrepierna con la intención de ir al baño y lavarse. Intentó levantarse de la cama pero las piernas no la sostenían y volvió a caer sentada sobre el colchón.

--- ¿A dónde vas?

--- Quiero ir al baño a lavarme pero las piernas no me sujetan.

--- Espera, túmbate en la cama. --- dijo Jacinto y a continuación llamó a sus hermanos pequeños que acudieron a la habitación.

--- ¿Qué pasa? --- preguntó Sergio.

--- Mamá no puede levantarse de la cama, tenéis que limpiarla de mi leche y de paso a mí también.

Fue Eduardo el que se puso entre las piernas de su madre y comenzó a lamerle la vagina, tragando todo lo que salía de ella, mientras tanto Sergio se apoderó de la polla de su hermano mayor y comenzó a chuparla, tragándose la lefa que rezumaba y limpiando el glande con la lengua. Minutos después acabaron. Jacinto tenía la polla morcillona gracias a la boca de su hermano. Mirando a su madre la avisó que iba a follársela de nuevo. A María no le apetecía mucho pero consintió pensando en que no iba a correrse pues aún estaba agotada de la primera sesión.

Jacinto la penetró nuevamente pero despacio, sin prisas, cuando la tuvo toda dentro, se limitó a empujar y mover la pelvis. María no comprendía lo que le hacia su hijo mayor pero si sabía que de seguir así se correría de nuevo. Se estremecía, tenía alguna convulsión y sobre todo notaba ese gusto brutal en sus pechos y su vulva. Jacinto empujaba con tanta fuerza que a veces la levantaba el culo de la cama, ella le sentía muy adentro y buscó su boca con la suya y comenzó a morrearle. Jacinto dejó de empujar para centrarse únicamente en el morreo con su madre; sólo separaron sus bocas por se les había cansado la lengua, entonces Jacinto volvió a empujar con fuerzas sobre su madre, no la follaba sólo se limitaba a empujar teniendo la polla toda dentro. María no pudo aguantar mucho más, Jacinto la sujetaba contra su pecho y ella se lo mordió cuando la sobrevino el clímax y echó la cabeza hacia atrás mientras orgasmaba sin parar de gemir.

Jacinto depositó a su madre sobre la cama despacio, la vio tan desmadejada y agotada que decidió no seguirle follando, se la sacó del coño, ella se puso de lado y se encogió en posición fetal. Sergio viendo a su hermano mayor todo empalmado se acercó a él y se y se metió la polla gorda en la boca, bajo la atenta mirada de Eduardo.

Sergio se entretuvo mamando la polla de su hermano Jacinto, pasados unos minutos se la sacó de la boca y se la ofreció a su hermano pequeño, el cual la engulló con satisfacción y mientras la mamaba la masturbaba. Sergio miró a su hermano pequeño riendo y se echó sobre su hermano mayor, el cual le sostuvo la cara mientras le metía la lengua dentro de la boca. Jacinto y Sergio se estaban morreando Eduardo vio la polla larga y flácida de su hermano mediano, la agarró con una mano y empezó a jugar con ella, mamándola, chupándola y masturbándola como hacía con la de su hermano mayor; estaba encantado de la vida.

Los dos hermanos mayores seguían morreándose, a veces el mayor lamía los pezones de su hermano para incrementarle el gusto que sentía. Llegado el momento de correrse, Jacinto sujetó la polla de su hermano Sergio contra la boca de su hermano pequeño; mientras el mayor mamaba la lengua del mediano, éste empezó a gemir al tiempo que eyaculaba dentro de la boca de su hermano pequeño, el cual se tragó encantado toda la leche.

Una vez que Sergio había eyaculado, Eduardo se volcó sobre la gorda polla de su hermano mayor, dándole besos por todo el tronco, lamiendo sus gordos huevos y masturbando con rapidez.

--- Más rápido Edu que quiero  correrme ya --- le dijo su hermano mayor.

Eduardo aceleró los movimientos de su mano hasta que Jacinto le detuvo, Eduardo aguardó expectante la eyaculación de su hermano mayor, y esta se produjo entre espasmos, en total doce disparos de leche se estrellaron contra su paladar y Edu se los tragó sin problemas. Como estaba completamente empalmado se acercó a su madre, la levantó una pierna y la penetró el coño provocando fuertes gemidos de su madre.

--- ¡Qué cabrón! --- dijo Jacinto viendo a su hermano pequeño follándose a su madre.

Pasados unos minutos, Edu eyaculó soltando cuatro disparos de leche. Sergio le atrajo hacia sí y le pidió que le chupara el culo cosa que Edu hizo sin dudarlo, es más también le chupó el culo a su hermano mayor, notando que tenía el ano más apretado que su hermano Sergio; luego los cuatro cayeron en un sopor y se durmieron.

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