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Al cumplir los 16 (I)

en Dominación

Poco antes de cumplir los 16 años, papá y mamá dieron órdenes al internado donde me encontraba desde los 11 para que volviese a casa. Aquello me alegró enormemente, ya que aquel internado era muy estricto. Nos obligaban a llevar una ropa muy austera, sin permitirnos prendas interiores. Teníamos que ducharnos con agua casi fría tanto en invierno como verano, dormíamos en jergones y, a la menor desobediencia éramos azotadas en las nalgas desnudas. Si la infracción era muy grave, te encerraban en una celda diminuta con las extremidades atadas en una postura, siempre diferente pero siempre incómoda. Teníamos que realizar mucho ejercicio físico, a veces agotador. Nunca había vacaciones ni visitas de los padres.

Años después supe que la cultura impartida fue de ínfima calidad y deformada hacia la inculcación del concepto de que unos privilegiados tienen el papel de dominar y el resto el de someterse. Pero eso lo aprendí años más tarde y ya me es indiferente el haberlo descubierto, es más, sería más feliz de lo que soy de no haberlo sabido nunca, ya que esa idea a veces me reconcome. Mi ignorancia era tal que, ahora que mi actual amo me hace escribir este relato, recuerdo que palabras que debo emplear no las había escuchado nunca a mis 16 años. Palabras como follar, sodomizar, puta, tetas, culo, mear, coprofagía, zoofilia, semen, etc... que ahora se emplean en el entorno de mi vida de forma continua.

Todo aquello, decían, era para imprimirnos sentido de la disciplina y dotar a nuestros cuerpos de fortaleza para afrontar los duros avatares que pudieran surgir en nuestras vidas.

El caso es que aquel internado constituía un lugar triste y amenazador lleno de muchachas, desde los 8 a los 18 años, totalmente faltas de personalidad y de sentido crítico. Como no se admitía a ninguna con edad superior a los 10 años, poca rebeldía entraba en el lugar. Si alguna de esa edad entraba con algo de ella era rápidamente suprimida.

En la estación me esperaban mis padres Ana de F., de 42 años, Luis F., de 53 y mi hermano Roberto F., de 24. Mi alegría por verlos se esfumó cuando noté en ellos una actitud un tanto distante y poco afectuosa. Apenas un par de besos en las mejillas como dos leves roces. Tampoco hubo una conversación muy interesada por mis asuntos durante el viaje del aeropuerto a casa.

Cuando llegamos a casa me enteré que mi antigua habitación había sido ocupada por mi padre para poner una especie de estudio y que yo ocuparía otra en el sótano. Cuando la vi no podía dar crédito a mis ojos. El sótano se había remodelado y la distribución era diferente a como yo la recordaba. El caso es que la habitación que se me asignaba era un cubículo de apenas 1,5 m por 2m con una puerta de reja metálica, con una delgada y dura colchoneta de gimnasio por todo mobiliario.

Ante mi estupor mis padre dijeron que era para continuar la espartana educación del colegio y que no adquiriese hábitos de relajo. La maldita educación del internado fue la que se impuso para que yo no expusiese la más mínima reclamación, aunque estaba convencida de que era una broma y de que al día siguiente, el de mi 16º cumpleaños, se aclararía todo.

Con el cansancio del viaje y mis costumbres del internado no me costó mucho dormir esa noche. Me despertaron mis padres y mi hermano felicitándome por mi cumpleaños en un tono bastante poco festivo a mi parecer y me condujeron hacia otra sala del sótano donde supuse me esperarían los regalos. Entrados en la sala nuevamente quedé estupefacta porque allí no había un solo regalo, sino una serie de armarios vitrina conteniendo cosas que yo, debido al estricto control de conocimientos del internado, no pude identificar, pero que me parecieron un tanto siniestros, al igual que la cantidad de cadenas que colgaban del techo y las argollas en la pared y otros sitios.

Del resto de mobiliario identifique obviamente una recia mesa de madera del mismo tamaño que el suelo de mi habitación, otras más bajitas y pequeñas, un potro de gimnasio de patas más bajas de lo corriente, un largo travesaño de sección triangular tendido horizontalmente entre dos soportes y un recinto alicatado, como de ducha pero más grande, con una letrina de tipo taza turca en el medio y un lavabo y un bidet a un costado. También distinguí una cruz en forma de aspa cuya utilidad se me escapaba al igual que todo el resto de aparatos que había por allí. Vi que las mesas estaba todas dotadas de inquietantes argollas en sus bordes y había varios grandes espejos de cuerpo entero distribuidos por las paredes.

Como mi familia permanecía callada dándome tiempo a ver aquello, el silencio se me hizo tenso y, para romperlo expresé mi necesidad de ir al baño y de desayunar.

-No te preocupes me dijo mamá, aquí podrás atender todo. Primero vas a hacer tus necesidades ahí en esta taza turca.

-Bueno, pero dejadme sola.

-No, queremos verlo.

-Ah! No, ni hablar.

Nada más decirlo me arreó una sonora bofetada que me dejó atontada y confusa por aquella conducta.

-Mira nena, te voy a dejar clara una cosa, me dijo mi padre. A partir de hoy serás nuestra esclava sexual. Para eso te han preparado en el internado y aquí te perfeccionaremos. Obedecerás todo lo que te digamos sin chistar o serás castigada de forma que te parecerá insoportable. Aunque serás castigada de todas formas cuando nos plazca. Ahora mea y caga donde se te ha dicho.

Mamá me despojó del pijama dejándome totalmente desnuda a la vista de mi padre y de mi hermano y tremendamente humillada y sofocada de vergüenza me agaché sobre el oscuro agujero para hacer mis necesidades delante de ellos. En aquella situación de exhibición mis esfínteres se negaron a funcionar y no conseguía evacuar por ninguno de mis dos agujeros.

En vista de ello mi padre se acercó a la pared, tomó una fusta y descargó dos tremendos golpes en mi espalda. Aquello fue contraproducente para mis ganas de colaborar, que desaparecieron totalmente, ante mi impotencia y terror de volver a sufrir nuevamente la caricia de la fusta.

Esta vez intervino mamá, quien levantando su falda orinó sobre mi diciendo: Tal vez el sonido y la tibieza de mis aguas la animen. Pero ni así.

-Bien, dijo mi padre, tomaremos medidas más drásticas. Me aterré pensando en la fusta.

Al ver mi cara de pavor cuando la volvió a levantar me dijo: No te preocupes, no te voy a golpear otra vez, pero tan hostil como la ves será el instrumento que más adores con el tiempo cuando lo compares con otros artefactos. Un escalofrío me recorrió toda la columna vertebral y rompí a llorar.

-Ana, tápale la boca a la llorona e inmovilízala. Comencé a gritar asegurando que iba a mear y cagar, que lo haría enseguida si se iban porque no estaba acostumbrada a hacerlo en público y me encontraba inhibida.

Mamá no me hizo ningún caso. Me colocó un ancho collar metálico forrad interiormente, y me trabó a él las muñecas mediante unas esposas y unos mosquetones. Después me introdujo en la boca una enorme bola de goma que casi me desencaja la mandíbula y me la sujetó en la nuca mediante unas correas.

A continuación me condujo ante una de las mesas bajas apoyándome en ellas sobre mis pechos y dejando a la vista mi trasero. Mi hermano Roberto me sujetó sentándose sobre mi espalda y al poco rato noté las manos de mamá separando mis nalgas y cómo se introducía algo delgado y frío por mi estrecho ano. Poco después experimenté, por primera vez en mi vida de entre la gran abundancia en que volvería a repetirse, la difusión de un fluido en mis intestinos. Inmediatamente me dieron la vuelta acostándome sobre la mesa y Roberto volvió a sujetarme firmemente mientras mamá me aflojaba la mordaza un poco y me introducía un embudo por la comisura por el que empezó a verter agua que yo no podía sino tragar ya que de lo contrario me ahogaba. Mientras me sometían a la ingesta de agua noté unos espasmos dolorosos en mi barriga que iban a más. Terminada mi bebida me condujeron a la cruz con forma de aspa donde me ataron –comprendí ya para qué servía- , mamá me insertó una cosa en el ano que me dolió mucho y que después no conseguía empujar afuera y ellos se sentaron delante de mi en sendas butacas haciendo comentarios sobre mi cuerpo y su modelación. Cuando mis dolores ventrales se hicieron insoportables y comencé a sudar a raudales, a expeler mocos por mi nariz y baba por la comisura de los labios ellos no hicieron caso y siguieron hablando de mis atributos, comentando mis tetas, mis piernas, mi culo, etc... Sin duda para no aburrirse del espectáculo mamá desabrochó la bragueta de los dos y comenzó a friccionar sus penes.

Debió llegar un momento en que mi expresión denotaba que estaba a punto de morir, porque me soltaron y me llevaron a la letrina turca, donde mamá me saco la cosa del culo e inmediatamente solté violentamente todo lo que albergaba mi cuerpo, creí que hasta los pulmones se me iban. Me salpiqué todos los muslos y los pies e inmediatamente empecé a orinar como una descosida. Ellos sonreían mientras me observaban muy interesados. A continuación, con la disculpa de mi suciedad por las salpicaduras, me ducharon con agua fría de una manguera, después subí con ellos a la cocina a desayunar. Ellos desayunaron en la mesa y yo tuve que hacerlo en el suelo, me dieron un plato de lentejas y una cuchara de madera diciéndome que mi dieta sería muy estricta para conservar mi cuerpo en las debidas condiciones de uso, expresión que me dio mucho que pensar. Tampoco me explicaron por qué tenía que beber el agua de un botijo a distancia dejándola caer en mi boca y tragándola según entraba en ella sin cerrar los labios, cuando yo jamás había utilizado ese recipiente en mi vida y me atragantaba, tosía, se me iba por la nariz o se me derramaba por los pechos. Mamá me advirtió que tenía que aprender a beber de ese cacharro en una semana porque su agujero sería progresivamente limado y ensanchado para que saliese más caudal, así que si no sabía hacerlo ahora, que el orificio era estrecho, menos cuando fuese más grande. Si no aprendía sería castigada severamente, así que puse la mayor aplicación sin saber qué objeto tenía el desarrollo de aquella habilidad.

Una vez terminado el desayuno volvimos a bajar los cuatro al sótano. Mientras papá disponía algunas cosas, mamá y Roberto me tumbaron sobre la mesa grande sujetando mis muñecas y cuello a las argollas de su borde. Me ataron los tobillos a los muslos y me pusieron una barra metálica unida a éstos por encima de las rodillas. La barra se estiraba deslizándose una parte en el interior de la otra. La estiraron al máximo posible, tanto que temí que los tendones de mis ingles se desgarrasen. A final colocaron bajo mis riñones, que ellos llamaron "grupa", una especie de grueso y duro cojín que elevó mi pubis exponiéndolo a los tres de manera muy descarada y obscena. Me volvía a morir de vergüenza de que mi hermano y mi padre viesen tan claramente mis partes íntimas.

Peor fue cuando se dedicaron a examinar mi cuerpo comentando mamá que habían fabricado uno perfecto y que poco trabajo de remodelación habría que hacer. Insertaron un aparato en mi vagina que separó mis labios y estuvieron metiendo dentro de mi intimidad otra serie de aparatos que ofrecían unos datos de los que mi hermano tomaba nota. Solamente me enteré de que habían medido temperatura y profundidad de algo, pero midieron más cosas, desde luego.

Hicieron lo mismo con mi ano después de voltearme sin soltarme más que las muñecas y el cuello. Al final papá anunció:

-Después del tratamiento, que no será muy largo, os puedo asegurar que conseguiremos una dilatación del coño sin peligro de rasgadura cuatro veces superior a la que tiene sin perder un ápice de su presión y elasticidad. Si queremos más ya no lo puedo asegurar. En cuanto al ano, se puede lograr tres veces más, igualmente sin pérdida de elasticidad. No entendí bien el asunto, pero Roberto y mamá se pusieron muy contentos.

Pese a que no tenía mordaza, mi educación y el temor a la fusta me aconsejaron abstenerme de formular pregunta alguna.

Después de la toma de medidas antropométricas, se dedicó mamá a rasurarme el poquito vello que tenía en el monte de Venus y en el entorno del ano. Tras terminar me aplicó una crema que, según informó a papá y a Roberto, después de dos meses de aplicación semanal haría que la depilación del pubis fuera permanente. Ante mi asombro también me rasuró el resto del cuerpo, incluyendo mi cabeza y mis cejas. La total ausencia de cualquier vello que me daba mayor sensación de desnudez e impudicia, y la forzada postura de exhibición que tenía acentuaron mi humillación y mi vergüenza a extremos infinitos. Extremos tales que en ninguna pesadilla habría podido imaginar. Jamás hubiera concebido que mi propia familia a quien recordaba sumamente amorosa, acogedora y protectora pudiera hacerme aquello, tanto que estaba segura de tener una pesadilla y me despertaría de nuevo en el internado.

A continuación me liberaron de las muñecas y el cuello, pero solamente para desplazar mi cuerpo hacia un extremo de la mesa en cuyo borde quedaron mis nalgas casi a punto de colgar. Papá y Roberto se pusieron una funda de plástico en sus penes y mamá me susurró al oído que iba a experimentar, como regalo de cumpleaños, el acontecimiento más importante de la vida de una mujer: la pérdida de la virginidad. Mamá me aplicó una crema a lo largo de mis labios vaginales y me acarició el botoncito –después he que se llamaba clítoris- de la parte superior. Cuando estaba relajándome con las caricias de mamá, papá me introdujo su falo, primero despacio y después, cuando yo notaba un poco de dolor, repentinamente. A continuación comenzó mover su pelvis adelante y atrás de forma que a mi me dolía, pero poco a poco se fue pasando y, junto con el manejo de mamá, que seguía acariciando mi botoncito con sus grandes, bonitas y suaves manos, comencé a sentir un gran placer que culminó en un formidable estallido dentro de mi que no había sentido jamás y que pensé era ir al cielo. Antes de poder tomar conciencia, el que hacía las mismas maniobras en mi vagina era mi hermano. Su actividad hizo que el estallido de placer surgiera dos veces y mas largas.

Comprendí el asunto: Aquello era una especie de ceremonia, como la primera comunión, en que cuando te confiesas todo es tenebroso y cuando comulgas todo es maravilloso. Debía ser que la pérdida de la virginidad era algo así y después todo sería fiesta y jolgorio y me darían mis regalos de cumpleaños. Ante esa idea no me fue difícil lamer y chupar con toda aplicación la vagina de mamá cuando se encaramó a la mesa y me la puso sobre la boca ordenándome hacerlo.

Después de lo que he contado me soltaron de la mesa, me sentaron atada a una silla –lo cual no me pareció indicio de mi presunta felicidad futura- y ellos se sentaron frente a mi.

De asombro en asombro vi como mamá se sentaba sobre el regazo de Roberto introduciéndose en su ano el pene de él, cosa que jamás se me hubiera ocurrido sobre la utilidad de aquel agujero. Así acomodada, y mientras se movía leve pero cadenciosamente, mamá me instruyeron sobre lo siguiente:

-A partir de ahora te dirigirás a nosotros solamente cuando se te autoriza y nos tratarás como Amo-padre, Amo-hermano y Ama-madre. A las personas a las que se te ceda en uso las tratarás de señor o señora.

-Tendrás varias fases de educación y en todas ellas se incluirán tres horas de ejercicio físico según la tabla que se te facilitará. La primera fase será sobre la adopción de posturas, actitudes y empleo del cuerpo para el sexo. Durante esta fase se procederá también a la modelación de tu cuerpo, su decoración, marcado y adiestramiento al dolor. Deberás cuidar tu depilación con la debida dedicación y tomar las pastillas que se te facilitarán. Unas pastillas son para evitar tu prematuro preñado, otras serán para que tus jugos vaginales tengan sabor a pomelo y otras serán complemento para facilitar o consolidar las modificaciones de tu cuerpo. Todas las cosas necesarias las encontrarás en una caja al lado del lavabo. La pastillas te las tomarás delante de uno de nosotros. También debes dejarte largas las uñas de las manos y lacártelas, al igual que las de los pies con este color rojo. El cuidado de tus manos es esencial para no producir desdoro a tu cuerpo.

-El Ama-madre te utilizará en las tareas de la casa como complemento educativo para conseguir la debida sumisión y los tres emplearemos tu cuerpo a voluntad, bien para satisfacer nuestra libido o por obtener placer mediante el dolor. También será usado tu cuerpo por las personas que nosotros autoricemos y a quienes no te podrás negar en absoluto, entregándoles la misma dedicación, respeto y sumisión que a nosotros.

-En cuanto a la estimación sobre ti misma deberás tener en cuenta y asumir lo antes posible que has dejado de ser persona, serás una bestia o un objeto o, mejor para tu mente, debieras asumir que no eres nada.

-Por hoy puedes descansar.

El Ama-madre me condujo desnuda a mi celda y antes de dejarme me colocó una braga de cuero a la que estaban fijados dos falos artificiales de distinto tamaño y grosor: El más grueso quedó alojado en el interior de mi vagina y el delgado en mis intestinos, la braga quedaba asegurada mediante un fuerte cinturón trabado con un candado. Así tuve que ponerme a dormir sintiendo una gran incomodidad. Desconozco qué hora sería cuando mi hermano me despertó del duermevela en que me encontraba, por un lado analizando como era posible que mi familia hubiese llegado a ese estado de aberración, y por otro molesta con los objetos introducidos en mis, hasta hacía unas horas, vírgenes agujeritos. Roberto me hizo salir de la celda y me retiró la braga de cuero procurándome gran alivio, me condujo a la taza turca para que hiciese mis necesidades, actividad que esta vez no se me rebeló, y me colocó otra braga similar pero con los falos más gruesos y largos.

A la mañana siguiente me despertó un timbrazo muy continuado y la puerta de la celda se abrió sin tocarla nadie, sin duda mediante un mecanismo telecomandado. Salí de ella y me dispuse a lavarme en el baño, examinando mi depilación. Estimé que no hacía falta repasarla y me extendí la crema por el Monte de Venus, también me limé las uñas para igualarlas y dejarlas crecer conforme a las instrucciones. Después esperé.

Al poco rato bajó Ama-madre, semidesnuda, vistiendo solamente un sujetador de cuero negro de media copa que dejaba al aire sus grandes tetas, un liguero negro y medias también negras, quien me examinó sin decir ni buenos días. Me ordenó tomar las píldoras y poniéndome un collar de acero con una cadena me condujo tirando de ella hasta la cocina. Allí me dio a comer en el suelo un abundante plato de pasta cocida sin ninguna salsa ni condimento. Por descuido me dirigí a ella pidiendo un tenedor y recibí un fustazo en los riñones. Comí con las manos y bebí del botijo como se me había dicho el día anterior. Entretanto pude apreciar que tenía anillados en oro los pezones y los labios mayores vaginales.

Una vez terminado el desayuno me condujo a la sala de ejercicios físicos, que era mi antigua habitación. Estaba llena de espalderas y aparatos. Me dio la tabla de ejercicios que debía hacer sin salirme de ella lo más mínimo. Mientras me colocaba, tan fuertemente apretado que apenas me dejaba respirar, un corsé de cuero me dijo:

El objeto de este ejercicio es moldear tu cuerpo de forma que resulte muy atractivo, mórbido, elástico y resistente, en ninguna manera musculoso. Este corsé ayudará a que se vayan ensanchando tus nalgas, caderas y pechos, todos los ejercicios debes hacerlos con él puesto. No descanses más que los tiempos especificados en la tabla, aunque no haya nadie aquí, te veré a través de unas cámaras.

Hice las tres horas de ejercicios que me resultaron desagradables por el impedimento del corsé, pero no fatigosos por el hábito adquirido en el internado. Cuando terminé se presentó al Ama-madre que me ordenó las tareas de la casa y, mientras vigilaba mi trabajo me iba indicando las posturas que debía adoptar. Después de hacer la comida, mientras esperaba a los otros amos me enseñó posturas de exhibición, de sumisión y de ofrecimiento sexual. También me comenzó a adiestrar en meterme una zanahoria en la boca sin tocarla con los dientes hasta pasar la garganta. Después de la zanahoria tuve que hacerlo con un pepino.

Cuando llegaron los amos del trabajo comieron en la mesa y yo, por supuesto en el suelo, ingerí un plato de lentejas sin ningún condimento tampoco. Esta vez las manos no me sirvieron y tuve casi beberlas. Adquirí algo más de destreza con el botijo. Los tres me miraron con cara aprobadora y Amo –padre comentó lo bien gastado que había sido el dinero de mi internado.

Después de la comida me trasladaron al salón y Ama-madre me ordenó adoptar postura de ofrecimiento anal ante los amos varones. Ellos se desnudaron y , primero uno y después el otro me hicieron lo que llamaron sodomizar, comentando lo efectiva que había sido la braga nocturna. Aquello de sodomizar o follarme el culo me gustó, ya que me procuró cuatro de las sensaciones del día anterior cuando me desvirgaron. Además esta vez no se pusieron la funda de goma y me inyectaron en los intestinos su líquido, que después supe se llamaba semen. Ama-madre les limpió hábilmente sus penes con la boca y entendí el asunto de la zanahoria y el pepino.

A continuación bajamos al sótano, donde me volvieron a tender en la mesa como la tarde anterior. Amo-padre me dijo que se le había olvidado decirme que en caso de órdenes contradictorias entre mis tres amos, tenían prioridad las suyas, después las de Amo-hermano y en último término las de Ama-madre, explicando que ese rango de jerarquía se debía a que, aunque madre era mi Ama, sin embargo era esclava de ellos dos. La habían esclavizado como castigo a haberse acostado con Amo-hermano sin las debidas precauciones y haberse quedado preñada de él sin consentimiento de Amo-padre.

Estando ya atada a la mesa Ama-madre me comenzó a descubrir el botoncito de arriba de la raja de la vagina, que después supe era el clítoris, y me lo ató fuertemente con una goma en la base. Seguidamente, con una jeringuilla me inyectó algo en él que me hizo tanto daño que empecé a gritar, así que me pusieron la bola en la boca. Después me inyectaron lo mismo en los pezones después de haberlos aprisionado también con gomas. A continuación me extendieron sobre las aréolas de los pechos una crema que primero me pareció muy fría y después me escocía enormemente. Los labios más exteriores de mi vagina recibieron la misma crema más las inyecciones Allí me dejaron, sufriendo lo indecible, durante tres horas.

Volvieron, me ducharon con agua fría de una manguera porque había sudado mucho y olía mal y, aterrorizada me ataron a la cruz en aspa. Me colocaron en los pezones y en el clítoris unas jeringuillas que hacían el vacío u succionaban el botón y los pezones alargándolos considerablemente. No producía dolor pero sí una extraña molestia. Me abandonaron así por otras tres horas.

Al volver, Amo-padre y Amo-hermano me follaron simultáneamente, uno por la vagina y otro por el ano y me proporcionaron gran placer. Tuve cinco orgasmos. Si aquello seguía así no me iba a desagradar demasiado ser esclava. Pero inmediatamente vino el reverso de aquellos placeres. Me ataron al potro y me zurraron a gusto las nalgas con la fusta.

Antes de regresar a la celda Ama-madre me introdujo a medias en la vagina y en el culo unos globos de grueso caucho que infló con una botella de aire comprimido vigilando la presión en un manómetro. Cuando creí que los inflados globos me iban a desgarrar los agujeros, paró de inflar y me colocó otra braga de cuero con candado para que no me sacase los invasores. Esa noche dormí aún más incómoda que la anterior pero me consolé pensando en los orgasmos que esperaba me proporcionasen al día siguiente.

Así se repitieron los días, con escasas variaciones, durante dos semanas, al cabo de las cuales yo era una experta bebedora con el botijo, cuyo orificio habían ensanchado progresivamente hasta aportar un buen caudal a mi boca. Otra innovación fue la de portar durante mi trabajo doméstico unas pinzas metálicas que aprisionaban fuertemente mis pezones y también el habito de mamar la polla a mis amos varones hasta que depositaban su semen en mi boca y me lo tragaba antes de enviarme a la celda. El entrenamiento de las zanahorias y los pepinos a que mi Ama-madre me había sometido sirvió para que los varones alabaran el arte con que llevaba hasta mi esófago la punta de su pene llegando albergar en mi boca sus testículos, cosa muy agradable ya que los dos tenían depilado tanto el pubis como la bolsa del escroto.

Al final de esas dos semanas se hizo recapitulación sobre el estado de mi cuerpo. Al parecer de todos, mis pezones y mi clítoris habían engrosado lo suficiente para parecer más atractiva sin llegar a lo grotesco o deforme. Mis aréolas, ya de por si abultaditas eran mucho más jugosas, oscuras y brillantes de forma natural. Qué decir de mis labios externos, arrebatados permanentemente de manera que ocultaban en su totalidad los labios internos, y brillantes, blancos y delicados sin un solo vello. Se comprobó que mi y mi ano habían alcanzado la holgura pretendida sin perder elasticidad. Para ello me sometieron a una prueba sentándome en un cono graduado cuyo vértice metieron primero por mi coño y después por mi ano, comprobando con gran satisfacción el enorme diámetro que alcanzaban cuando descendía debido al peso de mi cuerpo. Hasta yo misma me quedé sorprendida de la eficacia del tratamiento.

Absorta contemplé en lo que podía y advertí como Ama-madre metía toda su mano dentro de mi culo y Amo-padre en mi vagina casi hasta el codo propinándome así una follada de antología, tanto que creí que me iba al otro mundo cuando encadené los orgasmos y no podía parar. Me encontré tremendamente agradecida a mis amos por facilitar mi placer con aquellos grandes instrumentos que eran mis otrora pequeñitos agujeros.

-Debes estar orgullosa esclava, seguro que ninguna niña de tu edad tiene tan hermosos y accesibles agujeros de placer. Nosotros también estamos orgullosos de nuestro logro y a partir de ahora vamos a filmar en vídeo casi toda tu actividad de interés para mostrarla a nuestras amistades.

Me encontraba eufórica y tuve la osadía de dirigirme a mis amos preguntando humildemente si se me permitiría ver los vídeos. Aunque ya esperaba el consabido fustazo nada más darme cuenta de la transgresión, esta vez no llegó más que un magnánimo permiso para ello ya que, según dijeron, me serviría para corregir mis errores.

Pronto acabó mi euforia, ya que habiendo terminado esta subfase de modelado y, a punto de entrar en la de decoración y marcaje y, a continuación, la de adiestramiento en follado, se acababan ciertas permisividades que hasta entonces se habían mantenido. Se me prohibió tajantemente tener orgasmos, no solamente con ellos, sino con cualquier persona o animal que me utilizase en lo sucesivo, salvo permiso expreso, y se me anunció que mis castigos y usos dolorosos se irían incrementando en número e intensidad.

Esa noche percibí, desde mi celda, extraños ruidos y sobre todo gemidos de mujer. Recordé que mi Ama-madre también era esclava y que quizá estuviera en uso como tal. A la mañana siguiente no lucía tan soberbiamente apetecible con su ropa habitual. Tenía la espalda y las nalgas cruzadas de verdugones, y el monte de Venus amoratado. Sus bonitos y grandes pezones que tanto me gustaban lucían como una pasa.

Dos semanas más tarde, durante las cuales comprobé la veracidad sobre los castigos, ya que me hice francamente acreedora a varios por orgasmar sin permiso, y el incremento de aquellos impuestos por placer y capricho fue notorio, llegó el día de mi decoración y marcaje.

En la ceremonia, como advertencia previa se me dejó bien explícito que una esclava no hace el amor, simplemente es follada sodomizada, torturada, en fin utilizada; Que si es usada por una sola persona en privado debe buscar exclusivamente el placer de ella, no el propio, y que si es usada en público, que me aseguraron lo más corriente, debe buscar también el placer y la excitación de los observadores, por lo que deberá en todo momento, sin menoscabo del gozo de la pareja que la esté usando que el público pueda ver detalladamente la penetración de sus orificios, el reflejo de sus jugos, su cara y gestos, sus atributos sexuales más destacados y, sobremanera, los distintivos del propietario de su cuerpo.

-Para mejor lograrlo deberás conseguir que en público no seas usada por una sola persona, sino, al menos, por tres, para que uno de ellos separe o aleje los obstáculos que impidan la perfecta visión de la forma en que se te usa. Si un macho, sea hombre, perro o asno deja su semen en tu interior, deberás tomar una postura que facilite que el mismo resbale de tus agujeros y todos lo vean antes de ser usada nuevamente o de retirarte del uso.

-Recuerda algo en que te juegas tu integridad: El rechazo ante tus amos, legítimos o por cesión, al cohito u otra clase de uso por cualquier ser humano o animal está penalizado con la ablación de los labios menores la primera vez, la del clítoris la segunda y la amputación de las orejas a la tercera. A la cuarta se desaparece en algún lugar de África subsahariana.

-No creas que tu vida será fácil, aunque relativamente lo es la de quien no tiene nunca que decidir porque prácticamente no existe, porque tendrás que competir por ser mejor que otras esclavas en los concursos bianuales que convoca nuestra sociedad esclavista. Si no quedas entre las cinco mejores en cada concurso hasta alcanzar los 40 años serás vendida a un burdel como prostituta.

Me dejó preocupada la constante referencia a "ser usada por animales" pero pensé que se referían a personas brutales, aunque por otro lado también habían sido explícitos hablando de "perro y asno". En fin, dejé de lado esa incertidumbre para concentrarme en la idea de ser usada en público que, no sé por qué razón, me resultaba muy atractiva y hacía que mi vagina segregase espontáneamente fluidos.

INCISO: MI ACTUAL PROPIETARIO ME HA CASTIGADO VARIAS VECES POR LA LENTITUD CON QUE ESCRIBO ESTE RELATO. POR ELLO, A COSTA DE OTRO CASTIGO MÁS, LE SOLICITÉ PERMISO PARA MENCIONAR A MIS AMOS DE ENTONCES COMO YO LO HACÍA MENTALMENTE: AP ERA MI AMO-PADRE, AM ERA MI AMA-MADRE Y AHE ERA MI AMO-HERMANO.

Rogando disculpas, sigo e

Me colocaron sobre la mesa grande, bien sujeta y con el consabido separador de muslos y el duro cojín para elevar mi pelvis y la emprendieron con mis cositas que tanto les gustaban:

Yo no me veía muy bien, así que cuento la escena deduciéndola de los comentarios de ellos. Primeramente se dedicaron a mis oscuros y gruesos pezones. Con un especie de tijera con un pincho me taladraron el pezón derecho que me produjo un dolor casi insoportable y por ese agujero pasaron un arete de titanio de 3 mm de espesor y 25 de diámetro que no tenía bola de unión, sino que se cerraba para siempre deslizándose dentro de si mismo y quedando el extremo introducido atrapado dentro mediante un mecanismo. Siguieron con el otro pezón y por último, no sin antes colocarme la mordaza, lo cual me presagió más dolor que antes, hicieron lo mismo con mi clítoris. Casi me desmayo. Por último, ya menos doloroso, colocaron los mismos anillos en mis labios exteriores a la altura del centro mismo de mi agujero.

Después estuvo Aher bastante tiempo aplicado a mi monte de Venus tratándome con unos pequeños y superficiales pero numerosos, incómodos y dolorosos pinchazos.

A continuación me colocaron en el cuello un ancho collar, también de titanio y forrado por dentro con una suave gamuza, que tenía tres argollas. En las muñecas me pusieron pulseras similares al collar con una argolla cada una. Evidentemente esos utensilios serían para inmovilizarme y los llevaría siempre. Después me enteré que se podían abrir con una diminuta llave codificada para reponer los forros interiores periódicamente.

Cuando creí que todo había terminado, me taladraron la lengua para poner un piercing de dos bolitas y el tabique nasal para ponerme otro anillo más grande y grueso que los de las tetas y los genitales, éste era de 5 mm de espesor y 30 de diámetro.

Cuando me soltaron me llevaron ante uno de los espejos para que me examinase y me sentí emocionada de lo bien que me sentaba todo y como acentuaba la virtud de la sumisión. En el monte de Venus tenía grabada una artística inscripción de hermosas letras que decía "ESCLAVA DE LA FAMILIA F.". A su lado estaba el emblema de la familia.

Después me apoyaron boca abajo sobre el potro y me sujetaron a él firmemente, pensando yo que me iban a sodomizar, y muy orgullosa de que mi decoración produjese unos efectos tan eficaces en los amos. Pero no fue así, estuve un rato oyendo un siseo como de gas y, repentinamente, sentí en lo alto de mi nalga izquierda un violento e inaguantable dolor que me llevó casi a desencajarme la mandíbula mordiendo la bola y, por último, me sumió en la inconsciencia.

Cundo volví en mi, terminaban de curarme las heridas con hemostático y antiséptico, tenía un apósito en la nalga, y me devolvieron a la celda. Me tuvieron varios días sin usar pero continué haciendo mis ejercicios físicos, las tareas domésticas, el ensayo de posturas, la chupada de pepino y el beber del botijo, que ya hacía con gran destreza.

Un día por fin me dijeron: Ya te consideramos plenamente disponible, no estás físicamente perfecta pero el uso y el paso del tiempo lo conseguirán. No nos gustan las tetas duras, sino blandas y acogedoras, como eres tan joven las tienes demasiado duras, así que las vamos a ablandar un poco con una máquina a la que te someterás todos los días antes de dormir. A partir de hoy cambiarás el pepino por las pollas y el semen, los cuales mamarás y beberás habitualmente. Jamás consentirás que, en tu presencia, una polla, haya sido usada en ti o en otra persona, esclava o bestia quede sucia, en cuanto percibas que lo está deberás limpiarla esmeradamente con tu boca tragándote la suciedad, sea cual sea. Lo mismo sucederá con los coños o cualquier sitio donde haya semen. No consentirás jamás el desperdicio del semen, sea humano o animal, deberás lamerlo y comerlo donde quiera que lo encuentres vertido, ya sea entre el polvo del suelo o saliendo de un ano.

-También sustituirás el agua del botijo por los orines. Cualquiera que no sea esclavo o esclava te podrá usar como letrina cuando desee vaciar su vejiga. Si desea vaciar en tu boca sus heces fecales deberá antes obtener permiso del amo que se encuentre presente o de aquella persona a quien se te haya cedido.

-Tus agujeros deben estar continuamente disponibles, por lo que, en lo que se refiere a los inconvenientes del ano, deberás ponerte lavativas antes de ser usada si es que hay tiempo. Como cuidamos tu dieta, en caso de no tener los intestinos limpios, por lo menos no será desagradable tu mierda de bestia.

-Los castigos a los que te hagas acreedora te serán aplicados, para obtener mayor rendimiento de tu cuerpo, durante los días de la regla, sin perjuicio de que se te torture por placer otros días.

Procedieron a quitarme el apósito de la nalga y me mostraron con un espejo la bien delineada maraca al fuego con el anagrama familiar que me habían implantado.

-Gracias amos, procuraré no desmerecer nunca del honor que me hacéis como portadora de símbolo familiar, que mostraré siempre orgullosamente y al que aportaré prestigio siendo la mejor esclava que exista.

-Eso esperamos, cada dos años hay un concurso de esclavos promovido por la sociedad esclavista a la que pertenecemos. Este año toca, pero es dentro de pocos meses y no dará tiempo a tenerte entrenada en todo. Tu Aher quiere que te hagamos preñar ya y te inscribamos en el concurso restringido de esclavas preñadas, con lo cual, el impacto de mostrar una esclava preñada con solo 16 años compensaría la poca puntuación que obtendrías en otros aspectos.

-Con todo respeto, mi Ap, yo creo que sería capaz de entrenarme rápidamente en todo. ¿Tendría mi Ap la generosidad de decirme cuales son esos aspectos? .

-Pues en primer lugar debes tener una gran experiencia en ser follada por los humanos, individualmente, en grupos, tanto por hombres como por mujeres. El adiestramiento teórico, por muy buena que se sea, no basta para camuflar la falta de experiencia, que se nota en la desinhibición y dedicación con que follan las veteranas.

-Después están las pruebas de aguante de torturas. Tu no has experimentado prácticamente nada de momento. Pese a que creas que has sufrido mucho, no sabes lo que te espera antes de poder presentarte al concurso con garantías de no desmoronarte en las pruebas.

-Está además el adiestramiento como pony, tanto de tiro como de monta que ni te imaginabas que existe. Es complicado y lleva tiempo.

El adiestramiento como perra y el apareamiento con los machos requiere tiempo para que la esclava sepa conducirse con el perro e introducir su pene en sus agujeros sin ninguna ayuda. Los perros en el concurso no son conocidos, tocan a sorteo, y si no tienes experiencia en el apareado con perros puedes fracasar estrepitosamente.

Después hay que tener en cuenta las pruebas optativas en que cada esclava muestra una habilidad excepcional y propia, como puede ser aparearse con burros, chimpancés, cerdos, carneros, etc... o bien saberse autoaplicar torturas especialmente dolorosas, o introducirse objetos extraños o enormes en los agujeros, cosas muy bien valorada por los jurados que otorgan los premios.

-Con perdón Ap, si me presentas a la sección de preñadas, por qué piensa Aher que tendría posibilidades. ¿No hay que hacer todas esas pruebas?.

-Son las mismas pruebas, excepto que se eliminan las torturas que puedan afectar al embarazo, pero por lo demás hay que follar con humanos y con perros y hacer la dura exhibición de pony de igual forma. La sugerencia de Aher es aprovechar el impacto en el jurado de una esclava preñada tan hermosa y bien domada con solamente 16 años, que provoca mucho morbo y daría gran prestigio a los amos, máxime si son sus padres, pero es una apuesta muy aventurada.

-Sigo pidiendo perdón Ap. ¿Entonces no tendré la satisfacción de ser exhibida como esclava en breve plazo y mostrar orgullosamente la obra de mis amos?. ¿No podré satisfacer a mis amos ofreciendoles mi coño bajo una gran tripa y aplicando cosas dolorosas en mis tetas infladas por las hormonas?

-Esto último no aún, pero serás exhibida a partir de mañana, claro que no en concurso, si no ante nuestras amistades, quienes te follarán y torturarán a placer. También habrá reuniones donde participen gran número de esclavos y esclavas y deberás hacer buen papel, pues aunque no constituyan concursos oficiales, siempre se vigila el comportamiento de los esclavos y de él depende el prestigio de sus amos.

-Ap, después de la desilusión por no competir aunque sea como preñada, me consuela saber que podré demostrar públicamente la destreza de mis amos en la doma de esclavos. Tus magnánimas explicaciones me han ilustrado y he descubierto por qué los amos son personas y los esclavos no lo somos, porque son inteligentes y nosotros no. De no ilustrarme tu no se me hubiera ocurrido jamás que para tomar conciencia plena de mi condición de animal infrahumano es conveniente utilizarme como tal y aparearme con bestias de mi similar condición. Estoy deseando completar mi doma ahora que me has explicado como debo llegar a ser una perfecta esclava. Ap, no te defraudaré nunca y me atreveré por única vez a hacerte una sugerencia que puede ayudar a mi comportamiento: Córtame la lengua para que no sea tan impertinente y te moleste tanto, también podrías extirparme el clítoris para que no te ofenda y te desprestigie teniendo algún orgasmo cuando me aparees.

-Tienes razón, hablas demasiado y no descarto el cortarte la lengua. Pero deseo conservarte el clítoris bien sensible para que sufras más cuando se te folle sin poderte correr. Ahora comprobemos como mamas pollas y como haces de letrina. Es esencial para tu presentación en sociedad.

Fui enormemente feliz cuando Ap introdujo su considerable miembro en mi boca y pude demostrarle como lo albergaba hasta mi esófago e incluso podía introducir en mi boca sus adorables y depilados testículos. Quizá de la perfección vienen los inconvenientes, porque al hacerlo tan bien no pudo controlarse y soltó su estimado semen directamente más allá de mi garganta, lo que me impidió saborearlo. Por lo menos Aher decidió eyacular por mi cara y eso me dio la oportunidad de mostrar mis hermosas manos recolectando su precioso fluido y llevándolo a mi boca para saborearlo. Mientras, vi la cara de satisfacción de Am por el feliz desenlace del entrenamiento a que me sometió. Estaba ya excitada deseando demostrar mi habilidad como letrina pero eran mis amos quienes debían decidir el momento.

Por fin llegó el día de mi presentación, y los amos me comunicaron que sería en una sesión privada previa con mis abuelos por parte materna, los otros habían fallecido. Me alegró ser presentada ante aquellas personas que tanto quería desde que tenía recuerdos. La dulce amabilidad de mi abuela y los juegos con mi abuelo. Haría que se sintiesen orgullosos.

Antes de la visita yo ya estaba preparada en una posición de exhibición delante de Ap, Am y Aher. Am estaba vestida con sus prendas de esclava de Ap y Aher. Según llegaron mis abuelos, que saludaron con toda cordialidad a Ap y Aher, pero no a Am, se sentaron en el sofá ante el que yo estaba para examinarme. Ap y Aher se sentaron en unas butacas a sus lados y Am quedó apartada y arrodillada en el suelo en posición de sumisión. Mientras tomaban un refrigerio los abuelos me indicaron que me exhibiese en todas las posturas. Por fin emitieron una opinión satisfactoria sobre mi cuerpo, matizando la abuela que mis muslos debieran ser más trabajados para obtener un mayor resalte de su forma de ahusada: estrechos en el entronque con las nalgas, mayor anchura hacia el centro y vuelta a estrechar en la conjunción con las rodillas. Ap le dijo que eso llegaría, que ahora era muy joven aún. La abuela siguió un rato dando consejos para mejorar mi cuerpo o para que no se excediesen los amos y lo estropeasen.

Terminado el aperitivo pasaron los dos a examinarme palpablemente. Tocaron todo mi cuerpo, exploraron mis agujeros –la abuela llegó a introducir la mano entera en ellos para comprobar que su holgura era la afirmada sin merma de su elasticidad- y por fin dieron su visto bueno y se dispusieron a servirse de mi cuerpo con sumo gozo mío por poder demostrar mis cualidades a aquellos dos seres tan amados. Mientras, mi Amo-padre y mi Amo-hermano se dispusieron a filar todas las escenas.

Mientras el abuelo me colocaba en la boca un artilugio que la forzaba a una apertura que creí me dislocaría la mandíbula, la abuela me colgaba de los anillos de los pezones, clítoris y vulva unas pesadas plomadas que los estiraban dolorosamente. Así preparada, los abuelos se desnudaron y se pusieron unas prendas de cuero de las cuales me llamó la atención las de la abuela, pues se colocó un sujetador que expulsaba hacia delante de forma descarada sus enormes y colgantes pechos y un arnés alrededor de su amplia cintura y voluminosas nalgas portando un gran pene negro.

Puesta yo en posición de sumisión, el abuelo introdujo su miembro en mi forzada boca hasta comprobar que llegaba a meterla entera e incluso sus testículos. Todo ello bajo la atenta inspección de la abuela que palpaba mi garganta para evaluar la técnica empleada.

-Lo hace bien esta bestia, dijo el abuelo.

  • Si. Mucha destreza para su edad. Pero hay que comprobar muchas otras habilidades, respondió la abuela.

Me sentí muy dichosa con aquellos halagos y con mucho ánimo para afrontar todas las demás pruebas, fueren cuales fueren. A continuación la abuela se tendió en el suelo boca arriba y me forzó a insertar en la vagina el gran pene negro que soportaba en el arnés, seguidamente el abuelito me metió el suyo en el ano y no paró de meter y sacar hasta que me derramó dentro su semen. Como es natural en un hombre, ahí el abuelo paró un rato y la abuela se dedicó a mis tres agujeros alternativamente durante cerca de media hora. Yo hacía todo lo posible porque mis padres, hermano y abuelo, como espectadores, tuviesen buena visión de mis penetraciones como me habían adiestrado, pero mi enorme abuela, desdiciendo la presumible fatiga que sus abundantes carnes debieran ocasionarle, era un torbellino usando mi cuerpo. Tan pronto me follaba el culo como la boca, y al poco rato estaba en mi vagina, alternando los agujeros sin ningún orden y empleando violentamente las cadenas de las plomadas que había colgado de mis anillos. Concluyó de momento ordenándome meter mi mano en su culo y manejarla dentro hasta que obtuvo un prolongado orgasmo cuyo flujo vertió en mi forzada boca orinando posteriormente.

La abuelita me ató los antebrazos a las pantorrillas con una cuerda a todo lo largo y colocó un cojín con forma de silla de montar bajo mis riñones, lo cual me obligaba a quedar exponiendo impúdicamente mis genitales mientras ellos se dedicaron todos a comer, salvo Ama-madre que servía. Mientras comían escuché alabanzas sobre mi preparación que me hicieron sentir muy orgullosa y excitada, por lo que mi vagina comenzó a soltar mucho flujo y mi abuelo ordenó a Ama-madre que me lo limpiase con la lengua, lo que solo logró que expulsase más y más y me ganase un castigo por guarra.

Después de comer siguieron sirviéndose de mi pero también con mi madre. Mi abuela dispuso a mi madre insertando su pene artificial sobre su vagina boca abajo, mi abuelo me introdujo en la mía un pene de doble cabeza que después metió en el ano de mamá, y por último empezó a follarme el culo. Mamá, perdón Ama-madre o Am, se corrió y la abuela la condenó a un castigo. Estuvieron cambiando de postura y combinando agujeros con nosotras durante dos horas, a veces con la ayuda de Amo-hermano, Aher , mientras Ap filmaba todo. En honor de Am hay que decir que se comportó muy bien y procuraba que mis aptitudes se mostrasen bien ante la cámara, abriendo mis labios vaginales, ayudando en las penetraciones, desplazando mis hermosas manos al sitio más visible, procurando visibilidad a mi cara, en fin, se comportó como una muy buena esclava. En compensación yo hice lo mismo en su favor.

Al final la abuela se dedicó a comerme el coño con gran dulzura y habilidad durante cerca de media hora mientras la follaban por el culo Ap, Aher y el abuelo. Al llegar el turno de éste y para excitarlo, Am le metía dos dedos por su ano. Las maniobras de la abuela y la visión continuada de lo que Ama-madre hacía al abuelo me excitó tanto que, avergonzada acabé teniendo un orgasmo, lo que me hizo acreedora al castigo. Para remate al abuelo se le ocurrió meterme un gran globo en el coño y, comprimido éste sobre la rodilla de la abuela, me metió por el ano un gran consolador con resaltes que empezó a meter y sacar rápidamente hasta que lo compresión sobre el globo me hizo tener otro orgasmo. Otro castigo merecido.

 

Mi actual Amo, que me ha encargado escribir mi historia, me comunica que el fichero de este capítulo ocupa casi 78 Kb y que como me dijo que debía escribir de 20 en 20, me he excedido en cuatro veces más y merezco cuatro castigos. Me ordena finalizar contando mi actual situación y el contenido de los próximos capítulos. Resumo:

Actualmente tengo 55 años, mi propietario es mi hermano, pero no el referido anteriormente, es el hijo que tuvo mi madre con él de forma incestuosa y que provocó su esclavización, por lo cual también es mi sobrino. Mis abuelos y mis padres han fallecido, mi Amo-hermano se casó y su esposa le obligó a venderme a su hijo-hermano.

En los próximos capítulos os contaré la primera tortura seria que me aplicaron mis abuelos al día siguiente de lo que os he dicho, el desarrollo de mis habilidades en las fiestas que organizaban mis amos y las prestaciones de prostitución o cesiones a otros amos, el adiestramiento para aparearme con otros animales y como pony en la granja de mis abuelos junto con otras chicas, la presentación y ensayo con el esclavo semental negro seleccionado para dejarme preñada, mis victorias en los dos concursos generales de esclavas, mi victoria en los concursos restringidos de esclavas preñadas y lactantes y mi destino final a adiestrar esclavas novicias por no haber tenido el descuido de tener un orgasmo no consentido en diez años.

 

CONTINUARÁ

 

Comentarios a jorpujolaa@hotmail.com .

No os molestéis en enviar links de otras páginas ni ficheros adjuntos porque elimino el mensaje.

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