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Me hicieron hembra de provecho (04)

en Dominación

Al regresar a casa le conté a mamá lo que me habían hecho aquellos groseros y la exigencia del concejal para que acudiésemos las dos juntas a otra cita.

- Gajes del oficio nena. Te prometo que en la próxima cita quedarán en ridículo. Verás. Tu me dejas a mi.

Cuando se lo conté a mi padrastro Julián no pareció sorprendido, pero si mosqueado porque se me hubieran tirado dos tipos adicionales.

Tuve que llamar a Marta, la madura y hermosa secretaria del concejal para posponer la cita, ya que mamá viajaba una semana a Praga para rodar unas escenas de una película que se había empezado hacía tiempo y se había suspendido por problemas financieros. Entretanto seguí leyendo el guión.

Se contaban las perversiones de una familia acomodada. Había una serie de personajes fijos y otros se incorporaban o salían de la serie conforme avanzaban los capítulos.

Como personajes fijos estábamos mamá, que, como cabía esperar, era mi madre también en la serie y yo. Junto a nosotras había un actor maduro que era mi supuesto padre, otro que sería mi marido y una bella actriz que sería mi hermana, también casada.

Otros habitantes de la mansión familiar serían mi adorable negro, de cuyo nombre por fin me enteré: Gran Depene, y su novia, la escultural diosa negrita llamada Folha Dora. El era el chofer de la casa y ella la doncella. Ni uno solo de estos personajes dejaría de utilizar de una u otra forma mis agujeros junto con otros eventuales. Pero al parecer, con quien más contacto habría de tener sería con la cocinera: Ma Tapolhas. Como anexa al guión venía una carpeta con las fotos de todos los actores, pude hacerme una idea de Ma.

Era una negra de la edad de mamá impresionantemente grande y opulenta. Tenía abundancia de carnaza y curvas por todas partes y unas aldabas espectaculares con unas aréolas que ocupaban la mitad de cada esfera. Pero su amplio vientre, su erguido y vasto pandero y sus descomunales muslos, capaces de aplastar a cualquiera entre ellos, no mostraban el menor indicio de grasa. Toda ella era carne magra envuelta en tersa piel negra suave y brillante.

Su afeita vulva mostraba una espectacular prominencia y una raja infinitamente larga. En la foto mostraba el clítoris fuera de su capucha y era parejo al resto de su abundante humanidad.

Las cosas que tenía que hacer con ella según el guión eran indescriptibles. Con toda seguridad Ma Tapolhas era la más guarra del elenco de actores. Me pregunté cómo sabría la orina y la caca de aquella bestia del sexo. Bueno, según el guión las probaría varias veces, así que la duda me sería despejada. Esperaba que, al menos no sudase demasiado durante las faenas. Busqué por Internet sus antecedentes: Era experta en películas BDSM, zoo, uro y scat. También se le asignaban papeles con actores jovencísimos y, de ser posible, poco fornidos, bajitos y de piel pálida. Sin duda se pretendía explotar el contraste. Su nombre de guerra era indicativo de lo que debía hacer con los jovenzuelos.

Aunque los actores no sabemos previamente el orden en que se ruedan las secuencias, mis primeras intervenciones eran con los tres negros de la servidumbre y con la embarazada cuya prueba presencié en casa de Don Francesc. Mirando otras fotos encontré la de un enano, perdón, "ser de crecimiento restringido" es políticamente más correcto. Pues el tal ser, llamado Priapín también tenía que meter su pene en mis orificios. Desde luego su verga no estaba afectada de crecimiento restringido, en la foto le llegaba a media pantorrilla.

Y recordé que me convenía hacer algún agasajo a la polla de Don Francesc que tenía olvidada hacía un par de semanas. Llamé a su casa para ver si le apetecía mi presencia y quedamos por la tarde. Por la mañana fui con los niños para ponerles una vacuna y, como me pillaba de paso, entré con ellos a la clínica para el examen médico y me llevé cuatro ejemplares del certificado: Uno para el club, otro para la productora de la serie y el tercero por si salía algún otro trabajo o quería acreditar mi salud sexual ante alguien con quien me apeteciese hacérmelo sin preservativo.

Don Francesc y su esposa me recibieron muy agradablemente y pasamos una tarde deliciosa en su inmensa cama donde jugamos con parte de la enorme cantidad de juguetes que tenía su esposa. Ese día fue el que probé la máquina de follar, la cual podías montar para que te penetrase un solo agujero o los dos a la vez. Doña Nieves lo preparó para mis dos agujeros con dos hermosos penes que me hicieron gozar enormemente. No me sentí culpable por usar la máquina porque al mismo tiempo le mamaba la polla a Don Francesc quien jugaba con mis tetas y su esposa disfrutó mucho contemplando cómo la máquina me bombeaba y cambiando el tamaño y textura de los penes artificiales. Colocó algunos con resaltes y formas que me llevaron al éxtasis.

Como mamá se había ido a Praga sola, su lugar en la cama de matrimonio lo ocupó temporalmente la deliciosa criadita Thin que no paró de sorprenderme con su inagotable predisposición al sexo. Julián, mi padrastro, tenía ya pensado introducirla en el porno en cuanto cumpliese la mayoría de edad. Entretanto Thin estaba muy contenta porque mi padrastro la enviaba de cuando en cuando a casa de amigos o personas influyentes para mantenerlos favorables a sus y nuestros intereses.

- De no hacer Thin esos trabajos tendríais que hacerlos tu madre o tu.

- A mi no me importaría.

- Pero a mi sí. Prefiero que tengas a tus nenes en el parque a que estén incordiando por casa.

- No sabía que te molestasen.

- No es que molesten, pero hay actividades que eran corrientes en esta casa y que ha habido que modificar para no escandalizarlos.

- ¿Cómo qué?

- Pues los normal andar en pelotas. Y ciertas orgías de fin de semana. Y determinadas visitas. En fin, ya sabes.

- Pero Thin los suele tener en el cuarto de juego.

- Ya, pero para lo que te cuento resulta casi siempre necesaria la presencia de Thin, Ya sabes.

Procuré pasar más tiempo con mis niños y sacarles más al parque, con el lógico incordio de tener que soportar las conversaciones y la insaciable la curiosidad de las otras mamás cotillas.

Regresó mi madre de Praga con un buen dinero. Eso me hizo recordar que no me había preocupado hasta entonces por mis ganancias en el negocio. Mi padrastro era el administrador de los ingresos de mamá y míos y daba por sentado que lo hacía debidamente. Pero deseaba saber qué cantidad de pasta tenía ya, después de la miserable vida que había llevado junto a mi marido.

Concerté la cita con Don Joan para mamá y para mi. El citado hotel, a la misma hora de viernes. Habitación 314.

La mañana siguiente salí a comprar unas cosas y al regresar a casa me encontré con un grupo de gente en el salón que estaba lleno de focos y cámaras. Me chistaron para que no hiciese ruido y quedé mirando la escena. Julián y mamá estaban sentados en un sofá objeto de las cámaras. A su lado una hermosa rubia les entrevistaba. Me fijé, por el anagrama de las cámaras que era para la cadena de TV por cable que emitiría nuestra serie.

- Y por último Julián. Una pregunta delicada. Pero si no quiere no me responda. ¿No se siente usted .. digamos ... mal, cuando contempla cómo su esposa tiene sexo con desconocidos y desconocidas que luego será visto por millones de personas?.

- Pues realmente no. De hecho fui yo quien animó a Tracy para introducirse en el porno.

- ¿ Y cuando la contempla en escenas más duras ... digamos en sexo con animales o bebiendo orina?

- Tampoco me parece mal. Es un trabajo que quizá a veces sea desagradable, pero Tracy, pese a comenzar tarde, es de las mejores profesionales y asume esas cosas con gran normalidad. Igual que si a usted le fracasa una buena entrevista. Siempre hay tareas gratas y tareas duras.

- No me ha respondido Julián. Yo le he preguntado cómo se siente usted viendo a Tracy en escenas inmundas, no cómo lo asume ella.

- Si ella lo asume profesionalmente bien a mi no me afecta. Como el hecho contrario no sucede, no sé que responderle, señorita.

- ¿Y usted Tracy? ¿Qué cree que siente su marido cuando la contempla en esas situaciones?.

- Bueno, usted ya sabe lo que es rodar una escena porno. Una cosa es lo que sale en pantalla y otra lo que hay detrás. Durante el rodaje, los que trabajamos acabamos siendo como una familia. Mi marido está muy introducido en este negocio y frecuentemente presencia los rodajes de mis escenas. Conoce el trabajo y la técnica que hay detrás, el numeroso grupo de técnicos de cine, maquilladoras, gente de vestuario, .. ya sabe … todo eso condimenta un trabajo como otro cualquiera. Con compañeros. Lo que sale en la pantalla es falso. Lo real acaba pareciendo como muy normal y similar a cualquier otra profesión. No, no creo que mi marido sienta nada diferente a lo que siente el marido de una cajera de supermercado cuando contempla una cola kilométrica ante ella que está cansadísima, o la de una funcionaria cuando le reclaman con malos modos.

- Y ¡Sorpresa Julían!. Para confirmar lo que ha declarado: ¿le importaría que una cámara grabase sus gestos mientras uno de nuestros colaboradores se folla a su esposa?

- Si ella no se opone, yo tampoco.

- ¿Tracy?. ¿qué dice?

- Bueno. Estoy un poco cansada porque acabo de regresar de Praga donde he intervenido en las últimas escenas de … ¿Puedo decir el título? Ah , ¿si? .. de una magnífica película titulada "Casadas depravadas". Les recomiendo que la vean. En cuanto a lo ser follada ahora mismo, y si no es muy dura la cosa, no tengo inconveniente. Pero quiero conocer antes la polla que me va a penetrar. Tengo algunos tipos de este mundillo vetados.

- ¿Y eso Tracy? ¿Por qué tiene hombres vetados?

- Bueno, es difícil de explicar, pero esencialmente por machistas.

- Me temo Tracy que esta declaración pude ser objeto de otra buena entrevista. ¿estaría dispuesta a explicar eso y decir nombres?

- Seamos sinceros: Si se paga …

- Por supuesto Tracy. Le presento a nuestro hombre. ¿ Lo acepta?

Salió de detrás de mi un tipo muy gordo, peludo de lo que le veía en los brazos, con una coleta grasienta y bastante feo de cara.

- Bueno, no es que sea guapo, mientras no pretenda besarme y no sude demasiado, una polla es una polla y, salvo tamaño, no se distinguen demasiado. ¿te importa cariño?.

- No, anda y trabájatelo. Desde luego no creo que disfrutes con semejante tipo.

Mamá se desnudó, como siempre, en escasos segundos y se acercó al feto aquél que enseguida empezó a sobar groseramente el soberbio cuerpazo de mi progenitora. El tipo ni acertaba a desnudarse y tuvo que ayudarlo mamá. Ella tomó su pene, corriente, entre las delicadas manos, lo olió y le pareció aceptable porque comenzó a mamarlo con su habitual profesionalidad.

- Julián: ¿Dígame, qué pasa por su cabeza viendo a su hermosísima esposa mamando al polla corriente y moliente de este individuo tan poco atractivo.

- Le recuerdo señorita que le dije antes que tampoco me conmovía que mi esposa hiciera zoo si ella lo aceptaba. ¿Cómo me va a importar que se tire a ese engendro, a fin de cuentas humano?.

- Veo Julián que coincide lo que dice con nuestro experto en fisonomía que me informa por audio que su cara no refleja ningún disgusto por lo que ve. ¿Y a usted Tracy? ¿Le importaría ver a su esposo follando con una bella mujer mientras usted es penetrada por nuestro neardenthal?

- Pues no. Oye, gorilita, ¿prefieres coño o culo?, piénsalo mientras busco un lubricante.

Mamá se paseó en pelotas ante las cámaras con una sensualidad que en pocas pelis suyas haya visto a buscar en su bolso la crema Analub. Con lentitud y provocadoramente se aplicó la crema en sus genitales y ano de forma que ofreciese el mejor plano a las cámaras. Yo no creía que pudiese superarla nunca.

- ¿Y de dónde sacaremos una bella mujer para Julián?. Como no sea yo ... baaah es broma, aunque no me importaría tener un lance con tan distinguido señor.

- Pues tampoco a mi con usted señorita.

- ¿Por qué no se dejan de tirar los tejos y follan de una vez? – intervino mamá.

- ¡Guuaooo! cómo se pone la cosa. ¿Qué dice, Julián?. Por mi haría caso a su esposa.

- Pues, señorita, váyase desnudando.

- Le sacaré de un error, no soy señorita, soy señora. Pero que eso no le corte. Chicos, ¿Quién se hace cargo de los comentarios mientras este señor me trajina?

De nuevo intervino mi madre:

- Por ahí al fondo he visto a Eva. Podríais hacer un trío.

- ¿Eva? ¿Dónde andas?

Asomé de entre el personal técnico.

- Aquí.

- ¿Montamos un trío con la señora?

- Por mi sí. Mejor que montarlo con el tipo este de mamá.

Mientras yo me desnudaba de mis pocas cosas, mamá había sentado al gorila en el sofá y le estaba animando con el sabio hacer de sus expertas y lindas manos. Las cámaras se dividieron entre la pareja y el grupo de Julián, la entrevistadota, ya en pelotas, y yo, que me quedé con mis medias negras y los zapatos. La rubia entrevistadora estaba muy buena, pero todo su aplomo mientras la cosa iba de verborrea y fantasmadas le había desaparecido cuando llegó el momento de actuar. Así que sin más, la tomé de la cintura y me amorré a ella. Después de explorar bien su boca con mi lengua y hacerla reducir la rigidez que tenía, la puse inclinada y le enseñé a mi padrastro su culo y su entrepierna jugando con sus agujeros y abriéndolos con mis dedos. Eran ricos su orificios. La tipa era muy aprovechable. La forcé a arrodillarse ante Julián, tomé su polla, le di unos tientos y unas lamidas y se la ofrecí a la señora para que siguiese mientras yo me las arreglaba para meter mi cabeza entre sus piernas y comerle el coñito.

Desde mi posición veía a mamá que ya se había empalado en el culo de espaldas al tío feo para ofrecer a su cámara una buena toma, como profesional que era, y de paso no tener que ver a semejante engendro. Al mismo tiempo demostraba que no le importaba ver a su marido tirándose a la entrevistadota.

Pero mamá siempre es perfeccionista y hembra con iniciativa y de provecho, así que decidió que se sacase más provecho de ella. Le dijo algo al simio que la sodomizaba y sin sacarse la verga del culo se puso a cuatro patas sobre el suelo para acercarse a gatas a mi coñito y comenzar a homenajearlo.

La golfa de la periodista estaba ya bien caliente. Yo lo notaba en los jugos que sazonaban el chocho que me estaba comiendo. Tras un rato en que disfruté de la lengua de mamá jugando con mi clítoris y poniéndome a tono, decidí que ya era hora de que Julián la empalase y desbaraté el tren que teníamos formado recomponiendo el grupo de otra forma.

Hice sentar a mi padrastro en el sofá y ayude a la periodista a ser penetrada por el coño colocando la boca de mamá, que seguía sodomizada, a la altura del follado coño. Así mamá podía disfrutar de los caldos de ella y lamer los huevos de Julián. Yo me puse en pie sobre el sofá y le tapé la cara a mi padrastro con mi chumino. Mamá fue increíblemente hábil por haber sabido reconducir el escenario de un miserable polvo con un tipo poco agraciado a una orgía en toda regla. Pero yo me sentía muy ufana porque ahora era yo, la que en lo alto del amasijo de carne que había construido, chupaba los mejores planos de cámara, cosa siempre importante para la carrera.

La periodista se corrió sin recato alguno entre feroces rugidos y pensé que era el mejor momento para que Julián estrenase su culo si era virgen de él. Le pregunté al oído:

- ¿Te usan habitualmente el agujero trasero?

- No, si, no habitualmente, pero alguna vez ....

- Vamos a por él.

-Si, si, pero encárgate tu de mi clítoris, porfa.

Saqué la polla de mi padrastro del coño, obligué a la periodista a girarse de espaldas a él y conduje la verga hasta el ano después de aplicarle restos de Analub que rebañé del coño de mamá y de prepararlo un poco con mis dedos.

Costó un poco penetrarla, a la golfa le dolió y se notaba en sus gestos y la respiración, pero tras dilatarse y ayudarla yo con caricias en el coño, empezó a disfrutar. Yo cada vez aventuraba más dedos en su vagina y mis juegos con sus labios y su clítoris eran más atrevidos de tal manera que el manantial de sus jugos me empapaba las manos y fluía por mis muñecas. Al final le metí la mano derecha entera y aferré por dentro la polla de Julián a través de la pared vaginal e intestinal. La periodista se corrió nuevamente y Julián con ella. Instantes después escuche el inequívoco orgasmo del gorila soltando su esperma en el culo de mamá.

Por algo somos madre e hija. La compenetración empezaba a ser tal que cuando me tumbé en el suelo ya sabía que ante mi vista aparecería de inmediato el agujero trasero de mama dejando caer sobre mi boca el esperma del neardenthal. Aquello si que era una buena propaganda. Pero yo la perfeccioné, sorbí el esperma de Julián que empezaba a manar del culo de la periodista y vertí sobre la boca de mamá media dosis. Nos dirigimos cada una a una cámara para un primer plano, enseñamos nuestras bocas llenas de semen y demostramos sin trampa ni cartón como lo tragábamos.

. . . . .

 

Días más tarde vimos el reportaje en la cadena. Lo presentaba la periodista y reconoció que en su vida había tenido unos orgasmos tan placenteros como aquel día. Nos elogió y después se pasaron las escenas. Desde luego nos salió de putísima madre.

Y, como recordaréis que había quedado, acudimos el viernes a la cita con el concejal Don Joan. Mamá quiso que nos vistiéramos con todo el aspecto de busconas baratas y eso hicimos. Ella se acercó con desparpajo al mostrador de recepción y, pese a que sabíamos la habitación, preguntó por ella:

- ¿Por favor, la habitación del concejal de cultura de MMMMM, Don Joan NNNN?. ¿314?. Gracias. ¿Sabe por casualidad si ha encargado unas cuantas botellas de cava?. ¿No?. Que extraño, prometió que la orgía estaría bien regada. Gracias, buenas tardes.

Subimos a la habitación y nos recibió su madura secretaria que tanto me gustaba. Ella estaba vestida de dómina a base de látex y con una descomunal polla en arnés sujeto a su pelvis. Él estaba en bata.

- Muy puntuales zorronas. Eso me gusta. A ver la mercancía. – dijo sin preámbulos.

Pero mamá se sentó muy dignamente y le respondió con aplomo:

Como caballero que le supongo, creo que sería cortés que ofreciera algo a sus invitadas. Yo tomaría una copa de cava bien frío, supongo que Eva también.

- ¡Anda la ostia!. La puta sale señorona. Bueno, bueno. Marta pide un par de botellas de cava del mejor, bien frías. Parece que hay que ambientar a las zorras como en los burdeles de carretera.

- Caballero, le agradecería moderase su lenguaje. Nosotras somos actrices, y tratamos con usted un negocio que no debiera concertar con esos modos.

Un botones trajo el cava.

- Bueno, bueno, bueno, anda, tómate la copa y vamos a joder, que de eso se trata. ¿O no?.

- Se le olvida un matiz. No estamos para joder por joder, estamos para una transacción. Primero el permiso para el rodaje.

- Oye golfa, no creerás que lo llevo encima, las burocracias en el Ayuntamiento.

- Si me permite, Don Joan, el permiso está redactado y está sobre mi mesa. Puedo llamar a seguridad para que lo recojan y lo envíen al fax del hotel. Lo firma y listo. - Sugirió Marta.

- Vale, vale, hazlo. Encima te pones de parte de las putas. Claro, si eres igual que ellas.

- Ojalá tuviera sus cualidades. Si yo soy una zorra es porque usted me ha emputecido por el mísero sueldo que me paga ese Ayuntamiento que usted lleva a la ruina.

- Mañana estás en la calle, vieja gilipollas. Y pasado tengo una secretaria de bandera con contrato temporal por menos de lo que tu cobras y que no me vendrá con monsergas.

- Si señor. ¿pido el fax?.

- Siii, a ver si follamos de una puta vez. Joder qué día.

Diez minutos de tenso silencio, interrumpido solo por los intencionados sorbos ruidosos que mamá le daba a la copa de cava, hasta que un botones trajo el fax. El concejal garabateó su firma encima.

- Anda zorra, me tienes tan harto que te voy a hacer un destrozo en el culo. Enséñame el género, que te tengo unas ganas.

Sin decir palabra mamá apuró tranquilamente su copa. Se despojó de las tres prendas necesarias y la perfecta hechura de su cuerpo quedó expuesta a la vista del cernícalo aquél. Con los sensuales movimientos más que ensayados y sabidos, le facilitó el examen total de su anatomía, especialmente la inferior, descarada e impúdicamente abierta por sus dedos mientras apoyaba una pierna en una silla y con ello la consiguiente erección.

Se arrodilló ante él con el gesto taimado y vicioso que sacaba a los hombres de sus casillas y, mirándole fijamente a los ojos, le desató el cinturón de la bata dejando la verga a su merced.

- Martita, antes de ir a la cola del INEM aprovéchate de la puta joven que después la voy a dejar para el arrastre.

Marta me miró abochornada:

- Yo no … Yo … me obligó a venir porque …. Porque tuve el desliz de decir …. Bueee …nnno. De decir que me gustabas. Ppeero yo no …. Me ha hecho vestir así. Si tu no ….

- Me gustas Marta. Disfrutemos las dos. Ese falo que llevas es de mi tamaño favorito. Gordo y largo pero no incómodo para mi. Acaríciame mucho antes de metérmelo y pégate a mi, me encanta tu figura, tu piel, tus manos, tu cara y quiero comerte la boca de arriba y la de abajo.

- Te lo agradezco infinitamente. – musitó la madurita.

La besé la boca con amor, concepto que no recordaba ya. Y casi me olvido de la otra pareja hasta que Don Joan rebuznó:

- ¡Para japuta, para, paraaaa! ¡Oh diosssss!.

Marta y yo nos giramos a mirar y me percaté de que mi madre había sometido al concejal a tratamiento rápido. Le había hecho una magistral mamada de las suyas –me bastaba recordar cómo se tragaba la infinita polla de mi negro adorado Gran Depene en aquella primera película que vi de ella- y metiéndole el dedo en el ano le había tratado la próstata como ella sabe para sacarle todo, todito el semen que tuviese. Si mamá le hacía eso a algún hombre, no estaba en disposición de erguir la verga en menos de seis horas. El tipo había quedado neutralizado físicamente y, con casi toda seguridad, su prepotencia y autoestima había caído por los suelos.

Con sus hermosas tetas bañadas por el esperma del cabrón aquel, mamá se acercó a nosotras y nos dijo:

- ¿Puedo unirme a vosotras para ver si este eyaculador precoz la levanta?

Y Marta dijo con crueldad:

- Por supuesto querida, me gustas tanto como tu hija. Pero antes deja que te limpie el pecho de esas inmundas manchas.

Montamos un cálido trío lésbico procurando siempre que el concejal contemplase las mejores vistas para acentuar el oprobio que sentía al pelársela como un mono mirándonos sin conseguir levantarla ni un ápice.

Mamá y yo le proporcionamos a la dulce Marta dos orgasmos y cada una de nosotras se llevó otro muy sosegado y profundo.

Cuando nos largamos del hotel las tres dejando al despojo en su habitación, Marta se acercó al mostrador de recepción y dijo:

- Don Joan NNNN, concejal de cultura del Ayuntamiento de MMMM, en la habitación 314, pide que le consigan Viagra. Con tres buenas putas a su disposición no ha podido disfrutar a ninguna.

Juro que ni mamá ni yo habíamos contado a Marta lo que dijo ella en recepción a la entrada nuestra en el hotel. Cuando en la calle se lo contamos, partidas de risa, tuvimos que meternos las tres en un bar para poder mear. Porque las carcajadas nos llevaron a la literalidad del dicho: Mearse de risa.

Mamá le dijo a Marta:

- Después de cobrar el finiquito y pasar por la cola del INEM ven a vernos. Seguro que te encontramos trabajo. … y, además nos gustas para ya sabes qué.

- A mi no solo me gustas –tercié yo. Creo que te quiero Marta. Quiero verte.

- Gracias. No dudéis que aceptaré vuestra irrechazable proposición.

 

 

CONTINUARÁ.

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